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El CRECIMIENTO ESPIRITUAL COMO

ÁRBOLES. Marco 8,24

Con esta figura del árbol no se pretende


ilustrar el estancamiento, sino la importancia de un
buen testimonio. En Tito 2:10, Pablo exhorta a los
siervos cristianos a comportarse con sus amos de
modo que “en todo “honren” la doctrina de Dios
nuestro Salvador”. El término “honrar” se refiere a que nuestra vida debe ser tal que
embellezca —y no empobrezca— la imagen del evangelio. Nuestro testimonio debe
hacer al evangelio llamativo.
Cuando vemos un gran árbol plantado en un campo nos maravillamos de su
grandeza, de las formas que tienen sus ramas y de los detalles de sus hojas; pero si
reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que éste nació de semilla y que para
llegar a ser árbol han pasado muchos años de crecimiento y fortalecimiento.
Así mismo es la fe en nosotros, es como una semilla que al plantarla tiene la
capacidad para crecer; pero este crecimiento se da acorde con lo que cada uno pueda
creer y declarar. El único abono provechoso para la fe es la Palabra de Dios, la cual
tiene la capacidad para darle vida a la fe.

PARALELO DEL CRECIMIENTO ESPIRITUAL – CRECIMIENTO DE UN


ÁRBOL
Lectura de Marcos 8,24

1. RAÍZ = INTIMIDAD (crecimiento hacía ADENTRO)


Ese crecimiento hacia abajo es sumamente importante, la raíz del árbol es la que
da soporte, pero también es la que da vida, y es el crecimiento que más descuidamos
precisamente por ser secreto, por ser oculto, es el crecimiento que nadie ve (Mateo 6,
6). ¿Qué nos está diciendo la escritura?, nos está diciendo que los resultados externos
que veas en la vida de una persona, o en tu propia vida, es el resultado externo de tu
crecimiento interno, de lo que ocurre en lo privado, de lo que ocurre en lo secreto.
Cuando veas un árbol, debes hacerte la proporción de que, en la mayoría de los
casos, el tamaño que ves por sobre la tierra, corresponde más o menos al mismo
tamaño del árbol oculto, es como dos árboles en uno, uno que creció hacia arriba y
otro que creció hacia abajo, y la vida del creyente en la fe, es esa. Su crecimiento
exterior es simplemente un reflejo, de su crecimiento interior; un árbol con un buen
desarrollo de raíces (crecimiento en lo secreto) es capaz de soportar cualquier
situación. Esa vida secreta íntima que tenemos con Dios es la que nos sostiene, pero
también somos nosotros quien sostenemos esa vida íntima con Dios.
Las raíces deben llegar hasta el nivel donde encuentren esos conductos secretos de
agua, esas corrientes subterráneas que le puedan dar vida, como Jesús dijo: “de su
interior correrán ríos de agua viva (Juan 7,38), y del espíritu que han de recibir los
que creen en él (Juan 7,39). La intimidad tiene que permitirnos el soporte y la
alimentación espiritual, lo exterior no genera tanta alimentación como lo interior, lo
exterior permite manifestar esa riqueza que ganamos en el tiempo de intimidad,
porque eso es la raíz, el crecimiento de intimidad, la vida del creyente tiene como
factor fundamental la intimidad con Dios, ese crecimiento secreto que da estabilidad.

2. TRONCO = CARACTER (crecimiento hacía AFUERA)

Las raíces deben manifestarse a nivel de superficie en el crecimiento del tronco.


