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El libro de ECLESIASTÉS

Título

El título en español, Eclesiastés, viene de las traducciones griega y latina del libro de Salomón. La
LXX usó el término griego ekkle-siaste-s para su título. Quiere decir “predicador”, derivado de la
palabra ekkle-sia, traducida “asamblea” o “congregación” en el NT. El título tanto de la versión
griega como de la latina deriva del título hebreo, Qoheleth, que quiere decir “uno que llama o
congrega” al pueblo. Se refiere al que se dirige a la asamblea; de aquí, el predicador (cp. 1:1, 2, 12;
7:27; 12:8–10). Junto con Rut, Cantar de los cantares, Ester y Lamentaciones, Eclesiastés es parte
de los libros del AT del Megillot o “cinco rollos”. Más adelante los rabinos leían estos libros en la
sinagoga en cinco ocasiones especiales durante el año. Eclesiastés se leía en Pentecostés.

Autor y fecha

El perfil autobiográfico del escritor del libro sin duda alguna apunta a Salomón. La evidencia
abunda: 1) el título encaja con Salomón, “hijo de David, rey en Jerusalén” (1:1) y “rey sobre Israel
en Jerusalén” (1:12); 2) la odisea moral del autor relata la vida de Salomón (1 R 2–11); y 3) el papel
de uno que “enseñó sabiduría al pueblo” y escribió “muchos proverbios” (12:9) corresponde a su
vida.

Todos estos apuntan a Salomón, el hijo de David, como el autor.

Una vez que Salomón es aceptado como el autor, la fecha y ocasión se vuelven claras. Salomón lo
escribió probablemente en sus últimos años (no más tarde de alrededor el 931 a.C.),
primordialmente para advertir a los jóvenes de su reino, sin omitir a otros. Él les advirtió que
evitaran caminar en la vida por el camino de la sabiduría humana; él los exhortó a vivir por la
sabiduría revelada de Dios (12:9–14).

Contexto histórico

La reputación de Salomón por poseer sabiduría extraordinaria encaja con el perfil de Eclesiastés.
David reconoció la sabiduría de su hijo (1 R. 2:6, 9) antes de que Dios le diera a Salomón una
medida adicional. Después de que recibió un corazón “sabio y entendido” del Señor (1 R. 3:7–12),
Salomón ganó renombre por ser inmensamente sabio al emitir decisiones (1 R. 3:16–28), una
reputación que atrajo a “todos los reyes de la tierra” a sus cortes (1 R. 4:34). Además, él compuso
canciones y proverbios (1 R. 4:32; cp. 12:9), actividad para la cual estaban calificados solo los
mejores sabios. La sabiduría de Salomón, tal como la riqueza de Job, sobrepasó la sabiduría “de
todos los orientales” (1 R. 4:30; Job 1:3).
El libro es aplicable a todos los que escuchen y se beneficien, no tanto de las experiencias de
Salomón, sino de los principios que extrajo como resultado. Su objetivo consiste en responder a
algunas de las preguntas más desafiantes de la vida, particularmente donde parecen ser contrarias
a las expectativas de Salomón.

Esto ha llevado a que algunos, no sabiamente, tomen la perspectiva de que Eclesiastés es un libro
de escepticismo. Pero a pesar de la conducta y la manera de pensar asombrosamente no sabias,
Salomón nunca dejó su fe en Dios (12:13, 14).

Temas históricos y teológicos

Tal como es verdad con la mayoría de la literatura bíblica de sabiduría, poca narración histórica se
lleva a cabo en Eclesiastés, fuera del peregrinaje personal de Salomón. El sabio real estudió la vida
con grandes expectativas pero repetidamente lamentó sus fracasos, los cuales él reconoció que se
debían a la maldición (Gn. 3:14–19). Eclesiastés representa la dolorosa autobiografía de Salomón
quien, durante gran parte de su vida, desperdició las bendiciones de Dios en su placer personal en
lugar de la gloria de Dios. Él escribió con el objetivo de advertir a las generaciones siguientes para
que no cometieran el mismo error trágico, en gran parte de la misma manera en la que Pablo
escribió a los corintios (cp. 1 Co. 1:18–31; 2:13–16).

La palabra clave es “vanidad”, la cual expresa el intento fútil por estar satisfecho de manera
independiente de Dios. Esta palabra es usada treinta y siete veces expresando las muchas cosas
difíciles de entender acerca de la vida. Todas las metas y las ambiciones terrenales, cuando son
buscadas como fin en sí mismas, únicamente producen vacío. Pablo probablemente estaba
haciendo eco de la insatisfacción de Salomón cuando escribió: “…la creación fue sujetada a
vanidad” (la “vanidad” de Salomón; Ro. 8:19–21). La experiencia de Salomón con los efectos de la
maldición (vea Gn. 3:17–19) lo llevaron a ver la vida como “perseguir el viento”.

Salomón preguntó: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo…?” (1:3), una pregunta
que él repitió en el 2:24 y en el 3:9. El rey sabio enfocó una considerable porción del libro a
dirigirse a este dilema. La imposibilidad de descubrir tanto las operaciones internas de la creación
de Dios como la providencia personal de Dios en la vida de Salomón también fueron
profundamente problemáticas para el rey, como lo fueron para Job. Pero la realidad del juicio para
todos, a pesar de muchos elementos desconocidos, emergió como la gran certeza. A la luz de este
juicio por parte de Dios, la única vida de satisfacción es la que es vivida en reconocimiento
apropiado de Dios y servicio a Él. Cualquier otro tipo de vida es frustrante y sin sentido.

