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TTL UP8 2023
TTL UP8 2023
UNIDAD PROBLEMA Nº 8
Situación problemática:
En esta UP se analizarán:
INDICE Y BIBLIOGRAFÍA:
INTRODUCCION
Durante el ejercicio, el hecho clave es la contracción muscular esquelética. Todos los demás
sistemas corporales (especialmente aquellos que regulan el funcionamiento cardiovascular, respiratorio y
termorregulatorio) cumplen una función de apoyo. El ejercicio impone demandas a todos los sistemas
corporales, empezando por los procesos del pensamiento consciente e inconsciente. En él participan
impulsos nerviosos provenientes del SNC que inician una actividad coordinada muscular, cardiovascular,
pulmonar y de otros sistemas. Durante el ejercicio se requiere mayor actividad circulatoria y respiratoria
para aportar O2 y nutrientes al músculo en actividad y para retirar CO2, desechos y calor del mismo. En
resumen, durante el ejercicio, los puntos clave a considerar son:
- Una mayor actividad del músculo esquelético (ver su morfología y fisiología de la UP Nº1).
- Una mayor actividad de sus mecanismos aerobios y/o anaerobios de producción de energía (ver
metabolismo de tejidos de las UP Nº 6).
- Un mayor volumen de sangre impulsado por el corazón (ver fisiología cardiovascular de las UP Nº
3 y 6).
- Una mayor actividad respiratoria para oxigenar mejor la sangre (ver fisiología respiratoria de las
UP Nº 4 y 5).
- Una mayor actividad del metabolismo hepático y adiposo, para proveer metabolitos a los tejidos
en actividad (ver metabolismo de tejidos de las UP Nº 6 y 7).
- Una integración y una regulación adecuada de todas las vías metabólicas implicadas en los distintos
tejidos (ver integración y regulación metabólica de las UP Nº 6 y 7).
- Mecanismos adecuados de termorregulación para eliminar el exceso de calor generado por la
contracción muscular (ver termorregulación de la UP Nº 6).
- Una mayor actividad del SNA para controlar e integrar todos los sistemas (ver SNA y fisiología
suprarrenal de la UP Nº 7).
- Un control de la actividad y coordinación muscular ejercido por el SNS (ver sistemas motores de la
UP Nº 2).
Como se aprecia por todo esto, el análisis y la comprensión de la fisiología del ejercicio es una muy
buena actividad integradora de los conceptos adquiridos en las UP anteriores, en relación a los sistemas
muscular, nervioso, cardiovascular y respiratorio, así también como a la integración y regulación del
metabolismo corporal.
El rendimiento del ejercicio varía según la velocidad de contracción muscular, la carga contra la que
el músculo se contrae, el nivel de fatiga, el entrenamiento y el nivel metabólico que el organismo emplea
para realizar el trabajo.
El rendimiento puede mejorarse con el entrenamiento ya que el mismo posibilita una mayor
coordinación de la actividad muscular, evitando el derroche de energía que significa realizar movimientos
innecesarios. Así, como se ha comprobado en nadadores entrenados, esto puede aumentar su rendimiento
unas seis veces. El rendimiento mecánico se relaciona también con la velocidad de contracción o ritmo de
trabajo, ya que los movimientos demasiado rápidos o demasiado lentos son ineficientes. Por ejemplo, una
persona joven tiene mejor rendimiento subiendo una escalera de a 50 escalones por minuto que a mayor
o menor rapidez. Si se sube más rápido se requiere más energía para acelerar y desacelerar las
extremidades, mientras que si se sube más despacio, se gasta demasiado energía para mantener la postura.
El producto de la fuerza por velocidad es la llamada tasa de trabajo o producción de potencia. Así,
la potencia máxima que un músculo puede desarrollar aparece como un pico correspondiente a cargas de
un 30% del máximo isométrico. El esfuerzo requiere una producción mayor de energía. Así, los grandes
atletas aumentan su producción de energía unas 13 a 14 veces su metabolismo basal. La mayoría de los
El consumo basal de O2 es de unos 250 ml/min tanto en hombres atletas como normales, y es de
unos 230 ml/min en mujeres atletas como normales. Sin embargo, durante el ejercicio, las personas
normales pueden aumentar unas 3 veces su consumo de O2 durante el ejercicio liviano y unas 10 veces
durante el ejercicio intenso. En cambio, los atletas entrenados pueden aumentar su consumo de O2 unos
20 a 25 veces. La edad disminuye la capacidad de consumo de O2, mientras que el entrenamiento la mejora.
