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TEORÍA PEGAGÓGICA SOBRE EL CONDUCTISMO

El conductismo es una corriente psicológica que surgió a principios del siglo XX y que ha
ejercido una influencia significativa en el ámbito educativo, dando lugar a un modelo
pedagógico particular. Esta teoría se fundamenta en el estudio objetivo y científico de la
conducta observable y mesurable, descartando los procesos mentales internos, como
pensamientos, emociones y motivaciones, como objeto de estudio válido para la psicología.

Los principales exponentes del conductismo y sus aportes teóricos que sustentan el modelo
pedagógico conductista son:

Iván Pavlov (1849-1936), fisiólogo ruso, desarrolló la teoría del condicionamiento clásico o
respondiente a partir de sus experimentos con perros. Demostró cómo un estímulo
inicialmente neutro (como un sonido) puede provocar una respuesta fisiológica refleja (como
la salivación) si se asocia repetidamente con un estímulo incondicionado (como la comida).
Este principio de aprendizaje por asociación de estímulos se ha aplicado en educación al
reforzamiento de conductas deseadas mediante el uso de recompensas o castigos.

John B. Watson (1878-1958), psicólogo estadounidense considerado el fundador del


conductismo, sostenía que la psicología debía centrarse únicamente en el estudio objetivo y
sistemático de la conducta observable y mesurable, descartando completamente los procesos
mentales internos como objeto de estudio válido. En el ámbito educativo, esta postura radical
se traduce en un enfoque centrado exclusivamente en la instrucción directa, la repetición y el
refuerzo de las conductas deseadas, sin considerar los procesos cognitivos o emocionales
involucrados en el aprendizaje.

B.F. Skinner (1904-1990), psicólogo estadounidense, desarrolló la teoría del


condicionamiento operante o instrumental, la cual se centra en el efecto que las
consecuencias tienen sobre la conducta. Según Skinner, las conductas que son reforzadas
(premiadas) tienden a repetirse e incrementarse, mientras que aquellas que son castigadas o
ignoradas tienden a extinguirse. En el ámbito educativo, esta teoría se ha aplicado mediante
el uso sistemático de refuerzos positivos (elogios, recompensas, calificaciones altas) para
promover y fortalecer conductas y aprendizajes deseados, así como la aplicación de
consecuencias negativas (castigos, reprimendas, calificaciones bajas) para disminuir y
eliminar conductas no deseadas.

El modelo pedagógico conductista, sustentado en los principios del condicionamiento clásico


y operante, se caracteriza por los siguientes elementos:
1. Énfasis en la enseñanza programada y el diseño instruccional riguroso, donde los
contenidos se dividen en pequeñas unidades y se presentan de manera gradual, secuencial y
altamente estructurada, con el objetivo de lograr un aprendizaje eficiente y efectivo mediante
la práctica repetitiva.

2. Utilización sistemática de refuerzos positivos (recompensas tangibles o simbólicas,


elogios, calificaciones altas) como principal estrategia para promover, fortalecer y mantener
conductas y aprendizajes deseados en los estudiantes.

3. Aplicación de consecuencias negativas (castigos, reprimendas, calificaciones bajas, retiro


de privilegios) como estrategia para disminuir, eliminar o extinguir conductas no deseadas
en los estudiantes.

4. Foco en el moldeamiento y modificación de la conducta observable del estudiante,


considerada como el principal y único indicador válido del aprendizaje, descartando los
procesos cognitivos y afectivos involucrados.

5. Énfasis en la instrucción directa, la repetición constante y la práctica mecánica de los


contenidos y habilidades a aprender, con poca o nula consideración de los intereses,
motivaciones o estilos de aprendizaje individuales de los estudiantes.

6. Evaluación sumativa basada exclusivamente en la medición objetiva y estandarizada de


los resultados observables del aprendizaje, mediante pruebas de rendimiento o exámenes
estandarizados.

7. Concepción del estudiante como un sujeto pasivo, receptor de los estímulos y refuerzos
provistos por el docente, quien asume un rol activo como transmisor de conocimientos y
modelador de las conductas deseadas.

Es importante destacar que el modelo pedagógico conductista ha sido ampliamente criticado


por su visión reduccionista del ser humano y del proceso de aprendizaje, al centrarse
únicamente en la conducta observable y descuidar los procesos cognitivos, emocionales,
sociales y motivacionales que influyen en el aprendizaje. Además, se le cuestiona su enfoque
mecanicista y su concepción del estudiante como un sujeto pasivo, receptor de estímulos y
refuerzos externos.

Sin embargo, a pesar de estas críticas, el conductismo ha tenido una gran influencia en las
prácticas educativas, especialmente en el entrenamiento de habilidades específicas, en el
ámbito de la educación especial y en el diseño de programas de instrucción altamente
estructurados y secuenciados. Algunos de sus principios, como el uso moderado de refuerzos
positivos y la práctica sistemática, siguen siendo utilizados en la actualidad, aunque desde
una perspectiva más integral que considere al estudiante como un ser activo, con procesos
cognitivos, emocionales y sociales que influyen en su aprendizaje.

En conclusión, el conductismo ha aportado una perspectiva teórica y metodológica al campo


de la educación, enfatizando la importancia de los refuerzos, la práctica sistemática y la
evaluación objetiva del aprendizaje. Sin embargo, en la actualidad se reconoce la necesidad
de integrar estos principios con otros enfoques que consideren al estudiante como un ser
integral, con procesos cognitivos, emocionales y sociales que influyen en su aprendizaje, y
que promuevan el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico, resolución de problemas
y aprendizaje autorregulado.

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