Está en la página 1de 20

PROTECCIÓN CIVIL: Logística en la intervención de

emergencias en protección civil


Logística de transporte, logística de abastecimiento y
distribución de recursos

La logística de abastecimiento, la de transporte y la distribución de recursos son probablemente la

parte más visible desde el exterior. Estos tres niveles de intervención suponen la espina dorsal de las

operaciones, alrededor de la cual se constituyen os sistemas de ayuda restantes.

El abastecimiento, el transporte y la distribución se desarrollan simultáneamente en las crisis, para

evitar la interrupción de los procesos en caso de que surjan problemas en alguno de estos niveles.

La logística de abastecimiento se ocupa de la búsqueda y gestión de los recursos en sus fuentes,

que se conocen habitualmente como proveedores. Estos pueden ser de tres tipos:

Proveedores espontáneos o donantes: facilitan los recursos sin que les hayan sido solicitados,

como donación o colaboración. Por norma general, estos recursos no son de primera necesidad

y, aunque inicialmente parece que suponen un ahorro económico, a la larga, suelen ocasionar

gastos, pues requieren almacenamiento y transporte y posiblemente nunca lleguen a utilizarse.

Por otro lado, lo ideal en caso de donación es que esta se haga en forma de recursos económicos o

bien que el donante se ponga en contacto con la organización que supervisa la asistencia para

adecuar las donaciones a las necesidades.

Proveedores requeridos o suministradores: son aquellas empresas o entidades públicas o

privadas que facilitan medios según las solicitudes de los responsables logísticos de atención a

la situación de crisis.

Su respuesta es siempre adecuada, ya que son los propios responsables de la atención quienes

deciden sobre las compras en función de las necesidades asistencias de la oferta de los proveedores.

La adquisición de cualquier elemento que se solicite supone un precio, que puede llegar a ser muy

elevado en caso de tratarse de equipos o materiales poco comunes. La adquisición suele ser muy

específica y está dirigida a la solucionar necesidades reales. Además, en función de las necesidades,

cabe la posibilidad de elegir el momento de la atención en el que se compra y, en algunos casos, el


propio proveedor puede disponer de redes de distribución y transporte que trasladan la materia

adquirida al lugar y en el momento precisos para su uso, lo que puede suponer un ahorro final

importante.

Bodegas o depósitos de material de organizaciones no gubernamentales y supra

gubernamentales: esta tercera fuente de abastecimiento no siempre es constante. Estas

bodegas están habitualmente situadas en zonas con alto riesgo y forman parte de ladotación

de los planes internaciones de intervención en catástrofes.

A la hora de elaborar un listado de proveedores es importante tener en cuenta su localización. En

función de esta, los proveedores se pueden clasificar en:

Locales: son los que están situados en la región afectada o en regiones vecinas. Tienen la

ventaja de que la inversión de capital en la zona afectada colabora con el desarrollo posterior

de la misma, además de que generalmente acortan los tiempos de entrega del material y este

se adecuará a la zona en la que se haya producido la crisis, sobre todo en lo referente a la

vestimenta y alimentación. Sin embargo, al encontrarse en la zona afectada o próxima a ella,

pueden no ser capaces de afrontar las necesidades de la organización, ya que dependen de

otras entidades que han resultado dañadas con la catástrofe.

Remotos: son proveedores distantes de la zona de impacto. No suelen tener problemas de

suministro continuado, pero la distancia aumenta el precio del transporte y retrasa la llegada

de ayuda. En muchas ocasiones, se ven obligados a disponer de transportes específicos, lo que

supone un gasto económico y un esfuerzo logístico importante.

Una correcta logística de abastecimiento supone realizar un análisis objetivo de múltiples variables y

de la adecuación de lo que se ofrece a lo que realmente se necesita. Para determinar lo que realmente

se necesita, es preciso poseer información acerca de las necesidades reales de la población y tener en

cuenta las necesidades manifestadas por la población (las victimas pueden considerar como

necesarios algunos elementos por su situación geográfica o cultural, que puedenser innecesarios o

superfluos para otra persona ajena a esa cultura o religión).

La logística de transporte se ocupa de la gestión de medios y vías para el traslado de materiales y


recursos humanos hacia el lugar de la intervención de la forma más rápida, segura y al mejor precio

posible. En función de la relación con la entidad o persona que gestiona el transporte, se diferencias

cuatro clases de logística de transporte:

Por cuenta del proveedor de forma exclusiva: es el propio suministrador el que se encarga

del traslado desde el origen hasta el destino. Facilita mucho el trabajo porque libera de las

gestiones administrativas del transporte, pero es caro y dificulta el seguimiento de la llegada

de ayuda a los lugares adecuados.

