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Contenido

1. RESUMEN................................................................................................................................3

2. ABSTRACT..............................................................................................................................4

3. INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................5

4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA...............................................................................10

5. JUSTIFICACIÓN...................................................................................................................19

6.1. Objetivo general...............................................................................................................22

6.2. Objetivos específicos.....................................................................................................22

7. ESTADO DEL ARTE.............................................................................................................23

7.2. Antecedentes nacionales..............................................................................................25

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1. RESUMEN

El propósito de esta investigación es examinar cómo la pandemia del covid-

19 ha afectado emocionalmente a los niños de una institución educativa debido a

las medidas de confinamiento y cuarentena implementadas en el país. Se adoptó

un enfoque cualitativo con un diseño fenomenológico de alcance descriptivo. Para

recopilar datos, se llevó a cabo una serie de entrevistas semiestructuradas con

diez participantes seleccionados. Los hallazgos revelaron que las emociones más

prominentes entre los niños fueron el miedo, el estrés y la tristeza, junto con

síntomas asociados a la depresión y la ansiedad, los cuales están impactando

negativamente en su desarrollo académico, social y personal. Es esencial que los

profesionales de la salud prioricen la atención de estas necesidades emocionales

durante este período de pandemia para lograr un mejor equilibrio emocional.

Además, se exploraron las repercusiones emocionales específicas que la

pandemia ha tenido en los niños pertenecientes a una institución educativa. Por

tanto, es crucial evaluar y proporcionar herramientas necesarias y oportunas para

fortalecer los recursos emocionales de los niños y niñas, con el objetivo de

fomentar su bienestar mental.

Palabras clave: Emociones, pandemia, repercusiones emocionales,

Covid-19, estrés, miedo y síntomas depresivos.

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2. ABSTRACT

The purpose of this research is to examine how the COVID-19 pandemic

has emotionally affected children in an educational institution due to the

confinement and quarantine measures implemented in the country. A qualitative

approach with a descriptive phenomenological design was adopted. To collect

data, a series of semi-structured interviews were conducted with ten selected

participants. The findings revealed that the most prominent emotions among

children were fear, stress, and sadness, along with symptoms associated with

depression and anxiety, which are negatively impacting their academic, social, and

personal development. It is essential for healthcare professionals to prioritize

addressing these emotional needs during this pandemic period to achieve better

emotional balance. Furthermore, specific emotional repercussions of the pandemic

on children belonging to an educational institution were explored. Therefore, it is

crucial to evaluate and provide necessary and timely tools to strengthen the

emotional resources of boys and girls, with the aim of promoting their mental well-

being.

Keywords: Emotions, pandemic, emotional repercussions, COVID-19,

stress, fear, and depressive symptoms.

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3. INTRODUCCIÓN

El objetivo de este estudio es examinar cómo la pandemia de COVID-19 ha

afectado emocionalmente a los niños de una institución educativa debido a las

medidas de confinamiento y cuarentena implementadas en el país. Se empleó una

metodología de entrevistas semiestructuradas con esta población específica para

identificar las emociones más prominentes durante este período.

En este contexto y tras revisar la literatura, se observa que autores como

Bisquerra (2009) señalan que la emoción es un concepto multifacético que abarca

una gama de estados, muchos de los cuales se superponen, pero poseen distintos

contenidos. Es por ello que se habla de emociones en plural. En esta línea,

optamos por referirnos a la emoción en singular, siguiendo una determinada

tradición, como un término genérico que abarca diversos fenómenos afectivos que

son objeto de investigación científica. Además, según Frijda (1991), las emociones

también pueden influir en la formación o estimulación de creencias relacionadas

con el significado afectivo atribuido a los objetos de su atención. Estas creencias

suelen centrarse en el objeto mismo o en algunas de sus características

particulares.

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Además, en relación con lo mencionado anteriormente, se puede concebir

la emoción como una respuesta compleja, innata y predominantemente

filogenética que se desencadena en respuesta a circunstancias ambientales

específicas. Esta respuesta conlleva una activación del sistema nervioso

simpático, preparando al individuo para desempeñar comportamientos orientados

hacia la supervivencia (James, 1985).

La investigación se define como "un conjunto de procesos sistemáticos,

críticos y empíricos que se emplean para examinar un fenómeno o problema"

(Hernández, 2014). Este estudio se clasifica dentro de los estudios descriptivos,

los cuales se centran en comprender fenómenos, prácticas, situaciones, contextos

y eventos predominantes mediante el análisis de la relación entre dos o más

variables y su manifestación (Hernández, 2014).

