Está en la página 1de 13

1. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA.

EL FINAL DEL REINADO


DE ALFONSO XIII.

El golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera el 12 de septiembre de 1923 fue apoyado


por el rey Alfonso XIII, encaminándose a establecer una dictadura militar. Se debió al
desastre de Annual y al descontento del Ejército.

El auge del movimiento obrero, los republicano-socialistas y de la CNT llevó a las clases
dirigentes a apoyar a un gobierno autoritario que frenase esos movimientos. Además, el
cansancio de las clases medias (gobiernos inestables, corrupción política, subida de
precios y cuestión marroquí) hizo que se inclinaran en el mismo sentido y la influencia
del triunfo del fascismo en Italia (Mussolini).

Tras el golpe, al dictador Primo de Rivera se le concedió el cargo de presidente y de


ministro único siendo asesorado por un Directorio Militar (1923-1925). Llevó a cabo la
proclamación del estado de guerra durante dos años, suspendió la Constitución de 1876,
disolvió las Cortes, prohibió las actividades de los partidos políticos y sindicatos (gran
represión contra CNT y PCE) e implantó la censura de prensa. En Cataluña prohibió el
himno, la lengua y el uso de la bandera. En el nuevo gobierno, apoyado por la oligarquía
de terratenientes e industriales, los civiles fueron sustituidos por los militares y los
ayuntamientos por vocales asociados.

Con la Unión Patriótica (único partido dirigido por un militar) ganó el apoyo de los
católicos y conservadores siguiendo el modelo fascista italiano de Mussolini. Estableció
una política de “mano dura” en lo referente al orden público. El gran éxito del Directorio
tuvo lugar en África, terminando la resistencia de las cabilas del Rif tras el desembarco
franco-español de Alhucemas en 1925. El fin de la guerra en Marruecos (Abd-el-Krim le
entregó la autoridad a Francia) popularizó al dictador y supuso el acuerdo con los
militares africanistas.

El Directorio Civil (1925-1930) presidido por Primo de Rivera sustituyó al Militar,


basándose en el Consejo Fascista. Se trataba de institucionalizar la Dictadura.

En 1927, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, formada por miembros de la Unión


Patriótica elegidos por sufragio censitario. La política económica se caracterizó por el
intervencionismo estatal, la imposición de aranceles, concesión de ayudas a grandes
empresas, creación de monopolios y fomento de las obras públicas.

En 1926 se formó la Alianza Republicana (Manuel Azaña) y la Derecha Liberal


Republicana (Alcalá-Zamora creó esta alternativa republicana conservadora y católica).
Ante el ascenso de Primo de Rivera, liberales, conservadores, republicanos, socialistas,
anarquistas, intelectuales (Unamuno, Ortega y Gasset) y miembros del ejército
(pronunciamiento de la sanjuanada) se oponían a la dictadura. El movimiento estudiantil
(Federación Universitaria Española) realizó numerosas manifestaciones desde 1929.

1
Desde el crac de la bolsa de Nueva York, en octubre, se generó una oleada de huelgas y
una caída de la peseta. El 27 de enero de 1930, ya sin apoyos sociales, Primo de Rivera,
dimitió ante al monarca. Con el nombramiento del general Berenguer (apoyo de
Romanones y De la Cierva) se trata de volver a la normalidad constitucional, pero el
lento retorno a estas libertades constitucionales fue aprovechado por republicanos,
socialistas y otros grupos de oposición que cada vez conseguían más apoyo quienes
firmaron en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a
derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático.

Militares y la CNT empezaron a apoyar la posibilidad republicana, estando Alfonso XIII


cada vez más aislado. Berenguer dimitió en febrero de 1931 pasando el almirante Aznar
a ser el presidente del gobierno. Este convocó elecciones municipales para el 12 de
abril. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la
monarquía -o república-.

El triunfo aplastante en las ciudades de las candidaturas republicanas y socialistas


precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

2. LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA

La Segunda República Española fue el régimen político instaurado por segunda vez en
España denominada así para diferenciarla de la Primera República Española que se dio
entre los años 1873 – 1874. Esta Segunda República Española fue elegida de forma
pacífica y democrática siendo proclamada el 14 de abril de 1931, -sustituyendo a la
monarquía de Alfonso XIII- y duraría hasta el año 1936 (momento en el que da comienzo
la Guerra Civil española).