Por cuenta del proveedor de forma compartida: el proveedor suministra material a otras

personas o entidades que se encargaran del transporte final hasta el lugar de la distribución.

En un poco más económico que el anterior, pero se suelen producir retrasos en la entrega y el

seguimiento de la carga es aun más difícil.

Por cuenta del proveedor y del comprador: es la forma más habitual de transporte. El

proveedor se encarga de transportar el material desde el origen hasta un almacén central del

comprador, una aduana o un almacén periférico próximo al destino final. El comprador toma de

ese punto el material y posteriormente lo distribuye por la zona de catástrofe.

Por cuenta sólo del comprador: en raras ocasiones, el propio servicio de emergencias actúa

como suministrador desde una bodega o un almacén central, dotado de medios suficientes

hasta el destino final, incluido el reparto o distribución entre la población que se va a beneficiar

de la ayuda. Esta modalidad es más frecuente en pequeñas catástrofes que requieren poco

tiempo y pocos medios para su resolución.

Los responsables de logística de transporte deben tener en cuenta que las vías de comunicación

pueden encontrarse tan afectas que sea necesario el uso de medios de transporte poco habituales.

Existen tres vías de transporte, cada una de ellas constituida por diferentes medios. La elección de

una u otra vía o de uno u otro medio de transporte estará determinada por las características de la

situación de emergencia.

Vía terrestre: este tipo de vía permite la distribución de todo tipo de cargas, tanto pesadas

como ligeras. Es una vía de acceso barata y que está presente en todos los lugares del mundo.

Dentro de este tipo de vía destacan tres medios de transporte que son el ferrocarril, el automóvil y
los animales de carga, cada uno de ellos con características particulares.

El ferrocarril es un medio barato, pero requiere la existencia de una red viaria específica que

se suele ver afectada frecuentemente por las catástrofes y que, por norma general no accede a

todas partes. Es el medio utilizado principalmente para la distribución de cargas pesadas.

Los automóviles presentan varias modalidades, con menor coste de transporte cuanto mayor

es el vehículo. En situaciones de destrucción de la red de carreteras y caminos, el mejor recurso

suelen ser los vehículos todo terreno, pero siempre pueden moverse por el terreno de la zona

de impacto.

Un recurso muy antiguo y efectivo en casi todos los terrenos para pequeñas cargas y distancias

es el traslado mediante seres humanos o animales de carga, que permite acceder a zonas a

las que los vehículos no tienen acceso.

Vía acuática: las vías marítimas y fluviales permiten el transporte de grandes cargas a un precio

muy bajo, pero casi nunca llegan al lugar de distribución final, por lo que deben combinarse con

otros medios de transporte.

Vía aérea: la vía aérea permite la distribución de todo tipo de cargas siempre que se cuente con

aeronaves adecuadas. En los lugares de difícil acceso es necesario utilizar helicópteros de alta

capacidad de carga, que son prácticamente exclusivos de los ejércitos. Es la vía más cara, pero tiene

la ventaja de que, en situaciones de meteorología favorable, los helicópteros pueden acceder a casi

cualquier zona (zonas de alta montaña, por ejemplo), permitiendo la distribución casi desde el propio

recurso al lugar donde se requiere sin necesidad de infraestructuras.

El traslado por avión permite desplazamientos largos en espacios de tiempo muy cortos, pero exige

la existencia de infraestructuras como aeropuertos o al menos pistas de aterrizaje.

La distribución de recursos se encarga de la organización del reparto de las ayudas desde el

almacén final hasta llegar a la población que a recibir la ayuda. Esta distribución puede ser directa o

indirecta.

Directa: la misma organización que se encarga de la logística de abastecimiento y de

transporte se responsabilizará del reparto entre la población que precisa la ayuda.

Indirecta: el reparto de ayuda lo realizan otras organizaciones diferentes a las que se


encargan de la logística de abastecimiento y transporte. Estas organizaciones disponen de

infraestructuras y actuaciones implantadas en la zona objetivo de distribución.

La logística de distribución debe prever las necesidades de los distintos individuos y hacer que la

ayuda llegue de forma equitativa a aquellos que la reciben.

Una estrategia muy utilizada y recomendada para facilitar el reaparto es hacer la distribución por

familias, ya que, por un lado, se evita tener que controlar un número muy elevado de beneficiarios,

ypor otro lado se elude proporcionar ayuda a colectivos más grandes que puedan emplear estos

medios para actividades no previstas (organización de grupos de poder, negociación con facciones

de ejércitos en conflicto o venta a terceros, entre otras.

Asimismo, es preciso llevar un registro de individuos beneficiarios, así como de las personas a su

cargo, fechas de recepción de ayudas y concepto de la ayuda (alimentación, ropa o medicamentos).

