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Esther Díaz VERDAD E HISTORICIDAD.

(editora) EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y SUS FRACTURAS

Rubén H. Pardo

LA POSCIENCIA
EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
EN LAS POSTRIMERíAS l. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO: DOBLE SENTIDO Y DOBLE ORIGEN
DE LA MODERNIDAD

Siempre -en cualquier sociedad de cualquier época- el saber, el discur-


so, la teoría y, en general, todo aquello que se podría considerar el
ámbito de la "verdad", ha cumplido una función esencial. El mundo de
la vida -la esfera de la cotidianidad- así como las prácticas sociales
Susana de Luque propias de toda comunidad se ven atravesados de modo inexorable en
su constitución por el conocimiento. Desde las culturas más primitivas
Esther Díaz y simples -basadas en castas o en órdenes sociales jerárquicos muy
cerrados y estables- hasta nuestra actual e sociedad
Mónica Giardina -pretendidamente democrática y global- verdad y poder han sido con-
Antonio Gutiérrez ceptos destinados a cruzarse, a confundirse, a transferirse uno al otro
múltiples significados. Para mencionar tan sólo un tanto el
María Cristina Gracia conocimiento sobre el régimen de las inundaciones del Nilo -atesorado
por los sacerdotes del antiguo Egipto- como el más contemporáneo
Eduardo Laso control teórico y técnico sobre los secretos de la partición del átomo han
Enrique Moralejo sido posesiones socialmente determinantes en sus respectivas épocas.
La implicación necesaria entre saber y vida o la recién mentada entre
Rubén H. Pardo verdad y poder es obvia. Sin embargo, esta "obviedad" potencia su
significado en el mundo actual. ¿Por qué? Sencillamente porque en una
Silvia Rivera sociedad como la actual, caracterizada por la complejidad y el riesgo,
Juan Sarnaja la propiedad de la información y del conocimiento se ha convertido en
recurso esencial. 1 No comprender esto o, lo que es peor, restarle impor-
tancia equivale a desconocer el horizonte mismo bajo el cual se desa-

1. La importancia de la información como recurso esencial en nuestras sociedades actua-


les es señalada por muchísimos autores: A. Giddens. M. Castells o P. Drucker, entre otros.
A tales efectos puede consultarse P. Drucker, La sociedad poscapilalista, Buenos Aires.
Sudamericana. 1998, cap. L
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rrolla todo nuestro quehacer, se trate de actividades profesionales o de una mera recolección de datos o una descripción de hechos, por más
prácticas cotidianas. detallada que sea, no constituye por sí misma conocimiento cientí-
Todo aquel que lleve a cabo una actividad -sea ésta teórica o práctica- fico. La ciencia es un saber que busca leyes mediante las cuales poder
requiere siempre, para un desempeño adecuado, una mínima compren-· describir y explicar la realidad. Por ello, si se trata de ciencia, se debe
sión del contexto social "desde" el cual la realiza. Ahora bien, la com- encontrar y formular relaciones constantes entre los fenómenos, y
prensión de la realidad que nos toca vivir en este comienzo de siglo es son justamente las leyes las proposiciones universales que expresan
imposible e irrealizable si no se tiene en cuenta la función y el significado esas conexiones regulares que permiten, por un lado, explicar y, por
que en su constitución ejerce el discurso científico. Reflexionar sobre el otro, predecir hechos particulares. La ciencia es, así, esencialmen-
nuestro mundo -hoy- es principalmente reflexionar sobre la ciencia y la te explicativa, y "explicar" no será otra cosa que dar cuenta de hechos
tecnología; por lo tanto, la pregunta por la estructura del orden social mediante leyes, "subsumir" lo particular en lo general, a los fines de
actual es -en gran parte- la pregunta por la ciencia y por la técnica. 2 lograr-mediante ese saber- un control tal sobre el fenómeno que nos
Ahora bien, dado que -como ya se ha dicho- es imposible eludir la permita "predecirlo", vale decir, dominarlo.
primera demanda, y dado que ésta nos transporta inmediatamente - Carácter crítico (o criticidad). Además de ser un conocimiento legalis-
hacia un segundo interrogante, no cabe ya demorarlo o acallarlo más: ta, es decir, que busca explicar y predecir fenómenos mediante leyes,
¿qué se entiende por ciencia? o, dicho en otros términos, ¿qué caracte- la ciencia es -sobre todo- un saber critico. ¿Qué significa aquí 'criti-
rísticas posee eso que llamamos "conocimiento científico"? co'? Este rasgo esencial al que nos estamos refiriendo alude a su
El concepto de ciencia fue un descubrimiento fundamental del espí- carácter problemático y cuestionador: el pensamiento científico es
ritu griego y dio migen a nuestra cultura occidental. Así. antes de co- -básicamente y por sobre todas las cosas- un pensar interrogante y,
menzar con cualquier tipo de caracterización, cabe, desde un principio, por ello, su tarea más propia es la del preguntar. La ciencia o, mejor
reconocerla como el alfa y omega de nuestra civilización. Sin embargo, aún, la tarea de la ciencia, presupone una primacía de la pregunta,
no son los mismos los supuestos teóricos sobre los que reposa la idea una apertura del hombre a lo no sabido, una racionalidad estructu-
actual de ciencia que los que se forjaron -por ejemplo- en la antigüedad rada en forma de una lógica de pregunta-respuesta. 3
clásica. Esta diferencia tiene su explicación en que cada época histórica Ahora bien, si "ciencia" -como veníamos diciendo- supone "pregun-
posee una concepción del saber basada en los criterios que ésta su pone ta" o "cuestionamiento" y éstos, la existencia de algún "problema" o de
de lo que es conocimiento en sentido estricto. Para dar sólo un ejemplo al menos "algo cuestionable'', es posible concluir, entonces, que la
-dado que este tema será tratado en el próximo punto- hoy considera- actitud propia del que hace ciencia es la "actitud crítica". Esto es, la de
mos "lo científico" como el modelo casi excluyente de todo saber que se aquel que antepone la duda, el examen, el "preguntar crítico", al dogma,
precie de tal. Mas -como luego se verá- no siempre fue así, puesto que a la doctrina incuestionable. Por lo tanto, nada más lejos del quehacer
lo que nosotros entendemos actualmente por conocimiento científico científico que la dogmática, dado que ésta se caracteriza por sustraer
tiene su origen más reciente en la modernidad. su principio ("dogma") a todo posible pensar cuestionante. Por ello, los
¿En qué consiste el saber propio de la ciencia? ¿Qué características griegos consideraban la "opinión" (doxa) como el principal obstáculo
ha de tener el conocimiento científico? Obviamente, no todo conocimien- para el desarrnllo del saber (episteme). Es justamente el poder de la
to es científico. La cientificidad es una categoría que depende de ciertos opinión el que reprime el preguntar, al ocultar-en virtud de su tenden-
requisitos que suelen centrarse en estas características: cia expansionista- el reconocimiento de que en realidad no se sabe.
- Saber.ftmdamentado (lógica y empíricamente). En estrecha relación
- Capacidad descriptiva, explicativa y predictiva (mediante leyes). 'Des- con lo anterior, puede agregarse ahora que la ciencia requiere siem-
cribir' es enunciar las notas distintivas de un objeto. Sin embargo, pre -para ser considerada tal- la fundamentación de sus afirmacio-

2 . Ha sido Martin Heidegger-filósofo que es abordado por Mónica Giarclina en "Una visión 3. Este de la primacía de la pregunta y del carácter dialógico de la racionalidad
crítica ele la ciencia y de la técnica a partir del problema del método". en este mismo constituye una de las afirmaciones principales de la hermenéutica filosófica. cuyo prin-
volumen- uno de los primeros pensadores que supo ver en la técnica el fenómeno central cipal representante es Hans-George Gadamer. Véase Verdad y método, Salamanca, Sígue-
de nuestra época. me. 1991. parte 111.

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nes. Y si bien -tal como luego se explicará- ésta es una condición que cotidiana- es necesario, además, formular enunciados precisos. Por
recorre la historia toda del conocimiento científico, en la actualidad ejemplo. no alcanza sólo con decir" en la década del 90 ha aumentado
debe especificarse que "justificar" o "fündamentar" -en ciencia- su- la desocupación" o "el cigarrillo hace mal a la salud". Es necesario
pone una referencia a dos dimensiones: una lógica y otra empírica. complementar esos enunciados con otros más precisos: ¿en qué
La primera está relacionada con la coherencia entre las proposicio- medida ha aumentado la desocupación? o ¿a qué órganos y cómo el
nes que conforman la teoría, de acuerdo con las reglas de la lógica, cigarrillo afecta la vida del hombre? Si bien siempre la ciencia ha
mientras que la segunda se agrega a la anterior para las ciencias que aspirado a la precisión, en la actualidad -época de vertiginosos desa-
estudian los hechos (ciencias fácticas). e implica la necesidad de rrollos tecnológicos, de hiperinformación y de racionalización de to-
justificar sus enunciados mediante contrastación empírica. esto es, dos los aspectos de la vida- tal aspiración se ha transformado en
a través de una confrontación con la experiencia. requisito indispensable: la medida, la exactitud en la formulación de
- Carácter metódico. A nuestra actual comprensión de lo que es la relaciones entre los fenómenos estudiados y la posibilidad de expre-
ciencia, en tanto paradigma de verdadero conocimiento, le es inhe- sión de ese saber en un lenguaje preciso son componentes ineludi-
rente -tal como queda prefigurado ya en el punto anterior- la centra- bles de todo conocimiento que se precie de ser científico. Así, podría
lidad del concepto de método. Methodos es una palabra griega cuyo decirse que la ciencia tiende naturalmente -en la medida en que
significado alude a un "camino por medio del cual aproximarse a lo aspira a eliminar la ambigüedad y la vaguedad- a la búsqueda de un
que debe conocerse" y, en su sentido moderno (sobre todo desde lenguaje unívoco, esto es, aspira a la posibilidad de crear un lenguaje
Descartes), adquiere el sentido de un concepto unitario que, más allá ideal que elimine toda equivocidad, que sea plenamente exacto, que
de las peculiaridades del ámbito estudiado, implica la exclusión del tenga un único sentido posible. Aunque hay que aclarar que ese ideal
error mediante verificación y comprobación. Así, la tendencia funda- no puede ser efectivamente realizado más allá de los límites de un
mental del pensamiento científico moderno es la de identificar el lenguaje formal, como el de la lógica y el de la matemática.
saber, el conocimiento propiamente dicho, la ciencia, con lo compro- Pretensión de objetividad. Finalmente, suele afirmarse que el cono-
bable empíricamente y, por tanto, la verdad con la cerieza. Esto es lo cimiento científico es, o pretende ser, objetivo. Por objetividad debe
que posibilita, a partir del innegable avance de las ciencias naturales entenderse la capacidad del sujeto de elevarse por sobre todo condi-
desde el siglo XVII, la reducción de la verdad al método. Así, un cuerpo cionamiento histórico y subjetivo y de tomar la distancia suficiente
de conocimientos, para que hoy sea considerado como "científico", respecto del objeto a conocer, como para adoptar el punto de vista de
debe seguir, necesariamente, cierto procedimiento, ciertos pasos. Si un observador neutral. Ser objetivo significará, pues, evitar -en el
una investigación -cualquiera que ésta sea- omite o elude alguno de conocimiento mismo- toda influencia derivada del que conoce, y-por
ellos (los cuales son establecidos por la comunidad científica), pierde lo tanto- implica la absoluta prescindibilidad del sujeto en el proceso
inmediatamente su pretensión de cientificidad. cognoscitivo mismo. Desde ya, en tomo de este concepto se erigen las
- Sistemaiicidad. Otra característica no menos importante está referi- discusiones más profundas en cuanto a su posibilidad y aun en
da a la sistematicidad del conocimiento científico, es decir, a que éste cuanto a su sentido. Pero de esta cuestión cabrá ocuparse más ade-
es un cuerpo de proposiciones relacionadas entre sí lógicamente. Se lante, cuando, desde Friedrich Nietzsche, se plantee la crítica del
denomina "sistema" a un conjunto ordenado de elementos, y-por lo pensamiento moderno y el redescubrimiento de la historiciq.ad. Por
tanto- el carácter sistemático de la ciencia alude a una unidad armó- ello, por ahora, deberemos conformamos con sostener que el cono-
nica, consistente, no contradictoria del saber, en virtud de la cual cimiento científico es un saber que "aspira" a la objetividad.
nuevos conocimientos se integran a los ya establecidos.
- Comunicable mediante w1 lenguqje preciso. Ya se hizo mención de la En síntesis, la ciencia. según la visión más usual que en la actualidad
necesidad de fundamentación como requisito esencial de todo saber se tiene de ella, es un cuerpo de conocimientos al que le son esenciales
que se pretenda científico. La ciencia formula constantemente enun- las siguientes características:
ciados que deben responder a esta demanda, vale decir, hipótesis que
deben cumplir con requisitos lógicos y empírico-metodológicos. Sin - capacidad descriptiva, explicativa y predictiva (mediante leyes);
embargo, muy a menudo -tanto en ciencia como también en la vida - carácter crítico;

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Verdad e historicidad. El conocimiento científico y sus fracturas 43

42 Conocimiento. investigación. progreso e historia de la ciencia Sin embargo, el término 'ciencia' alberga también un sentido más
amplio, de mayor extensión. Es el que nos permite hablar, por ejemplo,
- fundamentación (lógica y empírica); de "ciencia antigua" o de "ciencia medieval". Se trata, en este caso, del
- carácter metódico; saber que una época considera sólido. Vale decir, qué es ciencia es una
- sistematicidad; pregunta cuya respuesta varia históricamente, porque la comunidad
- comunicabilidad mediante un lenguaje preciso, y científica de cada época -de acuerdo con las prácticas sociales y con el
- pretensión de objetividad. modo como esa comunidad comprende la realidad- forja un sentido
determinado de "ciencia". Como se ha dicho anteriormente, no siempre
Sin embargo, sería lícito ahora preguntar: ¿siempre se ha entendido se concibió el conocimiento científico tal como hoy lo pensamos. Si a un
"esto" por ciencia? Y, de no ser así, ¿cuándo tiene su origen ese modo griego del siglo v antes de Cristo le explicáramos a qué denominamos
de comprender el conocimiento científico que acabamos de describir? La hoy "ciencia", seguramente no lo identificaría con el término episteme
respuesta a la primera pregunta es, obviamente, no; puesto que -como (palabra que suele ser traducida por "ciencia"). Más bien diría: eso en
se apuntó anteriormente- cada época ha pensado la ciencia de una todo caso es "saber empírico", "conocimiento técnico", pero no "ciencia"
manera propia y particular, en relación con una forma -también propia (episteme).
y particular- de concebir la realidad y la racionalidad. Mientras que Es por ello que -desde este sentido amplio e histórico de ciencia-
habrá que responder a la segunda demanda lo siguiente: nuestra actual · puede hablarse de tres grandes modelos epocales o paradigmas, en
idea de ciencia tiene un doble origen, uno remoto, la filosofía griega, y cuanto al modo de comprender el conocimiento científico (en tanto saber
otro reciente, el conocimiento tal como lo entiende la modernidad. Pero sólidamente fundamentado):
esta temática nos lleva al próximo apartado de este trabajo.
un paradigma premoderno, que abarca la antigüedad y la Edad Media
(desde el siglo VI antes de Cristo hasta el siglo xv);
1. 1. "Ciencia" en sentido amplio: un concepto epocal4 - un paradigma moderno, surgido a partir de la revolución científica de
los siglos XVI y XVII y que se extiende hasta la primera mitad del siglo
Ha quedado suficientemente aclarado ya lo que "hoy" entendemos xx,y
por ciencia, a saber, un tipo de conocimiento que debe cumplir con - un paradigma actual -por algunos llamado "posmoderno", por otros
ciertos requisitos: capacidad descriptiva, explicativa y predictiva me- "tardomoderno"- que se constituye fundamentalmente en este últi-
diante leyes, carácter crítico, fundamentación lógica y empírica, carác- mo siglo (el XX) y que, si bien no difiere totalmente del de la moder-
ter metódico, sistematicidad, comunicabilidad mediante un lenguaje nidad, guarda respecto de él muchas e importantes diferencias.
preciso y pretensión de objetividad. Ahora bien, vamos a denominar a
esto el sentido acotado o restringido de ciencia, dado que la cientificidad Comprender cabalmente el significado de tal distinción y las diferen-
se reduce a su significado moderno; vale decir, supone restringir el cias esenciales de estas perspectivas históricas, en cuanto a la concep-
alcance del adjetivo 'científico' a aquello que efectivamente nuestra época ción científica del mundo, es de suma importancia y constituye uno de
todavía considera como tal. Así, siguiendo este criterio, no seria lícito, los objetivos fundamentales de este libro. Y si bien tal cometido quizá
en términos estrictos, conceder a las ideas antiguas -como las que sólo pueda ser alcanzado al cabo de la lectura total del mismo: resulta
componen la fisica de Aristóteles o de Ptolomeo- el atributo de la cien- pertinente comenzar aquí a esbozar algunos de los rasgos más propios
tificidad, pues, medidas desde los parámetros epistemológicos y meto- y significativos de esos tres grandes modelos ep.ocales de ciencia.
dológicos actuales, podrían ser consideradas más como productos de la
fantasía y de la dogmática que como resultado de una actividad plena- Paradigma premoderno. Dentro de lo que aquí se denomina "premo-
mente científica. dernidad" se encuentran dos períodos bien diferenciables pero que, en
sus fundamentos, comparten ciertas características, a saber: la anti-
güedad clásica (centrada sobre todo en el pensamiento griego de los
siglos VI al IV antes de Cristo) y la Edad Media (siglos val xv).
4. Esla ctislinción entre "ciencia en sentido restringido" y "ciencia en sentido amplio" fue

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tomada del trabajo ele Esther Diaz, Metodología de las ciencias sociales. Buenos Aires.
Riblos. 1907. cap . L
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Del primero de ellos-el "mundo giiego"-cabe decir, antes que nada, que "ciencia". Es la que tiene lugar entre doxa y episteme. 7 Ésta no es otra
es fundacional; vale decir, que da origen, que funda la cultura occidental que la diferenciación entre la mera "opinión" y el "saber científico" (véase
y da inicio al proyecto racionalista -y luego ilustrado- que recorre las venas cuadro p. 44).
de toda nuestra tradición. Y que llega de algún modo, incluso, hasta En consecuencia, en el ámbito del lagos los griegos distinguían entre
nuestros días. Aquí el concepto clave es el de lagos. ¿Qué entendían los el saber cotidiano y vulgar -un saber no sólo no fundamentado sino que
griegos por lagos? Responder esta pregunta requeriría un artículo aparte. tiende a evitar su examen, vale decir, acrítico-y el saber de la "ciencia",
si no un libro entero. Pero. sin embargo, a los fines de nuestro tema, es como conocimiento fundamentado y crítico. El término episteme -de
posible bosquejar una respuesta. El significado que los griegos daban al acuerdo con el concepto antiguo del saber- refiere a la pura racionali-
concepto lagos era básicamente el de "discurso explicativo y demostrati- dad, y es por eso que en ella se incluye también la filosofía.
vo", que se contraponía y se complementaba5 con ese otro tipo particular Frente a este modo de comprender la realidad y el conocimiento
de discurso que se narraba sin necesidad alguna de demostración. Se trata -centrado en los conceptos de lagos y de episteme-el mundo de la Edad
del mythos (mito). cuya "verdad" no residía en la verificación. Tanto el Media aporta a nuestra tradición, básicamente, todo lo derivado de la_
término lagos como mythos aludían a "palabra", a "lenguaje", sólo que, concepción cristiana de la vida. Por la subordinación de la
mientras el segundo poseía el sentido de una palabra que se esparce sin razón a la fe. 8 O lo que es aún más importante, la comprensión del
que sea necesario determinar su origen ni confirmarla, el lagos -al igual mundo en términos de un orden divino. De este modo, la prioridad dada
que la ciencia- descansa en la fundamentación. al sentimiento religioso y a la fo por sobre las evidencias de la raciona-
Así, en esta contraposición entre mito y logos -propia de la antigüe- lidad lógica y epistémica se funda no tanto en un rapto de oscurantismo
dad clásica- podemos encontrar la primera manifestación del concepto o de irracionalidad sino más bien en que el orden a partir del cual es
de ciencia: el saber científico pertenece al lagos, en tanto es -esencial- "leída" o interpretada la realidad es esencialmente "divino" y no "racio-
mente- discurso demostrativo, racionalidad fundada en principios "ló- nal". Vale decir, si se parte del supuesto o del a priori de una naturaleza
gicos";6 y-tal como se afirmó antes- en ella reside también el que quizá cuyo sentido eminente es el de ser "huella o signo de Dios" y de la idea
sea el gesto más propio y originario de nuestra cultura: la exaltación de de un universo ordenado jerárquicamente en clave teológica es absolu-
una forma de lenguaje y de racionalidad-la científica- sobre la base.de tamente entendible que se antepongan las exigencias de la fe a los
la creencia en la plena racionalidad de la realidad. reclamos de la razón.
Pero existe aún otra oposición a partir de la cual es posible rastrear Sin embargo, en la base de todas estas diferencias entre la concep-
con mayor precisión el origen remoto de nuestro actual concepto de ción griega y la cristiano-medieval existe un suelo común, un conjunto
de características compartidas, que son las que hacen posible y perti-
nente hablar -enlazando a ambas- de un paradigma premoderno, ¿por
DOXA (opinión) EPIS1EME (saber) qué? Porque teniendo presente esa gran revolución científica de los
siglos XVI y XVII que va a dar lugar al nacimiento de una nueva época, la
Es un saber no fundamentado Es un saber fundamentado modernidad, es claro que, frente a ella. el mundo antiguo y el medieval
Se obtiene espontáneamente Requiere esfuerzo y reflexión -a pesar de los principios divergentes que los rigen- constituyen una
Es asistemático Es sistemático unidad. ¿Cuáles serían, entonces, los fundamentos de la misma? Aquí,
Se mueve en el ámbito de la Pretende instalarse en la verdad
verosimilitud
aunque desde ya de un modo muy simplificador y esquemáÜco, cabe
Es acrítico Es critico señalar, por los siguientes:

7. El termino episteme. que suele ser traducido corno "ciencia", da lugar a tocia una serie
)
5. Respecto ele la complementación entre milo y logos. vease R-G. Gadamer. Milo y razón. ele conceptos relacionados con lo científico. por ejemplo "epistemología". vale decir, algo
Barcelona. Paidós. 1997, cap 2. así corno "teoría del conocimiento científico".
6 . Es obvia. pero cabe sin embargo resaltarla. la relación etimológica entre "logos" y 8. Siempre. en caso de conflicto entre una "verdad ele razón" y una "verdad ele fe". se
"lógica". consideraba como un deber -obviamente- a esta última en detrimento de la primera.