Las elecciones celebradas el 12 de abril de 1931 dieron como resultado la victoria a los
partidos republicanos en la gran mayoría de las ciudades, ante estos resultados Alfonso
XIII rey monárquico de España por aquel entonces decide abdicar y partir hacia el exilio.
Dos días después el 14 de abril fue proclamada oficialmente la República tras la cual
se estableció un gobierno provisional (abril – diciembre de 1931), que convocó
rápidamente elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de Junio, la victoria fue para la
coalición Republicana Socialista. Durante este periodo de gobierno provisional se aprobó
la Constitución de 1931 y también fueron nombrados el presidente de la
República, Niceto Alcalá Zamora, y el presidente del gobierno, Manuel Azaña.

El periodo de la Segunda República Española suele dividirse en tres etapas:

• El Bienio Reformista (1931–1933): El gobierno liderado por Manuel Azaña estaba


integrado en su mayoría por republicanos de izquierdas y socialistas, cuyo objetivo era

2
llevar a cabo una serie de reformas con las que modernizar la sociedad española. Entre
estas destaca:
-La reforma religiosa: que consistía en limitar el dominio de la Iglesia y secularizar a la
sociedad española.
-La reforma agraria: consistió en una serie de decretos que pretendían ayudar a los
arrendatarios y a los campesinos sin tierra.
-La reforma del Estado centralista: consistía en la facultad de todas aquellas regiones
que con sentimiento nacionalista podían tener una organización propia y acceder a la
autonomía, de esta manera se promulgó el Estatuto de Autonomía de Cataluña, dando
lugar a la Generalitat.

La aplicación de estas nuevas reformas encontró serios inconvenientes sobre todo por
parte de la Iglesia, los grandes propietarios, el ejército... Los grupos de derecha tomaron
la decisión de reorganizarse en contra de las nuevas medidas gubernamentales y para
1933 crearon la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) que contaba
con un gran número de afiliados cuyo líder fue José María Robles Gil.
Del mismo modo, y a la par, también cobraban sus fuerzas los grupos fascistas como
las Juntas de Ofensiva Nacional – Sindicalista (JONS) y la Falange Española que tenía
como jefe supremo a José Primo de Rivera, aunque ambos partidos fueron minoritarios.

• El bienio conservador (1933 -1935): Los sectores contrarios a la República intentaron


acabar con la coalición republicano–socialista y, tanto es así, que en otoño de
1933 Manuel Azaña acabó dimitiendo como jefe de gobierno y el presidente de la
República, Niceto Alcalá Zamora disolvió las Cortes convocando nuevas elecciones para
Noviembre.
Estas elecciones se caracterizaron por ser las primeras en las que votaron las mujeres.
La CEDA fue quien obtuvo los mejores resultados quedando el gobierno en manos
del Partido Radical Republicano cuyo líder fue Alejandro Lerroux (conservador).

Durante este periodo se regresó a la situación antecedente a 1931, de modo que todas las
reformas que fueron dadas en el primer bienio fueron desmanteladas por completo.

Una fuerte crisis de gobierno estalló en 1935. El gobierno de Lerroux se vio afectado
por una serie de escándalos de corrupción, perdiendo su credibilidad hasta que fue
destituido. En febrero se convocaron nuevas elecciones lo que dio lugar a la formación
de dos bloques visiblemente opuestos: los de derecha y los de izquierda.

• La etapa del Frente Popular (1936): Para presentarse a las elecciones los partidos de
izquierdas (republicanos, comunistas y socialistas) se agruparon en lo que fue
denominado Frente Popular consiguiendo la victoria. Manuel Azaña fue proclamado
de nuevo presidente de la república y Santiago Casares Quiroga jefe del gobierno.
Entre sus acciones destacó: la absolución de los presos de la revolución de octubre de
1934, la aprobación del Estatuto Catalán que fue anulada con anterioridad y el traslado

3
de los generales Francisco Franco a Canarias y Emilio Mola a Navarra para evitar
organizar alzamientos militares, aunque no se atrevió a destituirlos.