Estamos hablando de árboles, no de una enredadera; no somos creyentes de piso,
somos como un árbol, como el cedro del Líbano (Ezequiel 31,3). El crecimiento debe
ser vertical, debe ser ascendente, es un crecimiento que te aleja cada vez, más de la
tierra en dirección hacia el cielo. Cada vez nos vamos desprendiendo de lo material, y
avanzamos en dirección de lo celestial.
Todo este crecimiento va a depender de la intimidad que tengamos con Dios, del
crecimiento de nuestras raíces. Leamos Colosenses 3, 1-2, ¿Cómo se logra eso? Con
una adecuada intimidad con Dios, con un corazón sincero (Hebreos 10,22). Si nuestra
búsqueda de Dios es simplemente para cosas materiales, nuestra oración parece la lista
del mercado, de útiles escolares, de tareas que le encomendamos a Dios que haga, y no
se tiene intimidad enriquecedora, entonces el crecimiento será lento y no nos
separaremos de las cosas materiales, estaremos siempre pegados a la tierra y no
tendremos altura y nivel espiritual.
El tronco es el soporte visible y central del árbol y tiene que ver con el
carácter del cristiano. Es la manifestación externa de la intimidad que el creyente
tiene. Cristianos con carácter que demuestran ser muy amados, llenos de talentos,
llenos de habilidades, dones, siempre están al servicio de Dios. Sin embargo, existen
cristianos con carácter muy lindo, son como flores de jardín. Que dan ganas de
ponerlos en todas partes, pero son solo de adorno, porque no tienen carácter de
responsabilidad para cumplir con sus obligaciones, siempre se quejan o dicen no tener
tiempo, estos no son árboles, parecen un árbol bonsai, que le van trabajando las raíces,
para que no crezca. Esto es lo que debemos de entender, la relación que hay entre
intimidad y carácter en el cristiano, es decir la manifestación de su intimidad con Dios.
Eso es lo que la gente ve en nosotros, el carácter de cristiano en nuestra vida.

3. RAMAS = AUTORIDAD (Crecer en diferentes direcciones)


Las ramas están relacionadas directamente con el concepto de autoridad. En el
libro de los Números 17,16-23, nos habla sobre la vara de Aarón que reverdeció,
volvió a germinar y echar hojitas y florecitas. Nos habla de la autoridad de los
patriarcas dice la rama de José, la rama de Judá; las ramas significan autoridad. Un
creyente que tiene carácter, empieza a recibir de Dios un crecimiento distinto, un
crecimiento en diferentes direcciones y el crecimiento es autoridad. Un crecimiento
armónico que crece en diferentes direcciones, con un conocimiento que lo lleve a
expandirse, a ampliarse. Esos son los diferentes dones que Dios le concede.
Las ramas son el crecimiento de la frondosidad, de la extensión de la magnitud
verdadera de ese árbol, no solamente altura sino también extensión que cada día tenga
más carácter y ese carácter generará de una manera proporcional, a medida que se
gana carácter y autoridad.

4. HOJAS = PALABRAS (Crecer en diferentes direcciones)


Las hojas en la Escritura siempre tienen que ver con palabras. El Salmo 1,3 nos
dice que somos “como árbol plantado junto al río que da fruto a su tiempo y tiene su
follaje siempre verde”. Jeremías 17,8 también nos dice que el cristiano “Se asemeja a
un árbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus raíces hacia la corriente: no
tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde”. Pero ¿a que se
refiere que su follaje se mantendrá verde? Se refiere a sus palabras, que siempre
mantendrán ese sentido de crecimiento desde sus raíces, es decir que sus palabras no
caen, lo que él dice es consistente. Hablar de la hoja del cristiano, es referirse a la
lengua que actúa como una hoja y que produce ese ruido, o sea, una palabra.
La hoja está relacionada íntimamente con el tema palabra. Las hojas siempre
aparecen después de las ramas, nunca antes. Qué interesante y qué maravilloso es
cuando una persona habla de lo que tiene autoridad (tronco), es decir, que nunca habla
de lo que no conoce.
Al creyente se le da palabra después de que tiene autoridad. Porque la palabra y la
autoridad de comunicar y hablar, viene después de que la persona ha tenido una
intimidad que ha formado un carácter, un carácter que le ha hecho merecedor de
autoridad.

