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576. Historia de un libro


Ernesto Guajardo

Manuel Rodríguez, el insurgente. La lucha de los patriotas en Chile: 1815-


1817
El germen de la idea apareció en algunas conversaciones que tuve con Luis Vitale, luego de un taller de
historia al cual asistí, a inicios de la década de los noventa.

Él me proponía la idea de escribir una biografía de Manuel Rodríguez. Siempre le respondí diciéndole
que esa empresa me parecía titánica, y que excedía todas mis fuerzas. Lo mío era más humilde: construir
una bibliografía sobre Manuel Rodríguez, así, de paso, cumplía con un trabajo para la universidad. La
bibliografía se hizo: unas 24 carillas, creo.

Pero el bichito estaba ahí. Y comencé a garrapatear algunas hojas, a mano: todavía no tenía máquina de
escribir por ese entonces. Entre el estudio y los oficios esporádicos de cartero y encuestador, cada vez
que podía, me sumergía en la Biblioteca Nacional. Su catálogo todavía era físico: miles de fichas de
cartulina a disposición de los usuarios, en el mismo espacio donde hoy está una cafetería.

El escrito original alcanzó a tener 8 carillas, en hojas tamaño oficio, manuscritas. Incluso tuvo un título
pomposo: «Apreciaciones sobre la guerra de guerrillas en Chile: 1815-1817». Con el tiempo llegaría de
regalo una máquina de escribir, y el traspaso del texto permitiría su revisión y corrección. Algunos años
después, me compraría un computador y el rito volvería a repetirse.

En el intertanto, la bibliografía iba creciendo por su parte y, con el tiempo, daría origen a una
recopilación de fuentes documentales y bibliográficas ( Manuel Rodríguez: historia y
leyenda, publicado en 2010).
El bichito no aflojaba y, de tiempo en tiempo, cada vez que se podía, se agregaba una nueva lectura, una
nueva fuente, un nuevo registro. Así, de manera intermitente, a lo largo de casi dos décadas, las ocho
carillas se fueron incrementando, hasta llegar a las 528 páginas de este libro. En el curso del proceso, y
casi como odiosos paréntesis, sufrí el robo de dos notebook, en distintos momentos. En casa de herrero,
cuchillo de palo: ni respaldo, ni disco externo, nada. A reescribir, entonces, a partir de las fotocopias y
las anotaciones en decenas de libretas que, gracias a una porfiada obsesión, nunca boto, hasta que el
libro se publica.

Ese fue el tránsito para llegar a este momento. Esas ocho carillas, que aún conservo, me recuerdan que
nunca hay que bajar los brazos. Y las 25 personas a quienes agradezco en el libro son la constatación de
que el esfuerzo no se hizo en solitario.
Publicado 25th April 2023 por Ernesto Guajardo

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