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DERECHO MERCANTIL II

Sept. 2022 – Ene. 2023 Módulo 2

Soluciones Prueba de evaluación continua– PEC 2

PEC 2

• Soluciones de la PEC

PRIMERA PARTE: PREGUNTAS


En un máximo de 8 líneas por respuesta, indica de manera fundamentada si las siguientes
afirmaciones son verdaderas o falsas.

1. La LSC permite que en las sociedades de responsabilidad limitada existan participaciones sin voto
y también participaciones con voto plural.

VERDADERA. La LSC permite que las sociedades de responsabilidad limitada emitan participaciones
sin voto por un importe nominal no superior a la mitad de su capital social (art. 98 LSC). Asimismo, es
posible emitir participaciones privilegiadas (art. 94 LSC), que podrán alterar la proporcionalidad entre
el capital social del que es titular el socio (nominal de sus participaciones) y el derecho de voto, dado
que el art. 96 LSC solo prohíbe en este caso que el privilegio consista en alterar directa o
indirectamente la proporcionalidad entre valor nominal y derecho de preferencia.

2. Las sociedades anónimas, sean o no cotizadas, podrán representar sus acciones mediante
anotaciones en cuenta o títulos.

FALSA. El art. 496 LSC impone para las acciones y obligaciones que coticen en un mercado regulado
domiciliado o que opere en España, la representación mediante anotaciones en cuenta.

3. En las sociedades de capital está prohibida la adquisición originaria de sus acciones o


participaciones sociales.

VERDADERA. Esta prohibición se establece en el art. 134 LSC: “En ningún caso las sociedades de
capital podrán asumir o suscribir sus propias participaciones o acciones ni las creadas o emitidas por
su sociedad dominante”.

4. De los contratos estipulados por el administrador con terceros que queden fuera del ámbito del
objeto social no responderá la sociedad.

FALSA. Si bien el art. 234, 1 LSC establece que el poder de representación de los administradores se
extiende a todos los actos comprendidos en el objeto social delimitado estatutariamente, ello no
quiere decir que la actuación del administrador como representante orgánico de la sociedad no
vincule a la persona jurídica representada en actos o negocios que se encuentren fuera de él, aunque
el objeto social se halle delimitado en los estatutos, y debidamente reflejado en la inscripción registral
de la sociedad. Se requiere, no obstante, que el tercero hubiera actuado de buena fe y sin culpa
grave (art. 234, 3 LSC).

5. Los socios no pueden convocar la junta general de una sociedad de capital, aunque hubieran
tomado el acuerdo por unanimidad.
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VERDADERA. La competencia para convocar la junta general se confiere a los administradores


sociales (y, en su caso, a los liquidadores, art. 166 LSC), que ostentan en exclusiva la representación
de la sociedad. Por lo tanto, una cosa es que los socios puedan solicitar la convocatoria (arts. 168 o
171 LSC), o incluso que sin convocatoria formal, puedan celebrar junta universal y debatir sobre los
temas que acuerden incluir en el orden del día (art. 178 LSC), pero no ostentan la competencia para
“convocar” la junta general en las sociedades de capital.

6. En la sociedad anónima los administradores proporcionarán en todo caso a los socios la


información que éstos soliciten, lo hagan antes de la junta o durante su celebración.

FALSA. Si bien la protección de los accionistas pasa por el reconocimiento de su derecho de


información, este encuentra también límites necesarios para la adecuada tutela del interés social. En
consecuencia, el art. 197 LSC, relativo al derecho de información en la sociedad anónima, además de
ordenar el procedimiento para atender las demandas de información de los socios, limita el deber de
informar al socio cuando la información solicitada se considere innecesaria, se sospeche que se va a
utilizar para finalidades extrasocietarias o su publicidad pueda perjudicar a la sociedad o a las
sociedades vinculadas, negativa que decaerá si apoyan la demanda de información socios que
detenten al menos el 25% del capital (salvo reducción estatutaria de este límite, con un mínimo del
5%).

7. Todos los acuerdos sociales contrarios a la ley o a los estatutos sociales son impugnables.

FALSA. El art. 204 LSC limita la vía de la impugnación a los acuerdos, en primer lugar, que no hayan
sido sustituidos o dejados sin efecto por otros antes de la presentación de la demanda de
impugnación. Pero además, para evitar abusos del pasado en el ejercicio de la acción de
impugnación de los acuerdos sociales, requiere que los motivos revistan carácter esencial o
determinante, enumerando en su párrafo 3, letras a) a d) supuestos que, en principio, no darían lugar
a la impugnación de los acuerdos.

8. El cese de los administradores de las sociedades de capital sólo podrá ser acordado por la Junta
general si existe justa causa.