De la misma manera, hay que tener en cuenta la garantía de cobertura de las necesidades de todos

los individuos por igual, sin que nadie quede excluido por ningún motivo. Por ello es importante

detectar la presencia de individuos en zonas aisladas, a fin de evitar que no reciban la ayuda por

desconocimiento o por incapacidad para desplazarse al lugar de distribución.


Logística de comunicaciones

La organización de una red de comunicaciones que funcione correctamente y que permita el

intercambio de información entre los distintos equipos que colaboran en a la atención a las

catástrofeses responsabilidad de la logística de comunicaciones.

Existen diferentes tipos de sistemas que permiten el intercambio de mensajes entre personas y

equipos humanos, que pueden tener mayor o menor utilidad en situaciones de emergencias.

La telefonía fija precisa una rede telefónica más o menos avanzada. En países desarrollados se esta

imponiendo la tecnología de fibra óptica, que permite un intercambio mucho mayor de información

en el mismo espacio físico de antes, aun así en muchos países persisten la redes telefónicas a través

de hilo de cobre o materiales similares. Este sistema de comunicación es muy fiable para la

comunicación por voz y datos, pero su gran inconveniente es que en situaciones de catástrofe es

muy habitual que se vea dañado seriamente dificultando en gran medida o incluso imposibilitando

las comunicaciones a través de él.

Cuando la zona de impacto tiene cobertura a través de telefonía móvil, es un buen sistema de

comunicación de emergencias. De todos modos, hay que tener en cuenta que en muchos países el

desarrollo de la telefonía móvil es irregular, con amplias zonas en las que no existe cobertura

telefónica, y que en situaciones de catástrofe es frecuente que se afecten repetidores del área de

impacto, con lo que pierden su utilidad.

Otro sistema de comunicación es la telefonía vía satélite, que utiliza microondas de energía superior

a las de la telefonía móvil convencional y que permite la transmisión de datos informáticos a través

de banda ancha. Si disponen de una fuente de energía, funcionan en cualquier situación, por lo que

son ideales para comunicaciones en situaciones de catástrofe. Su principal inconvenientees su

elevado coste.

La radio es un sistema en el que la calidad de los mensajes no es tan buena como la de la telefonía,

pero precisa muchos menos medios para conseguir una comunicación correcta y permite la

transmisión de voz e incluso de datos escritos. Es el sistema que se utiliza de forma habitual en las

situaciones de crisis. Es sensible a los factores atmosféricos, a la hora del día, a la presencia de

obstáculos en la zona (edificios, por ejemplo) o a la actividad de las manchas solares.


Para utilizar este sistema en zonas en las que no se emplee de forma habitual, la logística de

comunicaciones debe realizar la instalación de repetidores en lugares elevados a fin de permitir la

conexión entre equipos alejados. Las radios de onda larga permiten comunicaciones a muy largas

distancias, pero la calidad de los mensajes es inferior a los de las redes de alta frecuencia (VHF y

UHF), además de ser muchas más sensibles a los factores externos. La utilización de la radio puede

estar sujeta a la restricción de determinadas frecuencias, dependiendo del país en el que se esté en

ese momento, por lo que ha de conocerse la legislación de telecomunicaciones en particular.

En una situación de catástrofe, antes de iniciar cualquier acción encaminada al establecimiento de

un sistema que permita en intercambio de información, la logística de comunicaciones se encargará

de comprobar la integridad del mismo para verificar si está en buenas condiciones.

Otra de las labores que corresponde a la logística de comunicaciones es la comprobación de las

particularidades del terreno en el que se desarrollará la acción de auxilio, para así tener en

cuenta las medidas que se deben adoptar (número de repetidores, sistema de protección de los

mismos, etc.).

Es interesante garantizar el intercambio de datos informáticos a fin de facilitar la gestión

administrativa de la dotación necesaria para la ayuda. Esto permite el manejo de otros elementos

logísticos desde el mismo lugar en el que se está trabajando, de forma que se ve facilitada la gestión

de proveedores, del transporte, de medios humanos o de cualquier tipo de ayuda que se precise.
Logística de personal y logística de gestión y administración

La logística de personal se ocupa del reclutamiento, movilización y distribución de tareas entre los

voluntarios que prestan asistencia a las víctimas.

En este caso, el término “voluntario” hace referencia a quienes colaboran con sus servicios y no

perciben remuneración económica de ningún tipo. No se refiere a personas sin capacitación

profesional, si no a personal con amplios conocimientos de técnicas de asistencia en situaciones de

crisis, idiomas, trabajo en equipo y muchas otras disciplinas que les permiten afrontar con garantía

el trabajo en estas situaciones de gran demanda.

