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ABORDAJE DEL CURRÍCULO Y LA PLANEACIÓN EN EL

CONTEXTO LATINOAMERICANO
Edgar Rolando Menéndez Orantes

RESUMEN
El presente trabajo busca hacer un abordaje del currículo y la planeación en el
contexto latinoamericano. Dicho acercamiento al tema exigió una lectura
cuidadosa de distintos autores que con esfuerzo plantean con mucha riqueza de
manera intelectual y práctica la temática. También es importante señalar, que el
tema se redacta a manera de compilación de autores a fin de que no se escape ningún
concepto e idea importante para profundizar en la materia. Creando así, una buena
base epistemológica para su reflexión y presentación. La elaboración de este
capítulo consideró un abordaje de los siguientes ejes temáticos: 1. Reseña histórica
del currículo, 2. El concepto de currículo, 3. El diseño curricular a partir de
competencias, 4. El currículo en América Latina, 5. Modelos curriculares, 6.
Componentes del currículo y 7. La planeación curricular. Buscando de esa manera
un panorama claro del tema y sus implicaciones en la labor educativa de las
universidades. De igual forma, permitiendo la ampliación de conocimientos
teóricos y prácticos fundamentales, desde teorías provistas por distintos
documentos científicos y fuentes especializadas en el área del currículo para su
discusión y reflexión en el aprendizaje, la enseñanza y la docencia superior en
nuestros países latinoamericanos. Generando una conclusión importante de que el
tema debe renovarse y actualizarse para su comprensión y aplicación en un contexto
más humanizador.
PALABRAS CLAVE: Currículo, modelos, componentes, elementos, diseño y
planeación
ABSTRACT
This paper seeks to approach the curriculum and planning in the Latin American
context. This approach to the topic demanded a careful reading of different authors
who, with a great deal of effort and intellectual and practical richness, have
presented the subject matter in a very rich intellectual and practical manner. It is
also important to point out that the topic is written as a compilation of authors so
that no important concept or idea to deepen the subject is left out. Thus, creating a
good epistemological basis for reflection and presentation. The development of this
chapter considered the following topics: 1. Historical review of the curriculum, 2.
The concept of curriculum, 3. Curriculum planning. In this way, seeking a clear
overview of the subject and its implications in the educational work of universities.
Likewise, allowing the expansion of fundamental theoretical and practical
knowledge, from theories provided by different scientific documents and
specialized sources in the area of curriculum for discussion and reflection on
learning, teaching and higher education in our Latin American countries.
Generating an important conclusion that the subject must be renewed and updated
for its understanding and application in a more humanizing context.
KEY WORDS: Curriculum, models, components, elements, design and planning.
INTRODUCCIÓN
El estudio se fundamenta sobre la base epistemológica de autores que sobresalen en
el tema del currículo como Fonseca J, y Gamboa M. (2017), Ortiz W. (2019), López
F. (2020), Mendoza D. (2021) y otros más que desde sus conocimientos y expertis
en el campo de la educación superior aportan significativamente para la
comprensión, reflexión y discusión en el presente. Es el deseo de quien escribe que
este trabajo de publicación sume al ejercicio docente e investigativo de quienes día
a día anhelan la construcción de un mundo mejor mediante la educación.
Especialmente en un tiempo en el que son muchos los desafíos que la educación
superior enfrenta en América Latina a todo nivel ante el fenómeno de una pandemia
producida por el Coronavirus.
Reseña histórica del currículo
Sus inicios
Considerar un punto de arranque para la discusión del currículo, no puede ser otro
más que su origen histórico a manera de comprender su importancia para nuestros
días. Ese punto permite de alguna forma ver cómo estamos en relación con ello.
Históricamente y de manera muy sucinta se puede señalar que el surgimiento del
currículo:
Es a partir del siglo XVI, con la aparición de las universidades y sobre todo
en aquellas cuya organización de la enseñanza y el aprendizaje, lo realizaron
conforme los aportes del movimiento calvinista, en el que aparece
explícitamente el término “currículo” acuñado en la edad media por las
instituciones de educación superior para organizar los cursos de estudio.
Como se puede observar desde sus inicios, el currículum surge como un
aspecto educativo cuyo objetivo es la organización secuenciada de la
escolaridad, con el énfasis en el orden y la selección de lo que se requiere
enseñar. En esta línea de regularización de la enseñanza, encontramos
también otros términos gestados en la edad media, como son el de clase
(Santacruz, 2017, p. 465a).
Lo anterior señalado por Santacruz (2017) permite comprender que el currículo
nace con el fin de dar orden a las materias compartidas y enseñadas durante la Edad
Media y el surgimiento de la universidad en Europa (Escolástica). Dicho trasfondo
histórico provoca las siguientes preguntas: ¿Qué se puede decir del currículo como
elemento de organización en las universidades en la actualidad? ¿Qué papel juega
el currículo como instrumento que norma que se debe enseñar y que no en las
universidades? ¿Qué tan pertinentes y contextuales están siendo los currículos en
las universidades para la formación de nuevos profesionales?
Por otro lado, Osorio (2017ª) afirma ese sentido que toma el currículo al
considerarse como rector de los saberes para las profesiones:
Se reconocen algunos puntos que persisten en ese camino elegido para
abordar el estudio emprendido y que invitan a seguir indagando sobre el
currículo, entre los cuales se señalan dos: uno, que la existencia de
perspectivas, teorías, modelos y enfoques sobre el currículo surgen con la
aparición del campo del currículo como un campo profesional especializado
e institucionalizado en la burocracia educacional del Estado, cuando
reglamenta la educación; y dos, que de cierta forma, las teorías pedagógicas
y educacionales son también teorías relacionadas con las del currículo, pues
de alguna manera se refieren a este cuando muestran sus ideas acerca de
cómo organizar la actividad educacional y la cuestión de qué enseñar; uno
de esos ejemplos se presenta desde las ideas pedagógicas de Comenio en el
Siglo XVII, con su obra La Didáctica Magna (p. 142).
