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II.1.

- ESTÁNDARES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS


LABORALES

El tema del acceso a la justicia en los instrumentos interamericanos, así como de


algunos criterios relevantes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH) y de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Corte IDH), que se han
ido formando hasta ahora y sobre los derechos específicos que conforman el acceso a la
justicia y debido proceso están también previstos en los instrumentos de carácter universal
y han sido objeto de tutela por parte de los organismos internacionales e internos de
supervisión en dicho ámbito. No debe perderse tampoco de vista la interrelación e
interdependencia característica de los derechos humanos, que derivan del hecho de que
su existencia no es aislada, sino que todos los derechos están vinculados entre sí, y que
la afectación o la satisfacción de alguno de ellos impacta a otros.
En la región latinoamericana, se refleja en diversos instrumentos jurídicos, de esta
manera, el acceso a la justicia se afirma como un derecho fundamental con respecto a las
diversas ramas jurídicas que integran un ordenamiento y, en tal carácter, cuando fuere
transgredido o inobservado, debe ser susceptible de tutela jurídica vía un procedimiento
sencillo y breve enunciado previamente conocido, el cual, a su vez, deberá estar
disponible a toda persona a quien se conculque tal derecho. Habría que agregar también
el derecho de toda persona privada de su libertad a acceder a un juez con el fin de que
dicho funcionario verifique la legalidad de la detención, pudiendo aquella ser puesta en
libertad si no se actuó con apego a la ley (artículo XXV), así como el derecho de toda
persona acusada de un delito a ser oída en forma imparcial y pública por tribunales
previamente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes (artículo XXVI).
En el Sistema Interamericano de protección de los Derechos Humanos (SIDH) el
derecho de acceso a la justicia se encuentra expresado, aun cuando sin esa

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denominación, desde la propia Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre de 1948, en el artículo XVIII, enunciado como “Derecho de Justicia”.
[...] “Artículo XVIII. Toda persona puede ocurrir a los tribunales para hacer
valer sus derechos. Asimismo, debe disponer de un procedimiento sencillo y
breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen,
alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente”.

La primera parte del artículo citado se refiere al acceso a los órganos


jurisdiccionales ordinarios para hacer valer todo tipo de derechos (civiles, familiares,
penales, mercantiles, administrativos, laborales, entre otros), mientras que la segunda
parte tiene por objeto la protección específica de los derechos fundamentales expresados
a nivel constitucional contra actos de autoridad, mediante la existencia de un instrumento
de tramitación sencilla y breve.
La Comisión ha señalado que las leyes que permitan la detención prolongada sin
mediar orden judicial y sin beneficio del asesoramiento jurídico, son prima facie violatorias
del derecho al proceso regular exigido por los artículos I, XVIII, XXV y XXVI de la
Declaración Americana. Estos derechos son recogidos y detallados por la Convención
Americana sobre los Derechos Humanos (CADH), que además prevé entre sus propias
pautas de interpretación señaladas en su artículo 29. d, que ninguna de sus disposiciones
puede ser interpretada en el sentido de excluir o limitar el efecto que puedan producir la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales
de la misma naturaleza.

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