Los factores fisiológicos que pueden limitar el consumo humano de O2 son:
Además de la aptitud física y la edad, las enfermedades y la inactividad influyen mucho sobre la
capacidad máxima para consumir O2. Así, la inactividad prolongada disminuye el consumo máximo de O2.
La recuperación y la adquisición de mayor capacidad de consumo máximo de O2 es un proceso lento y el
límite superior del consumo de O2 es uno de los mejores índices de aptitud física. Sin embargo, no por
poseer una gran capacidad de consumo de O2 estará garantizado un mejor desempeño deportivo, ya que
para el mismo también influyen otros factores como la motivación, la habilidad y el entrenamiento.
Durante el mismo se usan glúcidos y lípidos en proporciones que varían según la intensidad y la
duración del trabajo y la disponibilidad de combustibles almacenados. Así:
- Durante el ejercicio liviano (hasta el 70% del consumo máximo de O2), la energía la proporcionan
en su mayoría los lípidos.
- Durante el ejercicio intenso (más del 70% del consumo máximo de O2) la energía la proporcionan
los glúcidos, especialmente el glucógeno almacenado en el músculo.
Aparentemente, el organismo puede sustituir lípidos por glúcidos pero no a la inversa (en el ejercicio
intenso). Entonces, la fatiga muscular se debería al agotamiento de los depósitos de glucógeno durante el
ejercicio intenso. Durante una carrera de 100 metros, en la cual se realiza un ejercicio máximo y breve, se
acumula una gran deuda de O2 (unos 5-6 litros) siendo el factor limitante la entrega de O2 desde el aparato
EJERCICIO
En el ejercicio el pH plasmático puede caer en unas 0,6 a 0,7 unidades, antes de que se produzca la
compensación. La tolerancia a la caída del pH sería uno de los factores adquiridos durante el entrenamiento
ya que los atletas pueden tolerar un pH plasmático de hasta 6,7 o 6,8 sin que esto afecte el metabolismo
de las células. Después del ejercicio, R puede seguir cayendo, a medida que se sigue eliminando lactato de
los músculos y el mismo promueve la liberación de CO2 por pulmón. Cuando R vuelve a normalizarse, el
deportista consiguió recuperarse completamente.
La mayor actividad celular durante el ejercicio (mayor consumo de O2 y producción de CO2) impone
mayores demandas al aparato respiratorio, modificándose tanto su mecánica como el intercambio y
transporte de gases.
Entonces:
- Un atleta aumenta el VMR a expensas del aumento del VC
- Una persona normal aumenta el VMR a expensas del aumento de la FR
Durante la actividad física, el volumen corriente aumenta a expensas de una disminución del
volumen de reserva inspiratoria. En cambio, el volumen de reserva espiratoria y el volumen residual se
modifican muy poco si no hay grandes cambios de la postura corporal. Estos cambios (pasar de la posición
parado a decúbito, como los nadadores) reducen el volumen intratorácico y disminuyen el volumen
pulmonar total al actuar menos fuerzas gravitacionales sobre el pulmón.
El flujo sanguíneo pulmonar aumenta en el ejercicio y además se redistribuye, favoreciendo la
relación ventilación / perfusión y por ende, el intercambio gaseoso.
En personas normales, las fuerzas que predominan son las dinámicas requeridas para vencer la
resistencia al flujo aéreo y la mayor parte del trabajo adicional se destina para este fin. Así, a VMR de más
de 50 l/min se utilizan los músculos respiratorios accesorios tanto para la inspiración (que de todas formas
siempre fue activa) como para la espiración (que en condiciones normales sólo es pasiva, transformándose
en un proceso activo durante el ejercicio). Esto requiere un gasto energético mayor, pero poco en
comparación al gasto energético total requerido para la actividad del ejercicio (el trabajo respiratorio
requiere el 3-5% del gasto energético total). Este % puede aumentar en un ejercicio muy severo o cuando
existe cierto grado de obstrucción de la vía aérea. También influye la FR. Así, existe una FR intermedia en
la cual el trabajo respiratorio es óptimo. FR mayores o menores incrementan dicho trabajo.
