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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

Ensayo: El Impacto de la Violencia en el Comportamiento


Humano

AUTOR:
Jean Paul Vargas Rengifo (orcid.org/0000-0003-1778-2726)

PROFESOR:

Grageda Montalvo Alex Teofilo (orcid.org/0000-0001-5972-2639)

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

Violencia

LIMA — PERÚ

2024

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I. INTRODUCCIÓN

La violencia, en sus diversas manifestaciones, es un fenómeno omnipresente en la


sociedad contemporánea, con repercusiones profundas en el comportamiento humano.
Desde los actos individuales de agresión hasta las estructuras sociales que perpetúan la
violencia sistémica, este fenómeno desencadena una serie de respuestas psicológicas
que moldean nuestras interacciones, nuestras percepciones y nuestras identidades.

La comprensión de la violencia y su impacto en el comportamiento humano es fundamental


para los psicólogos, ya que proporciona un marco para abordar y mitigar los efectos
negativos en la salud mental individual y colectiva. Según Bandura (1973), "la violencia,
en sus múltiples formas, tiene el poder de moldear la cognición y el comportamiento de
los individuos a través de procesos de aprendizaje social". Como señalan Reiss y Roth
(1993), "la violencia tiene un impacto devastador en el bienestar psicológico de las
personas, afectando su autoconcepto, su autoestima y su capacidad para establecer
relaciones saludables". Desde una perspectiva cognitiva, la exposición continua a la
violencia puede alterar la forma en que procesamos la información y tomamos decisiones.
Como sugieren Anderson y Bushman (2002), "la exposición a la violencia en los medios
puede desensibilizar a los individuos, disminuyendo su capacidad para empatizar y
aumentando su disposición a usar la violencia como medio de resolución de conflictos".
Además, la violencia puede influir en la formación de creencias y actitudes sociales,
perpetuando estereotipos negativos y prejuicios hacia ciertos grupos o comunidades.
Como señala Levin y Currie (1980), "los medios de comunicación desempeñan un papel
crucial en la construcción de percepciones sociales, al exponer repetidamente a los
individuos a representaciones violentas que refuerzan estereotipos perjudiciales".

Las emociones desempeñan un papel central en la experiencia y la expresión de la


violencia, tanto para los agresores como para las víctimas. La exposición a la violencia
puede desencadenar una gama de respuestas emocionales intensas, que van desde el
miedo y la ira hasta la tristeza y la desesperanza. Según Van der Kolk (1996), "el trauma
causado por la violencia puede afectar profundamente la regulación emocional de los
individuos, contribuyendo a trastornos como el trastorno de estrés postraumático y la
depresión". Para aquellos que han experimentado violencia directa o trauma psicológico,
las emociones pueden convertirse en una carga abrumadora que afecta su capacidad para
regular su comportamiento y mantener relaciones saludables. Según Follette, Polusny y
Milbeck (1994), "la exposición a la violencia puede dar lugar a respuestas de evitación o
agresión, así como a problemas de regulación emocional y síntomas de estrés
postraumático".

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La violencia interpersonal tiende a ocurrir dentro de contextos relacionales complejos,
donde los patrones de dominio, sumisión y coerción pueden perpetuarse a lo largo del
tiempo. Los modelos teóricos como la teoría del apego y la teoría de sistemas familiares
han destacado cómo las experiencias tempranas de violencia y abuso pueden afectar la
forma en que las personas establecen y mantienen relaciones íntimas en la vida adulta.
Según Johnson (2008), "los ciclos de violencia, caracterizados por la alternancia de
períodos de tensión, explosión y reconciliación, ilustran cómo los patrones de
comportamiento violento pueden replicarse y transmitirse de una generación a otra".

A pesar de los desafíos que plantea la violencia, muchos individuos demuestran una
notable capacidad de resiliencia y recuperación. La psicología ha destacado la importancia
de los factores protectores, como el apoyo social, la autoestima y la capacidad de
adaptación, en la promoción del bienestar y la superación de la adversidad. Según Masten
y Coatsworth (1998), "el fortalecimiento de la resiliencia individual y comunitaria es
fundamental para la prevención primaria y la intervención en casos de violencia,
requiriendo un enfoque integral que reconozca tanto los factores de riesgo como los
factores protectores".

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Creando territorios de paz”
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Docal Millán, M. del C., Akl Moanack, P. M., Pérez García, L. Y., & Sánchez
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101. https://doi.org/10.21501/22161201.3628

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https://doi.org/10.1590/s0103-863x2004000300007

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