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Objetivo

Conocer cómo se manifiesta la problemática de la violencia escolar y su relación con los Derechos Humanos.

Introducción
La violencia escolar es, desafortunadamente, una realidad que está presente en la mayoría de las
instituciones educativas.

Las dimensiones y el impacto que ha cobrado esta problemática han sido profundamente severos si
consideramos por ejemplo, la consecuencia más devastadora: la muerte de muchísimas niñas, niños y
adolescentes víctimas de este tipo de violencia.

Entender este fenómeno implica pensarlo, analizarlo y concebirlo como un problema muy complejo y
multifactorial. Implica también considerar elementos centrales como el papel de la institución educativa
como institución socializadora, las prácticas docentes, el papel de los padres de familia, las interacciones
cotidianas entre los alumnos y/o de maestros con alumnos, el todavía poco conocimiento que se tiene sobre
el tema. Es necesario entender que la escuela es un espacio donde se produce y reproduce la violencia
estructural, la desigualdad y las relaciones de poder.

Las manifestaciones de este tipo de violencia se van diversificando y agravando cada vez más. Un ejemplo
de esto es el llamado “ciberbullying”, el cual cobra hoy un especial interés por parte de los estudios del
tema pues las estrategias para llevar a cabo las prácticas violentas se vuelven menos identificables.

La escuela es un espacio en donde se generan, promueven, legitiman, aceptan o sancionan diversos valores,
patrones, creencias, estereotipos, formas de ser y de actuar.

Incluir el tema de los valores y de los derechos humanos como parte de los contenidos académicos de
manera formal y sistemática, es algo que se nos impone como una urgencia. Esta formación valoral tendrá
un efecto significativo en la formación y desarrollo de las y los alumnos en el ámbito de las relaciones
interpersonales.

El esquema que se presenta a continuación, es una aproximación a los conceptos que abordaremos en este
módulo.
PANORAMA GENERAL DE LA VIOLENCIA ESCOLAR
A través del tiempo se han formulado diversas teorías enfocadas a explicar la violencia desde una
perspectiva social, donde Bandura con su Teoría del Aprendizaje Social señala que toda conducta es
adquirida y por consecuencia la violencia se aprende, es decir, la violencia en el ser humano no es un
fenómeno individual sino un fenómeno social, y como tal, la violencia arranca originalmente del sistema y
no del individuo[1]. Es decir, si un niño crece dentro de una familia donde los conflictos se resuelven a
través de golpes e insultos, de acuerdo con esta teoría, el niño interiorizará esta conducta y muy
probablemente la reproducirá al momento de enfrentarse a algún conflicto con sus compañeros dentro de la
escuela; es decir, adoptará una conducta agresiva.

Otros autores señalan que la violencia es una respuesta a la frustración, la cual constituye un factor
importante para la irritación y posiblemente para realizar dichas conductas violentas. El haber sufrido malos
tratos, provoca conductas agresivas en las interacciones de la persona con iguales y tener problemas de
conducta[2].

Es importante señalar que el fenómeno social de la violencia es mucho más amplio que el problema de la
violencia en las escuelas, ya que desafortunadamente la violencia no se restringe a este sector, sino que se
encuentra en la calle, en la vida familiar y en el trabajo, entre otros sectores; por tanto, se puede
mencionar que lo que ocurre en las escuelas es un reflejo de lo que acontece en la vida pública y privada de
nuestra sociedad.

La violencia en las instituciones escolares es hoy un problema declarado de convivencia pública y preocupa
en extremo a nuestra sociedad, ya que día con día va en aumento afectando en muchos sentidos a los
estudiantes, desde el rendimiento escolar hasta el buen funcionamiento de la institución como tal y las
consecuencias pueden abarcar desde la deserción escolar hasta graves problemas psicológicos en los
alumnos.
Existe una enorme inseguridad en el entorno que viven los alumnos en las escuelas, evidente en las páginas
que utilizan en internet para mostrar los acosos, abusos y golpizas cotidianas de las que son objeto tanto en
escuelas públicas como privadas. Este panorama revela que un problema serio está afectando nuestros
centros educativos, nuestro ambiente escolar, las relaciones entre nuestros alumnos y en general, nuestros
sistemas de aprendizaje.

Se pueden encontrar factores que propician la violencia en la escuela y fuera de ella, pues la conducta de
los alumnos está condicionada en parte por el ambiente en el cual se desarrollan. En este contexto, existen
algunos factores que aunque no son una regla, sí son detonantes importantes que generan violencia
escolar[3] tales como:

Baja tolerancia a la frustración.


Hiperactividad.
Depresión.
Estrés.
Dificultad para controlar la agresividad.
Falta de capacidad para la empatía.
Bajo desarrollo de habilidades sociales.
Bajo autoconocimiento y autoestima.
Falta de afecto y cuidado.
Falta de límites y reglas claras en el hogar.
Abandono y/o abuso.
Fracaso escolar.
 Maltrato físico y/o psicológico en el hogar (niños violentados que por aprendizaje se conducen a
resolver los conflictos a través de la agresión física o verbal).
Identificación con modelos agresivos y rebeldes aprendidos a través de video juegos y medios de
comunicación (televisión, radio, cine, internet).
Exaltación de modelos duros e imperantes en la familia y en la sociedad.