Los planes para acabar definitivamente con la República fueron dirigidos por los militares
que contaron con la ayuda de las fuerzas políticas de la derecha así como también
establecieron sus contactos con la Alemania nazi y la Italia fascista. Poco a poco fueron
cobrando fuerzas hasta que el 14 de julio se produjo el asesinato del líder derechista
José Calvo Sotelo por un grupo de izquierdistas y que acabo desencadenando el estallido
de la Guerra Civil el día 17 de Julio de 1936.

3. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

La Guerra Civil española tuvo lugar en España entre 1936 y 1939 entre el bando
republicano y el bando nacional, que estaba dirigido por el general Francisco Franco.
Por aquella época, el presidente de España era Manuel Azaña, un republicano elegido
democráticamente. Como parte del ejército español estaba asentado en Marruecos, varios
de los generales más influyentes, con Francisco Franco a la cabeza, dieron un golpe de
estado.

El bando de la izquierda fue el conocido como bando republicano y estaba formado por
el gobierno que había habido hasta ese momento, junto con sindicatos, comunistas,
anarquistas y muchos obreros y campesinos. En el bando contrario, el
nacionalista, estaba la parte rebelde del ejército, la burguesía, los terratenientes y, por lo
general, las clases más altas. Por diferentes motivos muy ligados al contexto europeo de
la época, el bando republicano estuvo apoyado por la Unión Soviética y por las
democracias europeas, mientras que el bando nacionalista tuvo el soporte de los
gobiernos fascistas de Alemania y de Italia, lo que supuso que este bando estuviera
mejor armado que el contrario.

La Guerra Civil fue una de las guerras más duras que se recuerdan en España. Tras la
victoria del general Franco y del bando nacionalista, comenzó una dictadura en el país
que duró casi 40 años, desde 1939 hasta 1975, año en el que falleció el dictador español.
Con el final de la guerra, el 1 de abril de 1939, la destrucción del vencido se convirtió
en prioridad absoluta. Comenzó en ese momento un período de ejecuciones masivas, y
de cárcel y tortura para miles de hombres y mujeres, especialmente en aquellas provincias
conquistadas por el ejército de Franco en los tres últimos meses de la guerra.

4. FINAL DE LA GUERRA CIVIL Y FRANQUISMO

4
A finales de 1939 y durante 1940 las fuentes oficiales daban más de 270.000 reclusos,
una cifra que descendió de forma continua en los dos años siguientes debido a
las numerosas ejecuciones y a los miles de muertos por enfermedad y desnutrición.
Al menos 50.000 personas fueron ejecutadas entre 1939 y 1946. “La retirada”, como se
conoció al gran exilio de 1939, llevó a Francia a unos 450.000 refugiados en el primer
trimestre de ese año, de los cuales 170.000 eran mujeres, niños y ancianos. Unos 200.000
volvieron en los meses siguientes, para continuar su calvario en las cárceles de la
dictadura franquista.

España vivió a partir de abril de 1939 la paz de Franco, las consecuencias de la guerra y
de quienes la causaron. España quedó dividida entre vencedores y vencidos. Para
recordar siempre su victoria en la guerra, para que nadie olvidara sus orígenes, la
dictadura de Franco llenó de lugares de memoria el suelo español, con un culto obsesivo
al recuerdo de los caídos, que era el culto a la nación, a la patria, a la verdadera España
frente a la anti-España, una manera de unir con lazos de sangre a las familias y amigos de
los mártires frente a la memoria oculta de los vencidos, cuyos restos quedaron
abandonados en cunetas, cementerios y fosas comunes.

El proyecto reformista de la República y todo lo que esa forma de gobierno significaba


fue barrido y esparcido por las tumbas de miles de ciudadanos; y el movimiento
obrero, sus organizaciones y su cultura, resultaron sistemáticamente eliminados en un
proceso más violento y duradero que el sufrido por otros movimientos europeos de
resistencia al fascismo.

La paz de Franco, que mantuvo el estado de guerra hasta abril de 1948, transformó la
sociedad, destruyó familias enteras, rompiendo las básicas redes de solidaridad social,
e impregnó la vida diaria de miedo, de prácticas coercitivas y de castigo. La amenaza
de ser perseguido, humillado, la necesidad de disponer de avales y buenos informes para
sobrevivir, podía alcanzar a cualquiera que no acreditara una adhesión inquebrantable al
Movimiento o un pasado limpio de pecado republicano.

