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LA REVOLUCIÓN DE
ASTURIAS. EL FRENTE POPULAR, LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL NUEVO
GOBIERNO.
En las elecciones de noviembre de 1933 el partido más votado fue la CEDA con 115
diputados, seguido del Partido Radical de Lerroux con 102, además los partidos
monárquicos lograron un amplio respaldo, 15 diputados para Renovación Española y
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21 para los Tradicionalistas.
La izquierda fracaso de forma estrepitosa, el PSOE bajo de 116 a 58 diputados y
Acción Republicana (Azaña) de 28 a 5.
La izquierda veía la República como algo propio, no concebía que pudiera tener un
gobierno de derechas. El PSOE consideraba a la CEDA un partido cuyo objetivo final
era implantar una dictadura, por tanto, estaban dispuestos a iniciar una revolución en el
caso de que la CEDA entrara en el gobierno, imponiéndose el ala más radical del
partido, bajo la dirección de Largo Caballero.
Se inició el gobierno de gabinetes derechistas (que se llamó por la izquierda el “Bienio
Negro”) en los que el peso cayó sobre el Partido Radical de Alejandro Lerroux y
otros grupos republicanos menores. La CEDA no participó en el gobierno y su postura
fue la de apoyo al gobierno siempre que desmontase lo hecho por las Cortes
constituyentes.
El presidente de la república siguió siendo Alcalá- Zamora, que no pudo hacer de
árbitro ante la situación enconada entre los partidos y los militantes de uno y otro signo
en la calle.
El nuevo gobierno se dedicó a rectificar toda la labor gubernamental y legislativa
realizada por los gabinetes anteriores:
- Se derogó la legislación de reforma agraria: Ley para la Reforma de la Reforma
agraria (1935).
- Se redujo al mínimo el presupuesto del IRA y se paralizaron las expropiaciones.
- Se paralizó la aplicación de la Ley de Congregaciones religiosas.
- En cuanto al proceso autonómico se dio un conflicto de competencias con la
Generalitat, esta, ahora bajo la presidencia de Companys tras la muerte de Macía,
intentó proteger a los trabajadores del campo en Cataluña mediante una ley local, el
gobierno central actuó con dureza desmantelando los sindicatos agrarios que se
habían puesto en huelga apoyando al gobierno catalán.
- Se amnistió a los implicados en el golpe de Sanjurjo mediante una Ley de
amnistía y se puso a militares monárquicos y afines al golpismo en puestos de
responsabilidad:
- Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor Central.
- Mola, jefe del ejército de África.
- Volvió la influencia destacada de la Iglesia Católica.
- Los representantes de la vieja oligarquía agraria volvieron al Parlamento.
- La política de orden público se endureció, etc.
A raíz de esta política se dio una escisión en el Partido Radical, formando Martínez
Barrios la Unión Republicana (tendencia más de izquierda).
Del mismo modo, los republicanos de izquierda decidieron reorganizarse en un nuevo
partido, Izquierda Republicana, bajo el liderazgo de Azaña.
LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS.
EL FRENTE POPULAR.
La izquierda entendió que debía ir unida si quería recuperar el poder. Se logró vencer la
resistencia de Largo Caballero, que aceptó el entendimiento del PSOE con los
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“partidos Burgueses”, al tiempo que el PCE, siguiendo las directrices marcadas por
Moscú también aceptaba dicha alianza.
La izquierda acudió a las elecciones en el llamado Frente Popular (15 de enero de
1936) que incluía a los republicanos (Izquierda Republicana y Unión republicana),
PSOE, UGT, PCE, ERC, POUM (Partido Obrero de Unificación marxista, antiestalinista,
dirigido por Andrés Nin), incluso la CNT, aunque no participó, no recomendó la
abstención como habitualmente, ya que la principal finalidad era acudir juntos a las
urnas para generar una mayoría suficiente.
