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Atracción

interpersonal

Psicología Social

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Atracción interpersonal
La necesidad de pertenencia que tiene el ser humano determina las
relaciones interpersonales que este establece con los demás miembros de
su comunidad. Esta necesidad de pertenencia o integración es una
necesidad humana básica, ya que permite la supervivencia de la especie
humana.

La atracción interpersonal se puede definir como “una actitud hacia los


demás que hace que clasifiquemos a las personas en una dimensión que
abarca desde el amor hasta el odio” (García González y Reyes Bueno, 2012,
p. 145).

Se conoce como afiliación a la necesidad de pertenencia o compañía que


tiene el ser humano, que busca estar cerca de otros miembros de su
comunidad. Esta necesidad es mayor en las primeras etapas de desarrollo
del ser humano y, de no realizarse de modo adecuado, puede traer
problemas para establecer relaciones interpersonales adecuadas en la vida
adulta.

“La falta de pertenencia produce una privación grave y, en consecuencia,


numerosos trastornos. Según Baumeister y Leary, gran parte del
comportamiento, cogniciones y emociones humanas están relacionadas con
esta motivación” (Moya, 2007, p. 334).

Figura 1: Las relaciones interpersonales (amigos, pareja, compañeros,


familiares, etc.) son esenciales para el desarrollo humano

Fuente: [Imagen sin título sobre amistad]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/qEoJDD

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Existen dos factores benéficos que explican la necesidad de afiliación: la
comparación social y el intercambio social (García González y Reyes Bueno,
2012).

Según Festinger (García González y Reyes Bueno, 2012), los individuos


necesitan compararse con los demás para obtener conocimiento de sí
mismos. Esto les permite no solo obtener información de sí mismos, sino
también evaluar sus pensamientos y sus acciones.

Cuando nos encontramos frente a una situación nueva y desconocida, frente


a la que no sabemos cómo comportarnos o cómo actuar, tendemos a
asociarnos a otras personas que se encuentran en la misma situación para
poder decidir sobre las conductas más adecuadas.

Por otro lado, encontramos la teoría del intercambio social, según la cual los
individuos buscan y mantienen aquellas relaciones sociales que les permiten
obtener mayores y mejores beneficios, es decir, aquellas en las que los
beneficios logrados son mayores que los costos. Esto explicaría por qué una
relación social o personal que resulta perjudicial o dañina para el individuo
podría sostenerse en el tiempo; es probable que los costos de finalizar dicha
relación sean mayores que los de continuarla.

Esta teoría sostiene que las personas se sienten atraídos por aquellos
individuos que mejores beneficios les brindan.

También podemos hablar de los factores que influyen en los procesos de


afiliación. Estos son: factores situacionales y factores personales.

Franzoi distingue tres factores situacionales que pueden originar la


necesidad de filiación y atracción personal: proximidad, familiaridad y
ansiedad (como se cita en García González, y Reyes Bueno, 2012).

Algunos autores estudiaron la proximidad como factor determinante de las


relaciones de afiliación. De esta manera, encontraron que la proximidad
física o psicológica, generalmente, generaba relaciones personales buenas y
estables entre las personas.

En segundo lugar, se considera que la familiaridad hacia una persona u


objeto es un factor determinante de la afiliación. Algunos estudios
demostraron que aquello que es desconocido genera rechazo y
desconfianza. Por el contrario, aquello que es conocido y familiar genera
confianza y aceptación. Al exponer a un individuo de manera frecuente a un
mismo objeto o persona, este se vuelve familiar, próximo y, por lo tanto, el
individuo se siente atraído por él.

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Sin embargo, algunos estudios demostraron que la exposición de manera
prolongada a un estímulo hacia el que se presenta una actitud negativa
puede hacer que esta empeore, ya que empieza a ser visto como una
amenaza (Gaviria Stewart, Cuadrado Guirado, y López Saez, 2010).

Figura 2: Las redes sociales generan una sensación de familiaridad y


proximidad hacia personas que no se conoce personalmente.

Fuente: Alden, s. f., https://goo.gl/JoEFKs

El tercer factor externo que influye sobre la necesidad de afiliación es la


ansiedad. Según algunos estudios realizados, las personas que atraviesan un
momento de alto grado de ansiedad buscan afiliarse a otras que se
encuentren en una situación similar. Esto les permite comparar las
reacciones emocionales de los demás con las propias.

Como excepción a esta regla, también se descubrió que frente a situaciones


vergonzosas o atemorizantes los individuos reaccionaban de modo
diferente. Frente a situaciones vergonzosas preferían aislarse de los demás
y frente a situaciones atemorizantes preferían afiliarse a otros que ya habían
pasado por circunstancias similares para obtener información.

