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Presentación

Integrantes:
Ashley Castro
Heidy Nicole Luciano Reyes
Matriculas:
21 – MPST – 1 – 001
21 – MPST – 1 – 013
Sección:
5553CE
Maestro:
Gerónimo Montas Calderón
Materia:
Introducción al Psicoanálisis
Tema:
El consciente, preconsciente e inconsciente
Fecha de entrega:
06 / 10 / 2022

El consciente, preconsciente e inconsciente


El aparato psíquico es el nombre que utilizó Sigmund Freud para
denominar a la mente humana. En una de sus teorías para describirla, el
psicoanálisis, alude a los lugares en los que ocurren los diferentes procesos
psíquicos y habla interconectados entre sí, cada uno con características y
funciones específicas.
Consciente.
Es quien siente, piensa y actúa con conocimiento de lo que hace. La
psicología cree que la conciencia es un estado cognitivo no abstracto que
permite al ser humano interpretar e interactuar con los estímulos externos
que forman la realidad. El psicólogo no puede acceder a la conciencia del
paciente, pero si puede interpretarla a partir de lo que el paciente relata o
evidencia.
Sigmund Freud determinó tres sistemas que dan forma al aparato psíquico.
En concreto, habló de consciente, inconsciente y preconsciente, que van
estrechamente unidos entre sí. El cerebro humano es el piso más alto en la
jerarquía funcional del sistema nervioso central. Es una masa blanca y gris
compuesta de mil millones de células nerviosas. Es el centro de control de
todo tu cuerpo.
La información se transporta entre el cerebro, el cuerpo y el exterior a
través de una gran red de nervios similar a los cables eléctricos. El
Consciente asume todo lo que es racional, lógico, analítico, abstracto y
verbal lo usamos para todas las tareas diarias.
El preconsciente.
El preconsciente es un área de la psiquis que, si bien no es consciente
tampoco forma parte del inconsciente.
A partir de posteriores desarrollos de sus teorías, Freud empezó a emplear
el concepto de preconsciente como adjetivo para calificar a ciertos procesos
y operaciones de la psiquis, y no tanto para centrarse en un sistema o lugar.
Se puede entender al preconsciente como una zona de tránsito entre el
inconsciente y la conciencia.
Esto quiere decir, que los contenidos preconscientes pueden aparecer en la
conciencia sin que sea necesario un proceso de transformación, como
ocurre con los contenidos inconscientes.
Para el psicoanálisis Freudiano representa a todos los sentimientos,
pensamientos, fantasías, etc. que no se encuentran en la consciencia pero
que fácilmente se pueden hacer presentes.
Es el caso de recuerdos que teníamos olvidados, pero de los que nos
acordamos solo cuando alguien nos habla de ello o a lo que nos referimos
cuando utilizamos la expresión "lo tengo en la punta de la lengua".
En cuanto a las características de estos sistemas psicoanalíticos, tanto el
nivel consciente como el preconsciente respetan las leyes lógicas y
cronológicas de la temporalidad. Sin embargo, el inconsciente es
atemporal. Otra característica común entre los primeros dos niveles de
conciencia, según el psicoanálisis, es el principio de realidad.
El inconsciente.
El inconsciente no es un descubrimiento de Freud. El sistema inconsciente
es el nivel menos accesible de la consciencia. En él se encuentran todos los
sentimientos, vivencias, deseos, etc. que suponen un conflicto para nosotros
y que están reprimidos.

El inconsciente definido en términos positivos y


negativos

Existen formulaciones anteriores, que incluso determinaron las ideas


pioneras del psicoanálisis. Un primer referente de esta historia, aunque no
el único, es Descartes (1641). El inconsciente desde la perspectiva del
romanticismo alemán fue asociado con criterios positivos, al vincularse con
cualidades creativas e innovadoras. La intuición y la imaginación eran
tomadas, por este movimiento intelectual, como ejes centrales de la
actividad inconsciente.

