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Apuntes para una ética de la Mano Izquierda,

por N. K. I°

En los últimos tiempos, compartiendo con mis compañeras y compañeros de camino, han
aparecido en mi camino propuestas éticas para un perspectiva satanista y de la Mano
Izquierda que, debo admitir, han apelado a mi comprensión de mi propio camino. Algunas
de estas propuestas hacen hincapié en valores que a mi, personalmente, me recuerdan
más a ideales éticos del cristianismo y las religiónes abrahámicas que a una propuesta
genuinamente siniestra, lo que ha hecho recapacitar expresamente sobre mi propia ética y
mi propia espiritualidad.

Así que lo que hoy comparto con vosotros es una propuesta ética para el satanismo y la
Mano Izquierda totalmente personal, que no requiere de vosotros la aceptación ni la
práctica. Lo bueno que tiene un sendero como el nuestro es la inviolable soberanía
individual sobre nuestra propia vida y la posibilidad de establecer un marcó referencia de
valores totalmente personal.

Tal es la empresa que hoy me propongo y que os comparto como muchas otras y muchos
otros antes que yo han hecho: si de alguna utilidad os es, servios de ella libremente para
desfigurarla, reconfigurarla y adueñarosla. Si no, desechada libremente y seguid vuestro
camino.

Dicho lo cual, empecemos.

1. La base ética del Espíritu Adversario: entendiendo la conciencia depredadora.

El sentido espiritual de la Mano Izquierda es un sentido plenamente transhumanista, ya que


es a través de la aplicación de sus símbolos y arquetipos, este sendero pretende moldear,
desfigurar y recrear la propia conciencia en un estado existencial superior al ordinario. Esto
es lo que podríamos entender por el proceso de autodeificacion del que tanto se habla en
nuestros círculos.

Este autoteismo implica una transformación radical del estado existencial de la conciencia,
hasta el punto de que el resultado es un tipo de existencia claramente posthumana. Los
símbolos, arquetipos y mitos de nuestra tradición oscura ponen en funcionamiento unas
fuerzas específicas dentro de la psicodinamica psíquica del Adepto que van a producir una
conciencia particular: una conciencia depredadora.

Esta conciencia depredadora es el estado original del ego, pero magnificado y extasiado en
la hipérbole simbólica de la iniciación. Es, por ello, el estado esencial del espíritu, de todos
los seres humanos que han existido y existiran. Nuestros símbolos y mitos, transmitidos
como una corriente de fuerzas arquetipicas por la iniciación, son símbolos y mitos siniestros
y oscuros no por un mero esfuerzo iconoclasta que se agota en sí mismo, si no por una
razón ontológica real: representan el estado metafísico del Mal Absoluto, de la conciencia
diabólica del Espíritu Adversario.

Este es el primer punto que debemos aclarar si queremos construir una ética sincera y útil
para nuestro sendero: somos en esencia seres depredadores, nuestro espíritu es un foco de
conciencia diabólica y depredadora. Todo bien y todo mal que podamos y queramos realizar
solo puede ser posible tras la aceptación de esa realidad.

Una vez aclarado ese punto central, esa piedra rossetta, voy a desgranar mi ética en cinco
puntos: una ética para los amantes, los iguales, los enemigos, los miserables y los demás,
según yo entiendo a la gente que me rodea y como me relaciono con ellos y el mundo.

2. Una ética para los amantes

Cuando hablo de amantes, hablo en realidad de todos nuestros seres queridos, pero me
gusta usar el término amantes porque aquí entra en juego un valor que, al menos para mi,
no está presente en las demás relaciones, ese del amor.

El Espíritu Adversario, siendo depredador, no deja de ser nunca un espíritu noble. La


depredacion esencial no está reñida con las formas más elevadas de existencia, tales como
el amor, el placer, la sabiduría y la belleza. Más bien al revés, un espíritu lo suficientemente
poderoso para hacer el mal sin remordimiento a quien lo merezca otorga un sentido aún
más consciente al amor que concede a quien es merecedor del mismo, al igual que al
placer que disfruta en compañía y la belleza y la vitalidad que cultiva en su vida.

El amor que rige esta primera ética es un amor practicado en el valor de la nobleza. Esta
nobleza de espíritu se muestra en un sentido de respeto profundo por la libertad del otro, de
cultivo y cuidado conjunto de la vida y de una asimilación de sus faltas como conjuntas,
siempre dentro del marco de lo plausible, sin un sentido utilitario del otro. Hay aquí un
reconocimiento profundo, sano y realista que permite construir una vida en común
disfrutando del otro y de todo lo bello y placentero que podemos encontrar en la existencia.

En este primer punto yo englobo parejas, amigos íntimos y familia. Pocas personas, pero de
verdad.

3. Una ética para los iguales.

Sí en el primer punto, el principal valor ético que resaltó es la nobleza, en esta segunda
ética el valor central es el honor. Hablamos aquí de los iguales en el camino, aquellos
amigos y compañeros de camino con los que compartimos nuestra senda. No hay aquí un
sentido de amor, sino de igualdad de fuerzas, que para mí se sustenta en el sentido de
honor personal.

