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Lengua y Literatura

Tercer Trimestre - 2º BAC

Tema 4. El cuarto de atrás


1 - Introducción

1.1 La autora

Carmen Martín Gaite nació en 1925, en el seno de una familia salmantina culta y liberal.
Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras.

Se casó con el también escritor Rafael Sanchez Ferlosio. Al año siguiente se produjeron la
temprana muerte de su hijo, el nacimiento de su hija y la concesión del Premio Nadal por su
novela Entre visillos.

Los setenta se iniciaron con su separación de Sánchez Ferlosio. El cuarto de atrás le valió la
concesión del Premio Nacional de Literatura.

En 1985 falleció su hija, víctima del sida.

Víctima de una rápida enfermedad, falleció en Madrid en el año 2000.

Etapas

Primera etapa (hasta 1970). Realismo e introspección

La tendencia realista dominante en la década de los 50 muestra el contexto circundante a


través de un narrador que se sitúa como un testigo de lo que ve, sin que medie la denuncia o
juzgue esta realidad ante el lector.

Segunda etapa (1970-1990). La búsqueda del interlocutor

Tras un silencio de 11 años publica El cuarto de atrás. Las obras de este periodo plantea la
necesidad de un interlocutor (de ahí la combinación constante de diálogo y monólogo) y

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reivindican la importancia del lenguaje como medio de comunicación que salve al individuo
de sus terrores y aislamiento.

Tercera etapa (a partir de 1990). Del cuento maravilloso a la escritura del yo

La última etapa de la obra narrativa de Carmen Martín Gaite resulta la más productiva y la
más reconocida por los lectores. En 1990 publica Caperucita en Manhattan, versión urbana
del conocido cuento de Perrault. Se trata de una novela de aprendizaje, que reivindica el
poder de la fantasía y lo maravilloso del ser humano.

1.2 Propósito

Se propone llevar a cabo una evocación sobre todo sentimental, libre y desordenada, que le
permita recuperar un tiempo que creía perdido, siendo consciente de que la memoria se
recupera a veces sólo a través de lo fantástico.

1.3 Género

Desde el punto de vista del género literario, El cuarto de atrás es una obra de difícil
clasificación. La novela representa rasgos de diferentes tipologías.

Inicialmente, el libro funciona como novela de memorias, en la medida en que la autora


rememora hechos autobiográficos de su pasado.

En su desarrollo, la novela es una mezcla de testimonio personal y de fabulación fantástica


enmarcada en una noche de insomnio en la que se amalgaman recuerdos, sensaciones y
ficción.

La trama introduce también elementos propios del relato de misterio.

En ocasiones, las reflexiones suenan a ensayo.

La novela construye un espacio intertextual donde se reúnen otras novelas.

Al final, la obra resulta ser un ejercicio de metanovela en el que el texto va construyéndose


mientras se lee. De este modo, todo el proceso de creación se integra en el relato y este, como
ya se ha dicho, se convierte en una reflexión constante sobre la propia escritura.

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1.4 Título

El cuarto de atrás es, en su origen, un espacio físico. Se trata de la habitación de juegos de la


niñez, donde no había más reglas que las marcadas por la libertad, el caos, la fantasía y la
diversión. Sin embargo, ese espacio lúdico desaparece durante la guerra (hay que “amortizar”
la habitación), cuando la necesidad hace que la sala se convierta en despensa: entonces se
usa como alacena donde se guardan los alimentos, tan necesarios en la época de las cartillas
de racionamiento. Este paso de lo lúdico a lo útil representa el paso sin transición de la
infancia a la madurez. El cuarto de atrás es el paraíso perdido de la autora. Con el tiempo se
vuelve simbólico, y representa, además de la pérdida de la infancia, el refugio en el que la
autora se aísla de la realidad cuando las circunstancias le sobrepasan.

La memoria del tiempo transcurrido está escondida en el cuarto de atrás y, como


comprobamos con la lectura, solo depende del azar que se encuentren los trozos buscados.
En definitiva, en el cuarto de atrás duermen los recuerdos y los secretos que conforman la
historia personal de la narradora-protagonista.

