Está en la página 1de 10

TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

9.3 EL BIENIO DE LA CEDA Y DEL PARTIDO RADICAL. EL FRENTE POPULAR.


DESÓRDENES PÚBLICOS. VIOLENCIA Y CONFLICTOS SOCIALES.

El bienio radical-cedista

El enorme desgaste del gobierno reformista presidido por Azaña (recordar cuestión religiosa,
Casas Viejas, etc.) provocó la convocatoria de elecciones para 1933. La campaña transcurrió
sin excesiva violencia pero en un clima de crispación política y de enfrentamiento. EI claro
triunfo de la oposición de centro y derecha se debió a múltiples causas:
 El desgaste del gobierno, en parte debido a sus propios errores y en parte a la
conflictividad social
 La unidad del centro-derecha que presentó candidaturas únicas en la mayoría de las
circunscripciones
• La división de la izquierda
• La elevada abstención en las zonas de predominio obrero a causa de la petición expresa
de la CNT
• Por último, también pudo influir el voto femenino que fue mayoritariamente a la derecha,
sobre todo en las zonas del norte

El llamado Bienio Derechista (también Bienio Negro) puede dividirse en dos etapas:
• Los primeros 9 meses y medio, hasta octubre del 34, de gobierno radical.
• La revolución de octubre del 34 marca un punto de inflexión

1
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

• Desde octubre del 34 hasta febrero del 36, con un gobierno radical-cedista

La CEDA obtuvo 115 escaños y 102 el Partido Radical de Lerroux. Debido a la falta de apoyo
explícito de la CEDA al régimen republicano, Alcalá Zamora mandó formar gobierno a los
radicales. Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido
pero necesitaba el apoyo de la CEDA para sacar adelante las medidas. La derecha criticó el
hecho de que la CEDA no entrase en el gobierno a lo que Gil Robles contestó que estaba
esperando la coyuntura apropiada para primero acceder y después obtener 'todo el poder", lo
cual suscitó el recelo de los socialistas que interpretaron estas palabras como una amenaza de
golpe, y advirtieron que la respuesta socialista en caso de que la CEDA entrase en el gobierno
sería la revolución.

Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de
rectificación de las reformas del bienio anterior que se plasmó en la paralizacion de las
reformas iniciadas previamente:

 Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que


habían ocupado miles de jornaleros. Las condiciones de trabajo en el campo
empeoraron notablemente (“comed República”)
 Paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares
claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola.

 Conciliación con la Iglesia Católica y paralización del proceso de secularización.

 Paralización de la reforma educativa. Parón en el programa de construcciones


escolares y anulación de la enseñanza mixta.

 Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de


Autonomía vasco presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana,
que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC desde enero de 1934.

 Se aprobó una ley de amnistía que afectaba a los participantes en el golpe del 10 de
agosto del 32 (Sanjurjada), civiles y militares, pero de la que se excluyó a los detenidos
anarquistas por la insurrección de diciembre del 33 (tras el resultado de las elecciones
hubo una insurrección anarquista).

El revisionismo llevado a acabo por el gobierno provocó la definitiva polarización del país entre
«las derechas» y «las izquierdas»:

a) Derechas

• Falange española y de las JONS, partido de inspiración fascista presidido por José
Antonio Primo de Rivera con un millar de afiliados que campaban por sus respetos en
las calles y en la universidad, con provocaciones y violencia incluidos.

• Renovación Española, partido de los monárquicos formado básicamente por sectores de


la alta burguesía y de la nobleza, claramente antirrepublicano y conservador liderado por
José Calvo Sotelo.

2
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

• La CEDA, que aglutinaba casi todo el apoyo de las clases medias y populares de la
derecha católica. Su líder, Gil Robles, era con mucho el principal representante
conservador de las Cortes. Sus Juventudes de Acción Popular (JAP) actuaban ya como
una milicia fascista: aclamaban a su líder como "el jefe", a imitación del modelo italiano o
alemán, y participaban activamente en manifestaciones violentas contra los movimientos
obreros. Las JAP se caracterizaron por utilizar un lenguaje idéntico al del nazismo
alemán y el fascismo italiano.

