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CASO CLÍNICO

CASO CLÍNICO

Síndrome
Síndrome dede
intestino irritable
intestino irritable
CASO CLINICO

Paciente femenino de 31 años, maestra de profesión, sin


hábitos tóxicos, ni alergias conocidas, acudió a la consulta de
gastroenterología remitida por su médico de cabecera. Tres
años antes, a raíz de un acontecimiento vital estresante
(fallecimiento de su esposo), había iniciado frecuentes
episodios de dolor abdominal cólico, asociados a un cambio
en la frecuencia y consistencia de las deposiciones. Los
episodios de dolor se repetían al menos 1-2 veces por
semana y se acompañaban de diarrea con emisión de 3-4
deposiciones en las 24 h, de predominio matutino y/o
posprandial, tras las cuales experimentaba alivio del dolor
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Las heces eran de consistencia blanda o semilíquida, a


menudo “explosivas” y con frecuencia precedidas de
borborismos y ruídos hidroaéreos. La paciente negaba
antecedentes familiares de cáncer de colon (CCr), enfermedad
inflamatoria intestinal (EII) o enfermedad celíaca (EC) y no
refería otros síntomas sistémicos como fiebre o pérdida de
peso.

 Su médico de cabecera había indicado diversas pruebas,


incluyendo analítica elemental, coprocultivos y parásitos en
heces y un estudio de sangre oculta en heces
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 Todas las pruebas eran negativas. Con anterioridad había


sido visitada por diversos especialistas y aportaba informes
de otras pruebas complementarias, incluyendo una
ecografía abdominal y una colonoscopia con biopsias
escalonadas de diferentes segmentos del colon, sin
hallazgos relevantes. Ambulatoriamente había sido tratada
con loperamida y antiespasmódicos , con los que había
obtenido un alivio inconsistente. El examen físico no
aportaba datos de interés.
CASO CLINICO

Tras la evaluación del caso y considerando la relación entre el


comienzo de los síntomas y la pérdida de un ser querido, su médico
indicó una evaluación psicológica. La historia no revelaba abusos
físicos o sexuales en la infancia, pero el examen realizado permitió
descubrir rasgos de neuroticismo, fobia e hipocondriasis. Tras
aplicar una terapia cognitivoconductual, la enferma mostró una
mejoría transitoria de los síntomas, pero al poco tiempo volvió a
consultar por episodios “invalidantes” de dolor abdominal y diarrea
acuosa.
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El caso fue derivado a una unidad especializada en trastornos


motores y funcionales con el diagnóstico de síndrome de
intestino irritable (SII), sin respuesta al tratamiento.
Posteriormente fue evaluado por un gastroenterólogo con
experiencia en investigar organicidad oculta bajo la apariencia
de síntomas con criterios de “aparente funcionalidad”. El
estudio llevado a cabo incluyó algunas determinaciones no
incluidas en las evaluaciones previas: estudio de metabolismo
del hierro, valores séricos de calcio y vitamina D3, valores de
inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM y anticuerpos
antitransglutaminasa de tipo IgA.
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Todas las determinaciones solicitadas se hallaban en el rango de


la normalidad. Ante el fracaso de las medidas terapéuticas
dirigidas a tratar el SII, el equipo que atendió el caso optó por
incluir entre las investigaciones la determinación de los
haplotipos DQ2 y DQ8 del sistema HLA, que resultó positivo
para DQ2).
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Igualmente se llevaron a cabo pruebas de intolerancia a


carbohidratos (lactosa, fructosa y sorbitol). Las exploraciones
fueron reiteradamente negativas.
- Ante la persistencia de los síntomas y la positividad para los
haplotipos del gen DQ2 del sistema HLA, se propuso a la
paciente una prueba de supresión de gluten de la dieta
con el fin de descartar sensibilidad al gluten. Un mes después
abandonó la dieta al no mostrar ningún alivio de su
sintomatología.
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Uno de los médicos del equipo que atendía el caso revisó
toda la documentación clínica de la paciente y propuso la
realización de un test de lactulosa que mostró una
elevación del H2 espirado > 20 ppm a partir de los 50
minutos.
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La paciente fue tratada con un ciclo de rifaximina a la


dosis de 400 mg cada 8 h durante 14 días, por vía
oral. Una vez terminado el tratamiento, no refería diarrea
y habían desaparecido los episodios de dolor abdominal y
la flatulencia. Un estudio radiológico con papilla de bario
no demostró alteraciones anatómicas (divertículos,
estenosis o fístulas) capaces de favorecer estados de
sobrecrecimiento bacteriano intestinal atribuibles a un
síndrome de asa ciega.

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