Está en la página 1de 28

El libro de DANIEL

Título

De acuerdo a la costumbre hebrea, el título es tomado del profeta quien a lo largo del libro recibió
revelaciones de Dios. Daniel es un puente que cruza a lo largo de los setenta años de la cautividad
babilónica (ca. 605–536 a.C.; cp. 1:1 y 9:1–3). Nueve de los doce capítulos relatan revelaciones a
través de sueños / visiones. Daniel fue el vocero de Dios al mundo gentil y judío, declarando los
planes actuales y futuros de Dios. Lo que Apocalipsis es al NT profética y apocalípticamente, Daniel
es al AT.

Autor y fecha

Varios versículos indican que el escritor es Daniel (8:15, 27; 9:2; 10:2, 7; 12:4, 5), cuyo nombre
quiere decir: “Dios es mi Juez”. Él escribió en primera persona de manera autobiográfica del 7:2 en
adelante, y debe ser distinguido de los otros tres Danieles del AT (cp. 1 Cr. 3:1; Esd. 8:2; Neh. 10:6).
Como un joven, posiblemente de unos quince años de edad, Daniel fue capturado y llevado de su
familia noble en Judá y deportado a Babilonia para lavarle el cerebro y hacerlo adoptar la cultura
babilónica para la tarea de asistir en tratar con los judíos. En Babilonia pasó el resto de una vida
larga (ochenta y cinco años o más). Él atravesó por la mayor parte del exilio, exitosamente
exaltando a Dios por su virtud y servicio. Rápidamente emergió a una posición de autoridad en el
gobierno por determinación real y sirvió como confidente de reyes y también profeta en dos
imperios mundiales, estos son, el Babilonio (2:48) y el Medo-Persa (6:1, 2). Cristo confirmó a
Daniel como el autor de este libro (cp. Mt. 24:15).

Daniel vivió más allá del tiempo descrito en Daniel 10:1 (ca. 536 a.C.). Parece muy probable que
escribió el libro poco después de esta fecha pero antes de ca. 530 a.C. Daniel 2:4b–7:28, el cual
proféticamente describe la dirección de la historia del mundo gentil, fue original y
apropiadamente escrito en arameo, el idioma común de negocios internacionales. Ezequiel,
Habacuc, Jeremías y Sofonías fueron los contemporáneos proféticos de Daniel.

Contexto histórico

El libro comienza en el 605 a.C. cuando Babilonia conquistó Jerusalén y llevó a Daniel, sus tres
amigos y otros al exilio. Después pasa al derrocamiento final de la supremacía babilónica en el 539
a.C., cuando Medo-Persia sitia a Babilonia (5:30, 31), y va más allá al 536 a.C. (10:1). Después que
Daniel fue transportado a Babilonia, los babilonios victoriosos conquistaron Jerusalén en dos
etapas posteriores (597 a.C. y 586 a.C.). En ambas ocasiones, deportaron a más judíos cautivos.
Daniel recordó fervientemente su hogar, en especial el templo en Jerusalén, casi setenta años
después de haber sido llevado lejos de él (6:10).

Se hace referencia al contexto de Daniel en parte por Jeremías, quien nombra a tres de los últimos
cinco reyes en Judá antes de la cautividad (cp. Jer. 1:1–3); Josías (ca. 641–609 a.C.), Joacim (ca.
609–597 a.C.) y Sedequías (597–586 a.C.). Joacaz (ca. 609 a.C.) y Joaquín (ca. 598–597 a.C.) no son
mencionados (cp. Introducción a Jeremías: Contexto histórico). Daniel también lo menciona
Ezequiel (cp. 14:14, 20; 28:3) como siendo justo y sabio. El escritor de Hebreos hace referencia a él
como a uno “…de los profetas; que por fe… taparon bocas de leones” (He. 11:32, 33).

El pecado continuo de los de Judea sin arrepentimiento nacional finalmente llevó al juicio de Dios
por el cual Jeremías, Habacuc y Sofonías habían dado bastante advertencia. Tiempo atrás, Isaías y
otros profetas fieles de Dios también habían tocado la trompeta de peligro. Cuando el poder asirio
había descendido para el 625 a.C., los neobabilonios conquistaron: 1) Asiria con su capital Nínive
en el 612 a.C.; 2) Egipto en los siguientes años; y 3) Judá en el 605 a.C. cuando tomaron control de
Jerusalén en la primera de tres etapas (también 597 a.C., 586 a.C.). Daniel fue uno de los primeros
grupos de deportados, y Ezequiel lo siguió en el 597 a.C.

El Israel del reino del norte había caído antes en manos de Asiria en el 722 a.C. Con la cautividad
de Judá, el juicio estaba completo. En Babilonia, Daniel recibió la Palabra de Dios con respecto a
etapas sucesivas de dominio mundial gentil a lo largo de los siglos hasta que el conquistador más
grande, el Mesías, derrocara a todo el señorío gentil. Él entonces derrotará a todos los enemigos y
resucitará a su pueblo de pacto a bendición en su reino milenario glorioso.

Temas históricos y teológicos

Daniel fue escrito para alentar a los judíos exiliados al revelar el programa de Dios para ellos, tanto
durante como después del tiempo del poder gentil en el mundo. Preeminente sobre cualquier otro
tema en el libro es el control soberano de Dios sobre los asuntos de todos los gobernantes y
naciones, y su reemplazo final con el verdadero Rey. Los versículos clave son 2:20–22, 44 (cp. 2:28,
37; 4:34–35; 6:25–27). Dios no había sufrido derrota al permitirle a Israel caer (Dn. 1), sino que
providencialmente estaba cumpliendo sus propósitos seguros hacia un despliegue completo de su
Rey, el Cristo exaltado. Él soberanamente permitió a los gentiles dominar Israel, esto es, Babilonia
(605–539 a.C.), Medo-Persia (539–331 a.C.), Grecia (331–146 a.C.), Roma (146 a.C.–476 d.C.), y
hasta el segundo advenimiento de Cristo. Estas etapas en poder gentil son presentadas en los
caps. 2 y 7. Este mismo tema también incluye la experiencia de Israel tanto en derrota como en,
finalmente, su bendición del reino en los caps. 8–12 (cp. 2:35, 45; 7:27). Un aspecto clave dentro
del tema principal del control soberano de Dios es la venida del Mesías para gobernar el mundo en
gloria sobre todos los hombres (2:35, 45; 7:13, 14, 27).
Él es como una piedra en el cap. 2, y como un hijo de hombre en el cap. 7. Además, Él es el Ungido
(el Mesías) en el cap. 9:26. El capítulo 9 provee el marco cronológico desde el tiempo de Daniel
hasta el reino de Cristo.

Un segundo tema tejido en la tela de Daniel es el despliegue del poder soberano de Dios a través
de milagros. La era de Daniel es una de seis en la Biblia con un gran enfoque en milagros mediante
los cuales Dios llevó a cabo sus propósitos.

Otros períodos incluyen: 1) la creación y el diluvio (Gn. 1–11); 2) los patriarcas y Moisés (Gn. 12–
Dt.); 3) Elías y Eliseo (1 R 19–2 R 13); 4) Jesús y los apóstoles (Evangelios, Hechos); y 5) el tiempo
del Segundo Advenimiento (Apocalipsis). Dios, quien tiene dominio eterno y capacidad de operar
de acuerdo con su voluntad (4:34, 35), es capaz de llevar a cabo milagros, todos los cuales serían
despliegues menores de poder de lo que fue exhibido cuando Él actuó como Creador en Génesis
1:1. Daniel narra el relato e interpretación de sueños, por la capacidad que Dios le dio, a través de
los cuales Dios reveló su voluntad (caps. 2, 4, 7). Otros milagros incluyeron: 1) su escritura en la
pared y la interpretación por parte de Daniel de esto (cap. 5); 2) su protección de los tres hombres
en un horno de fuego ardiendo (cap. 3); 3) su provisión de seguridad para Daniel en un foso de
leones (cap. 6); y 4) profecías sobrenaturales (caps. 2; 7; 8; 9:24–12:13).

Retos de interpretación

Los principales retos se centran en interpretar pasajes que tienen que ver con la tribulación futura
y promesas del reino. Aunque el uso de Arameo imperial y la arqueología han confirmado la fecha
temprana de escritura, algunos intérpretes escépticos, no dispuestos a reconocer profecías
sobrenaturales que se cumplieron (hay más de cien tan solo en el cap. 11 que fueron cumplidas),
colocan estos detalles en los tiempos intertestamentarios. Ven estas profecías no como
milagrosamente prediciendo el futuro, sino simplemente como las observaciones de un escritor
que vivió más tarde, quien está registrando acontecimientos de su propio día. De esta manera,
fechan a Daniel en los días de Antioco IV Epífanes (175–164 a.C., cap. 8; 11:21–45). De acuerdo
con esta posición, la expectativa de la Piedra y del Hijo del Hombre (caps. 2, 7) terminó siendo una
noción errónea que en realidad no se cumplió, o el escritor estaba siendo intencionalmente
engañoso. De hecho, un período futuro de siete años (cp. 7:21, 22; 11:36–45; 12:1) y un reino
literal de mil años (cp. Ap. 20) después de la segunda venida de Cristo cuando Él reinará sobre
israelitas y gentiles (7:27) es enseñado. Esta será una era antes del estado final y distinta a este,
absolutamente perfecto y definitivo, esto es, el cielo nuevo y la tierra nueva con su capital, la
Nueva Jerusalén (Ap. 21, 22). La interpretación literal de la profecía, incluyendo Daniel, lleva a la
perspectiva premilenarista.

Muchos otros aspectos de interpretación retan a los lectores: p. ej. interpretar números (1:12, 20;
3:19; 9:24–27); identificar al que es semejante a un Hijo de Hombre (7:13, 14); determinar si hay
que ver al Antioco del pasado o al anticristo del futuro lejano en el 8:19–23; explicar los “setenta
sietes” en el 9:24–27; y decidir si el Antioco del 11:21–35 aún es el mismo del 11:36–45 o si es el
anticristo futuro.

Bosquejo

I. El trasfondo personal de Daniel (1:1–21)

A. Conquista de Jerusalén (1:1, 2)

B. Conscripción de judíos para adiestramiento (1:3–7)

C. Valentía de cuatro hombres en la prueba (1:8–16)

D. Elección de cuatro hombres para posiciones reales (1:17–21)

II. La dirección profética del dominio gentil (2:1–7:28)

A. Dilemas de Nabucodonosor (2:1–4:37)

B. Desenfreno y condenación de Belsasar (5:1–31)

C. Liberación de Daniel (6:1–28)

D. Sueño de Daniel (7:1–28)

III. La dirección profética del destino de Israel (8:1–12:13)

A. Profecía del carnero y del macho cabrío (8:1–27)

B. Profecía de las setenta semanas (9:1–27)

C. Profecía de la humillación y restauración de Israel (10:1–12:13)

1:1 año tercero. 606–605 a.C. era el tercer año según la cronología de los babilonios en la que no
se contaba el primer año de un rey que accedía al trono. Por esa razón, “año tercero” está en
armonía con el mismo año que se llama “cuarto” en el sistema de fechas de los judíos (cp. Jer.
46:2). Joacim. Hijo de Josías que gobernó (ca. 609–597 a.C.) mientras Nabucodonosor emprendió
la primera invasión de Jerusalén. Nabucodonosor. Hijo de Nabopolasar que gobernó sobre
Babilonia (ca. 605–562 a.C.).

