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NEOTOMISMO:
Si bien Santo Tomás no escribió un tratado sobre valor, hay en sus ideas ciertas tesis que sirven de base
para la estructuración de un sistema axiológico. En este sentido, el tomismo postula 2 tesis
fundamentales:
“El bien, metafísicamente considerado, es el fundamento del valor” (antecedente)
“El valor es la relación esencial y necesaria que existe entre el acto y su tendencia natural”
(consecuente)
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"Todo el año junto a vos"
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2. BIPOLARIDAD: Los valores tienen polaridad: un polo positivo y un polo negativo. Todo valor
tiene su disvalor o contravalor.
El disvalor o valor negativo no implica la mera ausencia del valor positivo, es decir, que el valor
negativo existe por sí mismo. Ejemplo: la injusticia, la deslealtad.
3. JERARQUIA: Para algunas posturas, hay valores más importantes que otros, es decir, que están
estructurados jerárquicamente según un principio de organización.
Se plantea la cuestión de si la escala jerárquica está dada a priori (lo que presupone asumir su
corrección) o va a ser variable siguiendo algunas reglas. Por ejemplo, la elección de aquel bien que
permita más ampliamente en una situación determinada, la eficaz defensa de los derechos
fundamentales.
El valor, como tal, al poseer como una de sus cualidades más destacadas al “rango”, posibilita una
ubicación en la escala adecuada las necesidades del momento. Sólo el bien común permanece
inalterable, en lo más alto de la escala. Todos los demás valores le son subordinados y puedes variar su
ubicación o rango.
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"Todo el año junto a vos"
Franja Morada UCSE
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"Todo el año junto a vos"
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En síntesis:
Los valores jurídicos son finalidades que el derecho ha de conseguir para ser plenamente tal.
Poseen una cualidad que les viene de su dependencia de lo jurídico: la conducta bilateral.
Son fines que permiten el desenvolvimiento más pleno del Derecho, como la misma cosa justa.
PLATÓN (orden) parte de la base que el estado ordenado es paralelo al hombre ordenado: son la cara y
contracara de una misma realidad. No podrá conseguir lo primero sin logar lo segundo.
Cuando cada estamento cumpla con la función que le es propia, allí estaremos en presencia de una polis
ordenada, y por ende, justa. La justicia es el orden: el ajuste dinámico, el funcionamiento vital y
sincronizado de cada uno de los estamentos que forman cualquier sociedad organizada y no puede
hablarse de “organización” sin hacer referencia al orden.
Del mismo modo, nos encontramos en presencia de un hombre “ordenado” y por lo tanto justo
cuando la razón impere sobre los apetitos.
Para SAN AGUSTÍN el orden es la disposición que asigna a las cosas diferentes y a las iguales el lugar que
les corresponde.
El derecho es un orden y una forma de vida.
Vivir con los demás implica la existencia de un orden que asegure aquel mínimum de orden sin las
cuales esa convivencia no existe, sin un mínimum de derecho no es posible la vida en la sociedad.
Nos queda ahora el análisis de la paz, como valor de derecho. En efecto, podríamos decir, en cierto
modo que la finalidad natural del orden es la obtención de la paz en sus dos niveles: individual y social.
SAN AGUSTÍN insiste que el anhelo de la paz es una ley natural.
La paz de la ciudad depende, inexorablemente, de nuestra paz interior, y de cómo utilicemos a ella en el
seno de nuestra familia.
LÓPEZ DE OÑATE sintetiza: el derecho funda la paz, coordinando las voluntades, de manera que,
incluyéndose cada una de ellas en el sistema social, ninguna de ellas es ya voluntad arbitraria.
Precisamente, en la medida en que se deja de lado la arbitrariedad se abre paso a la paz, entendida como
el estado de las cosas existentes en la sociedad y entre los hombre, generada a partir del reconocimiento
de los derechos de cada cual.