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LA COMPRENSIÓN CIENTÍFICA DEL MUNDO En síntesis, lo que aquí denominamos "paradigma premoderno de
ciencia" se sustenta en una comprensión del mundo muy dificil de
- Geocentrismo, se considera la tierra como centro del universo. entender para nosotros. Dado que, como se dijo al comienzo del capítulo,
- Orden jerárquico, se concibe el universo como una gran escala o "nuestra" idea actual de lo científico tiene su origen más reciente en la
jerarquía de elementos que van desde la suma perfección (el Dios modernidad.
cristiano o el "primer motor inmóvil" de Aristóteles) a lo más imper-
fecto (los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, aire y fuego). Paradigma moderno. Frente al mundo premoderno, que se acaba de
- Orden teleológico, se piensa que todo en el universo tiende hacia un describir en sus aspectos más básicos y generales, la modernidad cons-
fin (télos}, llámese éste "Dios" para la religión, "idea de Bien" para tituye un lento pero inexorable proceso de desacralización o seculariza-
Platón o "primer motor" para Aristóteles. ción. En primer lugar, se comienza a producir una constante y cada vez
- Finitud del espacio, se cree en un universo cerrado y finito, vale decir, más separación de esferas o ámbitos dentro de la cultura y de
con límites. 9 la sociedad. La más importante de ellas es la acontecida entre el orden
de lo religioso-eclesiástico y el de lo profano-mundano. Dicho en otros
términos, una de las diferenciaciones fundan tes de lo moderno es la que
EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO se da -desde un punto de vista institucional- entre la Iglesia y el Estado
y -desde una óptica cultural- entre la religión y la ciencia. En segundo
- Una idea más amplia de "razón" y de "ciencia", dado que ni en la lugar, la modernidad entendida como proceso de secularización alude
antigüedad ni en el medioevo se identificó racionalidad (lagos) o co- a un giro profundo y esencial del pensamiento: el que va del teocentris-
nocimiento científico (episteme) con saber empírico y técnico, como mo medieval (preocupado por lo sagrado) a la centralidad de los proble-
comienza a suceder a partir de la modernidad. La ciencia como un mas práctico-mundanos (vale decir, "seculares"). Concretamente, el
saber referido exclusivamente a (y fundado en) la experiencia, tal núcleo de orientación de la cultura moderna ya no será lo divino sino
como hoy lo sostenemos, es un invento moderno. más bien la resolución de aquellos problemas práctico-teóricos origina-
- Del principio general anterior se puede derivar el siguiente: el saber dos por los cambios sociales que tuvieron lugar a partir de la aparición
empírico se tenía por conocimiento estricto, pero no supremo. Esto de la burguesía. Vale decir, se trata de un giro de lo teológico a lo
quiere decir que -tanto para los antiguos como para los medievales- mundano, de lo sagrado a lo profano, del tiempo de lo divino (no suscep-
si bien ese tipo de conocimiento (que nosotros hoy llamamos "ciencia" tible de medición alguna, dado que es la eternidad) al tiempo del mundo
y que ellos hubiesen llamado "saber empírico" o "técnica") era consi- (medible y divisible en siglos o saecula).
derado episteme, no representaba "el" conocimiento superior, puesto Ahora bien, a pesar de no ser éste el lugar donde se tratará la temática
que, justamente por su carácter empírico, siempre se lo consideró referida a los fundamentos filosóficos de la modernidad-que será desa-
inferior respecto de otros saberes. Para los griegos la filosofia primera rrollada en el próximo apartado-, cabe sin embargo formular ya la si-
o metafisica estaba por encima del conocimiento sensible o empírico, guiente pregunta: ¿cómo caracterizar ese largo y continuo proceso de
y ni qué hablar de la sofia o sabiduría. 10 secularización que llega de algún modo hasta nuestros días?; ¿cuáles
son las características de "lo moderno"? La esencia de la modernidad
está dada por el ideal de una racionalidad plena. Esto implica o conlleva
9. La comunidad de ideas en cuanto a la comprensión de Ja naturaleza -entre la antigüe-
las siguientes creencias:
dad y el medioevo- se manifiesta básicamente en que -dejando de lado la autoridad
indiscutible que ejercieron las Sagradas Escrituras en el segundo periodo- el "texto"
1) El mundo posee un orden racional-matemático. Galileo dice que "la
científico a partir del cual se concibió el orden del universo en ambas épocas fue el mismo,
a saber. la Física de Aristóteles. Y en buena medida también, su Metafrsica. Aunque cabe naturaleza está esc1ita en caracteres matemáticos", y ésa ha de ser
aclarar que la asimilación y aceptación de Ja filosofía aristotélica por parte del cristianismo su clave interpretativa acerca de la realidad. Los comienzos de la
fue lenta y muy conflictiva. Prohibiciones y discusiones teológicas mediante, sólo a partir modernidad constituyen un verdadero "renacimiento" del espüitu de
del siglo XIII la Iglesia "adopta" y "cristianiza" algunas ideas del filósoh la antigüedad clásica respecto de la Edad Media que, como se explicó
10. Aristóteles consideraba la sophíacomo una suma de "ciencia" y nous (intuición de las anteriormente, arraigaba su interpretación del mundo en el suelo de
verdades y principios primeros) .
lo teológico.

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2) Dado este punto de partida, la comprensión del orden natural a partir innovación en ciencia es, en sí mismo, bueno. Hoy, luego de varios
de un a priori racional-matemático, "lo moderno" se caracteriza tam- siglos de desarTollo de este paradigma científico, ya no resulta tan
bién por el surgimiento de una confianza absoluta en el poder de la claro -más allá de sus bondades incuestionables y de su imprescin-
razón: tanto en su poder cognoscitivo como práctico. Esto es, surge dibilidad- que todas las consecuencias de la investigación científica
una creciente certeza en la capacidad no sólo teórica -en cuanto a la sean positivas y, mucho menos, que éstas traigan aparejado un pro-
posibilidad de conocer mediante ella todos los recovecos y escondri- greso social universal. Por ello, hoy tampoco es indiscutible que el
jos de la realidad- sino, sobre todo, en su poder de dominio y trans- desarrollo de la ciencia deba ser absolutamente ilimitado. Aunque
formación de la naturaleza. Así, la razón moderna es, en sus inicios, cabe aclarar que tal cuestionamiento no significa-empero- obstacu-
determinación de los primeros principios que rigen el mundo (dicta lización ni freno .
.fines y valores), luego, deviene mero cálculo de medios (para alcanzar
un.fin dado) y, en su última transformación, se reduce a control prác- A partir de lo dicho sobre este ideal de racionalidad plena propio de
tico o manipulación (vale decir, técnica). la época moderna puede entenderse, entonces, cómo es que recién
3) El proyecto moderno de una racionalización plena de la realidad desde aquí nace esa idea -tan elemental para nosotros- de la ciencia
conlleva otros dos ideales: el de alcanzar un conocimiento universal y como conocimiento superior, de la ciencia como modelo de conocimien-
necesario del mundo y, a la vez, el de lograr laformulación de una ética to. Es así como, desde la modernidad-origen reciente de nuestra actual
de validez universal. Esto quiere decir que a la modernidad le es idea de conocimiento científico- "razón" y "verdad" son pensados casi
inherente una idea de conocimiento y de verdad muy "fuerte", dado como sinónimos de "razón científica" y de "verdad científica". Y es así
que en ella se confía en la posibilidad de determinar las leyes que como -desde entonces- la racionalidad es pensada como (y reducida a)
-desde siempre y necesariamente- han regido y regirán la naturaleza la racionalidad propia de la ciencia. Y sólo preguntar por la corrección
(esto se creía haber alcanzado ya en la física de Newton, cuyos prin- de tales definiciones nos instala sin más en la crisis del paradigma
cipios eran tenidos por verdades de ese tipo). 11 A esto se le añade la mode1no, crisis que -para algunos- da lugar incluso a un nuevo para-
creencia en la posibilidad de lograr algo parecido en el ámbito de la digma.
moral. Es pensable y realizable -siempre dentro de los ideales del
paradigma moderno- una ética fundada en la pura razón. Y ésta, en Paradigma actual (tardomoderno o posmoderno). Es indudable que
la medida en que sería puramente racional, es decir, dado que exclui- varios de los rasgos que acabamos de presentar como cimientos de la
ría la influencia de cualquier elemento sustantivo derivado de la modernidad han perdido ya, en nuestros años, su poder normativo o
tradición o la costumbre, tendría -entonces- la propiedad de la uni- -directamente- han caído en desuso porque no "creemos" más en ellos.
versalidad, esto es, podría ser considerada como válida para todo ser Sin embargo, no resulta tan claro que esto nos dé derecho a hablar de
racional. No otra cosa ha representado el proyecto kantiano de una un nuevo paradigma o de una "nueva época"; ¿estamos realmente vi-
ética formal del deber. 12 viendo una era que se ubica más allá de la modernidad?; ¿ésta puede
4) Finalmente, cabe agregar que otro de los ideales esenciales en los que considerarse verdaderamente como una etapa cerrada, consumada?;
se funda el programa moderno de una racionalidad plena es la creen- ¿o, en realidad, desde la segunda mitad del siglo xx-aproximadamente-
cia en el progreso social como consecuencia inexorable del desarrollo estamos transitando no por un nuevo paradigma sino más bien por un
de la ciencia. Esto supone que -por un lado- el progresivo despliegue pliegue de la modernidad misma? Estas discusiones en torno de la
Y avance del conocimiento científico se traslada a toda la sociedad, relación "modernidad-posmodernidad" vienen desarrollándose ya des-
dando lugar a un orden social mejor y másjusto. Y, además, conlleva de hace un par de décadas, y se han proclamado respuestas muy diver-
el supuesto -muy discutido en la actualidad- de que todo proceso de sas. Y no es este capítulo -desde ya- el lugar para explicarlas, ni mucho
menos evaluarlas. Sin embargo, sí es pertinente decir que considero que
no hay que interpretar el "pos" del concepto de "posmodernidad" como
1 1. Cabe aclarar que -ya desde Arislóteles- se denomina como "necesario" aquello que no
el señalamiento de un tiempo superador de Jo moderno sino como la
puede ser ele olra manera. aquello que se cree imposible ele ser pensado ele otro modo.
indicación de u· .:t crisis y la apertura de un tiempo que -más allá de si
12. Vease l. Kant. Fundamentación de la meiaJisica de las costumbres. Madrid. Espasa-
Calpe, 1983 está dentro o '.uera de la modernidad- mantiene una estrecha relación

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51
verdad e historicidad. El conocimiento científico Y sus fracturas
50 Conocimiento. investigación. progreso e historia de la ciencia

vía de la revolución socialista- un orden social igualitario. Las socie-


con ella. 13 Por ello, tal vez, sea más apropiada -a los fines de evitar estas dades posmodernas son, como afirman algunos -en gran medida y en
ambigüedades- la utilización de la expresión "modernidad tardía", dado comparación con las modernas-, sociedades del desencanto.
que en ella queda suficientemente explícita la relación de copertenencia 3) Algunos cuestionamientos a la ciencia y al cientljicismo. Finalmente.
entre una y otra. la posmodernidad en cuanto proceso de fragmentación del sentido
Pero ¿qué se quiere decir cuando se habla de posmodernidad o de comporta la aparición de ciertas criticas tanto al desarrollo abso::i-
modernidad tardía? En principio, cabe señalar que, si hemos de com- tamente ilimitado de la ciencia cuanto a la desmesurada adorac10n
la como un proceso de secularización -cuyos per- a ésta, lo que da lugar a una reducción -tal como anteriormente se
mas significativos la erigieron en un ambicioso proyecto de racio- ha señalado- de la razón a mera racionalidad científica. Lo primero
nalidad plena-, ahora debemos ver en esta mencionada posmodernidad se funda en el descubrimiento del "reverso" de esa suerte de "mone-
o tardía un proceso de .fragmentación del sentido que se da" que es el devenir de la investigación científica. Una de sus
despliega en los siguientes puntos: -el anverso- estaría constituida por sus efectos liberadores y positi-
vos, mientras que en la otra se dibujarían los residuos indeseables
1) Caída de los ídeales de conocimiento de la modernidad. En nuestra -pero también inevitables-de tal desarrollo. La posmodernidad inau-
cultura actual -en tanto "posmoderna"- se cuestiona o directamente gura un tiempo en el cual se cierra _supuesto la
se rechaza la idea de verdad sostenida por la filosofía moderna. Se esencial bondad -de la cual se segmna la necesana falta de hmita-
dice "no hay verdades universales, necesarias ni definitivas sino más ción- del conocimiento científico. Los más románticos pretenden con
bien verdades provisorias y contingentes" o -lo que es lo mismo- "el cierta ingenuidad detener la irrefrenable tendencia a la innovación
en tanto sentido lingüístico, nunca es totalmente unívoco que conlleva la ciencia actual. y los más "realistas" exigen se
smo que conlleva inexorablemente cierta equivocidad; de lo cual se piense, al menos, sobre los "fines" de la ciencia misma. Es decir, que
toda comprensión de la realidad comporta cierta dimen- se tenga en cuenta que el desarrollo de la investigación científica no
s10n de mterpretación, de perspectiva". En síntesis, es inherente a la debería ser considerado un "fin en sí mismo" sino un bien cuyo valor
posmodernidad -en contraste con lo moderno- una idea débil de principal ha de ser medido sobre la base de criterios de impacto
o -si se prefiere- cierto "relativismo" cognoscitivo.
2) Cntíca y rechazo de los ideales éticos y del progreso social inherentes social.
Respecto de la critica a la desmesura cientificista -que reduce la
a la modemídad. Otra manera de caracterizar la posmodernidad es racionalidad toda al proceder de la ciencia- la cultura posmoderna o
sostener que en ella adviene "el fin de las utopías, o de los grandes · tardomoderna esgrime, ante aquélla, la necesidad de ampliar la idea
relat_os. o de las ideologías", entre otros tópicos modernos. Vale decir, de razón y de verdad. Esto es, hay quienes afirman la existencia de
no solo se descree de las grandilocuentes construcciones teóricas del otras de racionalidad además de la científica y señalan la
moderno sino también de la posibilidad de acceder por presencia de cierto tipo de "verdad" en discursos y expresiones extra-
med10 de ellas a un "progreso social". Si el proyecto filosófico de la 14
modernidad era un programa cultural orientado fundamentalmente científicas, por ejemplo, en el arte.
al futuro Y a lo nuevo, una de las tesis esenciales del credo tardomo- En resumen, frente al paradigma científico-filosófico de la moderni-
"no hay futuro", "nada completamente nuevo es posible dad, esta etapa de la posmodernidad -más allá de la problemática de su
baJO el sol . Por ello -a los oídos de la posmodernidad- el ideal kan- status independiente o no- representa una época signada_ P?r la frag-
tiano de la construcción de una ética universal, plenamente racional mentación, por la caída y por el desencanto. Y por ello, qmza, muchos
Y lo válida para todos suena como lisa y llana ingenuidad pensadores critican y tachan de "conservadores" o de "reaccionarios" a
puenl. Del mismo modo que la esperanza marxista de alcanzar -por

14. Respecto de la "verdad" en el arte luego se verá la que le da a


13. Son muchos los que esta idea. Entre ellos. una opinión muy relevante al esto; yen otro capítulo-"El problema de la centralidad en la ciencia yen la tecmca - puede
re_speclo es la dada por G1ddens en su análisis institucional de la modernidad . Véase A
G1clclens. Consecuencias de la modernidad. Madrid. Alianza, 1995. Sección 1. encontrarse también este tema.

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Conocimiento. investigación. progreso e historia de la ciencia
Verdad e historicidad. El conocimiento científico y sus fracturas 53

los que defienden a rajatabla los beneficios de la posmodernidad; dado


secularización a través del cual se constituye la ciencia moderna. Es el
que esto la claudicación de los ideales sociales "progresistas"
proyecto de la modernidad, esbozado por Galileo y Descartes, consu-
de la modermdad. Pero el debate en tomo de la reivindicación o crítica
del proyecto moderno no nos compete por el momento. is mado por la ciencia de Newton y la filosofía de Kant, y representado
socialmente por ese ascenso de la burguesía que da lugar luego a la
Revolución Francesa. Allí, en ese lapso que va desde los siglos XIV hasta
Para fii;alizar esta primera parte del trabajo -y sobre la base de lo
el XIX, se fue forjando un concepto de razón y una concepción del cono-
hasta aqm dicho- es conveniente tener presente y reafirmar los funda-
cimiento que caracterizan lo que hoy en día-de algún modo- aún enten-
mentos desde los cuales ha surgido nuestra actual idea de ciencia
demos por ciencia.
aquella desde la cual habíamos partido al comienzo. Lo que hoy
La pregunta por las características de ese proyecto ha sido ya
demos conocimiento científico -un saber explicativo mediante
leyes, cntico, fundamentado, metódico, sistemático, comunicable me- -aunque de manera muy breve- contestada. Así, se dijo que "lo moder-
no" se funda en un programa de racionalización plena de la realidad,
un lenguaje preciso y con pretensión de objetividad- posee un
tanto en lo que hace a la realidad natural como a la social. También se
y un origen reciente. El primero no es otro que la antigüe-
ha explicado -quizá muy esquemáticamente- el despliegue de pro-
dad con original proyecto racionalista y su concepto de logos
grama en una serie de creencias esenciales a la misma: orden rac10n_al-
Y de Alh nace la confianza en la racionalidad de la realidad y
matemático de la naturaleza, confianza absoluta en el poder de la razon,
en l_a de un conocimiento fundamentado de ella. El segundo
ideal de una ética y de un conocimiento universal y necesario y esperan-
esta constituido por la modernidad, porque en ésta comienza a tener
za de progreso social como consecuencia del desarrollo científico. Sin
lugar la ide.ntificación entre ciencia o episteme y conocimiento empírico,
embargo, no hemos dicho nada todavía acerca de los supuestos sobre
lo que denva luego en la conversión de la ciencia en técnica. Desde
los cuales se ha erigido el pensamiento científico moderno; vale no
entonces ya no es posible pensar la ciencia si no es en relación con la
hemos sacado a luz aún sus cimientos, el suelo en el que echa rmces ese
Vale decir, la ciencia actual es -esencialmente- tecnología. Y,
ambicioso proceso de desacralización y sistematización racional del
finalmente, nuestra actual idea de ciencia debe a la modernidad la
asimilación de la racionalidad a "razón matemática", esto es la conver- mundo. Por ello cabe ahora preguntar: ¿cuáles son los .fundamentos
sión del lagos griego en ratio calculante. ' filosóficos de la ciencia moderna? Responder este interrogante será ahora
·la tarea, para poder mostrar luego la clasificación de las que
Por todo ello, la exposición del siguiente punto -a saber, la clasifica-
ción tradicional de las ciencias y el tratamiento de la idea de verdad en tiene lugar durante el apogeo de tal paradigma, y -finalmente- senalar
y describir su ocaso.
relación con la historia-requerirá un rodeo previo: el que deberemos dar
¿Cuál es la característica fundamental de la ciencia moderna, aque-
por la explicitación de los fundamentos filosóficos de la modernidad.
lla que la diferencia claramente de la concepció.n científica_
No la encontraremos -como suele pensarse- m en su caracter expen-
mental ni en la prioridad otorgada a los hechos, ni tampoco en la utili-
zación del número y la medida. ¿O es que acaso hemos de pensar que
2. EL PROYECTO FILOSÓFICO DE IA MODERNIDAD:
los medievales eran tan necios y estúpidos como para no recurrir a la
RAZóN, VERDAD Y OBJETIVIDAD
experiencia, no observar los hechos ni intentar la medición exacta? Es
cierto que quizá hoy, y desde la modernidad, estos tres elementos ocu-
2.1. Los.fundamentos.filosóficos de la ciencia moderna
pan un lugar de mayor privilegio en la ciencia del que por
aquellos siglos. Pero entonces no encontraremos ni en lo como
. Desde los últimos siglos de la Edad Media, momento en el que co-
punto de partida, ni en la experimentación, ni en el uso de los numeras,
mienza a resultar insostenible toda posible conciliación entre una ver-
dad de fe y una verdad de razón, se inicia un largo pero firme proceso de

