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FichaCatedra EscuelaPsiconalisis 139849353240
FichaCatedra EscuelaPsiconalisis 139849353240
FICHA DE CÁTEDRA
¿Por qué estudiar Psicoanálisis en las Carreras de Prof. En y Educación Especial y Lic. en
Psicopedagogía?
La unidad II tiene como objetivo realizar una aproximación a la escuela psicoanalítica creada
por el Médico y Neurólogo Sigmund Freud, quien fundó un método con el objetivo de conocer
la psique humana a través de hacer consciente lo inconsciente. Es aproximarnos al
conocimiento del psicoanálisis de modo que los conceptos e ideas freudianas sirvan como
instrumento para la comprensión de las problemáticas emergentes en el ámbito clínico,
educacional y comunitario.
La definición de Psicoanálisis que dio Freud en 1925, en su artículo para la Enciclopedia
Británica, dice: “El psicoanálisis es un método para la investigación del inconsciente”, es decir,
“un procedimiento para indagar procesos anímicos, un método del tratamiento fundado en
esta indagación y un conjunto teórico ganado por ese camino”.
Sus desarrollos teóricos posibilitaron la comprensión del inconsciente, cuyas manifestaciones
eran excluidas como alteridad o locura, reintegrándolas a la persona como nueva comprensión
y reconocimiento. El inconsciente existió antes de que este conocimiento fuera posible, y el
descubrimiento freudiano implica su conceptualización, no su invención. Freud no “crea” al
inconsciente, como tampoco Newton inventa la gravedad.
La fecundidad del Psicoanálisis no se agota en la práctica clínica, sino que se constituyó
también en una herramienta significativa de interpretación de diversos fenómenos que
estudian otras disciplinas.
En el transcurso de la unidad presentaremos los conceptos más relevantes, para ser
profundizados a los largo de las carreras Prof. y Lic. en Educación Especial y Lic. en
Psicopedagogía. No obstante incluiremos perspectivas de otros autores post-freudianos que se
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inscriben en la escuela francesa del psicoanálisis y efectúan relecturas de la obra,
discriminando en los escritos freudianos dos teorías sobre el origen del Inconsciente, el
Endogenismo y el Exogenismo, concepciones que no fueron discriminados por Freud.
Cabe destacar, que la cátedra adhiere al posicionamiento Exogenista cuyo discurso sostiene,
como uno de los aportes fundamentales para la formación de los estudiantes, una
determinada concepción de sujeto, que conlleva sostener un cierto posicionamiento ético y
crítico sobre el objeto de intervención profesional tanto en el ámbito clínico, educacional
como comunitario.
Orientamos la enseñanza del Psicoanálisis y a la lectura exogenista de la obra, por ser éste un
enfoque teórico atravesado por una perspectiva de Derechos Humanos en tanto comprende al
sujeto en su singularidad, que responde a las vicisitudes de su vida con los recursos libidinales
que posee y los articula con su historia y el contexto socio-cultural en que se inscribe
(Schupack, 2010).
Desde el plano curricular, específicamente la asignatura psicología tendrá continuidad con
Psicología Evolutiva I y Psicología Evolutiva II. Con la especificidad del estudio en las
asignaturas Psicología Profunda I, tendrá su continuidad en la Psicología Profunda II. Donde se
contemplarán los aportes post-freudianos específicamente sobre aspectos referidos a la
problemática del acceso al conocimiento y a los procesos de simbolización, lo cual conduce al
estudio de la constitución de los prerrequisitos del funcionar inteligente y de los procesos de
pensamiento.
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Esto nos hace pensar que “…detrás de su engañosa apariencia de la realidad compacta, maciza
e indivisible (el tan mentado individuo) el hombre es desenmascarado por el psicoanálisis y
revelado en su verdadera esencia plural, por oposición a la supuesta singularidad que
postulaban otras psicologías anteriores al psicoanálisis” (Abadi, Mauricio, 1983). Esa pluralidad
está dada entonces, en principio, por esta división. El Freud visionario de las primeras épocas
conjuro: entre una parte consciente y una parte inconsciente.
Desde el psicoanálisis las explicaciones son siempre inacabadas, como el lenguaje; siempre se
puede decir de otra manera, siempre hay algo más para decir, porque aborda al sujeto desde
esa complejidad imposible de atrapar en su totalidad y de predecir su destino.