CARTEL DE LA CEDA PRIMO DE RIVERA CALVO SOTELO


EN LA PUERTA DEL SOL

b) Centro

• En el centro quedaba el Partido Radical, desprestigiado ante


sus votantes por el apoyo que le prestaba la CEDA. Su líder,
Alejandro Lerroux, tuvo una posición extremadamente
inestable al frente del gobierno, ya que dependió siempre del
apoyo de la CEDA lo que en la práctica hipotecó por completo
su programa de gobierno. Además, siempre se rodeó de
partidarios y colaboradores corruptos, como pudo
comprobarse por escándalos como el estraperlo.
• También en el centro, pero fuera del Gobierno, cabe situar a
partidos como el de Maura, de derecha republicana moderada,
o el PNV.
LERROUX
c) Izquierdas

• La izquierda republicana se reconstruye a lo largo de 1934 tras el fracaso electoral. En


abril nace Izquierda Republicana, liderada por Azaña, que integra la vieja Acción
Republicana, el PRRS de Marcelino Domingo y la ORGA de Casares Quiroga, además
de un nutrido grupo de intelectuales.
• El PSOE giró a la izquierda: Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero se aliaron
frente a Julián Besteiro e iniciaron la preparación de una revolución para el caso de que
la CEDA llegase al Gobierno; además se hicieron con el control de la UGT.
3
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

Mientras, Santiago Carrillo se convirtió en secretario general de las Juventudes


Socialistas Unificadas (JUS) e inició un acercamiento a las Juventudes Comunistas.
• El PCE también abandonó el enfrentamiento con el PSOE: después del verano se
impuso la necesidad de crear un frente antifascista, tal como le dictaba la Komintern; en
septiembre, los comunistas entraron en las Alianzas Obreras socialistas, comenzando a
preparar en conjunto la revolución.
• En Cataluña, Esquerra Republicana de Cataluña seguía siendo hegemónica, y a partir
del enfrentamiento con el Gobierno central se acercó a las posiciones socialistas,
entrando igualmente en la Alianza Obrera catalana. Muerto Maciá, la figura de LLuis
Companys fue clave para ese giro a la izquierda.
• Sólo la CNT se mantuvo al margen, en parte porque su capacidad de acción se vio
mermada tras el fracaso de diciembre de 1933.

LARGO CABALLERO INDALECIO PRIETO BESTEIRO

La Revolución de Octubre de 1934

Provocada por la creciente polarización y la política de rectificación del gobierno, la revolución


de octubre fue el momento más crítico de la II República.
Vino precedida por una huelga campesina en el mes de junio, convocada por la UGT ante la
serie de medidas contra la política agraria anterior. La huelga general campesina arrastró a
300.000 jornaleros en 500 pueblos repartidos en 38 provincias. Duró doce días, en medio de
enfrentamientos con las fuerzas del orden al haber sido declarada ilegal por el ministro de la
gobernación. La huelga fracasó: hubo 13 muertos, más de 7.000 detenidos, y una dura
represión, que acarreó el cierre de Casas del Pueblo y periódicos socialistas. El movimiento
campesino quedó derrotado, y tardaría algunos meses en recuperarse.

Ante esta situación, la CEDA reclamó una acción más contundente en materia de orden público
y exigió participar en el Gobierno bajo la amenaza de retirar su apoyo parlamentario. El 5 de
octubre de 1934, el jefe del Gobierno, Alejandro Lerroux, otorgó tres carteras ministeriales a la
CEDA, y esto fue interpretado por la izquierda como una deriva hacia el fascismo.

Al día siguiente de la formación del nuevo gobierno, por iniciativa ugetista y sin la participación
de la CNT, se produjeron huelgas generales revolucionarias en las grandes ciudades que fra-

4
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

casaron por falta de coordinación y por la respuesta contundente del gobierno (declaración del
"estado de guerra").

A pesar de esto, en Cataluña y Asturias los aconte-


cimientos alcanzaron especial importancia (El
movimiento fracasó en Madrid ya que el gobierno
acuarteló a las tropas y detuvo a los principales
dirigentes socialistas y comunistas, Largo Caballero
entre ellos).