Un equilibrio apropiado del tema preeminente de “disfruta la vida” con el del “juicio divino” dirije
al lector hacia el Dios de Salomón con el cordón seguro de la fe. Por un tiempo, Salomón sufrió por
el desequilibrio de tratar de disfrutar la vida sin considerar el temor del juicio de Yahweh
sosteniéndolo en el camino de la obediencia. Finalmente, él llegó a entender la importancia de la
obediencia. Los resultados trágicos de la experiencia personal de Salomón, junto con el
entendimiento de una sabiduría extraordinaria, hacen de Eclesiastés un libro a partir del cual
todos los creyentes pueden ser advertidos y crecer en su fe (cp. 2:1–26).

Este libro muestra que si una persona percibe cada día de existencia, trabajo y provisión básica
como un regalo de Dios, y acepta lo que Dios le da, entonces esa persona vive una vida abundante
(cp. Juan 10:10). No obstante, uno que busca estar satisfecho fuera de Dios vivirá con futilidad
independientemente de lo que acumule.

Retos de interpretación

La declaración del autor de que “todo es vanidad” encierra el mensaje primario del libro (cp. 1:2;
12:8). La palabra traducida “vanidad” es usada por lo menos en tres maneras a lo largo del libro.
En cada caso, ve la naturaleza de la actividad del hombre “bajo el sol” como: 1) “pasajera”, lo cual
considera la naturaleza transitoria de la vida, semejante al vapor (cp. Stg. 4:14); 2) “fútil” o “sin
significado”, lo cual se enfoca en la condición maldecida del universo y los efectos debilitadores
que tiene sobre la experiencia terrenal del hombre; o 3) “incomprensible” o “enigmática”, lo cual
considera las preguntas sin respuesta de la vida. Salomón emplea estos tres significados en
Eclesiastés.

Mientras que en cada caso el contexto determinará en cuál significado se está enfocando
Salomón, el significado de vanidad que más se repite es “incomprensible” o “imposible de
conocer”, refiriéndose a los misterios de los propósitos de Dios. La conclusión de Salomón de
“Teme a Dios, y guarda sus mandamientos” (12:13, 14) es más que el resumen del libro. Es la única
esperanza de la buena vida y la única respuesta razonable de fe y obediencia al Dios soberano. Él
lleva a cabo de manera precisa todas las actividades debajo del sol, cada una de ellas a su tiempo
de acuerdo a su plan perfecto, pero también revela únicamente tanto como su sabiduría perfecta
dicta y hace responsables a todos los hombres.

Aquellos que se niegan a tomar a Dios y a su Palabra seriamente están condenados a una vida de
la vanidad más severa.

Bosquejo

El libro relata las investigaciones y conclusiones de Salomón con respecto a la obra de la vida del
hombre, las cuales combinan toda su actividad y resultados potenciales incluyendo satisfacción
limitada. El papel de la sabiduría en experimentar éxito sale a la superficie de manera repetida,
particularmente cuando Salomón debe reconocer que Dios no ha revelado todos los detalles. Esto
lleva a Salomón a la conclusión de que los problemas primordiales de la vida después de la caída
edénica involucran bendiciones divinas a ser disfrutadas y el juicio divino para el cual todos deben
prepararse.
Bosquejo

I. Introducción

(1:1–11)

A. Título (1:1)

B. Poema: Una vida de actividad que parece cansada (1:2–11)

II. La investigación de Salomón (1:12–6:9)

A. Introducción: El rey y su investigación (1:12–18)

B. Investigación de búsqueda de placer (2:1–11)

C. Investigación de sabiduría e insensatez (2:12–17)

D. Investigación de trabajo y recompensas (2:18–6:9)

1. Uno tiene que dejárselas a otro (2:18–26)

2. Uno no puede encontrar el tiempo correcto para actuar (3:1–4:6)

3. Uno frecuentemente debe trabajar solo (4:7–16)

4. Uno puede fácilmente perder todo lo que adquiere (5:1–6:9)

III. Las conclusiones de Salomón (6:10–12:8)

A. Introducción: El problema de no saber (6:10–12)

B. El hombre no siempre puede descubrir que ruta es la más exitosa que él puede tomar porque su
sabiduría es limitada (7:1–8:17)

1. De la prosperidad y adversidad (7:1–14)

2. De la justicia e impiedad (7:15–24)

3. De las mujeres y la insensatez (7:25–29)

4. Del hombre sabio y el rey (8:1–17)

C. El hombre no sabe lo que vendrá después de él (9:1–11:6)

1. Él sabe que morirá (9:1–4)


2. Él no tiene conocimiento en la tumba (9:5–10)

3. Él no conoce su tiempo para morir (9:11, 12)

4. Él no sabe lo que sucederá (9:13–10:5)

5. Él no sabe qué mal vendrá (10:16–11:2)

6. Él no sabe qué bien vendrá (11:3–6)

D. El hombre debe disfrutar la vida, pero no el pecado, porque el juicio vendrá sobre todos (11:7–
12:8)

IV. El consejo final de Salomón (12:9–14)

1:1 Palabras. Los temas del libro son las cuestiones cruciales de la fe de Salomón. Se parecen al
tema de los Salmos 39; 49. d el Predicador. El título de uno que reúne a la asamblea para dar
enseñanza. Vea la Introducción: Título.