Nos introduciremos comprendiendo los primeros problemas o preguntas que Freud fue
planteando, y qué respuestas fueron dando a esas preguntas; respuestas que van armando la
teoría freudiana, que van dando cuenta de cómo Freud fue pensando eso que llamó aparato
psíquico; cómo va incluyendo conceptos o modificaciones a partir de esas preguntas y
reformulando la teoría. En palabras de Musicante: “La manera en que busca resolverlas es
parte constitutiva de las nuevas formulaciones que emergen” (Musicante, 2005, pág. 32).
Tres son los conceptos que caracterizan el psicoanálisis y cuyo seguimiento define
prácticamente la pertenencia de un psicoterapeuta al quehacer psicoanalítico. Ellos son:
- El concepto de inconsciente
- El concepto de sexualidad
- El concepto de transferencia
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la información siempre se encuentra presente. Aquí Freud, se inquietó por lo que llamo
estímulos internos, los cuales representaban una energía vital, no racional, no consciente, de
continuo movimiento que en particular guardaba un contenido infantil. Para el autor, al llegar
a los 5 años de edad, el infante atravesaba por algo que se denominó la amnesia infantil, la
cual se caracterizaba por la incapacidad de evocar los recuerdos previamente adquiridos,
generalmente por ser contenidos no aceptables por la sociedad. Lo interesante de la
propuesta, es que estos estímulos internos, no querían quedarse escondidos, o en términos
psicoanalíticos reprimidos, así que buscaban la manera de salir a la mente consciente. Aquí se
presentó un serio problema para dichos estímulos, puesto que en la “caja de memoria” se
albergaba la censura o la represión, la cual cumple la función de evitar que estos estímulos
salgan a la mente consciente. Los estímulos internos, siendo bastante inteligentes y
presionados por la tensión o pujanza de salir, deciden deformarse o disfrazarse en particulares
vicisitudes para no ser captados por la represión.
La Metapsicología considera tres puntos de vista o tres modos de abordaje de los procesos
anímicos: es decir, que aquello que va planteando y que va armando su teoría estará vinculado
a alguno de estos tres aspectos:
- Tópico: (topos: lugar) este punto de vista destaca la estructura del aparato psíquico, la
diferenciación de lugares psíquicos dotados de características y funciones diferentes. Respecto
a esta estructura Freud elabora dos teorías: una en 1900 en la que postula un aparato dotado
de tres sistemas: Inconsciente – Preconsciente –Consciente. La segunda teoría es de 1923 en la
que describe tres instancias o sistemas: Ello – Yo –Superyó.
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consientes e inconscientes. El concepto de conflicto está en la base de la concepción freudiana
de aparato psíquico.
-Económico: destaca la energía que opera en el aparato psíquico, la energía que moviliza las
pulsiones que tienden a expresarse, y los procesos de circulación y distribución de esta
energía. Esa energía es cuantificable: puede aumentar o disminuir. Como cualquier otra
energía cumple o puede cumplir un trabajo: pensar, percibir, recordar. Energía, pulsión,
catexis, quantum energético, y ligados a ellos libido, investidura, excitación; son conceptos que
Freud nunca definió exhaustivamente, pero están presentes en toda su obra y refirieren a
cantidades, algo susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, que se
difunde por las huellas mnémicas de las representaciones como lo haría una carga eléctrica
por la superficie de los cuerpos.
Esquema Explicativo
Descarga/ Tópicas:
Resumen
Punto de vista dinámico: Hace referencia a la cantidad de energía psíquica, se caracteriza por
su continuo movimiento o conflicto. Pares antitéticos Energías contrarias que se necesitan
conjuntamente para subsistir.
Pulsión: Estímulos internos, semejantes a la energía, que están en movimiento y
continuo conflicto, se caracterizan por no poder escapar mediante el polo motor.
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Punto de vista económico: Explica que los procesos psíquicos se encuentran con un monto de
energía que busca principalmente descargarse gracias a su magnitud o fuerza de la pulsión.
Punto de vista topográfico: Se entiende por la representación virtual de las capas o funciones
del psiquismo.