En Cataluña el PSOE, la UGT y otras organizacio-


nes obreras intentaron hacer efectiva la huelga ge-
neral con el visto bueno de la Generalitat. Ahora
bien, sin el apoyo de las masas anarcosindicalistas
las posibilidades de éxito eran mínimas.
Lluis Companys, presidente de la Generalitat optó
por encabezar la insurrección y proclamó el 6 de
octubre el Estado Catalán dentro de la República
Federal Española. Las tropas del general Batet con-
trolaron la situación en 24 horas: todo el gobierno
de la Generalitat fue detenido y el estatuto suspen-
dido.*también Azaña, que casualmente estaba en Barcelona.

Lluis Companys y su gobierno encarcelados

En Asturias el movimiento obrero duró todavía muchos días, creándose una situación auténti-
camente revolucionaria. Anarquistas, comunistas y socialistas, unidos en las alianzas obreras,
ocuparon la cuenca minera y se hicieron con armas de los cuarteles y explosivos de las minas.
Ocho mil mineros proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros, estableciendo
una estricta organización revolucionaria, militar y económica, que les llevó a tomar Oviedo, Avi-
lés y Gijón.

El Gobierno reaccionó rápidamente y encargó al


general Franco la dirección de las operaciones
militares que llevaron a cabo las tropas africanas
del coronel Yagüe que tuvieron que combatir du-
ramente frente a unos revolucionarios muy bien
organizados. Pese a la resistencia, los legiona-
rios recuperaban la fábrica de armas de Trubia
el 17, último núcleo de resistencia, y al día si-
guiente se negoció la rendición que se completó
el 20 de octubre.

5
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

El movimiento adquirió –en algunos lugares- auténtico aire de


guerra civil. En Asturias hubo un millar de muertos entre los pai-
sanos y trescientos entre la fuerza pública, muertes causadas por
la guerra y por las represalias. Los rebeldes asesinaron sacerdo-
tes, guardias civiles y paisanos de ideología conservadora. Por su
parte, las autoridades republicanas llevaron también a cabo una
represión brutal. Se hicieron unos treinta mil prisioneros y fueron
frecuentes las ejecuciones sobre el terreno y las torturas. Se dic-
taron veinte penas de muerte (sólo se ejecutaron dos), se decretó
el estado de guerra, el Comité Revolucionario y numerosos políti-
cos de izquierda fueron encarcelados.

La revolución del 1934 fue casi un preludio de la guerra civil (brutalidad del ejército de África, li -
derazgo de Franco, ensayo de revolución obrera). Sus consecuencias en el devenir político
también fueron profundas, propiciando la mayor presencia de la CEDA en el gobierno y la con-
siguiente derechización.

La segunda etapa del Gobierno radical-cedista (1934-1935), estuvo marcada por los sucesos
de octubre de 1934 y el débil gobierno estuvo en crisis permanente. Las consecuencias de la
revolución de octubre fueron notables: La CEDA aumentó su influencia en el gobierno y se
mostró partidaria de aplicar con rigor las condenas derivadas de la insurrección de octubre. La
vida política se polarizó en torno a las represalias por la revolución, entre los partidarios de
llevarlas hasta el fin, ejecuciones incluidas, y quienes reclamaban una amnistía. La opinión
pública y el presidente Alcalá Zamora estaban a favor del indulto para González Peña, el líder
obrero socialista de Asturias, y 19 revolucionarios más condenados a muerte. La CEDA y otros
partidos de la derecha pedían la ejecución de las sentencias. Finalmente, a finales de marzo de
1935 Lerroux firmó los indultos.

El gobierno radical-cedista continuó profundizando en su política de rectificación. Además de la


supresión del estatuto, Companys fue condenado a treinta años de reclusión. El 1 de agosto
se aprobó la nueva Ley de Reforma Agraria, que significaba de hecho una auténtica
contrarreforma.Otro síntoma de la radicalización fue el nombramiento de de Gil Robles como
ministro de la Guerra y de Francisco Franco como jefe del Estado Mayor.