FALSA. Como dispone el art. 223 LSC, los administradores podrán ser separados en cualquier
momento por la junta general aunque la toma de este acuerdo no conste en el orden del día. Esta
separación ad nutum de los administradores sociales, que no requiere justa causa, adoptada
unilateralmente por la junta general de socios, es un principio configurador del tipo sociedad de
capital, de modo que no cabe su modificación en los estatutos sociales, estableciendo, por ejemplo, la
necesidad de justa causa o un plazo de preaviso (así, STS de 5 de junio de 2006 (RJ 3068/2006);
RDGRN de 16 de febrero de 1995 (RJ 1733/1995).

9. Tan sólo están obligadas a auditar sus cuentas anuales las sociedades anónimas.

FALSA. La afirmación es contradicha por el tenor del art. 263 LSC, que exonera de esta obligación a
las sociedades que no rebasen durante dos ejercicios consecutivos, al menos dos de los umbrales
establecidos en la norma, relativos al valor de su activo, al volumen de negocios y al número de
trabajadores, así como a las sociedades recién constituidas, transformadas o fusionadas, durante el
primer ejercicio social desde esta circunstancia, si no rebasan dos de estos tres umbrales. Por lo
tanto, la delimitación de las sociedades obligadas a auditar no incluye exclusivamente a las
sociedades anónimas, sino que no distingue entre tipos sociales capitalistas.

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10. Los administradores tienen total libertad para acordar el reparto de dividendos a cuenta del
ejercicio.

FALSA. El art. 277 LSC establece limitaciones a esta práctica, que persigue contentar a los
accionistas y lanzar al mercado un mensaje de buenos resultados empresariales del ejercicio. En
primer lugar, los administradores deberán presentar un estado contable que garantice la existencia de
liquidez, y que después se incluirá en la memoria; en segundo lugar, se delimita la cantidad
susceptible de reparto (letra b), con la finalidad en este caso de preservar el capital más las reservas
obligatorias.

SEGUNDA PARTE. CASOS PRÁCTICOS


PRIMER CASO PRÁCTICO

Hace ya 5 años que la sociedad Happy Events, SA, se ha constituido regularmente e inscrito en el
RM de Barcelona. En este período, la sociedad se ha expandido y ha dado entrada a nuevos socios
inversores, pasando la cifra de capital de los 60.000 euros originarios que se repartían por partes
iguales los tres socios fundadores (Marta, Luís y José), hasta 200.000 euros, divididos en 20000
acciones nominativas de 10 euros de valor nominal cada una. También se hace necesario
replantear la organización interna de la sociedad y el reparto de derechos entre los socios, ya que
algunos de los nuevos inversores habían puesto condiciones para su entrada en la sociedad.
Contesta las siguientes cuestiones:
1.- ¿Sería posible incluir en los estatutos sociales una cláusula por la que la transmisión de las
acciones fuera libre sólo entre socios, y a sus cónyuges y descendientes, estableciendo en el resto
de supuestos un derecho de adquisición preferente del resto de socios?
El modelo legal previsto para la sociedad anónima en la LSC prevé como principio general la
libertad en la transmisión, de ahí que el art. 123, 2 LSC sancione con la nulidad las cláusulas que
hagan prácticamente intransmisible la acción.
No obstante, ello no quiere decir que una sociedad anónima no pueda configurarse, si así lo desean
los socios, en ejercicio de su autonomía de la voluntad, como una “sociedad cerrada”, asimilándose
así a una limitada en cuanto a la transmisibilidad de sus acciones, siempre respetando los límites
legales y los derivados de la propia configuración del tipo social.
En este punto, el art. 123, 1 LSC permite que se impongan restricciones a la libre transmisibilidad,
siempre que las acciones sean nominativas, y que estas restricciones se establezcan en los
estatutos de la sociedad. Asimismo, deberán cumplirse las reglas establecidas en el art. 123 RRM;
con carácter general, la determinación de la restricción y de las acciones nominativas a las que
afecte (art. 123, 1 RRM) y el reconocimiento de que el socio ostenta un derecho a obtener el valor
real de las acciones que pretende transmitir (art. 123, 6 RRM), y en concreto, respecto del
establecimiento de este derecho de adquisición preferente, deberá concretarse si el derecho de
preferencia se reconoce a todos los accionistas, a los integrantes de una clase, a la sociedad (que
pueden adquirir derivativamente sus propias acciones) o a un tercero, así como las transmisiones
en las que se reconozca la preferencia.