16. En esta caracterización ele la ciencia moderna seguimos el trntamiento que Heicle-
15. Nos referimos. entre otros. a autores como Jürgen Habermas. ggerleda al tema. Véase M. Heidegger. Lapreguntap01· lacosa. Buenos Aires. Alfa, 1975.
pp 63-97. _i9 -

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55
Verdad e historicidad. El conocimiento científico y sus fracturas
54 Conocimiento, investigación, progreso e historia de la ciencia
18
pulación transformarla en recurso, en "material disponible" . Así, el
la llave nos abra la comprensión de la ciencia moderna. Para lograr- proyecto moderno de una racionalización total de la realidad deviene en
lo, habna que repreguntar en qué se funda la prioridad moderna dada
a los hechos, a la observación experimental y a la medición. En tal caso un programa de dominio tecnológico.
En segundo término -y tal como acaba de sugerirse- esto comporta,
la respuesta sería que la esencia del proyecto científico de la modernidad además, la conversión del hombre en sujeto de tal proceso y de la
se en el a priori matemático de su comprensión de la realidad. naturaleza en "objeto". 19 Éste es el esquema, la estructura del conoci-
¿Que ?ecir esto? Básicamente que aquello que fundamenta y
dota de sigmficado las características aludidas es que la ciencia moder- miento.
¿Qué significa, concretamente, esto? Que es el supuesto de la obje-
na se funda en una precomprensión del sentido de la realidad en térmi- tividad (vale decir, el de la distancia entre sujeto y el que sostiene
nos de "aquello que puede ser calculado y medido". Lo real será "lo la ambición de racionalidad plena que se expresa en la modernidad. La
calculable": Por esto bajo el paradigma científico de la modernidad ad- posibilidad de determinar racionalmente la l'.3- realidad en
quieren mucha más relevancia -respecto del medioevo- las matemáti- leyes descansa en la suposición de esa capacidad del científico de
c.as;,,ia importancia de ellas se explica por el hecho de que "lo matemá- rarse del objeto a conocer. Esa "distancia" fue el anhelo de la Ilustrac10n
tico es la clave de lectura de la naturaleza. Si el orden del universo es moderna, y constituye la condición de posibilidad de su objetivo prin-
racional-matemático, se requerirá -necesariamente- de las matemáti- cipal -es decir- la determinación de "verdades fuertes" (universales y
cas comprensión. Vale decir, la necesidad de la medida y de las necesarias). Pues sólo puede pensarse en la viabilidad de un saber
matei:iaticas se funda en "lo matemático" de la ciencia moderna, y no absoluto acerca de la realidad a condición de que supongamos un sujeto
al reves. de conocimiento que -al modo de un observador neutral y externo- sea
Esta predeterminación conceptual de la realidad como "aquello que capaz de determinar lo observado sin estar implicado en la observa-
puede ser calculado y medido" es la que está en la base de la conocida ción.20 Así, la relación hombre-mundo u hombre-naturaleza pasa a ser
afirmación galileana "la naturaleza está escrita en caracteres matemá- pensada como la de un sujeto (hombre) que, desde su distancia objeti-
asimismo el supuesto nuclear -lo no dicho- que hace vadora, se enfrenta a (y dispone de) un objeto (naturaleza) para su
pnmera fo?11ulación de lo que luego será el principio de
Este rompera de manera decisiva con la fisica de Aristóteles. control.
Por último, la razón moderna pretende extenderse también al ámbito
En el carácter empírico de la ciencia moderna sólo puede ser de la ética y la moral. Con esto simplemente se quiere decir que el
entendido a partir de un a priori, el de "lo matemático", en tanto suelo proyecto de razón propio de la modernidad conlleva -al principio- una
en el que arraiga y crece el proyecto de conocimiento y de razón de la idea de racionalidad ligada a la posibilidad de determinar las conductas
modernidad toda. éticamente buenas, en la medida en que se creía capaz de señalar los
Ahora bien, esa precomprensión de lo real en sentido matemático bienes (fines y valores) que deben guiar el obrar del hombre._ Pero
conlleva tanto una forma de relación con la naturaleza como una idea duró poco. ¿Por qué? Sencillamente, porque el proyecto filosofico-cien-
de razó1:1 Y de hombre. Éstos serían algo así como los elementos comple- tífico de la modernidad hizo devenir esa razón todopoderosa en mera
mentanos de ese fundamento que estamos indagando. En primer lugar, razón calculante, en un mero ejercicio de cálculo de los medios más
entonces, hay que agregar que a la ciencia moderna le es inherente una adecuados para alcanzar fines dados. Cuando esa racionalidad pierde
consideración de la naturaleza al modo de un objeto de cálculo. La physis
de la qu_e hablaban los griegos, el mundo en tanto "creación" propia de
se :onvierten ahora en objectum Esto es, en algo "pues-
to o arrojado alh, para un subjectum -el hombre- cuya función será 18. La naturaleza como material disponible o "fondo" (besland) en relación con el carácter
la de calcularla, para luego disponer de ella y mediante control y mani- esencialmente técnico de nuestra época es un tema abordado con mayor detalle en el
capítulo de este libro dedicado a Heidegger.
19. El "objeto" es lo puesto delante y el hombre, como "sujeto", lo que subyace.
20. Esta idea de un sujeto objetivo que adopta el punto de vista de un neutral
17 · El mismo dice:_ "Concibo en mi mente un cuerpo arrojado sobre un plano horizontal, es la que está supuesta en la física de Newton. quien ha sistematizado Y -qu1za- llevado
ex:!u1do.todo obstaculo, entonces que el movimiento del cuerpo sobre este plano a su consumación la física moderna.
sena uniforme y perpetuo s1 el plano se extendiera en el infinito"

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56
Conocimiento. investigación. progreso e historia de la ciencia Verdad e historicidad. El conocimiento cientílico y sus fracturas 57

su pod_er .de determinación de los fines, se conforma con ser un puro


ria y formal, relacionada con la coherencia lógica, en el caso de los
procedimiento formal, vacío de contenido. Puede decirse que la razón
segi:indos su verdad será contingente y fáctica, dependiente de su ve-
moderna -al comienzo idealmente totalizan te- viene a terminar en mera
rificación empírica.
"técnica". A esto se apunta cuando se dice que la idea de razón en la que
Explicados los criterios, puede decirse ahora que las ciencias se
desemboca la modernidad es la de una razón instrumental. Se trata de
dividen en formales y .fácticas.
un p.roceso entendible, si es que se tiene presente que el Las ciencias.formales son las matemáticas y la lógica, pues su objeto
sentido previo a partir del cual la modernidad comprende la realidad es
de estudio se caracteriza porque sólo tiene existencia ideal, no existe en
el d.e "lo .calculable". Pues entonces a nadie habrá de sorprender que la
la realidad espacio-temporal: tanto los signos del lenguaje matemático
rac10nahdad -tal como se concibe en esa época- no sea otra cosa que
"instrumento de cálculo". corno los del lógico no refieren a una realidad extralingüística sino que
son formales, vacíos de contenido. Cabe aclarar que estos oqjetos o
. son -por lo tanto- los fundamentos filosóficos del paradigma signos formales pueden ser "interpretados" establecien?o
cientifico que se a partir de la revolución de los siglos XVI y XVII
dencias con los hechos y, entonces, ser aplicados a la realidad empinca.
Y que perdura, mas o menos incólume, hasta las primeras décadas del
Obviamente, los enunciados de este tipo de ciencias son analíticos,
XX. Bajo el influjo de sus ideas comienza a engendrarse nuestro actual
dado que constituyen relaciones entre signos vacíos de contenido em-
concepto de ciencia y asimismo de uno de sus productos más acabados·
pírico, cuyo valor de verdad se determinará de un modo
Queda claro, entonces, que las consecuencias que formal. El método es la demostración lógica: deducir un enunciado de
lo moderno sobre nuestro tiempo son muchas y muy relevantes. Sin otros por inferencias lógicas. 21 Y, finalmente, la verdad de las ciencias
embargo, no éste el momento de tratarlas. Por el contrario, es preciso formales ha de ser necesaria. Es fmto de la coherencia del enunciado
ahora-:-ª lo_s fm:s. de dar las últimas pinceladas a esta suerte de pintura dado con el sistema de ideas admitido previamente: no contradicción
de la ciencia clas1ca- pasar a dos temáticas inescindibles de la misma: con las otras proposiciones e inferibilidad a partir de ellas.
la tradicional clasificación de las ciencias y el problema de la relación Por otra parte, están las ciencias.fácticas, que informan acerca de la
enb"e las "verdades científicas" y lo histórico.
realidad extralingüística, vale decir, tienen corno objeto de estudio entes
materiales (hechos, procesos) y se refieren a la realidad empírica. Sus
enunciados, al apuntar a esos hechos, son proposiciones sintéticas, y su
2.2. "Ciencia" y "progreso": la aparición de las ciencias sociales y la
método se basa en la contrastación empírica para constatar si estos enun-
clasificación de las ciencias
ciados son verdaderos o falsos; de ellos resulta siempre una verdad con-
tingente y fáctica (o, dicho de otro modo, ineludiblemente
Cuando se trata de clasificar las ciencias se acostumbra a tornar Dentro de las ciencias fácticas suele trazarse una subdivis10n entre
como referencia cuatro criterios: el objeto de estudio, los métodos, la dos tipos de ciencias: las naturales y las sociales. Tal distinción pretende
clase de enunciados y el tipo de verdad.
fundarse en diferencias en cuanto al objeto de estudio (la naturaleza o
Al hablar de objeto de estudio nos referirnos al sector o ámbito de la el hombre, respectivamente) y, sobre todo, acerca del tipo de conoci-
realidad estudiada (los seres vivos para la biología o el movimiento de los miento involucrado en ellas. Respecto de esto último, hay quienes des-
cu_erpos celestes para la astronomía, por dar sólo algunos ejemplos). Los califican la cientificidad de las ciencias sociales al argumentar que ellas
metodos se con los distintos procedimientos, tanto para el nunca pueden alcanzar metodológicamente la objetividad de las natu-
de corno para su justificación y puesta a pmeba. El rales, dando por sentado que la "cientificidad" de un conocimiento que-
tipo de enunciados alude a la diferencia entre proposiciones analíticas
da acotada a la posible y rigurosa aplicación del método de las ciencias
vale decir, aquellas cuyo valor de verdad se determina formalmente
naturales y reduciendo verdad y racionalidad a método. Históricamente
independencia de lo empírico, y proposiciones sintéticas, a sabe;, las
que nos de modo sobre sucesos o procesos fácticos y
cuya verdad esta relacionada con la experiencia. Finalmente, acerca del
criterio referido al tipo de verdad involucrado en estos enunciados di- 21. Un ejemplo claro estaría dado por la demostración ele un teorema. En ésta, la verdad
remos que mientras a los primeros les corresponde una verdad ele! se funda en un encadenamiento deductivo a partir de la supuesta verdad de
los axiomas
31-

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tf
58 Conocimiento, investigación, progreso e historia de la ciencia Verdad e historicidad. El conocimiento científico y sus fracturas 59

el primer modo de considerar las ciencias sociales ha sido el positivista, taría, sin oponer alguna, que el saber científico "es" un saber
que partía del supuesto naturalista de reducción de la realidad social a influido por la historia. ¿O acaso alguien podría negar la incidencia de
la natural y tenía como único criterio evaluativo la metodología de las cuestiones culturales, políticas, sociales o económicas en la producción
ciencias naturales. 22
misma del conocimiento, sea éste científico o no? Es obvio, y resulta
entendible para todos, que un científico desarrolla su quehacer y elabo-
Criterios Ciencias .formales
-- ra sus teorías en-o mejor aún- "desde" un contexto determinado, el cual
Ciencias.fácticas
es, siempre, un contexto histórico. Por dar sólo un ejemplo, no es lo
Objeto Entes ideales, signos vacíos, Entes empíricos (hechos, mismo hacer ciencia en este momento que hacerla en el siglo xv o XVI.
carentes de contenido procesos) Hoy, cualquiera puede afirmar que la tierra se mueve sin que eso le
empírico signifique correr riesgo alguno, mientras que el pobre Galileo sufrió por
Tipo de Analíticos Sintéticos ello una excomunión varias veces secular.
enunciado Sin embargo, aceptar esto no significa todavía nada. ¿Por qué? Por-
Tí.pode que en realidad la verdadera pregunta es otra, y podría sintetizarse del
Necesaria y a priori Contingente y a posteriori
verdad siguiente modo: ¿es el conocimiento científico "esencialmente" históri-
co? Dicho de modo distinto: ¿las verdades de la ciencia son verdades
Método D<;mostración lógica; Contrastación empírica "objetivas", vale decir, independientes, en cuanto a su validez, de la
fundamentación de un (observación y/o historia?; ¿o, por el contrario, todo conocimiento, incluso el científico,
enunciado a partir de su experimentación) se ve afectado de modo esencial (esto es, en lo que respecta a su valor
deducibilidad de otros
de verdad) por lo histórico? La diferencia entre el primer planteo y éste
Ejemplos Lógica y matemáticas es determinante: mientras nadie objetaría que el quehacer de la ciencia
Ciencias naturales y sociales
-como toda producción humana-tiene siempre lugar, de manera inexo-
rable, en un tiempo específico, la cuestión atinente a si esa relación
2.3. Facticidad y validación: la relación entre la ciencia y lo histórico ineludible entre el conocimiento y la historia "afecta" el valor de las
verdades científicas ya no es tan clara. Responder de modo negativo este
Se ha dejado deliberadamente para el final la presentación y el tra- interrogante implicada sostener que la verdad, en ciencia, es transhis-
tamiento de una de las problemáticas más importantes en lo que con- tórica (está por encima de lo histórico, es aislable de su influencia). Por
cierne a la constitución y a la crisis del pensamiento científico moderno. el contrario, toda respuesta positiva conlleva la tesis de que cualquier
Tanto es así que tal vez pueda decirse -con todo derecho- que en torno verdad, incluso en ciencia, sólo lo es en el marco de un contexto histórico
de ella se produjo la fractura de ese paradigma y el consiguiente pasaje determinado, esto es, dentro de una época o de un "paradigma" deter-
a lo que se denominó "modernidad tardía" o "posmodernidad". Se trata minado. 23
del tema de la relación entre las. "verdades científicas" y la historia. Como se acaba de decir, esta problemática divide aguas. Es evidente
Nadie, cabalmente, dudaría del status histórico de la ciencia; vale que el paradigma científico moderno nació y creció a la sombra de la
decir, cualquier epistemólogo-pertenezca a la corriente que fuere- acep- presunción de que sus verdades son universales y objetivas y, por tanto,
transhistóricas, válidas para cualquier época, con independencia de
todo condicionamiento fáctico. Sin embargo, el quiebre que la revolu-
22. De este modo se arriba a la proclamación de la "seudocientificidad" (o carácter "blan- ción científica del siglo xx produjo en cuanto al pretendido carácter
do") de las ciencias sociales, en comparación con la eminencia y "dureza" de las naturales. irrefutable y necesario de las leyes de la física newtoniana puso en jaque
Sin embargo, frente a ésta, se han levantado otras visiones -comprensivistas primero,
hermenéuticas después- que intentaron reivindicar una especificidad propia para las
humanidades sobre la base de las peculiaridades de su objeto de estudio (irreductible a
un mero conjunto de fenómenos empíricos) y desde el redescubrimiento de la dimensión 23 . Tanto en lo concerniente a este tipo ele concepciones-las que resaltan la importancia
histórica Y lingüística de todo proceso cognoscitivo. De cualquier modo, sea como fuere de lo histórico en el desarrollo de la ciencia- como en lo que tiene que ver con la utilización
no es éste el lugar para desarrollar los pormenores de tal discusión.. ' del concepto de "paradigma" en epistemología, remitimos a "Investigación básica, tecno-
logía y sociedad: Kuhn y Foucault" (de E. Díaz), en este mismo volumen.

12
32-
60 Conocimiento. investigación. progreso e historia de la ciencia Verdad e historicidad . El conocimiento científico y sus íracluras 61

tal presunción. 24 Incluso algunos pensadores del siglo XIX-como Nietzs- contexto de descubrimiento de una teoría sociopolítica como el marxis-
che-preanunciaron esa profunda crisis de certezas que acontecería casi mo, por dar sólo un ejemplo, deberá atender, entre otras cosas, a la
con el mismo fin de siglo. importancia de la revolución industrial; de la misma manera que el
De cualquier modo, si bien hoy ya nadie sostendría que las verdades investigador que examine el contexto de descubrimiento de la teoría
científicas vigentes son necesarias e inmutables, sin embargo, la cues- heliocéntrica de Galileo lo hará -a su vez- con los hechos sociales que
tión referida a la problemática relación entre ciencia e historia no ha precipitaron por aquel entonces el desmoronamiento del orden medieval
quedado saldada ni mucho menos. La epistemología más tradicional y la aparición de los primeros destellos del mundo moderno.
sigue defendiendo a capa y espada la conveniencia de no perder de vista En contraste con éste existiría otro contexto que no tendría que ver
la diferencia esencial que existiría entre el ámbito de la facticidad (lo con lo histórico sino con todos aquellos elementos que atañen a la
histórico) y el de la validación (la verdad). Por otra parte, los críticos de validación de una teoría. Aquí se abordan las cuestiones atinentes a la
la epistemología tradicional -esto es, nietzscheanos, hermeneutas, estructura lógica de las teorías y su posterior puesta a prueba. Es el
neomarxistas o posmodernos, entre otros- intentan reconstruir una contexto de justificación.
teoría de la racionalidad que recupere para sí la dimensión de la histo- En el contexto de justificación interesa lo concerniente a la "verdad",
ricidad.25 a la corrección de la hipótesis o idea de que se trate. De él queda deci-
didamente excluido todo elemento "externo", que haga al "afuera" de la
Contexto de descubrimiento y de justificación/historia externa e ciencia, vale decir, a lo histórico. Es por ello que otro par de conceptos,
interna. Hans Reichenbach, en su libro Experience and Prediction, in- . ,j mediante el cual se intenta también construir defensas para que no se
traduce una distinción conceptual que-desde entonces-constituye una j mezclen las cuestiones de validez con la facticidad, es el de "historia
referencia obligada para todos aquellos que intentan preservar una interna" e "historia externa".
delimitación clara y precisa entre facticidad y validez. Es la discrimina- ) Fue otro epistemólogo, Imre Lakatos, quien se refirió a esta temática
ción --en el interior de toda idea o teoría científica- entre dos contextos, proponiendo la existencia de dos historias de la ciencia. La externa narra
el de descubrimiento y el dejusiificación. En el primero importa el hallaz- el desarrollo de las ideas científicas en relación con las prácticas sociales
go, la producción, sea de una hipótesis o de una teoria; corresponde que las hicieron posibles, mientras la interna hace abstracción de la
-por tanto- al ámbito de la génesis histórica. Aquí entran en juego todas incidencia de lo social y relata simplemente el despliegue de la lógica
las circunstancias sociales, políticas o económicas que influyen o deter- misma de las ideas científicas. Así, mientras la historia interna sería una
minan la aparición o gestación de un descubrimiento. Así, a la pregunta suerte de "reconstrucción puramente racional" de la ciencia -y por ello
por el contexto de descubrimiento de una teoría le sigue indefectible- se vincula con lo que anteriormente se denominó "contexto de justifica-
mente una respuesta que apunta a la comprensión de la misma como ción"- la otra, la externa, daría cuenta del acontecer científico en rela-
efecto de ciertas causas que se encuentran en el horizonte histórico que ción con los avatares del contexto de descubrimiento.
la hizo posible. De este modo, quien se plantee la tarea de analizar el Facticidad -es decir- historicidad, por un lado; validación -o sea-
verdad, por otro. Esta jugada (la de salvaguardar la pureza objetiva de
las verdades científicas del influjo de lo histórico delimitando dos ám-
bitos de pertenencia absolutamente separables), si bien es muy cuestio-
24. Esta fractura se produjo, sobre todo, a partir de algunos desarrollos de la física nable, sigue dando aun hoy sus frutos. Quiero decir, todavía genera
cuántica, de la teoría de la relatividad y de Ja termodinámica, entre otros.
adhesiones y perdura su utilización por parte de aquellos que, en nom-
25. La hoja de ruta que se seguirá en este trabajo de aquí en adelante será Ja siguiente: en
bre de la defensa del espíritu de la ciencia y de la lucha contra el "rela-
primer lugar, y para completar el panorama del pensamiento moderno. presentar la argu-
mentación mediante la cual algunos epistemólogos pretenden salvaguardar-a su entender- tivismo irracionalista", pretenden salvaguardar la neutralidad y la ob-
la universalidad y objetividad del saber de la ciencia. delimitando las fronteras entre verdad jetividad del saber científico. Desde ya aclaro que este capítulo no se
e historia. y -en mi articulo "Nietzsche y el redescubrimiento de la historicidad". en este propone discutir -ni siquiera objetar- la importancia fundamental que
mismo volumen- ilustrar una de las primeras y más radicales criUcas a Jos fundamentos posee en la actualidad el conocimiento científico. Tampoco se sugiere
filosóficos de la modernidad, la del filósofo alemán Nietzsche. Es sobre todo a partir ele su
aquí -lejos estoy de ello- que todo sea reducible a una especie de fácil
obra cuando comienza el redescubrimiento ele la historicidad y los programas de ampliación
de la idea de razón que tuvieron y tienen todavía lugar en el pensamiento actual. y cómodo relativismo que afirme "toda interpretación es igual a otra" o

13
33-
G2 Conocimiento. investigación: prngreso e historia de la ciencia

"todo es relativo", "todo es posible". Al contrario. Cabe, en princ1p10,


reconocer que ese subjetivismo perezoso es una tentación dificil de
eludir cuando llega el momento -como en estos tiempos- en el que los
fundamentos y las certezas caen, y parece reinar la incertidumbre y la
contingencia más absolutas. Sin embargo, seguir sosteniendo que las
verdades científicas conforman un ámbito tajantemente distinguible y
aisláble de la realidad histórica, social y política sobre cuyo suelo se
erigen constituye una posición tan pueril y criticable como la anterior.
En síntesis, no se trata de "racionalismo" versus "irracionalismo" ni de
"universalismo" versus "relativismo". No se trata ni de "verdades plena-
mente objetivas" ni de que "cualquier idea vale lo mismo que otra".
En todo caso, partir del reconocimiento del carácter interpretativo y
-por ende- histórico de la racionalidad no soluciona totalmente las
cosas. Aunque es ya un paso. Es el que intenta dar Nietzsche, quien
desde las postrimerías del siglo XIX, por un lado, anuncia el arribo de una
época de crisis para las certidumbres modernas y, por otro, da el pun-
tapié inicial de un proceso de redescubrimiento de la historicidad y de
ampliación de la idea de razón, que llega y se extiende hasta nuestros
días. A través de su pensamiento se abordará, en otro capítulo, una
crítica de la modernidad, tanto en lo que respecta a sus ideales de
conocimiento como en lo relativo a su proyecto de razón y de ciencia.