Además, se pretende enriquecer la literatura proporcionando recursos,

técnicas y herramientas que ayuden a comprender mejor cómo los niños que

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forman parte de una institución educativa experimentan el impacto emocional,

considerando tanto los aspectos cognitivos como los conductuales y su proceso

de desarrollo. El objetivo es analizar las emociones más relevantes surgidas a raíz

del confinamiento y las medidas de aislamiento implementadas por el gobierno a

nivel nacional. A partir de este análisis, se busca ofrecer las herramientas

necesarias y adecuadas para que los niños cuenten con más recursos

emocionales, con el fin de fomentar su bienestar mental.

El año 2020 marcó un momento extraordinario en la historia de la

humanidad, cuando una pandemia alteró drásticamente la vida diaria de las

personas. El virus Sars-CoV-2, responsable del COVID-19, provocó una serie de

dificultades psicológicas y sociales que afectaron profundamente a la sociedad

(Cabezas, 2020). Desde el punto de vista psicológico, surgieron sentimientos de

ansiedad, soledad, miedo, estrés, insomnio y adicciones entre la población

(Johnson et al., 2020). En el ámbito social, se evidenciaron problemas como el

desempleo, el aumento de los casos de suicidio, la delincuencia común, la

escasez de alimentos y la violencia doméstica.

Esta coyuntura alteró significativamente la rutina de los niños, llevándolos

incluso a perder la motivación para seguir con sus estudios. Aunque se

implementaron numerosos esfuerzos para suavizar este cambio repentino, como

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el empleo de plataformas virtuales como Zoom, Teams y Meet, con el fin de hacer

las clases más atractivas y estimulantes, los resultados no cumplieron las

expectativas y se observaron niveles alarmantes de abandono escolar (Chalpartar

Nasner et al., 2022).

En este contexto, resulta esencial que las instituciones educativas dediquen

un espacio para reflexionar y analizar las complejidades desencadenadas por la

pandemia y sus repercusiones en los estudiantes, particularmente en lo que

respecta a la falta de motivación para el estudio, un aspecto crucial para el

desarrollo humano. Maslow (1991) argumenta que la motivación es fundamental

para que las personas alcancen sus deseos en un entorno dado. Por su parte,

Piaget (1973) sostiene que la motivación está estrechamente ligada a la voluntad

del individuo, su adaptación positiva al entorno y su formación personal, lo que

implica que una persona motivada tenga un mejor desenvolvimiento en la vida

social y una mayor autoestima personal.

Kielhofner (2006), por otro lado, aborda la motivación como un impulso para

participar en actividades basadas en los valores e intereses individuales, los

cuales están estrechamente vinculados con la competencia y la autoeficacia. De

esta manera, cuanto mayor sea la percepción de eficacia y competencia que tenga

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una persona sobre sí misma, mayor será su motivación para llevar a cabo una

actividad, como es el caso de la motivación escolar en el contexto de este artículo.

Otros estudiosos concuerdan en que la motivación comprende un conjunto

de procesos que influyen en la activación, dirección y persistencia de la conducta

(Beltrán, 1993; Bueno, 1995; McClelland, 1989, citados por Carillo et al., 2009).

Por lo tanto, desde estas perspectivas, se subraya la relevancia que la

motivación puede tener en los estudiantes y jóvenes para alcanzar metas

específicas, como el aprendizaje. En última instancia, la pandemia debe

proporcionar lecciones valiosas a las instituciones educativas, los maestros y los

padres sobre la necesidad de desarrollar y aplicar estrategias que permitan a

docentes y estudiantes adaptarse a los cambios derivados de una situación

pandémica y sus consecuencias sociales y psicológicas. De esta manera, el

propósito de este trabajo radica en comprender el impacto en la motivación

escolar como resultado de la pandemia de COVID-19, a través de una revisión

temática de estudios realizados a nivel global sobre este fenómeno.