Independientemente de las razones fundamentales por las que se origina el currículo,
lo que si es cierto es que sigue siendo un instrumento de dominio en las
universidades para determinar la enseñanza superior de acuerdo a los fines e
intereses que se busca al momento de formar a las nuevas generaciones de
profesionales que saldrán al mundo laboral y social a ofertar lo que saben, lo que
poseen para el cumplimiento de las metas de aquellas empresas compañías o
corporaciones que los contraten. Estos aspectos son temas de discusión cuando se
analiza la razón e importancia que juega el currículo en las instituciones de
educación superior. Esto último debido a
El concepto de currículo
Proviene del latín currículum, que significa carrera. En sus orígenes el término
currículo se entendía en un sentido más restringido, asociado a lo que debía
enseñarse en las escuelas, haciendo referencia exclusiva a los contenidos de las
disciplinas y al plan de estudios.
Santacruz, (2017b) citando a Malagón (2008) señala que:
La multiplicidad de definiciones de currículo se sustenta en que unos autores
lo caracterizan como un plan de estudios, como una propuesta a priori, otros
como los resultados, otros como las experiencias, lo que conduce a asegurar
que el currículo es un concepto muy complejo y por ende polisémico. (p.
462)
Lo anterior denota que no precisamente cuando se habla de currículo, se está
hablando de lo mismo, lo que brinda la idea de que se tiene que tener bien claro al
momento de abordar dicho concepto con sus varias definiciones y en función de.
Es decir que “el currículo como componente educativo de manera explícita, es
reciente, por lo que se lo considera como un concepto nuevo, en tanto que su
aparición como término, corresponde a la reforma gestada en la universidad (Leiden
y Glasgow)” (Santacruz, 2017c, p. 461). Santa Cruz (2017d, p. 464) señala que
“etimológicamente la palabra currículo, proviene del término de origen latino
“currere” que en español significa “carrera, caminata, jornada” o “recorrer un
camino”; es decir el direccionamiento del camino con la finalidad de lograr una
meta. Según el sufijo “ulum”, corresponde al diminutivo de “curris” (correr o
carrera); y de “cursus”, (curso o cursillo).
Sigue agregando a esta línea de ideas Santacruz (2017e) cuando indica que:
Los primeros usos y por tanto, intentos de definir al “currículo”, en función
de los datos expuestos anteriormente, se inician en el siglo XVI; sin
embargo sus distintas acepciones han sido motivo de constantes replanteos
determinados por el avance de la ciencia, la tecnología y la educación, en el
afán de responder a los cambiantes e inciertos escenarios de los contextos
sociales, políticos, culturales y económicos, por lo que el currículo
constituye un concepto en permanente construcción y no un documento
terminado, rígido, que no acepte la posibilidad de innovaciones y de
reajustes acordes con la dinámica educativa y social (p. 461).
Lo anterior, abre el espacio para considerar que el currículo ha de ser un instrumento
que necesita innovarse a través del tiempo a fin de responder a las necesidades
contextuales del momento, permitiendo así una formación integral de quien lo cursa
para el saber-saber, saber-ser y saber-hacer.
El concepto de currículo y su importancia para la educación
De acuerdo con los siguientes autores por currículo puede entenderse lo
siguiente (Jara y Peláez, et al. 2018a, p. 19):

Johnson (1970) citado por Díaz Barriga y otros (2005), considera que el
currículum es algo más que el conjunto de las experiencias del aprendizaje;
se refiere al aprendizaje terminal del estudiante como resultado de la
enseñanza, para este autor el currículum especifica los resultados que se
desean obtener del aprendizaje y sostiene que el currículo no establece los
medios sino los fines.
Casarini (2004, 2013), señala que debemos pensar en el currículum como
proyecto, constituyéndose como un camino para la construcción y el
desarrollo del aprendizaje. La idea de proyecto permite vislumbrar al
currículum como instrumento para la transformación de la enseñanza, el
aprendizaje y la evaluación, así como una guía para el profesor.
El currículum se visualiza como un todo integral, en este sentido Casarini
(2004, 2013), señala que debemos pensar en el currículum o currículo como
proyecto, constituyéndose como un camino para la construcción y el
desarrollo del aprendizaje.
Pinar (2014), concibe al currículum como un concepto altamente simbólico,
una conversación compleja que enlaza experiencias del presente, pasado y
del futuro (currere).
El currículum es un proyecto educativo integral con carácter de proceso, que
expresa las relaciones de interdependencia en un contexto histórico – social,
condición que le permite rediseñarse sistemáticamente en función del
desarrollo social, progreso de la ciencia y necesidades de los estudiantes,
que se traduzca en la educación de la personalidad del ciudadano que se
aspira a formar. (Addine, 1995, citado por Zúñiga, 2011)
Tobón y Mucharraz (2010) mencionan que el currículo desde el modelo por
competencias establece lineamientos flexibles de formación y se basa en el
estudio reflexivo de los retos del contexto, así como de las prácticas
educativas, para generar cambio. Busca establecer las condiciones para que
se pueda llevar a cabo la formación integral y el aprendizaje de las
competencias esperadas en un perfil de egreso mediante ambientes
significativos de aprendizaje. Pretende la superación de las asignaturas
mediante estrategias más integrativas, como por ejemplo los módulos, las
unidades de organización curricular y los proyectos formativos.
De acuerdo a los expuesto por los autores en definitiva el currículo no es más que
la base donde descansarán tanto los conocimientos teóricos fundamentales de los
que se aprenderá y enseñara como aquellos que en la aplicación deben de generar
su fruto para aquello en la que se forma, entrena y capacita el estudiante de
determinada especialidad en la universidad.
Entendido así, el currículo como lo que los estudiantes tienen oportunidad
de aprender, este se presenta con varias características como:
• Una guía para planificar la vida escolar.
