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LAS VIRTUDES ROMANAS.

Los romanos primitivos poseyeron las virtudes propias de una aristocracia de agricultores, de
conquistadores, colonizadores y legisladores.
El trabajo-cotidiano de la tierra y las conquistas guerreras fijaron numerosas cualidades que sirvieron
de modelo a su educación.
Los principales rasgos del carácter romano son: la religiosidad, el patriotismo, el tradicionalismo,
el espíritu jurídico, el sentido práctico.

RELIGIOSIDAD.
Los romanos poseyeron profunda religiosidad. Cicerón atribuye la causa de la grandeza romana a su
obediencia a los dioses, a su piedad.
Sus divinidades, que no tenían las pasiones desordenadas de los griegos, se conformaban con un
culto sencillo, siempre que se observaran rigurosamente las fórmulas y los ritos de las oraciones y
sacrificios.
La religión que consideró los vínculos como sagrados, aseguró el orden civil, afianzó la unidad latina
y dio una organización sólida a la sociedad.

PATRIOTISMO.
La virtud cívica era la norma suprema.
La devoción a la patria, a la Roma eterna y a sus instituciones políticas constituyó una segunda
religión.
Roma fue el centro de todos los intereses y de todas las tradiciones.
Los hijos de los romanos eran educados para que un día pudieran servirla.
El amor a la patria debía ser la norma suprema del valor y la virtud.
San Agustín afirmaba que la Providencia había destinado a Roma para que reinara en el mundo en
razón de sus virtudes cívicas.

TRADICIÓN.
Prácticamente la educación moral del romano era alimentada por el ejemplo.
La vida de los grandes servidores de Roma, cuya biografía escuchaba el pueblo en los discursos
laudatorios o conocida por los monumentos conmemorativos, hacían que el héroe romano, ya se
llamase Horacio, Camilo, Agripa o Augusto, fuese el hombre que, en circunstancias difíciles, por su
valor o su prudencia, salvó a la patria en peligro.
En el hogar se repetía el mismo procedimiento.
El niño contemplaba con orgullo las imágenes de sus antepasados expuestas en el altar del atrium.
Cada una de las grandes familias poseía una aptitud determinada frente a la vida.
La sensibilidad y la conducta del niño se iban modelando sobre estos tipos ideales, que eran como el
sello del carácter de la propia familia.
La imitación de las virtudes era lo principal en la formación.
No había que traicionar el ejemplo de los antepasados; el deber de todos era convertirse en modelo
para los que siguieran.

EL DERECHO.
Roma proporcionó al mundo antiguo un sistema de derecho basado en la razón.
El derecho no era el mandato de la divinidad ni el producto del pensamiento sino de las necesidades
prácticas de la vida cuyo ideal era la justicia.
El derecho no era el patrimonio de un pueblo sino de la Humanidad, que estaba por encima de toda
diferencia de naciones.
Fue por eso que procuraron imponer su derecho a los pueblos conquistados.
El derecho natural, verdadero vástago del derecho romano y de la filosofía griega, ha sido una de las
más importantes ideas de nuestra civilización.

SENTIDO PRÁCTICO

Otro rasgo peculiar del romano fue sin duda su inclinación hacia las cosas prácticas y concretas;
prefería dejar a otros las teorías y reservarse las acciones.
Los griegos medían todas las cosas por su aspecto racional; los romanos las medían por el servicio
que podían prestar.
Por esta razón los romanos miraban a los griegos como parlanchines y a su vez los griegos
consideraban a los romanos como rústicos.
Resultado de esta tendencia a lo práctico fue la parquedad de la cultura romana, carente de
originalidad, una filosofía exclusivamente moral, y una ciencia orientada a sus aplicaciones
prácticas, como la arquitectura y el urbanismo, en lo que fueron extraordinarios maestros.

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