La alianza resultaba incómoda tanto para los radicales como para los cedistas y la acción de
gobierno desgastó mucho a ambas fuerzas que irán perdiendo protagonismo frente al avance
de otras. Los cambios de ministros eran constantes aunque la crisis definitiva se desencadenó
a partir de octubre cuando estalló el escándalo del straperlo. Se trataba de una autorización
hecha por algunos de los principales altos cargos radicales del gobierno, a cambio de
sobornos, a unos fabricantes holandeses, Strauss y Perle, para introducir en casinos españoles
una máquina de juego similar a una ruleta trucada. El escándalo trajo como consecuencia el
hundimiento de Lerroux y de los líderes radicales. *también escándalo Nombela de indemnizaciones
concedidas de manera inadecuada a amigo de políticos radicales

6
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

Gil Robles intentó hacerse con la jefatura del gobierno pero el presidente Alcalá Zamora lo im -
pidió, nombrando a Portela Valladares y, luego, disolviendo las Cortes y convocando eleccio-
nes.

Las elecciones de 1936 y el Frente Popular.

En un ambiente de creciente radicalización se presentaron a las elecciones de febrero de 1936


dos grandes opciones:

Frente Popular: Pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana(Azaña),
PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de
Cataluña. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas incluidos los sindicatos de izquierda
(UGT y comunistas). La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó
de forma tácita a la coalición de izquierdas.

En 1934 había nacido el Bloque Nacional, partido liderado por José Calvo Sotelo de ideología
monárquica y ultraconservadora, escindido de Renovación Española. Irá ganando adeptos
debido a la debilidad creciente de la CEDA provocada por el desgaste de los años del
gobierno. La coalición entre ambas fuerzas no fue capaz de presentar candidaturas conjuntas
en todas las circunscripciones ni de hacer un programa sólido y coherente: fundamentó su
alianza en el rechazo al marxismo y la amenaza que para el país significaría la victoria del
Frente Popular. Ese talante negativo le restó probablemente muchos votos de centro. La
Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.

La victoria fue para el Frente Popular, que basó


su triunfo en las ciudades y las provincias del
sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en
el norte y el interior del país.Tras una intensa
campaña electoral, las elecciones finalizaron
casi en empate técnico: las izquierdas
obtuvieron el 47,03% de los votos y las
derechas el 46,48%.

7
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

Este resultado tan ajustado se tradujo en 285 diputados para el Frente Popular y solo 166
diputados para las derechas. De nuevo, los efectos del sistema electoral mayoritario
convirtieron una pequeña diferencia en número de votos en una gran victoria en escaños. El
Frente Popular obtuvo 263 escaños y la coalición de centro-derecha 210, aunque el recuento
de votos da cifras similares a ambos (la ley electoral republicana privilegiaba a las mayorías).

Nada más constituirse las nuevas cortes, su primera decisión, el 7 de abril, fue destituir al
presidente de la república, Alcalá Zamora. La decisión de destituirle respondió a un acuerdo
entre Azaña e Indalecio Prieto para asumir respectivamente la presidencia de la república y la
jefatura del Gobierno, reeditando la coalición republicano-socialista del primer bienio. Pero
Prieto no consiguió formar gobierno al no contar con la aprobación de su partido. Las luchas
internas eran muy agudas en el PSOE, entre el ala izquierda dirigida por Largo Caballero,
partidaria de la revolución y de una alianza con el PCE, y la tendencia centrista, que apoyaba la
línea moderada de colaboración con la izquierda burguesa, dirigida por Prieto. Se impusieron
los primeros, en parte porque no querían volver a comprometer al partido en un gobierno con
los republicanos, en parte por la presión de unas bases cada vez más radicalizadas. Al final,
Azaña tuvo que encargar la formación de gobierno a su compañero de partido Casares
Quiroga.

Entre febrero y julio de 1936, los gobiernos de Azaña y Casares Quiroga, compuestos por repu -
blicanos de izquierda, obligados por el cumplimiento de su programa electoral y por la presión
popular, retornaron a la política reformista del primer bienio

La primera medida que tomaron fue la amnistía de los condenados en octubre del 34. Supuso
la liberación de unos treinta mil presos políticos, la readmisión de obreros despedidos, la repo-
sición de los ayuntamientos suspendidos y el restablecimiento del estatuto de Cataluña, y la li-
bertad de su presidente Companys y sus consejeros.

8
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

Volvió a ponerse en vigor el Decreto de Intensificación de Cultivos (los campesinos volvieron a


ocupar las tierras) y la Ley de Bases para la Reforma Agraria. Al comenzar la guerra civil, en
sólo cinco meses, se habían asentado unos 114.000 nuevos campesinos sobre cerca de
600.000 has; más que en todos los años anteriores.

