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Expediente: 2006-14395-29-RAC
Distrito: Chuquisaca
Magistrado Relator: Dr. Artemio Arias Romano
Los recurrentes, en el escrito presentado el 4 de agosto de 2006 (fs. 160 a 166), manifiestan
que sus representados fueron detenidos el 14 de junio de 1999, en un operativo
antinarcóticos, en cuya tramitación del proceso, el Juzgado Primero de Partido de Sustancias
Controladas, dictó la Sentencia de 18 de julio de 2001 condenándolos a diez años de presidio,
fallo que fue confirmado en todas sus partes con relación a Jorge Banegas Mendoza y
declarado improcedente por extemporáneo respecto a Edilberto Peña Céspedes, según Auto
de Vista de 3 de abril de 2002, por lo que sus poderconferentes formularon los
correspondientes recursos de nulidad y casación ante la Corte Suprema de Justicia; y,
habiendo transcurrido hasta el 21 de febrero de 2005, más de seis años del inicio de la acción
sin que exista sentencia ejecutoriada, amparados en las Disposiciones Transitorias del Nuevo
Código de Procedimiento Penal (CPP), la SC 0101/2004 de 14 de septiembre y AC
0079/2004-ECA de 29 de septiembre, solicitaron extinción de la acción penal y archivo de
obrados, a lo que los ahora recurridos, por Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005,
determinaron no ha lugar y deliberando en el fondo, declararon infundado e improcedente
dichos recursos.
Acusan que los Ministros recurridos vulneraron normas procedimentales de orden público y
cumplimiento obligatorio, pues en un mismo fallo resolvieron el incidente de extinción de la
acción penal y el fondo de la litis , sin percatarse que la cuestión previa prevista en el art. 186
del CPP.1972 es de previo y especial pronunciamiento al perseguir la conclusión
extraordinaria del proceso, por lo que según los fallos constitucionales antes aludidos, debe
ser resuelto previamente, y sólo una vez rechazada dictar el respectivo Auto Supremo.
Señalan que todo fallo judicial o administrativo debe cumplir ciertos requisitos, como
exponer las razones que llevaron a tomar tal o cual determinación, vale decir que debe estar
fundamentado, exponiendo los hechos y citando las normas en que se sustenta; sin embargo,
en su caso, el Auto Supremo 448, no fundamenta en lo más mínimo los alcances del fallo,
limitándose a rechazarla sin sustento legal, pues sólo en el último considerando se refiere a la
extinción de la acción penal sin determinar objetivamente cuáles los fundamentos de derecho
que impiden su procedencia.
Los recurrentes estiman vulnerados los derechos de sus representados a la dignidad humana,
a la libertad física, a la seguridad jurídica, al trabajo, a la propiedad privada, a la defensa y la
garantía del debido proceso, consagrados por los arts. 6.II; 7 incs. a), d), i) y 16.II y IV de la
CPE.
El amparo constitucional está dirigido contra Jaime Ampuero García y Rosario Canedo
Justiniano, Ministros de la Sala Penal Segunda de la Corte Suprema de Justicia, solicitando
se declare procedente el recurso y se disponga la nulidad del Auto Supremo 448 de 4 de
noviembre de 2005 y se dicte uno nuevo resolviendo con carácter previo la extinción de la
acción penal solicitada y con fundamentación adecuada y suficiente.
Efectuada la audiencia pública de 14 de agosto de 2006, según consta en el acta de fs. 184 a
186 de obrados, se produjeron los siguientes actuados:
Los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, en el informe escrito que cursa de fs. 175 a
181, señalan: 1) Dictaron el Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005, declarando
infundado el recurso de casación interpuesto por Jorge Banegas Mendoza e improcedente el
de Edilberto Peña Céspedes; 2) Ante la solicitud de extinción de la acción penal formulada
por este último, de la revisión de obrados se estableció que la retardación en el trámite del
proceso no fue causada por los representantes del Ministerio Público, la Policía Nacional, ni
por los operadores de justicia, al contrario, fue atribuible a ambos procesados, debido a sus
ausencias consecutivas en las audiencias; 3) En atención a los principios de economía
procesal, concentración y celeridad, la Sala consideró oportuno, lógico y legal resolver en un
solo Auto Supremo, primero la excepción de extinción de la acción penal y luego el fondo
del recurso en caso de no ser procedente la extinción; 4) Si es que procede, obviamente, se
dispone la extinción de la acción penal sin considerar el fondo del recurso, lo contrario
significaría que se tenga que notificar a las partes, esperar que esté corriente el cuaderno
procesal, para tener que considerar con posterioridad el fondo del recurso, situación que
deviene en una prórroga innecesaria que dilata aún más el proceso en perjuicio de los sujetos
procesales, lo que sí vulneraría sus derechos; 5) En consecuencia, al haber dispuesto que se
resuelva en un mismo Auto, pero en orden jerárquico, en primer lugar la extinción de la
acción penal y en segundo término el fondo del recurso, en su criterio no constituye
vulneración a derechos y garantías constitucionales, al contrario, significa aplicación debida
de los principios antes aludidos; 6) De otro lado, no existe ninguna norma procesal que
prohíba que se resuelva la excepción de la acción penal y el fondo del recurso, teniendo el
Auto Supremo apoyo constitucional en el art. 32 de la CPE, de preferente aplicación por
mandato del art. 228 Constitucional, más aún considerando la carga procesal y lo inicuo que
resulta un trámite burocrático de dictar un Auto que rechaza la extinción de la acción penal,
que no tiene recurso ulterior y debiendo procederse a una nueva convocatoria, sorteo y
notificaciones para arribar a un mismo resultado en franca retardación de justicia; 7) El Auto
Supremo está debidamente fundamentado, con especificación de los actos jurídicos que
fueron dictados por su no participación dando como consecuencia la dilación del proceso; 8)
El recurso fue presentado fuera del plazo de los seis meses, puesto que los recurrentes fueron
notificados con el Auto Supremo recurrido el 17 de enero de 2006, mientras que el amparo
fue presentado el 29 de julio de 2006, debiendo rechazarse in limine el recurso.