• Una guía para evaluar la vida en la escuela.
• Un conjunto de situaciones, experiencias dentro de la estructura y
organización escolar, de tal manera que inclusive lo que ocurre en la
administración escolar ya no es solo administración, sino que ella forma
parte de lo que se enseña y los estudiantes aprenden. Igualmente, las
transacciones entre los alumnos se aprenden y son parte del currículo nulo.
• Las teorías pedagógicas, fundamentalmente, están gravitando e
interviniendo con intencionalidades propias del campo del currículo,
afectándolo en su práctica (Osorio, 2017b, pp. 144-145).
Por ello, es importante tener presente como se lleva a cabo el currículo, a lo que
llamaremos tres momentos o fases importantes y que se explica de la siguiente
manera de acuerdo a Jara y Peláez, et al., quienes citan a otros autores dentro de su
contenido (2018b, p. 22):
Diseño curricular: Según Díaz Barriga (2005), el diseño curricular se
refiere a las fases y etapas que integran la estructuración del Currículo”. Y según
Vargas (2008) es una “etapa enmarcada por lo cultural en la cual se consultan,
definen y organizan las fuentes tecnológico-productivas, filosóficas y pedagógicas
para convertirlas en un conjunto de elementos relacionados entre sí, de manera
secuencial y organizada, que permite ubicar el ciclo formativo, el perfil profesional,
las funciones, el dominio profesional y, finalmente, las competencias requeridas”.
Desarrollo curricular: Según Díaz Barriga (2005) se refiere a la “Puesta en
práctica del diseño curricular”. Y Según Vargas Leyva (2008) es una “Etapa
enmarcada por lo didáctico, que señala el proceso de enseñanza y aprendizaje en el
cual se desarrolla lo planeado en el diseño curricular en saberes, módulos,
contenidos de aprendizaje, metodología y secuenciación de las acciones del
currículo”.
Evaluación curricular: Valoración continua de los resultados obtenidos en el
proceso de desarrollo curricular, a fin de lograr el perfeccionamiento y reemplazo
racional y fundamentado de lo que se tienen establecido en el diseño curricular”.
Díaz Barriga (2005)
Algo sumamente importante mencionado por Jara y Peláez (2018) citando a
Vargas Leyva (2008) es cuando señalan que “los proyectos curriculares son
procesos eminentemente investigativos, tanto de construcción conceptual como de
aplicación. De la manera en cómo se lleven a cabo dichos procesos dependerá en
gran medida el éxito, la calidad y pertinencia del plan formativo elaborado” (p. 26).

Lo que lleva a pensar que cualquier currículo debe de responder a las necesidades
de contextualización histórica, articulación con los procesos internos y externos de
la vida de los estudiantes y profesores, como también a los principios misionales
del ámbito educativo en donde se construye y desarrolla y sobre todo tener presente
las tendencias de la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad (Ortiz, 2014), lo
que hace sin lugar a dudas que se opte por un currículo flexible que responda al
momento que se vive en la actualidad. Con el fenómeno de la pandemia, las
instituciones de educación superior deberán de repensar la educación y apostarle
más enérgica y estratégicamente a una planeación de currículo flexible.
Principales concepciones curriculares
Jara y Peláez, et al., (2018) citando a Gimeno (1992) indica que “las teorías
curriculares se definen como marcos ordenadores de las concepciones sobre la
realidad que abarca y pasan a ser forma de abordar los problemas prácticos de la
educación…” (Citado por Casarini, 2013). Buscando de esta manera que cada
institución de educación superior opte por un modelo para su diseño y evaluación
curricular. Ortiz (2014a), citando a Villarini (2000) menciona las principales
concepciones curriculares las cuales se describen a continuación:
• El currículo basado en las disciplinas académicas y la transmisión
cultural. La meta es la transmisión cultural y la formación de una persona
culta.
• El currículo basado en el dominio de destrezas. La estructura del
currículo bajo esta concepción es extremadamente técnica y rígida,
responde a etapas, niveles o fases en el desarrollo de dichas destrezas
específicas ordenadas en series inflexibles.
• El currículo basado en el desarrollo humano. La meta principal es el
desarrollo integral del estudiante y sus dimensiones intelectual, emocional,
social y psicomotora. Los objetivos y el contenido curricular son sumamente
flexibles y experimentales, conectados con la vida. La estructura del
currículo es abierta y flexible.
• El currículo en la transformación social. La meta principal es desarrollar
en el estudiante una comprensión crítica de la realidad social y el
compromiso con su transformación. La estructura del currículo es muy
abierta y flexible y se establece a partir de la propia realidad social.
Es importante tener claro lo señalado por Ortiz (2014) cuando indica que:
El currículo debe ser inclusivo, humanizado, humanizante y humanizador.
Un currículo para la vida, para el amor y para la paz. En consecuencia, los
contenidos curriculares deben ser útiles y prácticos, organizados,
comprensibles, dinámicos, coherentes con la filosofía institucional, amplios,
deben tener un propósito definido, no complicados pero significativos,
alcanzables, cumplibles, medibles, holísticos, totalizadores y configurantes
(p. 40).
De nuevo, son los currículos flexibles y considerando la integración de ciertas
concepciones los que permitirán un alto y pleno desarrollo educativo en los futuros
profesionales. Quien escribe, considera que se debe de educar para la vida en
primera instancia y posterior a ello, equipar para el trabajo, las competencias y todos
aquello que garantice la calidad de profesionales tanto en actitudes, virtudes como
aptitudes.
Innovación curricular
La innovación curricular se hace necesario frente al mundo al que nos enfrentamos,
principalmente en donde el cambio es lo que siempre lo viene definiendo a toda
costa. Con relación a ello, Latorre (2013) indica lo siguiente:
Los sistemas educativos actuales afrontan, en las sociedades democráticas,
dos grandes retos: por una parte, garantizar el mayor desarrollo individual,
respetando la diversidad y valorando la equidad, y por otra desarrollar la
capacidad de vivir juntos y participar en sociedades cambiantes.