La seguridad es el reflejo del orden, por lo que desde el momento que existe orden, el individuo sabe a
que atenderse sobre su situación en cualquier orden de relaciones. La seguridad implica en si misma un
valor que exige la existencia de un derecho positivo, al igual que lo exige la justicia, que no puede
realizarse si no es a través de tal derecho positivo.
La justicia aquí ha de ser concebida como uno de los pilares que fundamentan la sociedad. Sin ella no
existe base firme, y al carecer de justicia no habrá a su vez ni paz, ni orden, ni seguridad y mucho
menos bien común.
En PLATÓN, la justicia en si misma hace posible la coexistencia ordenada en sociedad. Sin un mínimum
de justicia, la polis se vendría abajo y no habría ninguna forma de asociación posible.
ARISTÓTELES también advirtió que no era posible una clasificación de justicia que no incluyese a la
justicia política. La justicia política no es en sí misma una tercera forma de justicia, al lado de la justicia
general y particular, sino que son estas mismas especies de justicia, solo que en el aspecto de su
encarnación: en el seno mismo de la polis.
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SAN AGUSTÍN, observó que una ciudad sin justicia se asemeja a una cueva de ladrones, lo cual nos
reconduce al centro mismo de una concepción que ve en la justicia un valor imprescindible a la hora de
referirnos a los cimientos mismos del estado.
En consecuencia, la justicia o ideal del ordenamiento jurídico presenta las siguientes características:
1) Su profunda eticidad considera al otro y reconoce los derechos que le corresponden;
2) es la base misma de todo orden social;
3) sin un mínimum de justicia, la vida en sociedad sería imposible e impensable;
4) la justicia legitima al poder, y se pone al servicio del hombre
5) la justicia como fin permite conocer la realidad y actuar en consonancia con ella. Bajo este prisma, su
conexión con la prudencia política resulta más que evidente.
La libertad puede ser entendida como un valor jurídico, o puede integrar otra dimensión de lo jurídico.
El valor libertad es clave para el desarrollo de nuestra dignidad por la conexión con los fines últimos de
la persona, que conduce a la libertad moral, rasgo máximo de nuestra autonomía e independencia.
El bien común es entendido como “el conjunto de condiciones que hace plenamente existencial la
vida de los hombres en sociedad”.
El concepto de bien es complejo, desde que implica la idea de bien y de común; la primera significa el
perfeccionamiento del hombre; y la segunda proviene que el bien ha de ser distribuido y participado
por todos los miembros del Estado proporcionalmente a sus aptitudes y a su condición, o sea según el
orden de la justicia general.
Uno de los principales rasgos del bien común es: su participabilidad. Es un bien que pueden participar
todos. Su último responsable es el Estado. Es el valor jurídico mas importante, al cual deben
subordinarse todos los demás.
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Problema de conocimiento:
a) ¿Se puede alcanzar la verdad?
Escepticismo: niega esta posibilidad. Suspende el juicio sobre todas las cosas.
Dogmatismo: sostiene que podemos alcanzar la verdad, consiguiéndola en algunos casos.
b) Si nos decimos por el Dogmatismo se plantean otras dos cuestiones: ¿Por qué medios
conocemos la verdad?
Empirismo: por la experiencia (intuición sensible), ella es la única fuente de nuestro
conocimiento.
Racionalismo: por la razón (intuición intelectual), es la única que puede captar verdades
necesarias y universales.
II. EMPIRISMO: Es un movimiento filosófico cuyas ramificaciones son múltiples, cuyo rasgo en
común es admitir como único medio de conocimiento a la experiencia.
Lo que caracteriza al empirismo, es el apetito del hecho concreto y a la vez la desconfianza ante las
construcciones abstractas de la inteligencia, o más generalmente, ante todas las pretensiones del
espíritu que no estuvieran controladas por la experiencia. Modernamente el empirismo ha adoptado el
molde de la escuela filosófica analítica.
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III. RACIONALISMO: Esta postura, contraria al empirismo, le otorga un papel muy escaso y
relativo a la experiencia humana.
El racionalismo pretende deducir todo conocimiento cierto de los primeros principios evidentes a
priori, de un modo independiente de los datos de la experiencia sensible.
