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INTRODUCCIÓN:
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Para el estudio de la violencia familiar, Belsky (1980) adaptó este modelo
conservando la estructura original, pero desarrollando el microsistema añadiéndole un nivel
de análisis individual, constituido por cuatro dimensiones: cognitiva, comportamental,
interaccional, psicodinámica. El resultado es el Modelo Ecológico Multidimensional, un
paradigma superador y coherente que permite visibilizar el entramado de elementos
constitutivos del problema.
La relevancia de este trabajo está fundada a partir de que las violencias que se
suscitan dentro de la familia, constituyen un serio problema de salud pública porque altera
la calidad de vida de las familias afectadas y de la sociedad en su conjunto.
Los discursos y mitos sociales encierran y contienen los estereotipos de género, que
son preconcepciones relacionadas con las características sociales y culturalmente asignadas
a hombres y mujeres, a partir de las diferencias físicas basadas en su sexo. Los estereotipos
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afectan a ambos, pero los efectos en las mujeres son mayores, ya que históricamente la
sociedad les adjudica roles secundarios, menos valorados socialmente y jerárquicamente
inferiores.
Es por ello que se trabaja con el marco conceptual brindado por el modelo
ecológico, considerando no solo al hombre que posee conductas violentas, sino a todas
aquellas interrelaciones que se producen entre los distintos entornos (macro, exo y
microsistemas en todas sus dimensiones) que lo componen y que intervienen en la
construcción de su subjetividad, para poder comprender su manera de estar, ver y actuar.
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El modelo de Bronfenbrenner desagregaba este entorno en mesosistema y exosistema,
correspondiendo el primero a la interacción directa entre personas de los diferentes
entornos en los cuales participa, y el segundo a la influencia indirecta de las organizaciones
en las cuales no interviene.
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entorno. Ya se mencionó que para la comprensión más exhaustiva de la problemática de la
violencia se incorporó a este subsistema un nivel individual constituido por 4 dimensiones
interdependientes:
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Brofenbrenner, Urie: “La ecología del desarrollo humano”. Edit. Paidós, Barcelona,1987.
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Gráficos del Modelo Ecológico Multidimensional.
Macrosistema
Exosistema
Mesosistema
Microsistema
Dimensión Dimensión
Conductual Cognitiva
Dimensión Dimensión
Interaccional Psicodinámica
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Sabemos que estas creencias y valores culturales no se encarnan directamente en las
personas sino que se encuentran mediatizados por espacios que constituyen el entorno
social más visible: instituciones educativas, recreativas, laborales, judiciales, medios de
comunicación, instituciones religiosas, formando el exosistema. Según el funcionamiento y
la estructura de dichas instituciones favorecerán la retroalimentación de la violencia hacia
los niños/niñas, adolescentes, mujeres y adultos mayores. Esto último alude a la llamada
“legitimación institucional de la violencia”, cuando las instituciones reproducen en su
funcionamiento modelos verticales y autoritarios, usan métodos violentos para resolver
conflictos institucionales, lo cual se transforma en un espacio simbólico propicio para el
aprendizaje y/o legitimación de las conductas violentas en el nivel individual.
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También existe una doble victimización provocada por profesionales que tienen a su
cargo la atención de víctimas de violencia y atención en las obras sociales, bancos, y otras
instituciones, impregnados de mitos y estereotipos culturales respecto a la violencia
familiar, que dan respuestas inadecuadas. Las instituciones religiosas que alientan la
resignación frente al maltrato familiar y siguen sosteniendo un modelo de familia patriarcal.
Con frecuencia, se puede observar que los antecedentes que emergen de la historia
personal de quienes están involucrados en relaciones violentas muestran un alto porcentaje
de contextos violentos en sus familias de origen. A menudo, aparece una historia de
maltrato previa. Esto da cuenta de que la violencia se aprende, se aprende de modelos
familiares, sociales y culturales y se transmite de generación en generación. La transmisión
intergeneracional de la violencia es un factor de riesgo con mucha influencia desde el nivel
del microsistema (la familia).
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Burín, M. “Estudios de género. Reseña histórica.” En Burín, M y Meler I. Género y familia. Poder, amor y
sexualidad en la construcción de la subjetividad. Paidós. Buenos Aires. 1998.
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mayores, ya que históricamente la sociedad les adjudica roles secundarios, menos valorados
socialmente y jerárquicamente inferiores.