En este sentido, y para poder hacer frente a la sociedad cambiante y llena de
incertidumbre que configura este nuevo escenario social, se hace necesarios
cambios sustantivos en la formación de los ciudadanos y esos cambios
afectan de manera ineludible a la escuela, a la universidad, al currículum, a
los procesos de enseñanza y aprendizaje y a la labor docente. Cambios que
son de tal calado que obligará a reinventar-refundar la escuela y la
universidad (Román Pérez y Díez López, 2009) porque los cambios
parciales, sin saber el verdadero sentido de lo que se persigue, no darían
resultado.
La forma de afrontar estos desafíos se ha plasmado, en la mayoría de los
países de la OCDE y del mundo, en reformular el currículum escolar a través
de las competencias básicas, entendiendo éstas como la capacidad de
responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma
adecuada… En este escenario la labor del docente competente es algo más
complejo que la simple explicación de contenidos y la evaluación de
rendimiento como si se tratara de un modelo bancario de almacenaje en la
memoria para ser devuelto en el momento de la evaluación (Freire, P.,1992),
sino que supone entender el aprendizaje como participación desde la
actividad y la investigación por parte de los estudiantes, como estímulo para
el debate, como la organización de secuencias de actividades, de corrección
de errores, de evaluación de procesos y de resultados, etc. (p. 9-10).
En este sentido, el currículo debe innovarse a fin de generar contenidos y prácticas
que permitan al estudiante universitario ubicarse en el tiempo actual y responder a
los desafíos que presenta el cambio de época. No está de más señalar que han pasado
tres revoluciones científicas en la historia de la humanidad y nos vemos frente a una
cuarta con muchas sorpresas y que han de poner en cuestionamiento si las casas de
educación superior están conscientes a lo interno para cumplir con las nuevas
demandas del cambio que vienen para quedarse.
Fundamentos curriculares
Fonseca, J. J. y Gamboa M. E. (2017) señalan los siguientes importantes
fundamentos curriculares que se han de tener presentes al momento de todo diseño,
desarrollo y evaluación curricular en la cualquiera de las instituciones educativas
de nivel superior.
Filosóficos: Brindan una concepción de la vida y un ideal de hombre que se
quiera alcanzar, orienta la finalidad educativa, influye en su concreción las
corrientes y tendencias presentes en cuanto a: objetivos educativos,
organización, sistematización y selección de las asignaturas, relación
teórico – practica, concepciones curriculares con posiciones tales como:
conjunto de experiencias vividas; compendio organizado y sistematizado de
verdades; conjunto de actividades planeadas previamente encaminadas al
desarrollo personal; currículo encaminado a la solución de problemas
sociales.
Socio – culturales: Incluye el conocimiento de valores, actitudes y
expectativas que se desean conservar y trasmitir mediante el sistema
educativo. Permite valorar el aporte que la cultura cotidiana puede ofrecer
para enriquecer el proceso curricular. No se limita al grupo o clase ya que
incluye un contexto más amplio, que es la sociedad y los valores y actitudes
que están presentes en su desarrollo y aquellos que debe desarrollar la
institución escolar para incorporar al currículo los elementos de la cultura
que debe trasmitir la escuela. Los fundamentos socio - culturales deben
caracterizar el ideal de la sociedad, de la escuela, el concepto de
escolarizado y otros que evidencian los valores socio – culturales en un
contexto determinado.
Psicológicos: Nos permite adentrarnos en las características evolutivas de
los escolares en las diferentes etapas de su vida para poder orientarnos en el
proceso metodológico del aprendizaje. En los fundamentos de un proyecto
curricular desempeña un papel esencial la tendencia psicológica que está
vigente en un país determinado. Como se conoce hay un gran número de
corrientes y tendencias psicológicas y cada una de ellas propone
determinadas concepciones en cuanto a: ¿Qué es el aprendizaje y cómo debe
enfocarse?
Pedagógicos: Atiende el papel del maestro y la escuela en el proceso de
enseñanza – aprendizaje.
Epistemológicos: Esta en relación con la forma en que construye el
conocimiento si es una construcción social o individual del conocimiento
científico actualizado (pp. 91-92).
Diseñar, desarrollar y evaluar el currículo desde los anteriores componentes
presentados por los autores, permiten realizar un trabajo integrador en donde cada
uno de sus elementos aportan a la formación presente y futura del profesional.
Desde esta perspectiva se puede visualizar la construcción o planificación de un
currículo más humanizado y menos tecnificado, sin descartar la importancia de este
último para la producción que se necesita en el escenario laboral.
Como bien lo señala Morales J. (2018) citando a Beauchamp (1977)
El diseño curricular forma parte esencial de la planeación educativa. El
término currículo puede tener tres acepciones: a) un documento que será el
punto de partida para planear la instrucción, b) un sistema de planeación y
c) un campo de estudio que abarca el diseño curricular, la ingeniería
curricular y la investigación-teoría necesaria para fundamentar el diseño y
la ingeniería curricular.
Definitivamente no puede haber currículo sin planeación educativa y no puede
haber planeación educativa sin currículo. Ambos elementos forman una especie de
sinergia para los fines educativos de toda institución de educación superior. Por ello,
el diseño curricular será un paso clave a tomar en cuenta.
Diseño curricular a partir de competencias
Barriga, hablando del diseño curricular señala:
Uno de los modelos curriculares que se impulsa con mayor fuerza en la
primera década del siglo XXI es el llamado enfoque de competencias. En
prácticamente todo el mundo y, en particular en nuestro medio, existe una
euforia por establecer planes de estudio fundamentados en las competencias.
En varias instituciones de educación superior desde mediados de la década
de los años noventa se impulsan reformas curriculares organizados por este
enfoque (s.f. p. 1).