El inconsciente en su modo activo y pasivo

A finales del siglo XIX e inicios del XX. El concepto de inconsciente es


asociado a nuevas maneras de entender la consciencia. Con otras palabras
lo inconsciente empieza a entenderse como esa instancia pasiva al actuar de
la consciencia o como esa dimensión activa que determina el operar de su
par opuesto.
El inconsciente como un espacio en el aparato psíquico y como una
fuerza negativa.
Para esta escuela, el inconsciente pasa a entenderse como una sombra que
determina de manera activa todos los procesos psíquicos.
El psicoanálisis tuvo sus inicios alrededor de un fenómeno que tuvo un
notable impacto en muchas formulaciones de inicios del siglo XX: la
hipnosis. Con el estudio de la hipnosis se posibilitó tanto el surgimiento del
psicoanálisis como de otras posturas que establecían dimensiones
fundamentales ajenas al quehacer de la consciencia.
La fijación al trauma, lo inconsciente.
La pregunta por lo traumático forma parte de un manejo cotidiano, donde el
término es utilizado como referencia de las diversas experiencias que
puedan ser consideradas del orden de lo terrible.
La categoría de lo traumático en la actualidad parecería estar compuesta
por la diversa gama de situaciones entre las que podemos señalar los
cataclismos, catástrofes sociales, enfermedades orgánicas graves, entre
otras, colocando así en los distintos eventos la característica inherente de
producir un efecto traumático sobre el psiquismo.
De la hipnosis a la seducción, primeros pasos en la construcción de un
modelo de trauma.
La hipnosis aplicada por el maestro de Freud será la base para proponer que
la enfermedad no provendría como se pensaba por unas características
biológicas, sino que su origen podría ser psicógeno.
En un primer momento para Freud, el ataque histérico puede entenderse
como un intento de reaccionar frente al trauma que se presenta en forma de
reminiscencias. Para Freud hasta el momento el trauma era concebido
como la génesis de la histeria.
Para este el trauma también estaría ligada a la génesis de las neurosis
obsesivas, donde los aspectos sexuales serán considerados como
traumáticos produciendo por tanto un desenlace neurótico. El trauma por
tanto, se circunscribiría en dos tiempos, un primer momento donde la
represión no es activada asociado al momento en que la seducción es
producida desde el exterior, y que será el germen de la neurosis posterior y
un segundo tiempo asociado a la maduración sexual, donde al recuerdo de
aquellas acciones placenteras se anuda un reproche, por lo que no estaría
asociado al evento ocurrido, sino a su recuerdo.
De la causalidad traumática a la causalidad fantasmática.
A través de los hallazgos clínicos y las contradicciones que se producían en
las mismas, Freud irá alejándose de la teoría de seducción. Lo que será
cuestionado frente a estos descubrimientos, no serán los aspectos referidos
a la teoría de la histeria, sino el contenido que encierra la noción de trauma,
ya que en algunos pacientes la llamada seducción no corresponderá a la
realidad material, sino más bien a la realidad psíquica.
Para Soler, este desplazamiento producirá una metáfora de sustitución,
orientándose de la causalidad traumática a la fantasmática donde descubre
que el trauma era sólo la máscara de la disimulación del fantasma de la
mujer histérica, donde la causalidad fantasmática habilita la posibilidad de
que el sujeto pueda hacer algo con ello, mientras que sostener la causalidad
traumática lo coloca en el lugar amarrado e impotente de víctima.
Entre la angustia y el trauma, último modelo del trauma en la teoría
freudiana.
Un último punto en el recorrido por la teoría del trauma de Freud será la
establecida en Inhibición, síntoma y angustia. Entonces, podremos entender
a la neurosis traumática como el producto de una vivencia experimentada
como peligrosa para el sujeto, y donde el peligro radicará en la impotencia
frente a la situación y la angustia con la que se relaciona.
El momento traumático será producido a partir de la intensidad con la que
la experiencia sea vivenciada por el sujeto, es decir, por cómo se ponga en
juego una fantasmática.

El inconsciente y la repetición

Inconsciente y repetición son dos de los cuatro conceptos que Lacan sitúa
como fundamentos junto con transferencia y pulsión.
Existe otro poder del inconsciente, más irresistible todavía: es el poder de
empujarnos a repetir; nuestra vida late al ritmo de la repetición que el
inconsciente impulsa. Por encima de todo, el inconsciente es la fuerza que
nos empuja a reproducir activamente las mismas conductas felices o la
fuerza que nos empuja a repetir compulsivamente los mismos
comportamientos enfermos.
El inconsciente como sujeto se constituye por la suma de los efectos del
significante, como repetición, como emergencia de la transferencia y como
pulsión.

