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que tengo de que pienso que infiero que existo.

O sea, la posició de Descartes con-


siste en sostener que la mera intenció de aseverar cualquier proposició en primera
persona permite inferir la existencia de un "yo", puesto que ello equivale a efectuar
un "acto de pensamiento". AsÃ-el cogito ergo sum estÃdiciendo que yo pienso, que
acerca de eso no tengo la menor duda, que al emplear el pronombre personal 'yo' me
apunto a mÃmismo y que con ello aseguro mi existencia, puesto que dicho pronombre
tiene siempre un caráctereferencial. Todo esto (y mucho másestarÃ-contenido en el
famoso cogito ergo sum.
La idea es, pues, la siguiente: 'yo pienso' es indudable, puesto que su mera aseve-
ració garantiza su verdad y de ella extraigo 'yo existo'. Nótesesin embargo, que ni
'yo pienso' ni 'yo existo' son por sÃsolas verdades necesarias ni, por ende, verdades
lógicasSon, en el mejor de los casos, verdades empÃ-ricaincuestionables, mas no
necesarias, puesto que no es necesario que yo exista (y, por ende, que piense). Se
trata, pues, de elementos de la extrañclase de proposiciones que son verdaderas si y
sól si se les asevera. El cogito, por lo tanto, no es una tautologÃ-sino que mábien
expresa una conexió conceptual, una especie de inferencia lingüÃ-sti que lleva de
una proposició que es indudable, cierta, a otra y que se funda en la relació de presu-
posició y en las peculiaridades del pronombre personal 'yo'. Queda por resolver,
desde luego, quÃclase de objeto, en el sentido cartesiano del pronombre, es la referencia
de 'yo' y quÃclase de inferencia estÃaquÃinvolucrada.
G ) Algunos problemas del programa cartesiano. Es realmente sorprendente cuá
endeble resultÃser el programa fundacionalista cartesiano. La pregunta que no pode-
mos dejar de planteamos es: ¿có es posible que Descartes mismo haya quedado
satisfecho con sus resultados? Despuéde todo, no resultÃtan difÃ-ciechar por tierra
la prueba de la existencia de Dios que é ofrece. De igual manera, su cogito es algo
sumamente discutible. ¿Có fue entonces que él quien aspiraba a fundamentar nues-
tro conocimiento de la manera má rigurosa y sólid posible, a final de cuentas lo
hiciera descansar en columnas tan frágilecomo esas? QuizÃla respuesta proceda (al
menos parcialmente) de algo innegable, viz., que su proyecto tiene un caráctealta-
mente artificial. Esto se entiende mejor cuando se comprende la naturaleza de su
peculiar escepticismo y, por ende, de su peculiar concepció del conocimiento huma-
no. Pero veamos rápidamentquÃproblemas enfrenta su sistema.
Lo primero que tenemos que hacer es considerar, aunque sea mÃ-nimamenteuna de
las expresiones filosóficamácomplejasjamáconstruidas, a saber, 'cogitoergo sum' .
¿Quclase de expresió es esa y quÃpretende Descartes lograr con ella?
Se supone, en primer lugar, que la expresió acarrea certeza, en el sentido de que
negarla serÃ-incurrir en una contradicció mábien gruesa. Empero, se trata de una ex-
presió compleja. La pregunta crucial que aquÃse plantea es: ¿strata de una inferencia
o no? ¿Quhace aquÃel 'ergo'? Este términhace pensar que, en efecto, lo que estÃ
en juego es una inferencia, pero ¿strata realmente de una inferencia? Lo menos que
podemos decir es que se tratarÃ-de un razonamiento sumamente extrañopuesto
que ciertamente no se trata de una deducciónEn una deducció no podemos encontrar
en la conclusió nada má de lo que explÃ-citamenthayamos introducido en las
premisas. Pero en e'-¡caso tenemos un 'yo existo' que, por lo menos formalmente y
a primera vista, no tà incluido en el 'yo pienso'. PodrÃ-entonces preguntarse si no
t

