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Johann Sebastian Bach

Johann Sebastian Bach nació en Eisenach,


Turingia en Alemania, el 25 de marzo de
1685. Hijo de Johann Ambrosius Bach y
Maria Elisabetha Lämmerhirt; una familia
con un gran legado musical, con más de 52
músicos relevantes durante siete de sus
generaciones.

Con la muerte de su padre, pierde también


a su primer maestro musical y es así, como
emprende su vida, junto a su hermano
Johann Christoph.
Retrato de J. S. Bach por Elias Gottlob
Su vocación musical empezó a brotar más Haussmann (1746)
notablemente cuando se hizo miembro del
coro de la iglesia de San Miguel en Lüneburg, en 1700. Posteriormente en
1703, inicio en la orquesta de cámara del príncipe Johann Ernst de Weimar,
como violinista y a su vez ejerció como organista de la iglesia de Arnstadt.

COMPOSICIONES DE JOHANN SEBASTIAN BACH

Su inspiración empezó a brotar en Weimar, donde compuso


aproximadamente 30 cantatas, entre las que destaca el funeral Gottes Zeit
ist die allerbeste Zeit, compuso también obras para clavicémbalo y órgano.
Trabajo como maestro de capilla y director de música en la corte
del príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen, desde 1717 a 1723.

Para su esposa y sus hijos compuso libros de música, entre los que están: El
Orgelbüchlein, las invenciones y el clave bien temperado.

La cantante Anna Magdalena Wilcken flechó su corazón y con ella se casó


al transcurrir un año después de la muerte de su primera esposa, en 1720.
Ya tenía siete hijos de su primer matrimonio, a los que se le suman trece
hijos más de su segundo matrimonio. En Leipzig se radica desde 1723 y allí
vive hasta su muerte.

Uno de sus temas predilectos fue la religión y a esto hace tributo con su
composición basada en los evangelios de la Biblia, composiciones como
acompañamiento en las misas y varios temas de índole religioso.
Más de mil piezas componen su obra. La Cantata de la Ascensión y el
Oratorio de Navidad son las que más se destacan. La Pasión según san
Mateo y La Pasión según san Juan, su Misa, en si menor, todas estas
composiciones las escribió en Leipzig, entre muchas otras.

Su visión comenzó a desvanecer el último año de su vida, al someterse a


una operación ocular el 28 de julio de 1750, Johann Sebastian Bach, fallece
a los 65 años.

El Preludio
El preludio era en su inicio una pieza instrumental que precedía a una obra
más extensa o a un grupo de piezas. En su origen, los preludios consistían
en las improvisaciones que realizaban los instrumentistas para comprobar
la afinación de sus instrumentos y las que realizaban los organistas para
establecer la altura y el modo de la música que iba a cantarse durante la
liturgia.
En el S.XVIII el preludio se une a otra forma musical de gran importancia:
la fuga. Surge así la forma Preludio y fuga, esencialmente alemana, y que
alcanzó su punto cumbre principalmente en las obras para órgano de Bach,
y en su monumental obra para clave El Clave bien temperado. El preludio,
unido así a la fuga, podía servir de preparación a ésta, o simplemente ser
una pieza totalmente contrastante.
En el clasicismo, el preludio perdió protagonismo, hasta que fue recuperado
en el romanticismo por medio de obras como los 6 Preludios y Fugas
op.35 de Mendelssohn, el Preludio y Fuga sobre BACH de Liszt y los 2
Preludios y Fugas para órgano de Brahms.
Pese a los ejemplos anteriormente citados, es en el romanticismo donde se
fundamenta la forma de preludios independientes, principalmente
para piano, y encuadrados en una colección de éstos. Famosos son los 24
Preludios op.28 de Chopin. Ejemplos más modernos los obtenemos de
compositores como Rachmaninov (op.3, 23 y 32) y Debussy (24 Preludios)
La Fuga
La fuga es un procedimiento musical en el cual se superponen ideas
musicales llamadas sujetos. Su composición consiste en el uso de la
polifonía vertebrada por el contrapunto entre varias voces o líneas
instrumentales (de igual importancia) basado en la imitación o reiteración
de melodías en diferentes tonalidades y en el desarrollo estructurado de
los temas expuestos. Cuando esta técnica se usa como parte de una pieza
más grande, se dice que es una sección fugada o un fugato. Una pequeña
fuga se llama fughetta.

