Está en la página 1de 98

1

Biblioteca Nacional de la República Argentina


Che lector; contribuciones de Michael Löwy ... [et al.]; prólogo de Alberto Manguel. - 1a ed . - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2017.
96 p. ; 19,5 x 27 cm.

ISBN 978-987-728-092-0

1. Biografías. I. Löwy, Michael, colab. II. Manguel, Alberto, prolog. III. Título.
CDD 920.71

© 2017, Biblioteca Nacional Mariano Moreno

Agüero 2502 (C1425) CABA

www.bn.gov.ar

ISBN: 978-987-728-092-0

Impreso en Argentina

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


CHE
LECTOR

Octubre 2017 - Marzo 2018


Sala María Elena Walsh
Che lector 9
Alberto Manguel

Apuntes biográficos 11
Claudia Korol

Un itinerario de las lecturas del Che 19


Santiago Allende y Federico Boido

De los libros a la fotografía. Entre la epopeya y la novela 23


Matilde Sánchez

Vidas ejemplares. Biografías e historia 31


Guillermo David

Lecturas filosóficas 39
Michael Löwy

El pensamiento económico del Che 47


Néstor Kohan

Un lector voraz. Otras facetas del Che lector 57


Emiliano Ruiz Díaz

Libros en la selva 67
Régis Debray

Notas críticas del Che 70

Las lecturas del Che 75


Guevara es el último lector porque ya estamos frente al
hombre práctico en estado puro, frente al hombre de acción.
“Mi impaciencia era la de un hombre de acción”, dice de sí
mismo en el Congo. El hombre de acción por excelencia, ese
es Guevara (y a veces habla así). A la vez Guevara está en
la vieja tradición, la relación que mantiene con la lectura lo
acompaña toda su vida.

Ricardo Piglia, El último lector.


8
CHE LECTOR
En un corto ensayo acerca de la idea de libertad que tenían los griegos, la
historiadora francesa Jacqueline de Romilly señaló que la rebelión de Antígona no
surge de un rechazo a la autoridad sino, por el contrario, de un sentido de obediencia
hacia las leyes morales opuestas a un edicto arbitrario. Esta actitud, común a tantos
héroes literarios (el Lazarillo, Don Quijote, Aureliano Buendía), la reconoció Ernesto
“Che” Guevara en sus muchas lecturas. Desde su adolescencia al menos, el Che regis-
tra los títulos de los libros que lee en libretas hoy conservadas por su viuda, Aleida
March. Son largas listas anotadas en tintas de diversos colores en las que comenta y
critica las lecturas que van formando su visión del mundo y el sentimiento de obliga-
ción que lo impulsaba a actuar. Este proceso quijotesco (no de otra manera se inicia
el anciano Alonso Quijano en la ética caballeresca) surge a menudo en los escritos del
Che. “Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con
mi adarga al brazo”, escribe antes de su viaje al Caribe. Y en una carta a sus padres
agrega: “Además es cierto que después de deshacer entuertos en Cuba me iré a otro
lado cualquiera”. La literatura enseña que tanto la itinerancia como la injusticia son
universales.
La Biblioteca Nacional expone la biblioteca reconstruida de aquel esforzado lector
que pasó de la página a la acción, para unos de manera románticamente heroica, para
otros de forma trágicamente equivocada. Seguramente sorprenderá en esta muestra
la presencia de ciertos títulos que no se asocian fácilmente a una imagen dogmática
del revolucionario y de otros que francamente parecen contradecirla. Olvidamos con
demasiada frecuencia que todo lector —en el sentido más profundo de la palabra— es
múltiple, secreto y esencialmente ecléctico, y que no podemos saber qué significó un
libro específico para un lector determinado. El recuerdo de la lectura de un cuento de
Jack London le sirve al Che en uno de los momentos de su vida de soldado en los que
piensa que puede morir; el recuerdo de ciertos versos de Neruda y de Vallejo lo ayudan
a encontrar las palabras para despedirse de su mujer.
A principios del siglo XIX, Henry David Thoreau escribió: “La acción que deriva
de principios, la percepción y la ejecución de lo que es justo, transforma las cosas
y la relación entre las cosas; es, en su esencia, revolucionaria, y no se acuerda por
entero con ninguna cosa pasada. No solo divide a estados y religiones, divide tam-
bién a familias; sí, por cierto, divide al individuo, separando lo diabólico en él de lo
divino”. El Che, lector como muchos de los intelectuales de su generación, tanto de
Desobediencia civil como de los Evangelios, sin duda habría reconocido esta versión
de Mateo 10:34-35.

Alberto Manguel
Director de la Biblioteca Nacional

Ernesto “Che” Guevara y Aleida March.


Santa Clara, Cuba, diciembre de 1958 9
Cuando Ernesto llegó a los 12 años, poseía una cultura correspondiente a un muchacho de 18.
Su biblioteca estaba atiborrada de toda clase de libros de aventuras, de novelas de viajes.

Ernesto Guevara Lynch (padre), Mi hijo el Che.

10
APUNTES
BIOGRÁFICOS
por Claudia Korol*

Ernesto Guevara, parte insoslayable de nuestra historia Alta Gracia, Córdoba, en búsqueda de un clima favora-
colectiva de rebeldías, se ha multiplicado en evocacio- ble a la fragil salud del niño. Allí Ernesto vivió hasta los
nes, actos, imágenes y textos que lo nombran. Al paso 17 años, cuando se dirigió a Córdoba capital. Tuvo cua-
del tiempo —cincuenta años de su crimen— el ícono del tro hermanos: Celia, Roberto, Ana María y Juan Martín.
“guerrillero heroico” fue enriqueciéndose con matices. Cuentan sus amigos que organizaban batallas campa-
El viajero, el médico, el lector incansable, el periodis- les en la sierras de Alta Gracia, estimulados por las his-
ta, el economista, el diplomático, el internacionalista, torias de la Guerra Civil Española primero y luego de la
el alfabetizador, el animador del trabajo voluntario, el Segunda Guerra Mundial. Según dicen, Ernesto mar-
“Quijote” que ponía el cuerpo en la novela de su vida co- caba en un gran mapa los “avances” del Ejército Rojo.
menzó a ser descubierto por debajo de las luces de sus Durante esos años tuvo que ausentarse por largos pe-
facetas más deslumbrantes. En toda esta multiplicidad ríodos de la escuela. Por eso Celia le enseñó a leer y a
de modos de ser puede rastrearse un denominador escribir —incluso en francés—, transmitiéndole una
común: su perseverante esfuerzo por superar los obs- poderosa pasión por los libros, que lo han acompañado
táculos para descubrir horizontes ahí donde la historia siempre, al punto de cargar pesadas mochilas en sus ex-
obstinadamente quiere clausurarlos. pediciones guerrilleras. Derrumbado por su enferme-
dad, buscaba horizontes en historias de aventuras, de
SUS PRIMEROS VIAJES largos viajes, en la novela y la poesía, desde Julio Verne y
La historia “oficial” dice que Ernesto, Teté, nació el 14 Miguel de Cervantes, hasta Pablo Neruda y Baudelaire.
de junio de 1928 en Rosario. Sus padres, Ernesto Gue- En 1942 comenzó en Córdoba la escuela secundaria. Un
vara Lynch y Celia de la Serna, llegaron desde Caragua- amigo, Gustavo Roca, hijo del autor del Manifiesto Li-
tay, Misiones, donde poseían unos yerbatales. Otra minar de la Reforma Universitaria, Deodoro Roca, re-
versión —relatada por la escritora Julia Constenla, lataba que en la casa de su padre Ernesto encontró una
amiga de Celia— cuenta que ella le reveló que nació de las bibliotecas más importantes de Argentina, y fue
el 14 de mayo, pero que tuvieron que ocultar la fecha devorando uno a uno los libros más variados, siguien-
debido a que había quedado embarazada antes de su do el orden en que estaban colocados: Jung, Freud,
casamiento. Su paso por la ciudad santafesina fue bre- Marx, Gandhi.
ve. Una fuerte bronconeumonía lo llevó a contraer un Decidió estudiar Medicina en Buenos Aires, pero man-
asma contra el que luchó con tenacidad toda la vida. tuvo viva su pulsión por encontrar nuevos mundos.
Sin embargo, de esa corta estancia le quedó una huella En 1950 recorrió el norte del país con su bicicleta, a la
que siempre ha llevado consigo: su afición por el club que le añadió un pequeño motor. En 1951 viajó como
de fútbol Rosario Central. A los pocos meses los Gueva- enfermero en buques mercantes hacia el sur argenti-
ra fueron a vivir a Buenos Aires y luego a Caraguatay, no y a las costas de Brasil. En 1952, junto a su amigo
donde grabó en su temprana emoción la selva misione- Alberto Granado recorrió Sudamérica. Cruzaron a
ra, su naturaleza exuberante. En 1933 se trasladaron a Chile y subieron en la motoneta “La Poderosa” hasta

Ernesto y Ana María Guevara. Alta Gracia,


Córdoba, 1940 *Periodista y educadora popular 11
Perú. Querían conocer en forma directa los lugares fue ascendido a comandante, encabezando una de las
donde la humanidad se hundía en el abandono: los le- grandes hazañas: la liberación de Santa Clara. Fue
prosarios. Visitaron en Lima a un médico especialista también un gran organizador de los territorios libera-
en lepra, Hugo Pesce, que por esas vueltas de la vida dos como alfabetizador, médico, creador de escuelas,
había colaborado con el teórico socialista e indigenista panaderías, zapaterías, el periódico El Cubano Libre y
José Carlos Mariátegui. Ahí Guevara se aproximó a un Radio Rebelde, entre sus muchos aportes.
marxismo distinto del que había conocido. Luego, en
una balsa endeble, remontaron el río Amazonas hasta
Colombia. De Venezuela regresó para concluir sus es-
tudios de Medicina, y al finalizarlos volvió nuevamente
su mirada hacia el continente. Con su compañero de
ruta Carlos Calica Ferrer viajó a Bolivia y siguió a Perú,
Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Guatemala,
donde se detuvo a vivir la experiencia política que lide-
raba Jacobo Árbenz.
En Guatemala se vinculó afectivamente a la peruana
Hilda Gadea, militante del partido político APRA (Alian-
za Popular Revolucionaria Americana), con quien rele-
yó a Mariátegui y a diversos pensadores marxistas. Su
búsqueda se orientó también hacia el pasado indígena
inscripto en la memoria territorial: visitó los templos de
la civilización maya, como antes lo había hecho en Perú
recorriendo las ruinas de Machu Picchu.
Después de intentar defender sin éxito, junto a otros
jóvenes, el gobierno de Árbenz, Ernesto emigró a Mé-
xico donde intentó sistematizar las enseñanzas de
Guatemala y de otros procesos políticos populares que
habían quedado truncos en el continente: el peronis-
mo en Argentina, el MNR (Movimiento Nacionalista
Revolucionario) en Bolivia, el APRA en Perú. Allí se re-
encontró con Hilda Gadea, con quien se casó y tuvo a En Sierra Maestra se enamoró de Aleida March, con
su primera hija: Hildita. Pero lo que dio un giro deci- quien se unió y tuvieron cuatro hijos: Aleida, Camilo,
sivo en su vida fue el encuentro con Fidel Castro, con Celia y Ernesto. El Che asumió tareas dispares luego
quien construyó una enorme complicidad forjada en el del triunfo de la revolución: fue presidente del Banco
hecho de encontrar algunas de las respuestas políticas Nacional, ministro de Industrias y encabezó varias de-
que buscaba. Ernesto —bautizado como “Che” por los legaciones diplomáticas. Fue el principal impulsor del
cubanos del Movimiento 26 de Julio por su hablar “ar- “trabajo voluntario”, al que veía como una escuela para
gentino”— se unió como médico a la expedición de la la educación del Hombre Nuevo, verdadero propósito
embarcación Granma, poniendo a Fidel una sola con- revolucionario. Consideraba esta actividad como un
dición: que cumplida esta tarea, él quedara libre para camino concreto para luchar contra la enajenación del
seguir haciendo revoluciones en cualquier sitio del trabajo producida por la sociedad capitalista, y para
mundo donde fuera necesario. superar el horizonte de los seres humanos individua-
listas, alienados y competitivos.
EL CHE CUBANO E INTERNACIONALISTA El trabajo voluntario y el internacionalismo fueron
“En 1956 seremos libres o mártires”, había asegurado claves en el pensamiento del Che sobre el socialismo.
Fidel. El Granma llegó a las costas cubanas el 2 de di- La revolución debía conquistar una dimensión an-
ciembre de 1956. Rápidamente fueron dispersados, y el tiimperialista e internacionalista para obligar a los
Che fue herido. De médico pasó a guerrillero, y después EE. UU. a dispersar su fuerza militar. “¡Crear dos,

12
tres, muchos Vietnam!” era la consigna expresada
en el “Mensaje a los pueblos del mundo”, que envió a
la Conferencia Tricontinental reunida en La Habana
en 1966.
Un tiempo antes había compartido con Jorge Ricar-
do Masetti, el periodista argentino que lo entrevistó
en Sierra Maestra, un proyecto frustrado. Luego de
encomendarle la creación de una agencia de noticias
—Prensa Latina— para romper el cerco mediático
contra Cuba, Masetti tenía como misión armar una
base guerrillera que esperaba instalarse en 1963 en el
norte argentino y desde donde se iban a articular sus
esfuerzos con los de la guerrilla del Ejército de Libe-
ración Nacional (ELN) de Perú (de la que participó el
poeta Javier Heraud, muerto en combate). Ambos in-
tentos insurgentes fueron desmontados por el poder
militar de Argentina y Perú, y eso obligó a cambiar sus
planes. Se sumó con una columna de cubanos a la lu-
cha anticolonial por la liberación en el Congo, que fue
derrotada. Regresó a Cuba de manera clandestina y
preparó el próximo proyecto, Bolivia, donde buscaba
crear una escuela y un punto de resguardo para las
experiencias guerrilleras que emergían en el sur del
continente.
El 7 de noviembre de 1966 se inició el Diario del Che
en Bolivia. La guerrilla fue derrotada antes de llegar
al lugar donde esperaban establecerse. El 8 de octu-
bre de 1967 el Che fue capturado y el 9 fue cruelmente
asesinado.

Celia, Ana María y Ernesto Guevara junto a su


madre, Celia de la Serna. Alta Gracia, 1939

Mapas del recorrido del segundo viaje de


Ernesto Guevara por América Latina

13
Los viajes del Che

MÉXICO
1954-1956 | México, Guanajuato,
Puebla, Popocatépetl, EE. UU.
Iztaccíhuatl, Veracruz, Catemaco, 1952 | Miami (primer viaje por América)
Coatzacoalcos, Campeche, 1964 | Nueva York (Reunión ONU)
Mérida, Uxmal, Chichén Itzá,
Córdoba y Tuxpan
NICARAGUA
GUATEMALA 1953 | Managua (segundo viaje por América)
1953 | Guatemala, Jalapa, Quiriguá CUBA
Vieja, Puerto Barrios, Atitlán y 1956-1965
Chimaltenango (segundo viaje COSTA RICA
1966
por América) 1953 | San José, Golfito y Puntarenas (segundo viaje
por América)
HONDURAS VENEZUELA
1953 | Segundo viaje por América 1951 | Puerto de Caripito (viaje en buque mercante)
1952 | Caracas (primer viaje por América)
EL SALVADOR
1953 | San Salvador, Santa Ana y Chalchuapa TRINIDAD Y TOBAGO
(segundo viaje por América) 1951 | Pointe-à-Pierre (viaje en buque mercante)
COLOMBIA
1952 | Bogotá y Leticia(primer viaje por América)

ECUADOR PANAMÁ
1953 | Guayaquil (segundo viaje por América) 1953 | Segundo viaje por América

PERÚ BRASIL
1952 | Lima, Tarata, Titicaca, Cuzco, Machu Picchu, Abancay, Pucallpa, 1951 | Porto Alegre (viaje en buque
Iquitos y San Pablo (primer viaje por América) mercante)
1953 | Lima, Puno, Cuzco y Machu Picchu (segundo viaje por América)

URUGUAY
BOLIVIA 1961 | Punta del Este (Reunión OEA)
1953 | La Paz (segundo viaje por América)
1966-1967
ARGENTINA
1928 | Rosario
1928-1933 | Buenos Aires y Misiones
CHILE 1933-1947 | Córdoba
1952 | Santiago de Chile, Osorno, Valdivia, Temuco, Valparaíso, 1947 | Buenos Aires
Antofagasta y Chuquicamata (primer viaje por América) 1950 | Córdoba, Santiago del Estero,
Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja,
San Juan, Mendoza y San Luis (viaje por
Argentina)
1951 | Santa Fe y Comodoro Rivadavia (Viaje
en buque mercante)
1952 | San Francisco, Miramar y Bariloche
(primer viaje por América)
1952 | Buenos Aires
1953 | La Quiaca (segundo viaje por América)

14
YUGOSLAVIA
ALEMANIA DEMOCRÁTICA 1959 | Viaje diplomático
CHECOSLOVAQUIA
1960 | Viaje diplomático UNIÓN SOVIÉTICA
1960 | Viaje diplomático
1960 | Viaje diplomático
1966 | Praga

JAPÓN
1959 | Viaje diplomático

COREA DEL NORTE


1960 | Viaje diplomático

CHINA
1960 | Viaje diplomático
PAKISTÁN
1959 | Viaje diplomático INDONESIA
1959 | Viaje diplomático

EGIPTO
MARRUECOS 1959 | Viaje
1959 | Viaje diplomático INDIA
diplomático 1959 | Viaje diplomático

CEILÁN
1959 | Viaje diplomático

TANZANIA
1965 | Embajada cubana

REPÚBLICA
DEMOCRÁTICA
DEL CONGO
1965

15
16
Así disfrutábamos nuestros momentos, compartíamos
los libros que ya se había leído, con esa capacidad que
tuvo durante toda su vida de ser un lector muy voraz.
Prácticamente leía un libro por día, aprovechando
cualquier espacio libre que tuviera, sobre todo en el
trayecto de un lugar a otro. Entre sus libros preferidos
se encontraba el Quijote, que había leído más de seis
veces, y El capital, al que consideraba un monumento
del saber humano.

