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La elección de una carrera significa la elegir un modo de vida, por eso es una de las
decisiones más importantes. Si elegimos la carrera errónea podremos tener insatisfacción
personal, lo que llevara a la amargura e infelicidad de una persona. En cambio, si nuestra
decisión es correcta, esto contribuirá a tener una vida plena y de satisfacción consigo
mismo.
Según Pinzón, y Prieto, (2006), la elección vocacional es un paso determinante que debe
asumir el estudiante, implica un proceso donde se debe considerar aspectos tales como:
preferencias personales, vivencias, autoconocimiento e información sobre la carrera a
escoger.
Para Busot (1995) al seleccionar una carrera, se está seleccionando un estilo de vida en lo
que se refiere a la actividad ocupacional. En tal sentido, plantea la vocación como un
llamado, una invitación al estudiante a “Seguir su voluntad y ejecutar una misión
encomendada” tomando en cuenta las cualidades que le caracteriza para ofertar un
servicio, una forma de prestar ayuda en la ocupación que se escoge.
En otro sentido, es importante señalar que, por lo general, la forma en que los jóvenes se
preparan para sus funciones laborales necesita de una manera más adecuada de
orientación hacia la profesión elegida, ya que muchas veces no logra acompañar las
motivaciones que en ellos surgen, se enfrentan con carencia de información individual.
También en lo cotidiano deja de ser importante la incorporación de aspectos relevantes
en la formación, basados en el desarrollo de interés profesional en su relación de la teoría
con la práctica, y teniendo en cuenta aspectos elementales del individuo en el proceso
formativo.
A estas dificultades se suma que la sociedad es cada vez más exigente en relación a la
garantía de calidad de los servicios prestados por distintos profesionales, muchas veces en
la profesión no hay crecimiento numérico de sus miembros ni de reconocimiento
profesional o social. Este es el caso de la creciente exigencia por acceso universal a
servicios de salud capaces de proveer cuidado integral, continuo y resolutivo a
poblaciones definidas.
La historia a la que se hace referencia con anterioridad está relacionada con lo que
trasciende en el pensamiento del ser humano por generaciones, si se analiza la evolución
histórica de la profesión de enfermería y la evolución de la autoestima, la que se considera
como la actitud adquirida hacia uno mismo; es la actitud, la forma habitual de pensar,
amar, sentir y comportarse consigo mismo.
La vocación no debe admitir nunca la rutina en la tarea diaria ni que hayan días iguales en
el quehacer asistencial, docente o de investigación; cada día debe ser único a través del
reflejo de los valores profesionales e institucionales, así como éticos.
El profesional de la salud debe poseer ética; que significa carácter o modo de ser en los
problemas fundamentales de la salud; la conducta humana es la base que relaciona a cada
persona sobre la cual, de manera individual o colectiva, deciden que ciertas acciones son
correctas o incorrectas; la ética estudia también sus efectos y el valor de dichas acciones;
por lo tanto, es una ciencia normativa que se ocupa de un ideal, al poseer virtudes,
situación que caracteriza a la enfermería por el compromiso de servicio, y no solamente
por la obligación de llevarlo a cabo. La dedicación y el amor hacia nuestra profesión los
ejerce cada uno; ésta es la visión que debe tener cada profesionista en su práctica diaria y
cumplirla con la más alta calidad
Con tan solo brindar cercanía, como dar la mano y escuchar con atención, se generan
altos niveles de confianza y autoestima, llevando al paciente a preocuparse por su propio
autocuidado. Mejora su estilo de vida y sus deseos de pronta recuperación. La enfermería
transmite esta cercanía de manera natural, desde el convencimiento que es un estilo de
vida más que solo una profesión.