2 - Contenido

El argumento de la novela en unas pocas líneas: la narradora-protagonista, en una noche


intempestiva, aturdida por el insomnio y la falta de inspiración para escribir, recibe la
inesperada visita de un desconocido, que, con el pretexto de realizarle una entrevista
supuestamente concertada, entabla una conversación con ella y se convierte en el puente
por el que transitan los recuerdos de su vida. El diálogo acoge también numerosas
reflexiones. Agotada por este ejercicio mental, la protagonista es vencida por el sueño. La
llegada de su hija la despierta y comprueba que tiene terminada la obra a cuya construcción
ha estado asistiendo el lector durante la lectura.

La acción, como se ve, es mínima. Su papel es servir de marco al ejercicio de introspección


que lleva a cabo la narradora cuando decide emprender la búsqueda de su pasado para
intentar comprenderse mejor, para entender el origen de su soledad, para encontrar, en
definitiva, la razón de ser su escritura. Consta de siete capítulos:

1. El hombre descalzo.
2. El sombrero negro.
3. Ven pronto a Cúnigan.

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4. El escondite inglés.
5. Una maleta de doble fondo.
6. La isla de Bergai.
7. La cajita dorada.

3 - Estructura

Es posible distinguir dos tipos de estructuras en esta obra: interna y externa.

La estructura interna es circular, aunque con un final abierto, resultado de la ambigüedad


entre lo real y lo ficticio que predomina en el libro desde la primera hasta la última página y la
confusión que genera en el lector. Esta circularidad se comprueba al inicio del capítulo
primero, que empieza con puntos suspensivos, adelantando al lector la omisión de una
información anterior. Solo al final, donde vuelve a repetirse el fragmento, conocemos esa
información.

El final abierto se advierte en la pregunta que queda en el aire al acabar el libro: ¿ha tenido
lugar realmente este encuentro? En este sentido, la existencia de la cajita dorada puede
confirmar la visita del misterioso hombre o, por el contrario, probar la inventiva de una
memoria trastornada por las píldoras que esta cajita atesora.

Junto a lo anterior, la estructura del relato se basa en el diálogo de la


escritora-narradora-protagonista con el hombre de negro y las “fugas” constantes de la
primera.

Frente a la conversación mantenida por el enigmático visitante y la protagonista, que sigue


un orden temporal lineal, esos recuerdos o “fugas” se caracterizan por una continua ruptura
en el tiempo evocado por esta última, ya que las analepsis o saltos al pasado no guardan
relación entre sí. Además, la estructura del diálogo, basado en réplicas breves, contrasta con
los largos monólogos de C.

La estructura externa está bien definida. Los siete capítulos pueden dividirse en tres partes:

1. Preámbulo: capítulo 1.
2. Cuerpo central: capítulos 2, 3, 4, 5 y 6.
3. Epílogo: capítulo 7.

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4 - Temas

La ficción como refugio de la realidad.

La literatura también es conocimiento. La escritura es el instrumento para recuperar el


pasado y entender la identidad personal. Es un ejercicio de introspección que le permite
atravesar las capas que conforman su ser.

El papel social de la mujer cambia con el curso del tiempo. La madre de la autora, con
inquietudes alejadas del universo femenino del momento, sufrió las consecuencias
educativas de su época.

Y se esforzó por que su hija no padeciera las mismas limitaciones que ella.

La búsqueda del paraíso de la infancia perdida. La escritura responde al deseo de vencer el


paso del tiempo y reconocer a la niña que un día fue, para comprobar que algo de aquel ser
aún permanece en su cuerpo de adulta.

El deseo de libertad coincide con su rebeldía.

También se rebela contra el modelo de mujer de la perfecta casada.

No obstante, más que el enfrentamiento y el desafío público de lo establecido, que no iba con
su talante, su respuesta era la huida a través de la ficción.

La pobreza y precariedad de la posguerra.