La primera fase de la logística de personal es el reclutamiento. Este ha de basarse en las necesidades

reales de la situación a las que se enfrentan los equipos de emergencias. Para ello es imprescindible

un conocimiento previo de la situación en la zona de trabajo, tanto antes como en el momento de la

catástrofe. Los datos indicarán con qué servicios se puede contar en la zona del impacto y en qué

situación real se encuentran y permiten hacer una previsión de los recursos humanos y materiales

necesarios.

En función de su procedencia, el personal se puede dividir en dos grupos: personal del área

afectada y personal externo.

El personal del área afectada está formado por profesionales que prestan sus servicios de manera

habitual en la zona en la que se ha producido la catástrofe y que están en condiciones de seguir

trabajando. Es el personal que ha de predominar en toda ayuda y presenta las siguientes ventajas:

Mayor conocimiento de los recursos disponibles en el área, al desempeñar su labor profesional

de forma habitual en el lugar afectado.

Conocimiento del lenguaje de la zona, lo que permite una comunicación con el resto de las

víctimas sin problemas. Si además conocen otros idiomas, pueden actuar como interpretes

fiables.

Mejor conocimiento y comprensión de las costumbres de la zona afectada, en lo referente a

cultura, religión, alimentación o vestimenta.

La atención durante la situación de crisis permite que desarrollen métodos de trabajo en

colaboración con otros equipos que pueden ser muy útiles en fases de recuperación

rehabilitación posteriores.
Las posibles desventajas derivadas de la utilización de personal local son:

Pueden presentar carencias en formación para la atención en situaciones de crisis.

Tienen una mayor implicación emocional, lo que les impide desconectar del medio y favorece la

aparición de fatiga psíquica y física.

El personal externo está constituido por profesionales que provienen de lugares distantes a la zona

de la catástrofe. Debe limitarse la demanda de este personal en la medida de lo posible. Lo más sensato

es trasladar a la zona de ayuda grupos de voluntarios con un elevado nivel de formación profesional,

conocimiento de idiomas que les permitan transmitir conocimientos y una elevada capacidad para el

trabajo y tolerancia a situaciones de estrés. Las ventajas de la utilización de personal externo son:

Menor implicación emocional en la situación. De todos modos, la magnitud de la situación

puede sobrepasarlos, si se mantienen en el área de asistencia durante largos periodos.

La formación y la capacidad de trabajo y de organización están garantizadas por su formación

específica.

Los inconvenientes del empleo de personal externo son:

Posibles dificultades a la hora de comunicarse, debido al desconocimiento de la lengua propia

de la región.

Mayor coste económico por el desplazamiento de este personal.

Desconocimiento de las costumbres locales. Por norma general, reciben una formación en este

sentido, pero no suele ser suficiente para conocer las pequeñas particularidades locales.

La segunda fase de la logística de persona es la movilización de personal, que supone un esfuerzo

logístico tanto si se trata de voluntarios de origen local como si son equipos humanos desplazados

desde lejos.
El desplazamiento hacia la zona de impacto puede estar comprometido por la alteración de los

accesos o la ocupación de los medios de transporte en otras labores como el traslado de heridos

hacia el exterior o la transferencia de materiales hacia el interior. En el caso de los equipos externos,

hay que sumarle el transporte desde su zona de origen, que se suele organizar de manera específica

para las misiones de ayuda. Estos medios de transporte no suelen tener una línea regular, ni en el

destino ni en los tiempos.

La tercera y última fase es la distribución de tareas, que ha de seguir un reparto racional, adecuando

las labores a la capacidad de trabajo y a la formación de cada uno de los profesionales. En

situaciones de catástrofe, es frecuente que se trabaje en unidades mínimas de trabajo de dos

personas, que han de colaborar a todos los niveles y que suelen compartir espacio en sus momentos

de descanso. Hay que vigilar con atención la presencia de situaciones tensas entre los compañeros

para tomar medidas precoces y reubicar a cada uno de sus miembros en otras unidades. Es preciso

prestar atención especial sobre una adecuada reposición de los recursos humanos en la zona de

crisis y la organización adecuada de turnos de trabajo y descanso.

La logística de gestión y administración se encarga del manejo de los datos y de los operativos

administrativos referentes a la acción de ayuda. Es frecuente la distribución entre varios

responsables de cada uno de los campos logísticos pero su importancia es estratégica, tiene

identidad propia.

La logística de gestión y administración asume muchas funciones, entre ellas destacan:

Coordinación de los esfuerzos: una buena información y la correcta gestión de la misma

impiden que se dupliquen esfuerzos y que se dejen campos sin atender.

Control de gasto: la gestión permite el acceso a los proveedores más adecuados, así como

negocias precios y condiciones ventajosas para la prestación de ayuda a víctimas y catástrofes.

Optimizar recursos: los medios materiales y humanos están donde deben estar y en momento

en el que les corresponde, con lo que se adecua el espacio de almacenamiento, el transporte y

la logística de abastecimiento que precisan los recursos humanos.