4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La iniciativa y el enfoque de este proyecto surgieron a raíz de la abundante

evidencia que señala el impacto emocional significativo de la pandemia de COVID-

19 en la salud mental, especialmente entre la población infantil. Dicha evidencia

sugiere que los niños pueden experimentar una variedad de emociones

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secundarias, como ansiedad, depresión y estrés, como consecuencia de las

medidas implementadas a nivel nacional e internacional. La separación de

familiares, amigos y entorno ha sido especialmente impactante para ellos, dado

que no fue algo planificado y surgió como una consecuencia inevitable. Es

importante destacar que estas emociones no surgen de forma aislada, sino que

son respuestas mentales afrontadas por los niños ante las directrices

gubernamentales. El periodo prolongado de cuarentena obligatoria y aislamiento

social, que ha persistido durante más de un año, ha generado cambios drásticos

en sus hábitos académicos, sociales, recreativos y familiares. Además, se ha

modificado la dinámica de las relaciones interpersonales debido a las

precauciones de autocuidado y a las nuevas normativas impuestas por las

autoridades para hacer frente a las demandas de la pandemia.

Según el metaanálisis llevado a cabo por Paricio y Pando (2020), diversos

estudios indican un marcado incremento en los casos de ansiedad y depresión

entre la población infantil. Este aumento representa casi un 19% en comparación

con las investigaciones realizadas antes del inicio de la pandemia. Estos hallazgos

evidencian que el cambio en la rutina diaria, en los patrones de interacción social,

de estudio y de vida en general ha provocado una crisis significativa en la

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población infantil a nivel mundial. Los niños, que solían desenvolverse con

normalidad en sus actividades, se han visto obligados a adaptar su pensamiento y

comportamiento a una nueva realidad, lo que a su vez ha desencadenado en ellos

emociones desconocidas en muchos casos. En síntesis, este cambio drástico en

el estilo de vida es el principal factor contribuyente al aumento notable de estas

patologías emocionales.

De acuerdo con Soria (2020), la pandemia de COVID-19 ha provocado y

seguirá provocando cambios significativos en las dinámicas sociales, lo que

implica una alteración de la normalidad como la conocíamos hasta ahora. Esto

plantea la posibilidad de que las generaciones futuras también experimenten

patologías similares o, por el contrario, desarrollen nuevas condiciones como

resultado del nuevo estilo de vida instaurado. Es probable que estas nuevas

condiciones de vida den lugar a la creación de estrategias de intervención y la

exploración de nuevos campos dentro de la disciplina psicológica.

Varios estudios han observado que el confinamiento y el aislamiento

asociados con la nueva realidad pueden generar angustia en los niños. Para

algunos de ellos, la falta de apoyo y comprensión sobre lo que está sucediendo en

su entorno puede ser especialmente difícil de manejar. Las preguntas sin

respuesta sobre la COVID-19, la ausencia de contacto con personas familiares y

un clima familiar tenso pueden aumentar el estrés y contribuir a posibles

problemas psicológicos en la población infantil. Además, se han documentado

casos de abandono infantil, lo que sugiere que los niños pueden carecer de figuras

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a las que recurrir para expresar sus sentimientos o para aprender a gestionar

adecuadamente sus emociones negativas.

La Organización Mundial de la Salud señaló en 2020 que los servicios de

salud mental primaria experimentaron una interrupción del 93% a nivel global, lo

que resalta la necesidad urgente de incrementar la financiación destinada a estos

servicios esenciales (Brunier y Drysdale, 2020). Estos servicios son fundamentales

para mejorar la calidad de vida de la población mundial. Si esta atención es

interrumpida, podría tener consecuencias significativas en la vida cotidiana y en la

salud de las personas. Por un lado, aquellos que contraen enfermedades

enfrentarán dificultades para recibir tratamiento adecuado. Por otro lado, las

personas que necesitan atención médica por otras razones también enfrentarán

obstáculos, lo que podría resultar en un aumento de muertes y en la propagación

de enfermedades. Todo esto tendría repercusiones emocionales importantes en la

población en general.

Según la investigación de la ONU (2020), se evidencia que la COVID-19 no

solo afecta el cuerpo físico, sino que también tiene un impacto indirecto en la salud

mental debido a todas las complejidades asociadas. Esta pandemia ha generado

un aumento en la demanda de servicios de salud mental debido a factores como la

recesión económica, la soledad, el aislamiento, el duelo y otros aspectos que

afectan emocionalmente a la población. Al mismo tiempo, la OMS (2020) informa

que los servicios de atención en escuelas y lugares de trabajo se han visto

afectados en un 78% y un 75%, respectivamente, como resultado de la pandemia.

Esto resalta la importancia crucial de investigar el impacto emocional de la

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pandemia, especialmente dado que aún no se han realizado muchos estudios

exhaustivos debido a la novedad de la situación. Todos estos factores

mencionados anteriormente tienen un impacto significativo en la población en

general, pero los niños, al ser más vulnerables, tienen una mayor probabilidad de

desarrollar estados emocionales perjudiciales para su bienestar.