En el pensamiento moderno, debemos citar a KANT, la gnoseología kantiana radica enteramente en la
distinción entre la materia y la forma de conocimiento. Ambas son igualmente necesarias para constituir
un conocimiento.
Así la forma, consiste en un cierto número de leyes que depende de la naturaleza, de la constitución del
sujeto. Pero es a priori, es decir, independientemente de la experiencia. Al nivel de la sensibilidad, hay
dos formas a priori: el espacio, forma a priori de la sensibilidad externa, y el tiempo, forma a priori de la
sensibilidad interna.
La materia, el contenido del conocimiento, es, por el contrario, a posteriori y nos es dada por la
experiencia sensible. En la tesis kantiana, es tan necesaria como la forma, pues sin ella el pensamiento
sería vacio y no tendríamos qué conocer.
Esta construcción se traslada de algún modo a la ética. Según Kant, el verdadero principio supremo de
la moralidad no debe derivar en modo alguno de la experiencia, porque esta (la experiencia) nos dice lo
que es, no lo que debe ser. El concepto de deber es, pues, un concepto a priori.
La pregunta fundamental es ¿Cómo se captan los valores? El racionalismo consideró que los valores
constituyen un tipo de objeto completamente inaccesible a la razón, es decir, sostiene que solo se
captan por medio del corazón, por la pura vía emocional.
IV. IDEALISMO: Hay un estrecho parentesco entre la racionalidad y el idealismo, pues el mejor
medio de obtener una realidad que sea racional es evidentemente admitir que lo real está constituido
por la actividad de la razón. Sus principales representantes son también, Descartes y Kant.
DESCARTES, considera a la conciencia humana como una conciencia cerrada, privada de toda relación
directa con las realidades extrañas al “yo”, sin otros contenidos que representaciones o imágenes de las
cosas; introduce con ello el pensamiento moderno de la concepción “representacioncita” y el
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“principio de inmanencia” que vendrán a ser los dogmas fundamentales del idealismo, y que se pueden
sintetizar de la siguiente manera: “todo objeto de pensamiento es inmanente al mismo pensamiento” o
también “un más allá del pensamiento es impensable”.
Con esta máxima se pretende encerrar el pensamiento dentro del circulo de sus representaciones; un
más allá del pensamiento es impensable, porque el objeto del pensamiento es todo lo que existe y
porque más allá del ser no hay más que la nada, imposible, impensable.
Según Descartes “por realidad objetiva de una idea, entiende la entidad o el ser de la cosa representada
por esa idea, en cuanto tal entidad está en la idea”.
El idealismo supone otro principio que puede llamarse de “relatividad”, y que puede explicarse a través
de 2 formas:
1) la conciencia es la condición de todo conocimiento, ya que es imposible saber lo que son las cosas
independientemente de su aparición en la conciencia, fuera de la conciencia no existe para nosotros;
2) el conocimiento es el acto de un sujeto, ya que es imposible definir un objeto cualquiera
prescindiendo de la actividad espiritual que lo hace surgir entre nosotros como objeto.
Sin duda, desde el punto de vista del conocimiento de los valores, el idealismo conduce fatalmente a un
subjetivismo. La posición implica estar encerrado en sus ideas.
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Al derecho le interesa la moralidad objetiva del acto justo, o sea, en cuanto bien debido al otro y
efectivamente dado o respetado, y a esa moralidad se le puede agregar la moralidad subjetiva del agente
que lo ejecuta con recta intención.
Moral y Derecho: vinculación necesaria (Teorías No Positivistas). La injusticia extrema no es derecho
(T. Radbruch) porque está vacía de moralidad. No toma en cuenta derechos humanos. Derecho es un
mínimo de ética.
Para FINNIS lo moral está representado por los bienes humanos básicos.
La justicia general
Las exigencias de la justicia son las implicaciones concretas de la exigencia básica de la razonabilidad
práctica según la cual uno ha de favorecer y promover el bien común de sus propias comunidades.