34-

14
I- La argumentación1
Imagine que consulta a un médico porque tiene cierto malestar físico. Tras haberla
examinado, el doctor le dice lo siguiente: “La solución a su malestar es quirúrgica. Debe
someterse a una operación”. Cuando usted pregunta por qué debe hacerlo, él contesta
“Porque lo digo yo que soy el médico”. Como usted considera que esta respuesta es poco
satisfactoria, intentará hacer una nueva consulta con otro profesional. En este caso, lo que
usted hizo fue evaluar el argumento que el médico le había dado.

Tras su consulta médica, llega a su casa, escucha música y ve que las persianas están
levantadas. Cuando coloca la llave en la puerta, se da cuenta de que una de las dos
cerraduras está abierta. No hace falta ser Sherlock Holmes para pensar que su compañera
está en la casa. Lo que acaba de hacer es inferir. Apenas entra, grita: “¡Hola! ¡No sabés lo
que me dijo el médico!”.

Ahora imagine que, tras comentarle a su compañera lo ocurrido en la visita al médico, ella le
sugiere buscar una segunda opinión porque considera que pueden existir otros tipos de
tratamientos y que operarse sería un tanto apresurado. Esta recomendación le parece a
usted atinada. Nuevamente, le han ofrecido un argumento y usted lo ha evaluado.

En cada una de las situaciones anteriores ha mediado una inferencia, argumento o


razonamiento. En el primer caso, le ha pedido razones al médico, él se las ha ofrecido y
usted las ha evaluado. En el segundo, ha inferido que había alguien en casa a partir de
algunos indicios. Por último, la recomendación de su compañera tomó la forma de un
argumento, que usted procedió a evaluar.

La práctica argumentativa forma parte de nuestra vida diaria y consiste en la producción y


la evaluación de argumentos. Efectivamente, los encontramos en nuestros diálogos, en
diarios, revistas, libros, redes sociales. Los producimos para persuadir a otros o a nosotros
mismos. Damos y recibimos razones, formulamos, analizamos y evaluamos argumentos, es
decir, sopesamos en qué medida las razones que nos ofrecen son buenas. El resultado de tal
actividad determina nuestras creencias, opiniones, decisiones y cursos de acción.

En tanto estudio sistemático de la argumentación, la Lógica es el marco adecuado para


llevar adelante esta tarea. Esta disciplina toma como objeto de estudio los argumentos y se
centra en distinguir buenos de malos argumentos. En adelante, nos ocuparemos de cómo
reconocer argumentos y presentaremos dos tipos de argumentos: los argumentos
inductivos y los argumentos deductivos.

1
Este texto es una adaptación del material producido por la Dra. Natalia Buacar para el programa UBA
XXI.

15
El reconocimiento de
argumentos
Variedades de usos lingüísticos
El primer concepto que presentamos es el de argumento. De modo preliminar, diremos que
un argumento es un fragmento de lenguaje, ya sea escrito u oral. La aclaración que
debemos es que no todo fragmento del lenguaje es un argumento. Esto indica que la
anterior caracterización revela una condición necesaria pero no suficiente de la noción de
argumento.

El lenguaje puede ser usado con propósitos muy diversos y el argumentar es uno de ellos.
Dicho de otro modo, no siempre que hacemos uso del lenguaje estamos argumentando.
Consideremos los siguientes ejemplos que ilustran algunos de los múltiples usos que puede
darse al lenguaje. Solo algunos de ellos contienen argumentos ¿podría determinar cuáles?

1. Flan de dulce de leche: Poner en una cacerola un litro y medio de leche, 300
g. de azúcar refinada y una barrita de vainilla; dejar hervir hasta que se reduzca
a la mitad, tome un poco de calor y esté algo espeso, retirar esto, agregar diez
yemas y dos huevos batidos ligeramente; revolver todo bien, poner en una
budinera acaramelada y cocinar en horno muy suave a baño María. Una vez frío,
se desmolda.

Para acaramelar la budinera se pone en una cacerolita 50 g. de azúcar, se coloca


al fuego hasta que se derrita y se unta con esto la budinera.

C. de Gandulfo, P. (1955), El Libro de Doña Petrona. Recetas de arte culinario,


Buenos Aires, Fabril Financiera.

2. Todos los hombres desean por naturaleza saber. Así lo indica el amor a los
sentidos; pues, al margen de su utilidad, son amados a causa de sí mismos, y el
que más de todos, el de la vista. En efecto, no sólo para obrar, sino también
cuando no pensamos hacer nada, preferimos la vista, por decirlo así, a todos los
otros. Y la causa es que, de los sentidos, este es el que nos hace conocer más y
nos muestra muchas diferencias.

Aristóteles, Metafísica, libro I, cap. 1

3. Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo,


encontrose en su cama convertido en un monstruoso insecto. Hallábase echado

16
sobre el duro caparazón de su espalda, y al alzar un poco la cabeza, vio la figura
convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya
prominencia apenas si podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto
de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en
comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el
espectáculo de una agitación sin consistencia.

Kafka, Franz (1996), La metamorfosis, Buenos Aires, Losada

4. Afirmo, pues, que si las dos partes del universo mencionado anteriormente, la
superior [celeste] gozara hoy de movimiento diario, tal como es el caso,
mientras que la inferior [sublunar] permaneciera en reposo, y si mañana se
invirtiese la situación y la parte inferior gozara de movimiento mientras que la
otra, el cielo, careciera de él, seríamos incapaces de apercibirnos en lo más
mínimo de tal mutación, pues lo mismo veríamos hoy que mañana […] de forma
totalmente idéntica a lo que le sucede a un hombre a bordo de una nave que
cree ver en movimiento los árboles situados en la orilla.

Nicolás de Oresme citado por Guillermo Boido (1996), Noticias del Planeta Tierra.
Galileo Galilei y la revolución científica, Buenos Aires, AZ.

Solo el fragmento de Aristóteles (2) y el de Oresme (4) ejemplifican un tipo de discurso


argumentativo. Ello sugiere que algunas indicaciones más son necesarias para reconocer
argumentos. Ya anticipamos que argumentar es una de las funciones del lenguaje. De modo
que si bien un argumento es un fragmento de lenguaje –ya sea escrito u oral–, no todo
fragmento del lenguaje es un argumento. Esto quedó ejemplificado por los casos de la
receta de cocina (1) y del fragmento de Kafka (3), que satisfacen el requisito de ser
conjuntos de oraciones pero –tal como se ha indicado y como esperamos que el lector haya
sospechado– no ejemplifican un tipo de discurso argumentativo.

Como dijimos, algún requisito adicional a la noción de argumento ha de imponerse si


pretendemos excluir casos como el de la receta y el de la novela. En breve, retomaremos
esta tarea, pero antes es necesario indicar que, en una primera aproximación, un
argumento es un conjunto de oraciones, más precisamente, un conjunto de enunciados. Nos
ocuparemos, entonces, de precisar el concepto de enunciado.

17
Oraciones y enunciados
Los argumentos son conjuntos de oraciones de cierto tipo, son conjuntos de enunciados. Los
enunciados son oraciones que afirman o niegan que algo sea el caso2. De este tipo de
oraciones tiene sentido preguntarse si son verdaderas o falsas.

Desde ya, el lenguaje se emplea de múltiples maneras y hay otros tipos de oraciones; por
ejemplo, las preguntas, los pedidos, las órdenes. En las oraciones de este tipo no se afirma
ni niega nada y no cabe preguntarse por su verdad o falsedad. Si alguien nos dijera “por
favor, me alcanzás ese libro”, poco sentido tendría preguntarse si esa oración es verdadera o
falsa. Si cabe algún tipo de análisis para una oración así, no es en términos de verdad o
falsedad.

La posibilidad de preguntarnos por su verdad o falsedad funciona como un test para


identificar aquellas oraciones que hacen afirmaciones (enunciados), y distinguirlas de las
que no afirman un estado de cosas.

Apliquemos dicho test a los siguientes ejemplos y tratemos de determinar cuáles de estas
oraciones son enunciados:

1. ¿Cuántos planetas hay en el sistema solar?


2. Hola, mi amor.
3. ¡Quedate, por favor!
4. Te ordeno que te quedes.
5. Te prohíbo que vayas a la fiesta.
6. Charles Darwin es el autor de El origen de las especies.
7. Solo el 28% de los puestos científicos de investigadores son ocupados por
mujeres.
8. La raíz cuadrada de 4 es 2.

Puede observarse que en los casos 1 a 5 no parece tener sentido preguntarse si la oración
es verdadera o falsa como sí ocurre con las oraciones 6 a 8. Una evaluación del primer
grupo de oraciones realizada en términos de verdad o falsedad resultaría extraña. En tanto
la pregunta 1 solicita una respuesta, resultaría desconcertante sancionarla de falsa: ¿qué
sentido tendría decir que esa pregunta es falsa? Algo similar ocurre con la oración 2. Una
persona podría alegrarse u ofenderse frente a ese saludo, pero si, como respuesta, alguien
dijese “Lo que decís es verdadero”, podríamos sospechar que no ha comprendido
correctamente la oración. Del mismo modo, podríamos evaluar la legitimidad del pedido
formulado en 3, de la orden mencionada en 4 o respecto de la prohibición expresada en 5
(tal vez consideraríamos legítima tal prohibición si ella fuera formulada por la madre de un
menor de edad, pero definitivamente no, si dicho enunciado apareciese en el contexto de

2
En estudios del lenguaje, estas oraciones suelen ser llamadas declarativas. Cabe aclarar que existen
otros modos posibles de hacer afirmaciones que no involucran el empleo de oraciones declarativas,
por ejemplo, a partir de preguntas retóricas, que son preguntas orientadas a expresar una afirmación
más que a recibir una respuesta, tal el caso de “¿No es cierto que todos defendemos la libertad?”.

18
una discusión mantenida por una pareja). De modo que, analizar las oraciones 1, 2, 3, 4 y 5
en términos de su verdad o falsedad no resulta atinado.

En el caso de oraciones 6, 7 y 8, sí es pertinente preguntarse si son verdaderas o falsas,


puesto que expresan información acerca de hechos o sucesos que puede resultar ser cierta
o no. Ello confirma que estamos en presencia de oraciones que son enunciados. De ahora en
más, excepto indicación contraria, cuando hablemos de oraciones nos concentraremos en
aquellas que se utilizan para afirmar algo, esto es, hablaremos de oraciones y enunciados
indistintamente.

La noción de enunciado es relevante porque está relacionada con la definición que dimos de
argumento. La característica distintiva de los enunciados de poder ser evaluados en
términos veritativos (es decir, como verdaderos o falsos) resultará crucial a la hora de
evaluar argumentos.

El “esqueleto” de los argumentos: premisas y conclusión


Señalamos que un argumento es un conjunto de enunciados, pero no todo conjunto de
enunciados constituye un argumento. Consideremos el siguiente fragmento:

Lo que generalmente se denomina período clásico de la economía abarca más de


cien años de pensamiento económico y es casi exclusivamente británico por su
orientación y sus principales aportaciones. Los tres grandes tratados del período
clásico son Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (1776),
de Adam Smith (1723-1790); On the Principles of Political Economy and
Taxation (1817), de David Ricardo (1772-1823); y Principles of Political Economy
(1848), de John Stuart Mill (1806-1873). Poco después de la publicación de la
obra de Ricardo, aparecieron además algunos pequeños anticipos de la teoría
neoclásica. John Stuart Mill representa el fin del período clásico

Landreth, H. y Colander, D. (2006), Historia del pensamiento económico,


Madrid, McGraw-Hill.

Este fragmento está compuesto por un conjunto de oraciones que hacen afirmaciones, es
decir de enunciados. De hecho, tiene sentido preguntar por la verdad o falsedad de las
oraciones contenidas en el fragmento. Sin embargo, no parece ser un argumento y, de
hecho, no lo es. De modo que es necesario precisar la noción de argumento.

Un argumento es un conjunto de enunciados que mantienen una estructura. En un


argumento hay premisas y conclusión: las premisas pretenden sostener, abonar, establecer,
dar razones a favor de la conclusión.

19
Los fragmentos de Aristóteles (2) y de Oresme (4) antes presentados son efectivamente
argumentos, pues poseen la estructura premisas-conclusión. Estos fragmentos cumplen con
las condiciones que estipula la definición de argumento, que se ofrece a continuación:

Un argumento es un conjunto de enunciados en donde alguno o algunos de ellos


se esgrimen como razón a favor de otro que pretende ser así establecido. A los
primeros se los denomina premisas; al último, conclusión.

En primer lugar, hacemos notar que, para hablar de argumentos, deberemos reconocer una
o más premisas y una conclusión3. En términos generales, cuando hablamos de las
premisas, nos referimos a un conjunto de enunciados que se ofrecen como razones (este
conjunto puede incluir uno o más enunciados). La conclusión, por su parte, es el enunciado
a favor de la cual se argumenta. Si bien esta puede ser compleja, la conclusión de cada
argumento será única.4

En segundo lugar, señalamos que un argumento puede ser formulado en un solo enunciado,
tal es el caso de:

Hipatia de Alejandría es considerada una mártir, pues fue brutalmente asesinada


por una turba de cristianos por enseñar ciencia y filosofía paganas.

Si bien se trata de una oración, esta formula un argumento, pues podemos reconocer allí
una conclusión: Hipatia de Alejandría es considerada una mártir, como así también una
premisa: Hipatia de Alejandría fue brutalmente asesinada por una turba de cristianos por

3
Nos referimos aquí a los argumentos tal como se formulan en el lenguaje común. Algunas de las
consideraciones aquí señaladas no son pertinentes en el caso de argumentos formulados en lenguajes
formales.
4
Esto requerirá de mayores precisiones, pues existen casos en que la conclusión de un argumento es
compleja, pero también hay otros en que un mismo fragmento contiene más de un argumento (y, por
lo tanto, más de una conclusión). En los casos que consideraremos, la conclusión de cada argumento
será única.

20
enseñar ciencia y filosofía paganas.5 Este ejemplo se ajusta a la definición de argumento
que hemos expuesto, en tanto se trata de una única oración: este enunciado surge de la
combinación de enunciados más simples, en este caso, el que identificamos como premisa y
el que identificamos como conclusión. En el siguiente capítulo, distinguiremos distintos tipos
de enunciados y estudiaremos cómo se combinan unos con otros.

El ejemplo presentado revela otra particularidad de los argumentos. Ésta consiste en que, si
bien al analizar argumentos se puede distinguir una estructura, su formulación no suele
respetar un orden preciso. En otras palabras, la conclusión no necesariamente aparece al
final del argumento, sino que puede estar al comienzo (como en el caso recién citado) o
aparecer en algún otro lugar. Sin embargo en este libro, al reconstruir los argumentos,
seguiremos un orden específico de modo de facilitar su análisis.

Indicadores de premisas y conclusión


En apartados anteriores, hemos hecho referencia a la vastedad de cosas que podemos hacer
con el lenguaje: dar órdenes, formular pedidos, preguntas, expresar sentimientos,
argumentar. Normalmente, en tanto usuarios competentes del lenguaje, logramos detectar
qué está haciendo el emisor con sus palabras. Para ello contamos con ciertas pistas: el
contenido de lo que se dice, el contexto en que se enuncia, los gestos de quien habla,
etcétera. A modo de ejemplo, alguien que se arrodilla frente a la persona que ama, la cara
de disgusto de un padre que ve a su hija con un lápiz acercarse a la pared, una estudiante
que alza su mano en una clase. Todas estas circunstancias contribuyen a interpretar (y
seguramente también a anticipar) qué es lo que dirá cada uno de estos personajes. Hay
también ciertas frases o expresiones que normalmente se asocian con cada uno de estos
usos, y la argumentación no es una excepción.

A continuación presentaremos algunas expresiones que facilitan la tarea de detectar cuándo


estamos en presencia de un argumento y cuál es su estructura. Es posible distinguir

5
Nótese que hemos empleado aquí itálicas, ese uso atiende a una distinción que suele hacerse entre
el uso de expresiones y su mención. A modo de ejemplo, consideremos las siguientes oraciones:
-Marie-Sophie Germain hizo importantes contribuciones a la matemática.

-“Marie-Sophie” es un nombre compuesto.

En el primer caso, la expresión Marie-Sophie está siendo usada, pues con ella nos referimos a una
persona, a una entidad extralingüística (algo que está fuera del lenguaje); mientras que en el segundo
caso, está siendo mencionada, pues la estamos utilizando para referirnos a la expresión misma, a la
palabra Marie-Sophie.

Decimos, entonces, que una palabra o conjunto de palabras es usada cuando se la utiliza para referir a
alguna entidad extralingüística (por ejemplo, para referirse a una persona, a un lugar, etc.). En
cambio, cuando usamos palabras o conjuntos de palabras para referimos a ellas mismas, las
mencionamos. Se suelen utilizar letras itálicas o comillas para indicar que una expresión está siendo
mencionada.

21
aquellas que son utilizadas para indicar premisas y aquellas que se emplean para indicar la
presencia de la conclusión.

Indicadores de premisas Indicadores de conclusión

Dado que… Luego…


Puesto que… Por lo tanto…
Porque… Por consiguiente…
Pues… En consecuencia…
En primer lugar…, en segundo lugar… Concluyo que…
Además… Podemos inferir…
Se puede inferir del hecho… Se sigue que…
Debido a… Queda demostrado entonces que…
Teniendo en cuenta que… Lo cual prueba que…
Atendiendo a… Lo cual justifica…
En efecto… Consecuentemente…

Estas expresiones no son evidencia incuestionable de la existencia de un argumento.


Tampoco estas expresiones conforman un listado exhaustivo. Consideremos el uso de la
palabra luego en la siguiente oración:

La Ley 26.743 de Identidad de Género establece el derecho a la identidad de


género de las personas, fue sancionada el 9 de mayo de 2012 y, luego,
promulgada el 23 de ese mes.

No hay aquí argumento alguno y la expresión luego no funciona como indicador de


conclusión, sino como conector temporal. Pero en la gran mayoría de los casos, las
expresiones citadas anteriormente suelen funcionar como indicadores de premisas o de
conclusión. Por otra parte, muchas veces no aparecen estos indicadores explícitos;
habremos de atender, entonces, a qué se afirma en el argumento, cómo se articula y en qué
contexto se formula.

Oraciones y proposiciones
En el marco de la Lógica, se suele hacer una distinción entre las oraciones y lo que ellas
expresan. Dicha distinción apunta a diferenciar el soporte material (la oración, el enunciado)
de aquello de lo que las oraciones afirman, suele llamarse a esto proposición. Consideremos
los siguientes ejemplos:

1. Bárbara McClintock realizó importantes aportes a la genética.


2. Importantes aportes a la genética fueron realizados por Bárbara McClintock.

¿Qué tienen en común las dos afirmaciones? ¿En qué se diferencian?

22
Hay al menos un sentido obvio en el que las oraciones anteriores son diferentes: la oración
1 está formada por ocho palabras, mientras que la 2, por diez. La primera comienza con la
expresión Bárbara mientras que la segunda con Importantes, la sucesión de palabras es
distinta, por mencionar algunas diferencias. Es claro que no son la misma oración; sin
embargo, parecen decir lo mismo. En términos más precisos, podemos decir que ambas
tienen el mismo significado, expresan la misma proposición.

Lo mismo ocurre con los siguientes enunciados:

3. Bárbara McClintock made important contributions to genetics.

4. Importanti contributi alla genetica sono stati apportati da Bárbara McClintock.

5. Bárbara McClintock a apporté d'importantes contributions à la génétique.

6. Importantes contribuições para a genética foram feitas por Bárbara


McClintock.

Todas ellas son oraciones diferentes; sin embargo, la proposición expresada en todos los
casos es la misma.

Este punto resultará de importancia al momento de reconstruir argumentos, pues esa tarea
exige atender a las proposiciones y no a las oraciones. Por tal razón, en la reconstrucción de
argumentos es posible, y muchas veces necesario, parafrasear las oraciones o enunciados.
En ocasiones, deberemos omitir expresiones o partes de oraciones que resulten irrelevantes
para la evaluación del argumento; en otras ocasiones, deberemos agregar expresiones para
dar con enunciados con sentido completo.