El programa de la coalición era retomar las reformas paralizadas durante el gobierno de
la derecha y decretar una amnistía para los condenados por los sucesos de 1934.
En mayo de 1936, por decision de las Cortes (“uno de los mayores errores del Frente
Popular” según el historiador Tuñón de Lara) Azaña, pasó a ocupar la presidencia de
la República en sustitución del anterior jefe del Estado, Alcalá Zamora.
La presidencia del Gobierno fue ofrecida a Prieto, pero Largo Caballero se negó a
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que el PSOE entrara en el gobierno, cuya presidencia fue asumida entonces por
Santiago Casares Quiroga, miembro de la ORGA.
Mientras tanto, la crispación política y social fue en aumento.
Los sectores católicos, los propietarios de tierras y los empresarios estaban cada día
más asustados ante los amenazadores propósitos revolucionarios que los líderes
cenetistas y socialistas anunciaban continuamente desde las páginas de los periódicos
o en sus mítines.
Por su parte, los dirigentes derechistas Gil Robles y Calvo Sotelo radicalizaron sus
posturas y arremetieron desde el parlamento contra el Gobierno, al que acusaban de
impotencia por permitir que la anarquía se adueñase de España.
Los conflictos ocasionados por la agudización de los antagonismos sociales
aumentaron de manera imparable. Así, se produjeron invasiones masivas de
propiedades en pueblos de Madrid, Salamanca y Murcia. Todos los propietarios de
tierras, hasta los más modestos, se sentían desamparados y fueron obligados a subir
desmesuradamente los salarios y a contratar forzosamente a peones en paro aunque
no necesitaran mano de obra.
Los enfrentamientos entre propietarios y obreros rurales llegaron a ser tan graves que
muchos latifundistas estuvieron dispuestos a dejar que sus cosechas se pudrieran
antes que pagar los salarios que reclamaban los jornaleros.
Los tumultos y los desórdenes públicos también se extendieron por las ciudades
mientras descendía la Bolsa, se multiplicaban las huelgas en la construcción y en la
industria y aumentaba de forma imparable la cifra de desempleados.
De nuevo, fueron incendiados o destruidos más de cien iglesias, y los izquierdistas más
exaltados hicieron lo posible por boicotear las ceremonias religiosas e impedir la normal
celebración de las procesiones católicas.
Se produjo un aumento en el número de atentados como consecuencia de la violencia
callejera desplegada por los agresivos grupos de extrema izquierda y de extrema
derecha. En poco más de cinco meses se contabilizaron casi 150 asesinatos políticos y
otras 150 muertes violentas.
El 12 de Julio se asesino, por parte de pistoleros de ext¡rema derecha, al teniente
Castillo (miembro de la Guardia de Asalto), al que siguió el hecho más grave, el
asesinato del dirigente derechista José Calvo Sotelo, el 13 de Julio de 1936, por un
grupo de policías de ideología izquierdista, que no dudaron en usar sus uniformes
reglamentarios y el coche oficial para acudir al domicilio de Calvo Sotelo y llevárselo
para matarlo a tiros. Tras el atentado, los asesinos se ocultaron en casa de la diputada
socialista Margarita Nelken, y el Gobierno no realizó detenciones a pesar de conocer
la identidad de los culpables (uno de ellos era el guardaespaldas de Indalecio Prieto).
La situación política se hizo insostenible. El enfrentamiento entre la izquierda y la
derecha se hacía más enconado cada día.
los rumores de los preparativos de un golpe de Estado (alentado por los conspiradores
de la Unión Militar Española, inspirado por el general Sanjurjo y dirigido por el
general Mola) eran cada vez mayores.
El golpe de estado se puso en marcha el 17 de julio, con la sublevación de la
guarnición de Melilla, que se extendió con éxito a todo el Protectorado de Marruecos, el
18 se extendió a la Península, pero no triunfó de forma absoluta, quedando España
dividida en dos zona y comenzando así la Guerra Civil.