1:2 Sinar. Término que se aplica a Babilonia. su dios. Bel o Marduk (también llamado Merodac). La
religión de los babilonios reconocía otros dioses también (cp. 1:7 y vea la nota allí). Se consideraba
que la conquista de las deidades de otras naciones demostraba la superioridad del dios de los
vencedores.

1:4 Estas eran algunas de las cualidades que debían tener los judíos que eran adiestrados en los
asuntos del estado: 1) en el aspecto físico debían ser libres de todo defecto o incapacidad, además
de hermosos, es decir, de un aspecto agradable ante la mirada pública; 2) en el aspecto mental, de
inteligencia superior; y 3) en el aspecto social, sobrios y refinados para la representación del
liderazgo. Las edades de los neófitos oscilaba entre los catorce y los dieciocho años.

1:5 que los criase tres años. Cp. 2:1 y vea la nota allí.

1:7 nombres. Un factor clave en el “lavado cerebral” que formaba parte del adiestramiento
babilónico era la asignación de un nombre muy distinto al nombre de nacimiento. Esto ligaba a los
iniciados con los dioses locales y era una expresión de rechazo a sus lealtades religiosas del
pasado. Daniel significa “Dios es mi juez”, pero le dieron el nombre Beltsasar que significa “Bel
protege al rey”. Ananías significa “la gracia del Señor” y fue cambiado a Sadrac que significa
“mandato de Aku”, otro dios babilónico. Misael significa “¿quién es como el Señor?” y fue
cambiado a Mesac: “¿quién es lo que Aku es?” Por último, Azarías que significaba “Dios es mi
ayudador”, se convirtió en Abed-nego que significa “siervo de Nego”, el dios de la vegetación que
también se llamaba Nebo (cp. Is. 46:1).

1:8 Daniel propuso. La comida y la bebida de los paganos eran consagradas a los ídolos. Su
ingestión era entendida como un culto que se rendía a estas deidades. Daniel “propuso en su
corazón” (cp. Pr. 4:23) no ceder a ese requerimiento que implicaba traicionar el llamado de Dios al
compromiso (cp. Éx. 34:14, 15). Además, la comida que había sido prohibida por la ley de Dios (Lv.
1:1) era consumida por los paganos, y su consumo traía descrédito inmediato al compromiso con
Dios (cp. Dn. 1:12). Moisés también fue firme en la obediencia a estos principios divinos (He.
11:24–26), como también lo fue el salmista (Sal. 119:155) y Jesús (He. 7:26). Cp. 2 Corintios 6:14–
18; 2 Timoteo 2:20.

1:9 Dios honró la confianza y lealtad de Daniel al operar soberanamente en su favor entre los
líderes paganos. En esta ocasión previno la persecusión y llevó al respeto, mientras que más
adelante Dios permitió la oposición en contra de Daniel, lo cual también lo exaltó (Dn. 3:6). De una
u otra manera, Dios honra a los que lo honran (1 S. 2:30; 2 Cr. 16:9).

1:12 legumbres. Esta palabra hebrea aparece en forma plural en el NT, solo aquí y en el v. 16.
Puede referirse a trigo o cebada pero también a vegetales frescos.

1:15 mejor y más robusto. Evidencia de que estaban muy saludables.

1:20 diez veces mejores. El número es utilizado como variable cualitativa que alude a la excelencia
o la superioridad de estos jóvenes, quienes demostraron gran habilidad en sus respuestas, mayor
a la de otros hombres que hablaban sin la ayuda de Dios. Compare esto con “diez días” (vv. 12–
15).
1:21 el año primero. Ciro de Persia conquistó Babilonia en 539 a.C. su tercer año, en 10:1, es el
último año histórico que Daniel menciona (cp. Esd. 1:1–2:1).

2:1 segundo año. El ascenso de los cuatro hebreos después de tres años de preparación (1:5, 18)
concuerda con el año del ascenso después del sueño en el “segundo año”. Vea la nota sobre 1:1.
sueños. En el tiempo de la revelación, Dios hablaba a través de la interpretación de sueños
inducidos por Él (cp. v. 29).

2:2 caldeos. Puede ser una referencia a todos los nativos de Caldea (1:4; 3:8), o como aquí, a una
clase especial de vaticinadores que enseñaban la cultura caldea.

2:4 lengua aramea. Este lenguaje, al cual pasa Daniel de repente en el v. 4b y que mantiene hasta
7:28, se escribía con un alfabeto similar al hebreo pero tenía diferencias marcadas. El arameo era
el lenguaje popular en los territorios de Babilonia, Asiria y Persia, y era útil en las relaciones
gubernamentales y comerciales. Daniel 1:1–2:4a y 8:1–12:13 fue escrito en hebreo, debido quizás
a su enfoque directo en los asuntos propios del pueblo hebreo, mientras que 2:4b–7:28 pasa al
arameo porque el tema está centrado más en otras naciones y en asuntos propios de ellas.

2:5 El asunto lo olvidé. O “Mi decisión es firme”. Con gran astucia, el rey no contó el sueño aunque
lo recordaba, para poner a prueba a sus expertos. Estaba ansioso por recibir una interpretación
correcta, sin engaños.

2:7 Diga el rey. Los hombres mundanos que confiaban en su propia habilidad carnal fracasaron (cp.
los hechiceros en la corte del Faraón en Éx. 8:16–19, con José en Gn. 41:1ss). Los versículos 8–13
muestran cuán imposible es para los humanos dar una interpretación verdadera a los sueños que
provienen de Dios (cp. v. 27). En cambio Daniel, quien se mantuvo confiado en Dios a través de la
oración (v. 18), recibió la interpretación sobrenatural del Señor (vv. 19, 30) y dio el crédito a Dios
en su oración (vv. 20–23) y en su testimonio delante de Nabucodonosor (vv. 23, 45). Más adelante
el rey también dio la gloria a Dios (v. 47).

Una vista panorámica de los reinos de Daniel

I. Daniel 2 / Daniel 7

A. Babilonia 2:32, 37, 38; 7:4, 17

B. Medo-Persia 2:32, 39; 7:5, 17

C. Grecia 2:32, 39; 7:6, 17

D. Roma 2:33, 40; 7:7, 17, 23


E. Roma revivida 2:33, 41–43; 7:7, 8, 11, 24, 25

F. Milenio 2:34, 35, 44, 45; 7:13, 14, 26, 27

II. Daniel 8 / Daniel 11

A. Medo-Persia 8:3–8, 20, 21; 10:20, 21; 11:2–35

B. Grecia 8:3–8, 20, 21; 10:20, 21; 11:2–35

C. Roma revivida 8:9–12, 23–26; 11:36–45

2:20–23 Esta alabanza a Dios resume el tema de todo el libro, a saber, que Dios es quien controla
todas las cosas y concede toda sabiduría y poder.

2:28 Dios… revela los misterios. Tal como lo hizo durante el tiempo de José en Egipto (cp. Gn. 40:8;
41:16).

2:36–45 la interpretación de él diremos. Cinco imperios sucesivos tendrán dominio sobre Israel y
se representan aquí como las partes de una estatua (cuerpo). En Daniel 7, los mismos imperios son
representados como cuatro bestias enormes. Estos imperios son Babilonia, Media y Persia, Grecia,
Roma y el Imperio Romano que es reavivado al final de los tiempos (cp. Introducción: Contexto
histórico). Cada uno se diferencia del anterior como lo indica la disminución gradual en la calidad
del metal. Una piedra que representa a Cristo (Lc. 20:18) en su segunda venida (como el “hijo de
hombre” también lo hace en Dn. 7:13, 14), destruirá el cuarto imperio en su fase final con una
catástrofe repentina (2:34, 35, 44, 45). La ruina total del poder gentil tras la venida de Cristo
resultará en el establecimiento de su reino milenario, el último imperio que continuará a su vez
por la eternidad (2:44; 7:27).

2:39 inferior. El significado literal es “dirigido a la tierra” y alude a la imagen humana por la cual
dirige Daniel los pensamientos de Nabucodonosor en su recorrido hacia abajo, el cual comienza en
su propio imperio (la cabeza de oro) y continúa con el imperio que lo sigue. Aunque los medos y
los persas no tuvieron la gloria de Babilonia (la plata en comparación al oro), no fueron inferiores a
Babilonia en fuerza al llegar el día en el que prevalecieron y conquistaron a Babilonia (7:5).
También en el caso de Grecia, el bronce es menos glorioso o valioso que la plata, pero es más
fuerte. dominará sobre toda la tierra. Alejandro Magno llegó a tener dominio sobre el mundo
entero, incluido Israel, desde Europa hasta Egipto e India.

2:40 fuerte como hierro. Este metal representa bien al Imperio Romano, que se caracterizaría por
esta descripción que predice su llegada. Los ejércitos romanos utilizaban armaduras de hierro y
fueron conocidos como las legiones de hierro de Roma, fuertes e invencibles.
2:41 los dedos. Los diez dedos representan a los mismos reyes de los diez cuernos en 7:24. Ellos
tendrán dominio en el tiempo final del imperio gentil que Cristo destruye con violencia repentina
en su segunda venida.

2:41–43 barro… hierro. El hierro en los diez dedos (reyes) representa el Imperio Romano que ha
revivido, antes de la segunda venida de Cristo, y tendrá fortaleza para conquistar, semejante a la
de su primer hierro (cp. Ap. 13:4, 5). Sin embargo, el barro mezclado con el hierro muestra que la
unión (confederación) de reyes y naciones tendría defectos fatales propios de la debilidad
humana, y por esa razón será vulnerable.

2:44 permanecerá para siempre. El reino de Dios encabezado por el Mesías es el dominio final que
nunca será reemplazado. Tiene una fase milenaria y un futuro eterno, pero el mismo rey
gobernará por siempre.

2:45 monte… piedra. La piedra es el Mesías (cp. Sal. 118:22, 23; Is. 28:16; Ro. 9:33; 1 P. 2:6; en
especial, Lc. 20:18). El monte representa el gobierno de Dios que todo lo trasciende y que siempre
domina por encima de las potencias terrenales que son débiles ante él (4:17, 25; Sal. 47:8; 103:19;
145:13; Ap. 17:9). El Mesías es “cortado” de este dominio soberano por Dios, lo cual concuerda
con la venida del Hijo del Hombre (7:13, 14). La expresión “no con mano” ratifica que el Mesías
viene de Dios y no de origen o poder humano (cp. la misma idea en 8:25). Su nacimiento de una
virgen y su resurrección, así como su Segunda Venida, pueden ser abarcados por esta referencia a
su origen sobrenatural.