Informar sobre la evolución de la catástrofe: la actualización de los datos facilita una

información indirecta de cómo está evolucionando la situación en el tiempo. Las distintas

organizaciones que colaboran en la resolución del evento, tanto en la zona como en el exterior,

pueden compartir esta información.


Agilizar el sistema de ayuda: facilita el acceso de personas y materiales a través de las

fronteras, si es necesario, y gestiona acuerdos económicos, de colaboración y preferencia en

los trámites aduaneros.

Para que la logística de gestión tenga sentido, todas las organizaciones que colaboran en una atención

de emergencia deben compartir información, de forma que se facilite la recogida de datos ysu

interpretación. En la actualidad la OMS promueve la utilización de programas de gestión logística

como el programa SUMA, desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud.

El programa SUMA permite la recogida de datos de forma estandarizada en relación con el

abastecimiento, almacenaje y distribución de ayudas. Además, permite asignar prioridades de

distribución de medios e identificar estas prioridades a través de unas tarjetas estandarizadas de

diferente color (rojo para la prioridad 1 o distribución urgente, azul para la prioridad 2 o

distribución no urgente y negro para la prioridad 3 o artículos no prioritarios).

Gestión del agua

El agua potable es esencial para la vida y la salud. El ser humano puede aguantar varias semanas sin

alimentos, pero no más de tres días sin agua (teniendo en cuenta las circunstancias de la zona). Así

pues, la provisión de agua exige una atención inmediata desde el inicio de una emergencia.

El derecho al agua está ligado a los derechos humanos a fin de garantizar el derecho a la vida, a la

salud y a la vivienda. La obligación de los estados garantizar el suministro de agua. En tiempos de

conflicto armado está prohibido atacar, destruir, trasladar o inutilizar instalaciones de agua de

consumo o riego.

El principal objetivo de los programas de abastecimiento de agua y saneamiento en situaciones de

emergencia es asegurar el acceso al consumo de esta, así como reducir las transmisiones de

enfermedades propagadas por vía fecal-oral y la exposición a vectores que transmiten

enfermedades.

Para administrarla correctamente, en primer lugar, hay que establecer el nivel de afectación de la

red de distribución y el estado higiénico de las aguas destinadas a consumo humano. En caso de que

haya sido afectada la distribución o si el agua no cumple con las condiciones para su consumo, es

necesario poner los medios para garantizar un acceso hídrico correcto. Para ello tenemos que tener
en cuenta las necesidades de agua y las fuentes de agua disponibles, así como la calidad y

cantidad de estas.

Las cantidades de agua necesarias para el consumo pueden variar de acuerdo con la climatología,

las instalaciones de saneamiento, las costumbres de la población, los alimentos que cocinan, etc.

Durante las situaciones de emergencia, los establecimientos de salud y albergues deben ser

priorizados en la dotación de servicios, así como otras edificaciones importantes.

Debemos tener en cuenta que el promedio del consumo de agua para beber, cocinar y mantener la

higiene personal, es de al menos 15 litros por persona y día. En el caso de asistencia hospitalaria a

pacientes internos la cantidad de agua necesaria rondará los 60 litros por persona y día. Esto nos

ayudará a calcular la cantidad de agua que hay que abastecer para cubrir las necesidades diarias de

los afectados.

A su vez debemos tener en cuenta las fuentes de agua a las que tenemos acceso tanto en cantidad

como en calidad de esta. A la hora de seleccionar una fuente de suministro de agua, debemos

considerar su disponibilidad en sostenibilidad y tiempo, el tratamiento que requiere y si es factible,

la financiación y la tecnología necesaria para su extracción y reparto, así como la proximidad al

punto de suministro, teniendo en cuenta que la distancia entre cualquier hogar u edificio de

asistencia más cercano al suministro de agua no puede exceder los 500 metros. Por lo general, las

fuentes subterráneas son preferibles porque requieren menos tratamiento (suelen ser aguas

bastante limpias), especialmente en el caso del agua procedente de manantiales, cuyo flujo es

movido por la gravedad, por lo que no son necesarias bombas de extracción. En caso de no existir

ninguna fuente accesible, será preciso traer el agua de otras regiones y disponer de unidades de

tratamiento de aguas en la zona de la catástrofe para garantizar el suministro.

