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ALEJANDRO DECASTRO GONZÁLEZ

2. Consagración normativa
2.1. La Constitución y los Códigos de Procedimiento
Aunque el derecho a contrainterrogar no se consagre expresa-
mente en los Códigos de Procedimiento distintos a la Ley 906 de
2.004314 , debe entendérselo implícitamente permitido a partir
de las normas que regulan el derecho de las partes a intervenir
en la práctica de las pruebas y, específicamente, en la práctica de
la prueba testimonial.
En este sentido, Romero Soto y Romero Alvarez, refiriéndose al
Decreto 050 de 1.987 concluían ya en esa época que el derecho
a contrainterrogar se deriva del principio general de derecho
conforme al cual lo que no está excepcionalmente prohibido debe
entenderse, por regla general, como permitido. Los autores cita-
dos expresan sobre el tema:
... las disposiciones citadas no consagran excepción y en rela-
ción al testimonio, a la intervención de las partes, de tipo legal,
luego sí tienen derecho las partes a interrogar y contrainterrogar
a un testigo ‘... por su derecho a intervenir en la práctica de las
pruebas...’ y no existir norma legal que con el carácter de excep-
ción así lo exprese. El derecho a intervenir de las partes, en
consecuencia, y que se presenta o se ha presentado en la forma
anteriormente expuesta, entra bajo el imperio de la regla gene-
ral, porque no está comprendido en excepción legal alguna.315
De conformidad con este enfoque, la Ley 600 de 2.000 consa-
gra el derecho a contrainterrogar en su artículo 276 cuando ex-
presa que, una vez el testigo sea interrogado por el Juez, se le
permitirá a los sujetos procesales interrogar:
Artículo 276. Práctica del interrogatorio. La recepción del tes-
timonio se sujetará a las siguientes reglas:
1. Presente e identificado el testigo, el funcionario le tomará el
juramento y le advertirá sobre las excepciones al deber de
declarar.

314 Se hace referencia a la Ley 600 de 2.000 y al Código de Procedimiento Civil.


315 Romero Soto, Julio y Romero Alvarez, Rocío, Técnica Jurídica de Investigación Penal e Inte-
rrogatorio , Ediciones Librería del Profesional, 2003, 3ª edición actualizada, pp. 523-524.

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EL CONTRAINTERROGATORIO

2. A continuación, el funcionario le informará sucintamente al


testigo acerca de los hechos objeto de su declaración y le
ordenará que haga un relato de cuanto le conste sobre los
mismos.
Terminado éste, procederá el funcionario a interrogarlo si lo
considera conveniente. Cumplido lo anterior, se le permitirá
a los sujetos procesales interrogar.
Se permitirá provocar conceptos del declarante cuando sea
una persona especialmente calificada por sus conocimientos
técnicos, científicos o artísticos sobre la materia.
El funcionario podrá interrogar en cualquier momento que lo
estime necesario. Las respuestas se registrarán textualmente.
El funcionario deberá requerir al testigo para que sus respues-
tas se limiten a los hechos que tengan relación con el objeto
de la investigación. (s.n.)
Aun cuando la Ley no disponga literalmente que los sujetos
procesales tienen “derecho a contrainterrogar”, debe entender-
se que les asiste ese derecho cuando se “permite” interrogar al
testigo. Así mismo, nótese como el artículo 13 de la Ley 600 de
2.000 señala que “en desarrollo de la actuación los sujetos proce-
sales tendrán derecho a presentar y controvertir pruebas.”
En el mismo sentido, el artículo 29 de la Constitución consa-
gra el debido proceso y declara expresamente que “quien sea
sindicado tiene derecho a ... presentar pruebas y a controvertir
las que se alleguen en su contra.”316
Si bien la expresión “interrogar”, prevista en la Ley 600 de 2.000,
no es del todo afortunada porque no diferencia el interrogatorio
directo del contrainterrogatorio, la interpretación del artículo
276 del mismo Código, conforme a la norma rectora del artículo
13,317 permite concluir que cuando el testigo es adverso a la par-

316 Para Romero Soto y Romero Alvarez, las bases constitucionales del contrainterrogatorio
aparecen consagradas en el artículo 29 de la Constitución y en los artículos 6, 7, 8, y 11 del C. de
Procedimiento Penal de 1.987, que garantizaba al sindicado el derecho de defensa en lo que
hace relación con la prueba testimonial. (op. cit., pp. 527).
317 El artículo 24 de la Ley 600 de 2.000 señala que las normas rectoras “serán utilizadas como
fundamento de interpretación.”

