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Las Escuelas matan la Creatividad – Analisis video Ken Robinson

Yo voy a disentir con algunos puntos de mis compañeros, con respeto, comprensión y
libertad.

Me encanta el análisis de Milagros, y como recicló lo desechable.

Con respecto a la elección de la frase, entiendo que en los tiempos que corren, cualquier
manifestación que suene a descalificación de alguien, y más, si ese alguien es mujer, se
condena, se cancela, se repudia.

Generalmente hablando, aunque las generalizaciones son muy peligrosas, y solamente hablo
de este tema porque fue la frase elegida, y siendo honesta, yo no desecharía absolutamente
nada de la Charla. Ken Robinson me parece espectacular de pies a cabeza. Pero, quiero
participar y por eso me pronuncio al respecto.

Volviendo al punto, considero que juzgar a alguien en el presente por algo que dijo o escribió
en el pasado, no es atinado. Como cuando se acusa de misógino a Freud, quien hace 140 años
rescató a las mujeres del paroxismo histérico, siendo masturbadas por personal sanitario para
aliviar los síntomas, ofreciéndoles la liberación traumática a través de la palabra, inaugurando
el psicoanálisis. Si eso no es feminista y de avanzada…

Por otro lado, considero que, si Robinson hizo ese chiste, es porque el hijo no sufrió, sino que
sólo fue un recurso para matizar la charla.

Un hombre con tanta sensibilidad manifiesta, tan superado, tan visionario, no lo imagino
manejándose con nadie, y menos con su propio hijo, sin considerar un punto que podría
lastimarlo. Para mí es un recurso, como cuando se burla de sí mismo por su limitación física,
debida a la poliomielitis que tuvo de niño, diciendo que “formé parte del Consejo del Royal
Ballet, como todos pueden ver”, señalando sus piernas.

Hizo chistes sobre lo entumecidos que son los profesores universitarios, al dedicar tantas
décadas de formación intelectual y olvidarse de lo físico, hizo chistes sobre lo “malos” que
son los hombres para el multitasking, hizo chistes sobre múltiples cosas, todo con el objetivo
de aflojar al público, a medida que enviaba el mensaje más importante de su exposición, salir
del cuadrado chiquitito que intenta sembrar sólo en el hemisferio izquierdo del cerebro de las
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personas, es decir, el pensamiento lógico y analítico, y cuán infravalorada está la otra mitad,
perceptiva, creativa, emocional y holística.

También dijo que la creatividad es dejar atrás el miedo a cometer errores. Así que dejo el
miedo que siento al pronunciarme de esta manera, y lo agrego al trabajo. No por creativa, sino
por coherente conmigo misma.

Con respecto a lo que comenta Francesca, y la nueva educación, lo entiendo. Yo misma me


enojé mucho con mis hijos cuando me contaron que usaban el chat GPT para sus tareas. Y
tuve que pedirles disculpas. Es disponer de un mundo a tu servicio; lo que yo en la primaria o
secundaria podía producir después de horas de búsqueda en enciclopedias, libros, manuales,
visitas a la biblioteca, ahora se puede hacer en un minuto; me recuerda a mi abuela cuando
criticaba a mi mamá, porque “la ropa lavada a mano queda mucho más limpia que en el
lavarropas”; o 20 años después, mi suegra preguntándome para qué habíamos gastado en un
lavavajillas “cuando todo el mundo sabe que los platos se lavan mejor a mano”.

Temerle a los avances tecnológicos es subestimar al ser humano. Dejar que la tecnología haga
lo que puede hacer, nos deja mucho tiempo para hacer lo que ella no puede: no puede
comprender, no puede innovar, (sólo arroja resultados combinados en base al ingreso previo
de datos por parte de seres humanos), no puede sentir empatía, en realidad, no puede sentir
nada, no puede intuir, no puede ser flexible, no puede crear.

Además, como ya es de público conocimiento, el ser humano puede crear cuando tiene
tiempo. Nadie crea en situaciones de estrés intelectual.

Quizás sea hora de un cambio de paradigma educativo. No más incorporar conocimientos que
oímos o leímos para luego reproducirlos en un examen y olvidarlo luego de dos, tres meses (o
antes). Sino dejar que todo ese conocimiento esté al alcance de la mano y que el sistema
educativo se concentre en transmitir cómo utilizar ese conocimiento, cómo aplicarlo
prácticamente, para que se grabe a modo de tatuaje en nuestro cerebro aquello que realmente
es relevante incorporar, para poder seguir creando un mundo mejor. A modo de despedida
quisiera hacer una analogía que se me acaba de ocurrir. La capacidad del cerebro es limitada.
La de la tecnología claro que también, pero es mucho más amplia. Por lo que, si sólo nos
manejamos con el conocimiento adquirido, sería como que nos den un bolso de herramientas
y con eso tenemos que solucionar cualquier problema que se nos presente. Sabiendo que
tenemos en el fondo de la casa, el galpón atestado de otras herramientas, o el Easy a 10
minutos.

La revolución creativa vendrá, el día que cambiemos todos de manera de pensar: docentes,
profesores y padres. Como dice Francesca, es difícil, en realidad imposible, ser creativo
respondiendo un Multiple Choice.

Y por último, una reflexión en torno a lo que comenta Viviana, considero que no sólo
debemos contemplar las situaciones de vulnerabilidad de los alumnos, sino de los docentes
también. Educar con afecto, sí; pero permitir faltas de respeto o violencia, de ninguna manera.
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Los límites también demuestran afecto, que el otro nos importa, y qué mejor manera de
demostrarlo que conteniendo en la socialización.

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