Finalmente, durante el ejercicio, el individuo pasa de una respiración nasal a una bucal, ya que la
primera ofrece más resistencia al flujo, por la estructura irregular de las fosas nasales. Esto permite reducir
el trabajo respiratorio a VMR mayores a 30 o 40 litros x min.
- Rápidos: se relacionan con estímulos nerviosos porque comienzan antes de que se manifiesten
cambios metabólicos. Estos mecanismos o componentes rápidos de la regulación aparecerían al inicio y al
final del ejercicio.
- Lentos: se asocian con los cambios humorales, cuyas modificaciones serán informadas al SNC a
través del sistema cardiovascular. Aparecen después del comienzo y del final del ejercicio.
a- Concentración de CO2 aumentada en sangre arterial: la misma estimula los centros respiratorios
del SNC. Sin embargo, en el ejercicio existen pocas modificaciones del CO2. Estas modi-ficaciones son
frecuentes en el ejercicio liviano o moderado donde existen pequeños aumentos de la concentración de
CO2, pero en el ejercicio intenso no hay modificaciones o incluso puede existir una disminución.
a- Irradiación de impulsos provenientes de los centros superiores del SNC: el aumento repentino
de la ventilación que ocurre antes de que empiece el ejercicio se debería a impulsos originados en la corteza
motora. Estos impulsos pasan por la formación reticular y, desde allí controlarían los centros respiratorios
aumentando la respiración. Muchas respuestas ventilatorias son aprendidas y así, el sujeto «sabe» que
debe hiperventilar antes del inicio del ejercicio.
b- Receptores periféricos: los propioceptores articulares y los husos neuromusculares serían
estimulados por la contracción y el movimiento de las extremidades, y enviarían señales aferentes a los
centros respiratorios para que aumenten la ventilación.
c- Actividad de los receptores del estiramiento pulmonar: al insuflarse y distenderse el pulmón, los
receptores de estiramiento inhibirían el centro respiratorio a través de vías aferentes, cortando la
inspiración y activando indirectamente la espiración (reflejo de Hering-Breuer).
d- Sensibilidad de los centros respiratorios: dichos receptores aumentan su sensibilidad a las
pequeñas modificaciones de los gases (especialmente el CO2) que ocurren durante el ejercicio.
e- Temperatura corporal: durante el ejercicio aumenta más la ventilación que durante la hiper-
termia y se acelera antes de que suba la temperatura rectal. Como la temperatura aumenta la actividad
celular, su elevación incrementaría la sensibilidad de los receptores articulares y musculares y también la
sensibilidad del centro respiratorio.
Durante el ejercicio, las mayores demandas de nutrientes y de oxígeno del músculo en actividad
exigen una respuesta cardiovascular de adaptación que garantice así los requerimientos elevados de las
células contráctiles.
Microcirculación: durante el reposo sólo del 20 al 50 % de las células musculares están perfundidas.
Durante el ejercicio se produce una vasodilatación en el territorio muscular y además un aumento de la
permeabilidad capilar. El flujo capilar durante el ejercicio aumenta a medida que sube la PA. Como la PV se
afecta poco, las fuerzas de filtración son mayores que las de absorción y este desequilibrio causa salida de
líquido del compartimento vascular. La presión capilar media aumenta hasta en 10 mmHg. Suponiendo un
coeficiente de filtración máxima de 0,04 ml / mmHg / min / 100 g de tejido, el volumen circulante debería
disminuir un 20 % (aproximadamente 1 litro) en sólo 10 minutos si la masa muscular fuese sólo de 10 Kg (y
un individuo de 70 Kg puede tener hasta 28 Kg de masa muscular). Por ello, deben activarse mecanismos
compensadores para que no ocurra insuficiencia circulatoria. Al entrar líquido en los espacios intersticiales
la P hidrostática de este compartimento aumenta y causa hemoconcentración en el compartimento
vascular, con el consiguiente aumento de la P osmótica de dicho compartimento. Estos cambios tienden a
favorecer la reabsorción y deberían mantener un volumen sanguíneo efectivo. Sin embargo, como se
acumulan proteínas en el intersticio y la sudoración excesiva causa una deshidratación de 3 al 5% del peso
corporal, la compensación no es completa, la cual se favorece por el retorno linfático estimulado por la
acción de bombeo de la actividad muscular.