3:1 estatua de oro. La estatua que el rey hizo en su arrogancia, era una representación de él
mismo como una expresión de su grandeza y gloria, y con ella quiso reflejar el sueño en el que él
era la cabeza de oro (2:38). No tenía que ser de oro sólido, sino más bien enchapada en oro, como
muchos objetos hallados en las ruinas de Babilonia. La palabra que se traduce “estatua” casi
siempre se refiere a una forma humana. La figura tenía una altura de unos 28 m y tenía casi 3 m de
ancho. Podría compararse con las palmeras de dátiles que se encuentran en el área. Esta estatua
que el rey hizo para deificarse a sí mismo no habría tenido un aspecto grotesco de delgadez en
proporción a la altura, ya que habría sido colocada sobre una base inmensa que tal vez fue incluida
en los cálculos de la altura. Esto estableció el culto de Nabucodonosor y la nación bajo su poder,
además de los otros dioses.

3:2 Los líderes que asistieron a la “cumbre gubernamental” para el despliegue del culto a
Nabucodonosor fueron: sátrapas o líderes sobre las regiones, magistrados o administradores
civiles, capitanes o jefes militares, oidores o abogados, tesoreros, consejeros, jueces o árbitros
gubernamentales, así como los gobernadores y demás oficiales cívicos.

3:5 salterio. Como un arpa, posiblemente forma cuadrada o rectangular, sus cuerdas eran tocadas
con un plectro (tañedor) y producía sonidos agudos. zampoña. Sus cuerdas eran pulsadas con los
dedos en lugar de ser tocados con un tañedor y producía sonidos graves.
3:6 horno. Se ha descubierto que algunos incineradores antiguos se construían en forma de un
túnel vertical que solo estaba abierto en la parte de arriba, con un domo sostenido por columnas.
El combustible usual era el carbón.

3:8 algunos varones caldeos. Lo más probable es que se trate de sacerdotes de Bel-merodac que
sentían envidia de estos jóvenes judíos y procuraban su muerte.

3:12 no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro. Los enemigos de los siervos de Dios dieron
testimonio fehaciente de su rechazo firme a la idolatría y su lealtad inalterable al Dios de Israel.

3:13 estos varones. Daniel no se menciona como parte del grupo que se negó a practicar la
idolatría y que fue observado por los caldeos. Si hubiera estado presente, es seguro que también
se habría unido a ellos en su fidelidad a Dios.

3:15 ¿y qué dios será aquel…? El desafío insolente del rey sería la razón de su propia vergüenza. El
Dios verdadero pudo liberar a sus siervos, tal como fue capaz de revelar un sueño y su significado.
Nabucodonosor lo había llamado antes “Dios de dioses” (2:47), pero como dejó de reconocerlo
terminó estupefacto y humillado con la respuesta de Dios a su desafío (3:28, 29).

3:16 No es necesario que te respondamos. Los tres hombres no quisieron faltar al respeto, lo
cierto es que no tenían defensa ni necesitaban reconsiderar su compromiso con Dios, puesto que
habían decidido permanecerle fieles como el único Dios vivo y verdadero. La vida de cada uno de
ellos estaba en sus manos como lo indicaron en los vv. 17, 18 (cp. Is. 43:1, 2).

3:19 siete veces más. La furia del rey al sentirse retado en su propia cara lo llevó a demandar la
intensificación del calor. Por supuesto, no se refirió a un aumento literal como lo mostraría la cifra
de un termómetro multiplicada por siete, ni a una multiplicación de la cantidad de combustible
por ese número (cp. v. 6, “inmediatamente será echado”). El rey iracundo ordena el aumento de la
furia del horno con la figura del múltiplo “siete” que alude a la totalidad o nivel máximo (como en
Lv. 26:18–28; Pr. 6:31; 24:16), de manera similar a “diez” en Daniel 1:20. Cp. “calentado mucho”
(3:22). Un horno de piedra o ladrillo con un conducto de aire podía calentarse al máximo con más
combustible y aire.

3:22 alzado. Se refiere a elevar sobre algún tipo de rampa hasta un punto bastante cercano a la
parte superior para echarlos adentro (cp. v. 26). El fuego era tan impetuoso que incineró a los
hombres del rey.

3:23 cayeron. Una especie de vertedero los llevó hasta el fondo del horno, justo encima del
combustible.

3:25 cuatro varones sueltos. Parece que el rey fue el único que se dio cuenta de que la cuarta
persona era un ser celestial. Lo llamó hijo de los dioses (una referencia pagana a un ser de aspecto
sobrenatural) y también “ángel” (v. 28). La cuarta persona pudo haber sido la segunda persona de
la deidad (Jesucristo) en una aparición previa a su encarnación (vea las notas sobre Jos. 5:13–15;
Jue. 6:11ss).
3:27 el fuego no había tenido poder alguno. Siempre que Dios obra un milagro, controla de
manera sobrenatural todos los detalles para que su poder sea inconfundible y no exista otra
explicación posible.

3:28–30 El rey quedó convencido y ansioso de añadir el Dios de estos hombres a su panoplia de
deidades. Poco después aprendió que Dios no era uno entre muchos, sino el único Dios verdadero
(Dn. 4).

4:1–3 La alabanza a Dios por parte de Nabucodonosor en 4:1–3 y 34b–37 es el tema que marca el
comienzo y el final de la experiencia que el rey reitera en primera persona (vv. 4–34). Comenzó y
terminó la narración con alabanza, y en el interludio señaló las razones por las cuales decidió
convertirse al culto del Dios verdadero (Cp. Ro. 11:33).

4:6 los sabios de Babilonia. El rey les concedió otra oportunidad (cp. 2:2–13) y de nuevo fueron
incapaces de responder.

4:8 hasta que entró… Daniel. Daniel fue el único que interpretó la visión del árbol (v. 10),
capacitado por Dios. mi dios. Al principio de la historia, el rey reconoció que todavía era un
adorador de Bel-merodac.

4:9 jefe de los magos. Este es el título que los paganos le dieron (cp. 5:11). espíritu. El significado
aquí y en el v. 18 (así como en 5:11, 14) corresponde a una traducción más correcta: “el Espíritu
del Dios santo”. Las palabras que se utilizan para aludir al Dios verdadero en Josué 24:19 son
equivalentes al texto arameo aquí (vea la nota sobre 2:4). Algunos creen que quiso decir “espíritu
de los dioses santos”, como en esta traducción, pero esto es improbable ya que ningún adorador
pagano defendía la pureza o la santidad de alguna de sus deidades. De hecho se creía todo lo
contrario, y como Nabucodonosor se disponía en ese momento a convertirse, es concebible que
haya podido identificar al verdadero Espíritu de Dios.

4:10–17 un árbol. Esto representa a Nabucodonosor después de 605 a.C. (cp.

4:20–22). Las criaturas en el v. 12 representan al pueblo que está bajo su dominio (v. 22). La caída
del árbol representa el tiempo venidero del juicio de Dios sobre él (cp. 4:23–25).

4:13 un vigilante y santo. Se trata de un ángel (cp. v. 23), un siervo de Dios que controlaba el
ascenso o la caída de una nación (cp. Dn. 10:13). Los ángeles obran con frecuencia en la
administración del juicio de Dios, como se muestra también en Génesis 18, Isaías 37 y Apocalipsis
16.

4:15 cepa. La base (núcleo) del reino, todavía en existencia en el v. 26 (como en Is. 6:13), brotará
después como también sucede en la naturaleza (Job 14:7–9). La atadura es una garantía de que
Dios protegerá lo que quede intacto y preservará el dominio del rey (v. 26)
4:16 corazón de bestia. Alguna forma del trastorno conocido como licantropía (en griego, “hombre
—lobo”), en el cual una persona llega a creer que es un animal y vive como un ser salvaje. Esto
llevó al rey de los babilonios a comer hierba, dejarse crecer las uñas y el pelo, así como dejar de
comportarse como un ser humano. siete tiempos. (cp. también 4:23, 25, 32). Es probable que
“tiempos” se refiera a años y no meses, como en el v. 29. Daniel usa el mismo término para
referirse con claridad a años en 7:25.

4:19 atónito. Esto muestra el carácter compasivo de Daniel quien se alarma por la calamidad
inminente.

4:26 el cielo gobierna. Dios y su morada son sinónimos aquí.

4:27 tus pecados redime. Daniel hizo un llamado a reconocer el pecado y arrepentirse (cp. Is.
55:7). No presenta aquí la posibilidad de una salvación por obras, sino que trata el asunto del
pecado tal como Jesús lo hizo con el joven rico en Mateo 19:16–23. El rey no se arrepintió en este
momento (v. 30).

4:30 yo edifiqué. Nabucodonosor fue conocido por sus proyectos de construcción, tales como una
elevación de 122 m con varias terrazas a través de las cuales fluía el agua para mantener la
exuberancia de unos jardines colgantes que dedicó a su esposa (una de las siete maravillas del
mundo antiguo), como un lugar de solaz y descanso. El juicio de Dios vino como resultado del gran
orgullo del rey (vv. 31–33).

4:34 alcé mis ojos. La gracia de Dios permite que una persona haga esto (Jn. 6:44, 65). “Yo honraré
a los que me honran” (1 S. 2:30), y “ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, y a los
humildes dará gracia” (Pr. 3:34). Como resultado, vino la alabanza de los vv. 34b–37 y 1–3 (cp. Jer.
9:23, 24).

5:1 Belsasar. Estos acontecimientos ocurrieron en 539 a.C., más de dos décadas después de la
muerte de Nabucodonosor (ca. 563 o 562 a.C.). Este rey, cuyo nombre es similar al de Daniel (cp.
4:8) y significa “Bel, protege al rey”, está apunto de ser conquistado por el ejército de los medos y
los persas.

5:2 los vasos. La celebración tenía el propósito de levantar la moral y acabar los sentimientos de
hundimiento y perdición, porque en ese mismo momento los ejércitos de Media y Persia (cp. v.
30) mantenían un asedio firme sobre Babilonia.

5:4 Esta práctica era una invocación a sus deidades para que les liberaran.

5:5 mano de hombre. Las manos de los babilonios habían manipulado los vasos de Dios
(mencionados dos veces) y los utilizaron con menosprecio para deshonrar y desafiar a su dueño.
Ahora la Mano que controla a todos los hombres y que nadie puede detener, los hace caer en
cuenta de su error (4:35). La respuesta de Dios a su desafío irreverente fue clara, como en los vv.
23–28.

5:7–9 no pudieron. Sin la ayuda de Dios, los expertos volvieron a fallar (cp. caps. 2, 4), mientras
que Daniel el hombre de Dios no defraudó.

5:10 La reina… dijo. Es posible que se trate de la viuda o la hija de Nabucodonosor. Si esto último,
era una esposa de Nabonido que reinó al lado de Belsasar (cp. “el tercer señor”, v. 16). Ella, al igual
que Nabucodonosor en el capítulo 4, tiene confianza en Daniel (vv. 11, 12).

5:13 padre. Se emplea en el mismo sentido de abuelo (cp. 5:18).

5:16 el tercer señor. La terna incluía a Daniel, al lado de Belsasar, el nieto de Nabucodonosor
(gobernó entre 553 y 539 a.C.), y Nabonido (gobernó entre 556 y 539 a.C.). La recompensa
ofrecida no se hizo realidad porque esa misma noche la ciudad fue conquistada (vv. 29, 30).

