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La libranza no es un título valor, sino una autorización expedida por un sujeto y dirigida a

su empleador o pagador para que de su salario, pensión u honorarios le sea descontada


una suma de dinero para serle girada a una entidad operadora de libranza a través de la
cual adquirió un bien, un servicio o le fue otorgado un préstamo de dinero, en los
términos descritos en el mismo documento de libranza.

Si bien el otorgamiento de créditos suele garantizarse con la suscripción de un título valor


que respalde la deuda, como sería el caso de un pagaré, letra de cambio y cheque, la
libranza únicamente cumple el papel de facilitadora del método de pago de la deuda,
indicó la Superintendencia de Sociedades.

No obstante, señaló la entidad, la autorización para el descuento debe otorgar al pagador


certeza sobre los términos del otorgamiento del crédito convenidos entre el beneficiario y
la entidad operadora de libranza, pues con base en ellos conocerá los valores exactos a
descontar, su periodicidad y el plazo del préstamo.
En ese sentido, un documento de libranza no puede tener espacios en blanco y mucho
menos carecer de la firma de quien autoriza el descuento, ya que, precisamente, una de
las condiciones que dispone la Ley 1527 del 2012 es que se trate de una autorización
expresa, es decir, específica, determinada y clara.

2.

La Superintendencia de Sociedades resolvió una consulta relacionada con cuáles serían las
acciones procedentes en caso de que el empleador o pagador se niegue a suscribir el
acuerdo con el operador de libranza y a efectuar los respectivos descuentos al deudor.

La entidad recordó que, de acuerdo con la Ley 1527 del 2012, la libranza o descuento
directo es la autorización del asalariado o pensionado al empleador o entidad pagadora,
según sea el caso, para que realice descuentos del salario o pensión y le sean giradas a
favor de las entidades operadoras para atender los productos, bienes y servicios objeto de
libranza.
En ese sentido, aclaró, entre empleador o pagador y la entidad operadora de libranza no
media ningún acuerdo y las relaciones entre estos están reguladas directamente por la
ley. Así mismo, las indicaciones técnicas y operativas de los descuentos están descritas
en el documento de libranza suscrito por el beneficiario o deudor.

Así las cosas, el artículo 6 de la Ley 1527 del 2012, sobre obligaciones a cargo del
empleador o entidad pagadora, este debe girarle a la entidad operadora de libranza los
descuentos efectuados al beneficiario dentro de los tres días siguientes a ello y, así
mismo, debe percatarse de que la operadora esté inscrita en el Registro Nacional de
Operadoras de Libranza.

3.

El crédito de libranza es un mecanismo de recaudo de cartera, en donde el asalariado o


pensionado autoriza a su empleador o entidad pagadora para que realice un descuento de
su salario o pensión, con el objetivo de que esos recursos sean destinados al pago de los
productos, bienes y servicios adquiridos con las entidades operadoras.
Dichas entidades pueden, a su arbitrio y en ejercicio de la autonomía privada, exigir al
deudor tomar una póliza de seguro de vida que ampare el crédito que le fuera concedido,
en los términos y condiciones establecidos en la misma, cuyo pago puede ser en un solo
contado o por cuotas mensuales, a criterio del operador.

Por lo tanto, el valor de la cuota del seguro de vida puede ser incluido en la liquidación
de un crédito, junto con los intereses, pues se trata de dos obligaciones independientes,
la primera hace referencia al seguro de vida, que es una póliza que ampara el crédito en
caso de fallecimiento del deudor, mientras que la segunda constituye el rédito del capital
adeudado o los intereses que cobra la entidad operadora por otorgar un crédito de
acuerdo con la ley.

La libranza no hace parte de las garantías tradicionales con que se asegura el pago de
una obligación, por lo que resulta posible que los operadores exijan al deudor la
constitución de garantías personales o reales sobre el crédito. No existe restricción alguna
para exigirle al deudor garantizar, en forma real o personal, el crédito que se ofrece a
través de dicha modalidad de recaudo.
4.

