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Los valores son abstracciones que determinan de manera razonada qué

es bueno y qué es malo, son distinguibles entre sí por su contenido propio y


comparativo. Manifiestan jerarquías que cambian por circunstancias históricas
o causales y pueden diferenciarse por su propio contenido.
En este sentido, Russell, (2000) señala:
Los valores, dinamizan nuestra acción y nuestra vida. Dignifican y
ennoblecen a la persona humana e incluso a la misma sociedad.
Sirven de apoyo para conformar el “bien-ser” en una sociedad que
centra su atención en los valores del “bien-estar”; sin valores
cívicos, las comunidades perecen, sin valores personales la
supervivencia carece de valor (p. 31).

El valor es considerado como uno de los ejes fundamentales por los que
se orienta la vida humana, y constituye a la vez, la esencia del
comportamiento y otorga sentido a la actuación social e individual de las
personas; explicando el desarrollo cultural de las comunidades humanas; éstas
son precisamente los valores. Sin ellos la vida carecería de sentido, la
convivencia sería imposible y el ser humano perdería completamente su
dirección. Al respecto Reboul, (2003) expresa que "los valores son universales
porque cada cual puede hallarlos en su propia razón, se impone a todos los
hombres y a aquellos que no los reconocen son considerados como "bárbaros"
(p. 74). A pesar de la universalidad de los valores, éstos no se pueden imponer
a otras realidades socioculturales, debido a su diversidad y diferenciación
cultural y son adquiridos de generación a generación, dependiendo de los
modelos que asuma la familia.
Los valores son, lo que reclama una sociedad para llevar una existencia
verdaderamente humana y ayudan a acondicionar la vida estando al alcance de
todas las personas, porque todos tienen la posibilidad de ser justos, honestos,
entre otras cosas. Es por ello, que Rodríguez (2003) expresa que el valor es “el
significado social que se le atribuye a los objetos y fenómenos de la realidad
en una sociedad dada, en el proceso de la actividad práctica, en unas
relaciones sociales concretas” (p.7).
Ahora bien, los valores son valiosos por sí mismos, pero se descubren
con la experiencia y se convierten en auténticas creencias. En ese sentido,
Báxter (2003), considera que el valor “es algo muy ligado a la propia
existencia de la persona, que afecta a su conducta, configura y moldea sus
ideas y condiciona sus sentimientos, actitudes y sus modos de actuar” (p. 2).
En todo caso, cuando una acción o una persona o una institución tienen
un valor positivo, es atractiva; cuando tiene un valor negativo, es repugnante.
Entonces, se puede definir el valor como un sinónimo del bien o lo correcto;
en este caso, su campo semántico se reduce a la moral. Por otro lado, se
emplea valor para referirse en general a todo lo tenido por valioso: rectitud,
bondad, belleza, verdad, entre otros, y se formulan juicios de valor sobre
acciones estrictamente morales, o simplemente legales, convencionales,
políticos económicas. Este es el uso amplio de valor, que, aunque incluye un
ámbito que interesa a la filosofía moral, escapa, en su conjunto, a ella.
El profesional de enfermería no escapa a ello, por lo que es necesario
fortalecer durante su formación académica el valor de la responsabilidad,
respeto, armonía, tolerancia, libertad, empatía, simpatía, paz, justicia, bondad,
conmiseración, lealtad, solidaridad, autoestima, honestidad, los cuales son
fundamentales para garantizar el estado óptimo de salud a los ciudadanos y
ciudadanas que así lo requieran.
.
La formación profesional y técnica no es suficiente para formar a un gran
enfermero. La ética profesional y los valores humanos son un elemento que
nunca puede faltar a la hora de prestar atención médica a quien más lo
necesita.

En el momento en que la enfermería se convierte en una profesión surge la


necesidad de definir los valores profesionales que van a guiar la actuación de
los profesionales que la componen.

Es por ello, que en la práctica diaria se debe trabajar para formar estos valores
en los profesionales de la enfermería, formando normas de conducta social y
de educación formal, fortaleciendo la responsabilidad ante el estudio, en el uso
correcto de la vestimenta; en el aspecto personal; a no tener privilegios entre
uno y otro paciente, distribuir por igual los medios valorativos y de
diagnósticos disponibles, el respeto y de estos con los docentes y pacientes, es
pilar fundamental para una efectiva relación profesor _ estudiante, lo cual va a
sentar las bases para la relación de mutuo respeto enfermero(a)-paciente.
De manera particular, aborda la importancia que tiene el fortalecer los valores
sociales de los futuros profesionales de la enfermería, es una contribución al
estado del conocimiento de los mismos, así como también, al conocimiento de
su rol dentro de un marco de principios éticos, con criterios de excelencia y
eficiencia, tanto en el plano individual como en el trabajo en equipo.
Esta situación descrita, implica que la labor del docente en el fortalecimiento
de valores sociales en los estudiantes de enfermería exige, en las condiciones
actuales, un profundo conocimiento acerca de las concepciones científicas de
este problema, eliminando de la práctica educativa todo enfoque empirista y
de espontaneidad. En líneas generales, la formación de valores constituye una
actividad axio-pedagógica esencial para la construcción de un ciudadano y
ciudadana conocedor y respetuoso de las normas que sustentan la vida en
sociedad y en el planeta.
En este orden de idea, la formación en valores como fundamento de una
educación debe tener su reconocimiento individualizado y su articulación en la
estructura dinámica del proceso educativo; formar en valores a los
profesionales de enfermería permite entonces desarrollar fines e ideales que no
son exclusivos de un individuo cerrado. Si no un individuo que identifica las
necesidades, intereses y aspiraciones de la sociedad. “Sólo en la comunidad
que cultiva valores prospera la educación”, esta afirmación de Kant invita a
emprender el reto de comprender los elementos que posibilitan la
estructuración de una dimensión axiológica, es que los valores se incorporan
tanto a los componentes internos del proceso educativo, como a las funciones
y resultados sociales del sistema de educación universitario. Desde este punto
de vista, se valoran las ciencias, las tecnologías, las disciplinas humanísticas y,
consecuentemente, el talento humano, educar en valores de acuerdo a
Contreras y Simonovis (2006) “educar en valores exige la planificación de la
praxis pedagógica en atención a un proyecto de vida”. (p.64).

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