Para ARISTÓTELES la justicia en un sentido general significa la virtud comprehensiva en cuanto se
muestra en relación a otras personas. Hace una distinción técnica entre dos connotaciones de dikaion,
la palabra griega para lo justo, a saber lo justo qua legal (conforme la pauta) y lo justo qua igual (no
tomar más que la propia porción) el nombre aristotélico para la justicia en este sentido general es
justicia legal.
La justicia es en un sentido general siempre una voluntad practica de favorecer y promover el bien
común de las propias comunidades, y la teoría de justicia es, en todas sus partes, la teoría de lo que en
líneas generales se requiere para ese bien común.
La justicia distributiva
Los problemas para hacer realidad el bien común mediante un conjunto coordinado de condiciones
para el bienestar individual en una comunidad pueden dividirse en dos clases:
1) Hay problemas de distribución de recursos, oportunidades, beneficios y ventajas, roles, cargos,
responsabilidades, impuestos y cargas: justicia distributiva responde a estos.
2) Existen problemas relacionados con lo que se requiere para el bienestar individual en la
comunidad, que surgen en las relaciones y los tratos entre individuos y/o grupos, donde el
acervo común y lo que se requiere para la empresa común no están directamente en juego: la
justicia conmutativa lo resuelve.
Una disposición es distributivamente justa si es una solución razonable de un problema que consiste en
asignar algún objeto que es esencialmente común pero que necesita que se asigne a individuos
particulares. Los objetos pueden ser comunes de diversas maneras:
a) Un objeto es común si no es parte de ninguna persona individual y no ha sido creado por nadie,
pero es apto para ser usado en beneficio de cualquiera o de todos. Por ej., la luz.
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b) Otra clase de objeto común surge de la voluntad de los individuos de colaborar para mejorar su
situación. Ej. Un conjunto de individuos puede verse afectado por otros o por el mar o la peste
o la hambruna. Ninguno de ellos puede garantizar su seguridad mediante sus propios esfuerzos
descoordinados, pero todos pueden salvarse mediante la colaboración.
El bien común es fundamentalmente el bien de los individuos.
El bien de la autonomía personal en la comunidad sugiere que la oportunidad de ejercer alguna forma
de propiedad privada es una exigencia de justicia. Dice ARISTÓTELES que “la propiedad debe ser común
en algún sentido, pero privada hablando en general… sobre los bienes debería haber un dominio
privado, pero un uso común; y preparar a los ciudadanos para esto es la tarea del legislador”.
El sentido de la propiedad privada es darle al dueño la primacía del uso y el disfrute de la propiedad y
de sus frutos, pues es esta disponibilidad la que acrecienta su razonable autonomía y estimula su
productividad y cuidado.
La justicia conmutativa
ARISTÓTELES divide el campo de los problemas en dos clases:
a) Problemas de justicia distributiva: tratan acerca de todo lo que pertenece a la comunidad en
cuanto común pero divisible mediante asignación a sus miembros.
b) Problemas de justicia correctiva: la justicia que rectifica o remedia las desigualdades que surgen
de los tratos entre individuos. TOMAS DE AQUINO la denomina justicia conmutativa.
Aspectos en líneas generales:
La justicia conmutativa puede versar sobre las relaciones entre individuos determinados.
Un individuo puede tener un deber de justicia conmutativa respecto de muchos individuos más
o menos determinados.
Un individuo puede tener deberes de justicia conmutativa respecto de muchos individuos más o
menos indeterminados.
Un individuo tiene deberes de justicia conmutativa respecto de las autoridades que gobiernan su
comunidad.
Las personas que desempeñan la autoridad pública tienen deberes de justicia conmutativa
respecto de quienes están bajo su autoridad.
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La justicia y el estado
CAYETANO introdujo una interpretación novedosa al moldeo aristotélico- tomista, el cual había
clasificado la justicia en general (o legal) y particular y había subdividido la justicia particular en
distributiva y conmutativa.