Con el paso del tiempo, la violencia y la represión cambiaron de cara, la dictadura


evolucionó, “dulcificó” sus métodos y, sin el acoso exterior, pudo descansar, ofrecer un
rostro más amable. Pero la dictadura nunca renunció a la guerra civil como acto
fundacional, que recordó una y otra vez para preservar la unidad de esa amplia coalición
de vencedores y para seguir humillando a los vencidos. La represión fue una útil inversión
que Franco supo administrar hasta el final. Porque Franco murió matando. Pocas semanas
antes de su muerte, ordenó la ejecución de cinco supuestos terroristas, tres del FRAP y 2
de ETA. Para dejar bien claro qué tipo de dictadura había sido la suya, desde la victoria
en la Guerra Civil hasta el último suspiro en noviembre de 1975.

Durante toda la época de la dictadura de Franco, España sufrió un continuo aislamiento


internacional, pero que se fue debilitando con el paso de los años. Como el dictador

5
español quería que se reconociera a su país a nivel internacional, poco a poco comenzó
un cierto tipo de mejoras en la vida social. En la década de los años 50, España fue
aceptada como miembro de las Naciones Unidas y en 1970, Franco nombró al príncipe
Juan Carlos como su sucesor en el mandato.

La dictadura de Franco coincidió con un escenario de cambio histórico acelerado con


profundas transformaciones: crisis mundial de los años treinta; Segunda Guerra Mundial;
Guerra Fría durante la segunda mitad de los años cuarenta y los cincuenta; fase de
expansión económica y desarrollo en la década de los sesenta; y período de recesión
económica durante la primera mitad de los setenta. Comenzó con Hitler dominando
Europa y acabó cuando los Estados Unidos habían sido derrotados en la guerra de
Vietnam.

En su período inicial de consolidación coincidió con la era del fascismo en Europa,


iniciado en Italia en los años veinte y radicalizado en Alemania en los años treinta. La
intervención fascista y nazi había sido decisiva para la victoria de Franco en la guerra y
la dictadura de Franco comenzó desde abril de 1939 un proceso de fascistización,
interrumpido por la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. A
partir de ese momento, y tras superar desafíos de resistencia interna e
internacionales, Franco se perpetuó en el poder durante la edad de oro de las
democracias occidentales.

Tras la caída de los fascismos en Europa, la defensa del catolicismo como un componente
básico de la historia de España sirvió a la dictadura de pantalla en ese período crucial para
su supervivencia. Militares, falangistas, carlistas y la Iglesia aportaron sus ideas y
símbolos a la nueva España, aunque el discurso nacional-católico acabó, a partir de 1945,
dominando. El Ejército, la Falange y la Iglesia representaban a esos vencedores y de
ellos salieron el alto personal dirigente, el sistema de poder local y los fieles siervos de la
Administración.

En lo que todos estuvieron de acuerdo, sin embargo, fue en el culto rendido al general
Franco. Desde octubre de 1936, obispos, sacerdotes y religiosos comenzaron a tratar a
Franco como un enviado de Dios para poner orden en la “ciudad terrenal”. Acabada la
guerra, el “insigne, victorioso y amado Caudillo” fue rodeado de una aureola heroico-
mesiánica que le equiparaba a los santos más grandes de la historia. Aparecían por todas
partes estatuas, bustos, poesías, estampas, hagiografías. La imagen de Franco como
militar salvador y redentor era cuidadosamente tratada e idealizada en el “Noticiario
Español” (NO-DO). Su retrato presidió durante los casi cuarenta años de dictadura las
aulas, oficinas, establecimientos públicos y se repetía en sellos, monedas y billetes. Y
como ninguna legitimidad podía ser superior a la que procedía de la potestad divina,
Franco fue “Caudillo de España por la gracia de Dios”.

6
Fue, en suma, una dictadura de origen fascista, con presencia importante de valores
militares y católicos, donde el orden, el caudillaje y la religión desempeñaron un papel
fundamental.