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¿Vinculará la modificación a todos los socios, a pesar de que hayan votado en contra del acuerdo?
El principio mayoritario rige la adopción de acuerdos en las sociedades de capital y solo
excepcionalmente cuando la ley lo establece expresamente, se exige un acuerdo unánime o el
consentimiento de los socios afectados. Sin embargo, también la LSC da facilidades en ocasiones a
los socios para que se “liberen” ante la adopción por la sociedad de determinados acuerdos que
pueden resultarle gravosos, bien por limitar la “liquidez” de su inversión, como en este caso, bien
por la deslocalización de la actividad empresarial (traslado de domicilio al extranjero) o la
sustitución del objeto social, por poner algunos ejemplos.
En este concreto supuesto, dispone el art. 123, 2 LSC, que “cuando las limitaciones se establezcan
a través de modificación estatutaria, los accionistas afectados que no hayan votado a favor de tal
acuerdo no quedarán sometidos a él durante un plazo de tres meses a contar desde la publicación
del acuerdo en el Boletín Oficial del Registro Mercantil”. Por lo tanto, durante este período de
tiempo, el socio podrá vender sus participaciones sociales sin quedar sujeto a esta limitación, pero
también, dado que este derecho podría quedar vacío de contenido ante la falta de interés de los
terceros por formar parte de una sociedad con restricciones a la libre transmisibilidad de sus
acciones, podrá ejercitar el socio su derecho de separación de la sociedad (art. 346, 2 LSC).

2. Los nuevos socios inversores son Caterings Splendor, SL y Carles Arnau, empresario de la zona
que desea diversificar sus negocios, y cada uno de ellos participa en un 35% del capital (70.000
euros). Desean cambiar el sistema de administración social al del Consejo de Administración, dado
que en los estatutos de la sociedad se había incluido esta modalidad como alternativa a la
administración única.
¿Qué mayoría sería necesaria para efectuar esa modificación?
En principio, se ha de aludir a la posibilidad de incluir esta cláusula estatutaria (denominada de
órgano alternativo) en las sociedades anónimas. Aun cuando el art. 210, 3 LSC se refiere
exclusivamente a las sociedad limitadas en este punto, en la actualidad, el tenor del art. 23, e) LSC,
que señala que en los estatutos de la sociedad de capital (tanto anónima como limitada) han de
constar “la manera o maneras de organizar la administración de la sociedad”, así como la
Exposición de Motivos de la Ley 25/2011, de 1 de agosto, que modificó este precepto (“en esta
línea de actuación es igualmente importante la admisión de que en los estatutos de las socieda des
anónimas, en lugar de una estructura rígida del órgano de administración, se puedan establecer
dos o más formas de organización, facilitando así que, sin necesidad de modificar estos estatutos,
la junta general de accionistas pueda optar sucesivamente por aquel que considere preferible,
hecho que supone un ahorro de costes del que hasta ahora solo se beneficiaban las sociedades de
responsabilidad limitada”) conducen a admitir esta posibilidad también para las sociedades
anónimas.
La utilidad de la fórmula estatutaria reside en eludir los requisitos, -principalmente en cuanto a
mayorías, convocatoria y especial deber de información del socio-, de las modificaciones
estatutarias (arts. 285 y ss. LSC), de modo que la mayoría, salvo disposición estatutaria que la
eleve, será la ordinaria, mayoría simple de los votos (art. 201, 1 LSC).

¿Y qué requisitos formales se tendrán que cumplir para llevarla a cabo?


Aun cuando no se trate de una modificación estatutaria, será necesario elevar a público el acuerdo,
así como inscribir la correspondiente escritura pública en el Registro Mercantil (art. 210, 4 LSC).

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3. Los dos socios mayoritarios, puesto que la administradora única no atiende a su petición,
deciden remitir a todos los socios una convocatoria informal para reunirse en el domicilio social el
viernes por la tarde.
¿Sería posible que se celebrase una junta general el viernes en el domicilio social? ¿Qué requisitos
deberían cumplirse para la válida constitución de la junta?
El art. 178 LSC permite la celebración de juntas generales sin haber sido formalmente convocadas.
Estas juntas, que pueden celebrarse en cualquier lugar de España o el extranjero, exigen, en primer
lugar, que concurra, personalmente o por representación, la titularidad de todo el capital social, pero
también que acepten los concurrentes por unanimidad la celebración de la reunión, y, por tanto, su
orden del día. Por lo tanto, si se cumplen estas exigencias, la junta general podría constituirse
válidamente y celebrarse aun no habiendo sido convocada formalmente.

4.- ¿Sería posible acordar, en caso de que esta junta se celebrase, la conversión de una parte de
las acciones en acciones privilegiadas que den derecho a la obtención de un interés?
En principio, una junta universal podrá debatir y adoptar acuerdos sobre todas las cuestiones que
unánimemente los socios hayan decidido incluir en su orden del día, de modo que también la
posibilidad de emisión de acciones privilegiadas.
No obstante, el problema se plantea con el privilegio reconocido a los titulares de estas acciones,
dado que se trata de la obtención de un interés, y este privilegio se encuentra expresamente
prohibido por el art. 96, 1 LSC.