TÓPICAS = TOPOS: LUGAR
CONCIENTE
INCONCIENTE
La Segunda Tópica: hace referencia a la estructura yoica, es uno de los conceptos más
conocidos del psicoanálisis y permite desarrollar múltiples ejemplos de su interacción en la
vida cotidiana
ELLO
YO SEGUNDA TÓPICA
SUPERYO
El inconsciente se forma (1) singularmente en cada sujeto (2) y está fundado por la
represión, (3) la sexualidad infantil como su contenido (4) y la transferencia como su modo de
expresión y conocimiento.
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El inconsciente se forma singularmente en cada sujeto
Es así como el auxilio ajeno produce allí el primer acto psíquico, las primeras
representaciones, la primera vivencia de satisfacción, la fundación del psiquismo.
Freud dice que la pulsión es un estímulo para lo psíquico, un estímulo que tiene
algunas particularidades:
1. No viene del exterior del cuerpo -como la luz, los sonidos, etc.- sino del interior del
propio organismo.
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2. No aparece como una fuerza momentánea sino como una fuerza constante.
Cuando la pulsión encuentra una inscripción psíquica, una huella que deja la resolución
de la tensión, entonces hablamos de deseo. Esto permite que la pulsión, en lugar de dirigirse
compulsivamente al objeto del mundo, reinviste huellas, es decir, formas fantasmáticas de
resolución que evitan la descarga inmediata. Aquí la pulsión se complejizó en deseo.
La represión es un movimiento del psiquismo que segrega una parte de sí, que se
torna, a partir de caer bajo la represión, en desconocida para el sujeto. Es el lugar de las
pulsiones implantadas por el semejante. Es un proceso inconsciente (aquí inconsciente no se
refiere a un lugar sino a una cualidad del proceso que significa no intencional ni conocido por
el sujeto). Es una función organizadora del psiquismo que posibilita la expresión de acciones
específicas adecuadas a la conciencia.
Hay dos tiempos de la represión (lo que implica que hay dos modos de estar reprimido
aquello inconsciente):
b) La represión secundaria que opera luego y durante toda la vida del sujeto.
Tendiente a apartar de la conciencia todas aquellas representaciones que, por su
carácter displaciente, generan en el sujeto un estado de malestar. Se expresan a
través de los olvidos, sueños, actos fallidos y síntomas.
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La sexualidad infantil como su contenido:
Uno de los aspectos más revolucionarios de las investigaciones hechas por Freud consiste en el
descubrimiento de la sexualidad infantil, ya que se contrapuso a una arraigada concepción
sociocultural y científica de la época. Se consideraba que los niños no tenían vida sexual y que
esta sólo era adquirida en la etapa de la pubertad, hasta entonces la pureza y la inocencia eran
las características con que se pensaban los primeros años de vida. Cualquier expresión acerca
de lo sexual percibido por los adultos en este período evolutivo era visto como un signo de
corrupción prematura o de degeneración.
En 1905 publica “Tres ensayos de una teoría sexual”, obra abierta y modificada hasta 1925 en
la medida en que sus investigaciones teórica clínicas de la sexualidad se complejizaban.
Propone allí un enfoque de lo sexual descentrado del enfoque biologista de su época. El
cuerpo es el depositario del mandato genético de constituir un nuevo individuo, de constituirlo
según lo que llamamos un ser humano. Este es el cuerpo biológico. Corresponde al
primerísimo tiempo de vida, provisto de montajes autoconservativos. La existencia del otro
humano, el semejante, implanta la pulsión y con ella sexualiza al sujeto.
Transferencia
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repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado sobre todos los ámbitos de la
situación presente” (Freud, Sigmund, 1975: 105). La palabra transferencia, se encuentra dada
desde diversos contextos posibles de análisis a lo largo de la obra freudiana. Su prefijo “trans”
implica la idea de algo que es llevado, acarreado, de un lado a otro, a través de otra cosa.
Para el Psicoanálisis, en tanto fenómeno que Freud descubre en la clínica con sus pacientes, se
trata del proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos
objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo
especial dentro de la relación analítica (Diccionario de Laplanche y Pontalis, pp. 439). Se trata
de una repetición que consiste en satisfacer en el presente y con una cierta persona un deseo
con un objeto de la infancia del sujeto, desde ahí, al servicio del principio de placer.