1:2 Vanidad de vanidades. El modo de Salomón de expresar “la mayor vanidad”. Cp. la
consideración acerca de “vanidad” en Introducción: Retos de interpretación.

1:3 provecho. Ventaja o ganancia procedente del propio trabajo. Una palabra muy importante y
reiterada por Salomón (cp. 3:19; 5:9, 11, 16; 6:7, 11; 7:11, 12; 10:10). Salomón contempla los
fugaces momentos de la vida y el provecho aparentemente pequeño de la actividad humana
debajo del sol. Los únicos esfuerzos duraderos son los que tienen la intención de cumplir los
propósitos de Dios para la eternidad. trabajo. El trabajo no es solo la manera que tiene uno de
ganarse la vida, sino toda la actividad del hombre en la vida. debajo del sol. Esta frase aparece
alrededor de treinta veces para describir la vida cotidiana.

1:4–7 Estas descripciones tomadas de la creación de Dios ilustran y resaltan la fútil repetición de la
actividad humana.

1:4 generación… tierra. La esencia de esta comparación es la de permanencia / fugacidad sin


“provecho” ni “ventaja”. El observador percibe la vida como un ciclo sin fin de actividad que, por sí
mismo, no aporta seguridad ni significado a la experiencia humana.

1:8–11 Aquí tenemos una especie de resumen. Salomón contempla el efecto de la actividad
repetitiva y permanente en la creación de Dios a lo largo de muchas generaciones en comparación
con la breve y relativamente estéril actividad de un hombre que no llega a producir una
satisfacción duradera, y concluye que esto es fatigoso. Se hace evidente otra dura realidad, que
nada es nuevo y que nada será recordado.

1:11 No hay memoria. Un registro escrito o algún otro objeto que sirva de recordatorio de estos
acontecimientos, personas y cosas será poco duradero.
1:12–6:9 Esta sección registra la errónea búsqueda de Salomón por una mayor sabiduría.

1:12 rey sobre Israel. Vea la Introducción: Autor y fecha.

1:13 sabiduría. El uso que hace Salomón del término, de un modo típicamente hebreo, es más
práctico que filosófico, e implica más que conocimiento. Connota los conceptos de una capacidad
para una conducta apropiada, éxito, sentido común e ingenio. penoso trabajo. La empresa del
hombre de tratar de comprender es a veces difícil, pero dada por Dios (cp. 2:26; 3:10; 5:16–19;
6:2; 8:11, 15; 9:9; 12:11). Dios. El nombre del pacto, Jehová, nunca aparece en Eclesiastés. Sin
embargo, “Dios” se encuentra casi cuarenta veces. El énfasis recae más en la soberanía y
providencia de Dios que en su relación del pacto por la redención.

1:14 aflicción de espíritu. O “buscando asirse del viento”. Un aspecto de la vanidad de la vida es su
carácter fugaz. Como el viento, mucho de lo que es deseable en la vida no puede sostenerse en la
mano (cp. 1:14, 17; 2:11, 17, 26; 4:4, 6, 16; 5:16; 6:9).

1:15 torcido… incompleto. Sin necesariamente ninguna implicación moral, estas palabras miden la
sabiduría como la capacidad de resolver las cuestiones de la vida. A pesar de los mayores
esfuerzos del hombre, habrá cosas torcidas que quedarán sin rectificar.

1:16 sabiduría. Cp. la Introducción: Contexto histórico.

1:17 dediqué mi corazón a conocer. Cuando Salomón trató de comprender la vida por
investigación empírica en lugar de por la revelación divina, la encontró una experiencia vacía.

1:18 sabiduría… mucha molestia. El resultado previsto de la sabiduría es el éxito. El éxito, a su vez,
debería traer felicidad. Pero Salomón concluyó que no había garantías. Esto duele a quien pone su
esperanza exclusivamente en las realizaciones humanas.

Las “vanidades” de Eclesiastés (1:2; 12:8)

1. Sabiduría humana 2:14–16

2. Esfuerzo humano 2:18–23

3. Logro humano 2:26

4. Vida humana 3:18–22

5. Rivalidad humana 4:4

6. Sacrificio humano egoísta 4:7, 8

7. Poder humano 4:16


8. Avaricia humana 5:10

9. Acumulación humana 6:1–12

10. Religión humana 8:10–14

2:1–11 El placer, aunque no es necesariamente malo, tiene sus defectos, en gran parte como la
sabiduría humana. Salomón reflexionaba acerca de sus trágicas experiencias al intentar sacar
satisfacción solamente del placer.

2:1, 2 probaré. La prueba o ensayo era cosa crucial para Salomón. Pero no era un ensayo científico,
sino más bien un experimento práctico para ver lo que funcionaba. Estaba interesado en saber lo
que se conseguía con una acción determinada.