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Cualquier comentario o revelación de una situación de maltrato pone a la vista
pública al maltratador, de quien la mujer que sufre violencia a veces depende totalmente, al
igual que sus hijos. En estas circunstancias, suele ser amenazada con medidas punitivas. Es
frecuente que tema ser abandonada, aislada, que la situación se visibilice y se
institucionalice, o que se tome venganza con ella o sus hijos. Si el maltrato ha sido
prolongado, el progresivo debilitamiento psíquico puede ocasionar la perdida de sus fuerzas
yoicas para defenderse.
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Que no
es una
mujer
Que no es un
bebé
Que no es un homosexual
Este patriarca no actúa solo, cuenta con el sostén y soporte de muchas instituciones
sociales, desde iglesias y profesionales del área de las ciencias sociales hasta comisarías y
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juzgados por los cuales muchas mujeres han transitado y ya no desean volver a hacerlo,
debido a que han sido ignoradas, menospreciadas y humilladas, constituyendo un
verdadero aprendizaje social que le enseñó a no defenderse por su condición de femineidad.
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se relacione con los otros. La violencia es una conducta aprendida en el proceso de
desarrollo, a partir de la observación y de la imitación. Siendo reforzada por los diferentes
ámbitos.
Esto lo podemos relacionar con las siete P's de la violencia de los hombres
Kaufman, más detallamente con la tercera "P": Permiso. Donde las complejas causas
sociales y psicológicas de la violencia de los hombres, prevalecen dada la existencia de las
costumbres sociales, los códigos legales, la aplicación de la ley y ciertas enseñanzas
religiosas, que otorgan un permiso explícito o tácito para ejercerla. Por lo tanto, en las
sociedades patriarcales el uso de la violencia se transforma en un medio clave para resolver
disputas y diferencias. Incluso la primera P: El poder patriarcal se encuentra estrechamente
relacionado con el modelo multidimensional teniendo en cuenta la triada de la violencia de
los hombres: Donde queda de manifiesto que la violencia de los hombres contra las mujeres
no ocurre en aislamiento, sino que está vinculada a la violencia de los hombres contra otros
hombres y la violencia de un hombre contra sí mismo. La violencia o la amenaza de
violencia entre hombres es un mecanismo utilizado desde la niñez para establecer ese orden
jerárquico. Así es como los hombres interiorizan la violencia.
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modelo descriptivo que sirve para investigar sobre las posibles causas de la violencia. En
tal sentido no es un modelo de abordaje, sirve para investigar las posibles causas
Es por eso que realizar una lectura de la violencia desde un punto de vista
ecológico multidimensional y con la utilización de instrumentos específicos de intervención
distintos a los tradicionales, que podrían ser resumidos en: A) ofrecer recursos para el
restablecimiento de las víctimas. B) dotar de los elementos necesarios para erradicar la
violencia en quienes la ejercen.
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1. Este tipo de hombres no cambian. Si el individuo se hace responsable de su
conducta y de los efectos negativos que ha causado, puede estar suficientemente
motivado para recibir ayuda y cambiar.
2. No existen recursos disponibles para la prevención de la violencia masculina pero sí
para la asistencia a mujeres. Si en vez de destinar los fondos para prevenir, los
direccionamos a la asistencia a mujeres, el conflicto de fondo no se soluciona y los
aportes monetarios van a continuar a lo largo de los años.
3. No hay profesionales interesados en trabajar con estos hombres. Es posible que
muchos profesionales deseen trabajar con esta problemática, pero para ello deberán
contar con un entrenamiento adecuado, con una correcta supervisión y además
deberán recibir la remuneración correspondiente. Muchos de los profesionales
interesados han tenido que trabajar “ad honorem”, cosa que no se puede sostener
por mucho tiempo por razones obvias.
4. No hay nada que se pueda hacer con ellos. Estos hombres son psicópatas. Cuando
uno se encuentra con un caso de psicopatía, hay pocas probabilidades de cambio.
Sin embargo, la mayoría de los hombres que ejercen violencia lo hacen de manera
“cíclica” y no padecen de ninguna enfermedad psicológica diferente del resto de la
población.