En el terreno educativo se inició la política prevista en la Ley de Congregaciones y, a finales de


marzo, se decretó el cierre provisional de los colegios de la iglesia. También se restableció la
coeducación y se habilitó un presupuesto para poner en funcionamiento 5.330 plazas nuevas
de maestros estatales.

El general Masquelet, antiguo colaborador de Azaña, retornó a la política reformista del primer
bienio y alejó de los centros de poder a los militares que se consideraban más proclives a ini -
ciar una sublevación contra la República. Goded fue destinado a la comandancia de Baleares,
Franco a la de Canarias y Mola a la guarnición de Pamplona.

Los gobiernos del Frente Popular tuvieron que hacer frente, desde el principio, a dos problemas
graves: la provocación y la conspiración de los grupos de derechas y los intentos revoluciona-
rios de la izquierda obrera. La primavera de 1936 (primavera negra) estuvo marcada por el
enfrentamiento abierto entre grupos radicales. Tanto los grupos obreros extremistas como las
organizaciones de la derecha abandonaron en esas semanas cualquier atisbo de diálogo y
pasaron a la lucha callejera, en una dinámica de acción-reacción que ocasionó una auténtica
escalada de violencia entre mayo y julio ante un gobierno incapaz de controlar el orden
público. El enfrentamiento fue especialmente duro en las calles y en las universidades entre
grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas

La conspiración golpista y el fin de la república

La conspiración militar estaba en marcha desde hacía tiempo. Ya desde la revolución de


octubre se escuchaba “ruido de sables” en el ejército, y los militares más antirrepublicanos
habían planteado en más de una ocasión a Gil Robles la necesidad de un cambio de rumbo. Y
una vez más, tras las elecciones de febrero de 1936, se reclamó un golpe militar desde los
grupos de la derecha, lo que en parte explica la celeridad con que Azaña destinara de
inmediato a los generales más peligrosos a regiones alejadas del mando central.

Un primer intento previsto para el 20 de abril no llegó a producirse por descoordinación entre
los golpistas. Fue entonces cuando el general Emilio Mola, destinado por Azaña en Pamplona,
tomó el mando de la conspiración, bajo el nombre de El Director, y comenzó a preparar
minuciosamente el golpe militar.
Las dificultades fueron muchas, no tanto para organizar la sublevación militar, puesto que
había suficientes apoyos entre el generalato, sino para poner de acuerdo a los apoyos civiles,
porque cada sector de la derecha aspiraba a un modelo distinto de gobierno tras el golpe.
Con el general Mola, apodado El Director, y el general Sanjurjo, que debería ponerse al frente
de una junta militar cuando la sublevación estallase, los conspiradores atrajeron incluso a
generales con fama de republicanos como Cabanellas o Queipo de Llano. Fue el común
rechazo hacia el Frente Popular y hacia la revolución lo que unió a grupos tan dispares como la
CEDA, que seguía siendo republicana, los monárquicos o los falangistas (todos ellos al tanto
9
TEMA 9: La Segunda República (1931-1936)

de la conspiración, desde gil Robles, pasando por Calvo Sotelo hasta José Antonio Primo de
Rivera). También consiguieron el respaldo económico de financieros y establecieron contactos
con la Italia fascista y la Alemania nazi.
El golpe militar, ya muy avanzados los preparativos al comienzo del verano, se precipitó tras el
asesinato el 12 de julio de un oficial de la Guardia de Asalto, el teniente Castillo, que fue
respondido de madrugada por sus compañeros con el secuestro y asesinato del líder del
Bloque Nacional, José Calvo Sotelo, que se había convertido a partir de 1935 en el dirigente
más significado de la derecha eclipsando casi por completo la figura de Gil Robles.

Al parecer, este hecho acabó por decidir a Franco a participar en la sublevación, participación
que era clave en los planes de Mola. En medio de los rumores de golpe, el jefe de gobierno
Casares Quiroga se mantuvo inactivo, pese a las advertencias que le hacían los líderes
obreros sobre la inminencia del mismo. Cuando el 17 de julio por la tarde se produjo la rebelión
en Marruecos, el Gobierno creyó durante muchas horas que se trataba de un intento limitado y
condenado al fracaso. Dos días después, la guerra civil era ya un hecho.

10

También podría gustarte