5:25–29 MENE, MENE. Esto significa “contado” o “señalado”, y se duplica para marcar una mayor
insistencia. Tekel significa “pesado” o “avaluado”, por el Dios que pesa todas las acciones de los
hombres (1 S. 2:3; Sal. 62:9). Peres significa “dividido”, es decir, entre los medos y los persas.
Parsin en el v. 25 es el plural de peres, mientras que el prefijo “u” en parsin equivale a “y”.

5:30 La misma noche. Un registro antiguo afirma que el general Ugbaru de Persia mandó a sus
tropas excavar una zanja para reducir el caudal del río Éufrates. Como el río atravesaba la ciudad
de Babilonia, esto permitió que los invasores hicieran una entrada inesperada por debajo de las
gruesas murallas, y que entraran hasta el palacio antes de que la ciudad se enterara de la
situación. La toma del poder sucedió con rapidez y Belsasar cayó muerto al lado de sus guardias y
otros babilonios el 16 de octubre de 539 a.C.

5:31 Darío de Media. Es posible que Darío no sea un nombre, sino un título honorífico para Ciro,
quien al lado de su ejército entró a Babilonia el 29 de octubre de 539 a.C. Se emplea en varias
inscripciones para hacer referencia a por lo menos cinco reyes persas. La historia no menciona a
un individuo específico que se llamó Darío de Media. En 6:28 pudo traducirse “el Darío de Media,
quien es también Ciro de Persia”. Una posibilidad menos probable es que Darío sea otro nombre
de Gubaru, el rey designado por Ciro para gobernar la parte de su imperio que incluía Babilonia.
Este Gubaru (o Gobiras) no debe confundirse con Ugbaru el general, quien murió poco después de
conquistar Babilonia. Como se profetizó con anterioridad, Babilonia recibió el juicio de Dios (cp. Is.
13, 47; Jer. 50:1; Hab. 2:5– 19).

6:1 sátrapas. Cada uno es un administrador de provincia en subordinación al rey. El nombramiento


ilustre de Daniel como uno de los “gobernadores” (v. 2) le permitió ayudar al rey como segundo al
mando.
6:2 no fuese perjudicado. Los gobernadores eran responsables de impedir cualquier pérdida como
resultado de revueltas militares, evasión de impuestos o fraude.

6:3 un espíritu superior. Daniel tenía más de ochenta años de edad y había disfrutado las
bendiciones de Dios durante su vida (cp. 1:20, 21; 2:49; 4:8; 5:12). sobre todo el reino. Daniel era
el favorito del rey porque tenía experiencia, sabiduría, una comprensión única de la historia,
liderazgo, buena reputación, habilidad, actitud y revelación del Dios del cielo. Al parecer, Dios
quiso colocarlo en ese lugar de influencia para fomentar y colaborar en el regreso de los judíos a
Judá, ya que el regreso se permitió en el primer año de Ciro (539–537 a.C.), justo antes del
incidente que lo llevó a la fosa de los leones. Según el registro de Esdras 1 y 6, en aquel entonces
se dieron todos los elementos básicos del regreso: 1) el templo iba a ser reconstruido en gran
parte con fondos del erario de Ciro; 2) todos los judíos que visitaran la tierra podían quedarse y
contribuir a la causa con sus propios recursos; y 3) los vasos de oro y plata que fueron robados del
templo por Nabucodonosor, también fueron devueltos. Tan grande favor para los judíos puede
explicarse con facilidad por la influencia de Daniel, no solo para inspirar a Ciro, sino para
formularle los términos precisos del decreto (cp. Pr. 21:1).

6:4 acusar a Daniel. La conspiración estaba motivada por los celos y fue similar al esfuerzo
realizado en contra de los tres amigos de Daniel en 3:8ss, así como al complot de los hermanos de
José (cp. Gn. 37:18–24).

6:7 fuera de ti, oh rey. La adulación engañosa del ego del rey aseguró la firma del edicto que fue
diseñado para beneficiar a los colegas de Daniel. Los reyes de la antigüedad eran adorados con
frecuencia como dioses. Los paganos tenían un concepto tan bajo de sus dioses que no tenían
problema con ese tipo de homenajes.

6:8 ley… no puede ser abrogada. Tan pronto eran establecidas, las leyes de los medos y los persas
no podían ser alteradas, ni siquiera por el rey (cp. 6:12, 15; Est. 1:19; 8:8).

6:10 hacia Jerusalén. El hábito inquebrantable de Daniel para orar a Dios en dirección a su templo,
se conformaba a la oración de Salomón que el pueblo del Señor también debía practicar (1 R. 8:44,
45). Tres veces al día también era el patrón establecido por David (Sal. 55:16, 17).

6:13 de los cautivos de Judá. Daniel había vivido más de sesenta años en Babilonia. Su lealtad a los
gobernantes era bien conocida (5:13), pero a pesar de esa lealtad, su fidelidad constante a Dios
trajo como resultado esta amenaza.

6:14 En un solo día el rey pasó de sentirse como un dios majestuoso a un necio intranquilo.

6:16 foso de los leones. La palabra “foso” se relaciona con el término heb. Que significa “excavar”,
así que se refiere a un hoyo subterráneo que tenía 1) una apertura en el suelo para lanzar comida
a los animales, y 2) una puerta al pie de una rampa o al lado de una elevación para que los leones
pudieran entrar.
6:22 su ángel. En este milagro, es posible que el ángel fuera el mismo que la cuarta persona en el
horno ardiente (cp. 3:25, y vea la nota allí). ante él fui hallado inocente. Este es el elogio supremo
de Daniel como un hombre intachable ante Dios e indigno de una muerte así.

6:23 ninguna lesión… en él. Dios honró en público la fe de Daniel con el propósito de mostrar su
gloria (cp. 3:26, 27). Este no es siempre el caso, ya que Dios puede optar por ser glorificado al
permitir que un siervo de su confianza sea martirizado (cp. Daniel en He. 11:33 con otros en
11:35–38).

6:24 dio orden el rey. Como el pecado de Acán (Jos. 7:20–26), este pecado contra Dios, Darío y
Daniel le costó la vida a los conspiradores y a la familia de cada uno de éllos. Este juicio de Dios
también fue un detalle importante en el milagro, en especial para los críticos que han sugerido
que los leones eran mansos, o que no tenían dientes ni estaban hambrientos.

6:25–27 el rey Darío escribió. Es obvio que el rey tuvo una fuerte impresión de Daniel y del Señor,
ya que se expresó como si hubiera llegado a un punto de confianza personal en Dios para su
salvación, como Nabucodonosor lo hizo (cp. 4:1–3, 34–37). Daniel ilustró la potencia
evangelizadora de una vida piadosa e íntegra. Cp. Mateo 5:48.

7:1 primer año. Mirada retrospectiva a 553 a.C., 14 años antes del banquete de 5:1–3. Los
capítulos 7 y 8 ocurren después del capítulo 4, pero antes del capítulo 5. El sueño de Daniel 7 va
mucho más allá de su propio tiempo y anticipa la venida del rey de Israel para poner fin a todos los
reinos gentiles y establecer su reino eterno (7:13, 14, 27; como 2:35, 45).

7:2 gran mar. El superlativo se utiliza para aludir al Mediterráneo, mucho mayor en tamaño que las
otras masas de agua en esa parte del mundo. Aquí este “mar” se usa para representar naciones y
pueblos (cp. Dn. 7:3, 17; Ap. 13:1).

7:3 cuatro bestias. Estas bestias representan los mismos imperios que corresponden a las partes
individuales de la estatua humana en el capítulo 2. Cristo es el Rey y el Hijo del Hombre que
desciende del cielo (vv. 13, 14), y corresponde a la piedra en 2:35, 45.

7:4 león… alas. El rey de la selva representa a Babilonia por su poder, ligereza y rapacidad. Los
leones alados montaban guardia en las puertas de los palacios reales de Babilonia. Los
contemporáneos de Daniel como Jeremías, Ezequiel y Habacuc, también emplearon figuras del
reino animal para describir a Nabucodonosor.

7:5 un oso. Esto representa a Media y Persia, y el “costado” que se alzaba “más” que el otro
corresponde a Persia, mientras que las “costillas” devoradas eran naciones que había conquistado.

7:6 un leopardo. Representa a Grecia con su rapidez y sagacidad en las conquistas que emprendió
bajo el liderazgo de Alejandro Magno (nacido en 356 a.C.). Este hombre ejerció dominio desde
Europa hasta África e India. Las “cuatro cabezas” representan a los cuatro generales que dividieron
el reino entre ellos tras la muerte de Alejandro a la edad de treinta y tres años (323 a.C.). Estos
gobernaron sobre Macedonia, Asia Menor, Siria y Egipto (cp. 8:8).

7:7 la cuarta bestia. No existe un animal como lo que se describe aquí, porque se trata de una
bestia única que apunta al Imperio Romano, ya representado por el hierro en 2:40 y devastador en
sus conquistas. El dominio romano llegó a su fin en 476 d.C. y aunque se mantuvo en un estado
dividido como Europa, revivirá para volver a convertirse en una gran fortaleza unificada justo
antes de la segunda venida de Cristo. En ese tiempo estará conformado por diez partes y un rey en
cada una de ellas (vv. 7, 24), así como otro rey encima de ellos que será el anticristo (vv. 8, 24; 2
Ts. 2:3–10; Ap. 13:1–10).

7:8 otro cuerno. Esto describe el ascenso del anticristo (cp. v. 20). Esta bestia es humana (“ojos
como de hombre” y “una boca que hablaba”) y bastante orgullosa (cp. Ap. 13:5, 6).

7:9, 10 Estuve mirando. La visión de Daniel se adelanta al trono divino desde el cual caerá juicio
sobre el cuarto reino (cp. Ap. 20:11–15).

7:11, 12 mataron a la bestia. Referencia a la cuarta bestia, esto es, la esfera romana de dominio
encabezada por el “cuerno pequeño” o anticristo (vv. 7, 24), el cual será destruido en la segunda
venida de Cristo (cp. Ap. 19:20; 20:10); cp. El desmenuzamiento por parte de la piedra, Daniel
2:35, 45.

7:12 otras bestias. Se trata de las tres bestias anteriores (imperios descritos en los capítulos 2 y 7).
Cada una perdió de manera sucesiva su dominio preponderante al ser doblegada y vencida en el
transcurso de la historia. Sin embargo, cada una quedó amalgamada dentro del imperio que
obtuvo la primacía y sobrevivió a través de sus descendientes. A medida que se aproxima la
Segunda Venida, todos los tres imperios a través de sus descendientes serán parte de la fase
romana en su forma descollante al final de los tiempos (Ap. 13:2). No les será posible sobrevivir
tras la fase final en la que el cuarto imperio es reavivado, a causa de la devastación catastrófica
después de la segunda venida de Cristo (cp. 2:35). En aquel tiempo el imperio impío será destruido
por completo para ser reemplazado por el reino de Cristo.