El final del franquismo marca el inicio de un nuevo tiempo.

A lo anterior, es posible añadir otros temas de carácter costumbristas, propios de memorias,


desarrollados meticulosamente por la autora en sus notas: “modistas, peluquerías, canciones,
bailes, novelas, costumbres, modismos de lenguaje, bares, cine” que conforman el marco
perfecto para las reflexiones de la autora sobre los temas previamente citados.

5 - Personajes

Los personajes que aparecen en la novela son varios. No obstante, conviene distinguir dos
grupos: aquellos que intervienen en la acción principal y aquellos a los que se alude. En líneas
generales, aunque con las excepciones que comentaremos, los primeros se encuentran en el

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momento presente (sea real o imaginado). Por el contrario, los segundos pertenecen al plano
de los recuerdos.

Dentro de los personajes que intervienen destacan:

1. La narradora-escritora: es la protagonista de la obra, quien revela su identidad


progresivamente. Primero mediante la letra por la que comienza su nombre (C),
después a través de diversos datos (domicilio en Salamanca o Madrid, visita al
balneario de Cabreiroá en Verín, superación del primer curso de Filosofía y Letras o
recuerdos. La duda se despeja cuando cita sus apellidos, algo que solo ocurre una vez.
La protagonista se caracteriza por la necesidad de “fugarse” de la realidad que la rodea
y que explica su refugio en la literatura, que le ofrece la posibilidad de cuestionar su
propia persona y el mundo en el que habita.
Otras características de la protagonista son su rechazo a los trabajos domésticos y su
renuncia a la obligación social de estar siempre impecable. Por último, es de señalar
su papel como madre.
Destacamos, para finalizar, el desdoblamiento de la protagonista, tal y como se
vislumbra en el diálogo interior que mantiene en la cocina al comienzo del capítulo
tres con su yo del pasado reflejado en el espejo
2. El hombre de negro: aparece en el segundo capítulo de la novela por primera vez.
Este personaje representa la figura del interlocutor idealizado, quien gracias al diálogo
ayuda a la narradora-protagonista a construir, poco a poco, la memoria que con tanto
deseo busca.
Es el personaje más complejo, como prueban las distintas interpretaciones que
pueden hacerse de su enigmática figura.
a. Desdoblamiento de la narradora.
b. Espacio de demiurgo (como divinidad creadora que provoca que afloren los
pensamientos ocultos de la narradora).
c. Diablo.
d. El personaje del primer relato que escribe con su mejor amiga de la infancia,
que representa el amor anhelado.
e. También ha sido comparado con el papel de la musa (como figura inspiradora).
3. Carola: la compañera sentimental de Alejandro se presenta en el capítulo quinto.
Decimos que se presenta porque no aparece físicamente. Este personaje puede

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interpretarse como alter ego de la protagonista, ya que, frente a ella, Carola se atreve a
vivir el amor con toda su intensidad y a pesar del dolor que ello supone.
4. Rafael: primo de Carola. Solo interviene tres veces y escuetamente para preguntar por
Alejandro y por la identidad de la protagonista. Carola lo utiliza como consuelo, como
remedio para soportar la ausencia de Alejandro, su verdadero amor.
5. Hija: aparece en el último capítulo. Llega de madrugada, después de haber pasado la
noche en la casa de una amiga (Alicia). Representa a la mujer de la época (años
setenta), ya que, a diferencia de la protagonista, puede salir de noche y ser
acompañada sin miedo a las habladurías. Sin embargo, en esta ocasión no conocemos
su nombre. Por las palabras de la protagonista se intuye que no es buena estudiante.
Destaca la vuelta a la realidad que supone para la protagonista.