hay alguna otra clase de relació lógic entre las dos panes del dictiim cartesiano.
HabrÃ-que decir que esta es una vÃ-con muy pocas probabilidades de éxito En todo
caso, nadie ha puesto al descubierto tal relaciónMábien, lo que parecerÃ-que Des-
cartes quiere aseverar es algo como lo siguiente: una vez convencido de que pienso,
me veo forzado a concluir o a "inferir" que existo, como si el 'yo existo' estuviera
implÃ-citamentcontenido en el 'yo pienso', al cual Descartes habrÃ-llegado aplicando
su métodde la duda metódicaLa verdad es que Descartes mismo vacila entre varias
alternativas. En todo caso, algo que estÃclaro es que si se trata de una inferencia no se
trata de una inferencia silogÃ-sticaque dicho sea de paso, era la forma de razonar que
se conocÃ-en la épocde Descartes. Una hipótesi que puede explorarse es entonces
la tesis de que si bien se trata de una inferencia, no se trata de una inferencia que tenga
que ver con la lógicasino con conexiones conceptuales establecidas por nuestro pro-
pio lenguaje. El dictim cartesiano parece ser la expresió del descubrimiento de que
para que la lógicopere tienen que haberse previamente establecido ciertas conexiones.
Veamos esto máen detalle.
La idea de Descartes es que la conexió entre 'yo pienso' y 'yo existo' se da por un
acto particular de la mente, no por un razonamiento explÃ-citoPara Descartes, indepen-
dientemente de que se trate de una proposició o de una inferencia, se trata de algo
absolutamente auto-evidente. No se trata, como ya se dijo, de un entimema, esto es, de
un razonamiento correcto al cual sin embargo le falta una premisa, en este caso, la pre-
misa mayor, que serÃ-algo asÃcomo 'todo lo que piensa, existe'. Si alguien quisiera
ver el cogito ergo siim como el resultado de una inferencia asÃ-le harÃ-perder a Des-
cartes el fruto de su meditaciónporque ¿comse justificarÃ-dicha premisa? Descartes
quiere sacar su conclusió del examen de su caso particular, no llegar a ella asumiendo
otras verdades. Una premisa como la mencionada serÃ-necesariamente una premisa
empÃ-ricy, por lo tanto, no escaparÃ-a los poderes del genio maligno. Si asumiéramo
la premisa en cuestió estarÃ-amoincurriendo en una petició de principio.
AquÃquizÃnos convenga introducir una importante distinció que dio mucho de
quÃhablar a mediados del siglo xx, cuando P. F. Strawson escribiÃun feroz artÃ-cul
en contra de la TeorÃ-de las Descripciones de Russell. La distinció que me interesa
es la distinció entre implicació y presuposición¿,EquÃconsiste dicha diferen-
cia? Podemos presentarla como sigue:
a) p+q(implica): si p es verdadera, q es verdadera. No es posible que p sea ver-
dadera y q falsa. Alternativamente, si q es falsa, entonces p tambiélo es. Cla-
ramente, no es esta la relació del argumento cartesiano.
b) p -> q(presupone): si q es falsa, entoncesp carece de valor de verdad. O sea, p no
podrÃ-ser verdadera (o falsa) a menos de que q fuera verdadera.