7:13, 14 hijo de hombre. El Mesías (cp. 9:26), esto es, Cristo. Él mismo hizo referencia a su
identidad con esta frase en tercera persona (Mt. 16:26; 19:28; 26:64). En Apocalipsis 1:7 se ven de
nuevo “las nubes del cielo”. Aquí se distingue del Anciano de días o el Padre eterno, quien lo
coronará para ejercer el reino universal (2:44). La longevidad no es un símbolo de fragilidad, sino
que alude a la eternidad y la sabiduría que Dios tiene para juzgar (como en 7:9, 10).

7:14 todos los pueblos, naciones y lenguas. Estas distinciones son terrenales y se refieren a la
promesa de un reino terrenal gobernado por Cristo, que a su vez continúa en un reino eterno (cp.
vv. 18, 27; Ap. 20:1–4, 21:22).

7:15 Se me turbó el espíritu. El juicio venidero entristeció a Daniel porque significaba que la
historia humana estaría plagada de pecado y juicio hasta el final (cp. v. 28).
7:16 uno de los que asistían. Los ángeles ayudaron a Daniel a entender las revelaciones de Dios
(8:13–16; 9:22–27).

7:17 bestias… cuatro. Estos imperios representados como león, oso, leopardo y una bestia
extravagante (vv. 3–7), son Babilonia, Media y Persia, Grecia y Roma. Los “reyes” son los líderes
más sobresalientes de estos imperios, tales como Nabucodonosor (2:37, 38), Ciro, Alejandro
Magno y por último el “cuerno pequeño” (anticristo).

7:18, 22, 27 santos. Los que pusieron su fe en Dios poseen el reino encabezado por el Hijo del
Hombre, el Mesías de los vv. 13, 14. Todos le sirven en el vv. 14 y 27, en el segundo versículo para
aclarar que aquel a quien sirven es en realidad el Dios Altísimo. Así como los cuatro imperios
gentiles tienen ciertos individuos por reyes (cp. 2:38; 7:8; 8:8), el reino final también tiene a Cristo
como Rey.

7:18 Altísimo. En este libro se insiste en que Dios está por encima de todos los dioses (2:47; 3:29;
4:35), tal como lo reconocieron Melquisedec y Abraham (Gn. 14:19, 20, 22), al igual que Naamán
(2 R. 5:17).

7:19 cuarta bestia… diferente. Esto puede referirse a la diversidad mucho mayor del imperio en
comparación a los imperios anteriores, así como la extensión de sus conquistas (v. 24). Este
imperio se expande a través de dos grandes divisiones (cp. “piernas”, 2:33, 40), y hacia el fin del
tiempo en forma de diez cuernos (una confederación de diez naciones), a los cuales se añade otro
cuerno que es el reino del anticristo, el cual dura hasta la segunda venida de Cristo.

7:20 otro que le había salido. El undécimo cuerno (regidor al lado de su propio reino) es pequeño y
menos poderoso antes de su gran ascenso (v. 8). Desde el comienzo del período futuro de
tribulación, crece hasta convertirse en un cuerno más poderoso que todos los demás gobernantes
en el grupo.

7:21 guerra contra los santos. El anticristo al final de los tiempos dirigirá una gran persecución
contra los creyentes, sobre todo en Israel (cp. Mt. 24:15–22; 2 Ts. 2:4; Ap. 12:13–17; 13:6, 7).

7:22 Anciano de días. Se refiere al Dios eterno, quien confiere el reino mesiánico a su Hijo para
que reine al venir por segunda vez (7:13, 14). El juicio va dirigido contra el anticristo y Satanás que
es la fuente de su poder (Ap. 13:4; 20:1–3), así como en contra de los no salvos a quienes no se
permite la entrada al reino milenario que comienza, porque son destruidos y los espera la
resurrección final para ser juzgados ante el gran trono blanco (Ap. 20:11–15). los santos recibieron
el reino. Los creyentes entran al reino en su fase milenaria sobre la tierra (Ap. 20:1–4) tras la
segunda venida de Cristo (Mt. 25:34), y poseen vida eterna que continúa sin interrupción durante
el estado eterno (Ap. 21, 22) después de los mil años.

7:24 tras ellos… otro. El “cuerno pequeño” (anticristo) se abre camino con rapidez para llegar a la
cumbre del dominio mundial.
7:25 tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Esta es una referencia obvia a los tres años y medio que
son la segunda mitad del período de siete años en que el anticristo ejerce dominio (cp. 9:27), los
cuales dan paso a la segunda venida Cristo como la piedra inexorable de juicio (2:35, 45) y el
glorioso Hijo del Hombre (7:13, 14). Cp. Apocalipsis 11:2, 3; 12:14; 13:5 para las referencias a este
mismo período.

7:26 el Juez. Dios tendrá su sesión formal en la corte para juzgar a los pecadores y al pecado (vv. 9,
10). Él quitará el dominio del anticristo y lo destruirá junto a su imperio en un infierno consciente y
eterno (Ap. 19:20; 20:10).

7:27 el reino… dado al pueblo de los santos. El reino de Dios tiene una fase terrenal (Ap. 20:4) y
otra celestial (Ap. 21:27; 22:3, 4, 14).

8:1 año tercero. Ca. 551 a.C., dos años después del sueño del capítulo 7 pero antes del capítulo 5.
aparecido antes. Se refiere al capítulo 7.

8:2 Susa. Llamada así por los griegos, era la ciudad principal del imperio de Media y Persia, unos
400 km al E de Babilonia. Puesto que Daniel se vio a sí mismo en la visión, es posible que no haya
estado presente allí en cuerpo (cp. La visión en la que Ezequiel se vio en el templo de Jerusalén,
mientras permanecía con los ancianos en Babilonia, Ez. 8–11).

8:3–9 Estas imágenes tuvieron cumplimiento histórico. El carnero representa al imperio de Media
y Persia como un todo y sus dos cuernos corresponden a las dos entidades (los medos y los persas)
que se unieron como una sola. La historia de este imperio se describe con brevedad en el v. 4 con
sus conquistas desde el E hacia el O, el S y el N bajo el liderazgo de Ciro, como lo predijo también
Isaías 150 años atrás (Is. 45:1–7). El cuerno más alto que apareció después representa a Persia. El
macho cabrío (v. 5) representa a Grecia con su gran cuerno Alejandro, quien al lado de su ejército
de treinta y cinco mil se desplazó con tal rapidez que ni siquiera tocaba el suelo. El cuerno
quebrado es Alejandro en su muerte prematura y los cuatro cuernos son sus generales que se
convirtieron en reyes sobre cuatro sectores del Imperio Griego después de Alejandro (cp. 7:6). El
cuerno pequeño es Antíoco Epífanes, que surgió del tercer imperio para gobernar sobre la división
del Imperio Sirio entre 175 y 164 a.C. y es el mismo rey que ejerce dominio en 11:21–35. Cp. 7:8,
24–26 donde un “cuerno pequeño” similar representa con claridad al anticristo del final de los
tiempos. La razón por la que ambos se describen como “cuerno pequeño” es que uno es la figura
anticipada del otro. Un resumen mucho más detallado se encuentra más adelante en 11:2–35.

8:9 tierra gloriosa. Palestina. Cp. 11:16, 41.

8:10 ejército del cielo. Lenguaje simbólico para describir la persecución de Antíoco en contra del
pueblo judío al cual se alude como si estuviera compuesto por las estrellas (como en Gn. 12:3;
15:5; 22:17; Éx. 12:41; Dt. 1:10). Al ser derrotadas, las “estrellas” (el pueblo judío) caerá bajo el
dominio del tirano.
8:11 príncipe. Además de la profanación del templo (cp. 1 Mac. 1:20–24; 41– 50), Antíoco
blasfemó a Cristo porque es para Él que la multitud judía ofrece sacrificios y a Él pertenece el
santuario. Más adelante Él es “el Príncipe de los príncipes” (v. 25).

8:13 santo. Daniel alude aquí a los ángeles.

8:14 dos mil trescientas tardes y mañanas. Se trata de dos mil trescientos días, así como en
Génesis 1:5 se utiliza “y” en “la tarde y la mañana un día” para aludir a esa unidad de tiempo. El
período abarca unos seis años y cuatro meses en los que se sacrifica un cordero dos veces al día,
uno en la mañana y otro en la tarde (Éx. 29:38, 39). La profecía fue precisa en la identificación del
tiempo que corresponde a la persecución de Antíoco, entre el 6 de septiembre de 171 a.C. y el 25
de diciembre de 164 a.C. Después de su muerte, los judíos celebraron la purificación de su lugar
santo en el festival de las luces o Hanukkah, en celebración de la restauración liderada por Judas
Macabeo.

8:15 apariencia de hombre. La palabra “hombre” significa “un hombre poderoso” y tiene la
estructura lingüística de “Gabriel” que significa “poderoso de Dios”. Esta es la primera mención de
un ángel por su nombre propio en la Biblia.

8:16 una voz de hombre. Dios habló con voz humana. del Ulai. Un río al E de la ciudad persa de
Susa.

8:17 me asombré, y me postré. La pérdida de conciencia era una reacción común a la visitación
celestial (cp. Ez. 1; Is. 6; Ap. 1). tiempo del fin. Es probable que el término tenga un doble sentido
de cumplimiento. En primer lugar, el “fin” (como en el v. 19), “al fin del reinado” (vv. 19, 23) y “el
tiempo del fin” (v. 19) se refieren al tiempo correspondiente al período específico que concierne a
la profecía histórica. Ese tiempo es el período definido por los imperios en estos versículos: Persia
(carnero) y Grecia (macho cabrío), cuando el sector griego será dividido en cuatro partes (v. 8).
Una de estas, la división siria bajo Seleuco (vea la nota sobre el v. 22), llevará al dominio de
Antíoco Epífanes (175–164 a.C.) como lo indica el título “cuerno pequeño” en el v. 9, quien
persigue al pueblo de Israel (v. 10) y afrenta a Dios (v. 11). Cp. 11:21–35 y vea las notas allí. En
segundo lugar, este “cuerno pequeño” en el v. 9, el anticristo en los últimos días al final del
cumplimiento escatológico, considera a Antíoco como un patrón del anticristo que en muchos
sentidos será como él pero tendrá mucho más poder y ejercerá su carrera al final de los tiempos
justo antes del regreso de Cristo.

8:21 El macho cabrío… cuerno grande. Corresponde a la tercera potencia mundial de los gentiles
que es el reino de Grecia, y en particular Alejandro Magno que fue el “rey primero” que sobresalió
por su conquista de Media y Persia. Cp. 11:3.

8:22 cuerno que fue quebrado… cuatro. Alejandro murió a los treinta y tres años en 323 a.C. y no
dejó un heredero que lo sucediera en el trono, así que cuatro hombres después de haber luchado
a su lado durante veintidós años, asumieron el dominio sobre cuatro sectores griegos: 1) Casandro
en Macedonia; 2) Lisímaco en Tracia y Asia menor; 3) Seleuco en Siria y Babilonia; 4) Tolomeo en
Egipto y Arabia. A estos cuatro se hace referencia como “los cuatro vientos del cielo” (v. 8). La
frase “no con la fuerza de él” indica que ellos no tuvieron el mismo poder de Alejandro ni fueron
sus descendientes directos.