Aleida March, Evocación.

Leyendo en su despacho del Ministerio de Industrias.


La Habana, Cuba, 1961. Archivo de la familia Baliero

17
Quedé tendido, disparé un tiro hacia el norte siguiendo el mismo oscuro impulso
del herido. Inmediatamente, me puse a pensar en la mejor manera de morir en
ese minuto en que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London,
donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con
la dignidad de su vida.

Ernesto “Che” Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria (Cuba).

18
UN ITINERARIO
DE LAS LECTURAS
DEL CHE
por Santiago Allende y Federico Boido*

Las múltiples dimensiones de la vida de Ernesto “Che” Guevara a aquel hombre meditativo que en sus batallas
Guevara han dejado en segundo plano su faceta de heroicas destinó siempre, juntos a sus armas, un sitio
lector. Aquel hombre práctico mantuvo con la lectu- para la poesía”).
ra un estrecho vínculo que lo acompañó desde su in- La sección de economía da cuenta del desarrollo de un
fancia en Alta Gracia, cuando el asma condicionaba nuevo espacio de interés en Guevara, a partir del triun-
su asistencia a la escuela y su madre lo iniciaba en el fo de la Revolución cubana. En sus tiempos a cargo del
mundo de los libros. Ministerio de Industrias, el Che comenzó a realizar
A lo largo de esta muestra se explorará el universo del intensos estudios sobre modelos de planificación eco-
Che como lector, recorriendo los diversos géneros en nómica en el marco del proyecto socialista. En esta al-
los que puede dividirse su prolífica serie de lecturas: li- quimia de funcionario, lector y líder revolucionario im-
teratura, economía, filosofía y pensamiento, biografías pulsó un debate sobre el modo de organizar el proceso
e historia, entre otros. El último apartado del presente económico cubano, fomentando espacios de discusión
catálogo ofrece un listado exhaustivo de los libros que y formación con los dirigentes y con sus compañeros
leyó Ernesto Guevara. del Ministerio. El abordaje colectivo de El capital, la mo-
La sección de literatura está compuesta por autores clá- numental obra de Karl Marx, fue nodal en este proceso,
sicos universales como Miguel de Cervantes y William acompañado de la lectura del Manual de Economía Polí-
Shakespeare, clásicos de la narrativa y el ensayo argen- tica de la URSS, con el que polemizó arduamente. Con
tino como Domingo Faustino Sarmiento y José Hernán- este fin, el aporte de pensadores como Oskar Lange,
dez, y escritores contemporáneos como Ernesto Sabato Evgeni Preobrazhenski y Ernest Mandel le ofrecieron
y Julio Cortázar. Dentro de este eje se destacan los libros una sólida perspectiva teórica para discutir los funda-
de aventuras de Julio Verne y Emilio Salgari, de quienes mentos de la ortodoxia soviética.
Guevara fue un ávido lector desde su primera juventud, El eje filosófico se nutre de las tempranas lecturas juve-
y que alimentaron su pasión por los viajes trazando niles, relacionadas con la redacción de un diccionario
una relación íntima entre la aventura expedicionaria y filosófico que el Che inició a sus 17 años y que continuó
la lectura. Se acercó a la poesía a través de los autores hasta su estadía en México, en el año 1956. El arco de sus
republicanos españoles que conoció desde pequeño por intereses iba de los clásicos Aristóteles y Santo Tomás de
el vínculo de su familia con la comunidad de emigra- Aquino a los pensadores argentinos Carlos Astrada, José
dos. Antonio Machado, Rafael Alberti, Federico García Ingenieros y Aníbal Ponce. También leyó a los teóricos del
Lorca y Miguel Hernández se combinaron con poetas socialismo internacional: estudió los escritos políticos de
latinoamericanos como César Vallejo, José Martí y Pablo Vladimir Lenin y Marx, luego El capital y los Manuscritos
Neruda (quien llegó a decir: “Yo sigo viendo en el Che económico-filosóficos de 1844 de Marx y las obras de Hegel,

Bolivia, 1967 *Investigadores de la BN 19


primero de manera directa y más tarde a través de György
Lukács. Este programa de lecturas se remontaba a los orí-
genes del marxismo, al que combinaba con los escritos de
Ponce, fundamentalmente su libro Humanismo burgués y
humanismo proletario, que probablemente hayan sido los
rudimentos de un humanismo que se condensó en la fi-
gura del Hombre Nuevo.
Otro género que abordó el Che fue el de las biografías
y la historia. Vinculadas a la literatura que frecuentó
tempranamente, las biografías le permitían percibir el
trasfondo de ciertos acontecimientos históricos y las
circunstancias en que las vidas personales están presen-
tes en las ideas políticas y filosóficas. Las lecturas de la
Vida de Marx de Franz Mehring, la Vida de Lenin de Pierre
Chasles o el Stalin de Henri Barbusse son parte de una
curiosidad que no se agotaba en los fundadores del so-
cialismo, sino que se ampliaba a figuras de la política y
el pensamiento universal. Tres personajes mundiales
del siglo XX que exponían los dos frentes de disputa
colonial, como Winston Churchill, Mahatma Gandhi y
Jawaharlal Nehru, también merecieron su atención. En
cuanto a Latinoamérica, leyó las biografías de José Martí,
de Vicente Sáenz y de Túpac Amaru. Sus lecturas acerca
de la historia tenían un fuerte anclaje en la experiencia
práctica desde la que interrogó el saber libresco. Y si bien
desde joven tuvo una inquietud por acercarse al conoci-
miento de la historia universal y, posteriormente, a la del
legado comunista, su mayor interés se concentraba en la
lectura relacionada con los destinos de sus viajes.
Por ejemplo, en el listado que anotó en sus Cuadernos
de Bolivia podemos apreciar su preocupación por co-
nocer la historia de ese país con especial énfasis en la
cuestión nacional entremezclada con la problemática
étnica e indígena. Sobre el problema nacional y colonial de
Me cuesta escribir; o son los detalles técnicos que no
Bolivia, escrito por Jorge Alejandro Ovando Sanz, fue el deben interesar, o los recuerdos de toda la vida pasada
libro que mereció mayor atención y despliegue en sus que tardará en volver. Porque has de saber que soy una
comentarios y anotaciones. mezcla de aventurero y burgués, con una apetencia
de hogar terrible pero con ansias de realizar lo soñado.
Las lecturas del Che desbordaron los cánones más
Cuando estaba en mi burocrática cueva soñaba con
previsibles y se desplegaron en otras direcciones que hacer lo que empecé a hacer; y ahora, y en el resto
podríamos sintetizar en tres grandes áreas: deporte, del camino, soñaré contigo y los muchachos que van
psicoanálisis y medicina. Con relación al deporte, sus creciendo inexorablemente. Qué imagen extraña deben
hacerse de mí y qué difícil será que algún día me
intereses se centraron en el ajedrez y el rugby. Produc-
quieran como padre y no como el monstruo lejano y
to de la reclusión obligada por el asma, desde su infan- venerado, porque será una obligación hacerlo.
cia fue un activo jugador de ajedrez, así como un ávido Cuando arranque te dejaré unos libros y notas,
lector de bibliografía relativa a su juego, donde se des- guárdalos. Me he acostumbrado tanto a leer y estudiar
que es una segunda naturaleza y hace más grande el
taca Mis mejores partidas de ajedrez, de Alexander Alekhi-
contraste con mi aventurerismo.
ne. En cuanto al rugby, su práctica se combinó con la
escritura: publicó artículos en 1951 en la revista Tackle. Carta del Che a Aleida March en Evocación.

20
En otro extremo, su preocupación por la constitución tonces, que acompaña la vida de Guevara y es la escri-
de la subjetividad y la psiquis lo acercaron a lecturas tura. Escribe sobre sí mismo y sobre lo que lee, es decir,
psicoanalíticas: Sigmund Freud, Theodor Reik y el escribe un diario”. Con estas palabras de Piglia, apre-
Dr. J. Gómez Nerea (seudónimo del escritor peruano ciamos otra de las dimensiones del Che como lector:
Alberto Hidalgo). Con respecto a las lecturas de medi- la escritura. Desde su juventud, Guevara construye el
cina, se combinaron sus intereses profesionales con el hábito de volcar sus reflexiones y vivencias en cuader-
proyecto de escritura de un libro, finalmente inconclu- nos, práctica que lo acompañará hasta sus últimos días
so, planificado durante sus años de residencia en Gua- en Bolivia. Se destacan los diarios de viaje, que abarcan
temala y México, cuyo título tentativo fue La función su recorrido por Argentina (1950), su primer y segundo
social del médico en América Latina. Para su elaboración, viaje por América Latina (1951-1952 y 1953-1956), su es-
consultó obras como El indoamericanismo y el problema tadía en Cuba (1956-1965) y su experiencia guerrillera
racial en las Américas, de Alejandro Lipschutz, e Higiene y en El Congo y posteriormente en Bolivia (1965-1967). Si
profilaxis, de Germinal Rodríguez. Por otra parte, pode- abordamos un criterio temático, podemos mencionar
mos señalar el rol del Che como editor, visible en la car- sus Apuntes filosóficos, que se extienden desde su adoles-
ta a Armando Hart escrita en Tanzania en diciembre de cencia hasta la estadía en Bolivia; y sus Apuntes econó-
1965, en donde elabora un proyecto editorial para la di- micos, centrados en el debate que se suscitó durante su
fusión del pensamiento socialista en Cuba, con fuertes período como ministro de Industrias de la Revolución
críticas a los “ladrillos soviéticos que tienen el inconve- cubana. Estas obras, que permanecieron inéditas du-
niente de no dejarte pensar”. Esta lectura nos señala la rante décadas, comenzaron a ser publicadas en los últi-
forma en la que el Che abordó su propia formación y su mos años y posibilitan un acercamiento a la figura del
aspiración a una pedagogía popular y antidogmática. Che como pensador radical. Rastrear el hilo de sus textos
“Desde luego, como Guevara lee, también escribe. O, y sus lecturas nos permite alumbrar nuevas zonas de
mejor, porque lee, escribe. [...] Hay otra serie larga, en- experiencia y reflexionar acerca de sus legados.

La Habana, Cuba, 1959. Las Villas, Cuba, diciembre de 1958. Facsímil del cuaderno de Ernesto Guevara con
Foto: Andrew Saint-George/Magnum Photos Fondo Giussani-Constenla, Departamento las lecturas que realizó en África, Praga y Cuba
de Archivos, Biblioteca Nacional

21
22
DE LOS LIBROS A
LA FOTOGRAFÍA
ENTRE LA EPOPEYA Y LA NOVELA

por Matilde Sánchez*

¿Cómo recortar hoy su figura sobre el fondo de una Por entonces el Che ya era un revolucionario muy cono-
mitología y una leyenda preponderante en el museo cido, pero no por sus acciones globales; no alcanzará esa
histórico de la izquierda latinoamericana? E intentarlo dimensión sin pasar antes de los libros al reino de las imá-
en el vértigo de efemérides que se reiteran cada mes de genes, es decir, sin participar del cambio más transforma-
octubre, compuesto por esas fechas tan bien calibradas dor de la modernidad.
para superponerse y cerrar el círculo biográfico, que A su muerte, el Che va a superponerse cada vez más
subrayan el dramatismo mediante la asombrosa coin- con el famoso primer plano del “Guerrillero heroico”,
cidencia del almanaque. En 1997, justo treinta años una de las fotografías más reproducidas del siglo; será
después de su asesinato en Bolivia, una comisión de an- retrato puro, su quintaesencia en la imagen que tomó
tropólogos argentinos y cubanos identificaba los restos Alberto Korda ese día de 1960, en los funerales de las
de Ernesto “Che” Guevara en la pista de aterrizaje del víctimas de un atentado en el puerto de La Habana. En
aeropuerto de Vallegrande, en el lugar exacto donde rigor, un plano casi accidental, con un desconocido de
el ejército boliviano siempre supo que los guardaba, perfil y una palmera enmarcando al comandante que el
bien escondidos, como un tesoro para el intercambio. editor Feltrinelli convertiría en pancarta. Fue también
Hoy, veinte años después de ese hallazgo pactado y del por inspiración de dos de sus retratos, el que acabamos
traslado de la urna a la ciudad de Santa Clara, en Cuba, de mencionar y también el del muerto de ojos bien
cuando su influencia política retrocede y vuelve por abiertos en el lavadero de Bolivia, de Freddy Alborta,
oleadas desde lo profundo del siglo XX, nos ocupamos que sus contemporáneos protagonizan el Mayo fran-
de él como lector, una forma neutra para el homenaje cés, la revuelta de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco
en convivencia. y el Cordobazo. Y es uno de los contados ejemplos en
Emanado de sus propias anotaciones, pero también del que la mirada de un solo individuo —en dos imágenes,
registro múltiple del oficial Centro de Estudios Ernes- ambas en blanco y negro— arrastra en movilización a
to “Che” Guevara de La Habana (dirigido por María del las masas de jóvenes.
Carmen Ariet y Aleida March), su listado de libros depara Fue tal el peso de su figura —me refiero al martiro-
sorpresas y aconseja prudencia. Es particularmente reve- logio boliviano narrado en su Diario pero también al
lador detectar algunos libros de ficción recibidos en sus sentido literal, a su álbum, juvenil para toda la eterni-
últimos años de vida —presumiblemente a pedido suyo, dad— y tanto lo que se ha escrito sobre ella que hasta
es decir, no de manera mecánica—. Se trata de un período puede resultar ineficaz el esfuerzo de nombrarlo de un
vital de grandes contradicciones personales que comien- modo iluminador, significante. El Che parece haber
za con su partida de La Habana, en esa gira diplomática estrenado y clausurado, para el resto de los mortales,
interminable de 1960, y concluirá con su alejamiento del su apodo; ese vocativo del pronombre más cercano,
gobierno y su entrega absoluta al sacrificio combatiente. la segunda persona, la que designa al más semejante.

Las Villas, Cuba, diciembre de 1958.


Fondo Giussani-Constenla,
Departamento de Archivos, Biblioteca Nacional *Escritora y periodista 23
24
25
¿Alguien conoce a algún otro que en la vida real fuera
En la Embajada de Cuba en Dar es-Salaam,
Tanzania, 1966. Foto: Ernesto Guevara
llamado así? El propio Ricardo Piglia, en su bello en-
sayo “Ernesto Guevara, rastros de lectura”, se resiste
a llamarlo Che, quizás en el intento de conjurar en su
nombre todo vestigio de empleo comercial y de resti-
tuirle su autoridad ejemplar. Lejos de las marcas, de la
cerveza o la industria del jean, Guevara se ajusta mejor
al combatiente, al personaje hipermasculinizado del
relato en armas, incluso mientras el guerrillero lee.
Ni el nombre ni sus apellidos, sin embargo, guardan la
naturalidad de esa sílaba sola y erosionada. Pese a la agu-
deza y penetración psicológica de su homenaje, Piglia
conservará hasta el final esta incomodidad nominativa.
Podemos seguir en esto al filósofo Peter Sloterdijk en su
ensayo Extrañamiento del mundo, con su tesis de que la sin-
gular apelación que se recibe de otro —en este caso del su-
blevado Fidel Castro, en México, en 1955— y la identifica-
ción de un lector con sus lecturas son las dos condiciones
—las voces del mandato— que confluyen en el nacimien-
to de los héroes y en la búsqueda de su destino.
El Che transcribe en sus cuadernos poesía de los
maestros latinoamericanos del siglo XX; son poemas

26
“contenidistas”, de autores románticos o de literatura
En la conferencia de la Organización de Estados
comprometida. Pero no lo sabemos efectivamente lec- Americanos. Punta del Este, Uruguay,
tor del Orlando furioso de Ariosto. ¿Lector además del 8 de agosto de 1961. Foto: Associated Press
Orlando de Virginia Wolf, ese transexual espontáneo,
traducido por Borges y su madre? Tampoco deja de sor-
prender Todos los fuegos el fuego (el título debió sonarle
atractivo). Sabemos por la correspondencia de Julio
Cortázar con sus amigos que, durante su visita a La
Habana a fines de 1963, el Che se encargó de devolverle
el tomo dedicado de Rayuela sin haberlo abierto, con el
argumento de que tenía demasiado trabajo en la reor-
ganización del Ministerio de Industrias como para leer
obras de creación. El listado también incluye a autores
que serían severamente castigados por la política cul-
tural de disciplinamiento del gobierno revolucionario:
los Nuevos cuentos cubanos, de Antón Arrufat —publica-
do en 1961, el autor protagonizaría luego el escándalo
del caso Heberto Padilla—. De 1966 se incluyen Para-
diso, de Lezama Lima, obra muy vanguardista y neoba-
rroca, la Poesía de paso, del chileno Enrique Lihn, y Los
años duros, de un muy joven Jesús Díaz, quien acabaría
por exiliarse en el llamado “período especial” —la crisis

27
Facsímiles del índice de libros de Ernesto Guevara
correspondientes a las lecturas de su adolescencia

28
Ernesto Guevara y Aleida March. Dar es-Salaam,
Tanzania, 1966. Foto: Ernesto Guevara

de los años noventa— para dirigir la revista opositora paración en Praga, lee más que nunca, pero sobre todo
Encuentro de la Cultura Cubana. transcribe sus muy valiosas notas sobre el Congo, una
Sin embargo, lo que sí se destaca con claridad es que el autocrítica honesta y feroz. El escaso compromiso de
Che no fue un lector doctrinario que se limitara a la bi- los combatientes congoleños le ha revelado al Che los
blioteca de la izquierda y la historia soviética, sino que límites de la educación política occidental, inaceptable
tenía avidez por la cultura política clásica e incluso por para los africanos. Lo que según el Che debía ser el nue-
conocer a fondo las perspectivas que no apoyó ni con vo capítulo de la descolonización, después de Argelia,
su práctica ni en sus posiciones públicas. Son lecturas concluye en un viaje a lo que él juzga las tinieblas de la
que conducen más a la escritura y la interpretación que superstición animista.
a la acción. Se trata de una de las contadas imágenes en que no viste
Hay una foto que retrata el momento de la gran trans- uniforme; está afeitado, lleva el pelo corto. Es el propio
formación emocional. Es el Che a comienzos de 1966, Che que quiere mirarse bajo esa luz, y es también una
en la antesala, en el limbo de la espera de su nuevo des- foto apta para que Aleida enseñe a los hijos cuando regre-
tino. Es “el año del Che desaparecido”, según lo descri- se. Su rostro muestra aquí sus rasgos suaves; el género
bía una biografía, su año apátrida en el que ya se ha épico exhibe el intervalo novelesco en toda su extrañeza.
anunciado su renuncia a la nacionalidad cubana y sus Sabemos por Aleida March que la caja de colonia inglesa
cargos en el gobierno; el año sin retorno en su devenir Yardley —en los sesenta todo un ícono del consumo bur-
como brigadista internacional. gués— estaba llena de municiones. Pero sobre la cómo-
Allí está, en Tanzania, sentado en la cama de un cuarto da hay un paquete que ha recibido por correo, parecen
diminuto, en el primer piso de la Embajada cubana en libros; detrás de él, otra pila de libros al parecer nuevos,
Dar es-Salaam, a comienzos de 1966, donde es visitado en los que ha apoyado la cámara con la que se hará el au-
por su esposa. El joven que mira al espejo ya ha pasado torretrato. Y es la imagen de su transformación que pre-
por la fallida campaña clandestina en el Congo, en 1965, cede aquel otro autorretrato que se tomará en noviembre
marcada por los malentendidos étnicos. Se repone de de ese mismo año, con la cámara en automático apoyada
la depresión por la desbandada y de los graves ataques en su falda, ante el espejo de la puerta del baño, en su
de asma y las diarreas ocasionadas por una disentería cuarto del Hotel Copacabana a su llegada a La Paz, ya ca-
que lo tuvo largo tiempo pesando menos de 50 kilos. En racterizado como un viajante de comercio, el uruguayo
los meses que pasará allí, antes de otra estadía de pre- Ramón Benítez, su último pasaporte.