La vida del dictador terminó en un contexto complejo y en el que la oposición obrera y


estudiantil desafió de forma creciente al régimen.

Finalmente, tras tres meses y medio de enfermedad, Franco murió el 20 de noviembre


de 1975.
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey en un contexto político de
gran incertidumbre. Se iniciaba un complejo proceso de transición que llevaría de la
dictadura a un sistema democrático. -La Transición es el proceso de cambios
institucionales y políticos que se desarrollan en España entre la muerte de Franco en 1975
y la aprobación de la Constitución de 19781 . En esta etapa se produce el paso del régimen
autoritario franquista a la monarquía parlamentaria democrática de Juan Carlos I sobre la
base de la nueva Constitución- .

Este proceso de transición se ha convertido al pasar los años en un modelo para muchos
países por el escaso nivel de violencia que la acompañó.

5. LA TRANSICION DEMOCRÁTICA

El mayor éxito del régimen franquista, el desarrollismo económico de la década de los


60, supuso también la principal causa de su caída, ya que perdió sus principales bases
sociales. Así, optarán por la democracia las nuevas clases medias deseosas de libertad y
las clases altas interesadas en el ingreso del país en la CEE. Aunque a la muerte de Franco
en 1975 sube al trono el rey Juan Carlos I, que se suponía que debía garantizar la
perpetuación del régimen, el camino hacia la democracia es asumido con un gran
consenso por casi todos los partidos políticos, que deberán hacer frente en todo caso a la
fuerte conflictividad social y al efecto distorsionador que desde el principio supone el
terrorismo. Pese a las dificultades de la crisis económica y de las heridas no cerradas de
la Guerra Civil, la democracia sienta sus bases con la Constitución de 1978 y se consolida
definitivamente, tras el intento de golpe de Estado de 1981, cuando en 1982 alcanza el
poder uno de los partidos perdedores de la Guerra Civil: el PSOE de Felipe González.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

La Transición española forma parte del avance democrático en la Europa mediterránea,


ya que entre 1974 y 1975 cayeron los regímenes dictatoriales de Portugal y Grecia.

7
Ausencia de conflictividad política por la larga extensión de la Dictadura, la decidida
voluntad del rey Juan Carlos I y las ansias de libertad de la sociedad española, que había
conocido desde 1960 de un desarrollo espectacular.

La Transición fue un programa de reformas desde arriba y desde la legalidad, por lo que
no supuso una ruptura sino más bien una reforma basada en el consenso de la inmensa
mayoría de las fuerzas políticas.

EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA TRANSICIÓN

El gobierno de Carlos Arias Navarro (1975-1976)

Tras la muerte del general Franco el 20 de noviembre de 1975, dos días después las Cortes
proclaman rey de España a Juan Carlos I.

Las diferentes opciones políticas acogieron el cambio presentando tres alternativas


diferentes: continuismo-inmovilismo (mantener el régimen sin Franco), reformismo-
aperturismo (reformar el régimen desde sus propias instituciones, liberalizándolo para
responder a la nueva situación social y llegando, o no, al establecimiento de la
democracia) y rupturismo (la oposición antifranquista se inclinaba por romper totalmente
con el pasado dictatorial y construir un nuevo sistema democrático).

Debido a la fuerza de los sectores inmovilistas del régimen, el rey debe nombrar
presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro. Éste opta por una política reformista muy
tibia, compensada por el reformismo más profundo defendido por Torcuato Fernández
Miranda, que es nombrado presidente de las Cortes, convirtiéndose en la mano derecha
del rey durante el proceso de Transición.

Carlos Arias Navarro forma un gobierno en el que se produce un equilibrio entre la


ortodoxia franquista y los reformistas o aperturistas. Su programa (“Espíritu del 12 de
Febrero”) se limita a otorgar algunas libertades pero sin permitir el pluralismo político,
por lo que queda clara su voluntad continuista.

Ante la ausencia de reformas, la oposición se une en la llamada Platajunta, producto de


la unificación de la Junta Democrática organizada por el PCE y de la Plataforma de
Convergencia Democrática organizada por el PSOE.