Teniendo en cuenta lo anterior, dadas dos oraciones, es posible establecer cuándo ellas
expresan una misma proposición y cuándo expresan proposiciones distintas. Consideremos
la siguiente oración:

7. Los aportes de Rosalind Franklin fueron cruciales para descifrar la estructura


de la molécula de ADN, pero fueron James Watson, Francis Crick y Maurice
Wilkins quienes recibieron en 1962 el Premio Nobel por su trabajo.

¿Cuál o cuáles de las siguientes oraciones expresa la misma proposición que la oración 7?

8. Es verdad que los aportes de Rosalind Franklin fueron cruciales para descifrar
la estructura de la molécula de ADN, sin embargo, fueron James Watson, Francis

23
Crick y Maurice Wilkins quienes recibieron en 1962 el Premio Nobel por su
trabajo.

9. Los aportes de Rosalind Franklin fueron cruciales para descifrar la estructura


de la molécula de ADN, y junto con James Watson, Francis Crick y Maurice
Wilkins recibió en 1962 el Premio Nobel por su trabajo.

10. James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins fueron quienes recibieron en
1962 el Premio Nobel y no Rosalind Franklin, aunque sus aportes resultaran
cruciales para descifrar la estructura de la molécula de ADN.

Como habrán notado, las oraciones 8 y 10 expresan la misma proposición que la 7, de


hecho, afirman exactamente lo mismo y serán verdaderas (o falsas) en exactamente los
mismos casos en que la oración 7 lo sea. No ocurre lo mismo con la oración 9. De hecho,
esta oración es falsa mientras que las otras son verdaderas, pues Rosalind Franklin nunca
recibió un premio Nobel por su trabajo.

Los argumentos y su evaluación

Hemos presentado los elementos necesarios para llevar adelante las tareas de identificación
y reconstrucción de argumentos. Estamos ahora en condiciones de emprender la labor
fundamental de su evaluación y, consecuentemente, su crítica.

La pregunta por las virtudes de un argumento involucra al menos dos cuestiones:

1. ¿Son las premisas verdaderas? ¿Qué tan confiables son?


2. ¿Logran las premisas ofrecer apoyo a la conclusión? ¿En qué grado lo hacen?

Esta doble cuestión radica en la naturaleza misma de los argumentos. Al argumentar, damos
por supuesto ciertos elementos (las premisas) y, en base a ellos, inferimos una determinada
conclusión. Y una (o ambas) pueden resultar erradas: las premisas (el punto de partida) o
la inferencia (el paso de premisas a conclusión).

Hay casos en que si bien las premisas logran ofrecer razones a favor de la conclusión –esto
es: si se suponen dichas premisas, la conclusión se sigue de ellas–, esas premisas resultan
cuestionables. Difícilmente estaríamos dispuestos a admitir un argumento que suponga
premisas falsas o inaceptables como un buen argumento sin más. Por ejemplo:

• Si la Tierra es el centro del Universo, el Sol gira en torno a ella. La Tierra es el


centro del Universo, por lo tanto, el Sol gira en torno a ella.

24
Este argumento tiene un claro defecto, supone una premisa que hoy creemos falsa: “La
Tierra es el centro del Universo”. Sin embargo, el argumento tiene una virtud, existe una
conexión estrecha entre premisas y conclusión, tal que, si las premisas fueran verdaderas,
la conclusión se desprendería de modo necesario de ellas.

En otros casos, por el contrario, las premisas son confiables; creemos en su verdad, pero
por sí mismas no logran establecer la conclusión, son insuficientes y, por ello, el salto hacia
la conclusión (la inferencia de premisas a conclusión) es incorrecto. A modo de ejemplo:

• Elba Selva es zurda y es una gran jugadora de fútbol, Maradona es zurdo y es un


gran jugador de fútbol, Messi es zurdo y es un gran jugador de fútbol. De modo
que, todos los zurdos son grandes jugadores de fútbol.

Este argumento cuenta con una virtud, sus tres premisas son verdaderas, sin embargo,
tiene un defecto, esas premisas no parecen ofrecer razones suficientes para
comprometernos con la conclusión. El salto de premisas a conclusión parece ser demasiado
grande.

En el peor de los casos, un argumento podría adolecer de ambos defectos: que sus
premisas sean falsas y que la inferencia no sea correcta; en el mejor, no debería adolecer de
ninguno.

En los próximos capítulos introduciremos algunos conceptos propios de la Lógica. La Lógica


es una disciplina que provee claras estrategias para evaluar los argumentos en el segundo
sentido; es decir, permite considerar si la conclusión se encuentra apoyada y, si fuera el
caso, en qué grado se encuentra apoyada por las premisas. Respecto de lo primero, la
evaluación de la verdad o plausibilidad de las premisas de un argumento, en tanto ello
depende del contenido de lo afirmado en las premisas y usualmente de factores
extra-lógicos, la Lógica no nos proporcionará un veredicto. Sin embargo, la clarificación de
la forma del argumento y la consideración de los tipos de enunciados involucrados en el
argumento –que trataremos en el próximo capítulo– contribuyen de manera inmediata a
aclarar en qué consiste afirmar la verdad de dichos enunciados, cuáles son sus condiciones
de verdad y, con ello, a dirimir si han de ser o no aceptados.

Nos centraremos entonces en estudiar el segundo aspecto de la evaluación de argumentos


mencionado antes, es decir, en evaluar el vínculo que existe entre las premisas y la
conclusión. Para ello, en el apartado siguiente, presentaremos una distinción que es
necesario tener en cuenta a la hora de evaluar argumentos, aquella entre argumentos
deductivos e inductivos.

Tipos de argumentos: deductivos e inductivos

25
Como vimos, los argumentos son parte central de nuestra práctica lingüística. Por medio de
ellos obtenemos conclusiones a partir de la información que disponemos, damos razones,
establecemos enunciados a partir de otros enunciados. Un argumento es un fragmento del
lenguaje en el que se pretende establecer una conclusión a partir de ciertas premisas, que
ofician de razones para la afirmación de la conclusión.

Ahora bien, puede resultar que las razones referidas sean concluyentes o que solo ofrezcan
alguna razón. Atendiendo a esto, puede formularse una distinción entre argumentos
deductivos y argumentos inductivos. Los argumentos deductivos ofrecen premisas de las
cuales se sigue la conclusión de modo concluyente. Los inductivos ofrecen solo algunas
razones a favor de la conclusión.
Por ejemplo, para identificar cuáles son los argumentos deductivos y cuáles los inductivos y
notar la distinción entre ambos, consideremos los siguientes argumentos. Los tres primeros
son deductivos porque las razones que se ofrecen como premisas bastan para asegurar la
conclusión.

• Todos los planetas del Sistema Solar orbitan alrededor del Sol
La Tierra es un planeta del Sistema Solar
La Tierra orbita alrededor del Sol

● Saturno es uno de los planetas denominados “gigantes gaseosos” y tiene anillos a su


alrededor_____________________________
Saturno es uno de los planetas denominados “gigantes gaseosos”

• Mercurio o Venús es el planeta más próximo al Sol


Venus no es el planeta más próximo al Sol
El planeta más próximo al Sol es Mercurio

Los tres que siguen son inductivos porque solo ofrecen algún tipo de razones, aunque las
premisas contribuyen a confiar en lo afirmado en la conclusión, la aceptación de las
premisas no nos compromete necesariamente con la aceptación de la conclusión.

• Los perros son mamíferos y son vivíparos


Los elefantes son mamíferos y son vivíparos
Los monos son mamíferos y son vivíparos
Los delfines son mamíferos
Los delfines son vivíparos

• Los perros son mamíferos y son vivíparos


Los elefantes son mamíferos y son vivíparos
Los monos son mamíferos y son vivíparos
Los delfines son mamíferos y son vivíparos
Todos los mamíferos son vivíparos

26
• La mayoría de los mamíferos son vivíparos
Las ballenas son mamíferos
Las ballenas son vivíparas

Tal como vimos, hay distintos tipos de argumentos. Algunos de ellos ofrecen razones
concluyentes a favor de la conclusión: son los argumentos deductivos. Y hay otro tipo de
argumentos: los inductivos, que si bien no ofrecen razones que logran establecer de modo
definitivo la conclusión, sí ofrecen algún tipo de razón a favor de ella.
En adelante nos adentraremos en el estudio de los argumentos deductivos y su evaluación,
y luego nos ocuparemos de los inductivos. Pero antes es necesario profundizar el estudio de
los enunciados que conforman los argumentos. ¿Por qué? Porque el carácter deductivo de
los argumentos estará dado por la estructura de dichos argumentos, por su forma. Y son
precisamente los enunciados los que dan forma a los argumentos.

27
II-Los enunciados y su
1
evaluación
En el capítulo anterior indicamos que los argumentos son conjuntos de enunciados en los
que es posible distinguir premisas y conclusión. También caracterizamos los enunciados
como aquellas oraciones que funcionan como afirmaciones y de los que cabe preguntarse si
son verdaderos o falsos.

En tanto es posible clasificar los enunciados de diversas maneras y según diferentes


criterios, en este capítulo, nos ocupamos de las diferencias que existen entre los distintos
tipos de enunciados que pueden componer argumentos y de especificar las condiciones en
que esos enunciados pueden ser verdaderos o falsos.

Enunciados simples y complejos


Los enunciados pueden ser clasificados de diferentes maneras y de acuerdo a diversos
criterios. Aquí presentaremos algunas clasificaciones que atienden a criterios lógicos y no a
criterios gramaticales. Esto es, atenderemos a aquellas distinciones que contribuyan a
evaluar argumentos.

Para comenzar, podemos distinguir enunciados simples y complejos. Los enunciados simples
son aquellos que no se pueden descomponer en otros enunciados, mientras que los
enunciados complejos constituyen una combinación de enunciados mediante el uso de
expresiones lógicas.

Las siguientes son ejemplos de expresiones lógicas: y, o, pero, si… entonces, siempre y
cuando, no. A las expresiones lógicas que acabamos de consignar también se las llama
conectivas, pues sirven para conectar o combinar enunciados y, de ese modo, dar lugar a
enunciados más complejos.

Veamos los siguientes ejemplos de enunciados simples que, como verán, no contienen
expresiones lógicas:

1. Leibniz inventó el cálculo infinitesimal.

1
Este texto es una adaptación del material producido por la Dra. Natalia Buacar para el programa UBA
XXI.

28
2. Newton inventó el cálculo infinitesimal.
3. El primero en proponer que las órbitas planetarias son elípticas fue Kepler.
4. Plutón es un planeta.

Estos otros ejemplos corresponden a enunciados complejos:

5. Leibniz y Newton inventaron de modo independiente el cálculo infinitesimal.


6. El primero en proponer que las órbitas planetarias son elípticas fue Kepler o Copérnico.
7. Si las órbitas de los planetas son elípticas, Kepler tenía razón.
8. No es cierto que Plutón sea un planeta.
9. Si la órbita de Plutón no interfiere con el resto de los planetas del sistema solar
entonces es un planeta.

Como vemos, en los enunciados 1, 2, 3 y 4 no hay presencia de expresiones lógicas. Estas


expresiones, destacadas en negritas, están presentes en los enunciados 5, 6, 7, 8 y 9. Y, en
ciertos casos, sirven para combinar dos enunciados simples, como en 5 donde y pone en
conjunción dos enunciados: “Leibniz inventó de modo independiente el cálculo infinitesimal”
y “Newton inventó de modo independiente el cálculo infinitesimal”. En otras ocasiones, las
expresiones lógicas combinan enunciados que ya son en sí mismos complejos, por ejemplo,
el enunciado 9 combina con la expresión si… entonces… dos enunciados: “la órbita de
Plutón no interfiere con el resto de los planetas del sistema solar” y “Plutón es un planeta”;
a su vez, el primero de los enunciados combinadas no es simple sino que es compleja, pues
contiene la expresión no. Las expresiones lógicas pueden combinarse para formar
enunciados cada vez más complejos.

¿Cómo podemos decidir si el enunciado 1 es verdadero? Por ejemplo, si tras analizar textos
de historia de la matemática, podemos comprobar que efectivamente fue Leibniz quien
inventó el cálculo infinitesimal. Si, por el contrario, los datos indicasen que no fue él,
diríamos que 1 es falsa. Un análisis similar sería adecuado para los enunciados 2, 3, y 4. La
verdad o falsedad de los enunciados simples se determina exclusivamente atendiendo a su
contenido.

En cuanto a los enunciados complejos 5, 6, 7, 8 y 9 no resulta tan inmediato determinar su


verdad o falsedad. Sin duda, debemos conocer el valor de verdad de los enunciados simples
que en ellos se combinan, pero además es imprescindible comprender el funcionamiento de
las expresiones lógicas encargadas de combinar los enunciados simples. Para ello, en los
siguientes apartados, distinguiremos algunas expresiones lógicas y los diversos tipos de
enunciados a los que dan lugar. En particular, caracterizaremos las conjunciones,
disyunciones inclusivas y exclusivas, negaciones, y condicionales.

Conjunciones
Las conjunciones son un tipo de enunciado complejo. En ellas se afirman conjuntamente dos
o más enunciados llamados conyuntos que se combinan entre sí por alguna expresión tal
como “y”, “,” , “pero”, etc.. Así, por ejemplo, el siguiente enunciado tiene la forma de una
conjunción:

29
1. Las personas que tienen enfermedades respiratorias y las personas que tienen
problemas cardiovasculares presentan mayores riesgos en caso de contagio de COVID‑19.

Analicemos este enunciado. En él se afirma conjuntamente que las personas que tienen
enfermedades respiratorias y las personas que tienen problemas cardiovasculares presentan
mayores riesgos en caso de contagio de COVID‑19.¿En qué condiciones consideraríamos que
este enunciado es verdadero? Cuando los enunciados unidos por la conjunción resulten
ambos verdaderos. En el ejemplo analizado, el enunciado 1 será verdadero si las personas
que tienen enfermedades respiratorias y las personas que tienen problemas
cardiovasculares efectivamente presentan mayores riesgos en caso de contagio de
COVID‑19. Cuando al menos uno de los enunciados combinados por la conjunción es falso,
la conjunción de ambos será falsa.

Es posible generalizar las consideraciones anteriores en la siguiente tabla. Para cualquiera


de los dos enunciados A y B, diremos que la conjunción entre ambas tiene la estructura A y
B, y que un enunciado con esa estructura es verdadero solo en el caso en que tanto A como
B sean verdaderas. En el resto de los casos, será falso.

A B AyB
1 Verdadera Verdadera Verdadera
2 Verdadera Falsa Falsa
3 Falsa Verdadera Falsa
4 Falsa Falsa Falsa

La anterior se denomina Tabla de verdad de la conjunción, pues exhibe el valor que esta
adopta dado el valor de verdad de sus partes componentes agotando todos los casos
posibles.

Cabe destacar que existen diversos modos de expresar conjunciones en el idioma español.
Tal vez, la más usada sea y. Sin embargo, tengamos presente otras expresiones como pero,
sin embargo y aunque, que pueden tener una función similar. Desde cierta perspectiva, se
considera que el carácter adversativo que introducen este tipo de expresiones no interviene
en las condiciones veritativas de los enunciados complejos a las que dan lugar. Por lo tanto,
los enunciados donde aparecen, pueden ser considerados como una conjunción.

Disyunciones inclusivas y exclusivas


Los enunciados disyuntivos o disyunciones combinan dos o más enunciados pero, a
diferencia de lo que ocurre con las conjunciones, aquí no se afirman conjuntamente ambos
enunciados sino algo más débil. Analicemos las disyunciones a partir del siguiente ejemplo:

30
1. El proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo se aprobó en la Cámara de
Diputados o en la Cámara de Senadores.

Lo que el enunciado afirma es que el proyecto se aprobó al menos en una de las dos
Cámaras. Este enunciado no excluye el caso de que el proyecto se apruebe en ambas, pero
tampoco lo afirma. ¿En qué condiciones consideraríamos que este enunciado es verdadero?
Cuando al menos uno de los enunciados unidos por la disyunción resulte verdadero. En el
ejemplo analizado, el enunciado 1 será verdadero si el proyecto se aprueba al menos en una
de ambas cámaras. Cuando ambos enunciados combinados sean falsos, el enunciado
complejo será falso. Estamos ante un tipo de enunciado que se denomina disyunción
inclusiva, ya que se afirma que, al menos, uno de los dos disyuntos es verdadero, sin excluir
la posibilidad que ambos lo sean.

Existen ciertos casos de disyunciones en las cuales se afirma que uno de los disyuntos es el
caso, pero se excluye la posibilidad de que ambos lo sean. Estos enunciados se denominan
disyunciones exclusivas. El siguiente es un ejemplo de este tipo de enunciados:

2. O bien el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo se convirtió en ley o bien


sigue vigente la penalización del aborto.

Este enunciado afirma que uno, y solo uno, de los dos disyuntos es verdadero, excluyendo
la posibilidad de que ambos lo sean. ¿En qué condiciones consideraríamos que este
enunciado es verdadero? Cuando uno, y solo uno, de los enunciados unidos por la
disyunción resulte verdadero. En el ejemplo analizado, el enunciado 2 será verdadero si el
proyecto se convirtió en ley o si sigue vigente la penalización del aborto, siendo ambas
opciones mutuamente excluyentes. Cuando ambos enunciados combinados sean falsos o
cuando ambos sean verdaderos, el enunciado complejo será falso.

Las disyunciones exclusivas acarrean, en cierto sentido, más información que las inclusivas,
pues estas últimas afirman que al menos uno de los enunciados combinados es cierto, pero
no ambos. Usualmente, el carácter exclusivo o inclusivo de una disyunción está indicado por
el sentido de lo que se afirma, por el contexto de emisión o por el uso de ciertas
expresiones, tales como o, en el caso de la disyunción inclusiva, o bien…, o bien…, para la
exclusiva.

Las siguientes son ejemplos de enunciados que involucran una disyunción inclusiva:

3. Los argumentos a favor de la legalización del aborto se basan en negar el carácter de


persona al feto o en destacar la importancia del derecho de la madre sobre su propio
cuerpo.
4. El aborto se legalizó en Argentina o en Brasil.
5. Stephen Hawking era inteligente o creativo.

31
En cambio, los siguientes son enunciados que involucran una disyunción exclusiva:

6. O bien el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo es aprobado en la


Cámara de Senadores o bien es rechazado.
7. Dos es un número par o impar.
8. Stephen Hawking está vivo o muerto.

En las siguientes tablas de verdad, se presentan esquemáticamente las condiciones de


verdad de las disyunciones inclusivas. Para cualquiera de las dos enunciados A y B, diremos
que la disyunción inclusiva, en general de la forma A o B, es verdadera si, al menos, uno
de los disyuntos es verdadero o si ambos lo son.

A B AoB
1 Verdadera Verdadera Verdadera
2 Verdadera Falsa Verdadera
3 Falsa Verdadera Verdadera
4 Falsa Falsa Falsa

Por su parte, diremos que una disyunción exclusiva, usualmente del tipo o bien A o bien B,
es verdadera cuando uno (y solo uno) de los disyuntos es verdadero. La siguiente es la
tabla de verdad de este tipo de disyunción.

A B O bien A o bien B
1 Verdadera Verdadera Falsa
2 Verdadera Falsa Verdadera
3 Falsa Verdadera Verdadera
4 Falsa Falsa Falsa

Tal como puede observarse al comparar ambas tabla, la diferencia entre la disyunción
inclusiva y la exclusiva radica en el caso en que ambos disyuntos son verdaderos (línea 1).
En el resto de los casos, ambas se comportan del mismo modo. Como señalamos antes, en
un enunciado disyuntivo, el carácter exclusivo de una disyunción puede estar indicado por el
uso de la expresión o bien… o bien… y el inclusivo, por el empleo de o. Cuando no haya
indicaciones explícitas, podemos dirimir la cuestión preguntándonos cómo juzgaríamos el
enunciado complejo en el caso en que ambos disyuntos resulten ser verdaderos. Si lo más
razonable es considerar falso al enunciado complejo, la disyunción involucrada es exclusiva,
si, por el contrario, fuera más adecuado juzgarla como verdadera, se trata de una
disyunción inclusiva.

32
Condicionales
Los enunciados condicionales se expresan mediante la cláusula si… entonces… o si…, …
(también puede aparecer una coma en vez de entonces). Veamos un ejemplo:

1. Si un tsunami azota Buenos Aires, la ciudad se inunda.

Consideremos el enunciado 1. ¿Afirma que un tsunami ha azotado Buenos Aires? ¿Se afirma
en 1 que Buenos Aires se ha inundado? No. Este enunciado no afirma ni se compromete con
el hecho de que un tsunami azote la ciudad de Buenos Aires, ni tampoco con que esta se
haya inundado o se inundará. Simplemente resalta que existe un vínculo entre la eventual
ocurrencia de un tsunami y una eventual inundación, y que dicho vínculo es tal que si se
concediera lo primero, entonces habría que conceder también lo segundo. En otras palabras,
basta que ocurra un tsunami para que Buenos Aires se inunde.

Los enunciados condicionales combinan dos enunciados, pero a diferencia de lo que ocurre
con la conjunción, en las que se afirman conjuntamente cada uno de los componentes, los
enunciados condicionales solo afirman que existe una relación entre los enunciados que
combina. Se afirma que uno de esos enunciados funciona como condición del otro.