¿Y podría adoptarse un acuerdo para incluir una cláusula estatutaria para que las acciones de
Carlos le concedan voto doble?
El art. 96, 2 LSC dispone que “no podrán emitirse acciones que de forma directa o indirecta alteren
la proporcionalidad entre el valor nominal y el derecho de voto o el derecho de preferencia”, por lo
que esta posibilidad estaría vetada para las sociedades anónimas. No así en el caso de las
sociedades limitadas, dado que el art. 96, 3 LSC solo impide la alteración de la proporcionalidad
entre el valor nominal y el derecho de preferencia.
Por lo tanto, no sería posible este reconocimiento de voto doble a Carlos por incumplir la prohibición
establecida en el precepto citado.
La LSC reconoce en la actualidad la posibilidad de que los estatutos de las sociedades cotizadas
alteren dicha proporcionalidad, reconociendo la atribución de un voto doble “por lealtad” (art. 527 ter
LSC), pero se trata de una norma solo aplicable a este tipo de sociedades, cotizadas, que premia la
antigüedad del socio, pero no es un privilegio que se vincule a la acción (a diferencia de los
supuestos analizados en esta pregunta), sino que se pierde este voto doble en caso de transmisión.

5.- Por último, la reunión del viernes, informalmente convocada por Carlos y Caterings Splendor, SL
no se celebró, y la administradora única finalmente convoca una junta general. Dentro del plazo
legalmente establecido, y cumpliendo con las formalidades contenidas en la LSC, Carlos solicita un
complemento de convocatoria, que no se publica ni incluye en el orden del día, por estimar la
administradora que no tiene relación con los asuntos que deben tratarse en la junta.

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¿Puede actuar de esta forma la administradora?


En absoluto, precisamente el reconocimiento del derecho a solicitar un complemento del orden del
día a la minoría de socios en la SA responde a la finalidad de protección de los socios no
mayoritarios, que en ocasiones no participan directamente de la gestión social (no forman parte del
órgano de administración) y no acceden a información sobre la misma. Por ello, el hecho de que los
temas propuestos para su inclusión en el orden del día no tengan relación con el inicialmente
propuesto por la administradora no es motivo para su falta de publicación, ni es un requisito exigido
para posibilitar el ejercicio de este derecho por el socio (art. 172 LSC; STS de 13 de junio de 2012,
ROJ STS 4749/2012). Sin embargo, véase la RDGRN de 31 de enero de 2018 (BOE de 13 de
febrero de 2018), que sí reconocería la posibilidad de que el órgano de administración rechace del
complemento de la convocatoria, si ello puede perjudicar al interés social, y también reconoce, con
carácter general, que el órgano de administración de la sociedad, respetando la integridad del
complemento solicitado por la minoría, no se limite a una transcripción literal del complemento
solicitado, sino que lo adapte y haga una interpretación congruente de la petición de los socios en el
contexto de la convocatoria de la junta y la situación de la sociedad.

¿Qué consecuencias tendrá esta actuación?


El art. 172, 2 LSC estima de tal gravedad la falta de publicación del complemento de convocatoria,
al impedir el ejercicio de los derechos del socio, que la sanciona con la nulidad de la junta, y, por lo
tanto, de todos los acuerdos en ella adoptados (Véase, a modo de ejemplo, sobre la aplicación
directa de esta sanción, Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid (Secc. 28ª), de 18 de
octubre de 2019 (SAP M 14357/2019).

6.- Carlos acaba de tener conocimiento de que la administradora ha estado recibiendo


compensaciones e incentivos por parte de terceros por el ejercicio de su cargo, por lo que le pide la
celebración de una junta, con el fin de que dé información al resto de socios.
¿Cuál debía haber sido la conducta de la administradora respecto de esta situación de conflicto?
En la relación administradores sociedad es muy importante la prevención de las situaciones de
conflicto del interés personal del administrador y del interés social, que debe tutelar aquel en
cumplimiento de su deber de lealtad.
En consecuencia, la LSC, con más intensidad si cabe tras la reforma del régimen de deberes de los
administradores sociales, regula las situaciones de conflicto del administrador societario.
En concreto, el art. 228, a ) LSC obliga a los administradores a no ejercer sus facultades con fines
distintos de aquéllos para los que les han sido concedidas, obligación que se concreta en el art.
229, 1 LSC, debiendo los administradores evitar las situaciones de conflicto de interés, y, en
concreto, en lo que se refiere a la cuestión planteada, “obtener ventajas o remuneraciones de
terceros distintos de la sociedad y de su grupo asociadas al desempeño de su cargo, salvo que se
trate de atenciones de mera cortesía” (art. 229, 1, letra e) LSC).
En este caso, el art. 229, 3 LSC imponía a la administradora la obligación de comunicar a la junta
general (dado que era administradora única) esta situación de conflicto, que, en su caso, también
debió haber sido objeto de información en la memoria (documento integrante de las cuentas
anuales de la sociedad).