29
30
VIDAS
EJEMPLARES
BIOGRAFÍAS E HISTORIA

por Guillermo David*

“En rigor, no hay historia. Solo biografía”. Thomas concepción del Hombre Nuevo. En ese texto laten las
Carlyle postulaba así su idea de una historia laica forja- pulsiones de sus lecturas históricas —su punto de vista
da en la fragua por los héroes, donde estos cumplían con sobre el vínculo entre la técnica y el mundo del traba-
su rol fundacional como en las antiguas mitologías. La jo—, herencias a las que ha de renunciar el guerrero
tradición marxista se encargó de las refutaciones usua- que debe despojarse de los condicionamientos de la so-
les: el sujeto de la historia son las clases subalternas, los ciedad de clases para devenir modelo ejemplar. Ideas
pueblos, las naciones oprimidas en lucha por su libera- que proceden no de la doxografía marxista sino de sus
ción. Y, en última instancia, la clase obrera, que por su propias lecturas históricas.
posición en las relaciones de producción poseía por na- Una mirada sobre sus bibliotecas permite percibir que
turaleza la potestad de destrucción del orden capitalista. la Historia figura predominantemente bajo dos for-
Desde sus años en México, Ernesto Guevara indagó el mas. Primero como una serie de lecturas relacionadas
repertorio de lecturas marxistas de la época. Sin em- con los temas del desarrollo del comunismo. Obras
bargo, fue forjando otra idea de Sujeto —histórico, como Esbozo de Historia del Partido Comunista, de Juan
colectivo e individual— concebida tanto en su propia José Real, Historia del comunismo en América Latina, de
experiencia vital como en la vasta saga de libros de Víctor Alba, o la voluminosa Historia de la Revolución
aventuras y biografías de grandes hombres que forma- Rusa, de León Trotsky —que leyó y anotó en plena selva
ron parte de su imaginario insurgente. boliviana—, forman parte de esta formación historio-
Hombre sacrificial, capaz de despojarse de sus ves- gráfica. También leyó libros que denotan su interés por
tiduras heredadas para alumbrar al Hombre Nuevo. cultivar una instrucción general respecto de la historia
Individuo soberano, su forma superior es el guerrero. universal de la humanidad, como Estudio de la Historia,
Hombre total que con la potencia de su voluntad puede de Arnold Toynbee, la Enciclopedia de Historia del mundo
producir el viraje de la Historia contra toda prevención en la Edad Moderna, de la Universidad de Cambridge, o
sobre sus límites e imposibilidades. Cierta idea de pro- Historia de la Edad Media, del medievalista ruso Evgueni
videncia subyace soterrada en él, ya no como un orden Kosminsky. También hay bibliografía que se corres-
de predestinación regulado por los dioses a la usanza ponde con los territorios por los que Guevara se movió
griega o por el Dios monoteísta, sino más bien por las a lo largo de su vida, como Breve historia de México, de
fuerzas de la Historia que se conjugan en un avatar en José Vasconcelos, Historia de la nación cubana, de Emete-
que la personalidad excepcional tuerce el rumbo de los rio Santovenia, África. Biografía del colonialismo, de José
acontecimientos mediante la acción decidida. Benítez Cabrera, y Sobre el problema nacional y colonial
Es en el discurso “El socialismo y el hombre en Cuba” de Bolivia, de Jorge Ovando Sanz, texto concerniente a
—que se podría considerar como uno de sus aportes la cuestión plurinacional que también leyó y anotó du-
teóricos más originales— donde Guevara formula su rante su última experiencia guerrillera.

Leyendo la biografía de Goethe, de Emil Ludwig.


Sierra Maestra, Cuba, 1958 *Investigador de la BN 31
32
Con Jawaharlal Nehru. Nueva Delhi, India, julio de 1959

33
Pero la Historia también aparece bajo la forma de bio-
grafías. Incluso se puede inferir su afección a un gé-
nero recurrentemente discutido: la biografía novela-
da. Romain Rolland, Fouché y María Antonieta de Stefan
Zweig, Tolstoi y Dostoievski de Merejkovski, La sabiduría
de Goethe de Emil Ludwig, Marx y Engels escritas por la
Stepanova, una publicista soviética, componen un co-
llage de personalidades que Guevara frecuentó. Entre
estas incursiones biográficas se destacan la canónica
Vida de Marx de Franz Mehring, las semblanzas his-
tóricas de Lenin escritas por Pierre Chasles y Máximo
Gorki y la vida de Stalin recreada por Henri Barbusse.
Siguiendo, y en parte contraviniendo el canon marxis-
ta, para Guevara “el individuo de nuestro país [Cuba]
sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sa-
crificio”. Al despojamiento de la ambición material y
la actitud heroica, rastreable en sus lecturas de obras
de inspiración moral frecuentemente difundidas por
la propaganda soviética al estilo de Así se templó el acero
de Nicolai Ostrovski, Guevara le adiciona, “a riesgo de
parecer ridículo”, la guía de “grandes sentimientos de
amor”. Pero, a renglón seguido, argumenta que el re-
volucionario ha de “unir a un espíritu apasionado una
mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se le
contraiga un músculo”. Amor, pasión, sacrificio, y de-
terminaciones radicales que ponen a prueba cualquier
humanismo; todo un ideario cristiano —y soviético,
de la etapa heroica— que el propio Guevara sostendrá
con su propia vida y que consumará con su muerte: “No
hay vida fuera de la revolución”, postuló. Es decir: solo
la muerte anhelada del revolucionario provee el argu-
mento final a un destino dirigido a la construcción de
una humanidad emancipada. “El revolucionario, mo-
tor ideológico de la revolución dentro de su partido, se
consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene
más fin que la muerte […] Nuestra libertad y su sostén
cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de
sacrificio”.

34
Sin embargo, a lo que parecería una vindicación del Lawrence, Guevara vio un par, un igual. Puesto que el
individualismo extremo ­ —fruto dilecto de la ética inglés, transformado en jefe del levantamiento árabe,
protestante— Guevara no deja de matizarla con un no podía dejar de considerar la condición del extran-
alerta singular. Se trata de una cita de Freud, al que fre- jero que con las armas de la inteligencia, la voluntad
cuentó en su juventud prerrevolucionaria: “Allí donde y el coraje encabeza una guerra que da origen a una
despierta el amor, muere el Yo, el déspota tenebroso”. nueva configuración social en países oprimidos por la
El ideal romántico del amor, devenido fuerza colectiva, presencia imperial.
encarna en la potestad histórica de la transformación De todas formas, no solo a figuras en espejo recurrió
y constituye la precondición del Hombre Nuevo. No en sus lecturas. También abundó en las biografías de
obstante, quien sería llamado “el Cristo americano” hombres ilustres como Churchill y Nehru, que pue-
no desconoció la eficacia del rencor social transfor- den leerse como anverso y reverso de la dominación
mado en combustible de la rebelión. En el “Mensaje imperial y el triunfo sobre ella con métodos que caían
a la Tricontinental”, escrito en vísperas de su capítu- fuera de la concepción utilitarista, política y militar, y
lo boliviano, escribe: “El odio como factor de lucha, el sobre todo europea, del adalid británico. Esos modos
odio intransigente al enemigo, impulsa más allá de las de insurgencia van configurando el mundo nuevo tan-
limitaciones naturales del ser humano y lo convierte to como la concepción de la lucha revolucionaria en el
en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de Che, que hace de la vía armada no solo su medio sino su
matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo forja del hombre del futuro.
sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”. No obstante, donde más plausible es el rastro de sus
Amor, sacrificio, odio son los materiales con que se for- lecturas de biografías es en su consideración de Fidel
ja el rebelde, el hombre futuro. Castro. Al igual que Martínez Estrada, Guevara ve en
Otras biografías pueden considerarse como consti- él a un actor histórico, en el doble sentido de la pala-
tutivas de la sensibilidad guevariana: la de José Mar- bra, capaz de producir una dramaturgia política, a la
tí, escrita por Vicente Sáenz, la de Túpac Amaru, de que apelaron figuras como Hitler, Mussolini o Perón
Boleslao Lewin, y el relato autobiográfico de T. E. (leyó de este último Política y estrategia, escrito bajo el
Lawrence Los siete pilares de la sabiduría, publicado por seudónimo de Descartes). Esta idea de Martínez Estra-
Sur. Tres enclaves de clara pertinencia personal para da es recogida por el Che para, como Gramsci, pensar
el Che que, al igual que Fidel Castro, se concebía a sí la compleja dialéctica entre el conductor y las masas.
mismo como relevo de la gesta martiana interrum- “Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de
pida por su muerte trágica. Lo mismo puede decirse intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un
del trabajo definitivo de Lewin sobre el irredentismo final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha
incaico, que ha de haber sido una inspiración y guía y victoria”. A esa dinámica que Marx condenó bajo el
para su elección del Altiplano boliviano, desde donde nombre de “bonapartismo”, el Che le agrega la creación
pensó que podía continuar el grito de Tinta para des- de instituciones revolucionarias que han de resolver el
encadenar la emancipación americana. Pero sin duda problema ingente de un pueblo que ansía rescatarse de
es la crónica de la liberación árabe, escrita por su pro- las alienaciones heredadas, a fuerza de mito heroico,
tagonista T. E. Lawrence, la que más lo inspiró desde el pero que a su vez debe encontrar cauces establecidos
punto de vista personal. No es difícil conjeturar que en por donde canalizar sus fuerzas creadoras.

35
36
37
Pienso que, efectivamente, ese hombre no fue solamente un intelectual, sino el
hombre más completo de su tiempo.

Jean-Paul Sartre, entrevista en Prensa Latina, 1967.

38
LECTURAS
FILOSÓFICAS
por Michael Löwy*

La pasión del Che Guevara por la filosofía es una Entre los filósofos marxistas que estudió encontramos a
constante que se manifiesta en su itinerario inte- Paul Lafargue, August Thalheimer, los argentinos Emi-
lectual, desde su juventud en Argentina, en los años lio Troise y Aníbal Ponce y los autores soviéticos del Dic-
cincuenta, hasta sus últimos días en las montañas de cionario filosófico marxista, Rosental y Judin. Durante sus
Bolivia (1966-1967). Se trata de una formación autodi- viajes por América Latina descubrió los Siete ensayos de
dacta —solo en el liceo tuvo acceso a una enseñanza interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariá-
académica— en la que este lector insaciable trata de tegui, gracias al médico peruano Hugo Pesce y a Hilda
absorber una cantidad increíble de materiales filosófi- Gadea, su primera compañera. Entre los pensadores la-
cos, aunque muchas veces de segunda mano. Desde el tinoamericanos no marxistas que Guevara leyó en esta
comienzo, el marxismo ocupó un lugar central en este época se encuentran José Ingenieros —El hombre medio-
interés, con una gran diversidad de fuentes que van de cre— Víctor Haya de la Torre y Leopoldo Zea. Durante su
los llamados “clásicos” hasta los manuales soviéticos. estancia en México, un amigo argentino, Arnaldo Orfila
El primer testimonio de su interés por la filosofía se Reynal, director del Fondo de Cultura Económica, le
remonta a sus 17 años, donde emprendió la redacción prestó los tres tomos de El capital.
de un Diccionario filosófico. Continuó con este proyecto Ya como dirigente revolucionario en Cuba (1959-1965)
hasta 1956 en México. Se trata de una obra compues- el Che continuó sus estudios, con especial énfasis en
ta por siete cuadernos, el último de los cuales es una el marxismo. En el despacho personal de su vivienda,
síntesis de los anteriores. El IV se ha perdido y el res- disponía de un gran número de libros. Una parte de
to está en los fondos del archivo documental Centro ellos está subrayada y con comentarios al margen. La
de Estudios Ernesto “Che” Guevara. Tiene un anexo amplitud de campos de interés es impresionante. Para
con conceptos sin citas: causalidad, infinito, círculo, conocer mejor la historia del pensamiento filosófico es-
hombre, vida, cobardía, ciencia, determinismo, tradi- tudió los tres tomos de las Lecciones sobre la historia de la
ción, valor, belleza, arte, temperamento. El Diccionario filosofía de Hegel. Leyó a Marx, Lenin, Trotsky y Mao Tse
filosófico fue reeditado en el libro América Latina. Des- Tung, escritos de G. V. Plejanov, György Lukács, Louis
pertar de un continente (Ocean Press, 2003). La obra se Althusser, Roger Garaudy, Herbert Marcuse, Galvano
refiere a muchos autores de la historia de la filosofía, Della Volpe, Adam Schaff, Jean-Paul Sartre, y a varios
de Aristóteles a Ortega y Gasset, pero en buena parte autores soviéticos: Deborin, Kon, Rocín, Konstantinov,
de segunda mano, utilizando la Historia del mundo en la Dynnik, entre otros. También leyó a los marxistas argen-
Edad Moderna, una enciclopedia de veinticinco tomos tinos Carlos Astrada, Héctor Agosti y León Rozitchner.
que su padre tenía en la biblioteca. Su lectura más intensa fue, sin embargo, El capital. Volvió
Ya en esa época, primero en Argentina, después en sus a leer la gran obra de Marx como ministro de Industrias
viajes por América Latina (1952-1956), empezó a leer en un taller de lecturas con Orlando Borrego y a cargo de
algunos escritos de Marx y Engels, como el Manifiesto un profesor hispano-soviético, Anastasio Mansilla. Su lec-
Comunista, así como de Lenin, Stalin y Mao Tse Tung. tura de El capital no es únicamente económica, también

Conferencia de Ernesto Guevara en la


Universidad de La Habana, 2 de marzo de 1960 *Sociólogo y filósofo franco-brasileño 39
40
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre entrevistan a
Ernesto Guevara en su despacho del Banco Central.
La Habana, Cuba, marzo de 1960. Foto: Alberto Korda

41
es filosófica, desde una perspectiva humanista revolu-
cionaria, uno de los principales ejes de su pensamiento.
En el ensayo sobre el sistema presupuestario, en febrero
del 1964, escribe: “El peso de este monumento de la inte-
ligencia humana es tal que nos ha hecho olvidar frecuen-
temente el carácter humanista (en el mejor sentido de la
palabra) de sus inquietudes; la mecánica de las relaciones
de producción y su consecuencia: la lucha de clases oculta
en cierta medida el hecho objetivo de que son hombres los
que se mueven en el ambiente histórico”. Es evidente que
esta opción lo situaba en el campo opuesto al antihuma-
nismo estructuralista de Althusser en sus escritos sobre
El capital publicados a partir de 1965.
Después de su salida de Cuba, durante su pasaje por
Praga, África y, más tarde, Bolivia, siguió con sus lec-
turas sin interrupción. En una carta a Armando Hart
Dávalos, enviada en 1965 desde Tanzania, propuso un
amplio programa de estudios de filosofía y economía
marxista. Acopia, entonces, entre 1966 y 1967, una am-
plia lista de obras que tiene la intención de leer: escri-
tos de Aristóteles, Lucrecio, Giordano Bruno, Erasmo,
Maquiavelo y Nietzsche.
Pero el documento más impresionante de su sed de co-
nocimiento son los Cuadernos de lectura de Bolivia. Ocul-
tos durante años en un cajón de los archivos militares
de ese país, revelan cómo, en las condiciones precarias

42
de la guerrilla, Guevara sigue leyendo, tomando notas y
redactando breves comentarios personales en función
de un ambicioso programa de formación intelectual
y política. Buena parte de las notas vienen del libro Los
marxistas, del sociólogo de izquierda norteamericano
C. Wright Mills, que le sirve como importante fuente
para el conocimiento de la diversidad del pensamiento
de esa escuela. Sus lecturas marxistas en la selva son
predominantemente de corte filosófico. Incluyen clá-
sicos como la Dialéctica de la naturaleza de Engels, “obra
magnífica pero incompleta y fragmentaria”; un manual
soviético —Rosental y Straks, Categorías del materialismo
dialéctico— que le parece “lleno de dogmatismo” y de
poca utilidad; una Historia de la filosofía. De la antigüedad a
comienzos del siglo XIX, de un colectivo soviético dirigido
por M. A. Dynnik; la Historia de la Revolución rusa de León
Trotsky, “libro apasionante... si hacemos abstracción de
la personalidad del autor”, y finalmente, una reflexión
“heterodoxa”, El joven Hegel de Lukács, que considera
una “obra de mucha profundidad”.
Este conjunto de lecturas heterogéneas tiene una enor-
me significación filosófica y política. Es el testimonio
de la búsqueda del Che Guevara de una comprensión
dialéctica del marxismo como filosofía de la praxis, en
ruptura con el dogmatismo de los manuales soviéticos y
con toda forma anquilosada de pensamiento socialista.