El yo, el ello y el superyó

De todas las teorías desarrolladas por Sigmund Freud, la del Ello, el Yo y


el Superyó es una de las más famosas. Así pues, el Ello, el Yo y el Superyó
son los conceptos que Freud utilizó para referirse al conflicto y la lucha de
fuerzas antagónicas que, según él, rigen nuestra forma de pensar y de
actuar.
El ello viene siendo la primera manifestación de la mente humana, no
posee organización y se basa en el principio del placer, es decir, la
búsqueda de los estados placenteros. Se trata de la parte animal del hombre.
El yo es lo que está en contacto con la realidad, viene siendo como la parte
consciente del ello, la que se ha modificado por estar en contacto con la
realidad. Desarrollando así una organización y dando lugar a un individuo
más racional. El yo domina la descarga de los impulsos que envía el ello.
El superyó que es la parte ética y moral que ha sido creada en el hombre. El
papel del superyó es la represión de los impulsos, constituye el deber ser;
principios éticos, conciencia moral de las personas.

Teorías de la personalidad

La lucha entre el Ello, el Yo y el Superyó en ocasiones puede generar


descompensaciones que producen sufrimiento y la aparición de
psicopatologías, por lo que se debería tratar de re-equilibrar la correlación
de fuerzas a través del psicoanálisis.
Si el Súperyo llega a imponerse, la represión de pensamientos y emociones
puede llegar a ser tan excesiva que periódicamente se producen crisis
nerviosas, algo que atribuía por ejemplo a los casos de mujeres con histeria,
demasiado adheridas a una moral rígida y profundamente restrictiva.
Por otro lado, si el Ello predominaba, esto podía dar paso a la sociopatía,
una impulsividad que pone en peligro tanto a la persona que la experimenta
como a los demás, ya que la prioridad absoluta es satisfacer necesidades
con urgencia.

Los sueños

El campo de los sueños puede ser tan amplio, incluso más que la realidad y
el mundo consciente. El estudio sobre estos se remonta a la antigua Grecia,
pero no eran demasiados los avances tecnológicos para conocer la cara
oculta de nuestro conocimiento. Todos poseemos subconsciente, y éste se
manifiesta cuando dejamos la consciencia descansar y damos paso al
trabajo autónomo del cerebro.
Los sueños son el santuario de la creatividad. Son el rostro más hermoso y
los lugares más tétricos, las experiencias más excitantes, las palabras
menos comprensibles y el horror más profundo.
Los sueños en el psicoanálisis son una manera de satisfacer y dejar la
rienda suelta a los deseos del ello a través de manifestaciones oníricas del
inconsciente y al yo, a través de manifestaciones iguales, pero del pre
consciente.
En la teoría psicoanalítica de Freud la sexualidad es un tema central. En los
sueños, por ejemplo, la sexualidad domina las interpretaciones. Si en un
sueño aparece un objeto hueco, como una caja, un cofre, un cajón, un
jarrón, una caverna, etc., se está haciendo referencia a lo femenino.
Carl Gustav Jung fue uno de los pioneros de la psicología profunda. Jung
conoció a Sigmund Freud en 1907 en Viena.
Al igual que Freud, Jung también estaba interesado en elaborar un método
de análisis e interpretación de los sueños, con finalidad terapéutica. Para
Jung hay dos tipos de inconsciente: el personal y el colectivo. Ambos
influyen en los sueños.
Según Jung, en los sueños aparecen a menudo cinco arquetipos:
 La persona
 La sombra
 El alma
 El espíritu
 El sí mismo
Carl Jung consideraba que el método de asociaciones libres era insuficiente
para interpretar los sueños. Para Jung era necesario analizar detalladamente
el contexto, las relaciones asociativas que se agrupan alrededor del sueño.
En el método de Jung se procede mediante preguntas "concéntricas" que
buscan la "amplificación" de los significados del sueño.
Adler conserva, de la teoría freudiana, la distinción entre contenido
manifiesto (el sueño tal como se presenta) y el contenido latente y el
método asociativo, pero rechaza la idea de que los sueños sean una
realización de deseos sexuales infantiles y la de una universalidad de los
símbolos.