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Dado que el régimen del deber de lealtad y de su infracción es imperativo (art. 230, 1 LSC), pero
admite dispensa, en este caso, si la administradora hubiera comunicado esta situación concreta de
conflicto, la junta general (necesariamente en este caso, art. 230, 2, primer inciso LSC) hubiera
podido autorizar la percepción de estas ventajas o incentivos. Dado que dicha comunicación no se
produjo, la administradora ha incurrido en una infracción de su deber de lealtad.

¿Qué consecuencias puede tener su incumplimiento?


Con carácter general, si se dan los presupuestos para su ejercicio (art. 236, 1 LSC) podrán
interponerse contra la administradora las correspondientes acciones de responsabilidad reguladas
en los arts. 236 y ss. LSC.
Pero además, reconoce el art. 232 LSC la posibilidad de interponer contra la administradora
acciones específicas por la infracción de su deber de lealtad, refiriéndose el precepto a las
“acciones de impugnación, cesación, remoción de efectos y, en su caso, anulación de los actos y
contratos celebrados por los administradores con violación de su deber de lealtad”. Pero, además,
como afirma el art. 227, 2 LSC, “la infracción del deber de lealtad determinará no solo la obligación
de indemnizar el daño causado al patrimonio social, sino también la de devolver a la sociedad el
enriquecimiento injusto obtenido por el administrador”, configurando asimismo esta especial acción
de enriquecimiento que, entre otros aspectos, no requerirá para tener éxito, que el enriquecimiento
del administrador haya conllevado un correlativo empobrecimiento patrimonial de la sociedad,
situación que podría reconocerse en el supuesto de hecho concreto objeto de esta cuestión.

7. Así también, José propone la interposición de una acción de responsabilidad porque la


administradora ha realizado operaciones irregulares con una sociedad de la que ella es socia única,
lo que ha hecho disminuir considerablemente los resultados de la sociedad en el último ejercicio.
¿Sería posible adoptar ese acuerdo?
Efectivamente, sería posible adoptar este acuerdo, a solicitud de cualquier socio, aun en el caso de
que no se encontrara incluido en el orden del día de la reunión (art. 238, 1 LSC).

En concreto, ¿de qué acción de responsabilidad se trataría?


Se trataría de una acción social de responsabilidad, por infracción del deber de lealtad del socio
(art. 238 LSC), y que ha ocasionado, en principio, un daño directo al patrimonio social.

¿Tiene alguna peculiaridad el ejercicio de la acción en este concreto caso?


Que no sería necesario pasar por el acuerdo de la junta general, ya que el fundamento de la acción
de responsabilidad es la infracción del deber de lealtad de la administradora (art. 229, 1 LSC),
siempre que el socio o socios sea/n titular/es de un porcentaje de capital que le/s permita solicitar la
convocatoria de junta general (art. 168, 1 LSC, un 5%), como señala el art. 239, 1, II LSC. En este
supuesto concreto podría también José, por el capital que detenta, ejercitar directamente la acción.
No obstante, como se ha señalado en la respuesta a la cuestión anterior, a esta acción de
responsabilidad se suman, como mecanismos de tutela del interés social y de disuasión de las
conductas infractoras del deber de lealtad para los administradores, las enunciadas en la pregunta
6 anterior (arts. 227, 2 y 232 LSC).

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¿Podría exonerarse de responsabilidad Marta, por el hecho de que estas operaciones estuvieran
incluidas en un plan estratégico que se aprobó en una junta general porque ella decidió consultarlo
a los socios?
Como dispone el art. 236, 2 LSC, “en ningún caso exonerará de responsabilidad la
circunstancia de que el acto o acuerdo lesivo haya sido adoptado, autorizado o ratificado
por la junta general”, norma que pretende evitar supuestos en los que interesadamente el
administrador plantea a la junta la adopción de acuerdos para intentar eludir futuras
responsabilidades.
Por lo tanto, esta acción social de responsabilidad contra la administradora prosperará si se
dan sus presupuestos y la administradora no quedará exonerada de responsabilidad por el
hecho de que exista un acuerdo de la junta sobre el particular.