La reducción del volumen sanguíneo se compensa por dos mecanismos: rápido y lento:
Volumen minuto cardíaco: aumenta unas 6 veces durante el ejercicio pero no en la misma medida que la
ventilación (que aumenta unas 12 veces) y el metabolismo (que aumenta unas 10 veces). Su aumento está
relacionado linealmente con el aumento del consumo de O2, pero durante el ejercicio intenso se relaciona
más con los aumentos de la temperatura corporal, ya que el flujo sanguíneo cutáneo sube para disipar
parte del calor producido. Además, el VMC depende de los cambios posturales (en reposo es mayor en
decúbito, al no acumularse sangre en las extremidades por acción gravitacional). Durante el ejercicio los
cambios del VMC son menores en la posición de decúbito pero mayores en posición erecta. El VMC
aumenta mucho durante el inicio del ejercicio y se estabiliza después, para volver a disminuir cuando el
ejercicio ha concluido. Estos aumentos del VMC se deben a aumentos en la FC y el VS.
Volumen sistólico: depende mucho del llenado ventricular, por lo que es notablemente influenciado por la
posición corporal. Sus aumentos son similares que los del VMC (menores durante el ejercicio en decúbito
y mayores en posición erecta). Durante el ejercicio, el VS aumenta rápido a medida que el retorno venoso
aumenta por constricción venosa, bombeo muscular y mecanismos de bombeo toraco-abdominales. Sus
modificaciones son similares que las del VMC (aumento inicial rápido, estabilización y disminución al final
del ejercicio). Cuando el ejercicio se prolonga varias horas, el VS puede disminuir, pero el VMC se mantiene
a expensas del aumento en la FC.
Frecuencia cardíaca: es el parámetro menos modificado por los cambios posturales pero el que más se
modifica por el entrenamiento. Así, los atletas en reposo tienen FC inferiores a los individuos normales,
pero pueden aumentar más durante el ejercicio. Los individuos normales toleran aumentos de hasta 180
l/min, límite por arriba del cual, disminuye el VS y cae el VMC, mientras que los atletas (y los niños) pueden
presentar FC de 200 l / min. Durante el ejercicio liviano, la FC aumenta mucho al principio, pero luego se
estabiliza en niveles más bajos. En el ejercicio intenso, la FC tiende a elevarse progresivamente hasta que
se alcanza un VMC adecuado. Al cesar el ejercicio, la FC disminuye, siendo la velocidad de su disminución
un testigo de la intensidad del ejercicio y del estado físico de la persona
Presión arterial: durante el ejercicio, la PA aumenta, aunque la RPT disminuye. La P sistólica aumenta más
que la diastólica (unos 8 mmHg por cada 0,5 l de captación de O2). En personas normales no supera los 180
mmHg, pero en atletas puede llegar a los 200 mmHg. Como la PS aumenta más que la PD (la cual puede
incluso disminuir), aumenta mucho la P diferencial. Con respecto a la PV, esta aumenta al principio, por
vasoconstricción venosa estimulada por el simpático, y por aumento del retorno venoso por el bombeo
muscular. Durante el ejercicio también se registran aumentos en las P del circuito pulmonar.
La mayoría de los parámetros del medio interno se encuentran sujetos a cambios cíclicos de diferente
periodicidad. Así, por ejemplo existen:
a. Ritmos circadianos: cuando los parámetros sufren variaciones cíclicas en un período de 24 hs ( entre
18 y 30 hs). Ej: sueño-vigilia, T corporal, P arterial, secreción de cortisol, etc.
b. Ritmos infradianos: cuando los parámetros sufren variaciones en períodos de más de un día. Ej: las
hormonas del ciclo menstrual.
c. Ritmos ultradianos: cuando los parámetros sufren variaciones en un período inferior a un día. Ej:
aparición del sueño REM durante la noche.
Con respecto al ritmo circadiano, el mismo depende de dos factores: un reloj (oscilador) endógeno,
ajustado o sincronizado por factores ambientales como la exposición a la luz.
-Reloj endógeno: está representado por los núcleos supraquiasmáticos del hipotálamo que determinan
una oscilación circadiana de parámetros cada 25 hs y no cada 24hs, en animales sujetos a confinamiento.