2:3 agasajar. En adicionales pruebas en el ámbito humano, Salomón dio un énfasis desmesurado a
la gratificación humana a costa de la gloria de Dios.

2:4–8 Cp. 1 Reyes 4–10 para un relato extenso de las riquezas de Salomón.

2:8 instrumentos de música. Este término hebreo aparece solo aquí en el AT. El significado queda
indicado en una antigua carta egipcia que empleaba una palabra cananea similar para denotar
“concubinas”. Esto concuerda con las setecientas esposas y trescientas concubinas de Salomón (1
R. 11:3). Probablemente esto debería traducirse “harén”, lo que se referiría a las muchas mujeres
de Salomón (cp. 1 R. 11:3).

2:10 mi parte. La porción de Salomón en la vida. Esto fue lo que recibió por toda su actividad y
esfuerzo.

2:11 sin provecho. “Vanidad” se define en este contexto. La futilidad del proceso del trabajo es
que Salomón no tenía nada duradero y satisfactorio que mostrar por todo ello. La sabiduría no es
garantía de que se pueda conseguir satisfacción, ni siquiera en realizaciones comparables a las de
Salomón. Gastar los recursos dados por Dios solo para realizaciones humanas es una vaciedad.

2:12–17 La sabiduría humana adolece de otra insuficiencia crucial; deja tanto a los sabios como a
los necios con las manos vacías en el umbral de la muerte.

2:14 el necio anda en tinieblas. El necio no es quien es mentalmente deficiente, sino el


moralmente quebrado. No es que no pueda aprender sabiduría, sino que la rehúsa. Rechaza
conocer, temer y obedecer a Dios.

2:17 porque la obra que se hace. Por cuanto no tenía un valor más duradero que la insensatez de
un necio, Salomón contemplaba incluso las grandes compensaciones de su trabajo como una
fuente de dolor.

2:18–22 Cp. 4:7, 8


2:18 aborrecí todo mi trabajo. Salomón dejó el reino dividido a Jeroboam y a su hijo Roboam, y
ambos malgastaron sus oportunidades (1 R 12–14).

2:21 hacienda. La parte de la vida de uno que ha de dejar atrás al morir.

2:24 No hay cosa mejor. Incluso con las limitaciones de esta vida presente (cp. 3:12, 13, 22; 5:18,
19; 8:15; 9:7), la humanidad debería regocijarse en sus bendiciones temporales. de la mano de
Dios. La clara perspectiva de Salomón de la soberanía de Dios conforta al lector después de la
sincera crítica de lo que implica la vida en un mundo bajo maldición.

2:25 mejor que yo. Lit. “fuera de Él” (esto es, Dios), o “sin Él”.

2:26 al hombre que le agrada. Esto hace que la prerrogativa de Dios sea la norma.

3:1–8 su tiempo… su hora. No solo Dios fija la norma y retira o dispensa la satisfacción (2:26), sino
que Él señala “tiempos” y “sazones”. Las empresas terrenales son buenas en su sitio y tiempo
apropiados, pero improductivas cuando se va tras ellas como el principal objetivo (cp. vv. 9, 10).

3:9, 10 Las ocupaciones terrenales (vv. 1–8) son improductivas cuando se consideran como el
principal bien de la vida, cosa para las que Dios nunca las dio.

3:11 Todo. Cada actividad o acontecimiento para el que se puede fijar un punto culminante.
hermoso. Conveniente o apropiado. Esta frase resuena con el eco de: “Y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gn. 1:31). Incluso en un universo bajo
maldición, la actividad no debería ser sin sentido. Su futilidad reside en la fugaz satisfacción del
hombre y en rehusar confiar en la sabiduría del Dios soberano. ha puesto eternidad en el corazón
de ellos. Dios hizo a los hombres para su propósito eterno, y nada en el tiempo posterior a la caída
puede darles una satisfacción plena.

3:12 alegrarse, y hacer bien. Estas palabras capturan la meta del mensaje de Salomón del que se
hace eco y amplía en 11:9, 10 y de nuevo en 12:13, 14.

3:13 goce el bien de toda su labor. Al aceptar todo como un don de su Creador, incluso en un
mundo bajo maldición, el hombre es capacitado para ver “bien” en todo su trabajo (cp. 2:24, 25;
5:19).

3:14 que delante de él teman. El reconocimiento del trabajo permanente y perfecto de Dios viene
a ser una razón para la reverencia, la adoración y el significado. Aparte de Dios, las obras del
hombre son lastimosamente inadecuadas. El tema “el temor de Dios” aparece también en 5:7;
8:12, 13; 12:13.

3:17 juzgará Dios… porque allí hay un tiempo. El punto culminante en la consideración que hace
Salomón del “tiempo señalado” es que hay un tiempo para juicio (cp. Jn. 5:28, 29). El juicio de Dios
es un tema central en el mensaje de Salomón para este libro (cp. 11:9; 12:14). Incluso allí donde la
palabra “juicio” está ausente, la magna cuestión de la retribución divina satura a menudo el
mensaje.

3:18, 19 lo que sucede. La suerte última de hombre y animales es morir. Salomón no está
contemplando el destino eterno, sino más bien lo que la carne terrenal comparte en común.