Las características de un currículo basado en competencias
Según Vargas Leyva (2008: 28) citado por Jara y Peláez, et al., (2018) son:
A. Adoptar una estructura modular.
B. Desarrollar un enfoque integrador respecto de todas sus dimensiones.
Tiende a la integración de las capacidades, contenidos, teoría y prácticas,
actividades y evaluación.
C. Estructurarse en torno a logros complejos y completos que deben poseer
los estudiantes.
D. Organizar las competencias considerando tiempos diferenciales, según
las demandas provenientes
de las mismas competencias.
E. Focalizar apropiadamente el aprendizaje, proporcionando al estudiante
las oportunidades para alcanzarlo (p. 12).
Diseño curricular para profesionales
El diseño curricular basado en competencias, es un documento elaborado a
partir de la descripción del perfil profesional. En el nivel de macro currículo,
comprende los campos de acción y competencias de los egresados, la
estructura organizativa del plan de estudios y la planificación del diseño. Se
propone articular las características, las necesidades y las perspectivas de la
práctica profesional, con las del proceso formativo. El eje de la formación
profesional es el desarrollo de capacidades profesionales que, a su vez,
constituyen la base que permitirá el progreso en aquellos desempeños en los
ámbitos de trabajo y formación. La estructura que asume el diseño curricular
depende de las condiciones políticas, de las decisiones de autoridades
universitarias entre optar por un modelo curricular determinado (modular,
mixto o por asignaturas con un enfoque de competencias) o por una
epistemología establecida. Depende también de las condiciones técnicas,
como la organización o estructura de la malla curricular, la elección de un
enfoque de resolución de problemas u otras consideraciones.
Son características de un currículo basado en competencias: a. Adoptar una
estructura modular. b. Desarrollar un enfoque integrador respecto de todas
sus dimensiones. Tiende a la integración de capacidades, contenidos, teoría
y práctica, actividades y evaluación. c. Estructurarse en torno a logros
complejos y completos que deben poseer los estudiantes. d. Organizar las
competencias considerando tiempos diferenciales según las demandas
provenientes de las mismas competencias. e. Focalizar apropiadamente el
aprendizaje, proporcionando al estudiante las oportunidades para alcanzarlo
(Vargas, 2008, p. 26).
Hasta acá y gracias al aporte de los distintos autores, se ha realizado un
acercamiento exploratorio al tema del currículo, su origen, importancia,
concepciones, fundamentos características y diseño. Su estudio es amplio y no fácil
de definir por las diferentes posturas que la literatura misma ofrece. Pero si muy
significativo al contribuir y enriquecer un panorama y visión al momento realizar
su diseño curricular.
El currículo en América Latina
Los sistemas educativos de la región
De acuerdo a Dussel (2006a) en un estudio realizado sobre la gestión y desarrollo
curricular en países de América Latina, cuya ponencia se realizó en el contexto de
la Segunda Reunión del Comité Intergubernamental del Proyecto Regional de
Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC) se planteó lo siguiente:
Es sabido que América Latina es un continente de grandes contrastes, de
enormes privilegios y grandes destituciones simultáneamente. Hoy tiene
algunas de las economías más grandes del planeta (por ejemplo, Brasil) y
un nivel de desarrollo cultural muy significativo, pese a lo cual es el
continente que muestra los peores índices de inequidad (BID, 1999;
Hoffman y Centeno, 2003). Los sistemas educativos latinoamericanos
estuvieron, en líneas generales, cercanos a los sistemas occidentales en
términos de sus parámetros de inclusión y de cobertura. En muchos de los
países de la región, más significativamente los del Conos Sur, la educación
jugó un rol fundamental en la construcción de identidades nacionales. Como
lo señala Benedict Anderson (1991) en su estudio sobre el surgimiento de
los nacionalismos, ya los primeros líderes independentistas postularon la
necesidad de tener una ciudadanía letrada para afirmar las nacientes
repúblicas. La evolución de la escolarización claro está, no fue una línea
ascendente ni gradual, y tardó más de un siglo en afirmarse, pero estos
primeros impulsos orientaron posteriores consensos sobre la primacía de la
educación en la formación de los estados nacionales (cf. Braslavsky, 1985).
En las últimas décadas, nuevamente la educación tuvo un lugar destacado
en la agenda de transformaciones de los países de la región. Los años
noventa fueron productivos en reformas estructurales significativas, que
alcanzaron con mayor o menor profundidad a los sistemas educativos y que
transformaron su estructura, organización y también la vida cotidiana
escolar. Un gran esfuerzo se puso en el crecimiento y la transformación de
los sistemas educativos, caracterizados según algunos estudios por su
inequidad e ineficiencia y por la obsolescencia o banalización de sus
contenidos (cf. CEPAL, 1992, entre muchos otros).
Esta oleada de reformas, que se llamó “de segunda generación”, tendió a
poner el énfasis en las transformaciones interiores al sistema educativo,
buscando cambiar el curriculum y las prácticas escolares, a la par que
ampliar y consolidar la inclusión de todos los sectores sociales en la
educación (p. 2).
Lo anterior, señala ciertos indicadores del contexto latinoamericano y los desafíos
que esta realidad le presentan a la educación en general y sobre todo en la
importancia que la academia se planifique, organice y realice no solo desde lo
interno de las instituciones de educación, sino se incluya a los sectores sociales para
una mejor comprensión de lo que se debe hacer para una educación más incluyente
que es la exigencia que se escucha desde los diferentes sectores de nuestras
sociedades.
La reforma curricular en la región
Siempre en la línea de Dussel (2006b) y en relación a la reforma curricular en la
región señala:
¿Cuál es la situación actual de la reforma curricular en la región? Nos
encontramos con más de una década de esfuerzos sostenidos por cambiar el
curriculum, y también con algunas limitaciones en sus logros. Quienes
organizaron las reformas educativas en las últimas décadas conocían el
diagnóstico sobre las dificultades y la persistencia de los viejos problemas.