43
44
Facsímiles de su tercer cuaderno filosófico
y apuntes manuscritos sobre distintas
lecturas de filosofía y economía

45
46
EL PENSAMIENTO
ECONÓMICO
DEL CHE
por Néstor Kohan*

La búsqueda de una vida emancipada solo se realiza si sometiendo la economía al “voluntarismo” de la acción
al mismo tiempo se practica, con el mismo énfasis, la y al “romanticismo” de los valores. No comprendían que
libertad de pensamiento. El marxismo no es solamente en su postura rebelde a todo encasillamiento las fuerzas
una “gran teoría”, es también una filosofía de vida; así morales se convertían, quizás, en unas de las principa-
lo pensó y vivenció Ernesto Guevara. Por eso decidió les fuerzas productivas de la historia.
sustraerse de los encasillamientos del marxismo cien- El pensamiento de Guevara impactó de lleno en los
tificista y cuestionar la pesadez de las fórmulas me- fundamentos del marxismo “oficial” del socialismo
cánicas que propagaba el economicismo soviético. La real, cuya vulgata repleta de dogmatismo legitimaba
heterodoxia era el camino hacia la liberación, pues ha- todo tipo de escisiones: separaba la objetividad de la
bilitaba una relación iconoclasta e irreverente con los subjetividad, la economía de la política, el desarrollo de
textos clásicos de Marx, Engels y Lenin, sin abandonar las fuerzas productivas de la lucha de clases.
la tradición revolucionaria, en su caso descifrada y teji- Lejos de toda improvisación, el papel central que el
da al calor de un prisma netamente latinoamericano y Che otorga a la ética y a la subjetividad como núcleos
del Tercer Mundo. Dicha lectura no era ajena a las ne- de fuego de la conciencia comunista se basa en una
cesidades prácticas de una revolución socialista del ter- crítica marxista de la economía política. Dicha crítica
cer mundo. Esta perspectiva le valió las reprobaciones refuta el determinismo evolucionista de la historia y
de las izquierdas más conservadoras, eurocéntricas y el mecanicismo de una economía que se percibe como
moderadas, y el estigma de no pocas burocracias par- esfera autónoma desconectada de las relaciones socia-
tidarias. Impugnación que el Che enfrentó en la teoría les de producción. En Guevara había tanto una crítica
y en la práctica, combinando una meditada erudición al desarrollo desigual del imperialismo y el mercado
marxista (mayormente desconocida hasta el día de mundial capitalista como a los modelos teóricos que
hoy) con una innegable audacia política, predicando al lo legitimaban. Fue un crítico de la economía neoclá-
mismo tiempo con el ejemplo y poniendo en riesgo su sica como también del keynesianismo. Ambos eran
propia vida. considerados como dos versiones que sujetaban al ser
Los críticos de las tesis de Guevara sospechaban de un humano a los modelos económicos de las grandes fir-
sobredimensionamiento de la ética y los problemas de mas, empresas y bancos. La raíz última de su concep-
la subjetividad en sus formulaciones. Un énfasis que, ción general es de carácter ético y antropológico; una
según sus detractores, partía de un desconocimiento de concepción del ser humano como criatura inacabada y
la primacía histórica de las “leyes económicas objetivas” en proceso permanente de (auto)superación a partir de
y del predominio absoluto de las fuerzas productivas, una praxis emancipadora.

En su despacho del Ministerio de Industrias.


La Habana, Cuba, 1962
*Filósofo y docente 47
48
Desde la aparición de El capital, los revolucionarios del
mundo tuvieron un monumento teórico que esclarecía
los mecanismos del sistema capitalista y la lógica
interna de su irremediable desaparición. Durante muchos
años fue la enciclopedia donde se bebía el material
teórico indispensable para las nuevas generaciones de
luchadores. Aún hoy, el manantial no se ha agotado
y maravilla la claridad y profundidad de juicio de los
fundadores del materialismo dialéctico. Sin conocer El
capital no se es economista en el pleno y honroso sentido
de la palabra.

Ernesto “Che” Guevara, En la selva, Néstor Kohan.

En su despacho del Ministerio de Industrias.


La Habana, Cuba, s. f.

49
Facsímiles de anotaciones para sus cuadernos
económico-filosóficos

Las posiciones del Che se manifestaron en los grandes (donde intervinieron economistas, como el pensa-
debates de los años 1963 y 1964 que figuran en las actas dor judío belga Ernest Mandel y el académico francés
de las reuniones del Ministerio de Industrias (durante Charles Bettelheim) y en sus Apuntes críticos a la Eco-
años inéditas) y en sus artículos sobre la teoría mar- nomía Política (ambas publicadas, respectivamente, en
xista del valor, el cálculo económico (socialismo con 2003 y 2006, en Australia y en Cuba).
mercado, promovido primero por la URSS, luego por Desde su viaje a la URSS, Guevara percibió, hasta la
China) y la alternativa que él propuso, el Sistema Pre- obsesión, que la importancia desmedida que los so-
supuestario de Financiamiento (SPF, la planificación viéticos atribuían al Manual de Economía Política de la
socialista, diferente y antagónica con el socialismo Academia de Ciencias, en detrimento de las lecturas
mercantil). Todas estas discusiones podemos verlas clásicas del marxismo, como El capital, encerraba fór-
compendiadas hoy en la obra colectiva El gran debate mulas dogmáticas y apologéticas que, por falta de una

50
problematización realista, estaban conduciendo a la y una nueva conciencia, pueden acelerar la transfor-
Unión Soviética de regreso al capitalismo, proceso que mación de las relaciones de producción —aunque la
el Che comienza a vislumbrar ya en 1965, un cuarto de Revolución cubana no haya podido desarrollar una
siglo antes de la caída del Muro de Berlín. Por eso, fren- tecnología de punta y una industria pesada propias—.
te a los manuales económicos soviéticos, otrora “oficia- Según el SPF, la ley del valor (base del mercado capita-
les”, propuso desplegar una osada herejía para reflexio- lista mundial) y la planificación socialista son dos tér-
nar acerca de las trampas que los modelos económicos minos contradictorios y antagónicos. Es erróneo pen-
del socialismo real estaban atravesando al separar la sar que uno se puede valer del otro o que uno se cumple
racionalidad económica de las nuevas formas sociales a partir del otro. Guevara opinaba que en la transición
y los proyectos emancipatorios. Esta amarga caracteri- al socialismo la supervivencia de la ley del valor o ten-
zación constituye la principal consecuencia política de día a ser superada por la planificación socialista o se
los escritos del Che de aquel período, incluyendo desde volvía al capitalismo (como finalmente le ocurrió a la
sus intervenciones públicas en El gran debate, sus lar- URSS). El Che se tomaba en serio la advertencia meto-
guísimas anotaciones (editadas en 2006) volcadas en dológica que Marx planteó en el comienzo de El capital
su obra Apuntes críticos a la Economía Política, hasta sus cuando escribió que “la mercancía es la célula básica de
reflexiones teóricas finales elaboradas en sus cuader- la sociedad capitalista”. Si sobrevive durante la transi-
nos de lectura de Bolivia, también inéditos y descono- ción socialista e, incluso, si es alentada a que crezca en
cidos hasta 2011. nombre del “socialismo mercantil”, a largo plazo eso
En Cuba, en consonancia con ciertas críticas a la or- conlleva darle un nuevo impulso al capitalismo que re-
todoxia que venían de otras latitudes, principalmen- nace de sus cenizas.
te del llamado Tercer Mundo, pero también desde El Che realiza el mismo cuestionamiento a la Nueva
EE. UU. (por ejemplo, la revista Monthly Review que él Política Económica (NEP) que el propio Lenin planteó
leía asiduamente), Guevara les responde a los partida- en 1921, en la que el socialismo coexistía con ciertas
rios del “cálculo económico” y su propuesta de “socia- formas privadas de la producción y el comercio. Sin
lismo con mercado”. Sostiene que no hay que esperar sustraerse del pensamiento leninista, el Che sostenía
a tener el mayor desarrollo de las fuerzas productivas que Lenin había retrocedido momentáneamente por
para, recién allí, cambiar las relaciones de producción. la debilidad de fuerzas, pero que la NEP jamás cons-
Desde el poder revolucionario, según su perspectiva, tituyó un camino estratégico. La crítica guevarista
la política y la cultura comunistas, que promueven la impugnaba la tendencia a hacer de la necesidad una
creación de una nueva subjetividad, una nueva ética virtud, sin percibir hasta qué punto aquello que por

51
52
cuestiones tácticas un proceso político debe hacer,
cuando se transforma en un horizonte estratégico
conspira contra lo que se buscaba resguardar. La con-
versión de una contingencia coyuntural, pasajera y
momentánea en “ley” absoluta y transhistórica es el
mecanismo con el cual la ortodoxia se reafirma en su
certeza burocrática.
Si el marxismo debía recuperar sus bríos libertarios, ha-
ciendo del pensamiento crítico un método, era necesario
poner en práctica una desobediencia capaz de resituar al
hombre y a la mujer en el centro de los procesos de trans-
formación, para sacarlos del lugar de soportes pasivos de
modelos que, vestidos con los ropajes de la “objetividad” y
sus leyes “ineluctables”, hacían del socialismo un sistema
de reparto de bienes de consumo y no de transformación
de las relaciones humanas.
En el fondo de las críticas del Che no había improvisa-
ción ni meras intuiciones, sino un sistemático y metódi-
co plan de lecturas. El capital completo (que al partir de
Cuba para ir a luchar al Congo y luego a Bolivia, Guevara
le regala, dedicado de puño y letra, a su amigo Orlando
Borrego Díaz) y los Manuscritos económico-filosóficos de
1844 de Marx, la obra de Louis Althusser, El Estado y la
Revolución de Lenin, El hombre unidimensional de Marcu-
se, los varios tomos del Tratado de economía marxista de
Mandel, las obras históricas de Trotsky, los estudios filo-
sóficos de György Lukács, la sociología crítica de Wright
Mills, El capital monopolista de Paul Baran y Paul Sweezy
y los textos utopistas de Charles Fourier o El año 2000 de
Edward Bellamy formaban parte de un repertorio más
amplio de lecturas que desbordaban los límites de la
economía para llevar su racionalidad técnico-científica
a una cosmovisión humanista y emancipatoria.

53
54
Leyendo en su despacho del Ministerio de Industrias.
La Habana, Cuba, s. f. Foto: Arnaldo Santos

55
56
UN LECTOR
VORAZ
OTRAS FACETAS DEL CHE LECTOR

por Emiliano Ruiz Díaz*

El universo de lecturas de Ernesto “Che” Guevara abre- testimonia el ajedrecista argentino de origen polaco
vó zonas de la filosofía, el pensamiento económico, Miguel Najdorf, quien lo conoció y jugó partidas con
la política, las biografías, la historia y la literatura la- él, Guevara poseía una robusta biblioteca especializada
tinoamericana y universal. Sin embargo, su carácter en el deporte. Así es que si se revisa la glosa de sus lec-
de “lector muy voraz” —así lo llamó Aleida March en turas, resalta en ellas Mis mejores partidas de ajedrez del
Evocación— no se detuvo únicamente en ese plano. Los ruso Alexander Alekhine, varias veces campeón mun-
diferentes períodos de su inquieta y cambiante vida dial. El otro deporte al que el Che se aplicó con deci-
lo llevaron hacia los más variopintos e insospechados sión fue el rugby. Lo jugó entre fines de los cuarenta y
territorios. Por un lado, en el prolífico registro de lec- principios de los cincuenta en Estudiantes de Córdoba,
turas de “el hombre más completo de su tiempo” —al y posteriormente en San Isidro Club y Atalaya, ambos
decir de Jean-Paul Sartre— pueden rastrearse autores de Buenos Aires. De este período resulta en 1951 la re-
y títulos vinculados al mundo del deporte, el psicoaná- vista Tackle, atesorada por la Biblioteca Nacional, en la
lisis y la medicina, actividades ligadas a diversas etapas que bajo el jocoso seudónimo de “Chang-Cho”, Guevara
del periplo biográfico del Che. Por otro, su cualidad de firmó seis artículos en los que se desempeñó como cro-
lector insaciable, dueño de un voluminoso acervo ilus- nista del rugby, es decir, como intérprete del deporte,
trado, sirvió a los fines de incursionar, en 1965, en un no solo como su practicante.
esbozo de plan de lecturas pensado como una política
editorial para llevar adelante desde el Estado cubano.
El psicoanálisis y la medicina
Como sostiene María del Carmen Ariet en El pensamiento
“Solo dejaré de practicar deportes cuando me muera” político de Ernesto “Che” Guevara, se vislumbra en sus ano-
Narra Ernesto Guevara Lynch en Mi hijo el Che que taciones e índices, desarrollados en la etapa que va des-
desde muy joven Ernesto Guevara se inclinó por los de la adolescencia al período 1954-1956 en México, una
más variados deportes. En el caso del ajedrez, se tra- notoria preocupación por las lecturas que indagan en la
tó del más significativo ya que, como cuenta William configuración de la subjetividad humana. En este punto,
Gálvez en Che deportista, no solo fue su favorito y en el cobran singular espesor un conjunto de títulos ligados a
que mejor se desempeñó, sino que en paralelo al hábito la psicología y más específicamente al psicoanálisis que
lector, lo aprendió de niño, en los largos períodos que fueron leídos por el Che. Si por un lado la presencia de
debía pasar en su casa a raíz del asma. Posteriormen- autores más afines a un deteriorado pero todavía vigente
te, en sus labores al frente del gobierno cubano fue un positivismo, como José Ingenieros o el húngaro Max Nor-
entusiasta propulsor de la disciplina en el país. Según dau en Psicofisiología del genio y el talento, pueden resultar

Ernesto Guevara en el Torneo Internacional de la


Pesca de la Aguja “Ernest Hemingway”.
La Habana, Cuba, 14 de mayo de 1960.
Foto: Osvaldo Salas *Investigador de la BN 57
previsibles de acuerdo al canon de la época, la lectura de peruano Alberto Hidalgo—, permite deducir que el acer-
Introducción al psicoanálisis y una serie de trabajos de Sig- camiento inicial del Che a estos temas eran propios de un
mund Freud, reunidos en sus Obras completas, muestran curioso aficionado, ávido de incorporar el bagaje concep-
a un Guevara que se sumerge curioso en una corriente tual psicoanalítico (inconsciente, Edipo, neurosis, etc.) y
no muy frecuentada por las izquierdas de entonces. A los que no menosprecia el género divulgación, tal como lo
mismos intereses responde la presencia de obras como certifican títulos que llevan por nombre Freud y el misterio
Psicoanálisis de los sueños, del español nacionalizado ar- del sueño, Freud y el chiste equívoco, Freud y la histeria femeni-
gentino Ángel Garma, o ¿Cómo se llega a ser psicólogo?, del na y Freud y la perversión de las masas.
austríaco Theodor Reik, discípulo directo de Freud. Por Otra dimensión de Guevara lector es la relacionada con
último, la lectura de algunos de los títulos de la colección sus intereses como médico, carrera de la cual se recibió
Freud al Alcance de Todos, de la editorial Tor y a cargo de en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de
la pluma del Dr. J. Gómez Nerea —seudónimo del poeta Buenos Aires en abril de 1953. Las cartas reproducidas

58
en Aquí va un soldado de América dan cuenta de la planifi- da cuenta de una disposición a entender la problemática
cación, entre 1954 y 1956, primero en Guatemala y luego en las coordenadas de la especificidad del subdesarrollo
en México, de “un libro muy pretencioso” cuyo nombre del continente. La protección de la salud de los trabajadores
tentativo fue La función social del médico en América Latina. en la Unión Soviética, del ruso N. A. Vinogradov, revela
Si bien sus posteriores derivas revolucionarias trunca- una inclinación todavía expectante respecto de la expe-
ron el libro, sobrevivió un capítulo llamado “El médico y riencia del socialismo real y, entre otros, Higiene y pro-
el medio”, acompañado de una selección de bibliografía filaxis, del higienista argentino Germinal Rodríguez, es
consultada para la elaboración del proyecto. Allí apare- una muestra de la necesidad de aproximarse de raíz a la
cen obras como El indoamericanismo y el problema racial en curación de las enfermedades endémicas de las comu-
las Américas, de Alejandro Lipschutz, o El standard de vida nidades. Una vez más, las lecturas son una parte ines-
de las poblaciones de América, de Moisés Poblete Troncoso, cindible de la praxis guevariana, siempre con la cuestión
ambos autores chilenos cuyo abordaje por parte del Che humana en el centro.