Para el análisis de los enunciados condicionales, utilizaremos un recurso formal, el símbolo


“→”, para facilitar la especificación de sus condiciones de verdad. Traduciremos los
enunciados condicionales del tipo Si A entonces B a expresiones de la forma:

A→B

Llamaremos antecedente a aquella parte del enunciado esquematizado que figura antes del
símbolo “→” (en este caso representado por A), y a la parte que sigue a la flecha (B en
nuestro esquema) lo llamaremos consecuente. En resumen:

Antecedente → Consecuente

De esta manera, podemos esquematizar el enunciado 1 del siguiente modo:

Un tsunami azota Buenos Aires → Buenos Aires se inunda

Los enunciados condicionales no siempre se formulan en el lenguaje común con el


antecedente al comienzo y el consecuente después, sin embargo, respetaremos este orden
al analizarlos y reconstruirlos. En el caso de enunciados como 1, es posible reconocer el

33
antecedente porque está precedido por la cláusula si. Esto último ocurre también en el
siguiente ejemplo, aunque se haya alterado el orden de los enunciados componentes:

1’. Buenos Aires se inunda si un tsunami azota la ciudad.

Aunque enunciados en orden distinto, antecedente y consecuente son los mismos que los
del enunciado 1, y nuevamente la cláusula si precede al antecedente. Ambos enunciados, 1
y 1’, dicen lo mismo. Por esta razón, el enunciado 1’ puede ser reconstruida del mismo
modo:

Un tsunami azota Buenos Aires → Buenos Aires se inunda.

Se nos presenta el siguiente interrogante: ¿en qué condiciones diríamos que es verdadero el
enunciado 1 (y sus formulaciones equivalentes) y cuándo que es falso? Será falso en el caso
en que sea verdadero que un tsunami azota Buenos Aires (el antecedente), pero falso que
la ciudad inunde (el consecuente). Precisamente el enunciado afirmaba que era suficiente
que se produjera un tsunami para que la ciudad se inundara. Los enunciados condicionales
con antecedente verdadero y consecuente falsos son siempre falsos. En el resto de los
casos, son verdaderos. Esto último requiere de algunas aclaraciones adicionales.

La correcta identificación del antecedente y del consecuente será crucial a la hora de evaluar
las condiciones de verdad de los enunciados condicionales. Los casos en que el enunciado
condicional resulta verdadero son tres:

● aquel en que antecedente y consecuente son verdaderos. Es el caso en que es


verdadero que ocurre un tsunami y también que la ciudad se inunda. Todo enunciado
condicional con antecedente verdadero y consecuente verdadero, es verdadero.
● aquel en que el antecedente es falso y el consecuente verdadero. En nuestro
ejemplo, es falso que ocurre un tsunami, mientras que es verdadero que la ciudad de
Buenos Aires se inunda. En este caso el condicional resulta verdadero porque se
mantiene la relación condicional que se afirma en todas las formulaciones del
enunciado 1 (que la ocurrencia de un tsunami es condición suficiente para que la
ciudad se inunde). La no ocurrencia del tsunami no compromete la verdad del
enunciado que relaciona de modo condicional o hipotético los tsunamis con la
inundación de la ciudad. Concluimos, entonces, que todo enunciado condicional con
antecedente falso y consecuente verdadero, es verdadero.
● aquel en que antecedente y consecuente son falsos. Razones similares al planteo
anterior nos conducen a considerar el enunciado condicional 1 y sus variantes como
verdadero en esta situación. La falsedad de los enunciados que se combinan, no
vuelve falsa la afirmación que los relaciona de manera condicional o hipotética. De
este modo, concluimos que todo enunciado condicional con antecedente falso y
consecuente falso, es verdadero.

34
La siguiente tablas de verdad sintetiza las condiciones de verdad de los enunciados
condicionales de la forma A → B, para cualquier dos enunciados A y B:

A B A→B
1 Verdadera Verdadera Verdadera
2 Verdadera Falsa Falsa
3 Falsa Verdadera Verdadera
4 Falsa Falsa Verdadera

Negaciones
Las negaciones comprometen un único enunciado, sea este simple o complejo. A diferencia
de los enunciados complejos analizados hasta aquí (conjunciones, disyunciones,
condicionales) al negar un enunciado, la negación no combina ese enunciado con otro. En
las negaciones, simplemente se dice que no es el caso que ocurra algo. El idioma español
cuenta con innumerables modos de expresar negaciones: es falso que, no, no es cierto que,
nadie; utilizando la partícula des- o in-, entre otros. Un ejemplo es el siguiente enunciado:

1. Marte está deshabitado.

O sus equivalentes:

1’. No es cierto que Marte esté habitado.


1’’. Marte no está habitado.
1’’’. Es falso que Marte esté habitado.

Puede observarse que el valor de verdad de la negación depende del valor de verdad del
enunciado que está siendo negado; en este caso:

2. Marte está habitado.

De modo que si 2 fuese verdadera (si, efectivamente, Marte está habitado), su negación (en
cualquiera de sus formulaciones 1, 1’, 1’’ o 1’’’) resultará falsa, y a la inversa.

Es posible esquematizar el ejemplo anterior en una tabla. En este caso, las opciones por
considerar son únicamente dos, pues en una negación hay un único enunciado involucrado.
Para cualquier enunciado –llamémoslo A–, diremos que su negación No A es verdadera, si A
es falso. Y en forma inversa, si A fuera verdadero, su negación será falsa.

A No A
1 Verdadero Falsa
2 Falsa Verdadera

35
Contingencias, tautologías y contradicciones
Hemos realizado una distinción entre tipos de enunciados atendiendo a su forma y a sus
condiciones de verdad. Hemos identificado enunciados simples y complejas y, dentro de los
complejos: conjunciones, disyunciones, condicionales, y negaciones.

Expondremos aquí una nueva distinción que clasifica los enunciados en: contingencias,
tautologías y contradicciones.

Vimos a lo largo de este texto que podemos establecer las condiciones de verdad de un
enunciado atendiendo a su forma, dada esta última por las expresiones lógicas que
aparecen en él. Esto nos permite identificar en qué condiciones un enunciado es verdadero y
en cuáles, falso. Y conocer las condiciones de verdad de un enunciado resulta de gran ayuda
a la hora de decidir cuál es, efectivamente, el valor de verdad de un enunciado dado. Así,
supongamos que afirmamos que:

1. A Facundo le gusta el fútbol o el taekwondo.

Se trata de una disyunción y conocer sus condiciones de verdad nos permite saber que el
enunciado será verdadero en caso de que al menos uno de sus componentes sea verdadero.
Sin embargo, conocer sus condiciones de verdad no resulta suficiente para determinar si el
enunciado 1 es verdadero o falso. La verdad o falsedad del enunciado 1 dependerá de
cuáles sean las preferencias de Facundo, es decir, del valor de verdad de los enunciados
simples combinados por la disyunción. El enunciado 1 es una contingencia.

Por el contrario, hay enunciados cuyo valor de verdad sí queda determinado por su forma y
resulta independiente de su contenido. Esta es el caso de las tautologías y de las
contradicciones.

Tautologías
Atendamos al siguiente enunciado:

2. Facundo vendrá o no vendrá.

Se trata de un enunciado que tiene la forma de una disyunción exclusiva. Recordemos las
condiciones de verdad de este tipo de enunciados: es verdadero cuando uno (y solo uno) de
los disyuntos es verdadero y es falso en los otros dos casos (cuando ambos son falsos o
ambos son verdaderos). Ahora bien, ¿podría suceder que ambos disyuntos fueran falsos?
Para ello las dos enunciados siguientes deberían ser simultáneamente falsos:

3. Facundo vendrá.

4. Facundo no vendrá.

36
Y eso es imposible. Alguna de esas opciones ha de ser cierta. Del mismo modo, tampoco
podría ocurrir que ambas enunciados 3 y 4 resulten ser simultáneamente verdaderos. En
conclusión, teniendo en cuenta esto y las condiciones de verdad del enunciado disyuntivo 2,
podemos afirmar que se trata de un enunciado verdadero en toda circunstancia posible. Sea
quien sea Facundo, sean cuales sean sus planes, podemos afirmar la verdad dicho
enunciado.

A este tipo de enunciados se los denomina tautologías: son verdaderos en cualquier


circunstancia, son necesariamente verdaderos. Y lo son en virtud de su estructura o forma,
la cual resulta determinada por las expresiones lógicas involucradas (en este caso, o y no).
Más aún, cualquier enunciado de la forma siguiente será́ necesariamente verdadero:

A o no A

siendo A cualquier enunciado. Desde ya, hay otras formas que dan lugar a tautologías, por
ejemplo:

Si A entonces A

Contradicciones
De modo semejante, hay enunciados que son falsos en toda situación posible; son falsos en
virtud de su forma. Por ejemplo:

5. Llueve y no llueve

Este enunciado es falso en cualquier circunstancia: no importa cuándo ni dónde lo


formulemos, no importa cuál sea el pronóstico meteorológico; el enunciado es falso. Este
tipo de enunciados son denominadas contradicciones.

Cabe aclarar que todos las enunciados de la forma siguiente son contradicciones:

A y no A

Aunque esto no agota el repertorio de las contradicciones. Por ejemplo, el enunciado


siguiente es una contradicción aunque no responde a la forma anterior:

6. No es cierto que Facundo vaya a venir o no vaya a venir.

Si ahora nos detenemos a analizar este enunciado, que es una contradicción porque consiste
precisamente en la negación de un enunciado tautológico. Es decir, es falso en toda
situación posible porque niega un enunciado que es verdadero en toda situación posible.

Contingencias
Retomemos el enunciado 1:

1. A Facundo le gusta el fútbol o el taekwondo.

37
A diferencia de lo que ocurre con las tautologías y las contradicciones, no resulta suficiente
para determinar si el enunciado 1 es verdadero o falso atender a su forma. La verdad o
falsedad del enunciado 1 dependerá de cuáles sean las preferencias de Facundo, es decir,
del valor de verdad de los enunciados simples combinados por la disyunción. Podría
pensarse que para determinar el valor de verdad de las contingencias “la última palabra la
tiene el mundo”.

Enunciados como 1 se denominan contingentes ya que puede resultar ser verdadero o falso
según sea el caso. Los enunciados contingentes son, entonces, aquellos que pueden resultar
verdaderos o falsos según se dé o no el estado de cosas afirmado en ellas. A diferencia de
las tautologías y las contradicciones, las contingencias no son necesariamente verdaderas ni
necesariamente falsas.

Todos los enunciados presentados como ejemplos hasta aquí en este capítulo son
contingencias, como también lo son los siguientes enunciados:

● Hoy es viernes.
● Hace calor.
● Federico es inteligente y simpático.
● Federico llegó temprano al colegio.
● Buenos Aires es la capital de la Argentina y Montevideo, la de Uruguay.
● Viedma es la capital de Argentina.
● Argentina limita con Chile.
● Argentina no es una colonia española.
● La mayoría de los porteños viajan en subte.
● Los gatos tienen bigotes.
● Los gatos no tienen bigotes.
● Si un tiburón se acerca, las personas se asustan.
● Si un tiburón se acerca, las personas se alegran.
● El oro es valioso en América o en Europa.
● Si se mezcla amarillo y azul, se obtiene verde.

Efectivamente, podemos identificar algunos de los enunciados anteriores como verdaderos o


falsos, y tener buenas razones para ello. Incluso algunos de estos enunciados pueden
parecer verdades o falsedades incuestionables. Sin embargo, su verdad o falsedad no
resulta necesaria en función de la estructura del enunciado, sino que depende de su
contenido. Si la realidad fuera otra, otro podría ser su valor de verdad.

A lo largo de este capítulo presentamos tres clasificaciones de los enunciados. Estas


resultarán relevantes en relación con temas que serán abordados en próximos capítulos. En
particular, resultan cruciales para distinguir entre diferentes tipos de argumentos y
evaluarlos. Nos ocuparemos de ello en los dos capítulos siguientes.

38
III-Los argumentos
deductivos y su
1
evaluación
Como señalamos en el Material de lectura I “La argumentación”, puede formularse una
distinción entre argumentos deductivos y argumentos inductivos. En este capítulo
estudiaremos los argumentos deductivos, esto es, aquellos argumentos en los que las
premisas ofrecen razones concluyentes a favor de la conclusión. La noción central a la hora
de evaluar este tipo de argumentos es la de validez. Tal como veremos, esta puede ser
entendida como preservación necesaria de verdad de premisas a conclusión y está
estrechamente vinculada con la forma o estructura de los argumentos.

Argumentos deductivos

Lo que distingue a los argumentos deductivos es que su conclusión queda establecida


concluyentemente a partir de las premisas, razón por la cual tienen la propiedad de ser
válidos. Que un argumento sea válido significa que la conclusión se sigue necesariamente
de las premisas; de modo que si las premisas son verdaderas, la conclusión también lo es
necesariamente. O de modo equivalente: en el caso de los argumentos válidos resulta
imposible que las premisas sean verdaderas y que la conclusión sea falsa.

Consideremos el siguiente ejemplo:

1. Argentina limita con Chile y con Uruguay, por lo tanto, Argentina limita con Chile.

Se trata de un argumento válido pues ofrece razones concluyentes (“Argentina limita con
Chile y con Uruguay”) para la conclusión (“Argentina limita con Chile”). Ahora bien, que la
premisa ofrecida permita establecer concluyentemente la conclusión no depende de que la
premisa sea efectivamente verdadera, sino de que si fuera verdadera, la conclusión también
debería serlo. Por lo tanto, no se podría aceptar la premisa y rechazar la conclusión sin caer
en contradicción. Para enfatizar esta idea consideremos los siguientes enunciados, que
resultan de modificar el ejemplo anterior:

2. Argentina limita con Chile y con Ecuador, por lo tanto, Argentina limita con Chile.

1
Este texto es una adaptación del material producido por la Dra. Natalia Buacar para el programa UBA
XXI.

39
3. Argentina limita con Perú y con Ecuador, por lo tanto, Argentina limita con Perú.

A diferencia de lo que ocurría con el ejemplo 1, en estos ejemplos las premisas no son
verdaderas2. Más aún, si bien el ejemplo 2 tiene conclusión verdadera, en el caso de 3 la
conclusión es falsa. Sin embargo, estos ejemplos mantienen la misma propiedad que el
argumento 1: que si las premisas fueran verdaderas, la conclusión también lo sería
necesariamente. En otras palabras, resulta imposible que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa.

Estos ejemplos ponen de relieve que la validez de los argumentos deductivos está asociada
con su forma o estructura. Los argumentos anteriores pueden esquematizarse del siguiente
modo:

A y B, por lo tanto A

Siendo A y B enunciados cualesquiera. O de modo más gráfico aún:

AyB
A

Podemos poner en el lugar de “A” y de “B” los enunciados que se nos ocurran. “A” puede ser
“Argentina limita con Chile” y “B”, “Argentina limita con Uruguay”, como en el ejemplo
anterior, y tratarse entonces de enunciados verdaderos. Pero también podrían ser “Argentina
limita con Ecuador” y “Argentina limita con Perú”, ambos falsos. Más aún, A podría ser “Dos
más dos es igual a mil” y “Tres más tres es igual a dos mil”, de modo que un argumento con
esa estructura resultaría:

4. Dos más dos es igual a mil y tres más tres es igual a dos mil, por lo tanto, dos más
dos es igual a mil.

En el ejemplo anterior, la premisa y la conclusión son evidentemente falsas, sin embargo el


argumento es válido. Si fuera verdadero que dos más dos es igual a mil y tres más tres es
igual a dos mil, podríamos inferir concluyentemente que dos más dos es igual a mil. Es la
estructura de este argumento lo que garantiza la transmisión de verdad de premisas a
conclusión.

Vimos entonces que modificar los enunciados que aparecen en el lugar de “A” y de “B” no
introduce cambios sobre el carácter deductivo y válido del argumento, en cualquiera de esos
casos, las premisas siguen ofreciendo apoyo absoluto a la conclusión.3

2
Recordemos que para que una conjunción sea verdadera, ambos conyuntos deben ser verdaderos.
3
Adviértase que, dada la conjunción A y B, también se infiere deductivamente B. Dada una
conjunción, si ella fuera verdadera, sabemos, a la luz de lo dicho en el capítulo anterior, que
cada uno de los conyuntos es verdadero.

40
Volvamos al ejemplo original, el número (1) ¿Qué ocurriría si reemplazáramos la “y” por una
“o”? El argumento resultante sería:

5. Argentina limita con Chile o con Uruguay, por lo tanto, Argentina limita con Chile.

En este nuevo argumento la premisa no logra establecer la conclusión de modo concluyente


y, por lo tanto, no es válido. Podría ser cierto que Argentina limita con Chile o con Uruguay,
y que, sin embargo, no lo fuera que Argentina limita con Chile. Recordemos que, como
vimos en el capítulo anterior, para que una disyunción sea verdadera basta que uno de los
disyuntos lo sea (no hay garantía alguna de que los dos lo sean). La modificación que
hemos introducido no es menor pues hemos alterado la estructura del argumento que ahora
es la siguiente:

AoB
A

A la hora de identificar la estructura de un argumento resulta crucial, en primer lugar,


identificar premisas y conclusión, en segundo lugar, atender a las expresiones lógica que
estudiamos en el capítulo anterior: “no”, “si… entonces”, “y”, “o”, etcétera. Cuando estamos
en presencia de varias de estas expresiones en una misma oración, debemos procurar
determinar cuál es el alcance de cada una de ellas.

Analicemos los siguientes argumentos deductivos identificando sus formas:

ARGUMENTO FORMA o ESTRUCTURA

6. Si la inflación crece entonces se A→B


deteriora el salario. Crece la A
inflación. Por lo tanto, se B
Siendo:
deteriora el salario. A=Crece la inflación
B=Se deteriora el salario

7. Si la inflación crece entonces se A→B


deteriora el salario. No se No B
deteriora el salario. Por lo tanto, No A
A=Crece la inflación
no crece la inflación. B=Se deteriora el salario

8. Si la inflación crece y no hay (A y no C) → B


regulación de precios entonces A y no C
se deteriora el salario. Crece la B
Siendo:
inflación y no hay regulación de A=Crece la inflación
B=Se deteriora el salario

41
precios. Por lo tanto, se deteriora C=Hay regulación de precios.
el salario.

Dado que la validez de un argumento depende de su forma, una vez que determinamos que
una forma es válida, sabremos también que cualquier argumento particular del lenguaje
común (en nuestro caso el castellano) que tenga esa forma, será válido.

La validez de un argumento garantiza que si las premisas son verdaderas, la conclusión


también lo será, pero no garantiza que sus premisas sean efectivamente verdaderas. Un
argumento válido, que a su vez tiene todas sus premisas verdaderas, es un argumento
sólido.

Según lo estudiado en el capítulo anterior, bajo el análisis propuesto, los enunciados pueden
ser verdaderos o falsos. Por lo tanto, hay solo cuatro opciones para cualquier argumento:

Opción 1: que las premisas y la conclusión sean todas verdaderas;


Opción 2: que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa.
Opción 3: que las premisas sean falsas y la conclusión verdadera;
Opción 4: que tanto las premisas como la conclusión sean falsas;

Cabe aclarar que cuando hablamos de “las premisas” nos referimos al conjunto de todas
ellas. Consideramos que el conjunto de las premisas es verdadero cuando todas las
premisas lo son. Por el contrario, basta que un elemento del conjunto de premisas sea falso
para que “las premisas” sean falsas. La razón de ello radica en que el “conjunto de las
premisas” puede pensarse como afirmando conjuntamente cada una de ellas, más
precisamente como afirmando su conjunción. Como ya sabemos, las conjunciones son tales
que para que sean verdaderas, todos los componentes combinados han de ser verdaderos;
mientras que basta que uno de esos componentes sea falso para que la conjunción de todos
ellos lo sea.

La validez de un argumento excluye la opción (2), esto es: no hay argumentos válidos que
combinen premisas verdaderas y conclusión falsa. Pero sí se pueden dar las otras tres
opciones con argumentos válidos4. Por su parte, la solidez de un argumento deductivo
excluye además las opciones (3) y (4), esto es: los argumentos sólidos son válidos y,
además, tienen premisas y conclusión verdadera.

4
Cabe hacer una aclaración. Existen argumentos válidos que excluyen alguna otra opción. Sin
embargo, esa opción no queda excluida por su condición de válidos sino por las condiciones de verdad
específicas de las expresiones lógicas involucradas. A modo de ejemplo, un argumento de la forma: A
y no A, por lo tanto B tiene una forma válida, razón por la cual la primera opción queda excluida, pero,
además, por las condiciones de verdad de las expresiones involucradas, también queda excluida la
opción 1. Dado que nuestro propósito es clarificar la noción de validez, podemos prescindir de estas
consideraciones.

42
Argumentos inválidos

Hemos caracterizado a los argumentos deductivos como aquellos argumentos cuya


conclusión queda establecida de modo concluyente a partir de sus premisas. Sabemos que
los argumentos deductivos son válidos, preservan necesariamente verdad de premisas a
conclusión, esto es, resulta imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión
falsa.

Los argumentos inválidos son los que no tienen esta propiedad, es decir, es posible que las
premisas sean verdaderas y la conclusión falsa. Su forma no excluye esa posibilidad.

Contrariamente a ciertas intuiciones, un argumento con premisas y conclusión verdaderas


puede resultar inválido. Un ejemplo de ello es el siguiente argumento:

9. Dos más dos es igual a cuatro. Por lo tanto, la Tierra está en movimiento.

En este ejemplo resulta evidente que si bien la premisa y la conclusión son verdaderas, el
argumento es inválido. La verdad de la conclusión no se apoya en la verdad de las premisas.
Otro ejemplo, ya no tan obvio, es el siguiente:

10. David Hilbert contribuyó al desarrollo de las matemáticas. En consecuencia, David


Hilbert se graduó de la universidad con honores.