3. Un tercer eje es más específico, vinculado a la cura analítica, donde las transferencias se dan
sobre la persona del analista como depositario de estos afectos desplazados desde lo
reprimido de la sexualidad infantil y que, previamente al contexto del tratamiento,
posibilitaron los síntomas de su neurosis. Freud teorizará en el campo de la clínica respecto a
la transferencia positiva, negativa, el amor de transferencia, así como también ubicará el
concepto de contratransferencia.
Freud describe las leyes que rigen el sistema Preconsciente – Consciente y el sistema
Inconsciente.
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La legalidad del sistema Inconsciente se caracteriza por:
Se rige por el principio de placer: tiende a la búsqueda del placer generado por la
descarga pulsional sin atender a las condiciones o requerimientos de la realidad
exterior.
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El Super-yo vale decir el código moral que el sujeto ha internalizado en el curso de
sus primeros años de vida, se forma por interiorización de las exigencias y
prohibiciones parentales. Freud le adjudica tres funciones: el ideal del yo, la
conciencia moral y la autoobservación;
El Yo designa aquello que el sujeto reconoce como siendo él. Se ha ido formado
por identificaciones del sujeto con sus semejantes. Es la instancia ejecutiva de la
personalidad. Reconoceremos en el yo al organizador y coordinador de la vida
psíquica, mediante el cumplimiento de las cinco funciones fundamentales que
hacen a la relación de sujeto con el mundo exterior, vale decir la percepción, la
memoria, el control de la motilidad, el examen de la realidad y la función
integradora o sintética. Es el mediador entre los impulsos del ello y los imperativos
del superyó y las exigencias de la realidad, aunque su autonomía es relativa.
Es así como el psicoanálisis da cuenta de esta realidad humana: el hombre, está lejos de ser un
individuo sosegado, integrado por partes que se yuxtaponen armoniosamente. El ser humano
no es solamente plural, sino que es, en función de esa pluralidad, esencialmente conflictivo.
Esa conflictiva intrapsíquica representa uno de los aportes más originales del psicoanálisis
freudiano. La conflictiva intrapsíquica, a partir de Freud, deja de ser el oponerse el yo a sí
mismo, para convertirse en un conflicto entre partes diferenciadas, que luchan entre sí de la
misma manera que intentan luchar contra su entorno natural o social (Abadi, M. Ob. Cit.).
Los llamados mecanismos de defensa son mecanismos que el yo del sujeto pone en marcha
cuando se enfrenta a los conflictos, ya que el conflicto siempre produce en el sujeto angustia.
Algunos de estos mecanismos son: negación (El sujeto formula su deseo, pero en una
formulación que expresa negación: Yo NO pensé en eso, Yo No quería eso); proyección
(Atribuir a objetos externos características, intenciones, motivaciones que el sujeto desconoce
en sí mismo); formación reactiva (conducta que se constituye como reacción contra un deseo
rechazado, inconsciente); racionalización (El sujeto intenta dar una explicación coherente, una
explicación lógica de una actitud cuyos motivos verdaderos -inconscientes- no percibe).
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Son derivados del inconsciente, es decir son producto de la fundación del psiquismo, y por lo
tanto del inconsciente como tópica psíquica.
Tienen un sentido, y ese sentido da cuenta que algo inconsciente se expresa y manifiesta
singularmente en cada sujeto. De este modo, su significado es desconocido para éste, a pensar
que desde lo manifiesto pueda ser consciente. Freud le otorga a estas manifestaciones una
connotación diferente a lo que se sostenía desde la psicología tradicional.
A excepción de los síntomas, son fenómenos de la vida cotidiana, por lo tanto a todos los
sujetos les ocurre y ello habla de su carácter saludable. El síntoma remite más bien a un
carácter “patológico”, de “enfermedad”, en tanto expresan algo de sufrimiento en el sujeto.