El grupo compuesto por los personajes a los que la narradora-escritora alude pertenece al
pasado, a sus recuerdos, que surgen de ese cuarto de atrás. Son numerosos y nos
detendremos en aquellos de mayor relevancia:

1. Padre: la protagonista ofrece una información variada y relevante de su figura. Estudió


leyes en Madrid, ciudad donde ejerce de notario tras hacerlo en Salamanca. Es de
ideas liberales, aunque no radical.
2. Madre: comparte las ideas de su marido, con quien tenía en común amigos “que
morían fusilados o se exiliaban” y, por supuesto, el temor de este último. A diferencia
de la abuela, que acepta con naturalidad su papel como ama de casa, se aprecia en la
madre cierta resignación, obligada a no poder estudiar. Defiende que la protagonista
se desarrolle profesionalmente, círculo que se cierra con la hija de ésta.
3. Hermana: es la compañera de juegos de la protagonista en el cuarto de atrás.
Representa su anclaje en el mundo real.
4. Amiga de la infancia: con ella escribe el primer cuento, donde aparecen Esmeralda y
Alejandro. Menciona varias veces que ha muerto y destaca su arrojo.
5. Amores de infancia y juventud: aparecen esporádicamente. Son el hijo del
comandante, el muchacho del balneario.
6. Personajes literarios: Esmeralda, Alejandro y “el hombre descalzo”.

6 - Símbolos

1. El espejo es el punto de fuga a partir del cual la mirada recupera imágenes del
pasado.

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2. Cumple parecida función de estímulos de la fantasía el grabado que preludia la
llegada del visitante vestido de negro
3. El mobiliario casi alcanza el rango de personaje. Los enseres de los que se rodea
forman parte de su historia y, como testigos del paso del tiempo, son el elemento
conductor de las imágenes del pasado.
4. El viejo aparador de madera de castaño heredado de la familia materna es el que
alcanza un mayor protagonismo. Representa el elemento que vence al paso del
tiempo.
5. La cajita dorada es el combustible que pone en marcha la maquinaria del tiempo. Sus
propiedades son muy beneficiosas para la memoria, la desatan.
6. La cortina roja es otro elemento que cobra especial relevancia. Su función principal es
la de acotar el espacio de la ficción. A modo de telón, también a modo de velo,
proporciona protección, su tela preserva el espacio reservado del cuarto de atrás.
7. Al igual que esa cortina, el teléfono tiene como función marcar las transiciones entre
la realidad y la ficción.
8. La cucaracha. Es la concreción del miedo, se deja ver precisamente cuando se
experimenta la sensación de terror.
9. El sombrero negro: da nombre al segundo capítulo. Pertenece al hombre vestido de
negro, quien lo deja sobre unos folios escritos que aumentan progresivamente. Es
evidente su relación con el poder de la creación.
10. La cesta de la costura. Es casi un baúl de los recuerdos. En su interior están los
materiales con los que trabaja la escritora: cada objeto es una vivencia del pasado y
lleva consigo un recuerdo, una imagen o un sueño.
11. El escondite inglés. El tiempo ha pasado de manera tramposa. Como en el juego
infantil, si echamos la mirada atrás lo que vemos son imágenes fijas que se han ido
moviendo por detrás de nosotros, y cuyo orden a veces somos incapaces de
establecer.
12. Las piedritas blancas son las marcas que señalan el camino de ida y el camino de
vuelta.

7 - Tiempo

El relato combina los planos temporales del presente y del pasado. Y con frecuencia estos
planos se mezclan y se confunden dentro de un mismo párrafo.

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El tiempo de la esfera del presente se limita a una sola noche. El orden lineal es temporal y
se distribuye a partir de tres referencias concretas.

- Las diez de la noche marca en el tiempo el inicio de la acción.


- Las doce y media: este dato es proporcionado por el hombre vestido de negro en la
breve conversación que mantienen por teléfono antes de subir.
- Las cinco, regresa su hija de fiesta.

La ambigüedad se mantiene en el tiempo perteneciente al plano del pasado, donde


subjetividad y objetividad se dan la mano. La analepsis queda reflejada en los numerosos
saltos al pasado de la narradora-protagonista.

En todo momento, domina la apreciación personal del tiempo, a pesar de la cual pueden
distinguirse tres etapas, marcadas por la figura del dictador.