Un reciente estudio llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud

revela una interrupción del 93% en los servicios de salud mental primaria a nivel

global, lo que resalta la necesidad urgente de aumentar la financiación para estos

servicios esenciales (Brunier y Drysdale, 2020). Estos servicios son cruciales para

mejorar la calidad de vida de la población mundial. Si esta atención se ve

interrumpida, las repercusiones podrían ser significativas en la vida cotidiana no

solo de la actualidad, sino también de las futuras generaciones. Esto está

generando cambios drásticos en las costumbres, lo que implica que las nuevas

generaciones no están creciendo con las mismas normas y valores que se solían

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vivir diariamente. Por lo tanto, debemos adaptarnos a nuevas formas de compartir,

trabajar, estudiar y vivir.

De acuerdo con el informe de la OMS (2020), los servicios de atención en

escuelas y lugares de trabajo se han visto impactados en un 78% y 75%,

respectivamente, como resultado de la pandemia. Esta situación se agrava en

poblaciones con recursos limitados, ya que son las más afectadas. Por ejemplo,

en el caso de las escuelas públicas, la falta de medios adecuados para la

conectividad en el hogar, e incluso la falta de acceso a internet, representa un

desafío significativo. Esta dificultad se agrava para las comunidades rurales,

donde los recursos suelen ser aún más escasos. A pesar de estos obstáculos,

muchos educadores han buscado alternativas, como utilizar grupos de WhatsApp

estudiantiles para enviar tareas y deberes a los niños que no pueden participar en

clases virtuales.

Por otro lado, los recursos para las entidades públicas se han visto

mermados de manera considerable, ya sea porque no llegan o porque se han

reasignado para otros fines. Aunque en algunos casos se destinan recursos para

combatir el COVID-19, esto no siempre se traduce en una mejora de las

condiciones para la educación y la atención psicológica. Estas dificultades en el

acceso a la educación pueden provocar emociones como la frustración, la

ansiedad y la depresión en los niños. Además, dada la perturbación en el sistema

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de salud causada por la pandemia, puede ser aún más difícil para ellos acceder a

la atención psicológica necesaria para salvaguardar su salud mental.

Orgiles (2020) señala que la pandemia de COVID-19 ha transformado

radicalmente la vida cotidiana de niños, en cuestión de meses. Las rutinas y

prácticas que solían caracterizar su día a día se han visto alteradas de manera

significativa, lo que ha generado un aumento evidente en sus niveles de estrés al

enfrentar la vida en sus hogares. Anteriormente, muchos de estos niños eran

activos y participativos en actividades fuera de casa, pero ahora se ven obligados

a buscar formas de mantener esa misma vitalidad dentro de un entorno más

limitado, explorando nuevas formas de recreación junto a sus familiares y

adaptándose a las restricciones impuestas para evitar el contagio del virus.

Esta nueva dinámica ha modificado también la forma en que se relacionan

con sus padres. Con el teletrabajo y la suspensión de actividades laborales,

muchos padres pasan más tiempo en casa, lo que puede fortalecer o, en algunos

casos, desafiar la dinámica familiar existente. La sensación de realizar todas las

actividades dentro del hogar, en lugar de fuera de él como solían hacerlo, añade

una capa adicional de complejidad a la experiencia de estos niños y adolescentes

durante la pandemia.

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Según un estudio llevado a cabo por la UNESCO en 2019, se estima que

alrededor de 1.38 mil millones de niños que han dejado de asistir a la escuela

presencial experimentan un cambio drástico en su estilo de vida. Esta situación

también afecta su salud mental, ya que el hacinamiento y el estrés constante

derivado del aislamiento social los exponen a condiciones adversas que dificultan

la realización de sus actividades de manera normal. Además, se ha observado un

aumento en la tasa de abuso infantil durante la pandemia.

La ONU ha advertido que las medidas de aislamiento han dado lugar a un

aumento en los casos de abuso sexual y violencia infantil, situaciones que pueden

desencadenar el desarrollo de diversas patologías como ansiedad, depresión y

estrés postraumático (Cluver et al., 2020). Este problema es altamente

preocupante y podría ser responsable de muchas de las condiciones psicológicas

que están surgiendo en los niños. La exposición continua a posibles agresores

durante todo el día aumenta su vulnerabilidad a diversos tipos de abuso, lo que a

su vez puede causarles daño psicológico y emocional, e incluso en casos más

graves, problemas patológicos. Además, esta situación afecta negativamente su

bienestar físico. En síntesis, es un fenómeno de gran impacto en la salud mental

de los niños afectados.

