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El debate busca reivindicar espacios que no se rijan por la medida del valor de
mercado, sino por la noción de lo que es útil para toda la comunidad, y han
dado en el clavo invitando a Peter Burke, un hombre tan culto y de mente
abierta como generoso en conocimiento. El reconocimiento no se hizo
esperar: Burke llenó el aforo.
Esa misma mañana conversé con él sobre su Historia social del conocimiento
I. De Gutenberg a Diderot (Paidós, 2002) y II. De la Enciclopedia a la
Wikipedia (Paidós, 2012), libros de imprescindible lectura para todo aquél que
tenga curiosidad por descubrir cómo el conocimiento influye en nuestras
vidas. La entrevista deriva por derroteros diferentes: el papel del historiador,
la relación entre conocimiento e imperialismo, la Wikipedia, el pensamiento
innovador, la República de las Letras, los servicios secretos británicos y un
escritor por quien Peter Burke muestra una gran devoción: Javier Marías.
es ser objetivo, algo que sí se creyeron sin embargo los historiadores del siglo
XIX.
Sí, pero sabemos que nunca alcanzaremos toda la verdad; como se suele decir
en la Corte británica sólo puedes aspirar a la verdad, pero la verdad completa
nunca se puede obtener, por eso, los historiadores también tenemos que
explicar a los lectores lo que no sabemos. El famoso historiador de arte Ernst
Gombrich lo dijo en bonito en su célebre frase: «La Historia es como un
queso gruyer, está llena de agujeros«. En este sentido, la verdad es como un
espejismo, nunca se alcanza, pero es bueno estar orientados por ella, es como
vamos a estar más cerca de lograrla.
Por eso mismo, en cada generación hay que escribir la Historia, no sólo
porque surgen nuevos descubrimientos, sino porque los lectores son
diferentes, con distintos supuestos, y necesitan que se les expliquen las cosas
sobre el pasado de otra manera, bajo otros parámetros. La Historia es
emocionante porque implica intentar imaginarse a uno mismo en otra época,
en otra cultura, para luego volver y explicar cómo eran las cosas antes y por
qué la gente asumía como natural algo que para una generación posterior
supone precisamente todo lo contrario.
No sé, tengo que suponer. Pero creo que querían extender el Imperio francés,
y por lo general, primero se conquistaba un territorio y después se trataba de
averiguar cómo era. Como cuando franceses y normandos conquistaron
Inglaterra en 1066, hicieron un inventario de todo, de la gente que vivía en los
pueblos e incluso de los animales. Querían conocer a fondo el territorio que a
partir de entonces tenían que gobernar. Supongo que Napoleón estaba
haciendo algo similar y quería saber qué tipo de lugar era el que se
incorporaría al Imperio francés -lo cual finalmente no sucedió- en su afán de
expansión por Argelia, Marruecos… Así que iban haciendo inventario.
Es pillaje sólo si se llevan las cosas de allí. Por supuesto, esto sucedió, pero
hay que recordar también que, por ejemplo, en algunos lugares arqueológicos
en Egipto se realizó una férrea defensa contra el saqueo. Pero, por supuesto, el
saqueo se llevó a cabo y a veces como británico que soy me resulta
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Con todo, no creo que el British Museum tenga que ser totalmente
desmantelado. Pienso que ofrece una maravillosa oportunidad para que hoy en
día gente de todas partes del mundo puedan ver todas las piezas que se
exponen juntas, y además, por lo general, muy bien cuidadas.
como ésta transformó los lugares del saber, y por ende, las ciudades y sus
habitantes.
Hoy en día se sigue produciendo innovación intelectual, sobre todo por parte
de aquellas personas que pueden ver más allá de su propia disciplina de
estudio. Creo que la división del mundo intelectual en disciplinas está bien y
se puede hacer muy buen trabajo dentro de la disciplina de cada uno, pero la
innovación intelectual la desarrollan aquellas personas que tienen el don de
ver más allá de su propia formación hacia otras disciplinas, con las que
pueden trabajar incluso de una forma aún más ingeniosa.
Así que, definitivamente, creo en el mundo del sabio o erudito que domina
varias disciplinas, lo que llamamos hombres del Renacimiento, aunque es
ciertamente más difícil hoy en día debido a la fuerte especialización y a la
gran cantidad de información que nos rodea. Se hace cada vez más difícil ser
un erudito, es una especie en extinción, pero felizmente todavía no ha
desaparecido de la faz de la tierra.
Si así fuera no lo sabríamos -en cuanto se sabe algo, deja de ser útil-. Pero lo
cierto es que ha tenido una tradición muy importante en el siglo XX. Muchos
en Oxford la llamaban la Spies College, y es por todos conocido que grandes
figuras de Oxford y Cambridge han trabajado durante años en el servicio
secreto, durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra fría. Supongo que
todavía sigue siendo importante, pero no hay que olvidar que también los
servicios académicos británicos están activos en otros servicios secretos (in
other people’s secret services).
Berta Ares
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