3:20 del polvo… al mismo polvo. Aquí se alude a Génesis 3:19 en el sentido más amplio, esto es,
toda la creación viviente morirá e irá al sepulcro. No se consideran aquí ni el cielo ni el infierno.

3:21 el espíritu. El hálito o vida física del hombre parece superficialmente ser poco diferente del de
un animal. En realidad el alma humana difiere en que Dios la ha hecho eterna (cp. v. 11).

3:22 después de él. Una vez más la muerte viene a ser la realidad que oscurece todo.

4:1–3 La opresión que padecen algunas personas hace que la muerte sea más atractiva.

4:3 malas obras. La vida terrenal puede ser tan desalentadora que sea preferible la no existencia.

4:4 despierta la envidia. La falta de satisfacción con la vida lleva a algunos a pensar que otras
demás personas tienen una vida mejor.

4:5 cruza sus manos… come su misma carne. Hasta el hombre que se aposenta en la ociosidad,
viviendo de lo que saca de los demás, se siente atormentado, y nunca está satisfecho (cp. Is. 9:20;
44:20).

4:7–12 Se trata de la futilidad del trabajo solo sin satisfacción y sin heredero que experimente su
valor (cp. 2:18–22, un mensaje complementario). La vida es mejor con compañía.

4:13–16 La popularidad de los reyes, tan deseada por ellos, es precaria y fugaz.

4:15 el muchacho sucesor. Esto se refiere al sucesor legítimo del “rey viejo”, en contraste al
“muchacho pobre” que sube por su capacidad de reinar. Salomón reflexiona en Génesis

Cerca del fin de su vida, el rey Salomón penitente ponderó la vida a la luz de la caída y la
manifestación del pecado del hombre.

Salomón llegó a las siguientes conclusiones, posiblemente a partir de su propio estudio de


Génesis:

1. Dios creó los cielos y la tierra con leyes de diseño y regularidad (Ec. 1:2–7; 3:1–8; cp. Gn. 1:1–31;
8:22).

2. El hombre es creado del polvo y regresa al polvo (Ec. 3:20; 12:7; cp. Gn. 2:7; 3:19).

3. Dios colocó su aliento que da vida en el hombre (Ec. 12:7; cp. Gn. 2:7).
4. Tal como Dios lo ordenó, el matrimonio es una de las bendiciones que más se disfruta en la vida
(Ec. 9:9; cp. Gn. 2:18–25).

5. El juicio divino es el resultado de la caída (Ec. 3:14–22; 11:9; 12:14; cp. Gn. 2:17; 3:1–19).

6. El efecto de la caída en la creación es “vanidad”, esto es, futilidad (Ec. 1:5–8; cp. Gn. 3:17–19).

7. El trabajo después de la caída es difícil y produce poca utilidad (Ec. 1:3, 13; 2:3; 3:9–11; cp. Gn.
3:17–19).

8. La muerte alcanza a todas las criaturas después de la caída (Ec. 8:8; 9:4, 5; cp. Gn. 2:17; 3:19).

9. Después de la caída, el corazón del hombre es perverso por completo (Ec. 7:20; 7:29; 8:11; 9:3;
cp. Gn. 3:22; 6:5; 8:21).

10. Dios retiene cierto conocimiento y sabiduría del hombre por razones sabias, pero no
expresadas, que Él tiene (Ec. 6:12; 8:17; cp. Gn. 3:22).

5:1–7 Un preludio de la amonestación final del libro a allegarse a Dios con reverencia.

5:1 la casa de Dios. El templo que Salomón edificó en Jerusalén (cp. 1 R. 8:15– 21).

5:2 cielo… tierra. Por cuanto Dios está en el cielo y el hombre está en la tierra y los argumentos
ante Él son insensatos.

5:4, 5 que prometas y no cumplas. Las promesas hechas a Dios tienen graves implicaciones. El
trasfondo en el AT para esta amonestación se encuentra en Deuteronomio 23:21–23; Jueces
11:35. Ananías y Safira aprendieron una dura lección (cp. Hch. 5:1–11).

5:6 tu boca te haga pecar. No prometas nada que tu deseo carnal te lleve a quebrantar. ángel.
“Mensajero”. El sacerdote en la casa de Dios (cp. Mal. 2:7). Tanto los sacerdotes como los profetas
son designados como mensajeros, delegados que entregan y reciben mensajes del Rey celestial
(cp. Is. 6:1–13). No les digas que tu quebrantamiento del voto fue una nimiedad.

5:7 teme a Dios. Cp. 3:14; 8:12, 13; 12:13.

5:8, 9 Los funcionarios tienen una ventaja injusta para conseguir riquezas.

5:10 El amor al dinero nunca queda satisfecho (cp. 1 Ti. 6:9, 10).

5:11 aumentan los que los consumen. Una referencia a los que dependen del rico.

5:12–17 Los tesoros terrenales son precarios y traen desventajas; producen ansiedad (v. 12) y
dolor (v. 13). Desaparecen debido a malos negocios (v. 14) y se dejan al morir (v. 15). Incluso
pueden producir temor (v. 17).
5:18–20 En contraste con la ansiedad de los acabados de describir (vv. 12–17), para los que
consideran a Dios como fuente de riqueza, hay placeres, riquezas y la capacidad de gozar de los
unos y de las otras (vea 2:24).

