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LA ESTABILIZACIÓN NO COLOIDAL
1. EL ÁCIDO TARTÁRICO Y SUS SALES
2. DIAGNÓSTICO Y FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PRECIPITACIÓN TARTÁRICA
3. ENSAYO PARA LA IDENTIFICACIÓN DEL PRECIPITADO TARTÁRICO
SISTEMAS EMPLEADOS PARA LA ESTABILIDAD TARTÁRICA DE LOS VINOS
1. TRATAMIENTO POR FRIO
2. ADICIÓN DE LOS COLODES PROTECTORES
3. OTRAS TECNOLOGIAS
LA ESTABILIDAD BIOLÓGICA DE LOS VINOS
MÉTODOS FÍSICOS DE ESTABILIDAD BIOLÓGICA
MÉTODOS QUÍMICOS
ADITIVOS Y COADYUVANTES TECNOLÓGICOS
1. LA ESTABILIDAD NO COLOIDAL EN EL VINO
Como ya sabes, el vino se considera un medio hidroalcohólico donde, además del agua y el alcohol,
se encuentran distintas sustancias, unas en disolución y otras en forma de dispersión . La estabilidad
coloidal se estudió en la primera unidad de trabajo de este módulo, mientras que en esta se va a ver
la estabilidad no coloidal, es decir de las sustancias que se encuentran en disolución, en concreto la
estabilidad tartárica.
1. El ácido tartárico y sus sales
¿Reconoces la molécula que aparece en la imagen ? Se trata del ácido tartárico, el ácido más
abundante de mostos y vinos.
El ÁCIDO TARTÁRICO (TH2) es un ácido orgánico, , mayoritario de los vinos, que puede
insolubilizarse parcialmente en presencia de calcio o potasio, formando sales.
Las sales que se pueden formar cuando el ácido tartárico cuando está en disolución junto con K+ y
Ca2+ son:
• Bitartrato potásico o tartrato ácido de potasio (THK).
• Tartrato neutro de potasio (TK2).
• Tartrato neutro de calcio (TCa). De aquí en adelante se nombra como tartrato cálcico.
• Tartrato doble de potasio y de calcio (T2K2Ca).
• Sal mixta de malotartrato de calcio (MTCa2).
Pero a los valores de pH de los vinos (entre 2,8 y 3,8) sólo se encuentran el bitartrato potásico y el
tartrato cálcico. En la siguiente imagen puedes ver la estructura de sus moléculas.
Cuando el vino se encuentra a 20 °C, la solubilidad del ácido tartárico es de 4,9 g/l, mientras que la
solubilidad de sus sales son 5,7 g/l en el caso del bitartrato potásico y de 0,53 g/l en el caso del tartrato
cálcico.
La solubilidad de estas sales se ve disminuida por la formación de alcohol durante la fermentación
alcohólica y por el enfriamiento del vino.
Durante la conservación de los vinos, y más concretamente durante el invierno, se produce la
insolubilización de tartratos de forma espontánea, precipitando más rápidamente el bitartrato potásico y
de forma más lenta el tartrato cálcico.
Para evitar la precipitación de estas sales cuando el vino está en botella se realiza un tratamiento de
estabilización antes del embotellado. Un poco más adelante veremos qué tipo de tratamientos se pueden
realizar.
Si se produce esta precipitación puede suponer un inconveniente comercial (la presencia de sedimento
de tartratos no es aceptada por los consumidores y consumidoras en general, aunque haya una tendencia
a valorarla de forma positiva en un reducido sector de aficionados y aficionadas al vino).
1.2 Diagnóstico y factores que influyen en la precipitación tartárica
¿Qué es una precipitación tartárica? ¿Cómo se reconoce? ¿Afecta en las propiedades físico-químicas y organolépticas
de los vinos?
La PRECIPITACIÓN TARTÁRICA aparece como un sedimento de aspecto cristalino, de color blanquecino o ligeramente
coloreado, habitualmente formando una costra. El vino se mantiene limpio y sus propiedades organolépticas no se
ven modificadas con la presencia de esta precipitación.
El DIAGNÓSTICO se puede realizar en función de distintos parámetros, como son la morfología de los cristales y la
solubilidad.
Morfología de los cristales. Una vez aislado el sedimento, se observan los cristales al microscopio. Aunque la
observación no es concluyente, si los cristales son:
Aciculares ( en forma de agujas): Se trata del bitartrato potásico.
