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Uno de los momentos más importantes de la vida de todo ser humano, es escoger cuál va

a ser su profesión o en qué se va a desempeñar para ser alguien en la sociedad y ser


reconocido por ella. Si al escoger la carrera, la persona siente que es realmente su meta,
ésta se convertirá en el estímulo principal de su desarrollo como persona.

Existen estudios que afirman que desarrollarse profesionalmente significa formarse


durante toda su vida profesional, supone unas aptitudes de preparación personal
intentando la propia formación para cumplir los roles profesionales específicos y también
por conseguir las condiciones que hagan posible un trabajo satisfactorio para la persona.

La elección de una carrera significa la elegir un modo de vida, por eso es una de las
decisiones más importantes. Si elegimos la carrera errónea podremos tener insatisfacción
personal, lo que llevara a la amargura e infelicidad de una persona. En cambio, si nuestra
decisión es correcta, esto contribuirá a tener una vida plena y de satisfacción consigo
mismo.

La asertividad en la selección de una profesión, se puede evidenciar a través de tres


indicadores básicos a saber: éxito en el rendimiento académico y en el trabajo, grado de
satisfacción por las actividades inherentes al mismo y estabilidad en el desempeño de la
carrera escogida

Según Pinzón, y Prieto, (2006), la elección vocacional es un paso determinante que debe
asumir el estudiante, implica un proceso donde se debe considerar aspectos tales como:
preferencias personales, vivencias, autoconocimiento e información sobre la carrera a
escoger.

Para Busot (1995) al seleccionar una carrera, se está seleccionando un estilo de vida en lo
que se refiere a la actividad ocupacional. En tal sentido, plantea la vocación como un
llamado, una invitación al estudiante a “Seguir su voluntad y ejecutar una misión
encomendada” tomando en cuenta las cualidades que le caracteriza para ofertar un
servicio, una forma de prestar ayuda en la ocupación que se escoge.

Cuando la selección de la carrera se realiza sin tomar en cuenta estas consideraciones,


más por presiones de grupo (familiares o amigos), estatus social de algunas carreras,
dificultades económicas o desinformación ocupacional, existe la probabilidad de bajo nivel
de satisfacción, por lo que se realiza en el contexto académico y frustraciones personales,
lo que puede influir en la situaciones negativas, tales como, incremento de deserción de la
educación superior, bajo rendimiento académico y poca identificación con la carrera
seleccionada; de allí la importancia de la orientación vocacional oportuna desde el inicio
de la educación, ya que el estudiante debe tomar esta decisión en una etapa del ciclo vital
con características muy particulares como lo es la adolescencia.

La formación y la orientación profesional es un proceso que transcurre a lo largo de la vida


de las personas, comienza desde las primeras edades y se extiende durante toda su vida
profesional. Es concebida, por tanto, como parte del proceso de educación de la
personalidad del sujeto, que lo prepara para la formación y actuación profesional
responsable.

Es también un proceso formativo en el cual el educador acompaña a los adolescentes y


jóvenes en la construcción de un proyecto de vida, durante el cual se requiere profundizar
en las relaciones entre educación, trabajo y sociedad. Elegir, entre las posibles
alternativas, la reflexión acerca de aspectos personales, de inserción y participación social,
compromiso con el estudio y el trabajo y un análisis objetivo del contexto social,
económico y laboral.

En otro sentido, es importante señalar que, por lo general, la forma en que los jóvenes se
preparan para sus funciones laborales necesita de una manera más adecuada de
orientación hacia la profesión elegida, ya que muchas veces no logra acompañar las
motivaciones que en ellos surgen, se enfrentan con carencia de información individual.
También en lo cotidiano deja de ser importante la incorporación de aspectos relevantes
en la formación, basados en el desarrollo de interés profesional en su relación de la teoría
con la práctica, y teniendo en cuenta aspectos elementales del individuo en el proceso
formativo.

Al analizar el contexto de la formación de enfermería, corresponde a los centros


formadores reflexionar sobre las demandas de los servicios de salud en armonía con la
energía que el proceso de formación individual de cada individuo exige. No se puede
ignorar la monotonía que surge por el déficit de opciones en la búsqueda de los intereses
profesionales en una sociedad en permanente transformación y donde la diferencia es la
versatilidad profesional, es decir, formar profesionales capaces de actualizarse para
asumir diferentes funciones y retos.