No se ha demostrado que los tratamientos sean efectivos para el cese de la
violencia. El objetivo de todos los programas es brindar seguridad a las víctimas por
encima de otra con Estas son una serie de prejuicios que los profesionales en la atención a
hombres con conductas violentas también deberían de desterrar. Incluso llamarlos bajo los
términos “hombre golpeador”; cuando no es solo violencia física, u hombre violento ya que
tiende al encasillamiento. Por eso la denominación “Hombres que ejercen violencia”
permite visualizar que pueden dejar de hacerlo de acuerdo a la metodología que se utilice.
El objetivo principal es brindar seguridad a las mujeres y a los niños, así como reducir las
conductas violentas. Se trabaja de manera grupal ya que se tratan de producir cambios
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específicos, a través del juego de identificaciones que se suceden en la dinámica grupal.
Cobra otra relevancia y cambia radicalmente el modo de trabajo que un par le expresa algo
a otro compañero, que el mismo terapeuta. La escucha hacia sus propios pares, les da
fortaleza a ellos mismos, puntualmente en los grupos abiertos donde se trabaja por 1 año.
Es considerado el grupo de primer nivel. La duración y la frecuencia varían según el grupo
de profesionales intervinientes, por ejemplo, en el Hospital Álvarez es de un año y la
frecuencia es de una vez por semana. Si son personas derivadas de la justicia, debe ser del
fuero civil. Generalmente un sesenta por ciento (60%) de los consultantes completan esta
fase.
Los objetivos generales del grupo psico – socio – educativos son: reducir las
conductas violentas, brindar seguridad a las mujeres y niños, que el hombre acepte que
tiene un problema, convertir la presión externa en motivación propia, que se sienta
protagonista activo.
Hay que tener en cuenta que el consultante va a centrar su discurso en ella, que va a
hablar sin decir y sin dejar decir a los demás y que a quien querrá cambiar, será a ella. Para
estos puntos se puede proceder de la siguiente manera:
❖ Centrar el discurso en él.
❖ Frenar al notar que desvaría con sus dichos y no deja hablar.
❖ Recordarle que viene para generar su propio cambio.
Es por ello que se trabaja con el marco conceptual brindado por el modelo
ecológico, considerando no solo al hombre que posee conductas violentas, sino a todas
aquellas interrelaciones que se producen entre los distintos entornos (macro, exo y
microsistemas en todas sus dimensiones) que lo componen y que intervienen en la
construcción de su subjetividad, para poder comprender su manera de estar, ver y actuar.
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para el cambio. Tenemos la esperanza de modificar, cada uno desde sus posibilidades y
compromiso, este sistema social, denominado patriarcado, intentando disminuir la visión
dual que jerarquiza el lugar de hombres, en claro detrimento al lugar de las mujeres. Para
prevenir la violencia de género, se requiere de una respuesta social lo más rápida posible
para apaliar las graves consecuencias que produce en las víctimas el ejercicio de la
violencia como así también la transmisión intergerenacional (Payarola, 2015). Sin embargo,
actualmente los programas de atención a hombres violentos son como un enigma, y el
hombre violento sigue inmerso en las sombras, no siendo identificado. Sabemos que debido
a la cantidad de denuncias, existe alguien que maltrata pero no se sabe que rasgos de
personalidad posee y lo más importante es que se desconoce que se debe hacer con ellos.
Incluso se cree que no hay nada que pueda hacerse con estos hombres.
Es por ello que se trabaja con el marco conceptual brindado por el modelo
ecológico, considerando no solo al hombre que posee conductas violentas, sino a todas
aquellas interrelaciones que se producen entre los distintos entornos (macro, exo y
microsistemas en todas sus dimensiones) que lo componen y que intervienen en la
construcción de su subjetividad, para poder comprender su manera de estar, ver y actuar.
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Bibliografía:
Ley 26.485. Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales
(2009). Argentina.
Dutton, G. & Golant S. (1995) El golpeador. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós.
Reedición 2012
Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. En Obras Completas, Vol XVIII, Buenos
Aires, Argentina. Eds Amorrortu. 2da edición, 1985.
Freud, S. (1925). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras Completas, Vol XX,
Buenos Aires, Argentina. Eds Amorrortu. 2da edición, 1985.
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Glocer Fiorini, L. (2001). Lo femenino y el pensamiento complejo. Lugar Editorial, Buenos
Aires.
Herrera, M (2015). Manual de Derecho de las Familias. Buenos Aires, Argentina. Editorial
Abeledo Perrot.
Martellote, L & Rey, P (2014). Los machos me dicen feminazi. En Revista Anfibia.
Universidad de San Martín.
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