Puede entonces sostenerse que la relació entre 'yo pienso' y 'yo existo' es preci-
samente la de presuposiciónAsÃ-si p ('yo pienso') presupone q ('yo existo') y p es
verdadera, entonces q tiene que serlo también Desde esta perspectiva, lo que Descar-
tes estÃafirmando es que 'pensar' presupone 'existir'. Parafraseando a Descartes, lo
que entonces é estarÃ-afirmando es que si no asumo la existencia de algo no le puedo
adscribir a ese algo nada, en particular no puedo adscribirle pensamientos. AquÃel
problema podrÃ-consistir en que no hay tal relació lógic como la de presuposición
Debe entonces tratarse de una verdad conceptual, de una conexió gramatical, una
regla del lenguaje. Desde este punto de vista, el cogito cartesiano no es otra cosa que
la expresió de una regla lingüÃ-stic En realidad, lo que Descartes descubriÃqueda
perfectamente aclarado por el simbolismo lógic actual. Decir que pienso (Pa) es
&)(a
decir que hay algo que piensa [ & x = a)1. La idea de existencia estÃ"implicada"
o presupuesta en la atribució de pensamiento a alguien o a algo. Pero no se trata,
estrictamente hablando, de una inferencia, sino de una condició lógicaEs esa condi-
ciónimplÃ-citen cualquier atribució de pensamiento, la que genera la certeza. Ahora
bien ¿quclase de certeza proporciona una regla asÃ-
Examinemos ahora la idea misma de cogito. AquÃparece estar involucrada una
falacia mayúscula La expresió 'cogito ergo sum' se traduce como 'pienso luego
existo', pero es claro que lo que para Descartes esto significa es 'yo pienso luego yo
existo'. AquÃsin embargo surgen problemas porque ¿ddónd extrae Descartes ese
"yo" que aquÃtranquilamente aparece? El examen cuidadoso de su meditació muestra
que lo únic que é tiene derecho a decir es que 'hay pensamiento y, por lo tanto, hay
existenciay,pero no que hay un "yo" que existe y que tiene (o porque tiene) pensa-
mientos. La idea del "yo" es enteramente gratuita en este caso. En lugar de decir, por
ejemplo, 'yo tengo en este momento tal o cual impresió visual', lo que se tiene
derecho a decir es 'en este momento hay tal o cual impresió visualy,'en este momento
se produce tal o cual recuerdo', etc. ParecerÃ-apor lo tanto, que Descartes posiulÃgra-
tuitamente una entidad, a saber, una sustancia especial cuya esencia consiste en ser
pensante. Ciertamente a é le habrÃ-parecido enteramente absurdo hablar de pensarnien-
tos sueltos, es decir, sin presuponer que son de alguien, que alguien los tiene. AquÃes
de suponerse que el lenguaje le juega a Descartes una mala pasada, pero sobre esto
regresaremos máabajo. Por el momento, nótes que aquÃes el lenguaje lo que parece
haberse burlado de Descartes: éstno se da cuenta de que 'yo' es un mecanismo
ALEJANDRO TOMASINI BASSOLS

lingüÃ-stique sirve simplemente para remplazar al cuerpo, ya que por medio de é se


podrá enlazar o unir en un únic haz todas las impresiones, percepciones, imágenes
recuerdos, pensamientos y demáque se dan. Esto tiene todas las apariencias de una
trampa, de un truco lógic o semánticoPor ello de la certeza de la existencia como
ser pensante no se sigue que el pronombre personal tenga una denotaciónun referen-
te, y que ademásea el mismo en todas las ocasiones de su uso. En este sentido, su
cogito ergo sum es una falacia y no un resultado aceptable.
H) La certeza cartesiana. Descartes empieza por observar que es un hecho que é
ha tenido creencias o defendido puntos de vista que han resultado falsos. Ahora bien,
es obvio que no fue deliberadamente que hizo suyas las creencias falsas que tenÃ-aSi
hubiera sabido que eran falsas, no las hubiera incorporado a su sistema de creencias.
El problema es que é no disponÃ-(puesto que no lo hay) de ningú rnecanismoa priori
para detectar la falsedad de las creencias y para separar las falsas de las verdaderas.
Por otra parte, tampoco tiene mucho sentido dedicarse a examinar todas y cada una de
nuestras creencias, una por una, para intentar determinar si son verdaderas o falsas.
Dado que nuestro sistema de creencias es, desde un punto de vista numérico indeter-
minado, no acabarÃ-amonunca. Mábien, de lo que se trata es de elaborar o encontrar
una base proposicional sólid y, sobre ella, erigir el conocimiento humano. En este
sentido, Descartes era optimista y no escdptico: éestaba convencido de que se puede
reconstruir el conocimiento humano sobre bases firmes. Es asÃque éintroduce tres
nociones clave para este programa de reconstruccióntres nociones estrechamente
relacionadas entre sÃ-a saber:

a) indubitabilidad
b) certeza
c) imposibilidad lógic

Para Descartes de lo que se trata es de encontrar verdades que sean indudables. Al


ser indudables proporcionan certeza, pero para ello tienen que ser lógicamentinmunes
a la duda. Lo que esto últim significa es que la negació de dichas verdades tiene
que ser o encerrar una contradicciónsi no formal al menos conceptual. De ahÃque lo
primero que teóricamenthaya que hacer sea desprenderse (momentáneamento, mejor
dicho, hacer meramente como si nos desprendiéramos de la clase de verdades que no
cumplen con estos requisitos. ¿Quverdades, por asÃdecirlo, echaremos por la borda?
Un modo como podrÃ-amoencarar nuestro problema es preguntando: ¿implicnecesi-
dad la certeza? El que una proposició sea cierta, en el sentido de que genera en no-
sotros certeza, ni mucho menos implica que sea necesaria. La certeza en este sentido es
un rasgo de nuestra subjetividad. Podemos colocamos, por asÃdecirlo, en un estado
de certeza ante una proposició que posteriormente descubrimos que es falsa. Además
podrÃ-darse el caso de que hubiera proposiciones ciertas, en un sentido objetivo, esto
es, necesarias, pero que no las pensáramonunca o que si las tuviéramo enfrente no
generaran en nosotros ningú estado especial de convicciónPor lo tanto, certeza y
necesidad no parecen implicarse mutuamente. Una verdad necesaria tiene que ser una
verdad que permanece como tal independientemente del hecho contingente de que
alguien la piense o no. En el caso del contexto de la filosofÃ-cartesiana, es innegable
que 'yo pienso' me proporciona certeza sól cada vez que la pienso, pero lo que Des-
cartes necesita probar es mábien que yo necesariamente existo como sustancia pen-
sante. Esto, empero, no lo logra, porque la "implicación que é propone es de hecho
falsa: es concebible que yo piense sin que yo sea una sustancia pensante. Podemos ir
málejos y concederle que cada vez que yo pienso yo existo, pero de todos modos é no
habrÃ-demostrado que nos las habernos con el mismo yo en todos esos casos. Ade-
másinclusive si su 'cogito ergo sum' fuera verdadero, de todos modos se tratarÃ-de
una verdad relacional, condicional, no de una verdad cabalmente empÃ-ricaque es lo que
parece requerirse en un programa de fundamentaciódel conocimiento. Una proposi-
ció de la forma 'm' no puede desempeñael papel que Descartes le confiere.
Pero si las proposiciones que é presenta como candidatos para la fundamentaciódel
conocimiento no son necesarias (como 'cogita ergo sum') o son debatibles o inclusive
rebatibles (como 'Dios existe'), habrÃque inferir que su ambicioso intento filosófic
es fallido.
Con esto concluimos nuestro veloz examen de algunos aspectos de la faceta escép
tica del pensamiento de Descartes. Como vimos, en un sentido su escepticismo era
crÃ-ticy destructivo, pero en otro era má bien un úti mecanismo empleado con
optimismo. En lo que sigue me ocuparÃante todo de una de sus lÃ-neaescépticade
argumentacióna saber, la del argumento del sueñya que, como dije, abordarÃla
cuestió del mundo externo y el problema de la caracterizació de las verdades nece-
sarias en capÃ-tuloulteriores.

IV) Examen del argumento del sueñ

El núcle del argumento del sueñes la idea de que pensar que se tienen experiencias
sensoriales es compatible con estar soñandoAquÃhay varias preguntas que habrÃ-
que responder, como por ejemplo:

1)¿Hacimposible nuestro conocimiento la posibilidad de que estemos soñando


2) ¿Eabsolutamente indispensable para hablar de conocimiento saber que no se
estÃsoñando
3) ¿Ecierto que no podemos determinar (probar) que no estamos soñando

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