Si bien las premisas y la conclusión de estos argumentos son verdaderas, podemos imaginar
también una situación en que las premisas fueran verdaderas y la conclusión falsa. Por
ejemplo, si supiéramos que Hilbert contribuyó al desarrollo de las matemáticas, pero no se
hubiera graduado con honores de la universidad. Sin duda, es un escenario concebible. Más
aún, Hilbert podría no haberse graduado siquiera. Este fue efectivamente el caso de
Srinivāsa Aiyangār Rāmānujan, matemático autodidacta indio que, con una mínima
educación académica en matemáticas puras, hizo contribuciones extraordinarias en diversas
áreas de la matemática.

Si prestamos atención a la forma de estos argumentos, podemos observar que carecen de


expresiones lógicas. De modo que su estructura podría ser capturada del siguiente modo:

A
B

43
Donde, en el ejemplo (9) A está en el lugar de “Dos más dos es igual a cuatro” y B en el de
“La Tierra está en movimiento”. Y, en el ejemplo (10) “David Hilbert contribuyó al desarrollo
de las matemáticas” está en el lugar de A y “David Hilbert se graduó de la universidad con
honores” en el de B. En esta estructura no hay nada que garantice que la verdad de la
conclusión se desprende necesariamente de la verdad de las premisas. Esta forma es
inválida y lo será también cualquier argumento particular que tenga esta forma.

Por tratarse de una forma inválida es posible construir para ella contraejemplos. Un
contraejemplo de una forma o esquema de argumento es un ejemplo de argumento
particular de esa forma formulado en el lenguaje común en el que sus premisas son
verdaderas y su conclusión falsa. Para ilustrarlo, consideremos el siguiente argumento:

11. Dos más dos es igual a cuatro, por lo tanto, cuatro es número impar.

Este argumento responde a la forma “A por lo tanto B” y constituye un contraejemplo de


esa forma, pues su premisa es verdadera y su conclusión falsa.

En resumen, en los argumentos inválidos la conclusión no se infiere con necesidad de las


premisas, de modo tal que aun cuando estas fueran verdaderas su forma no garantiza que
la conclusión también lo sea. Razón por la cual las formas inválidas admiten, en principio,
contraejemplos. Adviértase entonces que la posibilidad de construir contraejemplos de
ciertas formas o esquemas de argumento nos indica que esa forma no garantiza la
preservación de verdad, que no es una forma válida.

Por último, consideremos el siguiente ejemplo:

12. Si Gregorio Klimovsky nació en Buenos Aires, es argentino. Gregorio Klimovsky es


argentino. Por consiguiente, nació en Buenos Aires.

En este caso, tanto las premisas como la conclusión son verdaderas. Gregorio Klimovsky fue
uno de los filósofos de la ciencia argentinos más importantes y se jactaba de haber nacido a
dos cuadras del Obelisco. Y efectivamente, sabemos que quienes nacen en Buenos Aires son
argentinos. Ahora bien, este argumento es inválido, tiene una forma tal que no garantiza la
verdad de la conclusión dada la verdad de las premisas:

Si A entonces B
B
A

Siendo A “Gregorio Klimovsky nació en Buenos Aires” y B “Gregorio Klimovsky es


argentino”. Esta estructura o forma de argumento ha sido identificada con el nombre de
Falacia de afirmación del consecuente. Es una “falacia” por tratarse de un argumento que, a
pesar de ser inválido, a primera vista parece ser válido. Y ha recibido un nombre propio a
pesar de tratarse de un argumento inválido, precisamente por ser fuente usual de errores al
evaluar argumentos e inferir. El mismo nombre reciben también las instancias de esta

44
forma, los argumentos del lenguaje común (en donde A y B son reemplazados por
enunciados del castellano) en los que podemos reconocer dicha forma. Por tratarse de una
forma inválida es posible construir para ella contraejemplos. Para ilustrarlo, consideremos el
siguiente argumento:

13. Si Gregorio Klimovsky nació en Córdoba entonces es argentino, y Gregorio Klimovsky


es argentino; por lo tanto podemos concluir que nació en Córdoba.

Como podemos observar este argumento también tiene la forma de la Falacia de afirmación
del consecuente y es tal que ambas premisas son verdaderas, mientras que la conclusión es
falsa. Este argumento funciona entonces como contraejemplo del esquema o forma de
argumento denominada Falacia de afirmación del consecuente.

Otra forma de argumento que da lugar a argumentos que parecen válidos pero que no lo
son es la Falacia de negación del antecedente:
Si A entonces B
No A
No B
Se trata de otra forma de argumento inválida, como tal, no preserva verdad de premisas a
conclusión y admite contraejemplos. Dejamos a nuestra lectora la tarea de formular alguno.

En conclusión, la validez o invalidez de un argumento depende de su forma. Esto implica


que podemos determinar si un argumento es válido aun cuando no podamos determinar
qué valor de verdad tienen efectivamente los enunciados involucrados. ¿Cómo determinar si
un argumento particular es o no válido? En algunos casos, nos bastará con identificar que la
forma del argumento corresponde a una forma que sabemos de antemano que es válida. En
aquellos casos en que no sepamos si la forma del argumento es o no válida, disponemos de
un modo de dirimir la cuestión. Todo lo que hemos de hacer es repetir la estrategia que
empleamos al evaluar cada uno de los ejemplos de argumentos anteriores, esto es,
preguntarnos qué ocurriría con la conclusión del argumento en caso de que todas las
premisas fueran verdaderas. Si, de suponer que las premisas son verdaderas, la conclusión
no puede sino ser verdadera (es imposible que sea falsa), el argumento es válido. Por el
contrario, si resulta concebible que las premisas sean verdaderas y la conclusión no, es
inválido. Recordemos que de lo que se trata es de determinar si las premisas ofrecen o no
razones suficientes para establecer de modo concluyente la conclusión.

Por último, a la luz de lo anterior, una manera de criticar un argumento es mostrar que es
inválido. Para ello basta identificar su estructura y encontrar para ella un contraejemplo. O,
al menos, explicar cómo puede darse el caso de que las premisas del argumento en cuestión
sean verdaderas y la conclusión falsa. Por otra parte, también los argumentos deductivos
pueden ser sometidos a crítica, es posible poner en cuestión su solidez cuestionando que las
premisas sean verdaderas. La Lógica nos ayuda con la primera cuestión, pero no con la
segunda, en ese caso, la verdad o plausibilidad de las premisas dependerá del tema que
tratan y del criterio de verdad que se adopte.

45
Reglas de inferencia
Dijimos que una manera de determinar que una forma o estructura de argumento es
inválida era encontrar un contraejemplo. Ahora bien, ¿cómo asegurarnos de que es válida?

Una primera respuesta es que si no encontramos contraejemplos estaremos bien


encaminados. Pero supongamos que tenemos una estructura y no encontramos
contraejemplos por mucho que nos esforcemos, ¿nos asegura eso que el argumento es
válido? En verdad no, pues el hecho de no haber dado con un contraejemplo puede deberse
a falta de imaginación o de conocimientos de nuestra parte; después de todo, no es tan
sencillo idear contraejemplos. Una vez hallado el contraejemplo, podemos estar seguros de
la invalidez de una forma de argumento, pero no hallarlos nada dice sobre su validez.

La Lógica es también la disciplina encargada de hallar modos para probar la validez de los
argumentos estudiando su forma o estructura.5 Un modo de hacer esto es aplicando lo
estudiado en el Material de lectura II: “Los enunciados y su evaluación”, es decir,
considerando las condiciones de verdad de los enunciados incluidos como premisas y las
condiciones de verdad de la conclusión, para determinar si la verdad de las primeras
garantiza o no la verdad de la segunda. Esta fue nuestra estrategia al considerar los
ejemplos de argumentos citados en los apartados anteriores.
También existen ciertas formas de argumento válidas. Si las reconocemos nos aseguramos
de estar frente a un argumento válido.

Por ejemplo:

-Si se incrementa la temperatura de los océanos, se acelera el derretimiento de glaciares


-Se incrementa la temperatura de los océanos

podemos inferir que:

-Se acelera el derretimiento de glaciares

Dado que el argumento que resulta de agregar esa conclusión a la información antes
provista tiene la forma de un argumento válido conocido bajo el nombre de Modus Ponens.

Hay otras formas de razonamiento válidas, es decir, hay otras reglas de inferencia de las
cuales valernos para construir deducciones. Más aún, la lista de posibles reglas es infinita.
Sin embargo, hay algunas reglas que son sencillas y de uso frecuente, entre ellas:

5
Por esa razón la lógica estudia las formas de los argumentos y, por esa razón también, el tipo de
abordaje que privilegia es un abordaje formal. La lógica deductiva desarrolla lenguajes (y sistemas)
formales para analizar argumentos; y para poder testearlos, se desprende así del contenido y se
centra en aquello que es crucial en los argumentos deductivos: su forma.

46
1. Modus Ponens
2. Modus Tollens
3. Silogismo hipotético
4. Simplificación
5. Adjunción
6. Silogismo disyuntivo
7. Instanciación del universal

1. Modus Ponens:

Si A entonces B
A
B

Básicamente, dado un enunciado condicional y su antecedente, esta regla nos autoriza a


obtener como conclusión su consecuente. Así, si asumimos el enunciado condicional:

• Si Matilde gana la lotería, será millonaria.

El Modus Ponens garantiza que si constatamos que Matilde ganó la lotería, podemos inferir
que Matilde será millonaria. Obviamente, no nos autoriza a inferir nada en caso de que no la
gane.

Esta regla resulta acorde al significado que le hemos atribuido al condicional al considerar
sus condiciones de verdad. Vimos en el material de lectura II “Los enunciados y su
evaluación” que los enunciados condicionales son falsos solo en el caso que el antecedente
es verdadero y el consecuente es falso. De modo que si sabemos que el condicional es
verdadero (así podría leerse la afirmación de la primera premisa de la regla), sabemos que
no puede pasar que su antecedente A sea verdadero y su consecuente B falso. Ahora bien,
la segunda premisa puede entenderse como afirmando la verdad del antecedente A. De ello
resulta entonces que el consecuente B, debe ser verdadero también.

2. Modus Tollens:

Si A entonces B
No B
No A

Supongamos que nos enteramos ahora de que Matilde no es millonaria. Si sabemos


nuevamente que “Si Matilde gana la lotería, será millonaria", podemos inferir entonces que
no ha ganado la lotería (pues sabíamos que era suficiente que la ganase para que fuera
millonaria); hemos aplicado en este caso la regla del Modus Tollens.

Esta regla también resulta plausible a la luz de las condiciones de verdad de los enunciados
condicionales. Nuevamente, si sabemos que el condicional es verdadero (nótese que la

47
primera premisa de esta regla es igual a la del Modus Ponens), sabemos que no puede
pasar que su antecedente sea verdadero y su consecuente falso. Ahora bien, la segunda
premisa puede entenderse como negando la verdad del consecuente (no B). De ello resulta
entonces que el antecedente A, debe ser falso también (no A).

3. Silogismo hipotético:

Si A entonces B
Si B entonces C
Si A entonces C

Esta regla sirve para concatenar enunciados condicionales, nos permite concluir un
condicional sobre la base de otros dos condicionales tales que el consecuente del primero es
el antecedente del segundo. El condicional de la conclusión lleva el antecedente del primer
condicional y el consecuente del segundo. Así, por ejemplo, ante la información de que si
Miranda viaja, visitará Portugal, y que si va a Portugal, comprará un sombrero, bien
podemos concluir que si Miranda viaja, ella comprará un sombrero.

Aquí también estamos frente a una regla que se ajusta a las condiciones de verdad de los
enunciados condicionales.

4. Simplificación:

AyB
A

Se trata de una regla sencilla. Indica que si sabemos, por ejemplo, que llueve y truena, sin
duda podremos inferir legítimamente que llueve. O también que truena, por ello debajo de
la línea podría estar B en el lugar de A.

Si atendemos a las condiciones de verdad de la conjunción veremos que esta regla resulta
adecuada. Si entendemos la afirmación de una conjunción como la afirmación de su verdad,
podemos inferir que ambos conyuntos son verdaderos. Pues, como vimos en el material de
lectura anterior, las conjunciones son verdaderas únicamente cuando ambos conyuntos lo
son.

5. Adjunción:

A
B
AyB

También es sencilla la regla de adjunción que nos permite introducir conjunciones.


Retomando el mismo ejemplo, si sabemos que llueve y nos enteramos de que truena,
podremos afirmar “Llueve y truena”.

48
Nuevamente, esta regla rescata las condiciones de verdad de la conjunción. Si sabemos que
dos oraciones son verdaderas, podemos estar seguros de que su conjunción también lo es.

6. Silogismo disyuntivo:

AoB
No A
B

Esta regla tiene dos premisas, una disyunción y la negación de uno de los disyuntos, a partir
de eso concluye el otro disyunto. Así, si, por ejemplo, sabemos que Facundo o Federico es el
culpable, y nos enteramos de que Facundo no lo es, sin duda podremos inferir que el
culpable es Federico.

Esta regla de inferencia rescata el sentido de las disyunciones que quedaba plasmado en su
tabla de verdad. Para que una disyunción sea verdadera al menos uno de los disyuntos ha
de serlo, de modo que si afirmamos la verdad de una disyunción (A o B) a la vez que
negamos que uno de los disyuntos sea el caso (no A), el otro disyunto tiene que ser
verdadero (B).

7. Instanciación del universal:

Todos los R son P


x es R
x es P

A diferencia de las anteriores, esta regla supone un nivel de análisis diferente. La razón es
que determina aquello que puede ser concluido a partir de una expresión como “todos”, la
cual, reviste diferencias con expresiones como “y”, “si... entonces...”, etc. En el siguiente
esquema, las letras R y P están en el lugar de propiedades y la x en el lugar de individuos, y
no en el lugar de enunciados como ocurría con A y B.

Esta regla también resulta intuitivamente aceptable, pues partiendo de asumir que todos los
individuos que tienen la propiedad R, tienen también la propiedad P, y que un individuo x
tiene la propiedad R, autoriza a inferir que también tiene la propiedad P. Por ejemplo:

Todas las estrellas tienen luz propia


El Sol es una estrella
El Sol tiene luz propia

Si sabemos que es verdadero que todos los individuos de cierto tipo R tienen la propiedad P,
sabemos también que cada uno de ellos tiene esa propiedad. En particular, un x cualquiera,
en nuestro caso, el Sol.

49
Las reglas mencionadas pueden utilizarse para sacar conclusiones de modo seguro. Como
advertimos antes, la lista podría ser más amplia.

50
IV-Los argumentos
inductivos y su evaluación 1
En el material de lectura anterior “Los argumentos deductivos y su evaluación” hemos
caracterizado los argumentos deductivos y establecido un criterio para su evaluación: la
validez. Como dijimos, la validez de un argumento depende de su forma. En este capítulo,
haremos lo mismo con los argumentos inductivos. Veremos que, a diferencia de los
deductivos, no hay un único criterio que permita evaluar a todos los argumentos inductivos,
sino que deberemos distinguir diversos tipos y formular criterios de evaluación apropiados
para cada uno de ellos. Por otro lado, la evaluación de argumentos inductivos nos obligará
inevitablemente a prestar atención a su contenido.

Los argumentos inductivos


En este apartado nos ocuparemos de definir y caracterizar los argumentos inductivos. Lo
que caracteriza a este tipo de argumentos es que las premisas no ofrecen un apoyo
absoluto a la conclusión. De modo que si los evaluáramos bajo el cánon propio de los
argumentos deductivos, deberíamos catalogarlos como inválidos. Pero hay argumentos que
si bien no ofrecen razones concluyentes, sí ofrecen razones y, más aún, hay argumentos
que ofrecen buenas razones. Por eso, al hablar de argumentos inductivos, no hablaremos de
validez, sino de argumentos buenos o malos, fuertes o débiles. En sentido estricto, todo
argumento inductivo es inválido –pues la verdad de las premisas no garantiza la verdad de
la conclusión–; sin embargo, hay razonamientos inductivos que son buenos o fuertes.

A diferencia de lo que ocurre con la validez, la fortaleza de un argumento inductivo no


puede plasmarse en un criterio unívoco tal que frente a cualquier argumento de este tipo,
podamos responder si es fuerte o débil, bueno o malo. La fortaleza es una cuestión de
grado; hay argumentos más o menos fuertes. Por otra parte, es posible reconocer
diferentes tipos de argumentos inductivos y cada uno de ellos obliga a considerar criterios
específicos.

A continuación, distinguiremos y caracterizaremos a los argumentos inductivos por analogía,


por enumeración incompleta y a los silogismos inductivos. Ofreceremos, luego, criterios de
evaluación para cada uno.

1
Este texto es una adaptación del material producido por la Dra. Natalia Buacar para el programa UBA
XXI.

51
Tipos de argumentos inductivos
Argumentos inductivos por analogía
Los argumentos inductivos por analogía son frecuentes no solo en el ámbito de la ciencia,
sino también en la vida cotidiana. Tomemos el siguiente ejemplo: suponga usted que es
lunes 21 de marzo, su primer día de clases en la universidad. Tiene que estar allí a las 9 de
la mañana. Sale de su casa a las 8, llega a la parada más próxima del colectivo de la línea
60, toma el colectivo, demora aproximadamente 40 minutos y arriba a su destino con
tiempo suficiente para encontrar su aula. A la mañana siguiente repite el mismo ritual y así
durante toda la semana. La segunda semana, a sabiendas de que tiene que estar a las 9,
sale de su casa a las 8 y se dirige hacia la parada del colectivo 60, como antes. ¿Qué cree
usted que va a ocurrir? Razonablemente, pensará que el viaje demorará aproximadamente
40 minutos. Pero ¿cómo puede estar tan segura? ¿Qué garantías tiene de que ello va a ser
el caso? Es cierto que puede haber imprevistos tales como calles cortadas o accidentes que
alteren el cálculo estimado y, por lo tanto, el razonamiento pueda ser erróneo. No obstante,
el hecho de que el viaje durante los cinco días de la semana anterior haya tenido la misma
duración y el recorrido haya sido el habitual, indica que es altamente probable que vuelva a
ocurrir lo mismo. Es de esperar que se sienta bastante confiada en llegar a tiempo a su
clase. ¡Bien por usted!

Reconstruyamos entonces el razonamiento involucrado:

El lunes 21 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré aproximadamente


40 minutos en llegar a la universidad.

El martes 22 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El miércoles 23 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El jueves 24 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El viernes 25 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El lunes 28 de marzo (hoy) salí a las 8:00 h y tomé el 60.

El lunes 28 de marzo (hoy) demoraré 40 minutos en llegar a la universidad.

El razonamiento responde a la forma de los argumentos inductivos por analogía. Como lo


ilustra el ejemplo, estos descansan en la comparación entre dos o más cosas, entidades o
eventos y, a partir de la constatación de que ellos son similares en ciertos aspectos, se
concluye que lo son también en otro. Este tipo de argumentos posee la siguiente estructura:

52
x1 tiene las características F, G, …, Z.
x2 tiene las características F, G, …, Z.
…………….
xn tiene las características F, G, …
Por lo tanto, xn tiene la característica Z.

Donde x1,.., xn han de ser reemplazados por eventos, cosas o entidades, y F, G, Z, por
aspectos, características o propiedades. Los puntos suspensivos (…) que siguen a F, G
indican que la comparación podría radicar en cualquier número de aspectos y no
necesariamente en uno, dos o tres. La línea de puntos suspensivos que está debajo de la
segunda premisa indica que la cantidad de eventos, casos o entidades contemplados pueden
ser dos o más de dos.

Argumentos inductivos por enumeración incompleta


Veamos una pequeña variante del ejemplo anterior. Supongamos el mismo escenario:
durante cinco días consecutivos, usted sale de su casa a las 8:00 hs. a tomar el mismo
colectivo y demora aproximadamente 40 minutos en llegar a destino. Tal vez se vea tentada
a concluir que el viaje hacia la facultad en su horario y colectivo habituales demora
alrededor de 40 minutos. Sistematicemos el razonamiento:

El lunes 21 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré aproximadamente


40 minutos en llegar a la universidad.

El martes 22 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El miércoles 23 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El jueves 24 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El viernes 25 de marzo salí a las 8:00 hs., tomé el 60 y demoré


aproximadamente 40 minutos en llegar a la universidad.

El viaje en el 60 hasta la universidad, saliendo a las 8:00 hs., demora


aproximadamente 40 minutos.

Este razonamiento responde a la forma de los argumentos inductivos por enumeración


incompleta. Tal como ocurría en los argumentos por analogía, aquí también partimos de
información respecto de ciertos casos observados. Pero mientras que en la analogía se

53
utiliza esa información para establecer similitudes entre los diversos casos e inferir algo
sobre alguno de ellos, en los argumentos por enumeración incompleta, la información
disponible en las premisas se utiliza para generalizar en la conclusión a partir de ellas.

Los argumentos inductivos por enumeración son aquellos en los que se parte en las
premisas de una serie de casos y se generaliza en su conclusión para casos que van más
allá de la evidencia disponible. Por ello, dichos argumentos no logran establecer su
conclusión de modo concluyente.