1. Infancia - antes de Franco (Segunda República, Guerra Civil): es la época del juego y
de una niñez intacta.
2. Adolescencia, juventud y primera madurez - con Franco (Dictadura, Posguerra y
décadas siguientes): desaparecen el espacio lúdico del cuarto de atrás y los juguetes.
Es la época del frío y el miedo.
3. Segunda madurez - después de Franco (democracia): amanece una nueva y aparece
la necesidad de buscar el tiempo perdido para entender mejor su vida. Lo que en la
novela se reduce a una noche de duermevela, en la vida real son dos años y cinco
meses en los que la autora emplea en escribir la obra.

8 - Espacio

En lo que atañe al espacio de ese tiempo presente, la acción principal de la obra transcurre
en el apartamento madrileño de la narradora-escritora, ubicado en el “último piso” de uno
de los edificios de la calle Doctor Esquerdo.

En resumen, estas habitaciones constituyen el espacio real en el que se desarrollan todos los
capítulos de la novela:

1. Capítulo 1: dormitorio y pasillo.


2. Capítulo 2: pasillo, rellano, cuarto de estar (terraza).
3. Capítulo 3: cocina.

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4. Capítulo 4: cuarto de estar (terraza).
5. Capítulo 5: dormitorio.
6. Capítulo 6: cuarto de estar (terraza).
7. Capítulo 7: dormitorio, cuarto de estar (terraza), cocina y habitación de la hija.

Además de las dependencias del apartamento de la narradora-escritora, otros lugares a los


que se alude en el transcurso de la acción son Puerto Real y Ciudad Lineal.

En lo que atañe al tiempo pasado, en el que transcurren diversas acciones secundarias, los
sitios y los parajes reales son tan diversos que nos limitaremos a citar algunos. Frente a estos
lugares, debemos subrayar otros espacios ficticios: Cunningham y “el cuarto de atrás”

9 - Lengua y estilo

Respecto al estilo, podemos afirmar que Martín Gaite concede mucha importancia al lector,
quien tiene la sensación de estar escuchando, más que leyendo. Esta apariencia de oralidad
resulta en un estilo espontáneo y fresco. Potencia esta impresión el hecho de que la mayor
parte de la novela se encauza a través del diálogo, de la conversación distendida entre la
protagonista y su invitado. Sin embargo, este efecto de naturalidad no oculta la existencia de
un vocabulario escogido con esmero, en el que también aparecen extranjerismos propios de
los años de la infancia y juventud de la narradora, así como abundantes referencias ocultas.

Otro de los aciertos literarios de la novela: la poetización de la realidad a través del uso
figurado del lenguaje.

La construcción sintáctica de los párrafos es bastante libre, de manera que alternan párrafos
breves con otros de gran extensión.

El discurso es polifónico. El recuerdo de los hechos trae consigo la recuperación de palabras


que forman parte del pasado y que pertenecen a hablantes distintos a la
narradora-protagonista.

En cuanto a la técnica narrativa, la autora combina diferentes puntos de vista. Vamos a


destacar solo dos: el que corresponde al narrador autodiegético, perspectiva que consiste en
narrar en primera persona unos hechos de los que el narrador -la narradora- es protagonista
indiscutible, y el que, usando también la primera persona, opta por contar los hechos como
testigo participante; es el narrador homodiegético, que alterna con la perspectiva
autodiegética cuando se evocan episodios del pasado.

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En las evocaciones del pasado, es muy importante la figura del narratario o destinatario
interno, que se convierte en el receptor directo de cada uno de los episodios recordados. Esta
figura es representada, como sabemos, por el hombre vestido de negro. De este modo,
podemos afirmar que el misterioso visitante cumple dos funciones cruciales en la
construcción de la novela: en el plano de la interacción cara a cara, como interlocutor, ayuda
con sus intervenciones a la protagonista a hacer memoria; en el plano de la diégesis o
narración de hechos pasados, funciona como el destinatario directo o inmanente que
escucha el relato desde dentro del texto.

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