5:18 lo bueno. El mismo término que se traduce “hermoso” en 3:11. Una vez más, Salomón
amonesta a gozar de la abundancia de la vida que Dios da.

5:19 don de Dios. Comprender esto es gozar de la satisfacción de sus buenos dones.

5:20 Dios le llenará. Cuando la persona reconoce la bondad de Dios, se regocija y no se ensimisma
indebidamente en las angustias detalladas en el anterior pasaje.

6:2 Dios no le da facultad de disfrutar de ello. El Señor da y quita para sus propios propósitos. De
modo que las bendiciones de Dios no pueden darse por descontadas. Pero se deberían disfrutar
con agradecimiento mientras están disponibles.

6:3–6 No recibir sepultura, como en el caso del rey Joacim (Jer. 22:18, 19), indicaba una falta total
de respeto y de consideración por su vida. Morir sin honores se consideraba peor que haber
nacido muerto, incluso si se habían tenido muchos hijos y una vida plena.

6:3 Esto es una hipérbole.

6:7–12 La falta de satisfacción del alma procede de trabajar solo por lo que se consume (v. 7), de
ver poca diferencia al final entre los sabios y los necios (v. 8), de no saber el futuro (v. 9), de darse
cuenta de que solo Dios lo controla todo (v. 10), y de que el verdadero entendimiento del presente
y del futuro está limitado (vv. 11, 12).

7:1 la buena fama. Cuando un hombre ha vivido ganándose una buena reputación, el día de su
muerte puede ser un tiempo de honor.

7:2–6 El propósito de este pasaje es resaltar que se aprende más de la adversidad que del placer.
La verdadera sabiduría se desarrolla en las pruebas de la vida, aunque el predicador desea que no
fuera así cuando escribe que “también esto es vanidad” (v. 6).

7:10 tiempos pasados. En medio de la angustia y del descontento, es fácil perder el contacto con la
realidad.

7:12 escudo es la ciencia. La “ciencia” o (“sabiduría”), es mejor que el dinero porque da una vida
llena.

7:13 ¿quién podrá enderezar lo que él torció? El hombre debería considerar la actividad de Dios
porque Él es soberano, y decreta y controla todo bajo el sol (cp. 1:15).

7:14 del bien… la adversidad. Dios ordena ambas clases de días y vela el conocimiento del futuro.
7:15–18 El enfoque acerca de la naturaleza de la justicia queda claro en la declaración “porque
aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo” (v. 18).

7:15 perece… alarga. El hecho de que algunos justos mueren jóvenes y que algunos impíos viven
mucho es un enigma (cp. 8:11, 12).

7:16 demasiado justo… sabio con exceso. Salomón ya ha exhortado a sus lectores a que sean
justos y sabios (cp. v. 19). La advertencia aquí es en contra de una desmesurada pretensión de
propia justicia o fariseísmo.

7:19 La sabiduría fortalece. La medida de la sabiduría es su capacidad de producir buenos


resultados en la vida.

7:20 que haga el bien y nunca peque. Salomón puso un gran énfasis en los efectos generales del
pecado (cp. Gn. 3:1–24) y también observó la universalidad de las transgresiones personales.
Puede que Pablo tuviera este pasaje en mente cuando escribió Romanos 3:10.

7:21, 22 se hablan. Por cuanto tú has dicho muchas palabras ofensivas por las que ser perdonado,
no deberías mantener una cuenta estricta de palabras ofensivas dichas contra ti.

7:23, 24 Seré sabio… ¿quién lo hallará? El rey, ya sabio, resuelve ser todavía más sabio. Pero
después de una investigación adicional, se hacen evidentes las limitaciones de la sabiduría. Hay
cosas inasequibles. Al comprender esto se enfría rápidamente su entusiasmo.

7:26 la mujer. La seductora acerca de la que Salomón advierte a los jóvenes en Proverbios (Pr.
2:16–19; 5:1–14; 6:24–29; 7:1–27). En otros pasajes, Salomón exalta las virtudes de la compañera
fiel del hombre (Ec. 9:9; cp. Pr. 5:15–23; 31:10–31).

7:27–29 La adquisición empírica de conocimiento, esto es, de la búsqueda de la rectitud por parte
del hombre mediante sus muchos artificios, fracasa. Solo Dios puede hacer recto al hombre.

7:29 muchas perversiones. Esta misma palabra se traduce “intención” y refleja las malvadas
imaginaciones de todos los seres humanos desde Adán y Eva.

8:2, 3 del juramento de Dios. Una referencia a las promesas de Israel de servir al rey Salomón (1
Cr. 29:24).

8:5, 6 el tiempo y el juicio. Salomón vuelve al mensaje de 3:19 tocante a un tiempo para juicio.
Sabiendo que Dios ha designado un tiempo para juicio da a la vida cotidiana un claro propósito.

8:7 lo que… cuándo. Dios ha designado un tiempo para cada cosa, pero el hombre no conoce ni el
tiempo ni el resultado. Estas incertidumbres pueden aumentar su aflicción.

8:8 espíritu. “Viento” puede ser mejor traducción aquí que “espíritu”. La muerte es tan incierta e
incontrolable como el viento.
8:10 el lugar santo. Esto se refiere al templo en Jerusalén (cp. 5:1). vanidad. Las lecciones que
debieran haberse aprendido de la muerte de los impíos hipócritas se olvidan rápidamente.