5. FLORES = ADORACIÓN (todo lo que hacemos para Dios con excelencia es


adoración a Dios).
Además de recibir palabra, también un árbol sano, un árbol hermoso, debe mostrar
flores. Las flores producen la fragancia, y la fragancia en la escritura siempre ha
estado relacionado con adoración. Recordemos la mujer que parte el frasco de
alabastro con el perfume de Nardo (Marcos 14,3). Nardo es una flor, y suelta ese
aroma tan delicioso. La adoración significa eso.
Es importante en la vida del creyente hacer adoración a Dios, ¿pero que es adorar
a Dios? “Es todo lo que hagas para Dios con excelencia”. Y cuando decimos TODO,
es TODOS. Todo lo que hagamos en nuestro metro cuadrado, hacer las cosas como lo
decíamos anteriormente: “CON AMOR, CON ENTREGA”, no de compromiso o
cumplimiento. Desde limpiar unas sillas, limpier los baños, dar catequesis a los niños,
acomodar unos cables para hacer una transmisión, ayudar a colocar el sonido de la
iglesia, o repartir alimentos a los necesitados. Desde prepararnos para ir a la reunión
de nuestra comunidad con el tiempo debido, arreglarnos adecuadamente para ir a misa,
prepara con tiempo la ofrenda económica responsable o los víveres para cada 23 de
mes. Todo lo que hagas para Dios con excelencia es adoración.

6. FRUTOS = IDENTIDAD (por sus frutos los conoceréis)


Las flores tienen un propósito, de convertirse en frutos. Por eso nuestra adoración
debe de volverse fruto. Si nuestra adoración no se vuelve fruto, es una adoración sin
sentido, una adoración necia, una vestidura externa, que se crea a nivel de lo
emocional.
Cuando es espiritual, tiene que producir frutos. Y cuando pensamos en frutos,
pensamos en actitudes, en comportamientos, en conductas, en obras. Cuando pasamos
cerca de un árbol, además de ver su sombra o su belleza, siempre vemos si tiene
frutos. Y la mejor manera de poder identificar un árbol, es por sus frutos.
Cristo dijo, por sus frutos los que nos conoceréis (Lucas 6,44). El fruto es la
evidencia clara para poder identificar a un árbol. Que de tu adoración pases a una
identidad. Una identidad que muestre que eres un árbol como el árbol de la vida.
Cristo mismo aclara al final en Apocalipsis 22, 2: “que el árbol de la vida produce 12
frutos, uno cada mes del año”. O sea, no tiene cosechas ni temporadas. Todos los
meses es fructífero. ¿Soy yo ese tipo de árbol? Si somos de ese tipo de árbol, entonces
las personas van a ver en mi a Cristo Jesús.

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Leer Ezequiel 31, 1-12

El crecimiento del creyente y el crecimiento de los árboles a partir del paralelo


hombre árbol que la escritura nos muestra cómo es el crecimiento del creyente
comparándolo con las partes del árbol.
Ezequiel 31 habla y compara al hombre y el árbol, en este caso compara al
faraón con el cedro del Líbano. Ezequiel describe con un paralelo con el cedro del
Líbano y muestra algunos elementos que son realmente muy enriquecedores además
de decir que sus raíces extendieron hasta que encontraron agua y por eso sus ramas se
extendieron como ningún otro árbol, creció más que cualquier otro árbol del Edén,
llegó a ser frondoso, estuvo firme a pesar de las circunstancias en medio de la sequía,
echó buenas raíces de intimidad que le permitieron formar un carácter despegado de la
tierra apuntando hacia el cielo que sobre ese carácter recibió autoridad y que por esa
autoridad se le dio la palabra para hablar. También tiene flores de adoración, pero
flores que no hacen año, flores que tienen un propósito que después termina generando
fruto. Este árbol así de frondoso, es en el que debemos de convertirnos, en el que
Cristo está obsesionado en convertir y lo único que hay que hacer es dejarnos
transformar, que Él haga su obra maravillosa en nosotros.