Son formaciones de compromiso ó transaccionales (de transacción). Dice Freud “No queremos
meramente describir y clasificar los fenómenos sino concebirlos como indicios de un juego de
fuerzas que ocurren dentro del alma, como exteriorización de tendencias que aspiran a
alcanzar una meta”. Es decir, todos ellos conllevan un juego de fuerzas entre instancias
psíquicas, entre dos tendencias que entran en conflicto, por lo cual la condición para su
formación es que se haya constituido el psiquismo en espacios/sistemas diferenciados por el
mecanismo de la represión. Dichas manifestaciones son formaciones de compromiso porque
en cada una hay dos fuerzas en puja/en conflicto, pero entre ellas se produce una transacción,
un arreglo, una reconciliación, entre el deseo y la defensa que se le opone, entre aquello que
quiere expresarse (el deseo Icc) y lo reprimido, entre las representaciones reprimidas y las
represoras, entre una tendencia perturbada y una perturbadora.
Analizar cada uno de los fenómenos psíquicos mencionados que Freud advierte en la clínica
psicoanalítica, nos permite articular los tres puntos de vista de la metapsicología freudiana:
tópico/estructural, dinámico y económico.
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Actos fallidos
Los actos fallidos, dice Freud, no tienen que ver con la enfermedad sino que pueden
observarse en cualquier “persona sana”. Por ejemplo: cuando alguien quiere decir algo y dice
en cambio otra palabra sería un desliz verbal; cuando alguien lee algo diverso de lo que está
escrito, un desliz en la lectura; cuando alguien oye algo distinto a lo que se le dice, un desliz
auditivo; también los olvidos (cuando alguien no puede hallar un nombre que sin embargo
conoce, cuando se olvida de hacer algo, o guarda un objeto en alguna parte y después no atina
a encontrarlo) o el perder algo. Freud dirá que se trata de “errores”, que tradicionalmente
eran explicados a partir de la desatención, pero sin embargo él advierte que hay numerosas
acciones que se hacen de manera automática de un modo totalmente correcto (como por
ejemplo ir a algún lugar pensando en otra cosa…). En sus palabras: “Podría sostenerse que esto
es efecto de la emoción, pero no se entiende por qué motivo la emoción no haría más bien, que
se pusiera mayor atención en algo que se procura con tanto interés”. De este modo, Freud
sostiene que los actos fallidos son actos psíquicos, tienen un sentido (significado, propósito,
tendencia y ubicación dentro de una serie de nexos psíquicos) y nacen por la interferencia de
dos propósitos, dos intenciones diversas: una es la perturbada (lo que el sujeto quería decir) y
otra la perturbadora (lo que el sujeto termina diciendo; que está latente esperando
expresarse). Y aquí nos dice: “Lo interesante es saber qué clase de intención tiene la que
emerge como perturbadora de otra: la tendencia perturbadora se traspone contra su voluntad
en una exteriorización, ya sea, alterando lo expresado o entreverándose con ella; ó bien
sustituyéndola, pero estaba sofocada, refrenada”.
Los actos fallidos entonces, son el resultado de un compromiso dado que conllevan un éxito a
medias y un fracaso a medias respecto de cada uno de los dos propósitos: la intención
refrenada no se sofoca (cancela) del todo ni se impone totalmente.
En el texto Freud menciona las acciones sintomáticas, que si bien también tienen el carácter de
lo inmotivado o irrelevante, se distinguen de las acciones fallidas porque no presentan otra
intensión con la que choquen; se ejecutan como “jugando”, en apariencia sin fin alguno.
El sueño
Como vimos, en los actos fallidos hay un compromiso entre una tendencia perturbadora y la
perturbada. En el sueño, en tanto formación de compromiso, se da entre un estímulo psíquico
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(el deseo ICC que urge ser tramitado) y el deseo de dormir. De modo que el sueño también es
un sustituto de otra cosa, de algo desconocido para el soñante.
Freud se pregunta acerca de cuál es la función del sueño, y dirá que el “sueño es el guardián
del dormir”. Dado que el dormir requiere retirar el interés de las cosas del mundo (la vigilia), el
sueño tramita los estímulos perturbadores del dormir, tanto internos como externos, de modo
que dejen de perturbar al soñante y pueda seguir durmiendo. Esto implica que el excitador del
sueño es un deseo ICC, y para cumplir la función de guardián del dormir, figurará de forma
alucinatoria el cumplimiento del deseo que lo incita (Cap. III, 1900; pp. 142-152). El deseo
entonces, es el que presta la energía psíquica para la formación del sueño.
