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Metodología

de la
investigación
Nombre del profesor: Julio Torres

Nombre del alumno: Del Razo Aguirre


Cesiah

[“LA CIUDADES INVISIBLES”


& “EL LLANERO EN LLAMAS”]
Lenguaje simbólico
Introducción

Las ciudades, invisibles se publicó por primera vez en 1972. Su reedición por
Siruela, de 1998, cuenta con un prólogo del mismo autor, perteneciente a una
conferencia que dictó Calvino en 1983, para un grupo de estudiantes de la
Universidad de Columbia. El prólogo se hace cargo de todas o casi todas las
funciones propias del paratexto. Adelanta el contenido del libro, pero también trata
de la gestión de su escritura: Calvino habla de la "traducción" de las experiencias
a imágenes urbanas: "Todo terminaba por transformarse en imágenes de
ciudades: los libros que leía, las exposiciones de arte que visitaba, las discusiones
con mis amigos” (Stapich)

El llano en llamas es el título de una recopilación de cuentos del escritor mexicano


Juan Rulfo. Fue la primera publicación del escritor en 1953, pero se había
publicado anteriormente en la revista América, en 1950.2

A continuación se hará el análisis de los ya mencionados libros, mencionando la


semiótica que fue encontrada al momento de realizar la lectura.
Las ciudades y los signos 1

De los muchos intercambios que se despliegan a lo largo de las descripciones de


las diferentes ciudades, hay una insistencia en los intercambios de sentido. La
primera ciudad que aparece bajo el titulo Las ciudades y los signos es Tamara. El
viajero que recorre Tamara la ve como un libro abierto ante sus ojos o, mejor aún,
como un diccionario. El intercambio, como es predominante en todas las ciudades,
se produce a través de la visión:

“El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas
indican la casa del sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de
guardia, la balanza el herborista” (Calvino, Las ciudades invisibles , 1973)

El viajero, por lo tanto, lee. Viaja feliz, refugiado en él un recorrido sin tropiezos,
facilitado por su enciclopedia mental, que provee de un significado a cada· signo
que se ofrece a su vista. Lo que no se encuentra debidamente rotulado puede ser
decodificado gracias a la posición que ocupa dentro del sistema de la ciudad. Si el
viajero accede a otro tipo de intercambio, el de comprar/vender, no por ello
abandona el tráfico de sentidos, ya que los objetos no valen por sí mismos sino
por lo que representan dentro de la dinámica de esta sociedad. Cuando se
abandona Tamara, se lo hace con la ilusión de haberla conocido, pero nada se
sabe de ella, más que lo que ella deja saber:

“La ciudad dice todo lo que debes pensar, te hace repetir su discurso, y mientras
crees que visitas Tamara, no haces sino retener los nombres con los cuales se
define a sí misma y a todas sus partes.” (Calvino, Las ciudades invisibles , 1973)

Puede pensarse que describir a Tamara es hablar sobre la naturaleza del lenguaje
y de nuestra relación con él, de nuestra forma de desconocer la realidad a través
de él. Tamara actúa con los viajeros apelando al más puro conductismo, a tal
estimulo, tal respuesta. Tal vez sólo rompiendo el vínculo de hierro que une a los
signos con un significado determinado a priori se pueda quebrar este autoritarismo
del lenguaje y acceder a alguna forma de conocimiento.
Las ciudades y los signos 3

Siguiendo un recorrido de lectura discontinuo, que atraviesa todos los fragmentos


titulados Las ciudades y los signos, llegamos a Zoe. Se nos había dicho antes que
cada viajero posee un modo de decodificar las ciudades, provisto por su
conocimiento de la sintaxis de los espacios urbanos. Según dónde esté ubicado
cada edificio, sus características, su posición en relación con los otros espacios,
tal será su función, es decir, su sentido. Hay una estructura mental de las ciudades
que se rellena con cada ciudad en particular. Pero en Zoe las cosas no funcionan
así, porque un mismo espacio sirve para realizar todas las funciones:

“En cada lugar de esta ciudad se podría sucesivamente dormir; fabricar


herramientas, cocinar, acumular monedas de oro, desvestirse, reinar; vender;
interrogar oráculos.”

El viajero entra en confusión en esta ciudad que no se deja leer como Tamara. En
Zoe no hay adentro y/o afuera, ciudad y/o campo. No establece divisiones de la
realidad. No permite interpretar la experiencia. No se entiende el porqué de Zoe.
La ciudad, entonces, no tiene sentido.

Las ciudades y los signos 4

Pero entre la manipulación de Tamara y la confusión de Zoe aparece otra


posibilidad: la siguiente estación del itinerario por Las ciudades y los signos es
Ipazia. Esta ciudad está llena de señales, de flechas que apuntan a objetos, sólo
que entre las señales y los objetos la relación es inversa a la que indica la
experiencia del viajero un hermoso jardín de magnolias con lagunas azules no
oculta bellas ninfas sino los cadáveres de los suicidas. En el suntuoso palacio no
habita un sultán a quien presentar las quejas: allí están encerrados los presos,
condenados a trabajos forzados. En los fondos de la gran biblioteca el viajero no
encuentra a un sabio que le dé una explicación sino a un joven fumador de opio.
El sabio, en este continuo desplazamiento de los lugares canónicos, se halla en la
plaza rodeado de juegos infantiles, este filósofo atribuye el desconcierto del viajero
a su ignorancia:

"Los signos forman una lengua, pero no la que crees conocer." (Calvino, Las
ciudades invisibles , 1973)