En la visión holística de Adler, los sueños son una


expresión del estilo de vida de la persona

El llamado consciente e inconsciente no se contradice, sino que forman una


unidad. Sólo cuando se consideran los sueños una expresión del Estilo de
Vida, se puede encontrar una interpretación adecuada para ellos.
Para Adler es válido que un paciente invente un sueño si no recuerda
ninguno de verdad, ya que Adler, fiel a su teoría, mantiene que la
imaginación del ser humano sólo puede producir lo que le dicta el Estilo de
Vida. Los sueños "inventados" por la persona son tan válidos como los
auténticos, ya que todo es una expresión y proyección del particular Estilo
de Vida de la persona.
Según la psicología adleriana, la máxima de cualquier mecanismo
psicológico es la de evitar que baje la autoestima del Yo. De la misma
manera, la función de los sueños es la de apoyar el Estilo de Vida.
Teoría Adleriana: Shulman, Slavik y Titze.
Shulman se limita a dividir el sueño en cuatro elementos. Slavik
recomienda al terapeuta la observación en detalle de la manera en que el
paciente relata su sueño (tímida, agresiva, reticente, etc.) y sugiere
preguntarle qué tenía en mente antes de dormirse.
El adleriano Titze critica el asociacionismo freudiano y la técnica de la
asociación todavía utilizada por Adler, cambiándola por lo que él llama
"tematización".
Ann Faraday.
Ann Faraday es una psicóloga interesada por el mundo onírico. En los
sueños se suele expresar lo que nos ha preocupado unos días antes, como
hechos, pensamientos o sentimientos. Los sueños se hacen entender a
través de un lenguaje simbólico y para esta autora, es algo diferente en cada
persona.

Los actos fallidos

Se producen cuando decimos algo que, conscientemente, no teníamos


intención de decir o incluso la intención que expresamos es contraria a la
que buscábamos comunicar. Desde el Psicoanálisis se entiende a estos
fenómenos como una expresión de deseos reprimidos, o (al producirse un
olvido) un intento por evitar hacer consciente algo que se reprimió.
Sin embargo, en el inconsciente se aloja aquello que se reprimió y apartó
de la consciencia por ser intolerable para el sujeto. De este sector del
aparato, el inconsciente, provienen los actos fallidos o lapsus, y por eso se
describen como una de las manifestaciones del inconsciente junto con los
chistes y los sueños.
Los actos fallidos no se manifiestan de una única manera, sino en varias
formas. Algunas de ellas son los deslices verbales, gráficos, de
comprensión lectora o auditiva, errores en la acción, los olvidos simbólicos
y los extravíos.

El chiste

Cuando Freud realizaba sus primeros estudios relativos al inconsciente y al


aparato psíquico descubrió que existen rincones llenos de representaciones
y olvidos dentro de éste. Así fue como propuso su primera hipótesis: los
sueños son la vía regia al inconsciente.
Dicho lo anterior, es posible definir el chiste como una manifestación del
inconsciente que crece en la vida anímica y atraviesa por los mismos
caminos que el sueño, ya que, como bien lo mencionaba Freud, en la
búsqueda de placer o displacer proceden y coinciden todas las actividades
anímicas; también hace referencia a lo cómico como un juicio que juega.
Freud también nos habla de diversas conformaciones, como el juego de
palabras o la unificación u homofonía; ambos son chistes que por sus
especificaciones hacen reír a los actores que participan en éstos.
El juego de palabras, es un chiste simple que cambiará una palabra por otra
o que realizará una extensión o conjunción de palabras. Con este tipo de
chistes de nuevo podemos identificar una de las construcciones de Lacan,
la del significado.
La risa compartida es una forma de interacción humana que une a los entes
en sociedad; es por esto que las características específicas de la actualidad
son importantes para comprender el fenómeno del chiste. Elementos como
el estrés, una vida enajenada en el trabajo y en las actividades cotidianas o
el uso excesivo de redes sociales aleja a los hombres de una vinculación
provechosa contribuyendo así a que los sujetos rían menos y busquen
escapes a la pulsión mucho más agresivos.
Un ejemplo de lo anterior, es el fenómeno del stand up, el cual surge en las
redes sociales intentando ser un freno a la agresividad actual.
Es posible observar cómo las temáticas más actuales hablan de bullying,
divorcio, sexualidad, pobreza, discriminación, entre otros. Dichas temáticas
podrían ser un indicio de las problemáticas sociales. Es decir, el chiste
como formación psíquica podría dar pauta de la realidad social actual.

Los síntomas neuróticos

La neurosis es una afección sin base orgánica que se caracteriza por


conflictos entre distintas instancias del aparato psíquico. Más
específicamente, entre el "Yo" y el "Ello".
¿Cómo se trata la Neurosis?
La neurosis conlleva un desgaste constante de la energía psíquica. Téngase
en cuenta que el aparato debe mantener apartados de la consciencia los
contenidos supuestamente penosos o angustiantes que podrían emerger.
A cambio, el aparato psíquico encuentra un modo sustitutivo de descarga
que ya no se rige por las leyes del yo ni de la realidad: esta neoformación
es el síntoma neurótico.
Sigmund Freud ha descubierto que el único tratamiento realmente eficaz
para las neurosis es el método psicoanalítico, mediante la asociación libre.
¿Qué es un Neurótico?
Un neurótico es una persona con altos niveles defensivos y con problemas
para relacionarse consigo mismo y los demás. Es alguien que vive con una
sensación de angustia sin saber por qué.
También es alguien que tiende a adjudicarse culpas, ideas y cargas que no
le corresponden, viviendo a merced de éstas.
Todo lo visto puede desembocar, inclusive, en la somatización de sus
conflictos en el cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas de la Neurosis?