SEGUNDO CASO PRÁCTICO

Para la resolución del caso es necesario leer previamente la RDGRN de 19 de enero de 2017
(BOE núm. 32, de 7 de febrero de 2017, sec. III, pp. 8434-8436); la STS 369/2021, de 28 de mayo
(ROJ 2192/2021) y la STS 670/2021, de 5 de octubre (ROJ 3603/2021).

La sociedad limitada GERMANS BOSCH, SL, está integrada por tres socios, titulares cada uno de ellos
de un tercio del capital social. En los estatutos sociales, -ya que la relación entre ellos era muy buena-,
optaron por incluir una cláusula, según la cual, la mayoría necesaria para la aprobación de las cuentas
anuales de cada ejercicio sería del 70% del capital social. Hasta el último ejercicio no había habido
ningún problema, pero uno de los hermanos ha votado en contra en la última junta general ordinaria. A
pesar de ello, la administradora, Laia Bosch, presenta las cuentas anuales para su depósito en el RM de
Barcelona, donde la sociedad está domiciliada.

Conteste las siguientes cuestiones:

1.- ¿Qué extremos debe verificar el Registrador Mercantil en el ejercicio de su función de calificación de
las cuentas anuales presentadas?

El art. 280, 1 LSC señala que “dentro de los quince días siguientes al de la fecha del asiento de
presentación, el Registrador calificará bajo su responsabilidad si los documentos presentados son los
exigidos por la ley, si están debidamente aprobados por la junta general y si constan las preceptivas
firmas. Si no apreciare defectos, tendrá por efectuado el depósito, practicando el correspondiente
asiento en el libro de depósito de cuentas y en la hoja correspondiente a la sociedad depositante. En
caso contrario, procederá conforme a lo establecido respecto de los títulos defectuosos”. En el mismo
sentido, se pronuncia el art. 368, 1 del RRM, añadiendo en este caso el término “exclusivamente” antes
de referirse a los aspectos sobre los que ha de calificar el Registrador.

Los documentos y firmas que se han de presentar se recogen en el art. 366 RRM. Los requisitos para la
adecuada aprobación por la junta general dependerán de los acuerdos adoptados, en cuanto a mayorías
y plazos y forma de convocatoria, entre otros aspectos. En el supuesto objeto de este caso práctico, no
se alcanza la mayoría estatutariamente establecida (70% del capital social) para la adopción del
acuerdo.

2.- ¿Podrían atenderse los argumentos del administrador societario en la RDGRN de 19 de enero de
2017, e inscribirse finalmente el depósito de las cuentas en el RM?

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El administrador solidario alega en la RDGRN de 19 de enero de 2017, que el 70%, dada la escasa
fragmentación del capital social en la sociedad afectada (cada socio es titular de un tercio del capital
social), comportaría que el acuerdo tuviera que adoptarse por unanimidad, lo que entiende contradice el
principio mayoritario que rige en las sociedades de capital (art. 200 LSC).

Sin embargo, el hecho de que el juego de la distribución del capital en este momento determinado conlleve
que los tres socios hayan de votar a favor del acuerdo, no puede hacer olvidar la relevancia de los estatutos
sociales, como norma reguladora del funcionamiento interno de la sociedad: “los estatutos de una sociedad
mercantil, adoptados con la sujeción a las normas de carácter imperativo, constituyen su norma suprema,
debiendo ser respetados mientras no sean modificados y no puede entenderse aprobado un acuerdo, como
ocurre en el presente expediente, cuando no cuenta con el voto favorable de la mayoría prevista
estatutariamente. Esta conclusión no se ve afectada por la situación fáctica en que pueda encontrarse la
sociedad por el juego de las mayorías según los socios que en cada momento sean titulares del capital social,
y que pueda conducir a la imposibilidad de adoptar acuerdos; sin perjuicio de que dicha situación de bloqueo
esté configurada legislativamente como causa de disolución”.

En cuanto al segundo argumento del administrador, relativo a la actuación abusiva del socio que no vota
a favor de la aprobación de las cuentas, solo los tribunales de justicia podrán determinar si tal abuso ha
concurrido, por lo que la Dirección General tampoco puede acogerlo. En relación con esta cuestión, la
falta de análisis sobre el fondo del supuesto de hecho impide pronunciar una opinión fundada sobre el
posible abuso cometido por el socio, si bien a priori puede afirmarse que aunque el socio con
anterioridad hubiera votado a favor, el hecho de que en un ejercicio distinto, y ante unas cuentas
anuales distintas, no lo hubiera hecho no significa que el socio hubiera actuado con ausencia de buena
fe, ni podría traerse aquí a colación la doctrina de los actos propios, sino que lo que se aprecia en el
caso es un ejercicio plenamente legítimo de su derecho de voto.