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te que lo “interroga” ésta tiene derecho a interrogarlo para


controvertirlo, es decir: a contrainterrogarlo.
En cuanto hace relación al procedimiento civil se cuenta con
la misma opción hermenéutica, pues, el artículo 228 de ese Códi-
go, al disponer que “la recepción del testimonio se sujetará a las
siguientes reglas,” señala en su numeral 4º:
4. A continuación del juez, las partes podrán interrogar al
testigo, comenzando por quien solicitó la prueba. El juez po-
drá interrogar nuevamente si lo considera necesario. (s.n.)
Además, por disposición general del artículo 4º del Código en
cita, las normas procesales se deben interpretar buscando “que se
cumpla la garantía constitucional del debido proceso, se respete
el derecho de defensa y se mantenga la igualdad de las partes”.
Así las cosas, luego de una lectura sistemática de las normas
constitucionales y legales sobre controversia de la prueba y dere-
cho de las partes a “interrogar” los testigos en la diligencia de
testimonio, se concluye que el contrainterrogatorio es un dere-
cho fundamental las partes enfrentadas en un proceso judicial.
Desde otro punto de vista, el carácter fundamental de este
derecho se deriva de su conexidad con el derecho al debido pro-
ceso, cuyo carácter fundamental no se discute.

2.2. La Ley 906 de 2.004


En el texto de la Ley 906 de 2.004 el derecho a con-
trainterrogar es aún más evidente, sin que sea necesaria la inter-
pretación antes presentada, aplicable al Código de Procedimien-
to Civil y a la Ley 600 de 2.000.
De un lado, el artículo 125.5 de la Ley 906 de 2.004, sobre
“deberes y atribuciones especiales” de la defensa, dispone:
Artículo 125. Deberes y atribuciones especiales. En especial la
defensa tendrá los siguientes deberes y atribuciones:
(...)
5. Interrogar ycontrainterrogar en audiencia pública a los
testigos y peritos. (s.n.)
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EL CONTRAINTERROGATORIO

Nótese como la Ley supera la tradicional consagración de un


derecho general a “controvertir las pruebas”, indicando ya no solo
una “atribución”, sino un “deber” a “contrainterrogar en audiencia
pública a los testigos y peritos”.
Por otro lado, en desarrollo del artículo 125.5 de la Ley 906 de
2.004, el artículo 391, referente al “Interrogatorio cruzado del
testigo”, dispone que en la diligencia de testimonio “En segundo
lugar, si lo desea, la parte distinta a quién solicitó el testimo-
nio, podrá formular preguntas al declarante en forma de con-
trainterrogatorio que se limitará a los temas abordados en el
interrogatorio directo”.
Además, el artículo 393 consagra las “instrucciones” que “de-
ben observarse” durante el contrainterrogatorio:
Artículo 393. Reglas sobre el contrainterrogatorio. El contra-
interrogatorio se hará observando las siguientes instrucciones:
a) La finalidad del contrainterrogatorio es refutar, en todo o en
parte, lo que el testigo ha contestado;
b) Para contrainterrogar se puede utilizar cualquier declara-
ción que hubiese hecho el testigo sobre los hechos en entre-
vista, en declaración jurada durante la investigación o en la
propia audiencia del juicio oral.
El testigo deberá permanecer a disposición del juez durante el
término que éste determine, el cuál no podrá exceder la dura-
ción de la práctica de las pruebas, quien podrá ser requerido
por las partes para una aclaración o adición de su testimonio,
de acuerdo con las reglas anteriores.
Complementa este esquema normativo el artículo 148 de la
Ley citada, que consagra las “instrucciones” aplicables al “contra-
interrogatorio del perito”:
Artículo 418. Instrucciones para contrainterrogar al perito.
El contrainterrogatorio del perito se cumplirá observando las
siguientes instrucciones:
1. La finalidad del contrainterrogatorio es refutar, en todo o en
parte, lo que el perito ha informado.