Gaviria Stewart et al. (2010) distinguen otros factores como la semejanza y


la reciprocidad. El principio de semejanza consiste en que los individuos
tienden a sentirse atraídos por aquellas personas que son semejantes o
presentan actitudes parecidas. Este principio no se da en casos de
semejanzas físicas o características de la personalidad.

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Existen algunas explicaciones sobre los motivos por los que este principio se
da en la realidad:

1) los individuos que son semejantes permiten revalidar el auto concepto de


las personas;
2) la interacción entre personas semejantes suele resultar más agradable al
compartir intereses;
3) al compartir intereses similares, puede ocurrir que también sean
próximos, frecuenten los mismos espacios sociales, etcétera.

El principio de reciprocidad sostiene que los individuos tienden a sentirse


atraídos por aquellos individuos a los que creen que les agradan. Esto
respondería a la necesidad de pertenencia y de ser aceptados por los demás
que tienen los seres humanos.

Lehr y Geher (como se cita en Gaviria Stewart et al., 2010) realizaron


estudios experimentales que demostraron que el principio de reciprocidad
ejercía un fuerte efecto de atracción sobre los seres humanos.

Entre los factores personales que generan atracción hacia el individuo,


podemos identificar el estereotipo del atractivo físico. Muchos estudios
determinaron que el concepto de belleza es cultural y no universal. Lo cierto
es que en el estereotipo del atractivo físico va implícita la profecía auto
cumplida, según la cual, aquellas personas físicamente atractivas son más
sociables y seguras porque quienes interactúan con ellas les transmiten que
realmente son sociables y seguras (García González, y Reyes Bueno, 2012).

Los motivos personales por los que un individuo puede sentirse atraído por
los demás son:

1) por un deseo de comparación social: los individuos se sienten atraídos


por aquellas personas que los validan en sus creencias;
2) por un sentimiento de familiaridad, debido a una genética similar;
3) por el sentimiento de familiaridad;
4) por coherencia cognitiva con los demás;
5) por complementariedad de características que potencian al individuo;
6) por aquellas personas que refuerzan las cualidades positivas del
individuo (García González, y Reyes Bueno, 2012).

Satisfacer la necesidad de afiliación de otros individuos de la sociedad


implica un riesgo para el sujeto, ya que se expone al rechazo y esto puede
generar ansiedad social o soledad.

La ansiedad social es “la preocupación por la evaluación interpersonal que


hagan de nosotros” (García González, y Reyes Bueno, 2012, p. 150). Las

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personas que sienten ansiedad social suelen evitar todas las situaciones
sociales (factor ansiógeno) como defensa. La ansiedad social crónica puede
derivar en una fobia social (García González, y Reyes Bueno, 2012). “Las
personas con una ansiedad social elevada esperan con ansiedad, perciben
con facilidad y reaccionan de manera intensa a las señales de rechazo de su
entorno” (García González, y Reyes Bueno, 2012, p. 150).

Por otra parte, la soledad, como consecuencia del aislamiento social, se


considera en torno a relaciones sociales más reducidas y menos
satisfactorias de lo que el sujeto desea. Este sentimiento es subjetivo y
depende de cuestiones personales, evolutivas y de género. Por ejemplo, la
etapa evolutiva de la adolescencia expone al sujeto a este sentimiento: los
hombres sienten la soledad cuando no interaccionan grupalmente y las
mujeres cuando no interaccionan de forma individual (García González, y
Reyes Bueno, 2012).

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Referencias
Alden, J. (s. f.). [Imagen sin título sobre redes sociales]. Recuperado de
https://timedotcom.files.wordpress.com/2014/03/144470932-
1.jpg?w=720&quality=85

García González, A. J., y Reyes Bueno, M. (2012). Relaciones


interpersonales: atracción, amistad y amor desde la perspectiva psicosocial.
En M. Marín Sánchez y R. Martínez-Pecino (Coords.), Introducción a la
psicología social (pp. 145-157). España: Pirámide

Gaviria Stewart, E., Cuadrado Guirado, I., y López Sáez, M. (2010).


Introducción a la psicología social. (Teoría). Madrid: Sanz y Torres.

[Imagen sin título sobre amistad]. (s. f.). Recuperado de


http://holatelcel.com/wp-content/uploads/2017/01/1_700-3.png

Moya, M. (2007). Relaciones interpersonales: funciones e inicio. En F.


Morales Domínguez, M. Moya, E. Gaviria, e I. Cuadrado (Coords.), Psicología
social. (pp. 333-357). España: McGraw-Hill.

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