Según Cayetano, hay tres especies de justicia, tal como hay tres tipos de relaciones en cualquier todo: las
relaciones de las partes entre sí mismas, las relaciones del todo respecto de las partes y las relaciones de
las partes respecto del todo. Y de manera semejante hay tres justicias: legal, distributiva y conmutativa.
Porque la justicia legal orienta a las partes hacia el todo; la distributiva, el todo hacia las partes, y la
conmutativa orienta a las partes entre sí.
Según la opinión de TOMAS DE AQUINO, cualquiera que esté a cargo de una parte del “acervo común”
tendrá deberes de justicia distributiva; de aquí que cualquier propietario puede tener tales deberes, pues
los bienes de esta tierra han de ser explotados y utilizados para el bien de todos. Según la opinión más
nueva los deberes de justicia distributiva pertenecen solo al estado o al todo personificado (la
comunidad).
Según la opinión de Tomas de Aquino la justicia legal es la forma fundamental de toda justicia, la base
de todas las obligaciones, distributivas o conmutativas; pues es el deber subyacente de respetar y
promover el bien común. Según la opinión más nueva, la justicia legal es poco más que el deber de
lealtad del ciudadano para con el estado y sus leyes.
FINNIS dice que la clasificación en general y particular lo hizo con fines académicos. En realidad, toda
justicia es justicia general. La justicia es una sola, porque toda situación de justicia mediata e
inmediatamente tiene como fin el bien común y en esa medida es siempre justicia general, por que la
justicia es una exigencia de la razón práctica, es un imperativo de mi razón para obrar, mi razón me
obliga a ser justo, justo es contribuir al bien común de las comunidades, este es el primer principio de la
razón práctica.
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Los miembro del ejército popular estaba autorizados a “ejecutar las competencias reguladas en esta ley
(Ley sobre funciones y competencias de la policía alemana VoPoG) en cumplimiento de las funciones
militares de vigilancia, orden y seguridad conforme a las instrucciones del Ministro para la Defensa
Nacional”.
De acuerdo al artículo 17.2a de la VoPoG, podía abrirse fuego para evitar la inminente comisión o la
continuación de hecho punible el cual, en función de las circunstancias, pudiera constituir un crimen.
En el hecho analizado, entraría en consideración un crimen contra el orden público, dado que el cruce
ilegal de la frontera, esto es, la fuga de la República, estaba tipificado por el código penal de la RDA.
El tribunal destaca que, tanto la VoPoG como la Constitución de la RDA reconocieron el derecho a la
vida y a la integridad corporal así como numerosos reconocimientos a los derechos humanos, lo que
permitiría interpretar las disposiciones de la RDA a la luz de los principios del Estado de Derecho; la
cual llevaría a concluir que los disparos mortales en la frontera fueron punibles según el derecho vigente
entonces.
Para finalizar, no se plantearía la cuestión de la retroactividad, pues los guardias fronterizos habrían
cometido un hecho punible en el derecho vigente de la RDA; y tampoco surgiría la cuestión del
derecho positivo injusto, pues el derecho positivo de la RDA habría prohibido la muerte en la frontera
y por lo tanto, no sería derecho injusto.
En 1992 el Tribunal Territorial de Berlín llega al resultado de que al tiempo de los hechos no había
ninguna causa de justificación que estuviera a disposición de los soldados de la RDA puesto que había
cometido un hecho punible incluso según el derecho vigente en la RDA. Por consiguiente, el hecho fue
antijurídico, y ello tanto según el derecho de la republica federal, como también conforme al de la
RDA.
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Las sentencias contra los miembros del Consejo Nacional de Defensa de la RDA.
El problema central de las dos sentencias contra los miembros del consejo nacional de defensa de la
RDA no es la antijuridicad sino la autoría y la participación.
El tribunal territorial de Berlín condeno a dos de ellos por inducción al homicidio y a uno por
cooperación.
El tribunal supremo federal condena a los 3 como autores mediatos del homicidio, porque
pertenecían a un órgano cuyas resoluciones constituían el presupuesto necesario para las
órdenes fundamentales sobre las que se erigía el régimen fronterizo de la RDA. Ellos poseían el
dominio de hecho, mientras que los soldados cuyas acciones condujeron materialmente a las
muertes actuaron como subordinados dentro de una jerarquía militar en la que su papel estaba
predeterminado.