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2. En el contrainterrogatorio se podrá utilizar cualquier argu-


mento sustentado en principios, técnicas, métodos o recursos
acreditados en divulgaciones técnico-científicas calificadas,
referentes a la materia de controversia.
Tan esencial es el derecho al contrainterrogatorio en el nuevo
sistema acusatorio, que el artículo 347 prescribe que la informa-
ción contenida en las denominadas exposiciones318 “no puede
tomarse como una prueba por no haber sido practicada con su-
jeción al contrainterrogatorio de las partes”.
Por eso la misma norma señala que “las afirmaciones hechas
en las exposiciones, para hacerse valer en el juicio como impug-
nación, deben ser leídas durante el contrainterrogatorio”. (s.n.)
De esta forma, el derecho al contrainterrogatorio en el nuevo
sistema acusatorio desarrollado por la Ley 906 de 2.004 es un
derecho y, a la vez, un requisito de validez de la prueba testifical,
al punto que la prueba de esa naturaleza recibida sin audiencia
de la parte contraria carecerá de valor y no podrá ser apreciada
por el juez, salvo contadas excepciones cuyo tratamiento exce-
dería el alcance de este libro.

2.3. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos319


Por si lo anterior fuese poco, se cuenta con una segunda opción
hermenéutica para llegar a la conclusión de la existencia del dere-
cho fundamental al contrainterrogatorio en el ordenamiento jurí-
dico colombiano. El artículo 2 de la Ley 600 de 2.000 señala:
En los procesos penales se aplicarán las normas que en mate-
ria de garantías se hallan consignadas en la Constitución Políti-
ca y en los Tratados y Convenios internacionales ratificados
por el Estado Colombiano.

318 Las exposiciones son “declaraciones juradas de cualquiera de los testigos llamados a juicio, a
efectos de impugnar su credibilidad” (artículo 347 L. 906/04), de ahí que el artículo 403 disponga
que la impugnación de la credibilidad del testigo pueda basarse en “Manifestaciones anteriores
del testigo, incluidas aquéllas hechas ... en ... exposiciones” (artículo 403.4 L. 906/05). Las
exposiciones se reciben antes del juicio oral y sin la presencia de la parte contraria. Su propósito
último es la adecuada preparación del juicio oral. Por eso, tienen derecho a recoger exposiciones
tanto la Fiscalía como la Defensa.
319 Para éste enfoque véase Suárez Sánchez, Alberto, El Debido Proceso Penal, Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 1998, p. 293; Gómez Jiménez, Jhon Jairo, Las Pruebas en el Nuevo
Código de Procedimiento Penal, Librería Jurídica Sánchez R., Medellín, 2001, p. 93.

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EL CONTRAINTERROGATORIO

Y en el mismo sentido, el artículo 3 de la Ley 906 de 2.004


dispone:
Artículo 3º. Prelación de los tratados internacionales. En la
actuación prevalecerá lo establecido en los tratados y conve-
nios internacionales ratificados por Colombia que traten
sobre derechos humanos y que prohíban su limitación du-
rante los estados de excepción, por formar bloque de
constitucionalidad.
Dentro de los Tratados Internacionales sobre Derechos Huma-
nos ratificados por Colombia se encuentran, para lo que aquí in-
teresa, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos320 y la Convención
Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa
Rica.321 En punto al derecho que se comenta estas normas consa-
gran lo siguiente:
El artículo 14.3 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos dispone:
3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá
derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
(...)
e. A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a
obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que
estos sean interrogados en las mismas condiciones que los tes-
tigos de cargo... (s.n.)
Y el artículo 8.2. f. de la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos señala:
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho,
en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
(...)
f. derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes
en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos

320 Aprobado en el orden interno colombiano mediante Ley 74 de 1968.


321 Aprobada en el orden interno colombiano mediante Ley 16 de 1972.

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o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los


hechos; (s.n.)
El concepto de garantías mínimas ha sido desarrollado por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, intérprete auténti-
co del Pacto de San José de Costa Rica, señalando que:“Al deno-
minarlas mínimas la Convención presume que, en circunstancias
específicas, otras garantías adicionales pueden ser necesarias si
se trata de un debido proceso legal.”322
También a nivel de derecho internacional de los derechos hu-
manos se tiene que el Proyecto de Reglas Mínimas de las Nacio-
nes Unidas para el procedimiento penal dispone:
29ª. 3) El acusado y su defensor tienen derecho a interrogar a
los testigos.
Ahora bien, la Corte Constitucional colombiana se ha referido
expresamente a estas garantías de derecho internacional de los
derechos humanos para demostrar la vigencia en nuestro orde-
namiento jurídico del derecho a contrainterrogar los testigos de
cargo, como se aprecia, entre otros, en el siguiente pasaje de la
sentencia T-055 de 1994:
7. De otra parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (ratificado por la ley 74 de 1968), consagra en su artí-
culo 14-3-d, el derecho de toda persona acusada de haber co-
metido un delito, de interrogar o hacer interrogar en el proce-
so, tanto a los testigos de cargo como a los de descargo y ello
en las mismas condiciones. La Convención Interamericana (ra-
tificada por la ley 16 de 1972), establece en su artículo 8-2-f, el
derecho del inculpado a obtener la comparecencia , como tes-
tigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre
los hechos.Tres posibilidades pueden ser diferenciadas en ésta
manifestación del derecho de defensa del sindicado, imputa-
do o procesado: 1) la de interrogar a los testigos que intervie-
nen en su contra, 2) la de presentar testigos que declaren a su