Aumenta la conflictividad social y política con manifestaciones, huelgas y campañas a


favor de las libertades democráticas y la amnistía para los presos políticos. A estos
problemas se unen los sucesos de Montejurra (enfrentamientos internos entre los
tradicionalistas inmovilistas y reformistas) y los atentados de ETA.

Falto de apoyos y forzado por el rey, el presidente Carlos Arias Navarro dimite el 1 de
julio de 1976.

8
El primer gobierno de Adolfo Suárez (1976-1979)

El rey elige para suceder a Arias al joven político Adolfo Suárez, antiguo secretario
general del Movimiento Nacional, que opta por las reformas de manera clara. Su objetivo,
apoyado por el monarca, era conseguir una reforma progresiva del sistema político a partir
de la evolución de las leyes y de las instituciones franquistas, para lo cual necesitaba
anular la resistencia de los inmovilistas y atraerse a la oposición rupturista hacia
posiciones reformistas.

Tras conceder una amplia amnistía y mantener contactos con la oposición democrática,
en noviembre de 1976 consigue que las antiguas Cortes franquistas aprueben la Ley para
la Reforma Política (Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal, legalización de
partidos políticos y sindicatos obreros), que es ratificada por referéndum.

En abril de 1977 es legalizado el PCE y el 15 de junio de 1977 se llevan a cabo las


primeras elecciones generales democráticas, que se saldan con la victoria por mayoría
simple de la centrista Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, seguida de
cerca por el PSOE, mientras que tanto la derecha (Alianza Popular, AP), como la extrema
izquierda (PCE) quedan muy por detrás. El electorado había optado por la moderación.

El nuevo gobierno dirigido por Suárez se enfrentó a tres tareas principales mediante una
política de consenso: la crisis económica de 1973 mediante los Pactos de la Moncloa de
25 de octubre de 1977 (reforma fiscal, moderación salarial y medidas contra el paro), la
aprobación de la constitución del nuevo régimen político (Constitución aprobada por
referéndum el 6 de diciembre de 1978) y la solución del problema regional a través de la
progresiva construcción del Estado Autonómico (Estatutos de Autonomía de Cataluña y
País Vasco de diciembre de 1979).

Aparte de la crisis económica de 1973, los principales problemas fueron las amenazas
involucionistas de la extrema derecha (atentados terroristas e intento de golpe de Estado
en 1978: “Operación Galaxia”) y el terrorismo de los grupos de extrema izquierda
(GRAPO, FRAP y, sobre todo ETA, que perpetra casi 100 asesinatos en 1980).

La Constitución de 1978

La Constitución se basa en el consenso: fue elaborada por una Ponencia integrada por
miembros de los principales partidos políticos, con la excepción del PNV: Manuel Fraga
(AP), Miquel Roca (Minoría Catalana), Gregorio Peces-Barba (PSOE), Jordi Solé-Tura
(PCE), Gabriel Cisneros, Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero de Miñón (UCD).

Características generales: tiene un carácter progresista en cuanto a sus principios y su


imprecisión y ambigüedad será una de las causas de su éxito, al poder ser asumida por la
mayor parte de los ciudadanos y opciones políticas.

9
Derechos constitucionales: España se define como un Estado Social y Democrático de
Derecho en el que se respetarían y ampararían desde el Estado los siguientes derechos: al
reconocimiento de una amplia declaración de derechos fundamentales y libertades civiles
y políticas, a una justa distribución de la riqueza, a participar libremente en la vida
política, al pluralismo político, a la libertad de mercado y a la libertad religiosa (estado
aconfesional).

Sistema político: monarquía parlamentaria en la que la Corona tiene funciones


representativas, las Cortes actúan como representante de la soberanía nacional por lo que
ostenta el poder legislativo, y nombra al presidente de gobierno (poder ejecutivo) y a las
máximas instancias judiciales (poder judicial). Las Cortes serían bicamerales (Congreso
de los Diputados como cámara de representación popular y Senado como cámara de
representación territorial), se establece la independencia del poder judicial, cuya máxima
instancia sería el Tribunal Constitucional, y una organización descentralizada del Estado
(municipios, provincias y derecho a la autonomía de las regiones que así lo deseen).