Los síntomas son:
 Sentimientos intensos de culpabilidad, inferioridad, envidia e ira.
 Sentimientos de inadecuación e insuficiencia ante la realidad.
 Inhibición y poca espontaneidad.
 Conductas compulsivas.
 Pensamientos obsesivos y autorreproches constantes.
 Preocupaciones catastróficas irreales.
 Fobias hacia objetos, animales o situaciones.
 Incapacidad para tolerar frustraciones y dificultades cotidianas.
 Insatisfacción sexual.
La Neurosis como estructura.
La neurosis desde la perspectiva lacaniana es una condición estructural, y
una estructura se establece siempre en relación a los otros y al lenguaje.
¿Cómo funciona la Neurosis?
La neurosis funciona en primera instancia desde el mecanismo represivo
para, luego, proyectar en las relaciones interpersonales y en el mundo
exterior, el contenido rechazado y desalojado del sistema consciente.
Esta afección funciona también a partir de la fijación libidinal.
Esta problemática conduce al sujeto al intento tardío e infructuoso de
elaborar a posteriori eso de su vida sexual temprana que no ha sido
simbolizado adecuadamente.
¿Cómo es la personalidad Neurótica?
La personalidad neurótica se distingue por ser excesivamente escrupulosa a
nivel moral; mientras que a nivel cognitivo se caracteriza por ser
sistemática e ideológica. La persona neurótica tenderá a reducir al mundo a
la idea rígida que de él se forje: no será tan sencillo contradecir sus
prejuicios. Además, afectivamente será alguien con una insatisfacción y
angustia constante sin saber por qué.
Una personalidad neurótica se caracteriza por un estancamiento de su
energía psíquica y por los siguientes rasgos:

 Incapacidad de tomar decisiones por sí mismo.


 Sumisión y dependencia a figuras de autoridad.
 Temor a expresar diferencias ante los demás (ansiedad social).
 Excesivo orden, rigidez y obstinación.
 Tendencia a controlar y manipular situaciones y a los demás.
 Nivel elevado de autoexigencia, tendencia a la perfección y al
cumplimiento del "deber ser".
 Queja, insatisfacción y victimización.
 Tendencia a la angustia e ira.
 Miedo a la muerte, a crecer, a separarse, al futuro y a lo incierto de
nuevas situaciones de la vida.
¿Cómo diagnosticar la Neurosis?
Para diagnosticar la neurosis o algunos de sus tipos, es vital que se
establezca el proceso de transferencia dentro del dispositivo analítico.
Principales actores acerca de la Neurosis.
Entre los principales autores que han desarrollado visiones sobre la
neurosis se encuentran: Freud, Lacan, y Melanie Klein.
Neurosis histérica.
Este tipo de neurosis fue la que motivó a Freud a indagar más allá del
discurso neurológico sobre los síntomas físicos que no tenían una base
orgánica y abandonar el método de la hipnosis y crear la asociación libre.
La histeria se refiere a un tipo de trastorno en el cual el afecto estrangulado
por representaciones y deseos libidinosos inadmisibles (ya sea por pudor,
repugnancia hacia la sexualidad o una excesiva rigidez moral) se inerva y
descargan en una parte específica del cuerpo a merced de un simbolismo de
asociaciones.
Neurosis psicosis.
Mientras que la neurosis es un conflicto entre el Yo y el Ello para no querer
saber algo de la realidad psíquica, la psicosis es un conflicto directo entre el
Yo y la realidad efectiva, es decir, se forcluye o reniega el Yo del mundo
exterior. De allí, que surjan los delirios y las alucinaciones.
En la psicosis, ocurre una ruptura del yo con el mundo exterior, a causa de
un rechazo y desmentida total de la realidad, por ser esta contraria a la
satisfacción inmediata de la libido.
Neurosis Depresiva Melancólica:
Se caracteriza por un conflicto entre el superyó con el yo. Es el trastorno
del estado de ánimo donde la persona se autodesprecia, y se autocastiga por
haber en él grandes sentimientos de culpa e inferioridad relacionados a la
pérdida de un objeto de amor.
El yo masoquista queda entregado a los castigos, las denigraciones y
ataques de un superyó sádico e hipersevero

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