Hexagonales: Se trata del tartrato cálcico.
Solubilidad. Ambas sales se disuelven por adición de ácido clorhídrico diluido, pero:
• El bitartrato potásico es soluble en agua caliente.
• El tartrato de calcio no se disuelve de forma apreciable en agua.
Los FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS PRECIPITACIONES TARTÁRICAS son:
• Grado alcohólico y temperatura.
• pH. La vides de zonas más frías contienen mayor número de tartratos, ya que tienen mayor
contenido en ácidos.
• Contenido en potasio y calcio
• Contenido en sustancias coloidales. En el caso de los vinos jóvenes sobre todo, las sustancias en
estado coloidal frenan la formación de los cristales.
• Formación de complejos del ácido tartárico con otros iones metálico, o del calcio con otras
sustancias presentes en los vinos.
1.3 Ensayo para la identificación del precipitado tartárico
A simple vista podemos apreciar la precipitación de cristales, e incluso si los observamos al
microscopio podemos apreciar la forma que han adquirido al cristalizar. Pero ¿cómo podemos
asegurarnos si se trata del bitartrato potásico o del tartrato cálcico?
Los ENSAYOS DE IDENTIFICACIÓN permiten confirmar los resultados obtenidos tanto por la
observación macroscópica como la microscópica, que en el caso del precipitado tartárico se tratan
de pruebas de naturaleza físico-química.
Para realizar el ensayo, se siguen los siguientes pasos:
• Recoger el sedimento cristalino por filtración o por decantación.
• Lavar el sedimento cristalino con agua fresca y añadir una solución de ácido clorhídrico al 50%.
• Si se disuelve el sedimento, se trata de sales tartáricas.
• Si no se disuelve el sedimento, se trata de otro tipo de sustancias.
• Colocar en un tubo de ensayo una parte del sedimento con alcohol puro y otro con agua
hirviendo
• Si el sedimento se disuelve en agua caliente, pero no en alcohol, se confirma la presencia de bitartrato potásico. Si se
cogen cristales del sedimento y se depositan en la lengua dan un sabor ligeramente ácido.
• Si el sedimento se disuelve en alcohol, pero no en agua caliente, se trata del tartrato cálcico. Esta sal presenta un
sabor neutro.
Hay un ensayo específico para identificar el tartrato cálcico, que consiste en que el sedimento
solubilizado con ácido clorhídrico, se neutraliza con amoniaco y después se añaden unas gotas de
una solución de oxalato amónico, apareciendo una turbidez blanquecina por la formación de
oxalato de calcio, que indica presencia de calcio, y por tanto de tartrato cálcico.
2. SISTEMAS EMPLEADOS PARA LA ESTABILIDAD TARTÁRICA DE LOS VINOS
Hay numerosas formas para impedir las precipitaciones tartáricas de los vinos, aunque no siempre
son efectivas, puesto que hay una cantidad importante de factores (pH, cantidades de calcio,
potasio o ácido tartárico, etc.) que intervienen en la estabilidad tartárica.
Entre los métodos o sistemas que hay en la actualidad se encuentran:
2.1 Tratamientos por frío.
2.2 Adición de sustancias que impiden las precipitaciones tartáricas (Ácido metatartárico,
carboximetilcelulosa y manoproteínas), estas sustancias son conocidas también como coloides
protectores.
2.3 Aplicación de otras tecnologías, como la electrodiálisis, el intercambio iónico o la ósmosis
inversa.
2.1 Tratamiento por frio
Dentro de los métodos para realizar la estabilización por frío se encuentran:
• La estabilización tartárica de larga duración o clásica.
• La estabilización tartárica de corta duración o por contacto.
• La estabilización tartárica en continuo.
¿Y cómo puedes saber que un vino necesita ser estabilizado frente a las precipitaciones tartáricas?
Pues es tan sencillo como realizar el test de estabilización en nevera, que consiste en:
• Tomar una muestra de 100 ml de vino.
• Añadir un 1 % en volumen de alcohol absoluto.
• Mantener a -4°C durante 4 a 8 días.
• Si no se observa precipitación al cabo de este tiempo, se considera el vino como estable, y que no
necesita tratamiento.