CONCLUSIONES

Pese a todas las dificultades (crisis económica internacional, terrorismo, conflictividad


social, intentos de involucionismo), durante la Transición política se establece en España
un régimen democrático que se fue consolidando gracias a la nueva estructura social del
país (predominio de la clase media) y al consenso alcanzado por las principales fuerzas
políticas, reflejado en la Constitución de 1978. Esto último explica que ésta continúe
estando vigente en la actualidad sin apenas reformas de importancia y que, en general,
siga siendo considerada como un punto de encuentro de la mayor parte de las opciones
políticas. Se consolida así un periodo de normalización política, crecimiento económico
y modernización social, aunque con el problema actual de la crisis económica.

6. LOS GOBIERNOS DEMOCRATICOS

INTRODUCCIÓN

Pese a las dificultades de la crisis económica y de las heridas no cerradas de la Guerra


Civil, la democracia sienta sus bases con la Constitución de 1978 y se consolida
definitivamente, tras el intento de golpe de Estado de 1981, cuando en 1982 alcanza el
poder uno de los partidos perdedores de la Guerra Civil: el PSOE de Felipe González. A
partir de entonces se consolida el régimen político democrático, gracias a la alternancia
normalizada de las dos fuerzas políticas mayoritarias, y se registra un fuerte crecimiento
económico y modernización social que ha convertido a España en uno de los principales
países de la Unión Europea.

10
EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

El segundo gobierno de Adolfo Suárez (1979-1981)

En las nuevas elecciones de marzo de 1979 vuelve a ganar por mayoría simple la UCD,
seguida cada vez más de cerca por el PSOE.

La actividad reformista se va ampliando con la aprobación del Estatuto de los


Trabajadores en 1980 (regulación de los derechos laborales) y de los estatutos de
autonomía del resto de regiones españolas entre 1981 y 1983. Del mismo modo se lleva
a cabo el desarrollo legislativo constitucional, adaptando las normas legales al nuevo
marco político: reforma del Código Civil, Ley Orgánica de Libertad Religiosa, reforma
fiscal, etc.

Crecimiento de la inestabilidad interna en la UCD ante las críticas a Adolfo Suárez y el


fracaso relativo en las primeras elecciones municipales democráticas de abril de 1979 y
en las autonómicas de Cataluña y el País Vasco de marzo de 1980. A todo ello se une el
descontento social por los problemas derivados de la crisis económica y de las políticas
de ajuste y el descontento militar por los atentados de la ETA y el GRAPO. Por último,
el PSOE lleva a cabo una dura oposición, presentando una moción de censura en mayo
de 1980 que, pese a fracasar, erosiona mucho al gobierno.

Frente a todo lo anterior, Adolfo Suárez dimite como presidente del gobierno y de la UCD
en enero de 1981.

El gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo (1981-1982)

Cuando el Congreso elegía como sucesor a Leopoldo Calvo Sotelo se produce el intento
de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. El golpe, dirigido por Antonio Tejero,
teniente coronel de la Guardia Civil, y Milans del Bosch, capitán general de Valencia,
consistió en la ocupación del Congreso de los Diputados por el primero y en la
declaración del Estado de excepción y sacando las tropas a las calles valencianas el
segundo. Su objetivo era volver a establecer un régimen de dictadura militar que acabara
con la democracia, pero fracasó por la falta de apoyos sociales y la actitud del rey, que
hizo valer su papel como máximo dirigente del Ejército para que en su inmensa mayoría
éste apoyara la democracia.

Durante su corto mandato, Calvo Sotelo solicita, con la oposición de los grupos de
izquierda, el ingreso en la OTAN en 1982, y prosigue la política reformista con la
aprobación de la Ley del Divorcio en 1981.

En 1982 la situación de UCD sigue degradándose, más aún con la fundación por Adolfo
Suárez de un nuevo partido: el Centro Democrático y Social (CDS). Ello explica que en
las elecciones de octubre de 1982 la victoria corresponda al PSOE de Felipe González

11
con mayoría absoluta, seguida de Alianza Popular (AP), desapareciendo prácticamente la
UCD.

Los gobiernos de Felipe González (1982-1996)

En las elecciones de octubre de 1982 el PSOE gana las elecciones por mayoría absoluta,
alcanzando la presidencia del gobierno su líder, Felipe González Márquez. Este resultado
será revalidado en las posteriores elecciones de 1986 y 1989.