322 Corte I.D.H., Excepciones al agotamiento de los recursos internos (Art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-11/90 del 10 de
agosto de 1990, Serie A No. 11, párr. 24.

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EL CONTRAINTERROGATORIO

favor y 3) la de participar, en condiciones de igualdad, en todo


el proceso de contradicción y debate que se lleva a cabo con
la presentación de testigos.
Los anteriores argumentos demuestran la existencia del dere-
cho al contrainterrogatorio en los asuntos penales.
De otro lado, en cuanto a los procesos judiciales no penales, el
derecho al contrainterrogatorio surge igualmente por vía del artí-
culo 93 de la Constitución, que consagra la prevalencia de las
normas internacionales sobre derechos humanos ratificadas por
el Congreso que prohíben su limitación en el orden interno.323
Es así como dentro de esas garantías se encuentran las normas ya
citadas del Pacto de Derechos Civiles y Políticos y de la Convención
Americana de Derechos Humanos, en las cuales se consagra una
garantía mínima consistente en el derecho a interrogar o hacer inte-
rrogar a los testigos de cargo. El interrogatorio a un testigo de
cargo es, justamente, por definición, un contrainterrogatorio.
Podría pensarse que la anterior conclusión solo es aplicable a
los asuntos penales, por cuanto las normas en cita se refieren a
“garantías mínimas” de “toda persona acusada de un delito.” Ello,
sin embargo, no es exacto, pues el numeral 1º del artículo 8 de la
Convención Americana o Pacto de San José, prescribe:
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas ga-
rantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con ante-
rioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter. (s.n.)
En el mismo sentido se pronuncia el artículo 14.1 del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos.324

323 “Artículo 93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción,
prevalecen en el orden interno.
Los derechos y deberes consagrados en ésta Carta, se interpretarán de conformidad con los
tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia.”
324 “1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona ten-
drá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal

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De esta norma se desprende que en todo proceso de orden no


penal, esto es, orientado a la determinación de “sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro ca-
rácter,” se deben aplicar las “debidas garantías.”
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
en el precedente citado, expresa:
24. Ese deber de organizar el aparato gubernamental y de crear
las estructuras necesarias para la garantía de los derechos está
relacionado, en lo que a asistencia legal se refiere, con lo dis-
puesto en el artículo 8 de la Convención. Este artículo distin-
gue entre acusación[es] penal[es] y procedimientos de orden
civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. Aun cuando
ordena que toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías por un juez o tribunal en ambas circuns-
tancias, estipula adicionalmente, en los casos de delitos, unas
garantías mínimas...325 (s.n.)
Dentro del concepto de debidas garantías se han entendido
comprendidas las garantías consideradas inherentes a todo pro-
ceso debido, lo cual incluye el derecho a controvertir la prueba,
que aplicado a la prueba de testigos no es otra cosa que el dere-
cho a controvertir los testigos de cargo.
Así las cosas, como cuestión de derecho, es claro que desde la
perspectiva constitucional e internacional de los derechos hu-
manos también el demandado en un proceso civil o laboral, por
ejemplo, al igual que el acusado en un proceso penal, tiene el
derecho fundamental a contrainterrogar los testigos adversos
presentados por su contraparte.Y viceversa: el demandante cuenta
con el derecho constitucional de repreguntar a los testigos ad-
versos propuestos por el demandado. El carácter fundamental de
estos derechos constitucionales no se pone en duda.

competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier


acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de carácter civil. (...)” (s.n.)
325 Corte I.D.H., Excepciones al agotamiento de los recursos internos (Art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-11/90
del 10 de agosto de 1990, Serie A No. 11, párr. 24.

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