En esas reformas, el curriculum fue una de las estrategias preferidas por las
administraciones educativas de la región para responder a la situación crítica
de los sistemas educativos a comienzos de los años ’90. Hubo consenso,
desde diversos sectores, que era necesario resolver el problema desde los
saberes prescriptos para la enseñanza. Este consenso abarcó un amplio
espectro, desde los reformadores, los sindicatos docentes, los académicos, y
también los especialistas de los organismos multilaterales de crédito. Por
ejemplo, un documento del BID señala que: “el curriculum es el corazón de
cualquier emprendimiento educacional y ninguna política o reforma
educativa puede tener éxito si no coloca al curriculum en el centro” (Jallade,
2000, citado por: Casimiro Lopes, 2004: 110). El curriculum, en este caso,
abarcó tanto el contenido de la instrucción como los métodos utilizados en
la sala de clases (p. 6).
Lo anterior denota que en América Latina el tema de la educación y el currículo, no
ha sido algo que no haya estado dentro de las agendas de algunos países de la región,
por el contrario, se han tenido ciertos avances. Tal ha sido así que como bien señala
la autora se estuvo cerca de los sistemas occidentales en términos generales. No así,
nuestro contexto sigue siendo de pobreza, desigualdad y con grandes brechas de
todo tipo y a todo nivel. Lo que hace que los niveles de educación no sean efectivos.
He ahí, la razón de intentar cambiar los currículos a fin de que respondan a las
necesidades desde la práctica. La historia sigue siendo de logros y contrastes hasta
el momento.
Las universidades latinoamericanas tienen demasiados retos en torno a la pandemia
producida por el COVID-19, las formas de hacer educación y planearla sin lugar a
duda está sufriendo cambios. Los retos se acrecientan y la necesidad de estrategias
y revisión a los currículos actuales se vuelven algo de emergencia y urgencia, sobre
todo por lo drástico que el cambio se ha vuelto en nuestras sociedades actuales.
Clasificación
De Meza, B. M. A., & Cepeda, R. D. M. (2001) señalan algunos de los modelos
curriculares existentes:
1. Currículum Oficial: Descrito en forma documental, a través de planes y
programas, materiales didácticos sugeridos, guías curriculares y los
objetivos que el sistema educativo vigente aspire alcanzar mediante la
aplicación de esos planes. La experiencia nos ha demostrado que el
currículum oficial no es inflexible, ya que en la puesta en práctica de lo
planificado intervienen diversos elementos humanos, materiales y
circunstanciales que lo hacen dinámico, y, por lo tanto, sujeto a
modificaciones valederas.
2. Currículum Operacional: Currículum incorporado en las prácticas y
pruebas de enseñanza reales; también denominado currículum pertinente
(Arrieta y Meza: 2000), concebido como el resultado de la aplicabilidad y
utilidad del currículum, cuando se pasa de la teoría (como estudiantes
universitarios) a la práctica (en el desenvolvimiento como profesionales).
3. Currículum Oculto: Representado por las normas institucionales y
valores no reconocidos abiertamente por profesores y funcionarios escolares;
su profundidad e impacto a veces llegan a resultar mayores que los del
currículum oficial.
4. Currículum Nulo: Tema de estudio no enseñado (Eisner, 1994), o que
siendo parte del currículum no tienen aplicabilidad ni utilidad aparente,
llegando a considerarse como materias y contenidos superfluos.
5. Extra-Currículum: Son las experiencias planeadas, externas al
currículum oficial, es de carácter voluntario y está vinculado con los
intereses estudiantiles (p. 5).
Componentes del currículo
Los currículos difieren dependiendo del contexto educativo y de los procesos de
enseñanza y aprendizaje de acuerdo con los autores referenciados en este y los
anteriores trabajos académicos presentados. Los currículos varían en parte
dependiendo de la formación que se pretende lograr en los futuros profesionales en
las distintas ramas del saber. Pero en donde si guardan cierta unidad los currículos
es en su composición o estructura común.
Estructura
De acuerdo con Arnaz (2012) cada elemento que compone el currículo se explica a
continuación con detalle:
Objetivos curriculares. Son los propósitos educativos generales que se
persiguen con un sistema especifico, particular, de enseñanza-aprendizaje.
Plan de estudios. Es el conjunto de contenidos seleccionados para el logro
de los objetivos curriculares, así como la organización y secuencia en que
deben ser abordados dichos contenidos, su importancia relativa y el tiempo
previsto para su aprendizaje.
Cartas descriptivas. Son las guías detalladas de los cursos, es decir, su
importancia relativa y el tiempo previsto para su aprendizaje.
Sistema de evaluación. Es la organización adoptada respecto a la admisión
evaluación, promoción y acreditación de los alumnos. Mediante este sistema
se regula el ingreso, tránsito y egreso de los estudiantes, en función de los
objetivos curriculares (p. 12).
Siempre en la línea de los autores, cada uno de estos componentes del currículo
deben estar relacionados y conectados entre sí. De esa manera el trabajo que
conlleva este proceso suele funcionar como un sistema. Lo anterior nos permite
tener un basamento para la elaboración del currículo.
Por otro lado, Taba (1962), citado por Alcaide (2021, p. 26) afirma:
Que la elaboración del currículo requiere un “juicio ordenado” para la
adopción de decisiones y propone un orden de pasos, en el que se advierten
los elementos básicos adelantados por Tyler (1949, p. 24):
Paso 1: Diagnóstico de las necesidades.
Paso 2: Formulación de objetivos.
Paso 3: Selección de contenido.
Paso 4: Organización del contenido.
Paso 5: Selección de actividades de aprendizaje.
Paso 6: Organización de las actividades de aprendizaje.
Paso 7: Determinación de lo que se va a evaluar y de las maneras y medios
para hacerlo.