En cuanto al tratamiento del agua, se puede utilizar diferentes métodos para garantizar su

potabilidad. Estos son el almacenamiento, mediante el cual se puede realizar una decantación de los

sedimentos y partículas que esta contenga; usar filtros de arena es otra medida para limpiar el agua

de residuos e impurezas; la desinfección química normalmente mediante yodo o compuestos de

cloro; también podemos usar el proceso de ebullición para su esterilización teniendo en cuenta que

un tiempo excesivo supondrá un gasto adicional en combustible y el aumento de la cantidad de

nitratos en esta (lo que puede ser perjudicial para niños de corta edad),

Hasta que se cumplan las exigencias mínimas de agua en cuanto a cantidad y calidad, la prioridad

será facilitar un acceso equitativo a una cantidad adecuada de agua, incluso si su calidad es
intermedia. También se deberá prestar atención a las necesidades de agua de las cosechas

y el ganado, a fin de garantizar las fuentes de alimentos locales durante la crisis y tras esta,

especialmente en épocas de sequía.

Otros factores a tener en cuenta son los tiempos que los personas tiene tienen que esta haciendo

cola que normalmente depende a su vez del tiempo de llenado de los recipientes. El tiempo que haya

que hacer cola no debe exceder los 15 minutos, así como el tiempo de llenado de un recipiente de

unos 20 litros no debe sobrepasar los 3 minutos. Si hay que pasar un tiempo excesivo haciendo cola,

ello es un indicativo de que la disponibilidad del agua es insuficiente. Los tiempos excesivos de cola

pueden desembocar en una reducción del agua por persona, así como que estas busquen agua

procedente de fuentes de superficie sin protección.

Las epidemias más frecuentes asociadas a las catástrofes son las enfermedades diarreicas (que

también pueden aumentar el consumo de agua por persona y día ya que mientras dure esta se corre

el riesgo de deshidratación). Estas epidemias deben ponernos en alerta porque son de transmisión

hídrica, esto es, se transmiten por la contaminación fecal de las aguas.

Gestión de alimentos

La gestión de alimentos supone el segundo gran problema en la atención a las necesidades básicas

de la población. En general, el ser humano puede resistir varios días sin ingerir alimentos, por lo que

en principio, se dispone de un pequeño plazo de tiempo para hacer acopio y distribuir la comida.

Será necesario hacer un diagnóstico de la situación alimentaria inicial de la población a la que se va

a atender para saber el tiempo del que se dispone para empezar la distribución. Si existe un

porcentaje elevado de población en situación de malnutrición energético proteica, el tiempo de

reacción es reducido. Un retraso en el suministro de alimentos puede suponer una catástrofe

añadida o una disminución de las posibilidades de sobrevivir y un aumento de las secuelas en los

supervivientes.

Para calcular las necesidades de alimentos en una situación de crisis, hay que conocer el número de

personas que precisan ayuda y la composición en cuanto a grupos de sexo y edades.

Las necesidades medias por sexo son unas 1600 kcal/día entre las mujeres y 2000 kcal/día entre los

hombres. Las edades extremas de la vida tienen sus necesidades disminuidas respecto a estas cifras,

aun así, habrá que ser cuidadoso a la hora de mantener correctamente las necesidades de los niños

debido a que las secuelas se pueden prolongar durante el resto de sus vidas.
Del mismo modo, la composición de la alimentación deberá respetar las costumbres de la zona en la

que se presta ayuda.

En el primer momento de la atención, se debe garantizar únicamente un correcto aporte de calorías,

será en una segunda fase cuando se equilibre el aporte de proteínas, vitaminas y otros nutrientes.

En esta primera fase son útiles los cereales en forma de grano o harina, la leche (generalmente en

polvo por su menor peso y volumen) y algunas grasas, preferentemente de origen vegetal (aceites de

semillas como el girasol o la soja). La combinación de cereales y leche garantiza tanto el aporte

calórico como el de aminoácidos de alto valor estructural, que van a formar proteínas en el

organismo. En función de la cantidad de alimentos de la que se disponga para la ayuda, se calculará

la cuantía por persona teniendo en cuenta el sexo y edad de los afectados. Una vez obtenida esa

cantidad se puede hacer el cálculo del volumen total de ayuda necesaria.

Es frecuente que la comida de ayuda a catástrofes se prepare por cocción, pues es la forma de

preparación que requiere menos combustible.

En el caso de los alimentos, hay que tener en cuenta el almacenamiento de los mismos para evitar

situaciones de desabastecimiento. Es importante organizar los almacenes en zonas próximas a la

población diana para agilizar su distribución. Asimismo, se debe garantizar la seguridad de los

depósitos, tanto frente a nuevas agresiones por parte del agente causal de la catástrofe, como de

grupos armados que puedan asaltar los depósitos para su abastecimiento o utilización de los

alimentos como moneda de cambio. La distribución se hace llevando un registro de los miembros de

cada familia y facilitando lo necesario a cada una para su subsistencia, ya que el reparto por aldeas

o grupos vecinales puede acarrear problemas por la presencia de grupos que intenten aprovecharse

de la situación.