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De acuerdo con Espada et al. (2020), la Alianza para la Protección de la

Niñez y la Adolescencia en la Acción Humanitaria señala que, si bien los niños no

son el grupo más afectado por la enfermedad infecciosa, su salud mental y

bienestar psicosocial se ven considerablemente afectados. Esta afectación se

manifiesta en diversos aspectos de sus vidas a medida que enfrentan la

adversidad, como el confinamiento, la interrupción de sus actividades académicas,

cambios en sus relaciones interpersonales y en su conexión con el mundo exterior.

Por lo tanto, queda claro que exponer a los niños no es una opción ideal, ya

que existe el riesgo de que contraigan el virus en su vida cotidiana. Esto subraya

el hecho de que los niños se ven afectados tanto por el estrés psicosocial,

causado por la exposición a noticias y preocupaciones de la comunidad

circundante. Este aumento en las emociones, ya sean negativas o positivas,

impacta en los momentos familiares, en el estudio y en las situaciones personales.

Es importante tener en cuenta que la mayoría de los niños carecen de las

habilidades necesarias para manejar y canalizar sus emociones, así como para

crear estrategias efectivas de afrontamiento que les permitan sobrellevar

momentos de tensión, estrés, tristeza, enojo y ansiedad provocados por la

situación de emergencia creada por la pandemia de COVID-19.

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5. JUSTIFICACIÓN

Hoy en día hay una conciencia cada vez mayor entre la generación más

joven de que los trastornos mentales son un problema grave y existe una

necesidad creciente de ayudar a los afectados. Además, varios expertos en el

campo han argumentado que, especialmente a raíz de las recientes

observaciones de la pandemia de COVID-19, se ha subrayado la necesidad de un

tratamiento de salud mental porque "la interrupción de esta implementación está

relacionada". hacerse visible ante la sociedad. Los cambios en los protocolos de

contención tienen importantes consecuencias psicosociales por múltiples

estresores” (Sánchez, 2021).

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Durante la pandemia se han identificado una variedad de trastornos

psiquiátricos, fisiológicos, conductuales y emocionales, trastornos del sueño, del

neurodesarrollo, estrés postraumático, apetito, memoria subjetiva y

comportamientos disruptivos, incluidos los descritos anteriormente, que tienen un

impacto en la sociedad (Garzón Moreira, 2022). Sin embargo, cabe señalar que,

debido a esta crisis sanitaria, la prevalencia de ansiedad, depresión y trastornos

del sueño en niños está aumentando a nivel mundial (Núñez et al., 2021; Garzón

Moreira, 2022)

La resiliencia puede haber jugado un papel importante frente a esta

adversidad. Palacio Ortiz et al. (2020) concluyeron que es probable que el niño

promedio requiera adaptaciones psicológicas, sociales o neurológicas

significativas para hacer frente a las condiciones ambientales que representan

desviaciones del entorno esperado. Sin embargo, diversos estudios han

demostrado que la mayoría de los escolares no se han adaptado a la situación de

pandemia.

Dado que las etapas de desarrollo emocional y psicosocial que se

presentan en la primera infancia son fundamentales para el proceso de

adaptación, tomar conciencia y reflexionar sobre este tema ya que es necesario

tenerlo en cuenta para abordar la lección es muy importante. Y de esta manera,

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podremos entender y comprender mejor a nuestros estudiantes para poder brindar

una educación de calidad. Por ello, la educación es clave para el desarrollo

humano y debe promover la comunicación, expresión y comprensión de las

emociones propias y de los compañeros dentro del aula.” (ONU, 2016)

El impacto a lo largo de los años, esta situación ha propiciado el desarrollo

de trastornos mentales y síntomas propios de este tipo de enfermedades,

especialmente los relacionados con la ansiedad y el estrés.

Por tanto, en función de su aporte científico en este campo, la investigación

debe ser considerada como un criterio que contribuye al interés por el estudio de

las variables que se acercan a las características y condiciones del medio, cuyos

resultados conducen a las distinciones a realizar. Los investigadores pueden influir

en sus acciones en términos del método científico. Por ello, su realización debe

tener en cuenta importantes aspectos teóricos, prácticos, metodológicos y

sociales.

