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"La sociabilidad y amistad"

Los seres humanos somos sociables y necesitamos de esta sociedad para sobrevivir, para
comunicarnos y ampliar nuestras posibilidades de vivir.

Para vivir en sociedad se necesitan los valores en la convivencia, para no perjudicar a los
demás, al mismo tiempo que se necesitan normas y valores.

- El valor más fundamental es el respeto. Todos tenemos derecho a ser aceptados y no


molestados por la forma en que actuamos o pensamos.
Un tema actual es por ejemplo las preferencias de género. Es algo que como cristianos
lo vemos inaceptable, sin embargo, nuestro pensamiento debe ser el mismo de cristo,
que fue amar aun a quien estaba viviendo en el error. Este es solo un ejemplo de
muchos, en los que las personas se vuelven objeto de burlas de los demás.

- El segundo es la tolerancia. Ser tolerantes con la forma de pensar, con los diferentes
puntos de vista, gustos, ideas y costumbres sin tratar de imponer nuestro criterio.
He conocido personas que cuando alguien expresa lo que piensa o se comporta de
cierta manera por el lugar donde viene, no falta quien lo juzgue y quiera imponer sus
pensamientos, no dejándolo expresarse y hasta denigrarlo.

- El tercero es la sinceridad y la honradez. Si no hubiera sinceridad y honradez no podría


esta ser una relación de confianza y mucho menos duradera.
Cuando no hay sinceridad y honradez, definitivamente no hay manera de que allá una
relación de amistad en la que te puedas mantener por mucho tiempo. Es necesario
que sepamos ser sinceros con las personas que nos rodean para así poder ser seres
sociables.

- La empatía. Que es comprender los sentimientos y emociones de los demás.


Empatizar es ponerte en el lugar del otro. Muy pocas veces hacemos esto y solo nos
dedicamos a minimizar los sentimientos y emociones de los demás, con nuestras
palabras, acciones o incluso un gesto. El no empatizar te alejara de las personas.

Cuando practicamos cada uno de estos elementos podemos tener una parte importante en la
sociedad o circulo social donde nos desenvolvemos.

A través de la socialización también se van transmitiendo de una generación a otra, la cultura,


los conocimientos y las técnicas. Como conocimientos, valores, destrezas, aptitudes y
costumbres.

Como resultado de la sociabilidad nuestras actitudes, los juicios, los sentimientos, las
emociones y el comportamiento se modifica. Es aquí donde se cumple el famoso dicho “El que
con lobos anda, a aullar se enseña”. Nuestro entorno puede influir de manera positiva o
negativa en nuestra vida.

Elena de White dice: Se ha dicho con verdad: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Los
jóvenes no comprenden cuán sensiblemente quedan afectados su carácter y su reputación por
su elección de las compañías. Uno busca la compañía de aquellos cuyos gustos, hábitos y
prácticas congenian con los propios. El que prefiere la sociedad de los ignorantes y viciosos a la
de los sabios y buenos, demuestra que su propio carácter es deficiente. Puede ser que al
principio sus gustos y hábitos sean completamente diferentes de los gustos y hábitos de
aquellos cuya compañía procura; pero a medida que trata con esta clase, cambian sus
pensamientos y sentimientos; sacrifica los buenos principios, e insensible, aunque
inevitablemente, desciende al nivel de sus compañeros. Como un arroyo adquiere las
propiedades del suelo por donde corre, los principios y hábitos de los jóvenes se tiñen
invariablemente del carácter de las compañías que tratan [...].

Las actitudes aprendidas y desarrolladas en la sociedad son las mismas que van a influir en
nuestras amistades. Si los valores que esta sociedad a inculcado en ti son honestidad, lealtad,
respeto, empatía y tolerancia es lo que vas a dar a los que te rodean.

La sociedad no solo es un grupo de amigos o el lugar de trabajo, una sociedad también es la


familia, quien tiene la mayor responsabilidad de inculcar estos valiosos valores a nuestra vida.
Según lo que estas sociedades han cambiado o logrado en el individuo es como este valorara a
las personas, familias e incluso a sus amistades.