Hasta el final de la Edad Media el término fuga fue ampliamente utilizado


para describir las estructuras y obras canónicas, en el renacimiento servía
para designar específicamente los trabajos basados en la imitación. No
sería sino hasta el siglo XVII cuando el término fuga cobraría el significado
que se mantiene en la actualidad.
Con relación a su forma esencial, la fuga está integrada por cuatro
secciones: exposición, sección o secciones medias, sección final y final:
 La exposición es la primera parte de la fuga donde el tema se
expone una o más veces en cada una de las voces que intervienen.
 La sección media sigue a la exposición y en ella se introducen uno o
más episodios de gran riqueza modulatoria: tonalidad relativa,
subdominante o dominante. Es frecuente el uso de pausas o
silencios de larga duración en esta segunda sección, con el
propósito de que cuando aparezca nuevamente el tema, adquiera
más relieve e interés.
 La sección final generalmente empieza cuando el sujeto vuelve a la
tonalidad inicial de la fuga y de aquí a la culminación de la obra.
 El final de una fuga suele consistir en varios compases añadidos a la
estructura principal, concluyendo así la obra con una floritura. Esta
conclusión es la coda.
Todos los recursos técnicos descritos en el canon son aplicables a la fuga.
Wolfgang Amadeus Mozart
Johannes Chrysostomus Wolfgangus
Theophilus Mozart fue un compositor y
pianista austriaco del siglo XVIII (nació el 27
de enero de 1756 y murió el 5 de diciembre
de 1791) conocido principalmente por su
prodigioso y temprano talento para la
música y por la composición de más de 600
obras en 35 años de vida, algunas tan
extraordinarias que hoy le reconocen
indiscutiblemente como uno de los músicos
más importantes de la historia

Retrato de W. A. Mozart por Joseph Hickel


Nació en el seno de una familia de músicos (1783)

en Salzburgo (actual Austria). Su


padre, Leopold Mozart, consciente de la precoz habilidad de su hijo y de
su interés natural por la música, abandonó la mayoría de sus tareas
profesionales para dedicarse exclusivamente a la formación musical de
Mozart y su hermana Nannerl. Con tan solo 5 años, el pequeño Mozart ya
mostraba un dominio prodigioso del violín y el teclado, e incluso ya había
compuesto sus primeras obras musicales.

Su adolescencia y la mayor parte de la vida adulta la dedicó a componer, si


bien las continuas dificultades económicas a las que estuvo expuesto le
obligaron a simultanear su don para crear música con trabajos
esporádicos como intérprete y profesor; hasta que el emperador del Sacro
Imperio, José II de Habsburgo, le ofreciera un trabajo estable como
compositor pocos años antes de fallecer (1787). En estos últimos años de
vida compuso dos de sus mejores obras: La Flauta Mágica y Réquiem.
Finalmente, fallecería en Viena el 5 de diciembre de 1791 a la edad de 35
años.

Wolfgang Amadeus Mozart fue un compositor muy prolífico y escribió en


muchos géneros musicales diferentes. Quizás su obra más conocida son
las óperas, los conciertos para piano, las sonatas para piano, las sinfonías y
los cuartetos de cuerda. Mozart escribió también muchas obras para
piano solo, música de cámara, misas y otras obres sacras. Además,
compuso numerosas danzas, divertimentos y varias formas de música para
el entretenimiento.