Todo ello le permite llevar a cabo en solitario un amplio abanico de reformas cuyas
prioridades eran la lucha contra la crisis económica, la consolidación definitiva de la
democracia y el avance hacia el Estado de Bienestar.

La lucha contra la crisis económica se lleva a cabo con instrumentos como la reconversión
bancaria, el control de la inflación y la reconversión industrial, contestada ésta última con
una fuerte conflictividad social (Huelga General de diciembre de 1988). La mejora
económica se conseguirá finalmente gracias a la nueva fase expansiva de la economía
internacional y al ingreso en la CEE el 1 de enero de 1986. La nueva coyuntura económica
expansiva queda de manifiesto en los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición
Universal de Sevilla en 1992.

Se sigue consolidando la democracia al completarse el mapa autonómico y ampliar las


competencias autonómicas mediante la Ley de Proceso Autonómico de 1983, se
emprende una reforma del Ejército para acabar con el peligro del golpismo y frente al
terrorismo de ETA se opta por el consenso de todas las fuerzas políticas democráticas
vascas (Pacto de Ajuria Enea de 1988).

Se extiende el Estado de Bienestar a través de la reforma educativa (reforma universitaria


en 1983, ampliación de la escolarización obligatoria a los 14 años en 1985 y a los 16 con
la LOGSE en 1990) y la ampliación de los sistemas de protección social (universalización
de la asistencia médica gratuita, pensiones no contributivas, aumento de la prestación por
desempleo).

En las elecciones de 1993 el PSOE pierde la mayoría absoluta ante el aumento destacado
del PP dirigido por Aznar. Ello fue debido a las siguientes causas: crisis económica
internacional a partir de 1992, enfrentamientos internos entre “guerristas” y renovadores
y casos de corrupción (Roldán, Guerra, Mario Conde, GAL, etc.). Todos estos factores
explican la victoria electoral del PP en las elecciones de marzo 1996.

El primer gobierno de José María Aznar (1996-2000)

Durante la primera legislatura el PP no obtiene mayoría absoluta, por lo que debe


gobernar con el apoyo de las formaciones nacionalistas (CIU, PNV, Coalición Canaria),
lo que le obligó a mantener una orientación centrista

12
Gracias a la bonanza económica internacional, el PP consigue reducir las tasas de paro,
seguir mejorando las infraestructuras y alcanzar los criterios de convergencia en 1999
para su entrada en el euro (reducción del déficit público y de la inflación). Se consigue
además reducir la tasa de paro, basándose en el desarrollo de los servicios, las inversiones
exteriores y la explosión del mercado inmobiliario.

En política interior destaca el problema del terrorismo de ETA. Después de una primera
etapa de entendimiento con el PNV, el secuestro y asesinato en 1997 de Miguel Ángel
Blanco, concejal del PP en Ermua, provoca un endurecimiento de la política antiterrorista
del gobierno. Así, el Pacto de Ajuria Enea se rompe, optando el PP por acuerdos con el
PSOE y los nacionalistas vascos por el acercamiento a la izquierda abertzale (Pacto de
Lizarra de 1998).

En las elecciones del 2000 el PP consigue vencer por mayoría absoluta gracias a la buena
coyuntura económica y a la falta de un liderazgo claramente asentado en el PSOE, que
sigue inmerso en problemas internos.

CONCLUSIONES

Pese a todas las dificultades (crisis económica internacional, terrorismo, conflictividad


social, intentos de involucionismo), durante la Transición política se establece en España
un régimen democrático que se fue consolidando gracias a la nueva estructura social del
país (predominio de la clase media) y al consenso alcanzado por las principales fuerzas
políticas, reflejado en la Constitución de 1978. Esto último explica que ésta continúe
estando vigente en la actualidad sin apenas reformas de importancia y que, en general,
siga siendo considerada como un punto de encuentro de la mayor parte de las opciones
políticas. Se consolida así un periodo de normalización política, crecimiento económico
y modernización social, aunque con los problemas actuales de la crisis económica y del
proceso soberanista catalán.

13

También podría gustarte