El sueño en tanto trabajo psíquico, traspone un pensamiento en vivencia. Presenta un
contenido manifiesto, y un contenido latente. En el primer caso, es de carácter consciente y
remite a lo que el sueño “cuenta”, a lo que el soñante puede relatar respecto del mismo; en el
segundo caso, refiere al sentido, significado que expresa dicho sueño siendo desconocido, ICC,
para el sujeto; es el sustituto desfigurado/disfrazado de algo diverso que remite a
pensamientos oníricos de carácter PCC (Cap. VI, 1900; pp. 285-286).
Freud habla de la desfiguración onírica para dar cuenta de aquello que al sujeto le aparece
como ajeno e incomprensible del sueño (Cap. IV, 1900; pp. 153-155). Ello se debe al
mecanismo de la censura onírica que además de disfrazar el sueño, hace que haya elementos
que no se recuerdan bien, lo impreciso y dudoso del sueño. Se pregunta, ¿contra qué se dirige
la censura?: dirá que recae contra tendencias repudiables en el sentido ético, sobre deseos
censurados, sobre aquello que el sujeto no se permite pensar.
Finalmente, Freud dirá que los dos mecanismos fundamentales para la formación del sueño
son el desplazamiento y la condensación (Cap. VI, 1900; pp. 287-289; 311-315):
desplazamiento del acento que implica una modificación y reordenamiento de pensamientos
latentes; y condensación en tanto en el sueño se produce un reagrupamiento de los elementos
del contenido latente.
El chiste
Dice Freud que para buscar algún posible esclarecimiento sobre la esencia y los nexos del
chiste, la primera impresión que se obtiene en la bibliografía es que sería imposible tratarlo
fuera de sus nexos con lo cómico. Tomado de un filósofo de la época que habla del chiste
como "el juicio que juega'', dice Freud que podría ocurrir que en este concepto “estuviera
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contenida la primera condición, si no la fórmula íntegra, que solucionara nuestra tarea”. Desde
siempre se ha definido el chiste como la aptitud para hallar semejanzas en lo desemejante, es
decir, semejanzas ocultas. Dice Freud que otros puntos de vista para la definición conceptual o
la descripción del chiste, son el contraste de representación, el sentido en lo sin sentido (en el
disparate), el desconcierto e iluminación. Freud recupera esta idea de los filósofos: “El chiste
sería la conexión o el enlace arbitrarios de dos representaciones que contrastan entre sí de
algún modo, sobre todo mediante el auxilio de la asociación lingüística”. Con el chiste, se
presenta a un enunciado un sentido que no tiene del todo lógica formal alguna, pero que sin
embargo se haya en éste una verdad.
Freud retoma la idea de que el chiste debe poner de relieve algo oculto o escondido (Fischer,
1889, pág. 51) sosteniendo que ello tiene que ver más con la esencia del chiste que con su
pertenencia a la comicidad. En relación a la formación del chiste y su técnica, Freud expone
numerosos ejemplos en la obra mencionada, dando cuenta que en general implican una
condensación lingüística como formación sustitutiva, teniendo la particularidad de la
brevedad, pero que enseguida se entiende y se discierne a partir del contexto en que se
encuentra. Su efecto será el de provocar risa en tanto posee el carácter de una ocurrencia
involuntaria, pero en el que algo sofocado (oculto) se sustituye y sale a la luz bajo un cambio
de expresión, procurando así la ganancia de placer (en ello radica su valor).
Vemos entonces como el trabajo del sueño y del chiste, coinciden en tanto formaciones
sustitutivas o de compromiso que utilizan en sus formas de expresión, el mecanismo de la
condensación y desplazamiento, produciendo una figuración indirecta por un contrasentido.
En cuanto a una diferencia, Freud advierte que en el trabajo del sueño se produce una
regresión de la ilación de pensamiento hasta la percepción, y ello sin duda falta en el chiste. En
éste en cambio, un pensamiento preconsciente es entregado por un momento a la elaboración
inconsciente, y su resultado es aprehendido enseguida por la percepción consciente.