59
Certificado analítico donde se destacan las doce
materias que aprobó entre octubre de 1952
(cuando retornó de su primer viaje por América
Latina) y abril de 1953 para obtener el título de
Médico por la Universidad de Buenos Aires

Tapa de Alergia. Revista Iberoamericana de


Alergología, vol. II, nro. 4, mayo de 1955.
En ese número, con la firma Dr. Ernesto
Guevara Serna, el Che publicó un artículo
titulado “Investigaciones cutáneas con
antígenos alimentarios semidigeridos”,
basado en su trabajo en el Servicio de
Alergia del Hospital General de México

60
61
Escuela de pensamiento. El Che editor
En 1997 se publicó por primera vez, en la revista cubana
Contracorriente, una carta que Ernesto “Che” Guevara en-
vió a Armando Hart Dávalos, quien se había desempeña-
do como ministro de Educación del gobierno cubano y
ocupaba el puesto de secretario de Organización del fla-
mante Partido Comunista del país caribeño. Esta carta,
escrita en Tanzania en abril de 1965 de puño y letra por
el propio Che, reúne “algunas ideíllas sobre la cultura de
nuestra vanguardia y de nuestro pueblo en general”. Allí
propone un plan de lecturas dividido en ocho series: I.
Clásicos filosóficos, II. Grandes dialécticos materialis-
tas, III. Filósofos modernos, IV. Clásicos de la economía
y precursores, V. Marx y el pensamiento marxista, VI.
Construcción socialista, VII. Heterodoxos y capitalis-
tas y VIII. Polémicas. El plan sintetiza la forma en que
Guevara concibió la lectura a la hora de pensarla no solo
como un instrumento de preparación individual sino
como parte de una política pública fundamental, una
“escuela de pensamiento” capaz de llegar al conjunto
de la población. En la misiva, la impronta guevariana se
hace presente en todo momento. Se critica a los “ladri-
llos soviéticos que tienen el inconveniente de no dejarte
pensar”, se afirma irónicamente que debería editarse la
obra de León Trotsky “que existió y escribió, según pa-
rece” y, en una fuerte reivindicación del debate y la con-
frontación de la diversidad de ideas —“el pensamiento
marxista avanzó así”, sostiene—, se propone la publica-
ción de grandes clásicos de la economía capitalista, or-
todoxa y heterodoxa, como Adam Smith, Joseph Schum-
peter, Alfred Marshall y John Maynard Keynes. En el
cierre de la epístola reconoce que se trata de “un trabajo
gigantesco” pero Cuba lo merece, y aprovecha para es-
bozar una no tan soterrada reprobación al “seguidismo”.
Se trata, en última instancia, de una faceta que permite
pensar a un Che protoeditor, un lector como hacedor de
lecturas, que a lo largo de toda su vida cree que para cada
actividad humana hay un libro —al fin y al cabo el co-
nocimiento— esperando para perforar todos los límites.

De derecha a izquierda: Ernesto Guevara,


Gregorio, Alberto y Tomás Granado, Prato
y Nery Cambronero. Córdoba, s. f.

Participando en la simultánea ofrecida por


el Gran Maestro Miguel Najdorf. La Habana,
Cuba, junio de 1962

62
Carta de Ernesto “Che” Guevara a cado, si excluimos los ladrillos soviéticos Si le das un vistazo a sus publicaciones
Armando Hart Dávalos, que tienen el inconveniente de no dejarte podrás ver la profusión de autores sovié-
Dar es-Salaam, Tanzania (4/12/1965) pensar; ya que el partido lo hizo por ti y tú ticos y franceses que tiene. Esto se debe a
debes digerir. Como método, es lo más an- comodidad en la obtención de traduccio-
Mi querido Secretario: timarxista, pero, además, suelen ser muy nes y a seguidismo ideológico. Así no se da
malos. La segunda, y no menos importan- cultura marxista al pueblo, a lo más, divul-
Te felicito por la oportunidad que te han te, fue mi desconocimiento del lenguaje gación marxista, lo que es necesario, si la
dado de ser Dios; tienes 6 días para ello. filosófico (he luchado duramente con el divulgación es buena (no es este el caso),
Antes de que acabes y te sientes a descan- maestro Hegel y en el primer round me dio pero insuficiente.
sar (si es que no eliges el sabio método dos caídas). Por eso hice un plan de estu- Mi plan es este:
del dios predecesor, que descanso antes), dio para mí que, creo, puede ser estudiado I) Clásicos filosóficos
quiero exponerte algunas ideíllas sobre la y mejorado mucho para constituir la base II) Grandes dialécticos y materialistas
cultura de nuestra vanguardia y de nues- de una verdadera escuela de pensamien- III) Filósofos modernos
tro pueblo en general. to; ya hemos hecho mucho, pero algún día IV) Clásicos de la economía y precursores
En este largo período de vacaciones le metí tendremos también que pensar. El plan V) Marx y el pensamiento marxista
la nariz a la filosofía, cosa que hace tiempo mío es de lecturas, naturalmente, pero VI) Construcción socialista
pensaba hacer. Me encontré con la prime- puede adaptarse a publicaciones serias de VII) Heterodoxos y capitalistas
ra dificultad: en Cuba no hay nada publi- la editora política. VIII) Polémicas

63
64
Cada serie tiene independencia con respec- V) Se está realizando ya, pero sin orden VIII) Como su nombre lo indica, este es el
to a la otra y se podría desarrollar así: ninguno y faltan obras fundamentales más polémico, pero el pensamiento mar-
I) Se toman los clásicos conocidos ya de Marx. Aquí sería necesario publicar las xista avanzó así. Proudhon escribió Filo-
traducidos al español, agregándole un obras completas de Marx y Engels, Lenin, sofía de la miseria y se sabe que existe por
estudio preliminar serio de un filósofo, Stalin y otros grandes marxistas. Nadie la Miseria de la filosofía. Una edición crítica
marxista si es posible, y un amplio voca- ha leído nada de Rosa Luxemburgo, por puede ayudar a comprender la época y el
bulario explicativo. Simultáneamente, se ejemplo, quien tiene errores en su crítica propio desarrollo de Marx, que no estaba
publica un diccionario de términos filo- de Marx (tomo III) pero murió asesinada, y completo aún. Están Robertus y Dürhing
sóficos y alguna historia de la filosofía. el instinto del imperialismo es superior al en esa época y luego los revisionistas y los
Tal vez pudiera ser Dennyk y la de Hegel. nuestro en estos aspectos. Faltan también grandes polémicos del año 20 en la URSS,
La publicación podría seguir cierto orden pensadores marxistas que luego se salie- quizás los más importantes para nosotros.
cronológico selectivo, vale decir, comen- ron del carril, como Kautzky y Hilfering Ahora veo, que me faltó uno, por lo que
zar por un libro o dos de los más grandes (no se escribe así) que hicieron aportes y cambio el orden (estoy escribiendo a vuela
pensadores y desarrollar la serie hasta muchos marxistas contemporáneos, no pluma). Sería el IV, Clásicos de la economía
acabarla en la época moderna, retornan- totalmente escolásticos. y precursores, donde estarían desde Adam
do al pasado con otros filósofos menos VI) Construcción socialista. Libros que Smith, los fisiócratas, etc.
importantes y aumentando volúmenes traten de problemas concretos, no solo de Es un trabajo gigantesco, pero Cuba lo me-
de los más representativos, etc. los actuales gobernantes, sino del pasado, rece y creo que lo pudiera intentar. No te
II) Aquí se puede seguir el mismo método haciendo averiguaciones serias sobre los canso más con esta cháchara. Te escribí a
general, haciendo recopilaciones de algu- aportes de filósofos y, sobre todo, econo- ti porque mi conocimiento de los actuales
nos antiguos (Hace tiempo leí un estudio mistas o estadistas. responsables de la orientación ideológica
en el que estaban Demócrito, Heráclito y VII) Aquí vendrían los grandes revisionis- es pobre y, tal vez, no fuera prudente ha-
Leucipo, hecho en la Argentina). tas (si quieren, pueden poner a Jruschov), cerlo por otras consideraciones (no solo la
III) Aquí se publicarían los más repre- bien analizados, más profundamente que del seguidismo, que también cuenta).
sentativos filósofos modernos, acompa- ninguno, y debía estar tu amigo Trotsky, Bueno, ilustre colega (por lo de filósofo), te
ñados de estudios serios y minuciosos que existió y escribió, según parece. Ade- deseo éxito. Espero que nos veamos el sépti-
de gente entendida (no tiene que ser más, grandes teóricos del capitalismo, mo día, Un abrazo a los abrazables, incluyén-
cubana) con la correspondiente crítica como Marshal, Keynes, Schumpeter, etc. dome de pasada, a tu cara y belicosa amistad
cuando representen los puntos de vista También analizados a fondo con la expli-
idealistas. cación de los porqué. R. (Ramón, seudónimo del Che)

65
66
LIBROS EN LA
SELVA
por Régis Debray*

Una heladera jodida, la memoria. Puede dejar derretir norte, repleto de analogías fecundas, es sin duda el Im-
los grandes relatos épicos de una época pasada de moda, perio romano de los primeros siglos de nuestra era. A pe-
pero conserva intactos, como congelados, detalles ínfi- sar del incoherente y destructivo trabajo del tiempo, las
mos juzgados en el momento, incongruentes o raros. El décadas transcurridas han dado toda su significación a
pequeño hecho verdadero, inexplicablemente, adquie- la búsqueda premonitoria de Ernesto Guevara. Sustra-
re relevancia, sin respeto por nuestra escala de valores yéndose en los pliegues de su curiosidad intelectual, veía
ni el alcance de los acontecimientos. Cincuenta años más lejos que nosotros, que teníamos las narices sobre la
después de haberme ido del campamento guerrillero coyuntura en lugar de considerar las largas y pacientes
de Ñancahuazú, en Bolivia, recuerdo bastante mal los perspectivas del tiempo.
mensajes orales que el Che me pidió transmitir a Fidel Hay una paradoja del trastocamiento de las mentalida-
Castro, su jefe y amigo, pero todavía queda en mi mente des dominantes: lo visto predomina sobre lo leído. El
el pedido que me hizo de traerle, después de mi gira por Che era un gran lector, un hombre de escritura, cuyos
los países vecinos en la que realicé un estudio sobre el textos sobre economía, política, sociología y filosofía ya
campesinado alrededor de Santa Cruz, el libro Historia no se leen, pero su silueta visual es omnipresente. El in-
de la decadencia y caída del Imperio romano, del historiador trovertido que siempre tenía libros para sus compañeros
inglés Edward Gibbon. Yo conocía a este venerable autor de ruta —El Canto general de Neruda era uno de ellos en
solo de nombre; en Francia se lo evoca a Montesquieu Bolivia— y que se preocupaba muy poco de las cámaras,
para el estudio de este tema de la historia. Enseguida tan poco exhibicionista como le era posible, se encuen-
esto me ocasionó problemas triviales de tipo material tra sacralizado por una gama infinita de imágenes que
(peso, volumen, dimensiones). Me pregunté cómo y van de la remera al póster. La tipografía lo ayudó a vivir
dónde encontrar una buena traducción en castellano, y a pensar (así como sirvió de base al socialismo, con los
y sobre todo, una edición de bolsillo. La perspectiva de obreros del libro que fueron el latido de esta tradición
tener que recorrer librerías y, más grave aún, llevar des- secular), pero es la fotografía la que lo hace sobrevivir
pués esta carga erudita en mi mochila, me dejó perplejo. entre las juventudes del mundo. Este reformateo, esta
Puede parecer delirante cuando uno sabe cómo fueron conversión póstuma de un lector en ícono ha sido, por
desarrollándose los acontecimientos, pero en esa etapa, así decirlo, impuesta mediante la transición, hoy termi-
el proyecto estaba bien: hacer emerger en el sudeste bo- nada, de la grafósfera a la videósfera. Esta última tiene
liviano una base de retaguardia estable, al estilo chino de la ventaja de perpetuar, a menor costo, el recuerdo de los
Yunnan, donde poder instalar una pequeña biblioteca, grandes que se han ido, pero también el inconveniente
propicia para las idas y venidas de visitantes o comba- de sustituir una personalidad por otra, cambiando el
tientes que provenían del mundo exterior. Mi inespera- sentido mismo de la palabra “leyenda”. Esta designaba,
do arresto me liberó de esta pesada tarea bibliográfica. en su sentido exacto, “lo que debe ser leído” (legenda en
Lo que en el momento me pareció un pedido insólito, latín); actualmente engloba todo lo que llega a la retina
casi antojadizo, resultó ser con el tiempo una rara pers- y sabe hacerse ver. Para corregir un lamentable error de
picacia. Está claro que la cuestión clave de nuestro mun- traducción, es necesario honrar a la vez el origen de una
do contemporáneo es saber en qué momento de la his- palabra y la verdad de un hombre.
toria romana se encuentra hoy el imperio americano, ya
que el único predecesor plausible de la hiperpotencia del Traducción de Patricia Castro

Leyendo la prensa cubana. Congo, 1965 *Filósofo y escritor francés 67


68
Hicimos una biblioteca bastante amplia. Teníamos
muchos materiales de carácter económico, de carácter
histórico. El tiempo que estuvimos en Bolivia haciendo
vida clandestina nos permitió ir adquiriendo unos
quinientos o seiscientos libros [...] Parece que tenía la
intención de escribir acerca de la nueva sociedad de
manera un poco más sólida. Leía a los clásicos, a Marx,
a Engels, también a Lenin, e iba subrayando y tomando
notas, y después lo pasaba a cuadernos y sobre estos
cuadernos iba elaborando sus ideas, sobre cada uno de
los aspectos y estudios que iba desarrollando [...] Además
de estas cosas, leía colectivamente con todos nosotros
novelas costumbristas de forma tal que entendiéramos al
hombre sudamericano.

Harry Villegas Tamayo, En la selva, Néstor Kohan.

Congo, 1965

69
NOTAS CRÍTICAS
DEL CHE
Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento
Sarmiento es uno de esos meteoros que cruzan de vez en cuando la faz de un pueblo para perderse en el recodo del camino
pero dejando siempre el recuerdo de su destello. De su obra histórica habrá que recordar su amor por la educación popular;
de su obra política, la entrega de la Argentina a la voracidad imperialista de los ferrocarriles; de su obra literaria, la que
haría que su nombre sobreviviera aun cuando todo lo demás quedara olvidado, el Facundo.

En Sobre literatura y arte. México, c. 1954-1956.

Martín Fierro, de José Hernández


La intención social del poema tiene valor de por sí, pues es una buena exposición de la vida y de los vejámenes a que
estaban expuestos los gauchos, pero no es lo fundamental ni mucho menos [...] Martín Fierro alcanza su valor perenne por
el sostenido tono novelado y auténtico del poema, que pinta con colores nítidos el panorama general de la época, y por
la acertada pintura que de sí hacen los caracteres a través de sus palabras. Valor poético solo se alcanza en contadísimas
excepciones, pero frases y sentencias de algunos de ellos son de antologías.

En Sobre literatura y arte. México, c. 1954 y 1956.

Canto general, de Pablo Neruda


Cuando el tiempo haya tamizado un poco los andares políticos y al mismo tiempo —ineluctablemente— haya dado al
pueblo su triunfo definitivo, surgirá este libro de Neruda como el más vasto poema sinfónico de América.
Es poesía que muestra un hito y quizás una cumbre. Todo en ella, hasta los pocos (e inferiores) versos personales del
final, respiran trascendencia [...] Es un canto general de América que da un repaso a todo lo nuestro desde los gigantes
geográficos hasta las pobres bestezuelas del señor monopolio.

En Sobre literatura y arte. México, c. 1954-1956.

70
Historia de la Revolución rusa, de León Trotsky
Es un libro apasionante pero del cual no se puede hacer una crítica pues está de por medio la calidad de actor que tiene el
historiador. De todas maneras, arroja luz sobre toda una serie de hechos de la gran revolución que estaban enmascarados
por el mito. Al mismo tiempo, hace afirmaciones aisladas cuya validez es total al día de hoy. En resumen, si hacemos
abstracción de la personalidad del autor y nos remitimos al libro, este debe considerarse una fuente de primer orden para
el estudio de la Revolución rusa.

Néstor Kohan, En la selva. Bolivia, c. 1966-1967.

El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista, de György Lukács


Es un libro de mucha profundidad que analiza exhaustivamente la filosofía hegeliana de su juventud y trata de
explicarla. Contribuye a iniciar en la difícil filosofía hegeliana, explicando incluso su vocabulario junto con su metodología.
Presenta análisis muy sugerentes, entre los que está la afirmación de que la dialéctica hegeliana no es solo la inversa de
la materialista, sino que tiene sus propias leyes y su mecánica, hundiéndose en mistificaciones que la convierten en un
pantano intransitable. Lo que no está suficientemente demostrado, en mi concepto, es que Hegel sea el producto de las
contradicciones capitalistas. Es un punto en que hay que tomarlo o dejarlo sin mayor discusión.

Néstor Kohan, En la selva. Bolivia, c. 1966-1967.

Manifiesto del Partido Comunista, de Karl Marx y Friedrich Engels


Este manifiesto es uno de los documentos fundamentales del marxismo. Está escrito cuando sus autores no habían acabado
de plasmar su teoría revolucionaria y conservaban algo de la pedantería filosófica de la izquierda hegeliana. Podría
haber desaparecido toda la parte de la crítica literaria de los antecesores y falsificadores y hubiera ganado en impacto
revolucionario. Pero esas tesis fundamentales no envejecen y pueden ser citadas hoy. Es uno de los escritos de agitación más
profundos y audaces que haya producido la humanidad.

En Apuntes críticos a la economía política. Cuba, c. 1963-1964.

71
... mis dos debilidades fundamentales estaban
satisfechas en el Congo: el tabaco, que me
faltó muy poco, y la lectura, que siempre fue
abundante [...] sobre todo el hecho de retirarme
a leer, huyendo de los problemas cotidianos.

Ernesto “Che” Guevara,


Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo.