La estabilización tartárica de larga duración o clásica consiste en refrigerar el vino cerca de la
temperatura de congelación, y una vez que el vino está enfriado a esta temperatura se almacena en
depósitos , que tengan elementos de refrigeración (camisas, serpentines o placas), o en depósitos
de acero inoxidable en el interior de una cámara de refrigeración. El tiempo es variable, en función
del tipo de vino. De forma general, para:
• Los vinos blancos entre 7 y 12 días.
• Los vinos tintos varias semanas.
Se debe realizar el enfriamiento de forma brusca y en agitación, para inducir de forma completa la
precipitación de tartratos en cristales de tamaño pequeño.
Con este sistema se asegura la estabilidad tartárica, soportando los vinos que se encuentran en el
mercado las condiciones térmicas más extremas a las que pudiesen verse expuestos.
Con la estabilización tartárica de corta duración o por contacto se reduce el tiempo a unas horas
(entre 4 y 6 horas), e incluso a menos tiempo en el caso de los vinos blancos.
Se utilizan depósitos isotérmicos, igual que en el caso anterior, pero con fondo cónico, conocidos
con el nombre de cristalizadores, que están dotados de una válvula lateral (para la entrada y salida
del producto), y una válvula de fondo para el vaciado del precipitado tartárico.
Lo que se realiza es una siembra con tartratos molidos (<50 μm) en cantidades de unos 400 g/Hl,
que deben mantenerse en suspensión mediante agitación y bajo atmósfera de gas inerte para
prevenir la oxidación.
A continuación, los vinos tienen que ser filtrados o centrifugados para eliminar los cristales que
contienen en suspensión.
Este sistema permite realizar entre dos y tres ciclos por día por depósito cristalizador (de volumen
de capacidad entre 50 y 100 Hl), suponiendo un alto rendimiento diario.
Aunque tiene el inconveniente de que en el caso de los vinos tintos la materia colorante y los
coloides que contienen pueden impedir una cristalización adecuada, desaconsejándose su uso en
estos vinos.
La estabilización tartárica en continuo es una alternativa para aquellas bodegas que trabajan con
grandes volúmenes de vino.
Consiste en estabilizar una importante cantidad de vino con una instalación de volumen reducido
eliminando los depósitos isotermos de los casos anteriores, que ocupan un espacio importante.
Pero este tipo de estabilización no sale rentable a las pequeñas o medianas bodegas y deben
recurrir a los otros métodos.
De forma general las líneas de estabilización funcionan del siguiente modo:
El vino que queremos estabilizar pasa por un recuperador de calor (intercambiador de placas),
donde se produce un pre-enfriamiento con el vino ya estabilizado que está frío y sale del depósito
isotermo.
A continuación pasa a un intercambiador de cuerpo cilíndrico rascado acoplado a un grupo de
frío, donde el vino se somete a la temperatura cercana al punto de congelación.
Después se introduce el vino (al que se ha realizado una siembra de cristales tartratos finamente
molidos en dosis de 4 a 5 g/l) en un dispositivo de cristalización (conocido como depósito reactor)
donde se produce la insolubilización y precipitación de los tartratos. Puede constar de un solo
reactor, pero hay líneas que pueden tener tres o más reactores. El vino está en el reactor en
agitación durante un tiempo muy corto, entre 90 y 120 minutos. Y, se deben eliminar los tartratos
sedimentados de forma periódica, que se podrán reutilizar.
El vino estabilizado que sale del reactor es sometido a filtración o centrifugación para separar los
cristales que permanecen en suspensión.
Finalmente el vino sale de la instalación a través del recuperador de calor donde se pre-enfría el
vino que entra al sistema.
Estos sistemas son muy eficaces en los vinos que presentan una pequeña carga coloidal, como es el
caso de vinos blancos y rosados.
Un curioso sistema de estabilización tartárica de la firma Alfa Laval, consiste en congelar (“Flujo
cristal”)parcialmente el vino antes de su ingreso en los cristalizadores, enfriándolo a una
temperatura inferior en 2º a 3º C a su punto de congelación, formándose hielo en un 10 a 15 % del
agua que contiene el vino y consiguiendo de esta forma la cristalización de los tartratos:
- Reducción más importante de la solubilidad de los tartratos debido a un mayor salto térmico.
- Mayor insolubilización de los tartratos por un incremento de su concentración en el vino.
- Los cristales de hielo formados actúan como núcleos de cristalización.
- El preenfriamiento y la recuperación frigorífica del vino es más intensa debido a una temperatura
de tratamiento más baja.