De la misma manera, el personal que acude a prestar ayuda en la crisis debe tener garantizada su

alimentación durante el periodo de servicio. Las necesidades calóricas pueden estar un poco

aumentadas en función del tipo de trabajo que se desarrolle, pero en cualquier caso los alimentos no

deben proceder de los mismos almacenes que albergan los alimentos para la población. Así se evita

la presencia de susceptibilidades en la población respecto al uso de la comida.

Los equipos de ayuda deben poder afrontar su periodo de servicios (por norma general unos quince

días) de forma autónoma, sin dependencia de ayudas exteriores. Es frecuente la utilización de

raciones individuales semejantes a las utilizadas por el Ejercito para afrontar la nutrición del
voluntariado. Las raciones individuales suelen contener alimentos con un aporte calórico

en torno a las 3500 kcal, divididas en tres comidas principales, y cada una de ellas suele constar

de varios platos.

Gestión de residuos

La gestión de residuos que genera una situación de catástrofe supone una parte importante de la

estrategia de lucha contra las alteraciones higiénicas y la transmisión de enfermedades.

Se pueden hacer diferentes clasificaciones de los residuos, las más relevantes a la hora de realizar

una correcta gestión de los mismos son las que se hacen en función del origen, el lugar de

producción y la composición de residuos.

En función del origen de los residuos en las catástrofes se pueden encontrar los siguientes tipos:

residuos sólidos urbanos, residuos sólidos agrícolas y residuos sólidos ganaderos.

Si la característica que se tiene en cuenta es el lugar de producción, los residuos que interesan

especialmente son los de origen sanitario, que se van a generar durante la atención a las víctimas.

Una parte de estos es similar a los residuos sólidos urbanos y la otra parte se puede dividir en:

contaminantes químicos, contaminantes físicos y contaminantes biológicos.

Por su composición, se distinguen residuos de tres tipos: inertes, fermentables y combustibles.

La fase final de la gestión de residuos es la eliminación de los mismos. La forma de eliminación de

cada uno se hará en función de su potencial de contaminación sobre la zona y de la posible

transmisión de enfermedades. Los métodos de tratamiento o eliminación de residuos más

frecuentes en situaciones de catástrofe son:

Empaquetado hermético:

Se utiliza para los residuos radiactivos, reactivos o medicamentos que contengan metales pesados.

En primer lugar se envasan y posteriormente se trasladan a una planta de tratamiento específica.


Incineración simple:

Los residuos combustibles (como cadáveres humanos y animales) se eliminan por incineración

simple o a cielo abierto. Algunos residuos combustibles pueden suponer una fuente de energía

alternativa para aportar a la solución de la catástrofe.


Incineración a altas temperaturas:

Se lleva a cabo en hornos cerámicos que permiten alcanzar altas temperaturas en poco tiempo. De

esta forma, se elimina la mayor parte de los residuos sanitarios como biocontaminantes y los restos

de fármacos (sobre todo los antibióticos que no se pueden verter al terreno).

Enterramientos:

Los cadáveres de animales o personas que no se puedan incinerar podrán ser eliminados de esta

manera. En estos casos, hay que utilizar limitantes de la putrefacción, que son sustancias que evitan

que se puedan transmitir enfermedades a través de aguas del subsuelo. Un limitante de la

putrefacción muy conocido y económico es la cal viva.

Fosa séptica:

Es la forma de inactivar las excreciones humanas. Consiste en un depósito cerrado en el que se

almacenan los residuos. Los sólidos se depositan en el fondo de la fosa y forman un barro. Este barro

fermenta y tras un proceso de putrefacción se inactivan las bacterias que pueden transmitir

enfermedades al resto de la población. En ocasiones solo se puede contar con letrinas excavadas en

la tierra, que precisan de la adición de productos químicos para inactivar las bacterias patógenas.
Desinfección, desinsectación y desratización

La eliminación de patógenos y vectores en las zonas de alojamiento humano es otra estrategia para

la lucha contra la propagación de enfermedades. Los equipos sanitarios que se utilizan para la

atención a las víctimas han de ser lavados, desinfectados y esterilizados conforme a unos protocolos

rígidos que los profesionales sanitarios conocen. Para ello cuentan con equipos de esterilización

específicos.

Asimismo, existen múltiples acciones destinadas a eliminar el riesgo de contacto con agentes

patógenos: desinfección, desinsectación y desratización.

La desinfección es una técnica que permite eliminar los organismos patógenos de las superficies

con las que se puede entrar en contacto. El primer paso cosiste en la limpieza de superficies para

eliminar restos orgánicos en los que puede haber bacterias. Existen dos métodos de desinfección:

Métodos físicos: son los métodos más ventajosos en situaciones de catástrofe. Se basan en la

utilización del calor. El más conocido y cómodo en estas situaciones es el proceso de ebullición,

que consiste en el hervido de agua durante unos veinte minutos de materiales cuya estructura

y composición lo permitan.