A estas dificultades se suma que la sociedad es cada vez más exigente en relación a la
garantía de calidad de los servicios prestados por distintos profesionales, muchas veces en
la profesión no hay crecimiento numérico de sus miembros ni de reconocimiento
profesional o social. Este es el caso de la creciente exigencia por acceso universal a
servicios de salud capaces de proveer cuidado integral, continuo y resolutivo a
poblaciones definidas.

La historia a la que se hace referencia con anterioridad está relacionada con lo que
trasciende en el pensamiento del ser humano por generaciones, si se analiza la evolución
histórica de la profesión de enfermería y la evolución de la autoestima, la que se considera
como la actitud adquirida hacia uno mismo; es la actitud, la forma habitual de pensar,
amar, sentir y comportarse consigo mismo.

En el contexto del desarrollo de enfermería, es necesario señalar que la sociedad aspira a


formar profesionales responsables, que cumplan las normas sociales establecidas, sean
creativos, los caracterice la variedad de intereses, mantengan una conducta adecuada en
los diferentes espacios donde se encuentren, sean capaces de llevar la teoría a la práctica,
lo que constituye un reto para el proceso de formación, que se complejiza al hablar de
estudiantes generalmente poco motivados. Por esta razón, es necesario que desde la
academia se desarrolle la curiosidad, las ansias de conocer, educar el amor hacia el saber y
la profesión, el interés profesional despertado bajo la influencia de la enseñanza, que el
claustro ha de apoyar con sumo cuidado y de forma racional.

La vocación es la suma de cualidades que caracteriza a cada persona y la lleva a orientarse


hacia un determinado oficio o profesión; en enfermería, los profesionales que acceden a
estos estudios por vocación sienten la necesidad de ayudar a los demás, sobre todo en los
momentos más difíciles de la vida, cuando la persona se enferma, se siente desvalida y
vulnerable.

La vocación en enfermería refleja la personalidad de la profesión en cada uno de quienes


la ejercen; viene inmersa en los valores y principios de cada uno; es un reflejo del cuidado
que demuestra el profesional de enfermería. Para los enfermos, el contar con una mano
solidaria, empática y con agradable relación humana, de respeto y cuidado personalizado,
es vital y papel de la enfermería, profesión que se debe ejercer con espíritu de servicio,
buscando la excelencia en el cuidado y favoreciendo así la calidad en la atención. Se debe
estar convencido, primero, de la nobleza de ejercer el “cuidado” como el objeto de
estudio, enfrentando siempre nuevos retos.

La vocación no debe admitir nunca la rutina en la tarea diaria ni que hayan días iguales en
el quehacer asistencial, docente o de investigación; cada día debe ser único a través del
reflejo de los valores profesionales e institucionales, así como éticos.

El profesional de la salud debe poseer ética; que significa carácter o modo de ser en los
problemas fundamentales de la salud; la conducta humana es la base que relaciona a cada
persona sobre la cual, de manera individual o colectiva, deciden que ciertas acciones son
correctas o incorrectas; la ética estudia también sus efectos y el valor de dichas acciones;
por lo tanto, es una ciencia normativa que se ocupa de un ideal, al poseer virtudes,
situación que caracteriza a la enfermería por el compromiso de servicio, y no solamente
por la obligación de llevarlo a cabo. La dedicación y el amor hacia nuestra profesión los
ejerce cada uno; ésta es la visión que debe tener cada profesionista en su práctica diaria y
cumplirla con la más alta calidad

¿Por qué es importante la vocación en enfermería?

Con tan solo brindar cercanía, como dar la mano y escuchar con atención, se generan
altos niveles de confianza y autoestima, llevando al paciente a preocuparse por su propio
autocuidado. Mejora su estilo de vida y sus deseos de pronta recuperación. La enfermería
transmite esta cercanía de manera natural, desde el convencimiento que es un estilo de
vida más que solo una profesión.

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