Su actividad depende de neuronas gabaérgicas pero también existen otras que utilizan VIP, HAD y
somatostatina como neurotransmisores. Esta actividad endógena depende de un conjunto de genes entre
los cuales se han identificado el gen per (period), el gen tim (timeless) y el gen clock (reloj)
-Factores exógenos: son sincronizadores del reloj endógeno, ajustando su ritmicidad a 24 hs y se llaman
“zeitgeberen” (del alemán “zeit” tiempo y “geber” dador, se los dice un Von Reckling Hausen). Esto se debe
a la acción de la luz sobre los núcleos supraquiasmáticos según la siguiente vía refleja:
En raras ocasiones se considera al trabajo, una de las principales actividades humanas, como una condición
que puede generar múltiples problemas de salud.
En la historia clínica difícilmente se establezca relación entre los problemas de salud y las
condiciones de trabajo.
La forma como los seres humanos trabajan, el tipo de actividad que realizan, las máquinas,
instrumentos y herramientas que usan, la duración de la jornada de trabajo, los ritmos impuestos, las
substancias que se utilizan, todos ellos interactúan con el organismo ocasionando una infinidad de
alteraciones de la salud.
Cuando se habla de la salud de los trabajadores, no solamente se debe tener en cuenta los
denominados accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Las personas pueden tener afectado
cualquier órgano, sin que presenten manifestaciones de enfermedad. Los signos y síntomas aislados,
cambios fisiológicos y bioquímicos, sensaciones de intranquilidad, de desgano y falta de motivación para el
trabajo, pueden ser expresiones de condiciones de trabajo patogénicas que merecen atención.
La salud de la población laboral se encuentra en íntima relación con las condiciones de trabajo y las
condiciones de vida de los distintos grupos laborales.
La forma como se alimente, descanse, se traslade al trabajo, utilice el tiempo libre, la manera como
se relaciones con los demás miembros de la familia y las características del trabajo doméstico, interactúan
de distinta manera en los perfiles de morbimortalidad de la población laboral.
También los problemas que surjan en el trabajo continúan incidiendo en el propio trabajador o
impactan en los miembros de la familia.
Las condiciones de trabajo peligrosas para la salud van a tener impactos diferentes en grupos
laborales que dispongan de una alimentación adecuada en cantidad y calidad, de vivienda con las
condiciones mínimas de reposo, aseo y posibilidad de compartir de manera tranquila con los familiares,
que cuenten con la posibilidad de hacer deportes y de compartir la recreación con la familia, que dispongan
de transporte cómodo y garantizado, que recorran distancias cortas entre la vivienda y el lugar de trabajo,
que perciban salarios dignos para la vida del ser humano.
- Políticas de salud y seguridad para los trabajadores: acciones de promoción y prevención en los
lugares de trabajo, etc.
- Organización: posibilidades de planificar y ejecutar programas de salud para el colectivo de
trabajadores.
- Conciencia: cuando existe una conciencia colectiva, preocupación por el bienestar de sí mismo y
de sus compañeros es más fácil que cambien las condiciones de trabajo.
- Género: el impacto de algunos procesos peligrosos para la salud (sustancias químicas, radiaciones,
etc.) no es igual en los hombres que en las mujeres. El riesgo diferente se debe a las características
biológicas, sociales, culturales, de segregación que influyen en la salud.
- Características individuales: particularidades órgano-funcionales, psíquicas, emocionales y
afectivas de cada trabajador, sus necesidades sentidas y sus motivaciones.
La salud-enfermedad de los trabajadores hay que entenderla a la luz de las leyes sociales que tienen
expresiones concretas a nivel de lo general (la sociedad en su totalidad), de lo particular (grupos sociales e
instituciones) y de lo singular (cada individuo).
A las características de las condiciones de trabajo y de las condiciones de vida se debe agregar el
sistema de significaciones (representaciones, imaginario social) que cada grupo construye, las necesidades
sentidas, los intereses específicos, las discontinuidades, los puntos de consenso, las formas de
comunicación y una diversidad en la unidad.
Sectores fundamentales: el sector primario (agricultura, minería, etc.); sector secundario (industria
de transformación), sector terciario o de servicios (salud, educación, mercados, bancos, etc.).
Los principios básicos de la salud y seguridad en el trabajo pueden ser aplicables en todos ellos, con
técnicas específicas de estudio e intervención.
Los procesos peligrosos son considerados una categoría, hablamos de «proceso» porque no surgen
de la nada, son dinámicos, dependen de las características de los elementos del proceso de trabajo y
cambian de acuerdo a las particularidades del trabajo. Son «peligrosos» porque atentan contra la salud y
bienestar de los trabajadores de diversas maneras.