Otra diferencia dirá Freud, el sueño es siempre un cumplimiento de deseo, aunque vuelto
irreconocible; el chiste es un juego desarrollado. “El sueño, a pesar de su nulidad práctica,
mantiene su conexión con los grandes intereses vitales; busca satisfacer las necesidades por el
rodeo regresivo de la alucinación y debe su admisión a la única necesidad que se mueve
durante la noche, la de dormir. En cambio, el chiste procura extraer una pequeña ganancia de
placer de la mera actividad de nuestro aparato anímico, exenta de necesidades; luego procura
atraparla, como una ganancia colateral, en el curso de la actividad de aquel, y así alcanza,
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secundariamente, unas funciones vueltas hacia el mundo exterior…”. En este sentido, Freud
dirá que el sueño sirve predominantemente al ahorro de displacer mientras que el chiste a la
ganancia de placer; ahora bien, en estas dos metas coinciden todas nuestras actividades
anímicas.
El síntoma
En un sentido vulgar del término, un síntoma alude a la expresión de algún disfuncionamiento
(recordemos que Freud también lo vincula al campo de la enfermedad y la psicopatología); por
ejemplo, desde lo orgánico la fiebre puede ser síntoma de una enfermedad; en un sentido
psíquico, un síntoma puede ser la fobia a los caballos… Para Freud, al igual que las operaciones
fallidas, los sueños y chistes, tienen un sentido y se entraman con el vivenciar del paciente.
También se lo concibe como una formación de compromiso producto de la topicación del
aparato psíquico: implica un conflicto entre dos fuerzas que se reconcilian en el síntoma, por
ello su levantamiento es tan resistente en tanto está sostenido por dos lados: aquello que
desea satisfacción (libido insatisfecha); y por otro lado, la imposibilidad de realizarlo, ya sea
porque la realidad lo impide o porque el sujeto no acepta un sustituto; es decir implica un
conflicto entre el deseo (ICC) y la defensa (Yo).
En la neurosis el Yo no presta su acuerdo a esta satisfacción, de modo que la libido insatisfecha
debe hallar una salida que permita satisfacerse, escoger una expresión admitida por el Yo.
Cuando ésta intenta nuevamente investirse a un objeto pero la realidad por segunda vez se
opone, queda frustrada. Entonces puede que esta libido se vuelque al Yo por un momento y
luego decida emprender un camino regresivo para lograr satisfacerse de una buena vez. Esta
libido puede regresar hacia los primeros objetos incestuosos o hacia estadios anteriores ya que
en éstos hubo fijación, es decir mucha satisfacción o displacer (también otro camino será que
la libido se satisfaga a nivel de la fantasía o sueños diurnos).
El síntoma será entonces un cumplimiento de deseo (ICC) desfigurado ingeniosamente,
provisto de dos significados que se contradicen entre sí (por ej. un neurótico obsesivo con la
limpieza), operando también aquí los mecanismos de condensación y desplazamiento.
Cabe destacar que para la formación de síntomas, además de la concepción dinámica, es decir,
del conflicto (fuerzas que se contraponen), es necesario considerar el punto de vista
económico, la cantidad, la magnitud de energía que entra en juego: “El conflicto entre dos
aspiraciones no estalla antes de que se haya alcanzado ciertas intensidades de investidura”.
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BIBLIOGRAFIA
FREUD, S. (1915). Vol. XIV. "Trabajos sobre Metapsicología". Obras completas. Amorrortu
editores. Buenos Aires. Argentina.
FREUD, S. (1925 [1924]). Vol. XX. "Presentación autobiográfica". Cap I y II. Amorrortu Editores.
Buenos Aires. Argentina.
FREUD, S. (1900). Vol. IV. “La interpretación de los sueños (primera parte)”. Capítulos III (pp.
142-152), IV (pp. 153-155) , VI (285-289; 311-315) . Obras Completas. Amorrortu editores.
Buenos Aires. Argentina.
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i
El proceso primario es el nombre de esta otra lógica, en la que un elemento puede tomar todo el peso,
todo el valor de otro y puede, incluso, como en este caso la imagen del tigre, tomar toda la importancia
de muchas otras imágenes que no aparecen (por ejemplo, el ataque, el nacimiento, el deseo sexual).
ii
El proceso secundario se rige por el principio de realidad, el cual, modifica el principio de placer, en la
medida en que logra imponerse como un principio regulador, la búsqueda de la satisfacción ya no se
efectúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos y aplaza su resultado en función de las
condiciones
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