Leyendo en la base de Lulimba mientras otros


combatientes mantienen sus conversaciones.
Congo, 1965

72
73
74
LAS
LECTURAS
DEL CHE
La presente lista de lecturas consta qué obras en particular fueron las Respecto al Che en su faceta de lec-
de tres partes. La primera enume- elegidas para la lectura. tor se recurrió fundamentalmente
ra en orden alfabético los autores Vale aclarar que la lista no eviden- a En la selva, de Néstor Kohan (La
y los correspondientes títulos que cia más que un estado de la cues- Llamarada, 2013); Che, entre la litera-
efectivamente fueron leídos por tión y que por lo tanto puede ser co- tura y la vida, de Julio Llanes (Paso
Ernesto “Che” Guevara. Hay casos rregida y aumentada en ocasiones de los Libres, 2010), y El último lec-
en los que de acuerdo a las fuentes futuras. Por último, corresponde tor, de Ricardo Piglia (Anagrama,
se pudieron constatar, completos enumerar las fuentes de las cuales 2005), en particular el capítulo “Er-
o en parte, los datos exactos de la se vale la misma. Para un panorama nesto Guevara, rastros de lectura”.
edición, en otros se incorporó la primero y general se utilizaron Che La mayoría de los autores y obras
información correspondiente allí Guevara. Una vida revolucionaria, de incluidos en la lista provienen de
donde los textos mencionados con- Jon Lee Anderson (Emecé, 1997); Er- textos, anotaciones y apuntes de
taban con una única edición dis- nesto Guevara. También conocido como diversa índole, éditos e inéditos, de
ponible en el período. La segunda el Che, de Paco Ignacio Taibo II (Pla- Ernesto “Che” Guevara, reunidos
parte remite al plan de lecturas que neta, 2010); El pensamiento político de en los volúmenes Sobre literatura y
el Che proyectó para los años 1966- Ernesto “Che” Guevara, de María del arte (Arte y Literatura, 1997); Amé-
1967 en Bolivia, lo cual implica que, Carmen Ariet (Ocean Press/Ocean rica Latina. Despertar de un continen-
a excepción de los títulos que llevan Sur, 2010), y El pensamiento del Che te (Ocean Press/Ocean Sur, 2003);
un asterisco, no se conoce a ciencia Guevara, de Michael Löwy (Siglo Apuntes filosóficos (Ocean Press/
cierta si llegaron a ser leídos. El or- XXI, 1971). En este punto también se Ocean Sur, 2012); Apuntes críticos
denamiento de esta sección repro- consultaron libros testimoniales de a la Economía Política (Ocean Press
duce la versión incluida en América familiares, amigos y compañeros, Ocean Sur, 2006) y, por último,
Latina. Despertar de un continente como los de Ernesto Guevara Lynch, El cuaderno verde del Che (Planeta,
(Ocean Press/Ocean Sur, 2003). Aleida March, Hilda Gadea, Ricar- 2007), libro prologado por Paco
La tercera parte recoge en orden do Rojo, Alberto Granado, Carlos Ignacio Taibo II que reúne las poe-
alfabético una lista de autores que “Calica” Ferrer, Julia Constenla, Jor- sías de Pablo Neruda, León Felipe,
Ernesto Guevara abordó pero res- ge Ricardo Massetti, Ciro Bustos, Nicolás Guillén y César Vallejo que
pecto de los cuales no fue posible Harry Villegas (Pombo) y Orlando el Che transcribió en sus cuadernos
obtener la información acerca de Borrego. de Bolivia.

Leyendo Días y noches, de Konstantin Simonov,


durante el Torneo Internacional de la Pesca
de la Aguja “Ernest Hemingway”. La Habana,
14 de mayo de 1960. Foto: Alberto Korda 75
A
AA. VV., Acerca de El capital, s. d.
AA. VV., La nueva China, s. d.
AA. VV., Pensamiento y acción de José Martí, s. d.
Academia de Ciencias de la URSS, El papel de las masas populares y el de la personalidad en la historia,
Buenos Aires, Cartago, 1959.
———, Manual de Economía Política, México, Grijalbo, 1958.
———, Historia de la URSS. Época del socialismo (1917-1957), México, Grijalbo, 1960.
Adams, Richard, Un análisis de las creencias y prácticas médicas en el pueblo indígena de Guatemala,
Guatemala, Ministerio de Educación Pública, 1952.
———, Introducción a la antropología aplicada, Guatemala, Centro editorial José de Pineda Ibarra, s. d.
———, Para una política de la cultura, Buenos Aires, Procyón, 1956.
Agosti, Héctor, El mito y la libertad, Buenos Aires, Procyón, 1959.
———, Nación y cultura, Buenos Aires, Procyón, 1959.
Aguirre, Juan A., Lecciones de marxismo, s. d.
Akutagawa, Ryūnosuke, Rashomon, s. d.
Alarcón, Juan Ruiz de, La verdad sospechosa, s. d.
Alarcón, Pedro A., El escándalo, s. d.
———, El sombrero de tres picos, s. d.
Alba, Víctor, Historia del comunismo en América Latina, México, Ediciones Occidentales, 1954.
Alberdi, Juan Bautista, El crimen de la guerra, Buenos Aires, s. e., 1895.
Alden Mason, J., Idiomas indígenas y su estudio, s. d.
Alegría, Ciro, Los perros hambrientos, s. d.
Alekhine, Alexander, Mis mejores partidas de ajedrez, s. d.
Alexandrov, N., Teoría del Estado y el Derecho, México, Grijalbo, 1962.
Alighieri, Dante, La divina comedia, s. d.
Almaraz, Sergio, Petróleo en Bolivia, La Paz, Juventud, 1958.
Althusser, Louis, Contradicción y sobredeterminación, La Habana, Venceremos, 1964.
———, Sobre la dialéctica materialista, La Habana, Venceremos, 1964.
———, Por Marx, La Habana, Ediciones Revolucionarias, 1966.
Álvarez, Agustín, La creación del mundo moral, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915.
Amadeo, Octavio, Vidas argentinas, s. d.
Amaya Amador, Ramón, Prisión verde, México, Latina, 1950.
Ambrosio, San, Tratado de las mujeres, s. d.
Ameghino, Florentino, Filogenia, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915.
———, Doctrinas y descubrimientos, s. d.
Anónimo, Chilam Balam, s. d.
Anónimo, Las mil y una noches, s. d.
Anónimo, Popol Vuh, s. d.
Andreev, L., Fundamentos de la teoría del conocimiento, s. d.
Andréiev, Leónidas, Sachka Yegulev, s. d.
Anechenko, Arcadio, Cuentos, s. d.
Aquino, Santo Tomás de, La ley, s. d.
———, Suma teológica, s. d.
Aragón, Louis, Aurélien, s. d.
Arango, Ángel, ¿Adónde van los cefalomos?, La Habana, Ediciones Revolucionarias, 1964.
Arciniegas, Germán, Biografía del Caribe, s. d.
———, Entre la libertad y el miedo, s. d.
Arévalo, Juan José, Guatemala. La democracia y el imperio, Buenos Aires, Renacimiento, 1955.

76
Arguedas, Alcides, Raza de bronce, s. d.
Ariosto, Ludovico, Orlando furioso, s. d.
Aristófanes, Comedias Completas, s. d.
———, Las aves, s. d.
———, Las avispas, s. d.
Aristóteles, La política, s. d.
———, Metafísica, s. d.
Arjiptsev, F., La materia como categoría filosófica, México, Grijalbo, 1962.
Arlt, Roberto, Aguafuertes porteñas, s. d.
Arnault, Jacques, Historia del colonialismo, Buenos Aires, Futuro, 1960.
Arrufat, Antón, Nuevos cuentos cubanos, La Habana, Casa de las Américas, 1961.
Asch, Scholem, El regreso de Jaim Lederer, s. d.
Astrada, Carlos, El marxismo y las escatologías, Buenos Aires, Procyón, 1957.
———, Humanismo y dialéctica de la libertad, Buenos Aires, Dédalo, 1960.
Asturias, Miguel Ángel, El señor presidente, s. d.
———, Leyendas de Guatemala, s. d.
———, Sien de alondra, s. d.
———, Viento fuerte, s. d.
Aymé, Marcel, La jument verte, s. d.
Azcárate, Manuel y José Sandoval, 986 días de lucha, s. d.
Azorín, Las confesiones de un pequeño filósofo, s. d.

B
Baldwin, James et ál., Nous, les negres, s. d.
Balmes, Jaime, Curso de filosofía elemental. Historia de la filosofía, s. d.
———, El criterio, s. d.
Baran, Paul, La economía política del crecimiento, México, FCE, 1959.
Barberena, Santiago I., Historia antigua y conquista de El Salvador, s. d.
Barbusse, Henri, Stalin, s. d.
Baroja, Pío, Aurora roja, s. d.
Baudelaire, Charles, Las flores del mal, s. d.
Bayo Genoud, Alberto, Tempestad en el Caribe, s. d.
Bedel, Maurice, Jerome 60º latitud norte, s. d.
Bellamy, Edward, El año 2000, s. d.
Benítez Cabrera, José A., África. Biografía del colonialismo, La Habana, Ediciones Revolucionarias, 1964.
Bergson, Henri, La risa, s. d.
Bernal, John D., La ciencia en la historia, México, UNAM, 1959.
Bernanos, George, Los grandes cementerios bajo la luna, Santiago de Chile, Zig-Zag, 1929.
Bertrand, Adrien, La llamada de la tierra, Barcelona, José Janés, 1958.
Bingham, Hiram, La ciudad perdida de los incas, s. d.
Blanco Fombona, Rufino, El pensamiento vivo de Bolívar, Buenos Aires, Losada, 1944.
Blom, Frans, La vida de los mayas, s. d.
Blond, George, Desembarco en Normandía, Barcelona, Ediciones G. P., s. a.
Bocaccio, Giovanni, Decamerón, s. d.
Boudin, Louis, El imperio socialista de los incas, s. d.
Buchanan, Thomas, ¿Quién mató a Kennedy?, s. l., Seix Barral, 1964.
Bunke, R., La manufactura y uso de celuloide, la baquelita, etc., s. d.
Burnham, James, La revolución de los directores, s. d.

77
C
Carré de Malberg, Raymond, Teoría general del Estado, México, FCE, 1948.
Castro, Fidel, La historia me absolverá, s. d.
Cervantes Saavedra, Miguel de, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, s. d.
———, Novelas ejemplares, s. d.
Cieza de León, Pedro, La crónica del Perú, s. d.
Clausewitz, Karl von, De la guerra, s. d.
Cole, G. D. H., Historia del pensamiento socialista, México, FCE, 1957.
Collazo, Miguel, El libro fantástico de Oaj, La Habana, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, 1966.
Córdova Iturburu, Cayetano, Diccionario de actualidad, Buenos Aires, Atlántida, 1947.
Cornforth, Maurice, Ciencia versus Idealismo, Buenos Aires, Lautaro, 1959.
Correa, Arnaldo, Asesinado por anticipado, La Habana, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, 1966.
Cortázar, Julio, Todos los fuegos el fuego, Buenos Aires, Sudamericana, 1966.
Couffon, Claude, En Granada, tras las huellas de García Lorca, s. d.
Crépieux-Jamin, Jules, La escritura y el carácter, Madrid, Jorro, 1933.
Criado, Matías Alonso, Veinte mil pensamientos, Buenos Aires, Anaconda, 1946.
Cuatrecasas, Juan, Psico-biología general de los instintos, s. d.
Curie, Eva, La vida heroica de María Curie, s. l., Colección Austral, Espasa Calpe, 1957.
Chas, El batallón de Belvedere, s. d.
Chasles, Pierre, Vida de Lenin, s. l., SELA, 1945.
Chupajin, Iván I., Problemas de la teoría del concepto, La Habana, Editora Política, 1964.

D
D’Athayde, Tristán, El existencialismo. Filosofía de nuestro tiempo, Buenos Aires, Emecé, 1950.
Deborin, A. M., Las doctrinas político sociales de las épocas modernas, Montevideo, Pueblos Unidos, 1960.
Debray, Régis, Revolución en la revolución, Cuadernos de crítica, La Habana, Casa de las Américas, 1967.
Della Volpe, Galvano, Rousseau y Marx, Buenos Aires, Platina, 1963.
Demóstenes, Discursos políticos, s. d.
Deutscher, Isaac, Trotsky. El profeta armado, s. d.
———, Trotsky. El profeta desarmado, s. d.
———, Trotsky. El profeta desterrado, s. d.
Díaz, Jesús, Los años duros, La Habana, Casa de las Américas, 1966.
Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, s. d.
Dilthey, Wilhelm, Historia de la filosofía, s. d.
Djilas, Milovan, La Nueva Clase. Un análisis del régimen comunista, Buenos Aires, Sudamericana, 1958.
Dobb, Maurice, Economía Política y capitalismo, México, FCE, 1961.
Documentos para las Naciones Unidas, La China acusa, s. d.
Dostoievski, Fiódor, Humillados y ofendidos, s. d.
———, Los hermanos Karamazov, s. d.
Ducatillon, R. P. et ál., El comunismo y los cristianos, Buenos Aires, Hachette, 1938.
Dynnik, Mikhail Aleksandrovich, Historia de la filosofía, s. d.

E
Eça de Queirós, José María, El epistolario de Fradique Mendes, Argentina, Sopena, 1938.
———, El señor diablo, s. d.
Efimov Nicolás, Historia de los tiempos modernos, Buenos Aires, Futuro, 1960.
Einstein, Albert, El significado de la relatividad, s. d.
Engels, Friedrich, Anti-Dühring, s. d.
———, Carlos Marx, s. d.

78
———, Dialéctica de la naturaleza, México, Grijalbo, 1961.
———, Los orígenes de la familia, la propiedad privada y el Estado, Buenos Aires, Futuro, 1946.
———, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, s. d.
Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura, s. d.
Ercilla, Alonso de, La araucana, s. d.
Escalante, Aníbal, Calixto García en su campaña del 95, La Habana, s. e., 1946.
Esquilo, Tragedias, s. d.
Estorino, Abelardo, El robo del cochino, La Habana, s. e., 1961.
———, La casa vieja, La Habana, s. e., 1964.
Eurípides, Dramas y tragedias, s. d.

F
Facó, Rui, Brasil, siglo XX, Buenos Aires, Platina, 1961.
Fallas, Carlos Luis, Mamita Yunai, s. d.
Fanon, Frantz, Los condenados de la tierra, s. d.
Faulkner, William, La ciudad, s. d.
———, Santuario, s. d.
Farré, Luis, Heráclito. Exposición y fragmentos, Madrid, Aguilar, 1959.
Felipe, León, El ciervo, s. d.
———, ¡Oh, este viejo y roto violín!, s. d.
Ferber, Edna, Así de grande, s. d.
Fiodorov, Alexei, El comité regional clandestino actúa, s. d.
France, Anatole, Thais, s. d.
Frankfort, H. A., El pensamiento prefilosófico, s. d.
Freud, Sigmund, Introducción al psicoanálisis, s. d.
———, Obras completas, s. d.
Freyre, Gilberto, Nordeste. Aspectos de la influencia de la caña sobre la vida y el paisaje del nordeste de Brasil, s. d.
Fuentes, Carlos, La región más transparente, s. d.
Furmanov, Dimitri, Chapaev, s. d.
Gallegos, Rómulo, Novelas escogidas, Madrid, Aguilar, 1951.
Gaos, José, Antología filosófica. La filosofía griega, s. l., Casa de España en México, 1940.

G
Garaudy, Roger, Liberalismo y comunismo, La Habana, Ediciones Populares, s. a.
———, Humanismo marxista. Cinco ensayos polémicos, Buenos Aires, Horizontes, 1959.
———, La libertad, Buenos Aires, Lautaro, 1958.
García Bacca, Juan David, Los presocráticos. Fragmentos filosóficos de los presocráticos, Caracas, Universidad
Central de Venezuela, 1956.
Garma, Ángel, Psicoanálisis de los sueños, s. l., Asociación Analítica Argentina, 1948.
Gauze, G. F., The struggle for existence, Baltimore, Williams and Wilkins, 1934.
Gettel, Raymond G., Historia de las ideas políticas, Madrid, Labor, 1937.
Giáp, Võ Nguyên, Guerra del pueblo, ejército del pueblo, La Habana, Editora Política, 1964.
Giner de los Ríos, Francisco, Filosofía y Sociología, Buenos Aires, Tor, 1941.
Glazavech, E. N., El trabajo socialista, medio fundamental de formación del Hombre Nuevo, La Habana,
Editora Política, 1964.
Goethe, Johann Wolfgang, Fausto, s. d.
———, Reineke el zorro, s. d.
Gómez, Máximo, Escritos de Máximo Gómez, s. d.

79
Gómez Carrillo, Enrique, Obras escogidas, s. d.
González, Reynaldo, Miel sobre hojuelas, La Habana, s. e., 1964.
Gorki, Máximo, La ciudad del diablo amarillo, s. d.
———, Lenin, Barcelona, Agencia Internacional de la librería, 1932.
———, Mis recuerdos de Lenin, La Habana, Editora Política, 1963.
Gorski, D., Pensamiento y lenguaje, Pueblos Unidos, Montevideo, 1950.
Gorski, D. y P. Tavants, Lógica, México, Grijalbo, 1958.
Goytisolo, Juan, El circo, s. d.
———, La resaca, s. d.
———, La isla, s. d.
Gracián, Baltazar, El criticón, s. d.
Griñán Peralta, Leonardo, Carlos Manuel de Céspedes. Análisis caracterológico, Santiago de Cuba,
Universidad de Oriente, 1954.
Grossman, Vasili et ál., La epopeya de Stalingrado, s. d.
Guillén, Nicolás, Cantos para soldados y los sones para turistas, s. d.
———, Elegías, s. d.
———, El gran zoo, s. d.
———, El son entero, s. d.
———, España, s. d.
———, La paloma del vuelo popular, s. d.
———, Motivos de son, s. d.
———, Poemas de amor, s. d.
———, Sóngoro Cosongo, s. d.
———, Tengo, s. d.
———, West Indies, Ltd., s. d.
Güiraldes, Ricardo, Don Segundo Sombra, s. d.
Guzmán, Martín Luis, Memorias de Pancho Villa, s. d.