Todo el problema parece radicar en una cuestión de acuerdos y convenciones


sobre el sentido de los signos. Ya que estos son arbitrarios, pueden significar en
Ipazia algo distinto de aquello a lo que aluden en otras ciudades. Será cuestión de
aprender la nueva lengua. El viajero la aprende, para poder vivir en Ipazia. Pero
las últimas palabras de este fragmento, epigramáticas, introducen una radical
desconfianza. No ya hacia la lengua de la ciudad que, una vez aprendida, deja de
ser imprevisible, sino hacia el lenguaje en general:

“Claro que también en Ipazia llegará el día en que mi único deseo sea partir. Sé
que no tendré que bajar al puerto sino subir al pináculo más alto de la fortaleza y
esperar que pase una nave por allá arriba. ¿Pero pasará alguna vez? No hay
lenguaje sin engaño.” (Calvino, Las ciudades invisibles , 1973)

Bibliografía
Calvino, I. (1973). En Las ciudades invisibles (pág. 11). Italia: Giulio Einaudi.

Calvino, I. (1973). En Las ciudades invisibles (pág. 12). Italia: Giulio Einaudi.

Calvino, I. (1973). En Las ciudades invisibles (pág. 24). Italia: Giulio Einaudi.

Calvino, I. (1973). En Las ciudades invisibles (pág. 25). Italia: Giulio Einaudi.

Google. (s.f.). Recuperado el 28 de mayo de 2017, de Google:


https://www.google.com.mx/search?q=conductismo&oq=conductismo&aqs=chrome..69i
57j0l5.2409j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

Google. (s.f.). Recuperado el 28 de mayo de 2017, de Google:


https://www.google.com.mx/search?q=que+es+opio&oq=que+es+opio&aqs=chrome..69i
57j0l5.1889j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

Stapich, E. (s.f.). Recuperado el 28 de mayo de 2017, de Revistas:


http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/celehis/article/viewFile/446/452

Apéndice

Conductismo: nombre masculino

Corriente de la psicología que se basa en la observación del comportamiento o


conducta del ser que se estudia y que explica el mismo como un conjunto de
relaciones entre estímulos y respuestas.

Opio: Sustancia que se obtiene desecando el jugo de las cabezas de adormideras


verdes; tiene, entre otras, propiedades analgésicas, hipnóticas y narcotizantes y
su consumo puede provocar dependencia.
El llano en llamas

“Acuérdate Juan Rulfo” (Rulfo, 1953)

Un personaje le cuenta la historia de Urbano mediante las historias de los


familiares de Urbano a otro personaje para que se acuerde de el pero no lo
consigue.

Narrador cuasi omnisciente.

Al no tener un narrador que es parte de la historia contada, Rulfo hace que el


lector se desprenda de la historia de Urbano, lo que resulta en información para
lograr un recuerdo. No tanto en el acercamiento a los hechos en la historia.

Lenguaje

Los regionalismos distorsionan un poco la capacidad de entender.

Tiene un tono de confidencialidad.

Aparenta ser un monólogo e incluso uno bíblico ya que el autor tiene un contexto
religioso. También su intensión al hacer esto era implicar al lector en la historia y
tener un diálogo con el con solo pocas veces al expresar: " ya te acuerdas"

Ámbito

 Mexicano
 Familiar
 Clase baja (debido a su lenguaje )
 Rural
 Infiel
 Suicidio

Ambiente

Caótico: Rodeados de caos

 Caos en la iglesia con la enfermedad del hipo


 Caos con la Mezcalera
 Caos con La Berenjena (madre)
 Sus hijos
 Las marchantas
 Pobreza (imposibilidad de vivir bien)

Tema: Recuerdo e imposibilidad


El hombre

Es un montaje en la medida en la cual están narrados los hechos, pues hay 4


narradores.

En los relatos existe una ruptura de la coherencia cronológica, una inversión no


estructurada de los tiempos y turnos de narración. Es recurrente la utilización de
saltos temporales. Existe un narrador situado fuera de la historia, lo cual podría
permitirle una visión global de lo que está aconteciendo. Pero esta visión es
sintetizada y poco clara en la medida que este narrador básico es interrumpido por
las conciencias de los hombres en persecución.

Dentro de esta confusión, aparece abruptamente en la historia otro narrador en


primera persona, el Borreguero, quien aparentemente le narra su versión a un
personaje que permanece en silencio.

Se usa, en las narraciones, un lenguaje coloquial y poco estructurado. La


recepción del relato se le dificulta al lector, quien debe reconstruir la historia como
si fuera un rompecabezas.

Rulfo ha instalado la simultaneidad, reemplazando la unidad cronológica, una


simultaneidad que da cuenta de una concepción de la realidad que ya no es
ordenada, sino caótica.

"La escritura de Rulfo en este cuento genera e instala un universo violento


marcado por la presencia constante de la muerte. Los personajes aparecen como
individuos subyugados por un poder institucionalizado que viven en la soledad y el
desamparo.” (Vasquez, 2012)

Los tres personajes del cuento están solos, Alcancía y Urquidi han perdido a sus
familias o a parte de ellas y el borreguero está profiriendo su relación ante el señor
licenciado que pareciera no escucharlo; está solo ante un poder que lo obliga, lo
fuerza y lo anula". La violencia, la muerte y la venganza es lo natural de la
situación del hombre que Rulfo nos muestra, que no es otro que el hombre
latinoamericano que a él le tocó ver. En México se respiraban aires de
incertidumbre, de venganza y de muerte.
Bibliografia

Rulfo, J. (1953). Recopilacion de cuentos. En El llanero en llamas. Mexico: Fondo de Cultura


Económica.

Vasquez, F. (19 de octubre de 2012). Recuperado el 28 de mayo de 2017, de Prezi:


https://prezi.com/ne0r2mccofty/el-hombre-de-juan-rulfo/

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