La elaboración del currículo
Elaborar el currículo es proceso que conlleva una serie de recursos que se invierten
con el fin de realizar un buen trabajo de planeamiento. Para la elaboración del
currículo, es importante considerar ciertos elementos básicos, los cuales se
presentan en la siguiente figura:
Figura 1
Elementos básicos para la elaboración del currículo
Paso 7: Determinación
Paso 6: Organización de
Paso 1: Diagnóstico de de lo que se va a evaluar
las actividades de
las necesidades. y de las maneras y
aprendizaje.
medios para hacerlo

Paso 5: Selección de
Paso 2: Formulación de
actividades de
objetivos.
aprendizaje.

Paso 3: Selección de Paso 4: Organización del


contenido. contenido.

Es importante recalcar que “la responsabilidad del diseño del plan curricular le
corresponde a docentes y a los especialistas en currículo, con el apoyo de
instituciones gremiales, profesionales, científicas y personalidades vinculadas con
la educación y el desarrollo del país” (Reyes Y. et al., 2010, p. 204). “La realidad
curricular actual exige una resignificación de la relación teoría-práctica en el
manejo de los diferentes procesos y acciones de la labor formativa, a través de
principios didácticos establecidos en la praxis pedagógica cotidiana” (Ortiz, 2014a,
p. 42). Ortiz (2014b, p. 42).
Haciendo un análisis detallado y minucioso de las principales competencias
espirituales, emocionales, afectivas y comunicativas, podemos derivar algunos
contenidos integradores e invariantes del currículo del siglo XXI: la pirámide del
currículo inclusivo y humanizador, los retos del currículo (Ortiz, 2009):
Figura 2
La pirámide del currículo inclusivo y humanizador

Paz
Amor
Exito
Ludica
Diálogo
Armonía
Felicidad
Seguridad
Creatividad
Espiritualidad
Planeación curricular
La planeación
El diseño curricular forma parte esencial de la planeación educativa en todo sentido.
Por lo tanto, no se puede pensar en llevar a cabo la ejecución de un currículo sin
que este sea planeado. Arnaz (1981) propone que el diseño curricular implique
cuatro fases: a) La elaboración del currículo; b) La instrumentación de currículo; c)
La aplicación del currículo y d) La evaluación del currículo. Por lo tanto, para
elaborar el currículo se tienen que desarrollar las siguientes actividades:
• Formular los objetivos curriculares
• Elaborar el plan de estudios
• Diseñar el sistema de evaluación y
• Elaborar las cartas descriptivas.
Elementos que ya han sido mencionados pero que vale retomarlos en este
apartado. Asimismo, de acuerdo a Arnaz (2012) es importante considerar las tareas
en la instrumentalización del currículo que tienen que ver con:
• Entrenar a los profesores
• Elaborar los instrumentos de evaluación
• Seleccionar y elaborar los recursos didácticos
• Ajustar el sistema administrativo al currículo
• Adquirir y adaptar las instalaciones físicas
Modelos de diseño curricular
“El diseño, desarrollo y análisis curricular son una constante en la labor pedagógica
del docente en servicio y del profesional con formación pedagógica; esto permite
adquirir los elementos teórico-metodológicos para la elaboración de proyectos
curriculares” (Meza, J. 2012, p. 41). Dentro de la clasificación de modelos se
presenta a continuación una síntesis de tres principales:
Modelo de Ralph Tyler
El Modelo de Evaluación Orientada en los Objetivos tiene como autor al
estadounidense Ralph Tyler, quien desarrolla el primer método sistemático
de evaluación educacional. Este modelo surgió del Estudio de los Ocho
Años (bajo los auspicios de la Asociación de Educación Progresiva), cuando
se encargaba de la investigación “Eight–Year Study” (1942) en la
Universidad del Estado de Ohio, Estados Unidos, en los años 30 y principios
de los 40. Este estudio fue pensado para examinar la efectividad de ciertos
currículos renovadores que se estaban empleando en 30 escuelas. La
pregunta clave de investigación del estudio fue: ¿Cuán bueno o mejor eran
estos nuevos currículos en comparación con los ya existentes? Posterior a
este estudio, Tyler plantea la necesidad de una evaluación científica que
sirva para perfeccionar la calidad de la educación. El autor considera la
evaluación como “el proceso para determinar hasta qué punto los objetivos
educativos han sido alcanzados” (Tyler, 1950 p. 69). Al publicar su modelo
evaluativo, Tyler trata de enfatizar una gama de objetos educativos, como
los currículos, destacando también la necesidad de establecer, clarificar y
definir los objetivos en términos de rendimiento, como una etapa inicial del
estudio educativo (Pérez, 2007a, p. 1).
El procedimiento para la evaluación tyleriana se sintetiza en:
Reconocer las metas u objetivos que el programa espera promover y
alcanzar.
Ordenar los objetivos de modo jerárquico.
Definir los objetivos en términos de comportamiento.
Establecer situaciones y condiciones en las cuales puede ser demostrada la
consecución de los objetivos.
Explicar los propósitos de la estrategia al personal más importante
(profesorado encargado de realizarla) y cuáles serán los momentos y
situaciones más adecuadas para la evaluación.
Elegir o desarrollar las medidas técnicas de evaluación apropiadas, capaces
de medir de manera adecuada los indicadores del logro de los objetivos (de
ser posible instrumentos objetivos y estandarizados) y utilizar los
procedimientos estadísticos apropiados.
Recoger y analizar la información necesaria (que podrán referirse a los
centros, a los
programas desarrollados o al aprendizaje concreto de los estudiantes).
Contrastar los datos con los objetivos de comportamiento esperados,
concluyendo si hubo o no un logro de estos y en qué medida (Pérez, 2007b,
p. 3).