Un amigo, es una confidente, una hermana u hermano con el que puedes contar en las buenas
y en las malas. Aquel que te acompaña en el dolor, sin traición y sin hablar a tus espaldas. Una
amistad es un regalo precioso que el señor nos da para compartir, amar, respetar y ayudar.

Para tener una verdadera amistad debemos tener un tiempo de convivencia con la persona
para reconocer si realmente será un amigo y que tanto puedes confiar, para evitar así sentirte
traicionado en algún momento y correr el riesgo de devaluar la amistad.

Recordemos que una amistad respeta los limites que tienes, una amistad no daña, no causa
dolor, no juzga, no critica, no usa la burla, no traiciona. Pasa tiempo de calidad contigo para
averiguar que es lo que te incomoda y cuando lo descubre, evita hacerlo para no afectarte.

La hermana de White vuelve a mencionar: Es inevitable que los jóvenes tengan compañías, y
necesariamente sentirán su influencia. Hay misteriosos vínculos que ligan las almas, de manera
que el corazón de uno responde al corazón del otro. El uno adopta inconscientemente las
ideas, los sentimientos y el espíritu del otro. Este trato puede ser una bendición o una
maldición. Los jóvenes pueden ayudarse y fortalecerse mutuamente, mejorando en conducta,
disposición y conocimientos; o permitirse llegar a ser descuidados e infieles, ejerciendo así una
influencia desmoralizadora.

Un amigo es aquel que va a aportar a tu vida y no quien va a restar. Es aquel que te influenciara
para mejorar tu conducta, tus conocimientos y juntos se fortalecerán. Esta amistad no e
dañara.

La importancia del trato social—Por medio de las relaciones sociales el cristianismo se pone en
contacto con el mundo. Todo hombre o mujer que haya probado el amor de Cristo y haya
recibido en el corazón la iluminación divina, por pedido de Dios debe arrojar luz sobre la senda
tenebrosa de los que no conocen un camino mejor... El poder de la sociabilidad, santificado por
el Espíritu de Cristo, debe mejorar a fin de ganar almas para el Salvador. —Testimonies for the
Church 4:555 (1881).

Cuando logramos ser seres sociales con relaciones sanas siguiendo el ejemplo y método de
cristo, podremos ser luz para aquellos que no le conocen. Mi pensamiento como cristiana es
que la amistad existe para que por medio de ella podamos alcanzar con la verdad a muchas
mas personas y al mismo tiempo, podamos reconstruir y mejorar nuestro carácter y así reflejar
en algún momento el carácter de cristo.

Jesús era muy sociable—Toda la vida del Salvador se caracterizó por la benevolencia
desinteresada y la hermosura de la santidad. El es nuestro modelo de bondad. Desde el
comienzo de su ministerio, los hombres empezaron a comprender más claramente el carácter
de Dios. Practicaba sus enseñanzas en su propia vida. Era consecuente sin obstinación,
benevolente sin debilidad, y manifestaba ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era
altamente sociable, aunque poseía una reserva que inhibía cualquier familiaridad. Su
temperancia nunca lo llevó al fanatismo o la austeridad. No se conformaba con el mundo, y sin
embargo prestaba atención a las necesidades de los menores de entre los hombres. —
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 249; 201 (1913).

Incluso Jesús fue un ser social. Por medio de la sociabilidad mostraba su carácter. Mostraba
ternura, simpatía. Prestaba atención a las necesidades. Esta es la clave de una amistad.

Dios no quiere que seamos personas alejadas de los demás. Espera que seamos seres que
sepamos incluirnos en la sociedad para cumplir con el gran mandato de hacer discípulos.

Si vemos de cerca el ejemplo y método de cristo podremos ser los mejores amigos y sabremos
elegir a nuestras amistades. Que bueno fuera que no tuviéramos que seleccionar personas
para elegir si es o no amigo, pero lamentablemente esta es la realidad de la sociedad actual.

Pidamos a Dios que nos de la sabiduría para poder vivir y desarrollar su carácter y su sabiduría
para vivir en este mundo de pecado y maldad. Para que podamos rodearnos de personas que
sumen a nuestra vida y no nos perjudiquen. Para que aprendamos a aceptar a las personas y
no a juzgar y rechazar. Pidámosle que nos cambie este corazón de piedra por un corazón de
carne.

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