El Concierto Clásico

A mediados del siglo XVIII, el cambio musical decisivo que significó el paso
desde el barroco al clasicismo no podía dejar de afectar al concierto.
Aparte del breve florecimiento de un derivado francés llamado sinfonía
concertante, el concierto murió y dio paso a la sinfonía, que mantuvo gran
parte de sus rasgos. Sin embargo, el concierto para solista persistió como
una manera de demostrar el virtuosismo de los compositores, quienes, a
través de él, podían interpretar su propia obra.
El piano suplantó gradualmente al violín como instrumento solista
preferido. Fue el instrumento favorito tanto de Wolfgang Amadeus
Mozart, quien escribió los conciertos más importantes a finales del siglo
XVIII, como de Ludwig van Beethoven, cuyos cinco conciertos para piano y
su único concierto para violín (1801-1811) dieron la consagración
definitiva a su desarrollo.
Durante el clasicismo, el concierto creció aún más. Su estructura era el
reflejo de un compromiso con la forma tradicional del ritornello, en un
alarde de virtuosismo, así como de las nuevas formas y estilos
desarrollados con la sinfonía. Los primeros movimientos se construían
como una variante del ritornello. Tanto éste como la primera sección
solista se parecían a la sección de la exposición del primer movimiento de
una sinfonía.
El resto del movimiento también seguía un desarrollo similar al primer
movimiento de una sinfonía, pero con el solista y la orquesta tocando
juntos o de forma alternada. El movimiento final era generalmente un
rondó con una especie de estribillo recurrente. Los movimientos lentos
quedaban menos determinados en su forma. Al igual que las sinfonías, los
conciertos se convirtieron en obras grandes, con una personalidad propia
y distintiva, que se interpretaban en salas de concierto públicas, delante
de una gran audiencia.
Moritz Moszkowski
Moritz Maurycy Moszkowski (Breslau,
Prusia, actualmente Wrocław, Polonia, 23
de agosto de 1854 — París, 4 de marzo de
1925), compositor y pianista alemán de
origen polaco y neta formación
germánica.
Nació en el seno de una rica familia
polaca, donde recibió también su primera
formación musical. En 1865, la familia se
trasladó a Dresde, en cuyo conservatorio
Fotografía de Moritz Moskowski circa
es aceptado como alumno. De esta época 1890-1910
datan sus primeras tentativas de
composición: a los 13 años escribió un quinteto para piano. En 1869, se
trasladó a Berlín, donde continuó sus estudios en el Conservatorio Stern
con Eduard Franck en interpretación pianística y con Friedrich Kiel en
composición. Su formación se completó en la Neue Akademie der
Tonkunst, organismo en el cual también trabajará posteriormente como
profesor. Allí conoce a los hermanos Xaver y Philipp Scharwenka, con los
que mantendrá una fuerte amistad de por vida.
En 1873, programó su primer concierto como solista en Berlín, que obtuvo
una acogida entusiasta por parte de público y crítica, iniciando así una
amplia carrera como concertista por las principales ciudades europeas.
Poco después, Moszkowski empieza a publicar sus primeras
composiciones, entre las que se cuenta su primera colección de Danzas
Españolas, op. 12, que gozan de excelente aceptación. Además de
pianista, Moszkowski es un buen violinista, ocupando a menudo el puesto
de primer violín en la orquesta de la academia. También compone un
concierto para violín, op. 30.
Durante los siguientes veinte años fija su residencia en Berlín, donde
prosigue su labor docente, pero viaja con frecuencia por toda Europa
dando conciertos no sólo como pianista, sino también como director de
orquesta.
A los 43 años y con una reputación bien establecida, en 1897 se trasladó a
París, donde se casa con Henriette Chaminade, hermana de Cécile
Chaminade, con quien tuvo un hijo y una hija. Allí fue muy solicitado como
profesor, mostrándose siempre dispuesto a prestar ayuda a todo joven
músico que aspirara a seguir una carrera.
Alrededor de 1908, la fortuna de Moszkowski se eclipsó debido por una
parte a la pérdida trágica de su mujer y su hija, pero también al profundo
cambio en los gustos musicales de la época. Moszkowski no se adapta a
este cambio y, a pesar de que sigue componiendo con innegable
creatividad, su popularidad se desvanece y su productividad disminuye
por la falta de ambición y de entusiasmo. Pasará sus últimos años sumido
en la pobreza a causa de la cesión de sus derechos de autor y de la
inversión de su riqueza en valores alemanes, polacos y rusos, que pierden
todo su valor tras la I Guerra Mundial. Muere en París el 4 de marzo de
1925.
Fue maestro, entre otros, de Frank Damrosch, Józef Hofmann, Joaquín
Nin, Vlado Perlemuter, Ernest Schelling, Joaquín Turina o José Rolón.
En 1892 escribió la ópera en tres actos Boabdil, el último rey moro
(Boabdil, ostatni król Maurów).

El Estudio

El estudio es una pieza instrumental pensada con fines pedagógicos para


practicar y perfeccionar ciertas dificultades técnicas de interpretación de
un determinado instrumento.
Antes de 1800 se usaba una variedad de términos para estas piezas, pero a
comienzos del S.XIX empezó a surgir un material de enseñanza pensado
para amateur y futuros profesionales. Ejemplos de estudios de esta época
son los Gradus ad Parnassum de Clementi, los Studien op.70 de Moscheles
y algunas colecciones de Czerny.
El estudio de concierto, pensado tanto para la enseñanza privada como
para su interpretación en público, empieza a observarse en obras
como Etude en 12 exercises y los Etudes d´éxécution transcendante, ambas
de Liszt.
Los diversos compositores que escribieron estudios utilizaron
frecuentemente la forma Lied y reuieron estos estudios en colecciones,
normalmente en número de 12. Célebres son los Estudios op.10 y op.25
de Chopin, compuesto cada opus de 12 estudios, del que destacariamos por
su popularidad el op.10 nº12 denominado Estudio revolucionario.
También los compositores contemporáneos han escrito estudios. Como
meros ejemplos citaremos los estudios compuestos
por Debussy, Rachmaninoff, Stravinsky o Ligeti. Aunque el piano haya
sido el instrumento más utilizado en la composición de los estudios, existen
multitud de obras para otros instrumentos, incluidos la orquesta: Quatre
études pour orchestre de Stravinsky.