Carlos es el hermano que ha votado en contra y lo ha hecho porque había solicitado información sobre
las cuentas anuales presentadas y no le ha sido proporcionada, ya que no ha podido acceder a las
cuentas anuales por haberle indicado incorrectamente en la convocatoria la notaría en la que estaban a
su disposición y no haber corregido a tiempo esta indicación ni haberle proporcionado la información en
la propia junta.

3.- ¿Puede Carlos impugnar el acuerdo de aprobación de las cuentas anuales en este caso?

En la actualidad, la vulneración del derecho de información del socio no es, en todo caso, fundamento
suficiente de una acción de impugnación de acuerdos sociales, dado el tenor del art. 204, 3, b) LSC (“La
incorrección o insuficiencia de la información facilitada por la sociedad en respuesta al ejercicio del
derecho de información con anterioridad a la junta, salvo que la información incorrecta o no facilitada
hubiera sido esencial para el ejercicio razonable por parte del accionista o socio medio, del derecho de
voto o de cualquiera de los demás derechos de participación”). En el supuesto de hecho analizado, no
obstante, la falta de suministro de la información es absoluta, habiendo además el socio intentado
acceder a ella en varias ocasiones. Esta información es especialmente necesaria en relación con las
cuentas societarias, a las que no ha podido Carlos acceder, como se desprende de la regulación
específica contenida en el art. 272 LSC, que reconoce la amplitud del derecho de información del socio
en relación con las cuentas anuales. La ausencia total de información fundamenta la acción de
impugnación del acuerdo de aprobación de las cuentas anuales por parte de Carlos.

¿En qué argumentos podría fundamentar su acción? Resume brevemente la interpretación que el TS
hace del art. 204 LSC en relación con el derecho de información del socio sobre las cuentas anuales.

El TS, en su Sentencia de 5 de octubre de 2021 (la citada en el enunciado en tercer lugar), establece
que, aunque la reforma de 2014 del régimen de la impugnación de los acuerdos sociales impuso a este
derecho del socio importantes limitaciones, en concreto, en relación con el derecho de información del
socio en el párrafo 3, letra b) del precepto, exceptúa la aplicación de tales limitaciones cuando la
ausencia o incorrección de la información hubiera sido esencial para el ejercicio por parte del socio de
su derecho de voto.

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Los argumentos del TS se resumen en los siguientes:

1) “No hubo información alguna sobre datos esenciales para aprobar los acuerdos adoptados”.

2) La calificación de esencial de la información “no depende de la actitud del socio (no es un requisito
subjetivo), sino de la exigencia legal de su suministro a los socios en función de los puntos del orden del
día que se van a tratar y votar en la junta general (carácter objetivo). Y el cumplimiento de tales
exigencias compete a la sociedad”.

3) La impugnación por parte del socio no puede considerarse abusiva. Aunque el TS en algunas
sentencias ha considerado que concurre un ejercicio abusivo de la acción de impugnación de los
acuerdos sociales cuando el socio ha conocido algún defecto en la convocatoria o constitución de la
junta y no lo ha hecho constar en su momento oportuno, esta circunstancia no se da en este caso: en
primer lugar, porque los socios no permanecieron inactivos pretendiendo aprovecharse posteriormente
de la falta de información; en segundo lugar, porque no se trata de un simple error u omisión, sino de
una falta absoluta de información a los socios.

4.- ¿Tiene todo socio derecho a obtener información sobre los documentos complementarios, que sirven
de soporte y antecedente a las cuentas anuales?

Conforme dispone el art. 272, 3 LSC, “salvo disposición contraria de los estatutos, durante ese mismo
plazo, el socio o socios de la sociedad de responsabilidad limitada que representen al menos el cinco
por ciento del capital podrán examinar en el domicilio social, por sí o en unión de experto contable, los
documentos que sirvan de soporte y de antecedente de las cuentas anuales”. Este derecho a consultar
los documentos que son fundamento y soporte de las cuentas, no se interpreta, sin embargo, de forma
ilimitada por nuestros tribunales, sino que habrá que atender a la estructura de la sociedad y de su
capital, al contexto de relaciones entre sus socios, por ejemplo, ante una eventual situación de bloqueo
o conflicto por parte de ellos.