En los lugares de trabajo existen múltiples procesos peligrosos para la salud (sustancias químicas,
horarios de trabajo, ritmos intensos, relaciones interpersonales, etc.). La interacción entre estos distintos
procesos definen formas específicas de enfermar o morir.
El desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y emotivas surgen al realizar una actividad, al
dominar un medio de trabajo determinado, al relacionarse con sus compañeros, al transformar el objeto
en producto, al ofrecer un servicio.
Puede haber sensación de bienestar, realización plena, alegría, desarrollo y ejercicio de los valores
característicos del ser humano como solidaridad, compañerismo, amistad, etc.
También capacidad física para el trabajo, desarrollo muscular, niveles altos de rendimiento cardio-
pulmonar, habilidades y destrezas, etc.
El no trabajo y la salud
Lo preventivo cobre relevancia porque la mayoría de las enfermedades del trabajo, cuando han
minado de manera importante la salud de los trabajadores son irreversibles, y en muchos casos,
progresivas.
Las formas de vida de los grupos sociales van definiendo las condiciones para la salud y la
enfermedad, y es necesario intervenir también en estos niveles.
En prevención se utilizan las medidas de protección (casco, guantes, etc.) que tienen un impacto
muy limitado en la prevención de los problemas de salud.
No hay que confundir promoción de las condiciones adecuadas de trabajo y manifestaciones de
salud positivas con la difusión y sensibilización de los programas ancestrales de salud pública (educación
para el uso de los equipos de protección, etc.).
Son los propios trabajadores los que tienen un amplio conocimiento de su actividad, y son los que
sienten los efectos negativos y positivos del trabajo.
La participación de los trabajadores en los programas de salud de los centros laborales, permite
detectar las necesidades sentidas, que luego se convierten en el motor de las transformaciones.
Hay que lograr su incorporación activa en la planificación, ejecución y evaluación de todas las
acciones de salud y seguridad. Esto es una estrategia para detectar las necesidades sentidas, y así los
programas sean oportunos y coherentes, y para que las medidas de intervención sean el producto de un
aporte de todos los actores sociales.
EL TRABAJO NOCTURNO
El ser humano está sometido a horarios que difieren de los ritmos de su medio físico (cuerpo) y
social.
La patología del trabajador nocturno se caracteriza por:
Los ritmos biológicos difieren por su periodicidad que pueden ser de segundos (alta frecuencia), de
24 horas (mediana frecuencia), o de días (baja frecuencia).
A los ritmos humanos de mediana frecuencia se los llama circadianos, hay muchas variables sujetas
a estos ritmos (temperatura, pulso, tensión arterial, ritmos encefalográficos, respiratorios, capacidad vital,
consumo de oxígeno, secreciones endócrinas, etc.).
Estos ritmos coinciden con la alternancia día – noche, y varían con ella. No existen en el recién
nacido, ya que son heredados pero demoran en aparecer porque debe antes madurar el sistema nervioso.
Los hábitos sociales de actividad diurna y descanso nocturno juegan un papel de meros
sincronizadores.
Los sincronizadores sociales son de dos clases:
- el ritmo laboral
- los ritmos de la familia y de la ciudad
El trabajador nocturno está sometido alternadamente a dos medios sincronizadores
contradictorios. A las 13 semanas de trabajo, el biorritmo del trabajador disminuye, sin que se produzca la
inversión de los ritmos.
Estas variaciones también sufren la influencia de factores extrínsecos como el estrés emocional, la
fatiga anterior al trabajo y la índole de la tarea. Pero lo importante es que el descanso semanal es suficiente
para que los sincronizadores socioecológicos restablezcan el estado anterior.
Perturbación del sueño: la falta de sueño ocasiona: pronunciada reducción de la eficiencia en las tareas,
hasta un estado de estrés con profundos trastornos del metabolismo y alteraciones del electrocardiograma.
Trabajo y fatiga: el trabajo, paradigma de la relación del hombre con el medio natural, técnico y social que
lo rodea, provoca fatiga y debe alternar con el reposo.
La fatiga suscita en el trabajador una sensación particular de sí mismo que le indica la importancia
del esfuerzo que realiza, y los límites que es menester que le imponga. Actúa como un regulador de la
actividad, pero si el sujeto no le presta atención se hace crónica y desemboca en estados patológicos.