8:11 sentencia. La espera de Dios en gracia antes de aplicar la retribución lleva a mayor
desobediencia. Este retardo, en realidad, no disminuye para nada la certidumbre del juicio final.

8:12, 13 a los que a Dios temen… al impío. El impío no tiene ninguna verdadera ventaja, aunque a
veces pudiera parecerlo (cp. 5:7; 12:13, 14). La paciencia temporal no elimina el juicio eterno.

8:14 vanidad. Hablando en sentido temporal, Dios en general recompensa la obediencia y castiga
la desobediencia. Salomón considera las excepciones a este principio como vanidad o algo
enigmático y descorazonador (vea Sal. 73).

8:15 alegría. De ninguna forma recomienda Salomón la gratificación desenfrenada y abierta en el


pecado, lo que se implica en el relato que hace Cristo del hombre que tenía los graneros llenos.
Aquel hombre puede haber justificado su pecado citando este pasaje (cp. Lc. 12:19). Su énfasis
aquí recae en la resolución de gozar de la vida frente a las injusticias que lo rodeaban (vea 2:24).

8:16, 17 las obras de Dios. La obra de Dios es maravillosa, pero a veces incomprensible.

9:1 en la mano de Dios. No habrá injusticias en el juicio final de los justos o de los malvados,
porque Dios recuerda a unos y a otros con todo detalle.

9:2, 3 un mismo suceso acontece a todos. La muerte debido a la corrupción universal.

9:7 come… bebe. Vea las notas sobre 2:24.

9:9 la mujer. Cp. Proverbios 5:15–19 y el Cantar de los cantares.

9:11 tiempo y ocasión. La sabiduría no puede garantizar buenos resultados debido a las muchas e
impredecibles contingencias que se dan.

9:12 su tiempo. El tiempo de su infortunio, especialmente la muerte (cp. 11:8, “días de tinieblas”;
12:1, “días malos”).

9:13–15 Es posible que la sabiduría no reciba su parte en esta vida.

9:16 Esto es cierto porque carece de reconocimiento y posición social.

10:1–20 Salomón reúne una colección de ejemplos de la sabiduría que ha investigado y exhibido.

10:2 derecha… izquierda. Este proverbio se basa en el hecho de que, comúnmente, la mano
derecha es más hábil que la izquierda.
10:3 necio. Vea la nota sobre 2:14. va… por el camino. Una persona que carece de sabiduría lo
manifestará en su conducta diaria.

10:5 Es un mal enorme y de gran alcance cuando los gobernantes emiten sentencias erróneas.

10:6, 7 los ricos… príncipes. La vida presenta algunas extrañas ironías, y en este mundo no es
siempre equitativa.

10:8–10 hiciere hoyo… se embotare el hierro. En la vida abundan los peligros y las incertidumbres.

10:10 la sabiduría es provechosa. Un poco de sabiduría facilitará los esfuerzos de la vida. Aunque
las experiencias de la vida con frecuencia no resultan como uno hubiera esperado, la vida sabia
produce generalmente un buen resultado. Esta es una conclusión muy importante para el ensayo
que hace Salomón de la sabiduría.

10:12–14 palabras. El hombre demuestra su sabiduría con palabras así como con obras. Las
palabras insensatas resultan en consecuencias desfavorables.

10:15 ir a la ciudad. Un proverbio para denotar la ignorancia con respecto a las cuestiones más
ordinarias, y que se extiende incluso a realidades espirituales. Si un necio no puede encontrar una
ciudad, ¿cómo podrá localizar a Dios?

10:18 la techumbre… la casa. Esta es aparentemente una analogía del reino de un monarca
indolente.

10:19 el dinero sirve para todo. El rey dado a fiestas del v. 18 cree que puede arreglar todos los
desastres de su inepta administración elevando los impuestos.

11:1 Echa tu pan. Toma un paso calculado y sabio hacia adelante en la vida, como un labrador que
echa su semilla en un suelo húmedo o pantanoso y espera que crezca (cp. Is. 32:20).

11:2 Reparte. Sé generoso mientras haya abundancia, y haz amigos mientras queda tiempo,
porque uno nunca sabe cuando los necesitará para que le devuelvan el favor.

11:3–6 El mundo está lleno de cosas sobre las que uno no tiene control, incluyendo los propósitos
de Dios. No hay virtud en una perplejidad ansiosa, pero hay esperanza para los que son diligentes
y cumplen su obra.

11:7 luz. Los días buenos en contraste con “tinieblas” (v. 8), que significa malos tiempos. Cp. 12:1.

11:7–12:8 Salomón compendia el mensaje de libro. La muerte es inminente, y con ella viene la
retribución. El goce y el juicio, aunque extraños compañeros, vienen juntos en esta sección,
porque lo uno y lo otro demandan el más profundo compromiso del hombre. Cosa sorprendente,
lo uno no predomina sobre lo otro. En un mundo creado para el goce pero dañado por el pecado,
el juicio y el goce o placer están en tensión. Con un excesivo goce, el juicio se levanta como una
fuerza amenazadora; con un juicio excesivo, el goce padece. En último análisis, lo uno y lo otro son
temas destacados de la vida que se resuelven en nuestra relación con Dios, el objeto principal de
la vida y de este libro.