A este nivel, cosas como la compasión o la tolerancia no tienen cabida, no como tendrían
en la primera ética, pero si lo tienen un sentido de responsabilidad personal y de confianza
mutua. A un igual se le ofrece exactamente lo mismo que se espera de el: un espíritu fuerte,
una mente equilibrada, la responsabilidad personal sobre la propia vida, todos ellos valores
necesarios para la colaboración solidaria. A un igual no se le condona tan fácilmente como
a un amante, sino que se le pone a prueba, buscando que crezca en su empoderamiento
personal, creciendo en conocimiento y en poder de forma conjunta.

En esta amistad, el placer de ser apoyado vitalmente por una comunidad de iguales, con el
sentido del humor necesario para tomarnos el pelo entre nosotros y hacernos sentir la
responsabilidad de seguir buscando juntos la excelencia es para mí fundamental. En caso
de errores graves, de ilegalidades o situaciones peligrosas para uno de los miembros de la
comunidad, sobre un igual se aplica el valor de la justicia y la compensacion.

Esta ética se dirige a aquellos que forman comunidad.

4. Una ética para los enemigos.

Aunque esto pueda sonar muy anacrónico, todos tenemos en nuestra vida, de vez en
cuando, alguna piedra en el zapato. Hablo de personas a las que simplemente, por envidia,
recelo o querencia, no les caemos en gracia y se convierten en un obstáculo en nuestro
camino a conseguir las cosas que deseamos para nosotros y nuestros seres queridos: ese
compañero de trabajo que te mira por encima del hombro, te hace de menos cada vez que
tiene oportunidad y sabes que ha ido a meter cizaña con el jefe; ese miembro de tu
comunidad satanista que choca contigo simplemente por chocar; el que se mantiene callado
pero sabes qué tipo de magia ha puesto a funcionar….

No los buscas, pero llegan. Los que declaran la oposición más o menos abierta a tu
voluntad.

Para estos, el principio fundamental es la estrategia, en visos a la destruccion. Son un test


para que demuestres el acopio de fuerzas en aquello que ponen a prueba: tu inteligencia, tu
paciencia, tu capacidad mágica. Lo importante no es cuando se clave cuchillo, sino cuanto
lo hará cuando llegue el momento - porque el momento llegará.

El valor fundamental que rige esta ética es el odio, que debe ser cultivado, cuidado con
dedicación.

La espada solo te hará daño si la empuñas por el lado que corta.

5. Una ética para los miserables.

Los miserables son todas aquellas personas que fallan en ser tu igual pero no llegan a ser
tu enemigo. Los llamo miserables porque todos ellos portan una miseria moral, una
deficiencia de carácter que es intrínseca a su personalidad, lo que los vuelve totalmente
carentes de honor.

Un miserable no debe despertar compasión, por que a la larga es una situación que no
traerá nada positivo. La redención de un carácter de este tipo es justamente el valor moral
del que carecen, o dicho de otra forma, no hay posibilidad de justa compensación pues un
miserable no es miserable por acto, sino por condicion.

No tiene aquí cabida esos principios de satanismo compasivo y propuestas semejantes que
he leído últimamente: la compasión se tiene por el sufrimiento de un ser amado. Nadie ha
tenido, tiene o tendrá nunca un corazón tan grande como para compadecerse por el
sufrimiento del mundo entero - salvo el Cristo, maldito sea, si me entendéis lo que quiero
decir con esto.
No, con el miserable el principio ético más útil es la indiferencia y si molesta mucho, la
humillación, y si sigue dando el coñazo, la obliteracion o la destrucción, a escoger según
querencia y capacidad. Sin más intencionalidad que la de buscar un poco de paz.

6. Una ética para los demás.

El resto del mundo, la masa informe de la sociedad en la que el satanista o el Adepto viven
y que no entra nunca en relación personal con el, son lo que yo llamo los demás.

Con los demás, un sentido de utilidad esta presente. Gracias al esfuerzo conjunto del
entramado social, el Adepto puede servirse de los servicios y bienes que le permiten
dedicar las horas que sin ello dedicaria, no se, a cazar la comida, a leer, meditar, disfrutar la
vida y el placer.

Queda a discreción de cada cual cuanto inmiscuirse en las problemáticas sociales, aunque
yo encuentro que personalmente requiere mucho esfuerzo y entrega a cambio poco más
que un sentido ilusorio de compensación moral, siendo que realmente no hay obligación
ninguna y que la masa informe probablemente nos crucificaría en las plazas de los pueblos
por muchas de nuestras visiones sociales, políticas, teológicas y filosóficas.

Cumple con tu responsabilidad, vive oculto, haz tu trabajo, sírvete de los demás y las
facilidades que otorgan para conseguir tus fines y llega al final del día libre de cargas que te
impidan realizar tu camino. Sin más.

7. Conclusiones.

Con estos pequeños apuntes he querido contestar con mi reflexión a ese buenrollismo tan
new age que se estaba aplicando al satanismo y la Mano Izquierda y llamar la atención
sobre los valores éticos realmente identitarios de una propuesta espiritual siniestra: el amor,
la nobleza, el honor, la justicia, el odio y todo lo que exalta el carácter fuerte y poderoso de
lo posthumano en nosotros, como una invocación a los principios Nietzscheanos que hay,
no sólo en la Mano Izquierda occidental, sino también en senderos tantricos orientales
radicales, como en el Dharma de Bahirava y Kali.

Queden estos apuntes como una reflexión totalmente personal que sirva como testigo de
que tambien hay otras propuestas y formas de entender la ética desde nuestro sendero.

En el nombre del Espíritu Adversario,


Ban Nam I Ahraman,
N. K. I°

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