Jorge Luis Meza (2012), citado por Ortiz (2019a) comenta que el esquema
propuesto por Tyler para la elaboración de programas comenzaba por no perder
de vista el contexto social y al alumno en sí. Algo que resalta en la propuesta de
Tyler es que se apoyaba en la psicología del aprendizaje, lo cual (quizá) otorgo
mayor credibilidad y sustentabilidad a su modelo (p. 2). “De manera general, el
modelo de Tyler planto las bases para el diseño curricular, influenciando este,
como se verá más adelante, en el trabajo de otros teóricos” (Ortiz, 2019, p. 3).
Modelo de Hilda Taba
Ortiz (2019b) hace una excelente síntesis en relación a este modelo al
señalar los siguiente:
La concepción del currículo desde la postura de Hilda Taba lo plantea como
un plan de aprendizaje, destacando tres elementos: los objetivos, las
actividades de aprendizaje y la forma en que se apropian los conocimientos
mediante dichas actividades (Meza, 2012). Diversos autores catalogan la
obra de Taba (“La elaboración del currículo, 1962) como una continuación
de lo propuesto por Tyler. Taba introdujo en el campo del diseño curricular
el diagnostico de las necesidades sociales como sustento de una propuesta
curricular (Díaz, 1993). Según la autora el currículum debía crearse para
cada cultura en particular considerando el contexto de desarrollo de este.
Para la teoría curricular Taba planteaba que “ésta debe basarse en la
sociedad, la cultura, el aprendizaje y el contenido, vinculando la teoría y la
práctica” (Vélez y Terán, 2010). Sin duda un modelo mucho más complejo
y quizá también más complicado de establecer por todos los elementos que
lo conforman. Al igual que el modelo de Tyler, la propuesta curricular de
Hilda Taba considera siete pasos a seguir en el proceso de elaboración del
currículo (Meza, 2012):
1. Diagnóstico de necesidades
2. Formulación de objetivos educacionales
3. Selección de contenidos
4. Organización o secuencia de contenidos
5. Diseño de actividades de aprendizaje
6.Organizar actividades de aprendizaje
7. Evaluación
Según Morales (s.f), citado por Ortiz (2019c) la propuesta de Taba considera tres
criterios para la elaboración del currículo:
• Investigar las demandas y requisitos de la cultura y sociedad
• Contar con información sobre el aprendizaje y naturaleza del estudiante
• Características específicas de la naturaleza del conocimiento
Obtiene relevancia el modelo de Taba al considerar no solamente a la
institución educativa como factor determinante del currículo, sino incluir y
dar prioridad a las necesidades de la sociedad en la que se piensa establecer
(p. 4).
Modelo de Arnaz
De acuerdo con Ortiz (2019d) el modelo de Arnaz representa el auge de la
tecnología educativa en México, el cual propone cuatro etapas en la estructuración
del currículo (Vélez y Terán, 2010):
1. Elaborar el curriculum, que se subdivide en: formular los objetivos
curriculares, elaborar el plan de estudios a través de la selección de los
contenidos, diseñar el sistema de evaluación y, por último, elaborar las
cartas descriptivas.
2. Instrumentar la aplicación del currículo, dividida en: entrenar a los
profesores, elaborar los instrumentos de evaluación, seleccionar y/o
elaborar los recursos didácticos, ajustar el sistema administrativo al
currículo y adquirir y/o adaptar las instalaciones físicas.
3. Aplicación del currículo.
4. Evaluar el currículo.
La propuesta del entrenamiento a los profesores representa un avance
sustancial en el desarrollo del currículo ya que la evolución de este obliga
también a la evolución de los encargados de aplicarlo. Es necesario recalcar
la importancia de adaptar las instalaciones físicas al currículo, de esto
dependerá (en algunas áreas temáticas o disciplinas) la eficacia para el
aprendizaje (p. 4).
Como puede verse, cada modelo aporta un complemento a la creación del currículo.
Las expectativas se superan cuando el currículo se vuelve integral al considerar
otros aspectos fuera de lo técnico o metódico como: la cultura, el contexto social,
la psicología del aprendizaje y sobre todo a las necesidades de las personas en donde
se piensa aplicar el currículo.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Al cerrar el presente capítulo, se puede afirmar que hablar de planeación educativa,
planeación estratégica y currículo es un tema inagotable. Quien escribe, reconoce
su inquietud en seguir profundizando al respecto, pues en la búsqueda intensa de
fuentes de referencia la riqueza de estos es en demasía. Asimismo, el aprendizaje
generado entre conceptos, definiciones, personajes, procesos, modelos y teorías
enmarcadas en la educación suelen ser ricos, amplios, inquietantes y de mucho
aporte para quienes aspiran una educación de calidad con miras a generar cambios
sustanciales desde su contexto social, político, económico, cultural y religioso.
Definitivamente el desarrollo de planes educativos desde un currículo bien
intencionado considerando todos sus elementos y fundamentos ya descritos acá,
permitirán que la educación pueda tomar un giro distinto y responder al momento
actual y critico por el que nos encontramos las universidades, docentes y gestores
de la educación.
No así, la investigación realizada muestra que se tiene que trabajar arduamente,
considerando todos los componentes que la planeación educativa exige y conlleva
en todos sus procesos actuales. Nuestros estudiantes están en el siglo XXI, y están
esperando que los profesores y el currículo se pongan al día (Jacobs H. 2017, p.
327).
Por último, es necesario e importante de que el tema se renueve y actualice
constantemente para su comprensión y aplicación en una sociedad del conocimiento
que avanza a pasos agigantados. Considerando su innovación para un contexto más
humanizador y desde una de las ciencias humanas y sociales tan necesarias como
lo es la educación.
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ACERCA DEL AUTOR

Dr. Edgar Rolando Menéndez Orantes: de nacionalidad guatemalteca, teólogo,


docente universitario, escritor e investigador social por la Universidad
Panamericana de Guatemala. Miembro de la Red de Investigadores
Latinoamericanos (REDILAT). Conferencista a nivel nacional e internacional.
Doctorando en Educación Superior en la Universidad Benito Juárez García de la
ciudad de Puebla, México.

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