8:23–25 se levantará un rey. El cumplimiento inmediato anticipa el ascenso de Antíoco como el


perseguidor histórico en los vv. 9–14. Su carrera hasta 164 a.C. fue “al fin del reinado de éstos”,
esto es, el del macho cabrío en el territorio sirio. Roma terminó de conquistar a Grecia en 146 a.C.,
tan solo unos años después, y así se convirtió en el siguiente imperio mundial. Antíoco murió
“quebrantado, aunque no por mano humana”, debido a la locura y una grave enfermedad
gastrointestinal. El cumplimiento lejano considera a Antíoco en los vv. 23–25 como una ilustración
profética del período final de tribulación y del anticristo. En esta visión futura, el rey también es el
“cuerno pequeño” como en 7:7; 8:9 y el rey voluntarioso de 11:36–45.

8:25 Príncipe de los príncipes. Vea la nota sobre 8:11.

8:26 guarda la visión. Esto no significa que la mantuviera en secreto, sino que la preservara como
la verdad revelada por Dios, aunque no se cumpliría a plenitud por mucho tiempo.

9:1 el año primero. Ca. 539 a.C. vino a ser rey. Esto puede significar que Darío (un título, no un
nombre propio, vea la nota sobre 5:31), corresponde a Ciro porque él fue hecho rey conforme al
propósito de Dios (cp. Sal. 75:6, 7). Puesto que Ciro fue el primer monarca del imperio de Media y
Persia, este tiempo corresponde también al primer año después de la muerte de Belsasar, cuando
cayó Babilonia.

9:2 setenta años. El estudio que hizo Daniel de “los libros” (rollos del AT) se enfocó en los años
profetizados para el cautiverio por Jeremías en Jeremías 25:11, 12 y 29:10. Como se aproximaba el
final de ese período, Daniel oró para que Dios obrara a favor de Israel. Cp. 2 Crónicas 36:21, donde
se indica que los setenta años de exilio tuvieron el propósito de restaurar los reposos sabáticos
que Israel había ignorado durante tantos años (cp. Lv. 25:4, 5; 26:34–43).

9:4–19 oré. Varios aspectos del pasaje ofrecen enseñanzas valiosas sobre la oración. La oración
verdadera es: en respuesta a la Palabra de Dios (v. 2), se caracteriza por el fervor piadoso y la
abnegación (v. 3), se identifica sin egoísmo con el pueblo de Dios (v. 5), es fortalecida y respaldada
por la confesión (vv. 5:15), depende por completo del carácter de Dios (vv. 4, 7, 9, 15) y tiene
como meta última la gloria de Dios (vv. 16–19).

9:11 la maldición. Esto se refiere al juicio que Dios trajo como lo había prometido, por la
desobediencia de Israel en la tierra (Lv. 26:21–42; Dt. 28:15–68). Establece un contraste con las
bendiciones asociadas con la fe y la obediencia (Lv. 26:3–20; Dt. 28:1–14). Dios había dado la
promesa de que así fuera en medio de un tiempo de juicio, si Israel confesaba su pecado Él traería
de nuevo la bendición (Lv. 26:40–42).
9:16 Daniel oró por restauración en tres aspectos. El profeta rogó para que Dios restaurara a
Jerusalén, la cual llamó “tu ciudad” (vv. 16, 18), así como “tu santuario asolado” (v. 17) y “tu
pueblo” (v. 24).

9:21 el varón Gabriel. Este ángel se llama “varón” porque apareció en forma humana como lo hizo
también en 8:16. Cp. el ángel Miguel en 10:13, 21; 12:1. sacrificio de la tarde. Era el segundo
cordero que se ofrecía a diario (cp. 8:14 y vea la nota allí), este a las tres de la tarde que era el
tiempo habitual para la oración (Esd. 9:5).

9:24–26 Setenta semanas… desde… después. Estas son semanas de años, mientras que las
semanas de días se describen de manera diferente (10:2, 3). El intervalo de tiempo va desde el
decreto del monarca persa Artajerjes para reconstruir Jerusalén, ca. 445 a.C. (Neh. 2:1–8), hasta el
reino del Mesías. Este panorama incluye: 1) 7 semanas de cuarenta y nueve años que marcan el
final de la carrera de Nehemías con su reconstrucción de “la plaza” (o calle) y “el muro”, así como
el final del ministerio de Malaquías y el cierre del AT; 2) 62 semanas de cuatrocientos treinta y
cuatro años más para un total de cuatrocientos ochenta y tres se le “quitará la vida”; y 3) los
últimos siete años o semana septuagésima que corresponde al tiempo del anticristo (cp. v. 27). El
pueblo romano, del cual vendrá el anticristo, “destruirá la ciudad” de Jerusalén y su templo en el
año 70 d.C.

9:24 Esta profecía de complejidad y precisión pasmosas es la respuesta a la oración de Daniel, no


con referencia a la historia inmediata, sino al futuro de Israel en el final de los tiempos. Dios
promete dos series de victorias con tres logros específicos en cada una. Primero los relacionados
con el pecado: 1) terminar la prevaricación. Es decir, aplacar el pecado en general y el de Israel en
particular para terminar su inveterada tendencia a la apostasía, como en el v. 11; 2) poner fin al
pecado. Es decir, juzgarlo de manera definitiva (cp. He. 9:26); y 3) expiar la iniquidad. Esto alude a
la obra divina de reconciliación con base en el cubrimiento del pecado con la expiación completa
que se obtiene mediante la sangre del Mesías crucificado a quien se “quitará la vida” (v. 26), de lo
cual dependen las dos primeras realidades (cp. el manantial, Zac. 13:1). En segundo lugar, los
logros relacionados con la justicia son: 1) traer la justicia, que es la justicia eterna del pueblo de
Daniel gracias al gran cambio que experimentarán con respecto a todos los siglos anteriores de
apostasía; 2) sellar la visión. Es decir, no se necesita más revelación y Dios hará cumplir todas estas
anticipaciones mediante su cumplimiento en la bendición de Israel como una nación; y 3) ungir al
Santo de los santos. Se refiere a consagrar el Lugar santísimo en un templo del futuro que será el
centro de adoración en el reino milenario (cp. Ez. 40–48). Por supuesto, debe entenderse que esto
abarca hasta el final del poder gentil y el tiempo del anticristo justo antes del regreso de Cristo. En
resumen, los primeros tres se cumplen en principio con la primera venida de Cristo y en plenitud
con su regreso. Los últimos tres completan el plan divino en su Segunda Venida.

9:27 Es claro que se refiere al final de los tiempos con el juicio de la Segunda Venida, porque la
introducción definitiva de la justicia no ocurrió siete años después de la muerte del Mesías y la
destrucción de Jerusalén tampoco concuerda con el período de tribulación de siete años (esa
destrucción sucedió treinta y siete años después). Este es el período futuro de siete años que
termina con el juicio final del pecado y el reino de justicia de Cristo, esto es, el regreso de Cristo y
el establecimiento de su dominio universal. Estos siete años corresponden a la septuagésima
semana de Daniel. confirmará. Se trata del último príncipe mencionado (v. 26), líder de la
confederación romana de los últimos tiempos (cp. caps. 2 y 7), el anticristo que ascenderá al poder
y la prominencia mundial. El tiempo corresponde al período de tribulación futura de “una
semana”, esto es, los últimos siete años del v. 24. De esta manera confirma (el significado literal es
“hacer prevalecer”) un pacto de siete años que es su propio pacto con Israel para algo que solo se
mantendrá por la mitad del tiempo. El líder de este pacto es el “cuerno pequeño” de 7:7, 8, 20, 21,
24–26, y el líder inicuo de la profecía del NT (Mr. 13:14; 2 Ts. 2:3–10; Ap. 13:1–10). El hecho de
que todavía está por venir en el futuro aun después de la primera venida de Cristo, es evidente en
1) Mt. 24:15; 2) las referencias al tiempo correspondiente (7:25; Ap. 11:2, 3; 12:14; 13:5); y 3) el fin
que se posterga hasta la Segunda Venida, lo cual concuerda con la duración que se menciona en
otros pasajes de Daniel (2:35, 45; 7:15ss; 12:1–3) y Apocalipsis 11:2; 12:14; 13:5. a mitad de la
semana. Este es el punto medio de la septuagésima semana de años, esto es, siete años que
culminan en la segunda venida de Cristo. El anticristo romperá su pacto con Israel (v. 27 a), que
había reanudado su sistema antiguo de sacrificios. Quedan tres años y medio de tribulación que
concuerdan con el tiempo señalado en otras partes de las Escrituras (7:25; Ap. 11:2, 3; 12:14; 13:5,
llamado “gran tribulación”, cp. Mt. 24:21), como resultado de la intensificación de la ira de Dios.
abominaciones vendrá el desolador. El anticristo realizará abominación en contra de la religión
judía y esta transgresión traerá desolación o ruina a lo que los judíos consideran sagrado, a saber,
su templo santo y la reverencia por la presencia de Dios en ese lugar (cp. 1 R. 9:3; 2 Ts. 2:4). Vea la
nota sobre 11:31. la consumación. Dios permite esta tribulación mientras duran las persecuciones
del anticristo y triunfa en últimas para traer de inmediato juicio sobre el pecado y los pecadores en
Israel (12:7) y en el mundo (cp. Jer. 25:31). Esto incluye al anticristo (11:45; Ap. 19:20) y a todos los
que merecen ser juzgados de esta manera (9:24; Mt. 13:41–43).

10:1 año tercero. Ca. 536 a.C. Habían pasado dos años desde el primer decreto para permitir el
regreso de Israel (cp. Esd. 1:1–2:1; 2:64–3:1).

10:6 Su cuerpo… como de berilo. El mensajero visto por Daniel en una visión (vv. 1, 7) se distinguía
del ángel Miguel cuya ayuda necesitó (v. 13). La descripción de esa gloria motiva a algunos a
considerar que se trata de Cristo en una aparición previa a su encarnación (como en Jos. 5:13–15;
6:2; Jue. 6:11–23). Es casi idéntica a la descripción de Cristo en Apocalipsis 1:13, 14 y la reacción de
Daniel también es similar a la de Juan (Ap. 1:17).

10:10 una mano me tocó. Lo más probable es que se trate de Gabriel, quien interpretó otras
revelaciones a Daniel (cp. 8:16) y habló de manera similar a Daniel como un ser “muy amado” en
9:20–23.

10:12 fueron oídas tus palabras. Esto fue muy alentador por parte de Dios, quien prestó atención a
la oración de su siervo y actuó para responderla (cp. 9:20–27).
10:13 príncipe… de Persia. El retraso de tres semanas se debió a un ángel de maldad que se opuso
a Gabriel en una batalla espiritual (cp. Ap. 16:12–14). Este ángel había sido ungido de manera
especial con poder persa en un esfuerzo de perturbar la obra de Dios. Esto nos enseña que
Satanás emprende guerra espiritual para influenciar a generaciones y naciones enteras en contra
de Dios y su pueblo (cp. Ef. 6:10ss). Miguel. Este es el ángel principal del cielo (cp. 10:21; 12:1; Jud.
9; Ap. 12:7). Miguel se quedó para asegurar que los judíos quedaran en libertad de regresar a su
tierra.