11:9 Alégrate… juzgará. Estos dos términos parecen anularse mutuamente. ¿Cómo puede
explicarse esto? Goza de la vida pero no cometas iniquidad. El equilibro que se pide asegura que el
goce no es un abandono irreflexivo y pecaminoso. El placer se experimenta en la fe y en la
obediencia, porque, como Salomón ha dicho repetidas veces, solo se puede recibir la verdadera
satisfacción como un don de Dios.

11:10 vanidad. Goza de la infancia y de la juventud mientras puedes, porque la vida es fugaz.

12:1 Acuérdate de tu Creador… los días malos. Recuerda que eres posesión de Dios, de modo que
sírvele desde el comienzo de tus días, no al final de los mismos, cuando el servicio queda muy
limitado.

12:2–6 Salomón usa la imagen del envejecimiento, incorporando elementos de una casa
destartalada, de la naturaleza, y de un cortejo fúnebre para aumentar el énfasis de 11:7–12:1.

12:2 sol… luna… nubes. La juventud es típicamente el tiempo de la luz del amanecer, la vejez es la
hora de la oscuridad del ocaso.

12:3 temblarán los guardas de la casa. Las manos y los brazos que protegen el cuerpo, como los
guardas protegen un palacio, tiemblan en la ancianidad. Se encorvarán los hombres fuertes. Las
piernas, como columnas sustentadoras, se debilitan. las muelas. Dientes. los que miran por las
ventanas. Los ojos.

12:4 puertas. Labios que no tienen mucho que decir. ruido de la muela. Esto se refiere a comer
poco, cuando el ruido de la masticación es bajo. se levantará. Sueño ligero. hijas del canto. El oído
y la voz que antes amaban la música.

12:5 temerán de lo que es alto. Por miedo de caer. florecerá el almendro. Un árbol que florece de
blancura entre árboles oscuros se refiere a las canas. endechadores. Se acerca el funeral.

12:6, 7 Aquí tenemos las imágenes de la muerte.

12:6 la cadena de plata se quiebre. Quizás esto ilustra una lámpara colgando de una cadena de
plata, que se rompe con la edad, y la lámpara se rompe. Algunos sugieren que esto se refiere a la
espina dorsal. cuenco de oro. Posiblemente esto se refiere al cráneo. cántaro… fuente… rueda. Los
pozos precisaban de una rueda o polea para poder hacer descender el cántaro para recoger agua.
Quizás esto describe la fuente de la sangre, el corazón. se quiebre… se rompa… se quiebre… sea
rota. Todas estas acciones presentan la muerte como trágica e irreversible.
12:7 polvo… espíritu. Salomón recuerda Génesis 2:7 y 3:19 al contemplar el fin del proceso de
envejecimiento. espíritu… que lo dio. El sabio acaba su mensaje con la culminación de una vida
humana. “Jehová dio, y Jehová quitó” (Job 1:21; 1 Ti. 6:7).

12:7, 8 Esta tenebrosa imagen de la vejez no niega la verdad de que la ancianidad puede ser un
tiempo bendito para los piadosos (Pr. 16:31), pero recuerda a los jóvenes que no tendrán la
capacidad de gozar de una vejez piadosa y de una vida de intenso servicio a Dios si no recuerdan a
su Creador cuando son jóvenes (v. 1).

12:9–14 Los últimos consejos de Salomón.

12:11 aguijones… clavos hincados. Aquí se contemplan dos útiles de pastor: uno se usa para
motivar a animales desganados, el otro para asegurar a los que sin ello podrían errar a un
territorio peligroso. Tanto los aguijones como los clavos presentan aspectos de la sabiduría
aplicada. un Pastor. La verdadera sabiduría tiene su fuente solo en Dios.

12:12 libros. Los libros escritos acerca de cuestiones que no sean la sabiduría revelada de Dios solo
proliferarán la futilidad del pensamiento humano.

12:13, 14 Teme a Dios. La última palabra de Salomón acerca de las cuestiones que se suscitan en
este libro, así como acerca de la vida misma, se centran en la relación de uno con Dios. Todas las
preocupaciones acerca de una vida bajo el sol, con sus placeres e incertidumbres, quedaban atrás
para Salomón. Estas cosas le parecían relativamente irrelevantes al encarar el final de su vida. Pero
la muerte, a pesar de la gran atención que le había prestado en Eclesiastés, no era el gran
igualador. El verdadero igualador es el juicio y la retribución, porque Dios traerá cada acción de
cada persona bajo juicio. Los incrédulos comparecerán para juicio ante el gran trono blanco (cp.
Ap. 20:11–15) y los creyentes lo harán ante Cristo para el juicio del Bema (cp. 1 Co. 3:10–15; 2 Co.
5:9, 10). Cuando todo quede dicho y hecho, la certidumbre y la condición definitiva de la
retribución dan a la vida el sentido que había estado buscando el hijo a veces insensato de David.
Sea cual sea la porción de uno en la vida, la responsabilidad ante Dios, cuyos caminos son a
menudo misteriosos, es a la vez eterna e irrevocable.

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