H
Haeckel, Ernst, El origen del hombre, s. d.
Hahn, Kurt, Hombre, s. d.
Haya de la Torre, Víctor, Espacio tiempo histórico. Introducción a la sinopsis filosófica del aprismo, s. l.,
Cuadernos Americanos, 1945.
Hegel, Wilhelm Fiedrich, Lecciones sobre la historia de la filosofía, México, FCE, 1955.
Heidegger, Martin, Kant y el problema de la metafísica, México, FCE, 1954.
Heiser, Víctor, La odisea de un médico por 45 países, Buenos Aires, Joaquín Gil, 1938.
Hernández, José, Martín Fierro, s. d.
Heródoto, Los nueve libros de la historia, s. d.
Herzen Alejandro, Obras escogidas filosóficas, s. d.
Hesse, Herman, El lobo estepario, s. d.
Hessen, Johannes, Teoría del conocimiento, s. d.
Hidalgo, Alberto (seudónimo: Gómez Nerea, J.), Freud y el chiste equívoco, Buenos Aires, Tor, 1945.
———, Freud y la histeria femenina, Buenos Aires, Tor, 1945.
———, Freud y el misterio del sueño, Buenos Aires, Tor, 1945.
———, Freud y la perversión de las masas, Buenos Aires, Tor, 1945.
Hilferding, Rudolf, El capital financiero, s. d.
Hitler, Adolf, Mi lucha, s. d.
Homero, La Ilíada, s. d.
———, La Odisea, s. d.

80
I
Ibáñez, Sara, Canto, Buenos Aires, Losada, 1940.
Ibsen, Henrik, Teatro, s. d.
Icaza, Jorge, Huasipungo, s. d.
Ingenieros, José, El hombre mediocre, s. d.
———, Las doctrinas de Ameghino, s. d.
———, Las fuerzas morales, s. d.
———, Sociología argentina, Buenos Aires, Losada, 1946.
Ilichov, L. F., El Estado socialista de obreros y campesinos, s. d.
———, El partido comunista, jefe del pueblo soviético, s. d.
———, El período de la edificación del comunismo en todo el frente, s. d.
———, La edificación del socialismo en la URSS, s. d.
———, La sociedad soviética, s. d.
Ilin, M., El hombre y la naturaleza, s. d.

J
Jasjachij, F., La cognoscibilidad del mundo, Montevideo, Pueblos Unidos, 1950.
Jenofonte, Historia griega, s. d.
Joyce, James, Retrato del artista adolescente, s. d.
Jvostov V. N. e I. I. Zukov, Historia de la época contemporánea, s. l., Diáspora, s. a.

K
Kalinin, M. I., Sobre la educación comunista, Buenos Aires, Anteo, 1959.
Kechekian, S. y G. Fedikin, Historia de las ideas políticas, Buenos Aires, Cartago, 1958.
Keynes, John Maynard, Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, s. d.
Kon, I. S., El idealismo filosófico y la crisis en el pensamiento histórico, Buenos Aires, Platina, 1962.
Konstantinov, Simón, El papel de la conciencia socialista en el desarrollo de la sociedad soviética, s. d.
Kropotkin, Piotr, Las memorias de un revolucionario, s. d.
Kosminsky, Evgueni, Historia de la Edad Media, Buenos Aires, Futuro, 1960.

L
Lafargue, Paul, El método histórico de Carlos Marx, s. d.
Lange, Oskar, Economía política, México, FCE, 1959.
Lara, Jesús, La cultura de los incas, La Paz, Amigos del Libro, 1966.
Laski, Harold, Karl Marx, México, FCE, 1935.
Leiva, Raúl, Oda a Guatemala, Guatemala, Saker-Ti, 1953.
Lenin, Vladimir Ilich, Obras escogidas, Buenos Aires, Problemas,1946.
———, Un paso adelante, dos atrás, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1947.
———, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1950.
———, Sobre el movimiento de liberación nacional, Pekín, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1960.
———, Sobre la guerra y la paz, Pekín, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1960.
———, Sobre las leyes y el desarrollo del socialismo y el comunismo, La Habana, Editora Política, 1964.
———, Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo, s. d.
———, Cuadernos filosóficos, s. d.
———, El Estado y la Revolución, La Habana, Imprenta Nacional de Cuba, s. a.
———, El imperialismo, fase superior del capitalismo, s. d.
———, El programa agrario de la social democracia en la primera revolución rusa de 1905-1907, s. d.
———, Materialismo y empiriocriticismo, s. d.
———, Qué hacer, s. d.
———, La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla, s. d.
———, La cuestión agraria, s. d.
———, La doctrina filosófica y social de Marx, s. d.

81
———, La revolución proletaria y el renegado Kautsky, s. d.
———, Sobre el derecho de autodeterminación de las naciones, s. d.
Levikin, I., El papel de las condiciones objetivas y de los factores subjetivos en la educación de los trabajadores, La
Habana, Editora Política, 1964.
———, Problemas de la educación comunista, Montevideo, América Nueva, 1962.
Lewin, Boleslao, Túpac Amaru. El rebelde, Buenos Aires, Claridad, 1943.
Lewis, Sinclair, Babbitt, s. d.
Lezama Lima, José, Paradiso, La Habana, s. e., 1966.
Lihn, Enrique, Poesía de paso, La Habana, Casa de las Américas, 1966.
Lipschutz, Alejandro, El indoamericanismo y el problema racial en las Américas, Santiago de Chile, Nascimento, 1944.
Liu Shao chi, Cómo ser un buen comunista, s. d.
Lizárraga, Andrés, ¿Quiere usted comprar un pueblo?, Buenos Aires, La rosa blindada, 1964.
Löbel, Josef, Historia sucinta de la medicina mundial, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1942.
London, Jack, El talón de hierro, Buenos Aires, Futuro, 1944.
Lóvena, Teoría General del Estado, s. d.
Ludwig, Emil, La sabiduría de Goethe, Buenos Aires, Claridad, s. a.
Lukács, György, El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista, México, Grijalbo, 1963.
Luxemburgo, Rosa, Reforma o revolución, s. d.
Lysenko, Trofim D., La situación en las ciencias biológicas, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1949.

M
Maeterlinck, Maurice, La vida de las abejas. La vida de las hormigas, s. d.
Maiski, Iván, ¿Quién ayudó a Hitler?, Moscú, Progreso, s. a.
Malaparte, Curzio, Il Battibecco. Inni, satire, epigrammi, s. d.
Malraux, André, La condition humaine, s. d.
———, El tiempo del desprecio, s. d.
Mandel, Ernest, Traité d’economie marxiste, París, René Julliard, 1962.
Manyot, El buque fantasma, s. d.
Mañach, Jorge, Martí el apóstol, s. d.
Maquiavelo, Nicolás, El príncipe, s. d.
Marcuse, Herbert, El hombre unidimensional, Barcelona, Ariel, 1964.
Mariátegui, José Carlos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, s. d.
Martí, José, Obras, política y revolución, t. I, s. l., s. e., 1963.
———, La edad de oro, s. d.
———, Obras completas, t. IV, s. d.
———, Obras completas, t. V, s. d.
———, Versos sencillos, s. d.
Martínez Olmedilla, Augusto, El oro de Guadalcín, Madrid, Aguilar, 1952.
———, El plano inclinado, s. d.
Marx, Karl y Friedrich Engels, Sobre la literatura y el arte, Buenos Aires, Calomino, 1946.
———, Correspondencia, Buenos Aires, Cartago, 1957.
———, La ideología alemana, Montevideo, Pueblos Unidos, 1958.
———, Manifiesto Comunista, s. d.
———, Obras escogidas en tres tomos, s. d.
Marx, Karl, Historia crítica de la teoría de la plusvalía, t. I, II y III, México, FCE, 1945.
———, El capital, t. I, II y III, La Habana, Editora Nacional de Cuba, 1963.
———, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, La Habana, Editora Política, 1965.
———, Contribución a la crítica de la economía política, s. d.
———, El 18 brumario de Luis Bonaparte, s. d.
———, Miseria de la filosofía, s. d.
May, Renato, El lenguaje del film, Madrid, Rialp, 1961.
McCullers, Carson, Reflejos de un ojo dorado, s. d.
82
Mehnert, Klaus, El hombre en la Unión Soviética, Barcelona, Noguer, 1959.
Mehring, Franz, Karl Marx. Historia de su vida, s. d.
Meliujin, S., El problema de lo finito y lo infinito, México, Grijalbo, 1960.
Menéndez y Pelayo, Marcelino, Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana, s. d.
Merejkovski, Dimitri, Tolstoy y Dostoievsky, Buenos Aires, Cronos, 1946.
Messer, Augusto, De Kant a Hegel, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1942.
Milton, Juan, El paraíso perdido, s. d.
Miró, Gabriel, Años y leguas, s. d.
———, Libro de Sigüenza, s. d.
Miró Argenter, José, Crónicas de la guerra, s. d.
Mishulin, A. V., Historia de la Antigüedad, Buenos Aires, Futuro, 1958.
Moisevich Rosental, Mark, ¿Qué es la teoría marxista del conocimiento?, Uruguay, Pueblos Unidos, 1960.
———, Los problemas de la dialéctica en El capital de Marx, Montevideo, Pueblos Unidos, 1961.
———, Principios de la lógica dialéctica, La Habana, Editora Política, 1964.
Moisevich Rosental, Mark y G. M. Straks, Categorías del materialismo dialéctico, México, Grijalbo, 1962.
Moisevich Rosental, Mark y Pavel Fedorovich Judin, Diccionario filosófico marxista, s. d.
Mondolfo, Rodolfo, El materialismo histórico en Friedrich Engels, Buenos Aires, Raigal, 1956.
Monteforte Toledo, Mario, Donde acaban los caminos, s. d.
———, Entre la piedra y la cruz, s. d.
Montúfar, Lorenzo, El Evangelio y el Syllabus y un dualismo imposible, s. d.
Moratín, Leandro de, El sí de las niñas, s. d.
Morgan, Lewis H., La sociedad primitiva, s. d.
Morley, Sylvanus, La civilización maya, s. d.
Moro, Thomas, Utopía, Buenos Aires, Tor, 1939.
Munthe, Axel, La historia de San Michele, s. d.
Mussolini, Benito, El fascismo. Doctrinas e instituciones, s. d.

N
Nehru, Pandit, El descubrimiento de la India, Buenos Aires, Sudamericana, 1949.
Neruda, Pablo, Canto general, s. d.
———, Crepusculario, s. d.
———, Residencia en la tierra 1 y 2, s. d.
———, Tercera residencia, s. d.
———, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, s. d.
Newman, H. H., Twins, a Study in Heredity and Environment, Chicago, University of Chicago Press, 1937.
Nietzsche, Friedrich, El crepúsculo de los ídolos, s. d.
Nizan, Paul, Los materialistas de la Antigüedad, Buenos Aires, Hemisferio, 1950.
Nordau, Max, Psicofisiología del genio y el talento, s. d.

O
O’Kelly, James J., La tierra del Mambí, s. d.
Onelio Cardoso, Jorge, Cuentos completos, La Habana, Ediciones Revolucionarias, 1962.
Onetti, Jorge, Cualquier corsario, La Habana, Casa de las Américas, 1965.
Oparin, A., El origen de la vida, s. d.
Ornes, Horacio, Desembarco en Luperon. Episodio de la lucha por la democracia en República Dominicana, s.
l., Humanismo, 1956.
Ortega y Gasset, José, Defensa del teólogo frente al místico, s. d.
———, En el aniversario de una universidad, s. d.
———, En el centenario de Hegel, s. d.
———, Ideas y creencias, s. d.
Ostrovski, Nikolai, Así se templó el acero, s. d.
Ovando Sanz, Jorge, Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia, s. d.
83
P
Padev, Michael, Cómo acaban los comunistas, s. d.
Papini Giovanni, Dante vivo, s. d.
———, Vida de Miguel Ángel, s. d.
Partido Comunista de la URSS, El XXIII Congreso del PCUS, s. d.

Q
———, Historia del Partido Comunista Bolchevique de la URSS, Buenos Aires, Problemas, 1946.
Partido Comunista Chino, Las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros, Pekín, Ediciones en
Lenguas Extranjeras, 1963.
———, El leninismo y el revisionismo contemporáneo, s. d.
Partido Socialista, Anuario socialista 1937, Buenos Aires, Comisión de Prensa, 1937.
Peñaloza, Luis, Historia económica de Bolivia, t. I, La Paz, s. e., 1953.
Perón, Juan Domingo (seudónimo: Descartes), Política y estrategia, Buenos Aires, s. e., 1953.
Pesce, Hugo, Latitudes del silencio, s. d.
Piedra Martel, Manuel, Memorias de un mambí, s. l., Editora Nacional de Cuba, 1966.
Píndaro, Himnos triunfales, s. d.
Planella, G., Los sistemas de Platón y Aristóteles, s. d.
Platón, Diálogos, s. d.
———, La inmortalidad del alma, s. d.
Platonov, S., Darwinismo y filosofía, Buenos Aires, Lautaro, 1963.
Plutarco, Vidas paralelas, s. d.
Poblete Troncoso, Moisés, El standard de vida de las poblaciones de América, Santiago de Chile, Prensas de
la Universidad de Chile, 1942.
Polevoi, Boris, Un hombre de verdad, s. d.
Ponce, Aníbal, Dos hombres: Marx-Fourier, México, FCE, 1938.
———, Ambición y angustia de los adolescentes, s. d.
———, Educación y lucha de clases, s. d.
———, El viento en el mundo, s. d.
———, Humanismo burgués y humanismo proletario, s. d.
Ponomariov, B., Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1960.
Po-Ta, Chen, Stalin y la revolución china, s. l., s. e., 1954.
Portell Vilá, Herminio, Céspedes. El padre de la patria cubana, Madrid, Espasa Calpe, 1931.
Pratt Fairchild, Henry, Diccionario de sociología, México, FCE, 1960.
Preobrazhensky, Yevgueni, La nueva economía, s. d.
Proudhon, Pierre-Joseph, El Estado, s. d.
Puchkov, Geografía económica, s. d.
Quevedo, Francisco de, Sonetos y romances picarescos, s. d.
———, Vida del buscón llamado don Pablos, s. d.

R
Racine, Jean, Teatro completo, s. d.
Raimondi, Antonio, El Perú, Lima, 1929.
Ramón y Cajal, Santiago, Las técnicas de la voluntad, s. d.
Real, Juan José, Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, Buenos Aires, Anteo, 1947.
Reclus, Elisée, Creación y evolución, s. d.
———, Evolución y movimiento, s. d.
———, Evolución y revolución, s. d.
Reed, John, México insurgente, s. d.
Redfield, Robert, Levels of Integration in Biological and Social Systems, Lancaster, Pensilvania, Jacques
Catell Press, 1942.
Reik, Theodor, ¿Cómo se llega a ser psicólogo?, Buenos Aires, Hormé, 1965.
Renán, Ernest, Diálogos filosóficos, s. d.
———, El origen del lenguaje, s. d.
Reyes, Alfonso, Trayectoria de Goethe, México, FCE, 1954.

84
Richter, Conrad, La ciudad, Barcelona, Luis Caralt, 1955.
Robbins, Lionel, Naturaleza y significación de la ciencia económica, s. d.
Rocín, V., La dialéctica marxista leninista como ciencia filosófica, México, Fondo de Cultura Popular, 1961.
Rodó, José Enrique, Ariel, Madrid, América, s. a.
Rodríguez, Germinal, Higiene y profilaxis, Buenos Aires, Americalee, 1944.
Roig de Leuchsenring, E., La guerra libertadora cubana de los 30 años, La Habana, s. e., 1952.
Rozitchner, León, Moral burguesa y revolución, Buenos Aires, Procyón, 1963.
Rubinstein, S. L., El ser y la conciencia, Montevideo, Pueblos Unidos, 1960.
———, La ciencia y la técnica soviéticas al servicio de la construcción del comunismo en la URSS, s. d.
Ruiz de Alarcón, Juan, La verdad sospechosa, s. d.
Rulfo, Juan, Pedro Páramo, s. d.
Russell, Bertrand, Vieja y nueva moral sexual, s. d.

S
Sabato, Ernesto, Uno y el Universo, Buenos Aires, Sudamericana, 1948.
———, El túnel, Buenos Aires, Emecé, 1951.
Sáenz, Vicente, Martí. Raíz y ala del libertador de Cuba, México, América Nueva, 1955.
Salgari, Emilio, Los misterios de la India, s. d.
———, Sandokan, s. d.
Samsonov, R. M., Formación y fortalecimiento del colectivismo y superación de las supervivencias del
individualismo, La Habana, Editora Política, 1964.
Sanín Cano, Baldomero, Ensayos, s. d.
Santovenia, Emeterio, Historia de la nación cubana, s. d.
Sanz y Díaz, J., Antología de cuentistas hispanoamericanos, Madrid, Aguilar, 1964.
Sarmiento, Domingo Faustino, Facundo, s. d.
Sartre, Jean-Paul, El ser y la nada, s. d.
———, La edad de la razón, s. d.
———, Reflexiones sobre la cuestión judía, s. d.
Sayán de Vidaurre, Alberto, Por la cooperación interamericana, s. d.
Schaff, Adam, La teoría de la verdad en el materialismo y en el idealismo, Buenos Aires, Lautaro, 1964.
Schroter, Heinz, Stalingrado, hasta la última bala, s. d.
Schumpeter, Joseph, Capitalismo, socialismo y democracia, s. d.
Shakespeare, William, Hamlet, s. d.
———, Julio César, s. d.
———, Macbeth, s. d.
———, Otelo, s. d.
———, Romeo y Julieta, s. d.
Shaw, George Bernard, Santa Juana, s. d.
Silva Herzog, Jesús, Breve historia de la revolución mexicana, s. d.
Simonov, Konstantin, Días y noches, s. d.
Smirnova, Z., Los conceptos políticos y filosóficos de Belinski, s. d.
Smith, Adam, La riqueza de las naciones, s. d.
Sófocles, Dramas y tragedias, s. d.
Sokolowski, M., Estrategia militar, s. d.
Solano Costa, Fernando, El guerrillero y su trascendencia, Zaragoza, CSIC, 1959.
Solórzano, Carlos, El hechicero, s. d.
Soubiran, André, Los hombres de blanco, Buenos Aires, Hachette, 1956.
Spencer, Herbert, Creación y evolución, s. d.
Spengler, Oswald, La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia universal, s. d.
Spota, Luis, La pequeña edad, s. d.
Stalin, Iósif, Cuestiones de leninismo, s. d.
———, El marxismo y la cuestión nacional, s. d.

