En muchas escuelas, el acoso escolar o bullying es un problema persistente que afecta
profundamente la salud mental y emocional de los estudiantes. La depresión y la ansiedad son dos de las consecuencias más comunes del acoso en las aulas, y pueden tener efectos devastadores en el bienestar y el rendimiento académico de los estudiantes afectados. El acoso escolar puede manifestarse de diversas formas, como burlas, exclusión social, intimidación física o verbal, y puede ocurrir tanto en el entorno físico de la escuela como en línea a través de las redes sociales. Abordar este problema de manera efectiva requiere un enfoque integral que considere tanto los factores individuales como los contextuales que contribuyen al acoso escolar.
Componente Conceptual:
El enfoque sistémico en psicología considera que los problemas individuales, como la
depresión y la ansiedad, están influenciados por el sistema más amplio en el que la persona está inmersa, incluidos los sistemas familiares, escolares y sociales. Desde esta perspectiva, el acoso escolar se ve como un problema que surge de las interacciones complejas entre diferentes partes del sistema escolar, como los estudiantes, los maestros, los padres y la cultura escolar en general. Abordar la depresión y la ansiedad causadas por el acoso escolar requiere no solo trabajar con los estudiantes afectados, sino también con los diferentes actores dentro del sistema escolar para cambiar las normas, valores y prácticas que permiten el acoso.
Desde el enfoque empírico-analítico, se utilizan métodos científicos y estadísticos para
recopilar datos objetivos sobre la prevalencia y los efectos del acoso escolar, así como para evaluar la eficacia de las intervenciones diseñadas para prevenir y abordar este problema. Los estudios empíricos han demostrado que el acoso escolar está asociado con un mayor riesgo de depresión y ansiedad en los estudiantes afectados, y que las intervenciones basadas en la promoción de la empatía, la resolución de conflictos y el apoyo social pueden ser efectivas para reducir el acoso y sus efectos negativos.
Desde el enfoque histórico-hermenéutico, se analiza cómo las normas culturales, las
estructuras de poder y las prácticas institucionales han contribuido históricamente a la perpetuación del acoso escolar. Este enfoque busca comprender cómo las narrativas sociales y las representaciones culturales del género, la sexualidad, la raza y la discapacidad pueden influir en la dinámica del acoso escolar y en las respuestas de la comunidad escolar. Además, se examina cómo las interpretaciones y significados subjetivos del acoso pueden variar según el contexto cultural y social en el que se producen, lo que puede afectar la forma en que se abordan estos problemas en diferentes entornos escolares.
El enfoque crítico-social analiza cómo el acoso escolar está arraigado en estructuras de
poder y desigualdades sociales más amplias, como el sexismo, la homofobia, el racismo y la discriminación socioeconómica. Este enfoque busca desafiar las relaciones de poder desiguales que perpetúan el acoso escolar y abogar por cambios sistémicos que promuevan la equidad, la justicia y el respeto en el entorno escolar. Esto puede implicar cuestionar las políticas y prácticas escolares que perpetúan la exclusión y la marginalización de ciertos grupos de estudiantes, así como abogar por la implementación de políticas de tolerancia cero y programas de educación en derechos humanos que promuevan un ambiente escolar seguro y acogedor para todos.