Nótese que las premisas de los argumentos por enumeración incompleta pueden ser
generales, la característica de estos argumentos es que, sin importar cuál sea el grado de
generalidad de las premisas, la conclusión será aún más general que las premisas. Por
ejemplo, el siguiente también es un argumento inductivo por enumeración incompleta:

Los babuinos son una especie de monos que pertenece a la familia de los catarrinos y
carecen de cola
Los mandriles son una especie de monos que pertenece a la familia de los catarrinos y
carecen de cola
Los macacos rabones son una especie de monos que pertenece a la familia de los catarrinos
y carecen de cola
_________________________________________________________
Los monos catarrinos no tienen cola.

En este ejemplo se parte de premisas generales y se infiere una conclusión más general.

La estructura de estos argumentos suele formularse del siguiente modo:

x1 es Z.
x2 es Z.
x3 es Z.
…….
xn es Z.
Por lo tanto, todos los x son Z.

Con todo lo dicho, estamos en condiciones de reconocer si un argumento inductivo es por


analogía o por enumeración incompleta. Consideremos los siguientes ejemplos:

1. La leche es un lácteo y aporta cantidades significativas de calcio.


El queso es un lácteo y aporta cantidades significativas de calcio.
El yogur es un lácteo.
El yogur aporta cantidades significativas de calcio.

2. La leche es un lácteo y aporta cantidades significativas de calcio.


El queso es un lácteo y aporta cantidades significativas de calcio.

54
El yogur es un lácteo y aporta cantidades significativas de calcio.
Todos los lácteos aportan cantidades significativas de calcio

3. Miguel tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.


César tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.
Paola tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.
Verónica tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo.
Verónica es donante universal.

4. César tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.


Paola tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.
Verónica tiene grupo sanguíneo 0, factor negativo y es donante universal.
Todos las personas con grupo sanguíneo 0 y factor negativo son donantes
universales.

Al leer las premisas y conclusión de los cuatro argumentos, podemos advertir que todos son
inductivos, que los impares lo son por analogía y los pares, por enumeración incompleta.
Más allá de las premisas, la diferencia crucial radica en la conclusión de los argumentos.
Mientras que en los argumentos 1 y 3 se concluye que un determinado caso es análogo a
los anteriores, en 2 y 4 se procede a generalizar que aquello establecido para los casos
analizados en las premisas vale para todos los casos.

Silogismos inductivos
Abordaremos un último tipo de argumento inductivo: el silogismo inductivo. Nuestra
presentación de los argumentos inductivos no es exhaustiva, pero incluye aquellos tipos de
argumentos que consideraremos cruciales para discutir los problemas que presentaremos en
las dos últimas partes de la materia. Veamos un ejemplo.

Supongamos que leemos en el diario que, de acuerdo con las estadísticas realizadas el
último año, la mayoría de los egresados de la Universidad de Buenos Aires consiguen
trabajo rápidamente. Nuestra amiga Jimena se acaba de recibir de licenciada en
Comunicación Social y está inquieta por su futuro laboral. Al leer el diario, seguramente
pensemos que es una buena idea comentarle el contenido del artículo. ¿Por qué? La
respuesta obvia sería: porque ella estudió en la UBA. Esto es cierto. Este último dato, junto
con la información provista por el diario, aporta ciertas esperanzas. ¿Puede Jimena
descansar tranquila pensando que todo está resuelto? Sin duda que no, los datos señalan
que “la mayoría” obtiene empleo rápidamente, no que todos lo hacen. Sin embargo, sin
duda también, la información la habrá de dejar un poco más tranquila. Podríamos
reconstruir el razonamiento o argumento del siguiente modo:

La mayoría de los egresados de la Universidad de Buenos Aires consiguen

55
trabajo rápidamente.
Jimena es egresada de la Universidad de Buenos Aires.
Jimena conseguirá trabajo rápidamente.

Nuevamente, se trata de un razonamiento o argumento inductivo: la conclusión no se sigue


necesariamente de las premisas, pero estas sí le confieren cierto apoyo. Es un caso de
silogismo inductivo. La estructura general este tipo de argumentos inductivos puede
delinearse del siguiente modo:

El n por ciento (o la mayoría, o muchos) de los F son G.


x es F.
Por lo tanto, x es G.

A diferencia de lo que ocurre con los argumentos inductivos por enumeración, los silogismos
inductivos no generalizan en la conclusión partiendo de premisas menos generales, sino a la
inversa. En estos argumentos, una de las premisas posee la forma de una generalización
estadística o probabilística y la otra subsume un caso particular en dicha generalización,
para concluir que dicho caso cumple con aquello establecido por la generalización. Tal como
vimos en el capítulo 2, las generalizaciones estadísticas pueden entenderse como
estableciendo la frecuencia relativa de dos propiedades, la de ser F y la de ser G; es decir,
establecen qué porcentaje (o, cuantitativamente, qué cantidad) de los F son G o cuál es la
probabilidad de que un F sea G.

A modo de cierre de esta presentación de los argumentos inductivos y sus diversos tipos,
consideremos algunos ejemplos. Estamos ahora en condiciones de determinar, para cada
uno de ellos, si se trata de un argumento deductivo, inductivo por analogía, inductivo por
enumeración incompleta o de un silogismo inductivo:

1. La mayoría de los peces tienen escamas.


El salmón es un pez.
El salmón tiene escamas.

2. Todos los peces tienen escamas.


El salmón es un pez.
El salmón tiene escamas.

3. El atún es un pez y tiene escamas.


El dorado es un pez y tiene escamas.
El salmón es un pez y tiene escamas.
Todos los peces tienen escamas.

56
4. El atún es un pez y tiene escamas.
El dorado es un pez y tiene escamas.
El salmón es un pez.
El salmón tiene escamas.

Lo primero que deberíamos preguntarnos en cada caso es si el argumento es deductivo o


inductivo, esto es, si las premisas ofrecen razones concluyentes o no. Solo el segundo
ejemplo es un caso de argumento deductivo, más aún, se trata de un caso de la forma que
en el capítulo anterior identificamos como instanciación del universal. Los otros tres
argumentos son inductivos, la verdad de las premisas no garantiza la verdad de la
conclusión, aunque, tal vez, la hace plausible. El ejemplo 1 es un caso de silogismo
inductivo, pues posee una generalización estadística como premisa y procede a subsumir un
caso en ella. El ejemplo 3 generaliza en la conclusión aquello afirmado para algunos casos,
se trata de un argumento inductivo por enumeración incompleta. Por último, el ejemplo 4 es
un caso de argumento por analogía.

La evaluación de argumentos inductivos


Hemos visto que en los argumentos inductivos las premisas ofrecen apoyo parcial a la
conclusión, de modo que no podemos juzgar estos argumentos con los mismos criterios que
utilizamos con los deductivos. Cuanto mayor sea ese apoyo, más fuerte será el argumento y
a la inversa, cuanto menor sea el apoyo, más débil será el argumento. En otras palabras:
dada la verdad de las premisas, la verdad de la conclusión será probable (más o menos
probable), y siempre subsistirá la posibilidad de que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa. Por más fuerte que sea un argumento inductivo, la conclusión no queda
establecida de modo concluyente –como sí ocurre en los argumentos deductivos que, por lo
mismo, son argumentos válidos–. Sin embargo, hay mejores y peores argumentos
inductivos y será nuestra tarea delinear algunos criterios.

Disponer del criterio de preservación necesaria de verdad en el caso de los argumentos


deductivos nos permitía diferenciar los argumentos en válidos e inválidos. Pero en los
argumentos inductivos, la fortaleza de un argumento se presenta en grados. De lo que se
trata, entonces, es de determinar cuán fuerte es un argumento, y los criterios variarán
según el tipo (por analogía, por enumeración o silogismo inductivo).

Por otra parte, para la determinación de la validez de un argumento deductivo bastaba con
atender a su forma. No ocurre lo mismo con los inductivos: deberemos prestar particular
atención al contenido para determinar qué tan fuerte o débil es el argumento. Recordemos
que evaluar los argumentos involucraba dos cuestiones:

1. ¿Logran las premisas ofrecer apoyo a la conclusión? ¿En qué grado lo hacen?

2. ¿Son las premisas verdaderas? ¿Qué tan confiables son?

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Según vimos, en el caso de los argumentos deductivos, ambas cuestiones eran
independientes (estudiamos la validez sin prestar atención al contenido o a la verdad
efectiva de las premisas y conclusión de los argumentos). Insistimos en que la validez
estaba ligada con la forma del argumento y que era independiente del contenido, es decir,
del tema del que trataba el argumento por analizar. Había formas válidas y formas inválidas
y si un argumento era tal que podía reconstruirse con una forma válida, eso aseguraba que
era válido.

Esto no ocurre con los argumentos inductivos. Si bien vimos que revisten formas diferentes,
no alcanza con atender a la forma para determinar si un argumento inductivo es bueno o
malo, más o menos fuerte. El contenido –aquello de lo que hablan las premisas y
conclusión– es sumamente relevante al evaluar el vínculo que existe entre premisas y
conclusión y determinar cuánto apoyo proveen las premisas a la conclusión. Para ilustrar
este punto atendamos al siguiente ejemplo:

Marte es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado.


Júpiter es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado.
Saturno es un planeta exterior del sistema solar y está deshabitado.
Los planetas exteriores del sistema solar están deshabitados.

Y consideremos otro con estructura semejante:

La casa de Adriana está situada en La Plata y está deshabitada.


La casa de Nicolás está situada en La Plata y está deshabitada.
La casa de Jorge está situada en La Plata y está deshabitada.
Las casas de La plata están deshabitadas.

Seguramente ya sospeche que la evaluación de uno y otro argumento no puede ser la


misma. Esto es, si bien ambos argumentos tienen la misma forma (la de un argumento
inductivo por enumeración) y contemplan exactamente el mismo número de casos para
generalizar a partir de ellos, no se trata de argumentos igualmente buenos.

¿Ofrecen el mismo apoyo las premisas del primer argumento a su conclusión que las del
segundo a la suya? Resulta sensato responder negativamente.

Las premisas del primer argumento ofrecen mayor apoyo que las del segundo. ¿Por qué?
Porque el primer argumento trata sobre planetas exteriores del sistema solar y el segundo,
sobre casas en La Plata. ¿Y qué tienen los planetas que no tengan las casas? La respuesta
es simple: que son muchos menos en cantidad.

Vemos, entonces, que el veredicto sobre las bondades de un argumento inductivo no se


reduce a atender solo a la estructura, pues su evaluación supone la consideración de otros
factores. Por ejemplo, en el caso de los inductivos por enumeración incompleta, la
evaluación ha de tener en cuenta también la extensión del conjunto de que se trate. El
primer ejemplo refiere a los planetas exteriores del sistema solar –los cuales se reducen a

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cuatro–; el segundo ejemplo refiere a las casas en la ciudad de La Plata –conjunto mucho
mayor que el anterior–. Así, en un caso no parece tan aventurada la generalización como en
el otro.

Ya hemos anticipado que para los argumentos inductivos no disponemos de un patrón claro
como la preservación de la verdad. Por eso, la evaluación de los argumentos inductivos es
más compleja y, tal como veremos, depende de qué tipo de argumento inductivo se trate.
Por esta razón, tendremos que considerar los diferentes tipos de argumentos inductivos y,
para cada uno de ellos, ofrecer algunos criterios para su evaluación y, consecuentemente,
para su crítica. Los criterios que proponemos distan de ser exhaustivos, pero son suficientes
para los propósitos introductorios de este libro.

Insistimos en que, si bien nuestra atención se centra en el vínculo entre premisas y


conclusión, los argumentos inductivos también pueden ser criticados desafiando la verdad
de las premisas.

Evaluación de argumentos por analogía


Hay mejores y peores argumentos por analogía, más o menos fuertes, y ello depende de
diversos factores. En lo que sigue mencionaremos algunos de ellos. Tomemos el siguiente
ejemplo: en él se infiere algo respecto de un evento futuro sobre la base de cierta analogía
con eventos acontecidos en el pasado:

1. Durante cada día de la última semana, Félix ha comprado vegetales en la


verdulería Todo verde y estos resultaron muy buenos.
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo verde.
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos.

En este ejemplo se establece una analogía entre los vegetales que fueron comprados y los
que serán comprados: todos habrán sido adquiridos en la verdulería Todo verde y, a partir
de ello, se infiere que los vegetales por comprar serán similares a los ya comprados:
resultarán ser muy buenos. Inferencias de este tipo son muy comunes en nuestra vida
cotidiana. Ahora bien, ¿en qué condiciones podemos fiarnos de ellas?

La consideración del ejemplo sugiere que un primer criterio para evaluar argumentos de
este tipo tiene que ver con la relevancia de las similitudes sobre las que se funda la
inferencia. Esto es, si las similitudes observadas entre los distintos casos son relevantes
respecto de aquella similitud inferida.

Para aclarar esto comparemos el ejemplo anterior con el siguiente:

2. Durante cada día de la última semana Félix ha ido a comprar vegetales


luciendo su sombrero azul y estos resultaron muy buenos.
Hoy Félix irá a comprar vegetales luciendo su sombrero azul.

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Probablemente, los vegetales resulten muy buenos.

Intuitivamente, resulta razonable creer que la conclusión del primer argumento será el caso
y, seguramente, guardemos algunas reservas respecto de la conclusión del segundo. El
argumento presentado en el segundo ejemplo es más débil que el primero, y la razón de
ello radica en que parece razonable suponer que la elección de una verdulería determinada
es relevante en la calidad de los vegetales adquiridos, mientras que la elección de un
vestuario específico no garantiza nada respecto de la calidad de los vegetales que podamos
adquirir luciendo dicho vestuario.

Un primer criterio en la evaluación de los argumentos inductivos por analogía se funda en la


relevancia del aspecto –o los aspectos– sobre los que se asienta la analogía. Lo que se
pretende es que exista una genuina conexión entre las características compartidas en los
distintos casos considerados y la característica adicional que se atribuye al caso particular
mencionado en la conclusión.

Al considerar lo anterior, podemos mencionar un segundo criterio. Cuanto mayor sea el


número de aspectos relevantes en los que los casos se parecen, más fuerte será el
argumento. Nuevamente, es necesario insistir en que los aspectos que se citan han de ser
relevantes con respecto a aquello que se quiere concluir. Para ilustrar este punto, volvamos
al ejemplo 1: el argumento allí formulado no se vería fortalecido frente a nueva información
que indicase que todas las veces que Félix fue a comprar a la verdulería en el pasado lo
había hecho después de comerse una barrita de cereal y que hoy hará lo mismo.
Nuevamente, esta nueva similitud no es relevante para la similitud que se pretende
establecer. Sin embargo, si supiésemos que todas las veces que Félix ha comprado
vegetales en el pasado, la verdulería acababa de recibir verduras frescas provenientes del
Mercado central y que hoy nuevamente ese será el caso, esta nueva información vuelve la
conclusión más probable. El argumento resultante es:

3. Durante cada día de la última semana Félix ha comprado vegetales en la


verdulería Todo verde, luego de que recibieran mercadería fresca del Mercado
central y estos resultaron muy buenos.
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo verde luego de que reciban
mercadería fresca del Mercado Central.
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos.

Esta nueva versión del argumento 1 es más fuerte, pues se basa en una mayor cantidad de
similitudes relevantes entre los casos pasados y el caso futuro. A la inversa, cuanto más
disímiles en un sentido relevante sean las instancias comparadas, más débil tenderá a ser el
argumento.

Así por ejemplo:

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4. Durante cada día de la última semana Félix ha comprado vegetales en la
verdulería Todo verde luego de que recibieran mercadería fresca del Mercado
Central y estos resultaron muy buenos.
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo verde.
Hoy ninguna verdulería recibió mercadería fresca por un paro de conductores de
camiones en el Mercado central.
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos.

Es un argumento más débil que el original, pues cabe esperar que la diferencia introducida
entre los casos pasados y el caso futuro de compra es relevante respecto de aquello
afirmado en la conclusión.

Un último criterio radica en la cantidad, ya no de aspectos en los que se asienta la analogía,


sino de casos o instancias que se ofrecen como premisa. Podemos variar el argumento 1 y
volverlo más fuerte (ejemplo 5) o más débil (ejemplo 6):

5. Durante cada día de los últimos seis meses Félix ha comprado vegetales en la
verdulería Todo verde y estos resultaron muy buenos
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo verde
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos

6. Ayer Félix compró vegetales en la verdulería Todo verde y estos resultaron


muy buenos.
Hoy Félix comprará vegetales en la verdulería Todo verde.
Probablemente, los vegetales resulten muy buenos.

Podemos afirmar entonces que cuanto mayor sea la cantidad de casos o instancias que son
similares en uno (o más) sentido(s) relevante(s) respecto de la característica que se
pretende inferir, más fuerte será el argumento.

En resumen, los factores a tener en cuenta son: 1. que las propiedades a partir de las
cuales planteamos la analogía sean relevantes para la propiedad que inferimos; 2. que
mientras más aspectos compartan los casos analizados, más fuerte será el argumento; y 3.
que mientras más casos análogos se consignen, más fuerte será el argumento por analogía.

Evaluación de argumentos por enumeración incompleta


En los argumentos inductivos por enumeración, se parte en las premisas de una serie de
casos, eventos o entidades observadas y se generaliza en su conclusión para casos, eventos
o entidades que van más allá de la evidencia disponible.

Recordemos la estructura de estos argumentos:

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x1 es Z.
....
xn es Z.
Todos los x son Z.

Dicha estructura sugiere que un primer criterio para evaluar este tipo de argumentos tiene
que ver con cuántos casos se mencionan en las premisas y parecería que cuanto mayor sea
la cantidad, más probable será que la conclusión se dé y más fuerte será el argumento. Así,
por ejemplo, dado el siguiente argumento, este parece apresurado y débil:

María Gómez es porteña y está en contra de la despenalización del aborto.


Pedro Álvarez es porteño y está en contra de la despenalización del aborto.
Francisco Godoy es porteño y está en contra de la despenalización del aborto.
Todos los porteños están en contra de la despenalización del aborto.

Por el contrario, un argumento que entre sus premisas contase con un millón de casos y
concluyese lo mismo, sería tal que brindaría un mayor apoyo a la conclusión.

Al igual que lo que ocurría con los argumentos por analogía, la evaluación de los
argumentos por enumeración no puede reducirse a una mera cuestión de número. Más
específicamente, no se trata solo de cuán grande sea la muestra (es decir, la cantidad de
casos) sobre la que se basa la ulterior generalización sino, también, de cuán representativa
es esta respecto de la totalidad de la población.

Un tipo de consideración fundamental en este tipo de argumentos es, precisamente, que la


muestra que se toma como base de la generalización sea representativa. Para que una
muestra sea representativa no debe estar sesgada. Esto significa que cualquier elemento de
la población por considerar tiene igual posibilidad de formar parte de la muestra. Si la
selección de los casos considerados en las premisas está sesgada, ello pone en cuestión la
representatividad de la muestra y la fortaleza del argumento. Seguramente,
consideraríamos más débil el argumento si el millón de casos encuestados hubiesen sido
realizados a fieles que salen de iglesias y templos de diferentes religiones, que si se
hubiesen tomado al azar entre los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.

Evaluación de silogismos inductivos


A diferencia de lo que ocurre con los argumentos inductivos por enumeración, vimos que los
silogismos inductivos no generalizan en la conclusión partiendo de premisas menos
generales, sino a la inversa. Ello quedaba reflejado en su estructura:

El n por ciento (o la mayoría, o muchos) de los F son G.

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x es F.
x es G.

En estos argumentos, una de las premisas posee la forma de una generalización estadística,
que según vimos en el capítulo 2, establece la frecuencia relativa de dos propiedades, la de
ser F y la de ser G, es decir, qué porcentaje (o, cuantitativamente, qué cantidad) de los F
son G. Obviamente, cuanto mayor sea la frecuencia relativa, más fuerte será el
razonamiento (la conclusión será más probable, dada la verdad de las premisas). A la
inversa, cuanto menor sea la frecuencia relativa, más débil será el argumento en cuestión.

Así por ejemplo, dado el siguiente argumento, las premisas parecen ofrecer un fuerte apoyo
a su conclusión.

1. El 95% de los pacientes que padecen de una infección causada por


estreptococos se recuperan al ser tratados con penicilina.
Jorge padece una infección causada por estreptococos y es tratado con
penicilina.
Por lo tanto, Jorge se recuperará.

Si el porcentaje de recuperación fuera de un cincuenta por ciento, seguramente


mantendríamos ciertas reservas a la hora de inferir si Jorge se recuperará o no. Y si dicho
porcentaje fuese solo del dos por ciento, el argumento sería malo. El siguiente argumento,
que establece la conclusión contraria, habría de ser considerado fuerte:

2. El 2% de los pacientes que padecen de una infección causada por


estreptococos se recuperan al ser tratados con penicilina.
Juan padece una infección con estreptococos y es tratado con penicilina.
Por lo tanto, Juan no se recuperará.

Otro factor a tener en cuenta al evaluar argumentos de este tipo es que se ha de considerar
el total de la evidencia disponible. Consideremos ahora el siguiente ejemplo:

3. La probabilidad de recuperación del tratamiento con penicilina de un paciente


que padece una infección causada por estreptococos en una variedad resistente
a la penicilina es casi nula.
Jorge padece una infección con estreptococos en una variante resistente a la
penicilina y es tratado con penicilina.
Por lo tanto, Jorge no se recuperará.

En la evaluación de este tipo de argumentos resulta crucial tomar en cuenta el total de

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evidencia disponible y, en particular, atender a aquella que resulte más específica. Si
observamos esta indicación, a la luz de la información disponible a propósito de Jorge,
habremos de considerar que el argumento 3 es sustantivamente más fuerte que el 1.

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