10:14 esos días. Esto se refiere al plan futuro de Dios para su pueblo que se extiende desde el
tiempo de Daniel hasta el del anticristo.

10:19 me has fortalecido. Esta fue la tercera vez (vv. 10, 16) en la que se describe la experiencia
abrumadora y hasta traumática que viene como resultado la presencia y la revelación directas de
Dios.

10:20 príncipe de Grecia. Un ángel de maldad que ejerce oposición en representación del reino de
Grecia.

10:21 el libro de la verdad. El plan de Dios que contiene designios ciertos y verdaderos para los
hombres y las naciones, que Él puede revelar conforme a su propia discreción (11:2; Is. 46:9–11).
sino Miguel. El ángel al lado de Miguel se proponía aplacar a los demonios de Persia y Grecia. Esta
es la base celestial para el desarrollo terrenal de la historia real tal como se dio en 11:2–35.

11:1 año primero. Ca. 539 a.C. (cp. 6:1ss; 9:1). estuve para animarlo y fortalecerlo. El mensajero de
10:10ss continúa hablando de asistir a Miguel (así como Miguel lo había fortalecido en la batalla
contra demonios en 10:21), para confirmar a Darío en su propósito de mostrar benevolencia a
Israel al decretar su regreso a la Tierra Prometida.

11:2–45 Como en 8:3–26, esta profecía abarca desde la historia de conflicto espiritual en Israel
(11:2–35) hasta la tribulación (vv. 36–42) que incluye la ayuda de Miguel para asegurar la
liberación total de Israel (12:1). Los detalles de este relato profético son tan minuciosos y precisos
como se ve en su confirmación histórica, que los críticos incrédulos han insistido, sin evidencia
alguna, en que fue escrito cuatrocientos años después de Daniel, lo cual convertiría al profeta en
un farsante. El hecho es que el ministerio profético de Daniel va desde su tiempo hasta el
anticristo al final de los tiempos.

11:2–35 Esta sección describe el cumplimiento inmediato que se desenvuelve en la historia del
reino de Persia y el reino de Grecia hasta el ascenso de Antíoco Epífanes.

11:2 aún habrá tres reyes… y el cuarto. Los tres en el dominio persa después de Ciro (10:1) fueron
Cambises (ca. 530–522 a.C.), Suedosmerdis (ca. 522 a.C.) y Darío I Histapes (ca. 522–486 a.C.). El
cuarto es Jerjes I, llamado Asuero en Ester (486–465 a.C.). Los reyes después de Artajerjes no son
incluidos, quizás porque la fallida campaña militar de Jerjes en contra de los griegos (481–479 a.C.)
marcó el comienzo del fin para Persia que cayó alrededor de 331 a.C. y quedó bajo el dominio de
Alejandro Magno.

11:3 un rey valiente. Alejandro Magno (cp. 8:5).

11:4 Tras la muerte de Alejandro (ca. 323 a.C.), cuatro que no fueron descendientes suyos
tomaron sectores de su extenso imperio (vea las notas sobre 7:6; 8:3–9). El rey del sur (Egipto) y el
rey del norte (Siria) sobresalen en el v. 5 y más adelante. Con el paso del tiempo, otros líderes
ejercieron dominio a medida que recorrían Palestina una y otra vez.

11:5, 6 rey del sur… rey del norte. El rey del sur representa a la dinastía de los Tolomeo que ejerció
el control de Egipto y se contrasta en los vv. 5ss con el rey del norte que representa a los
seleúcidas que dominaron sobre Siria (v. 6). Tanto el sur como el norte son con relación a
Palestina, una región por la cual expresa desvelo e interés el ángel Gabriel que es quien habla en
este pasaje. Los vv. 5–20 cubren casi doscientos años de guerras entre estas potencias
colindantes. 11:6 harán alianza. Berenice, hija de Tolomeo II Filadelfo (reinó en Egipto entre 285 y
246 a.C.), se casó con el rey de Siria Antíoco II Teos (261–246 a.C.). La segunda parte del versículo
se refiere a la ventaja política que esperaban producir con la alianza. Antíoco se divorció de su
esposa para casarse con Berenice pero esa esposa divorciada mató a Berenice y a su bebé, así
como a Antíoco mismo quien murió envenenado. De este modo, hizo que su propio hijo, Seleuco II
Calínico, ascendiera al trono.

11:7 un renuevo de sus raíces. El hermano de Berenice tomó el lugar de su padre y su nombre fue
Tolomeo III Euergetes de Egipto (246–222 a.C.), y él a su vez conquistó Siria y la despojó de su gran
tesoro (v. 8).

11:9 entrará en el reino. Se refiere a que el rey del norte, Calínico de Siria, atacó Egipto alrededor
de 240 a.C. pero tuvo que retroceder en derrota.

11:10 los hijos de aquél. Los hijos de Seleuco fueron sus sucesores y se mantuvieron en guerra
contra Egipto, como se describe en los vv. 11–35.

11:11 rey del sur. Tolomeo IV Filópator (222–203 a.C.) devastó al ejército sirio encabezado por
Antíoco III el Grande (223–187 a.C.). Esta ventaja de Egipto sería breve (v. 12).

11:13–16 rey del norte. Trece años después Antíoco regresó con un gran ejército, y en una serie de
ataques contra Egipto obtuvo el control de Palestina (“la tierra gloriosa”) hasta Gaza en el extremo
sur.

11:14 hombres turbulentos de tu pueblo. Muchos judíos violentos quisieron independizarse de


Egipto pero fracasaron en su revuelta.

11:16 el que vendrá contra él. Antíoco III el Grande ejerció un dominio duradero sobre Israel.
tierra gloriosa. Palestina (cp. 8:9).
11:17 dará una hija. Antíoco comenzó a sentir la presión de Roma (cuarto imperio, 2:40; 7:7) y
decidió estar en paz con Egipto, por lo cual ofreció a su hija Cleopatra para que se casara con
Tolomeo V Epífanes (ca. 192 a.C.). De esta manera, el gobernante sirio también esperaba que su
hija funcionara como espía y lo ayudara a destruir o debilitar a Egipto para mantenerla bajo su
control. Cleopatra, en lugar de ayudar a su padre, favoreció a su consorte egipcio.

11:18 un príncipe. Antíoco se había fijado la meta de conquistar a Grecia a lo largo de los
territorios costeros del Mediterráneo, pero esto lo puso en conflicto con Roma, de tal modo que
un líder romano, Lucio Scipio Asiático, respondió a la agresión siria contra los derechos romanos
en el área con una derrota contundente (ca. 191–190 a.C.).

11:19 caerá. Antíoco volvió derrotado a su propia tierra, presionado por Roma para abdicar todo
su territorio al O de la cordillera de Taurus y para resarcir los costos de la guerra. Se considera que
fue asesinado por defensores de un templo persa que trató de saquear de noche en Elimáis, con el
fin de obtener dinero para pagar lo que Roma quería cobrarle.

11:20 uno que hará pasar un cobrador de tributos. Roma le exigió el pago de tributo a Seleuco IV
Filópator, porque ya se había convertido en un imperio poderoso. El gobernante sirio se propuso
imponer grandes cargas tributarias a sus súbditos, pero poco después murió envenenado. La
“gloria del reino” es una referencia probable a Israel (“la tierra gloriosa”) con su templo
espléndido.

11:21 un hombre despreciable. En los vv. 21–35, el rey más cruel del norte también fue seleúcida,
y se convirtió en el perseguidor sirio de Israel llamado Antíoco IV Epífanes (cp. 8:8–14, 23–25).
Ascendió al trono tan pronto su hermano Seleuco murió envenenado y un hijo del rey muerto que
podía sucederlo, Demetrio I Sóter, estaba detenido como rehén en Roma. Ante el vacío de poder,
Antíoco se las arregló para ejercer dominio en Siria.

11:22 serán del todo destruidos. Los ejércitos de Egipto fueron destruidos por las fuerzas invasoras
de Antíoco como por una inundación (cp. “inundación” aplicado a la destrucción militar, 9:26). El
“príncipe del pacto” de Israel, Onías III, fue asesinado por su propio hermano traidor Menelao por
solicitud de Antíoco (171 a.C.).

11:23 pacto. Antíoco propició una lucha interna por el trono en Egipto, por medio de una alianza
que estableció con Tolomeo VI Filómeter en contra de su rival Tolomeo VII Euergetes II (distinto
del líder en el v. 7). Con este pacto o liga, Antíoco intrigó con engaños para adquirir un gran poder
en Egipto, y “con poca gente” conquistó Menfis y el resto de Egipto hasta Alejandría.

11:24 en paz… entrará. Antíoco, bajo el disfraz de una falsa amistad, saqueó los lugares de mayor
riqueza en Egipto, y para obtener respaldo popular entregaba obsequios lujosos con sus propios
despojos de guerra. contra las fortalezas formará sus designios. Por medio de su confabulación
intentaba apoderarse de Egipto.
11:25 sus fuerzas… contra el… sur. Antíoco atacó a Filómeter, quien se había convertido en un
enemigo. Éste cayó debido a la traición de aquellos en quienes confiaba (v. 26a), y se convirtió en
prisionero de Antíoco.

11:26 los que coman. Consejeros traidores que eran alimentados por Filómeter, lo hicieron atacar
Siria para asegurar su derrota y la muerte de él y sus hombres.

11:27 hablarán mentira. Antíoco fingió prestar su ayuda para restablecer a Tolomeo Filómeter en
el trono de Egipto, ocupado en aquel entonces por Tolomeo Euergetes. Ambos reyes mintieron en
la conferencia y Antíoco puso a Pilómeter como rey en Menfis, mientras que Euergetes reinaba en
Alejandría. Los dos egipcios se pusieron de acuerdo para frustrar al sirio.

11:28 contra el pacto santo. Encaminado hacia el N a través de Israel para llegar a Siria con
grandes riquezas, Antíoco tuvo que enfrentarse a una revuelta como lo mencionan ciertas fuentes
fuera de las Escrituras. Atacó el templo de Jerusalén, profanó el sistema de sacrificios, masacró a
ochenta mil, tomó cuarenta mil prisioneros, vendió cuarenta mil como esclavos y malogró un
intento de los judíos para deponer al sacerdote Menelao designado por él.

11:29 al sur. Por tercera vez, Antíoco invadió a Egipto en contra de los dos reyes aliados (ca. 168
a.C.), pero con mucho menos éxito que antes.

11:30 contra él naves. Una flota romana que zarpó de Chipre se puso al lado de Egipto y frustró el
ataque de Antíoco, quien salió de Egipto porque no quería enfrentarse a Roma en una guerra, por
lo cual desató su furia en contra de los israelitas que encontró a su paso. Se opuso al pacto
mosaico de Dios que algunos judíos cumplían, a pesar de las políticas sirias y las dimisiones
religiosas de los judíos. Antíoco favoreció a los judíos apóstatas (“que abandonen el santo pacto”),
como también lo confirman escritos no bíblicos.