¿Vale la pena ser un gran árbol? Jeremías 17 habla de los árboles que en el
tiempo de la sequía permanecerán verdes. Habrá momentos y circunstancias en que la
situación se volverá demasiado difícil de enfrentar y de solucionar. El Salmo 52,10
dice: “Pero yo quiero ser olivo vigoroso en la casa de Dios, en el amor de Dios yo me
confío para siempre jamás”. Dios quiere que nosotros seamos ese árbol maravilloso,
sin importar lo que esté en nuestro entorno; gracias a nuestras raíces, podemos
encontrar esa fuente inagotable de vida que es el espíritu de Dios, ese plan de Dios
para nuestra vida.

ORACIÓN

Señor Jesús, he entendido tu Palabra y quiero caminar en tu plan y dejar de


caminar en el mío. Ayúdame Señor a crecer en profundidad espiritual, en esa
intimidad que me permite crecer exteriormente en carácter.
Permíteme Señor recibir autoridad y en esa autoridad recibir palabra y tener
criterio para poder hablar y enseñar sobre eso que tú quieres, a poder adorarte y que mi
adoración se vuelva fruto y que el fruto me identifique a mí y que por mi fruto me
conozcan para ser ejemplo de todos los que están a mi alrededor.
Que cada día sea menos yo y seas más tú mi Señor, que como Pablo pueda
decir: “y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”, sin importar que pase
alrededor, aunque la tierra tiemble, aunque las aguas traspasen el borde de la mar, yo
estaré confiado, estaré como un árbol plantado en la casa del Señor.
Mi preocupación no es estar en medio de condiciones favorables, mi
condición es disfrutar del favor que tengo de ti mi Dios, y aprovecharlo para crecer y
ser como un árbol plantado junto a las corrientes de aguas.

Todo esto te lo pido Señor en el nombre de Jesús, amén.

PREGUNTAS PARA EVALUAR MI CRECIMIENTO ESPIRITUAL


Leer 2 Pedro 1,1-11

Es un buen momento para hacer un alto y evaluar nuestra propia vida, tanto
personalmente, como comunitariamente. ¿Qué tanto he progresado espiritualmente?
Así como las plantas, los cristianos debemos llenarnos de los nutrientes
espirituales necesarios para crecer. Si una planta no está bien arraigada, con sus raíces
bien profundas en la tierra, deja de crecer y, eventualmente, muere. A un cristiano le
sucede lo mismo cuando no está bien arraigado en Cristo.
Responda con toda sinceridad estas preguntas para que pueda analizar de qué
se está llenando en este momento y vea si está creciendo espiritualmente o no.

1. ¿Cómo se encuentra en este momento mis raíces, mi tronco, mis ramas, mis hojas
y mis frutos? ¿Cuál de ellas necesito fortalecer?

2. Si observo mi vida en este año ¿Consideraría que he avanzado espiritualmente?


¿En qué me he quedado atascado/a? ¿En qué he ido hacia atrás?

3. ¿En qué paso mi tiempo día a día? ¿Paso tiempo con Dios... todos los días, una
vez a la semana, de vez en cuando? ¿Voy a las horas santas?

4. Cuando la vida se pone difícil, ¿a qué o a quién recurro en primer lugar?

5. ¿Con qué frecuencia voy a la iglesia? ¿Más de un día a la semana? ¿Todos los
domingos? ¿Algún domingo?

6. ¿De qué forma estoy usando mis dones y talentos en el servicio a Dios? ¿Lo que
hago, lo hago con verdadero amor, o solo por compromiso?

7. ¿Soy influencia para las personas a mi alrededor (comunidad, familia, amigos,


compañeros de trabajo, de estudios...) de manera que los estoy acercando a Cristo?

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