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INSTINTO Y CONCIENCIA
TIENEN ALGO EN COMÚN ENTRE SÍ:
Freud: un desenlace psíquico produce efectos sobre el cuerpo: por ejemplo, las
conversiones o las neurosis actuales
“Recordemos que para Freud todo desenlace psíquico debe ser entendido como
producto de conflictos entre el yo y la libido, entre el yo y el superyó y entre el yo y
la realidad”. (Nilda Neves y Alicia Hassan)
Pero también ha analizado, en un contexto más teórico, los efectos del soma
sobre el aparato psíquico
Los seis componentes provenientes del cuerpo tienen enlaces determinados con
las vivencias, gracias a las cuales el ello adquiere su especificación y su
cualificación
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trasposición de la voluptuosidad en sensorialidad y, por fin, cómo ocurre, desde el
punto de vista económico, el pasaje de la percepción-conciencia a la memoria.
Esta observación tiene como uno de sus objetivos enfatizar la importancia de los
conceptos (íntimamente imbricados) de cualidad y conciencia en psicoanálisis.
Pese a que el psicoanálisis puso en evidencia la eficacia de procesos psíquicos
inconcientes, la investigación de la naturaleza y el origen de la conciencia tiene un
lugar de importancia en la especulación teórica freudiana. Por ese motivo sostuvo
(Freud, 1920g) que, si el primer gran cambio ocurrido en la tierra fue el
surgimiento de la vida, uno posterior del mismo tipo fue la aparición de la
conciencia.
Se hace necesario esclarecer un punto, que permite ceñir mejor el tema que nos
interesa: para Freud existen dos tipos de conciencia. La primera es
prácticamente un derivado de la percepción, un efecto de la organización del
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sistema nervioso. La segunda surge como consecuencia de la activación de
ciertas huellas mnémicas o del esfuerzo por expresar un pensamiento. Esta
activación ocurre en principio de un modo alucinatorio (cuando aún percepción y
memoria se hallan poco diferenciadas) y luego gracias a la aparición de diferentes
procesos psíquicos, comandados por el yo oficial (preconciente cinético, visual y,
sobre todo, verbal) o no dirigidos por este (desarrollos de afecto como símbolos
mnémicos).
Pues bien, de los dos tipos básicos de conciencia (sensorial o psíquica) nos
interesa ahora analizar la primera. La posición teórica de este concepto
(conciencia sensorial) es excepcional. Por un lado (ya analizaremos cómo)
contribuye al origen del yo, y, por otro lado, es un requisito para la inscripción de
huellas mnémicas, que para Freud (1915e) tienen un origen perceptual, que luego
se pierde. Pero además la noción de conciencia sensorial es el punto de engarce
de las hipótesis neurológicas y biológicas y la teoría psicoanalítica. Freud (1940a)
comentó: “El punto de partida para esta indagación (el psicoanálisis) lo da el
hecho de la conciencia, hecho sin parangón, que desafía todo intento de explicarlo
y describirlo" (pág. 199)
Con respecto a esta conciencia sensorial Freud analizó cuál es su origen y cómo
se produce. El problema global deriva de la postura materialista y mecanicista de
Freud (1950a), quien en el “Proyecto" pretendió incluir los fenómenos de la
conciencia en el edificio de la psicología cuantitativa" (pág. 355). Afirmó: «nuestra
conciencia brinda sólo cualidades, mientras que la ciencia natural reconoce sólo
cantidades" (pág. 353). Por lo tanto, la cualidad como contenido de la conciencia
debe ser explicada en el contexto de una teoría que parte del supuesto de que en
el origen hay neuronas y cantidad. En cuanto al origen de la conciencia, Freud la
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atribuye a un conjunto de neuronas (ω) (omega) que tienen una función
perceptual, sensorial. Un problema reside en definir si lo percibido, el estímulo, es
de tipo cuantitativo (y en ese caso la cualidad deriva de su transformación por las
neuronas), o bien si existe alguna característica objetiva del estímulo que sea el
correlato de la sensación. Freud opta por esta segunda hipótesis, aunque
matizada. Supone que las sensaciones, los registros cualitativos, surgen de
características objetivas específicas, que no son intensidades, ya que frente a las
cantidades exteriores el sistema nervioso establece una defensa, una pantalla de
protección (Freud, 1950a, 1920g). Ello se debe a que las magnitudes exteriores
son de una intensidad muy superior a las que circulan por las neuronas y
provienen del interior. Cuando falla la pantalla de protección ocurre un trauma, la
irrupción de grandes magnitudes de excitación, como es característico del dolor (y
no de la vivencia de dolor, ya que en esta la conciencia persiste y por lo tanto
permite inscribir huellas mnémicas específicas).