Un documento de libranza no puede tener espacios en blanco, ya que una de sus


condiciones es contener una autorización clara y expresa, además de que el cumplimiento
de las obligaciones que contiene debe llevarse a cabo según los términos establecidos por
las partes, los cuales se especifican en la misma libranza o en documento anexo, indicó la
Superintendencia de Sociedades.

De acuerdo con lo previsto en la Ley 1527 del 2012, cualquier persona natural puede
solicitar un crédito para la adquisición de productos y servicios financieros o bienes y
servicios de cualquier naturaleza, el cual se debe garantizar con su salario, pagos,
honorarios o pensión, siempre que el asalariado, contratista o pensionado, según el caso,
autorice de manera expresa y por escrito al empleador o entidad pagadora para que gire
los recursos directamente al operador de libranza.

De otra parte, señaló la entidad, es una obligación legal a cargo del beneficiario informar a
las entidades operadoras con quienes tenga libranza el cambio de empleador, aunque,
en todo caso, la simple autorización de descuento faculta a la entidad operadora para
solicitar a cualquier empleador o entidad pagadora el giro de los recursos derivados de las
obligaciones adquiridas.

Ahora bien, la normativa que regula tanto los títulos valores pagarés como las
autorizaciones de libranza no restringió el uso de firmas digitales o electrónicas para esta
clase de operaciones, por lo que se entiende procedente el uso de las mismas,
dependiendo de lo que acuerden la entidad operado.

5. Descuentos por créditos de libranza no


proceden sobre prestaciones sociales
16 de Diciembre de 2014

Teniendo en cuenta que la Ley 1527 del 2012 (Ley de Libranza) y el Código Sustantivo del
Trabajo no regulan los descuentos sobre las prestaciones sociales y, en particular, sobre la
liquidación por terminación del vínculo contractual, la obligación de retener y descontar
las sumas de dinero que el beneficiario adeude al operador del crédito no es permitida en
este caso, precisó el Ministerio del Trabajo.

La entidad recordó las objeciones presidenciales formuladas en el trámite legislativo de la


norma, según las cuales permitir el descuento se desnaturalizaría el concepto mismo
para el cual fueron creadas las prestaciones sociales.

En los términos de la ley, el pagador, que puede ser un empleador, está obligado a deducir
o retener las sumas de dinero que haya de pagar al titular del crédito, es decir, trabajador,
contratista, afiliado, asociado o pensionado, además de girar o depositar dichas sumas al
operador que otorgó el crédito.

Este, por su parte, está en la obligación de reportar a sus clientes el estado del crédito,
mediante extracto periódico, indicando los datos de contacto para solicitar aclaraciones o
reclamar ante irregularidades o equivocaciones en su estado de cuenta.

Por último, reiteró que, para acceder a cualquier tipo de producto, bien o servicio a
través de la modalidad de libranza o descuento directo, se deben cumplir las siguientes
condiciones:

1. Que exista autorización expresa e irrevocable por parte del beneficiario del crédito
de efectuar la libranza o descuento, de conformidad con lo establecido en la ley.

1. Que en la tasa de interés correspondiente a los productos y servicios objeto de


libranza no supere la tasa máxima permitida legalmente.
1. Que la tasa de interés pactada inicialmente solo se modifique en caso de novación,
refinanciación o cambios en la situación laboral del deudor, con su expresa
autorización.

1. Para adquirir o alquilar vivienda, el deudor beneficiario podrá tomar un seguro de


desempleo, contra el cual, eventualmente, podrá repetir la entidad operadora en
caso de incumplimiento.

1. Que la libranza o descuento directo se efectúe, siempre y cuando el asalariado o


pensionado no reciba menos del 50 % del neto de su salario o pensión, después de
los descuentos de ley. Las deducciones o retenciones que realice el empleador o
entidad pagadora que tengan por objeto operaciones de libranza o descuento
directo están exceptuadas de la restricción contemplada en el numeral segundo
del artículo 149 del Código Sustantivo del Trabajo.

(Ministerio del Trabajo, Concepto 161689, sep. 19/14)

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