85
———, El marxismo y la lingüística, s. d.
———, La obra gigantesca del poder obrero, s. d.
———, Obras completas, t. I, II, IV, V, VIII y XII, s. d.
———, Problemas económicos del socialismo en la URSS, s. d.
———, Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, s. d.
Steinbeck, John, Viñas de ira, s. d.
Stendhal, La cartuja de Parma, s. d.
Stepanova, E. A., Carlos Marx. Esbozo biográfico, Buenos Aires, Anteo, 1957.
———, Federico Engels, Buenos Aires, Pueblos Unidos, 1957.
Stephens, John L., Incidentes de un viaje por Centroamérica, Chiapas y el Yucatán, s. d.
Stone, I. F., La historia oculta de la Guerra de Corea, México, Sociedad de Estudios Internacionales, 1952.
Suárez Fernández, Luis, Edad Antigua-Edad Media, s. d.
———, Manual de Historia Universal, t. II, s. d.
Suetonio, Los doce césares, s. d.
Sweezy, Paul, The Present as History. Essays and Reviews on Capitalism and Socialism, s. l., Monthly Review Press, 1953.

T
Thalheimer, A., Introducción al materialismo dialéctico, s. d.
Thao, Tran-Duc, Fenomenología y materialismo dialéctico, Buenos Aires, Lautaro, 1959.
Toledo, Domingo P. de, México en la obra de Marx y Engels, México, FCE, 1939.
Tolstói, León, Guerra y paz, s. d.
Toynbee, Arnold, Estudio de la historia, s. d.
Traba, Marta, Las ceremonias del verano, La Habana, Casa de las Américas, 1966.
Traven, Bruno, La rebelión de los colgados, s. d.
Troise, Emilio, Materialismo dialéctico, Buenos Aires, La Facultad, 1938.
Trotsky, León, Historia de la Revolución rusa, Buenos Aires, Tilcara, 1962.
———, La revolución permanente, s. d.
———, Littérature et révolution, París, Les lettres Nouvelles, 1964.
Tse Tung, Mao, A propósito de la práctica, La Habana, Editora Política, 1963.
———, En torno a la contradicción, La Habana, Editora Política, 1963.
———, Acerca de algunos problemas de los métodos de dirección, s. d.
———, La nueva democracia, s. d.
———, Obras escogidas, t. IV, s. d.
———, Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno de los pueblos, s. d.

U
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Constitución de la URSS, Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1947.
Universidad de Cambridge, Historia del mundo en la Edad Moderna, Buenos Aires, La Nación, 1913.
Urquizo, Francisco, Tropa Vieja, s. d.
Valda de Jaimes Freire, M. L., Costumbres y curiosidades de los aymaras, La Paz, Universo, 1964.

V
Valentinovich Plejanov, Gueorgui, Cuestiones fundamentales del marxismo, s. d.
Vallejo, César, Los heraldos negros, s. d.
———, Trilce, s. d.
Vasconscelos, José, Breve historia de México, s. d.
Véry, Pierre, Un gran cirujano, Buenos Aires, Kraft, 1955.
Verne, Julio, 20.000 leguas de viaje submarino, s. d.
———, Alrededor de la Luna, s. d.
———, Ante la bandera, s. d.
———, Cinco semanas en globo, s. d.
———, De la Tierra a la Luna, s. d.
———, Familia sin nombre, s. d.
———, Héctor Servadac, s. d.
———, La agencia Thompson y Cía., s. d.
86
———, La estrella del sur, s. d.
———, La invasión del mar, s. d.
———, La isla de Hélice, s. d.
———, La isla misteriosa, s. d.
———, Las aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África austral, s. d.
———, Las indias negras, s. d.
———, Las tribulaciones de un chino en China, s. d.
———, La vuelta al mundo en 80 días, s. d.
———, Los hijos del Capitán Grant, s. d.
———, Los náufragos del Jonathan, s. d.
———, Los piratas del Halifax, s. d.
———, Matías Sandorf, s. d.
———, Miguel Strogoff, s. d.
———, Un capitán de 15 años, s. d.
———, Viaje al centro de la tierra, s. d.
Vigotski, S. I., Ensayo sobre las teorías del capitalismo contemporáneo, s. d.
Vinogradov, N. A., La protección de la salud de los trabajadores en la Unión Soviética, Moscú, Ediciones en
Lenguas Extranjeras, 1950.
Vishinsky, A., Lenin y Stalin geniales organizadores del Estado soviético, s. d.

W
Waiss, O., Nacionalismo y socialismo en América Latina, Buenos Aires, Iguazú, 1961.
Wallace, Lewis, Ben-Hur, s. d.
Wallon, Henri, Del acto al pensamiento, s. d.
Walter, Gerard, Lenin, s. d.

Y
Wells, H. G., Breve historia del mundo, Buenos Aires, Tor, s. a.
West, Morris, El embajador, s. d.
Wise, David y Tomas Ross, El gobierno invisible, Buenos Aires, Hemisferio, 1966.
Woodis, Jack, África, el león despierta, Buenos Aires, Platina, 1962.
Woolf, Virginia, Orlando, s. d.

Z
Wright Mills, C., Los marxistas, México, Era, 1964.
Yanagida, Kenjuro, Filosofía de la libertad, Buenos Aires, Cartago, 1960.
Yaraouslasky, E., El camarada Stalin, s. d.
Zambrano, María, La agonía de Europa, s. d.
Zea, Leopoldo, En torno a una filosofía americana, México, El Colegio de México, 1945.
Zola, Emile, Germinal, s. d.
———, La bestia humana, s. d.
———, La debacle, s. d.
———, La taberna, s. d.
———, Lourdes, s. d.
———, Miserias humanas, s. d.
———, Naná, s. d.
———, Trabajo, s. d.
———, Verdad, s. d.
Zweig, Stefan, Amantes, s. d.
———, Confusión de sentimientos, s. d.
———, El candelabro enterrado, s. d.
———, Fouché. Retrato de un hombre político, s. d.
———, La tragedia de una vida, s. d.
———, Magallanes, s. d.
———, María Antonieta, s. d.
———, Romain Rolland, s. d.
———, Tres maestros, s. d.
87
Plan de lectura en Bolivia
Período 1966-1967

Croce, Benedetto, La historia como hazaña de la libertad. Engels, Friedrich, Ludwig Feurbach y el fin de la filosofía clásica
Rivet, Paul, Los orígenes del hombre americano. alemana.
De Gaulle, Charles, Memorias de guerra. Lenin, Vladimir Ilich, El desarrollo del capitalismo en Rusia.
Churchill, Winston, Memorias. ———, Materialismo y empiriocriticismo.*
Hegel, Wilhelm Fiedrich, Fenomenología del Espíritu. ———, Acerca de algunas particularidades del desarrollo
Diderot, Denis, Le neveu de Rameau. histórico del marxismo.
Trotsky, León, La revolución permanente.* ———, Cuadernos filosóficos.
Alexander Marsh, Margarita, Nuestros banqueros en Bolivia. Stalin, Iósif, Cuestiones de leninismo.*
Carrió de la Vandera, Alonso (seudónimo: Concolocorvo), Bernal, John D., La ciencia de la historia.
El lazarillo de ciegos caminantes. Aristóteles, Lógica.
Descripción de Bolivia, La Paz, 1946. Gaos, José, Antología filosófica. La filosofía griega.*
D’Orbigny, Alcides, El hombre Americano. Bacca, García, Los presocráticos. Fragmentos filosóficos de los
———, Viaje a la América Meridional. presocráticos.*
Blanco Fombona, Rufino, El pensamiento vivo de Bolívar.* Caro, Tito Lucrecio, De la naturaleza de las cosas.
Cerruto, Oscar, Aluvión de fuego. Abentofail, Abuchafar, El filósofo autodidacto.
Céspedes, Augusto, El dictador suicida. Bruno, Giordano, De la causa, principio y uno.
Gutiérrez, Alberto, La guerra de 1879. Maquiavelo, Nicolás, El príncipe.*
Leigue Castedo, Luis, El Iténez salvaje.
Lewin, Boleslao, Túpac Amaru. El rebelde.*
Lipschutz, Alejandro, El indoamericanismo y el problema social 11/66
en las Américas.* West, Morris, El embajador.*
Shao Chi, Liu, Internacionalismo y nacionalismo. Greene, Graham, Orient Express.
———, Sobre el proyecto de constitución de la República Faulkner, William, En la ciudad.*
Popular China. Hassel, Sven, La legión de los condenados.
OIT, Informe de la misión conjunta de las Naciones Unidas y García Lorca, Federico, Romancero gitano.
organismos especializados para el estudio de los problemas Darío, Rubén, Cantos de vida y esperanza.
de las poblaciones indígenas andinas, Ginebra, 1953. Del Valle Inclán, Ramón, La lámpara maravillosa.
Pando Gutiérrez, Jorge, Monografía estadística de la población Matuk, Israel, El pensamiento de los profetas.
indígena de Bolivia. Arguedas, Alcides, Raza de bronce.*
Peñaloza, Luis, Historia económica de Bolivia.* Scorzeny, Otto, Misiones secretas.
Ramírez Velarde, Fernando, Socavones de angustia. El cuento boliviano, selección.
Stalin, Iósif, El marxismo y el problema nacional y colonial. Stendhal, Henri Bayle, La Cartuja de Parma.*
———, La cuestión nacional y el leninismo. Jordan, Pascual, La física del siglo XX.
Almaraz, Sergio, Petróleo en Bolivia. Hikmet, Nazim, La vida es linda, hermano.
Arnault, Jacques, Historia del colonialismo.* Dostoievski, Fiódor, Humillados y ofendidos.*
Carré de Malberg, Raymond, Teoría general del Estado.* Heydecker, J. J. y Johannes Leeb, El proceso de Nuremberg.
Pratt Fairchild, Henry, Diccionario de sociología.* Chirveches, Armando, La candidatura de Rojas.
Farré, Luis, Heráclito. Exposición y fragmentos.* Gravina, Alfredo, Tiempo arriba.
Mondolfo, Rodolfo, El materialismo histórico en Friedrich Mongomery, Mariscal, Memorias.
Engels.* Mitre, Bartolomé, La guerra de las republiquetas.
Waiss, Oscar, Nacionalismo y socialismo en América Latina. Wright Mills, Charles, Los marxistas.*
Marx, Karl, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho Jaimes, Julio Lucas (seudónimo: Brocha Gorda), La villa
de Hegel. imperial de Potosí.

88
Lavretski, I., Pancho Villa. 4/67
Bekker, Cajus, La Luftwaffe. Pedrazas J., Gualberto, Idioma nativo y analfabetismo.
Cole, George Douglas Howard, La organización Ferrer, Aldo, La economía argentina.
política. Tse Tung, Mao, En torno a la práctica.*
Ashcroft, Edward, De Gaulle. Arlt, Roberto, Aguafuertes porteñas.
Valda de J. Freire, M. L., Costumbres y curiosidades de los
aymaras.*
12/66 Lundberg, Ferdinand, Las 60 familias norteamericanas.
Djilas, Milovan, La nueva clase.*
Lukács, György, El joven Hegel y los problemas de la sociedad
capitalista.* 5/67
Rodríguez, Nataniel, Juan de la Rosa. Peñaloza, Luis, Historia Económica de Bolivia, vol. I.
Engels, Friedrich, Dialéctica de la naturaleza.* Chardenois, Charles, La psicología en las fuerzas
Trotsky, León, Historia de la Revolución rusa.* armadas.

1/67
Rosental, Moisevich y G. M. Straks, Categorías del 7/67
materialismo dialéctico.* Peñaloza, Luis, Historia Económica de Bolivia, vol. II.
Ovando, Jorge, Sobre el problema nacional y colonial de De Rotterdam, Erasmo, Elogio de la locura.*
Bolivia.*
Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica, Fundamentos
biológicos de la cirugía. 8/67
Rolón, Mario, Política y partidos en Bolivia. Wallon, Henri, Del acto al pensamiento.*
Lillo, Baldomero, La compuerta Nº 12 y otros cuentos.

9/67
2/67 Miksche, Ferdinand Otto, Fuerzas secretas.
Morgan, Lewis H., La sociedad primitiva.*
Trotsky, León, Historia de la revolución rusa, t. II.*
Dynnik, Miguel, Historia de la filosofía. De la antigüedad a Autores
comienzos del siglo XIX. Alfred Adler, Rafael Alberti, Jorge Luis Borges, Ítalo
Silva Herzog, Silva, Breve historia de la revolución Calvino, Albert Camus, Joseph Conrad, Demócrito,
mexicana.* John Dos Passos, Alejandro Dumas, Charles Fourier,
———, Breve historia de la revolución mexicana, t. II.* Robert Frost, Federico García Lorca, Heráclito, Miguel
Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica, Anestesia. Hernández, Aldous Huxley, Juana de Ibarbourou, Nikita
Jrushchov, Carl Gustav Jung, Franz Kafka, Karl Kautsky,
Rudyard Kipling, Leucipo, Lin Piao, Antonio Machado,
3/67 Stéphane Mallarmé, Alfred Marshall, Rubén Martínez
Lara, Jesús, La cultura de los incas.* Villena, Arthur Miller, Gabriela Mistral, Miguel Otero
Cortázar, Julio, Todos los fuegos el fuego.* Silva, Horacio Quiroga, Alfredo Palacios, Deodoro
Debray, Régis, Revolución en la revolución.* Roca, Arthur Schopenhauer, Robert Louis Stevenson,
Lewin, Boleslao, La insurrección de Túpac Amaru.* Alfonsina Storni, Paul Verlaine, Constancio Vigil,
Ramírez Velarde, Fernando, Socavones de angustia.* Walt Whitman.

89
90
Con frecuencia solía en la casa trabajar en su
despacho, ubicado en la planta alta, donde
gozaba de total tranquilidad. Fue un lugar
que disfrutó en organizar y en el que depositó
parte de sus libros más preciados, muchos de los
cuales tienen sus marcas personales, anotaciones
y comentarios, como parte de sus costumbres
más arraigadas. Existe una foto en la que
aparece ordenando los estantes [...] Al entrar
se siente su presencia permanente, porque la
forma y el contenido de los libros colocados en
los estantes proporciona una información de
primera mano acerca de sus intereses y gustos,
que en cierto modo le dan continuidad a las
lecturas de su adolescencia.

Aleida March, Evocación.

Ernesto Guevara organizando la biblioteca


en su casa de Nuevo Vedado.
La Habana, Cuba, 1963

91
Queridos viejos: Otra vez siento bajo mis talones el costillar de
Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.

Carta de despedida a los padres, 1965.


Presidente de la Nación
Mauricio Macri

Ministro de Cultura
Pablo Avelluto

Director de la Biblioteca Nacional


Alberto Manguel

Subdirectora de la Biblioteca Nacional


Elsa Barber

Directora General de Coordinación Bibliotecológica


Elsa Rapetti

Director General de Coordinación Administrativa


Marcos Padilla

Director General de Acción Cultural


Ezequiel Martínez

Investigación y coordinación de la muestra: Santiago Allende, Federico Boido, Guillermo David, Antonio Dziembrowski,
Emiliano Ruiz Díaz. Diseño: Santiago Fanego, Silvana Truant. Producción: Martín Blanco. Edición: Área de Publicaciones.

Textos: Santiago Allende, Federico Boido, Guillermo David, Régis Debray, Claudia Korol, Néstor Kohan, Michael Löwy,
Emiliano Ruiz Díaz, Matilde Sánchez. Traducción: Patricia Castro.

Áreas de la Biblioteca Nacional que intervinieron en la muestra y el catálogo: Investigaciones, Diseño gráfico, Publicaciones,
Exposiciones y Visitas Guiadas, Archivos, Hemeroteca, Libros, Montaje, Preservación, Prensa y Comunicación, Producción,
Relaciones Públicas, Sonido e Iluminación, Infraestructura y Servicios.

Agradecimientos: Departamento de Archivos, Julián Chomsky, Carmen Baliero, Cecilia Larsen.

Algunos de los facsímiles y fotografías utilizados en el pre- Che en Bolivia, de María del Carmen Garcés (La Habana,
sente catálogo fueron extraídos de los libros Che Guevara por Pablo de la Torriente, 2012); Cuba por Korda, de Cristophe
los fotógrafos de la Revolución cubana, de varios autores (Aurelia, Loviny (Aurelia, 2008); y de los libros de Ernesto Guevara
2006); Che Guevara. La vida en juego, de Julia Constenla América Latina. Despertar de un continente (La Habana, Ocean
(Buenos Aires, Edhasa, 2007); Ernestito vivo y presente, de Press/Ocean Sur, 2003); Otra vez. Diario inédito del segundo
Adys Cupull y Froilán González (La Habana, Editora Política, viaje por Latinoamérica (La Habana, Ocean Press/Ocean Sur,
1989); De Ernesto al Che. El segundo y último viaje de Guevara por 2007); Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo (Buenos Aires,
Latinoamérica, de Carlos Ferrer (Buenos Aires, Marea, 2006); Sudamericana, 1999); Apuntes filósoficos (La Habana, Ocean
Che deportista, de William Gálvez (La Habana, Editora Política, Press/Ocean Sur, 2012) y Retos de la transición socialista en Cuba
1995); Conversaciones con Pombo. Combatiente de la guerrilla del (1961-1965) (La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2012).

También podría gustarte