Las consecuencias de la violencia escolar para la víctima son[4]:

Dificultades escolares: bajas calificaciones.


Alto nivel de ansiedad.
Deterioro de la autoestima.
Fobia escolar.
Falta de apetito.
Pesimismo.
Cuadros depresivos.
Baja expectativa de logro.
Repercusiones negativas en el desarrollo de la personalidad, la socialización y la salud mental en
general.
Abandono escolar.

De acuerdo con la SEP, la violencia entre iguales (bullying), debe ser entendida como un fenómeno escolar,
puede ser utilizada como acoso escolar, hostigamiento, intimidación, maltrato entre pares, maltrato entre
niños, violencia de pares o violencia entre iguales[5].

Una encuesta realizada por la SEP menciona que de los 13,104 estudiantes de 15 a 19 años, pertenecientes
a los subsistemas federales, estatales y autónomos, el 54% dijo que no le gustaría tener como compañeros a
enfermos de sida; el 51.1% a alumnos con discapacidad; el 47.7% a un indígena; el 31% a alguien de baja
condición socioeconómica, y al 30.9% a alguien con otro color de piel. Asimismo, 16.3% de los estudiantes
declaró que la violencia forma parte de la naturaleza humana; 16% justifica la agresión a alguien porque le
quitó algo, y 13% de los encuestados aceptó que los hombres les pegan a las mujeres por instinto[6].

En lo que respecta al acoso escolar, de acuerdo con los datos de una encuesta realizada por el INEGI en
2010, el 12.7% de las niñas y niños respondieron que sus compañeros les habían pegado alguna vez en los
meses previos a la entrevista, asimismo, la encuesta señala que hay actos de intimidación o victimización
en los que se reportan mayores porcentajes para las niñas que para los niños.

El INEGI señala que el acoso escolar trasciende en prácticamente todos los niveles de educación básica y
que de los adolescentes que cursan la educación media superior y tienen de 15 a 17 años, 76.4% declararon
haber tenido por lo menos un episodio de maltrato físico, exclusión, humillación o intimidación por parte de
sus compañeros[7].

Se puede observar que la violencia en las escuelas, en palabras de diversos autores, es consecuencia de lo
que sucede en la sociedad, un reflejo de la violencia que se vive en la familia y en la calle. Conductas que
los niños y adolescentes aprenden, y reproducen en el contexto escolar.

DEFINICIONES DE VIOLENCIA ESCOLAR


La violencia escolar se puede definir como cualquier relación, proceso o condición por el cual un individuo o
grupo viola la integridad física, social y/o psicológica de otra persona o grupo en el espacio educativo,
generando una forma de interacción en la que este proceso se reproduce[8].

La violencia entre estudiantes se refiere a la intimidación o el maltrato entre escolares, de forma repetida y
mantenida en el tiempo, casi siempre lejos de la mirada de los adultos, con la intención de humillar y
someter abusivamente a una víctima indefensa, a través de agresiones físicas, verbales, psicológicas y/o
sociales.

La palabra “bullying” puede ser utilizada como acoso escolar. Se entiende como una conducta de
persecución y agresión física, psicológica o moral que realiza un alumno o grupo de alumnos sobre otro, con
desequilibrio de poder y de manera reiterada[9].

TIPOS DE VIOLENCIA ESCOLAR

Según la Organización Panamericana de la Salud[10], las formas de violencia que generalmente se presentan
son:

El maltrato físico
El abuso sexual
El maltrato emocional
El descuido o negligencia.

Dichas formas de violencia se manifiestan en la escuela como:

Problemas de disciplina: conflicto entre maestros/autoridades escolares y alumnos.


Maltrato entre compañeros (bullying).
Vandalismo y daños materiales.
Violencia física.
Discriminación.
Consumo de sustancias nocivas a la salud entre los alumnos.
Abuso sexual.

RECOMENDACIONES EMITIDAS POR LA CNDH


La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) impulsa la Campaña para Abatir y Eliminar la
Violencia Escolar en diferentes planteles del país con la finalidad de fomentar una convivencia armónica
entre los estudiantes. De acuerdo con la CNDH, en México, se estima que 4 de cada 10 alumnos entre los 6 y
los 12 años han sufrido algún tipo de agresión por parte de un compañero de escuela; de acuerdo con la
opinión de alumnos de primaria y secundaria, las agresiones físicas más recurrentes son los puntapiés,
puñetazos, empujones y jalones de pelo y que este tipo de violencia sucede tanto en los salones como en el
patio de recreo[11].

México ocupa el primer lugar internacional en casos de bullying entre estudiantes de secundaria. El número
de casos de acoso o bullying en nuestro país ha aumentado y afecta a 40 por ciento de los 18 millones 781
mil 875 alumnos de primaria y secundaria, en instituciones educativas públicas y privadas[12].

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