Si bien la petición de un gran volumen de información o la petición de consulta al mismo en el marco del
art. 272, 3 LSC, no puede considerarse abusiva per se, nuestros tribunales de justicia han identificado
supuestos de ejercicio abusivo de este derecho de información por parte de socios que realizaban una
petición genérica e indiscriminada de todos los soportes de la contabilidad social (todas las facturas de
gastos y movimientos bancarios del ejercicio, por ejemplo) (en este sentido, la SAP Madrid (Sec. 28ª),
de 17 de enero de 2022, ROJ 22/2022, que señala que el socio debe acotar su pretensión a lo
verdaderamente necesario para la comprobación que necesite efectuar, especialmente cuando la
sociedad ha facilitado información adicional a las cuentas y las ha auditado); o la petición
desproporcionada de información, no centrada en los puntos del orden del día, sino que pretende
conocer todos los datos sobre la vida societaria (SAP Madrid (Secc. 28ª), de 25 de octubre de 2021,
ROJ 385/2021).

¿Cómo se interpreta por el TS el derecho de información del socio sobre las cuentas anuales?

Como afirma el TS en la Sentencia de 5 de octubre de 2021, el derecho de información contenido en el


art. 272 LSC se configura con un carácter muy amplio, pues señala, debe admitirse cualquiera que
guarde relación con las cuentas y la gestión. En este sentido, con cita de la sentencia 986/2011, de 16
de enero de 2012, estima que deben facilitarse al socio, “además de aquellos datos que posibiliten el
voto reflexivo sobre las cuentas, (…) los que impone el deber de trasparencia en la gestión social y que
permitan al socio el control razonable del cumplimiento por los administradores de los deberes de
diligente administración, fidelidad y lealtad, en relación con la actividad de la sociedad reflejada en las
cuentas sometidas a la aprobación y en el informe de gestión".

5.- ¿De qué plazo dispone Carlos para impugnar el acuerdo?

Semestre: septiembre 2022 – enero 2023 10


DERECHO MERCANTIL II
SOLUCIONES PEC 2

El art. 205 LSC consagra el plazo de caducidad de un año para el ejercicio de la acción de impugnación
de los acuerdos sociales.

¿Cuándo comienza su cómputo?

El inicio del cómputo se fija, conforme al art. 205 LSC, en el momento de adopción del acuerdo. En el
caso de los acuerdos inscribibles, se computará desde la oponibilidad de la inscripción, señala el
precepto, pero este momento de inicio se referirá exclusivamente a aquellos que no han asistido o
conocido con anterioridad el acuerdo adoptado, y está pensando en los “terceros” ajenos al
funcionamiento orgánico de la sociedad.

En caso de que Carlos no hubiera asistido a la junta general, ¿en qué momento empezaría el cómputo
del plazo para ejercer la acción de impugnación?

En realidad, el inicio del cómputo se produciría en el momento en el que se hubiera comunicado al socio
la adopción del acuerdo, por ejemplo, por envío individual del acta de la junta a los no asistentes,
aunque la oponibilidad de la inscripción se hubiera producido en un momento posterior.

¿Cuáles son los argumentos que aporta el TS para la determinación del momento inicial de este plazo?

El TS se plantea en la Sentencia de 28 de mayo de 2021 si la reforma del art. 205 LSC operada en 2014
determina que para todos los acuerdos inscritos, el dies a quo para el ejercicio de la acción queda fijado
en el momento de oponibilidad de la inscripción.

El TS estima que el cambio de redacción no justifica un cambio de orientación jurisprudencial y resume


su doctrina en esta Sentencia al afirmar que ”la "oponibilidad" de la inscripción debe interpretarse
sistemáticamente con la regulación de este principio registral en los arts. 21.1 Ccom y 9.1 RRM, que
refieren esa oponibilidad a los terceros de buena fe” y solo puede ser de buena fe quien desconocía el
acto inscribible no inscrito o no publicado, o, en su caso, la discordancia ente la publicación y la
inscripción.

El TS llega a esta conclusión por aplicación de cuatro criterios de interpretación de la norma:

- Literal: el art. 205 LSC, en relación con el principio registral de “oponibilidad”, hace referencia
a los efectos de la inscripción frente a terceros de buena fe.
- Sistemática: la legitimación para impugnar los acuerdos sociales se otorga a los socios y
también a los terceros que gocen de interés legítimo. Los administradores y socios
asistentes podrán entablar la acción desde la adopción del acuerdo, o desde que reciben su
comunicación escrita, si así se hubieran adoptado los acuerdos; en el caso de los terceros,
solo desde que el acuerdo les es oponible.
- Lógica: no tiene sentido que el socio asistente a la junta pueda impugnar desde el momento
de la adopción del acuerdo y que el cómputo del plazo se inicie en un momento posterior.
- Teleológica: la finalidad de la reforma de 2014 es la tutela del interés social y la defensa de
los derechos de los socios minoritarios, por lo que sería contrario a esta finalidad impedir la
impugnación por el cómputo del dies a quo en casos en los que antes se permitía.

Semestre: septiembre 2022 – enero 2023 11

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