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6. OBJETIVOS

6.1. Objetivo general

Crear recomendaciones para abordar los problemas emocionales

posteriores a la pandemia en función del análisis de modelos de sistemas viables

y herramientas de gestión. Un diagnóstico que brinda a los niños, directivos,

docentes y psicólogos de las instituciones educativas colombianas las mejores

prácticas para enfrentar este problema emocional cara a cara.

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6.2. Objetivos específicos

Desarrollar diseños de herramientas de diagnóstico y sistemas operativos, y

recomendar las mejores prácticas a las escuelas para abordar problemas y

situaciones emocionales identificadas a través de la investigación y la recopilación

de información

Ante los ajustes educativos que se han hecho por la pandemia,

identificamos cómo los niños perciben su salud mental desde que comenzó la

pandemia.

Describir las técnicas de autocuidado para la salud mental que los docentes

utilizan en entornos de aprendizaje a distancia debido a la pandemia de Covid-19.

Determinar las ventajas y desventajas de la salud mental de los niños como

base para el desarrollo de futuras intervenciones psicológicas que mejoren su

calidad de vida.

7. ESTADO DEL ARTE

7.1. Antecedentes internacionales

En su estudio titulado "Impacto de la Pandemia por COVID-19 en la Salud

Mental de Preescolares y Escolares en Chile–2", Larraguibel M. et al. (2021)

investigaron el efecto de la pandemia en niños de entre cuatro y once años de

edad, que asisten a 46 instituciones educativas públicas en Chile. Utilizando una

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encuesta en línea, evaluaron las condiciones socioemocionales de las familias

encuestadas. Los resultados revelaron un aumento en los síntomas evaluados,

aunque sugirieron que estos podrían disminuir si los niños pudieran regresar a

clases de manera presencial. Además, los padres expresaron una gran

importancia en el regreso de sus hijos a la escuela, ya que esto les permitiría

trabajar con mayor tranquilidad.

Vallejo (2021) llevó a cabo una investigación titulada "Trastornos

Emocionales y Efectos de la Pandemia en la Conducta de los Niños", la cual

examinó los efectos emocionales de la pandemia de COVID-19 en los niños.

Utilizando una revisión bibliográfica en bases de datos como Sciencedirect (a

través de Scopus), Scielo y Google Académico, el autor identificó cambios en el

comportamiento y la aparición de diversos trastornos mentales causados por el

confinamiento y los problemas familiares y sociales. En sus conclusiones, Vallejo

destaca la escasez de investigaciones que aborden específicamente la inteligencia

emocional en este contexto, señalando que este estudio proporciona una base

para futuras investigaciones en este campo.

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Cifuentes y Navas (2020) llevaron a cabo un estudio titulado "Confinamiento

Domiciliario por COVID-19 y la Salud Mental de Niños y Adolescentes en la

Población Ecuatoriana, período marzo - junio 2020", en el cual utilizaron técnicas

de recolección de datos como encuestas en línea y telefónicas. La muestra

consistió en 1104 niños y adolescentes de entre 4 y 16 años de edad. Durante el

análisis, se observó que la mayoría de los participantes experimentaron problemas

de salud mental relacionados con el confinamiento, y las emociones más comunes

fueron la tristeza, el miedo, la ansiedad y la ira. Además, el estudio reveló

modificaciones en las rutinas diarias, así como cambios en los hábitos

alimenticios, la higiene personal, la realización de tareas académicas y la

participación en actividades físicas o recreativas.

Los antecedentes internacionales previamente mencionados desempeñan

un papel crucial en esta investigación al ilustrar cómo la pandemia ha impactado

las emociones de los participantes, resultando en diversas consecuencias,

trastornos y cambios en el comportamiento tanto de niños, adolescentes y familias

debido al confinamiento. Se ha observado que las emociones predominantes son

la tristeza, el miedo, la ansiedad y la ira, junto con modificaciones en las rutinas y

hábitos. Se destaca la importancia de regresar a clases como una posible solución

para mitigar estos problemas, mientras que otros estudios enfatizan la

implementación de la inteligencia emocional como una herramienta educativa para

abordar los desafíos de salud mental. Reconocer y valorar las contribuciones de

estas investigaciones internacionales es esencial para este proyecto,

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especialmente en lo que respecta al uso de la inteligencia emocional como recurso

fundamental.

7.2. Antecedentes nacionales

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