En el trabajo físico la fatiga hace su aparición dentro de un plazo tanto menor cuanto mayor sea la
magnitud del esfuerzo. Las pausas permiten eliminarlas o reducirlas, y reanudar la actividad.
En el caso del trabajo perceptivo y mental, la fatiga puede deberse a esfuerzo o por defecto. La
recuperación se realiza durante las horas de sueño reparador.
Los sincronizadores ancestrales (luz y oscuridad) han sido paulatinamente reemplazados por
sincronizadores socioecológicos.
Un hombre que trabaja de noche tendrá que hacer frente a una doble exigencia:
- tendrá que efectuar sus tareas durante el período de desactivación, lo que le demandará un
esfuerzo suplementario
- tendrá que dormir durante el período de activación, lo que afecta el sueño reparador.
El sueño diurno del trabajador nocturno tiene las siguientes características: su duración siempre es
menor, su duración es inversamente proporcional a la de la vigilia que lo precedió, es a menudo
discontinuo, los ritmos del sueño y del apetito se interfieren, permite satisfacer el sueño obligatorio pero
no el sueño facultativo que mejora la calidad de la recuperación, el sueño paradójico se abrevia, a la mañana
se incrementa la actividad circadiana que origina sensación de malestar al despertarse.
Así podemos afirmar que el trabajador nocturno sufre un exceso de fatiga.
- Rendimiento: el rendimiento es menor de noche que de día. La caída del rendimiento se debe a la
desactivación circadiana y a la fatiga suplementaria que ocasiona. La frecuencia y duración de las pausas
durante el trabajo aumentan, como también aumenta el absentismo y los trastornos nerviosos, cardíacos,
digestivos, etc. Además la fatiga es perjudicial para la atención.
- Seguridad: los accidentes de trabajo en los trabajadores nocturnos supera la frecuencia media, ya
que la actividad cerebral superior se encuentra deprimida durante la noche.
A través del tiempo, el trabajador construyó estrategias para asegurar su salud y la de su familia,
por ejemplo: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su art. 22 hace referencia a que toda
persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure a él y su
familia una existencia digna.
En el art. 23 se contempla la libre elección del trabajo, las condiciones equitativas y satisfactorias,
el derecho a la remuneración, a la fundación de sindicatos, etc.
Un ejemplo son las entidades mutuales de salud que se crearon en el siglo pasado, fueron
organizadas por colectividades extranjeras y su finalidad era brindar cobertura asistencial a los inmigrantes.
A partir de 1940, los trabajadores crearon las obras sociales, como forma de ejercer sus derechos y
reivindicarse. Las mismas estructuraban un régimen de asistencia médica.
A lo largo del tiempo, estas instituciones tomaron características heterogéneas en su forma de
organización, recursos, beneficios, etc.
Entre los años 60 y 70 se empieza a normalizar el funcionamiento de las obras sociales y establecer
sus mecanismos de financiación. Se crea el INOS, organismo encargado de promover, coordinar e integrar
las actividades de las obras sociales.
Más tarde se creó el PAMI. Hacia 1980 el 70 % del país tenía cobertura por obra social.
Entre 1989 y 1990 se creó el Seguro Nacional de Salud, con los alcances de un seguro social, a los efectos
de procurar el goce del derecho a la salud. Con el objetivo de proveer el otorgamiento de prestaciones de
salud igualitarias, integrales y humanizadas, tendientes a la promoción, protección, recuperación y
rehabilitación de la salud.
Para esa misma época comenzó el proceso de desregulación de las obras sociales, con el
fundamento de liberar al Estado de su capacidad de fiscalizar; también se instauró la libertad de elección
de la obra social por parte del beneficiario, fomentando una pseudolibertad de competencia, que en
realidad ha puesto en marcha un aparato mercado-técnico y promocional que potencia la medicalización
de la vida diaria, pero no asegura la solidaridad ni el acceso a los servicios.
Para asegurar a los beneficiarios un cierto nivel de prestaciones básicas se creó el Programa Médico
Obligatorio y el de Emergencias.
Pero lo que realmente se necesita es el establecimiento de políticas públicas que disminuyan la
desocupación y subocupación, como también mejorar la remuneración de los trabajadores, así se
mejorarías las prestaciones de salud.