11:31 profanarán el santuario. Los soldados de Antíoco, ayudados sin duda por judíos apóstatas,
montaban guardia en el templo para impedir cualquier forma de culto, mientras que otros
atacaban la ciudad en el día de reposo y mataban a hombres, mujeres y niños. Los soldados
profanaron el templo de Israel, prohibieron la circuncisión y los sacrificios diarios (1 Mac. 1:44–54),
y sacrificaron un cerdo en el altar. En Quisleu (15 de diciembre de 167 a.C.), los sirios pusieron
dentro del templo una estatua para rendir culto idólatra al dios Zeus de Olimpo. Los judíos
llamaron esto “la abominación desoladora” porque arruinó por completo el culto judío.
abominación desoladora. Los soldados de Antíoco profanaron el templo de Dios al derramar caldo
de cerdo en el altar y prohibir los sacrificios diarios (cp. 8:14 y vea la nota allí), como se describe en
1 Mac. 1:44–54. Tanto Daniel como Jesús dijeron que esta atrocidad solo fue un anticipo de la
abominación que tendrá lugar más adelante a manos del anticristo en los últimos tiempos (9:27;
Mt. 24:15).

11:32–34 los violadores. Aquellos judíos que se dejan engañar y traicionan su religión (cp. v. 30)
para apoyar a Antíoco y corromperse (cp. 1 Mac. 1:11–15).
11:32 el pueblo que conoce a su Dios. Judíos leales a Dios (llamados hasídicos), que se
mantuvieron firmes en sus convicciones y prefirieron morir antes que ceder (v. 33; como también
1 Mac. 1:62, 63). Judas Macabeo, ayudado por Roma, los dirigió en una revuelta exitosa.

11:33 instruirán a muchos. Los judíos fieles que conocen la verdad y creen, instruyen a los demás
en las Escrituras al mismo tiempo que sufrían persecución continua.

11:34 pequeño socorro. Muchos serían replegados y los judíos comprometidos con el pacto no
tendrían mucha ayuda humana. Algunos que temían las represalias del remanente de fieles en
contra de los apóstatas, fingían lealtad.

11:35 para ser depurados. Enfrentados a persecución, algunos que fueron “sabios” y
permanecieron fieles a Dios (todos los creyentes verdaderos, 12:3), caerían como mártires. El
propósito divino de este sufrimiento fue santificarlos. Este patrón de persecución tiene plazo
“hasta el tiempo determinado” al fin de la era, con la segunda venida de Cristo. La referencia a
este fin “determinado” prepara una transición al v. 36 para aludir a la tribulación de los últimos
tiempos en el que el anticristo, prefigurado aquí por Antíoco, ejercerá el poder. hasta el tiempo
determinado… plazo. Estos dos términos escatológicos señalan un salto de miles de años desde el
tiempo de Antíoco hacia sufrimientos similares en el futuro cuando gobierne el rey voluntarioso
(vv. 36–45). Este rey es el “cuerno pequeño” o anticristo (7:7, 8, 20, 21, 24–26), el perseguidor de
9:27 (vea la nota allí).

11:36–45 Esta sección es el cumplimiento lejano del plan profético de Dios. Aquí se resumen los
detalles de la septuagésima semana de Daniel que no se encuentran en otro lugar de las
Escrituras. Antíoco Epífanes es un tipo del anticristo

y el punto perfecto de transición para hablar del anticristo final.

11:36 Y. Esta palabra separa la historia anterior de los últimos tiempos en el futuro o “el tiempo
determinado” que se menciona en los v. 25. Los vv. 36–45 describen la carrera del último
anticristo en los últimos siete años antes del reino milenario de Cristo. Este rey voluntarioso es el
anticristo final (vea las notas sobre 7:8, 11–12, 25; 9:27; cp. Ap. 13:4–7).

11:37 Dios de sus padres. La palabra “Dios” aquí es la traducción de “Elohim”, un término plural
que en este contexto se refiere con probabilidad a “dioses”. Los gentiles paganos pasaban sus
dioses tradicionales de una generación a la siguiente, pero este rey no respeta a ninguno en
particular. Su único dios es el poder (v. 38, “dios de las fortalezas”). ni del amor de las mujeres.
Esto puede significar que el anticristo será un homosexual, pero es evidente que no tendrá un
deseo o interés normal en las mujeres, p. ej. como los que practican el celibato.

11:38 dios de las fortalezas. El término que se traduce “fortalezas” se emplea otras cinco veces en
este capítulo (vv. 7, 10, 19, 31, 39) y cada vez significa “un lugar fuerte”. El poder será su dios y
todos sus tesoros serán gastados para convertirse en alguien poderoso y para financiar sus
guerras. Con este poder el anticristo atacará y poseerá todas las fortalezas (v. 39).
11:40 rey del sur… del norte. Aquí se describe el conflicto final entre sur y norte. El sur era Egipto
en el contexto anterior, pero aquí se habla de la última gran batalla en la que el ejército final que
viene del norte desciende para responder al ataque de la potencia africana en el sur al final de los
tiempos. El anticristo no permitirá esto sin hacer sus propias represalias, y derrotará a ambas
potencias como se registra en los vv. 41ss. El rey voluntarioso o anticristo resiste los ataques de
ambos reyes y prevalece, para después entrar a Israel (“la tierra gloriosa”) y cometer, quizás en
ese momento, la última abominación desoladora (9:23; Mt. 24:15). Con esta victoria quedará
establecido en su poder por un tiempo.

11:44 noticias del oriente y del norte. Los informes militares alertan al rey voluntarioso, en medio
de sus victorias, sobre otros sectores del mundo que envían tropas al gran teatro bélico en
Palestina (cp. Ap. 9:16; 16:12).

11:45 su fin. Para enfrentar las últimas amenazas, el rey voluntarioso coloca su centro de mando
entre el Mar Mediterráneo y el Mar Muerto o el Mar de Galilea, y el monte santo de Jerusalén,
para llenar todo el territorio con sus tropas (cp. Zac.

12:2, 3; 14:2, 3; Ap. 19:17–21). Nadie podrá ayudarlo en contra de Dios, quien le hace llegar a su
fin con el regreso de Cristo (cp. Ap. 19:20).

12:1 aquel tiempo. Esto se refiere a 11:35–36, el tiempo de supremacía del anticristo durante el
breve período de tribulación final. Durante ese tiempo, el arcángel Miguel (cp. Jud. 9) de 10:13, 21
ministra con atención especial para proteger a Israel durante ese tiempo de los gentiles (cp. Is.
26:20, 21; Jer. 30:7; Mt. 24:21). Aquí “tu pueblo” se refiere al pueblo israelita de Daniel, el cual
puede tener esperanza incluso en medio de las penalidades sin precedentes que padecerán en la
gran tribulación (Mt. 24:21; cp. Ap. 12:12–17; 13:7). El libro es el libro de los salvos (Mal. 3:16–4:3;
Lc. 10:20; Ap. 13:8; 17:8; 20:12, 15; 21:27).

12:2 muchos… unos… otros. Dos grupos se levantarán de los muertos y constituyen los “muchos”
que corresponden a todos como en Juan 5:29. Los que tuvieron fe serán resucitados para vida
eterna, el resto de los no salvos para tormento eterno. Las almas de los santos del AT ya están con
el Señor y en ese tiempo recibirán cuerpos glorificados (cp. Ap. 20:4–6).

12:3 entendidos. Aquellos que tienen conocimiento verdadero por la fe en la Palabra de Dios, no
solo los líderes espirituales (como en 11:33) sino muchos otros (11:35; 12:10). El acto de
resplandecer es un privilegio que tienen todos los que han sido salvos (cp. el principio en 1 Ts.
2:12; 1 P. 5:10). Cualquier persona que influencie a otros en dirección a la justicia y la rectitud,
resplandece como una estrella con su propia intensidad de resplandor, y su recompensa será
conforme a ese grado individual de luminosidad espiritual (como en 1 Co. 3:8). La fidelidad del
testimonio de los creyentes determinará la capacidad eterna de cada persona para reflejar la
gloria de Dios.
12:4 el tiempo del fin. Se refiere a la septuagésima semana de tribulación (cp. 11:35, 40). correrán
de aquí para allá. Este verbo heb. siempre se refiere al movimiento de una persona que busca
algo. En la tribulación, las personas buscarán respuestas a la devastación y aumentará su
conocimiento por medio del libro preservado de Daniel.

12:5 otros dos. Dos ángeles.

12:6 varón vestido de lino. Vea la nota sobre 10:6.

12:7 tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Esto responde la pregunta del v. 6, pues al
añadirlos (uno, dos y medio) se obtienen los tres años y medio al final de la septuagésima semana
de Daniel (9:27), el tiempo de tribulación cuando el “cuerno pequeño” o rey voluntarioso persigue
a los santos (7:25; cp. 11:36–39 y Ap. 12:14; ese mismo lapso se describe con otras frases en Ap.
11:2, 3; 13:5).

12:10 Muchos… purificados. La salvación vendrá a muchos judíos durante la gran tribulación (cp.
Zac. 13:8, 9, donde el profeta habla de una tercera parte; Ro. 11:26; Ap. 11:13). Los que se salvan
de verdad obtendrán piedad a través de las pruebas, mientras que los no salvos van en pos de
valores falsos.

12:11 el continuo sacrificio. Esta es una referencia al fin del sacrificio diario en el templo que antes
fue permitido bajo un pacto que el anticristo estableció con Israel, el cual suspende más adelante
en el punto medio de los últimos siete años (9:27). En ese momento las relaciones favorables dan
lugar a la persecución inclemente. Su misma abominación que profana el templo va acompañada
de persecución (como en 9:27; Mt. 24:1; Mr. 13:14; 2 Ts. 2:3, 4). mil doscientos noventa días.
Desde la intrusión abominable se cuentan mil doscientos noventa días que incluyen los mil
doscientos sesenta correspondientes a los tres años y medio de la segunda mitad del período de
tribulación de siete años (vea la nota sobre el v. 7). Es posible que los treinta días adicionales se
dediquen al juicio de los vivientes que se realiza tras el regreso de Cristo (cp. Mt. 24:29–31; 25:31–
46), antes de que comiencen las bendiciones del reino milenario.

12:12 Bienaventurado. Este reino (2:35, 45; 7:13, 14, 27) es de bendición y bienaventuranza y se
establece tras la subyugación de los imperios gentiles descritos en los capítulos 2, 7 y 8. mil
trescientos treinta y cinco días. Es decir, cuarenta y cinco días más después de los mil doscientos
noventa días para permitir la transición entre el tiempo de dispersión de Israel (v. 7) y la
instauración del reino de Dios (cp. 7:13, 14, 27).

12:13 irás. La propia carrera profética de Daniel terminaría pronto con su muerte. te levantarás. En
la resurrección (cp. 12:2; Jn. 5:28–29). al fin de los días. El reino vendrá después de los días
profetizados en 9:24, 27 y 12:11, 12.

También podría gustarte