Béla Bartók

(Nagyszenmiklós, hoy
Sinnicolua Mare, actual
Rumania, 1881 - Nueva York,
1945).
Compositor húngaro. Junto a
su compatriota Zoltán Kodály,
Bela Bartok es el compositor
más importante que ha dado la
música húngara a lo largo de
su historia y una de las figuras
imprescindibles en las que se fundamenta la música contemporánea.
Aunque los primeros pasos de Bartok en el mundo de la música se
decantaron hacia la interpretación pianística (en 1905 llegó a presentarse
al prestigioso Concurso Rubinstein de piano, en el que fue superado por
un joven Wilhelm Backhaus), pronto sus intereses se inclinaron
decididamente por la composición musical. De trascendental importancia
fue el descubrimiento del folclor húngaro que Bartok, junto al mencionado
Kodály, estudió de manera apasionada de pueblo en pueblo y de aldea en
aldea, con ayuda de un rudimentario fonógrafo y papel pautado.
Su influencia en su propia labor creadora sería determinante, hasta
convertirse en la principal característica de su estilo y permitirle
desvincularse de la profunda deuda con la tradición romántica anterior -
en especial de la representada por autores como Liszt, Brahms y Richard
Strauss- que se apreciaba en sus primeras composiciones, entre las que
figura el poema sinfónico Kossuth.
No sólo el folclor húngaro atrajo sus miras: también lo hicieron el
eslovaco, el rumano, el turco o el árabe. Con todo, no hay que pensar por
ello que en sus obras se limitara a citarlo o a recrearlo, antes al contrario:
el folclor era sólo el punto de partida para una música absolutamente
original, ajena a los grandes movimientos que dominaban la creación
musical de la primera mitad del siglo XX, el neoclasicismo de Stravinsky y
el dodecafonismo de Schönberg, por más que en ocasiones utilizara
algunos de sus recursos.

Si bien en algunas composiciones se conserva total o parcialmente la


melodía original (Cuarenta y cuatro dúos para dos violines), en otras,
sobre todo en las más maduras, se asiste a la total absorción de los ritmos
y las formas populares, de manera tal que, pese a no existir referencias
directas, se advierte en todo momento su presencia. Páginas como las de
la única ópera escrita por el músico, El castillo de Barba Azul; los ballets El
príncipe de madera y El mandarín maravilloso; el Concierto para piano n.º
1 y el Allegro bárbaro para piano contribuyeron a hacer de Bartok un
autor conocido dentro y fuera de las fronteras de su patria, a pesar del
escándalo que suscitaron algunas de ellas por lo atrevido de su lenguaje
armónico, rítmico y tímbrico.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial le obligó, como a tantos otros
de sus colegas, a buscar refugio en Estados Unidos. Allí, a pesar de algunos
encargos puntuales como la Sonata para violín solo o el Concierto para
orquesta, Bartok pasó por serias dificultades económicas, agravadas por
su precario estado de salud. A su muerte, a causa de una leucemia, dejó
inacabadas algunas composiciones, como el Concierto para piano n.º 3 y el
Concierto para viola, ambas culminadas por su discípulo Tibor Serly.
Mikrokosmos

Mikrokosmos (el universo en pequeño) Sz. 107, BB 105 es un conjunto de


composiciones para piano de Béla Bartók: 153 piezas progresivas (de
dificultad ascendente) en seis volúmenes escritas entre 1926 y 1939.
Las piezas individuales progresan desde lo muy sencillo y de estudios para
un principiante hasta muestras muy difíciles de técnica avanzada, y son
usadas en las lecciones modernas para piano y en educación musical. En
suma, de acuerdo a Bartók, la pieza musical "aparece como una síntesis de
todos los problemas musicales y técnicos que han sido tratados y en
algunos casos sólo parcialmente resueltos en obras pianísticas anteriores."
Los volúmenes primero y segundo están dedicados a su hijo Péter,
mientras que los volúmenes quinto y sexto están concebidos como piezas
de concierto para tocarse profesionalmente.
Bartók indicó que las piezas también podían ser tocadas en otros
instrumentos: Huguette Dreyfus, por ejemplo, ha grabado piezas de los
volúmenes 3 al 6 al clavecín.
En 1940, poco antes de emigrar a los Estados Unidos, Bartók realizó un
arreglo para dos pianos de siete de las piezas para añadirlas al repertorio
para concierto de él y su esposa Ditta Pásztory-Bartók.

Estructura
Consta de seis volúmenes en orden creciente de dificultad
 Volúmenes I-II: Piezas 1-36 y 37-66, principiante.
 Volúmenes III-IV: Piezas 67-96 y 97-121, moderado hasta avanzado.
 Volúmenes V-VI: Piezas 122-139 y 140-153, profesional.

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