Métodos químicos: son los más utilizados en la actualidad. Se presentan formatos diversos,

casi siempre en disolución acuosa, que permite su extensión sobre las superficies que hay que

desinfectar.

Derivados del amonio cuaternario: se presentan en forma de solución jabonosa. Eliminan

casi todos los organismos patógenos.

Derivados del ácido fénico: uno de los más conocidos y utilizados es un derivado llamado

cresol, que se presenta en forma de jabón resinoso (por ejemplo el zotal).

Clorofenoles: se presentan en forma de solución acuosa o alcohólica. Tienen un efecto muy

rápido y persistente. Uno de los más conocidos y utilizados es la clorhexidina.

Yodóforos: el más conocido y utilizado es la providota yodada. Tiene distintos usos como el

lavado de manos o la desinfección de heridas. Se emplea sobre todo en la piel porque tiene

gran poder de penetración, destruyendo bacterias acantonadas en zonas de difícil acceso. Un

ejemplo es el cloruro de benzalconio.


Otra técnica destinada a eliminar el riesgo de contacto con agentes patógenos es la desinsectación.

Intenta eliminar los insectos en los lugares de asentamiento humano, ya que su presencia supone un

gran peligro de transmisión de enfermedades de distinta gravedad en función de la región

geográfica en la que se está.

Entre las enfermedades transmitidas por insectos se encuentran: la malaria (transmitida por un

mosquito), la peste (por la pulga de la rata gris), el tifus (por ácaros, pulgas o piojos), la enfermedad

de Lyme (por las garrapatas) o el cólera (transmitido por moscas).

En la lucha contra los insectos se dispone de os posibilidades que se pueden aplicar por separado o

combinadas entre ellas:

Los insecticidas:

En la actualidad, en presencia de humanos, prácticamente solo se utilizan dos grupos de insecticidas

de contacto, llamados así porque actúan en contacto con el insecto provocándole alteraciones

nerviosas y parálisis. Estos son:

Piretroides sintéticos: derivados sintéticos de una planta que cuenta con un insecticida

natural. En caso de que no se conozca el compuesto, hay que asegurarse, antes de su uso, de

que no tienen efectos sobre otras especies presentes en la región del desastre.

Carbamatos: uno de los más conocidos en España es el N-metilcarbamato de 2-

isopropoxifenili, que se comercializa como Baygon®.

Los repelentes de insectos:

Provocan sensaciones desagradables en los insectos, que les hacen huir. Tiene un tiempo de acción

muy corto, pero se puede alargar impregnando ropas y tejidos de las habitaciones con ellos. De esta

forma, proporcionan una protección aproximada de un mes. Se han utilizado con éxito en campañas

militares en zonas de alto riesgo de paludismo. Existen numerosas formulas. L M-1960 es conocido

como repelente universal, cubriendo prácticamente todo el abanico de vectores.


La desratización consiste en eliminar a los roedores ya que estos animales son transmisores de

enfermedades y destruyen alimentos, además de estar dotados de una gran capacidad de sobrevivir

y adaptarse a los cambios drásticos en su hábitat. Existen dos métodos de lucha contra los roedores:

Métodos físicos: se basan en la colocación de trampas que matan a los roedores por la lesión

que les provocan o por la inmovilización, que les impide alimentarse. En general son poco

efectivos, debido a que los roedores reconocen la trampa, tienen una velocidad de

reproducción superior a la de eliminación por este método o porque estos métodos requieren

una revisión de manera regular, algo difícil de realizar en situaciones de emergencia.

Métodos químicos: se basan en la utilización de sustancias que son toxicas para los roedores,

pero no para el ser humano ni para los animales de su entorno. Dentro de estos métodos se

pueden distinguir los siguientes subtipos:

De dosis única: son compuestos químicos que matan a los roedores tras una sola ingesta.

Algunos son tóxicos para los animales domésticos y no se deberían usar en situaciones de

catástrofe ya que podrían causar problemas en perros de búsqueda. Los más útiles y utilizados

son el fosfuro de cinc y la norbormida. El inconveniente que presentan es que los roedores

pueden reconocer el cebo como mortal, al relacionar la muerte de sus compañeros con la

ingesta y dejar de consumirlo.

De dosis repetidas: son compuestos químicos anticoagulantes, que hace su efecto por

consumo repetido causando en el roedor sangrados importantes y anemia que acaba

provocando la muerte. La principal ventaja de este método es que los roedores no dejan de

consumir el cebo porque no lo identifican como el causante de la muerte. El inconveniente

principal es que pueden ingerirlo animales domésticos que cacen roedores, por lo que se

remienda su uso en almacenes a los que no tengan acceso otros animales.

También podría gustarte