La Formula de Radbruch.
Con la aplicación de la formula de Radbruch, no se altera retroactivamente la situación jurídica, sino
que solo se constata como era ésta en el momento de los hechos.
El Tribunal Constitucional Federal considera que la jurisprudencia del Tribunal Supremo Federal,
basada en la formula de Radbruch, es compatible con la Ley Fundamental.
La presentación que la jurisprudencia propia, comienza con la afirmación de que el Tribunal
Constitucional Federal “ha tomado en consideración que, en el caso de una contradicción insoportable
entre derecho positivo y la justicia, el principio de seguridad jurídica puede ser estimado como menos
valioso que el de justicia material”.
Con todo, resulta sumamente desconcertante que el Tribunal afirme que el principio de seguridad
jurídica, en caso de una contradicción insoportable del derecho positivo con la justicia, “pueda” ser
peor valorado que el de justicia material. Y en tales caso según esta formula, una ley “tiene que” ceder
ante la justicia. No es que el principio de seguridad jurídica pueda entonces solo ser peor valorado que
el de justicia material, sino que también debe serlo. Nada de esto hace supone renegar de la formula de
Radbruch, pero el convencimiento que sobre ella mostraba el Tribunal ya no parece ser tan firme como
antes.
Yendo todavía mas lejos, una lectura superficial de la frase “para la fundamentación de la punibilidad
no es preciso aquí el recurso a principios jurídicos suprapositivos”, que el Tribunal enuncia mas tarde,
podría parecer incluso una negación expresa a la formula. Y es que la Formula de Radbruch presupone
el derecho suprapositivo. En suma, pese a la citada frase del Tribunal Constitucional Federal, para
fundamentar aquí la punibilidad se precisa inexorablemente del recurso a principios jurídicos supra
positivos.
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Si bien mediante ella se excluye una causa de justificación, no se genera ningún nuevo supuesto de
hecho penal, lo que en cualquier caso vulneraria el art. 103.2 LF.
El hecho de que la argumentación del Tribunal Constitucional Federal tiene lugar en el marco de la
fundamentación de una limitación del art. 103.2 LF, para la cual naturalmente solo pueden aducirse
normas opuestas o limitativas de la propia Constitución, todo indica entonces que a la actual limitación
del art. 103.2 LF le corresponde una nulidad radical de idéntico alcance que se proyecta sobre las causas
de justificación del derecho de la RDA. Esto significa entonces que la Formula de Radbruch,
interpretada de modo que aparezca de la forma mas racional posible, sirve en efecto de base a la
decisión del Tribunal Constitucional Federal.
Por ello, hubiera sido más acertado que el Tribunal Constitucional Federal bien hubiera renunciado al
empleo del giro “más allá de las normas escritas” en sus pasajes mas importantes, o bien hubiera dejado
claro que con ello no pretendían afirmar que ese “ir con los asesinatos más allá de los escrito”
constituyeran una necesaria para la inaplicación del fundamento especial de confianza y, con ello, para
la limitación del art. 103.2 LF.
El principio de Culpabilidad.
El Tribunal desestima la alegación, por parte de los miembros del Consejo Nacional de Defensa de la
RDA, de una inmunidad preservada en calidad de antiguos detentadores de altos cargos
gubernamentales y miembros de un órgano constitucional de la RDA. Y ello aduciendo que la
“doctrina del acto de Estado” que dicha alegación pretende hacer valer no es regla general del derecho
internacional en el sentido del art. 25 LF, “puesto que en ningún caso es reconocida fuera del ámbito
jurídico angloamericano”. Además, “una inmunidad” no puede perdurar mas allá “de la existencia del
Estado al que el afectado pertenece”.
El Tribunal Constitucional Federal repite con desviaciones mínimas la formula que venían siguiendo el
Tribunal Supremo Federal desde la primera sentencia sobre las centinelas del muro.
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