I.2.3. Resolución
Mediante circular 07/2007, se reanudaron los plazos a partir del 24 de septiembre, los
mismos que por acta 3/2007, fueron suspendidos a partir del 4 de octubre de 2007. Por acta
de 3 de diciembre de 2007, el Pleno de este Tribunal determinó la reanudación de los plazos
procesales a partir del 4 de diciembre de 2007, siendo la nueva fecha de vencimiento el 3 de
enero de 2008, por lo que la presente Sentencia es pronunciada dentro del plazo legalmente
establecido.
II. CONCLUSIONES
II.1.Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público en contra de Jorge Banegas
Mendoza y Edilberto Peña Céspedes (representados de los recurrentes), el Tribunal Primero
de Partido de Sustancias Controladas dictó Sentencia de 18 de julio de 2001, declarándolos
los autores del delito de tráfico de sustancias controladas y condenándolos a la pena de diez
años de presidio (fs. 23 a 26 vta.).
II.4.Radicado el proceso ante la Corte Suprema de Justicia, Edilberto Peña Céspedes, por
escrito de 25 de febrero de 2005, solicitó la extinción de la acción penal, al amparo de lo
establecido en la SC 0101/2004 de 14 de septiembre (fs. 67 a 68).
II.5.Por Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005, los Ministros recurridos resolvieron
no ha lugar la solicitud de extinción de la acción penal solicitada por Edilberto Peña
Céspedes; al mismo tiempo, declararon infundado el recurso de casación interpuesto por
Jorge Banegas Mendoza; e, improcedente el interpuesto por el primero de los nombrados (fs.
80 a 84 vta.).
II.6.Con el Auto Supremo antes indicado, mismo que se impugna a través del presente
recurso, los representados de los recurrentes fueron notificados en el tablero de la Secretaría
de Cámara de la Sala Penal Primera de la Corte Suprema de Justicia, el 17 de enero de 2006
(fs. 85), devolviéndose el expediente a la Corte de origen el 19 del mismo mes y año, cuya
Sala correspondiente decretó cúmplase el 31 de marzo de 2006 (fs. 86 vta), proveído con el
que se notificó a los coprocesados -recién- el 23 de junio de 2006, remitiéndose los
antecedentes al a quo el 30 del mismo mes y año, providenciándose cúmplase el 24 de julio
de 2006 (fs. 88 a 89), con el que se notificó a los coprocesados el 1 de agosto de 2006, según
certificación de fs. 182. El presente recurso de amparo ha sido presentado el 4 de agosto de
2006.
Los recurrentes afirman que se vulneraron los derechos de sus representados a la dignidad
humana, a la libertad física, a la seguridad jurídica, al trabajo, a la propiedad privada, a la
defensa y la garantía del debido proceso, al señalar que los Ministros recurridos resolvieron
en un mismo Auto Supremo, el incidente de extinción de la acción penal y el fondo de la litis,
sin percatarse que se trata de una cuestión de previo y especial pronunciamiento al perseguir
la conclusión extraordinaria del proceso. Asimismo, el referido fallo no se encuentra
debidamente motivado en cuanto al rechazo de la solicitud de extinción de la acción. Por
consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se
justifica otorgar la tutela solicitada.
Del referido contexto normativo, se establece que las referidas cuestiones, deben ser resueltas
con anterioridad a resolverse la causa principal por la naturaleza de las mismas, pues su
objetivo es que se declare extinguida la acción penal, de manera que sería contrario al
principio de economía procesal y a las normas del debido proceso, resolverlas con la causa
principal, si al final se llegará a la conclusión de que la acción debe declararse extinguida,
pues está situación ya existía al momento de plantear la acción y no se opera al momento de
resolverse la causa en el fondo”.
“De igual forma, es necesario recordar que la garantía del debido proceso, comprende entre
uno de sus elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo que significa, que
toda autoridad que conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo
una situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su decisión,
para lo cual, también es necesario que exponga los hechos establecidos, si la problemática lo
exige, de manera que el justiciable al momento de conocer la decisión del juzgador lea y
comprenda la misma, pues la estructura de una resolución tanto en el fondo como en la
forma, dejará pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de acuerdo a las
normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la decisión está regida
por los principios y valores supremos rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier
interés y parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que no había otra
forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que se decidió.
III.2.En el caso de autos, los Ministros recurridos dictaron el Auto Supremo 448, resolviendo
en una misma Resolución, tanto la cuestión previa de extinción de la acción penal formulada
por uno de los coprocesados y al mismo tiempo el fondo del asunto, en cuanto al recurso de
casación planteado por ambos, cuando conforme a la jurisprudencia precedentemente
glosada, les correspondía resolver con carácter previo y antes de la causa principal si
procedía o no la extinción de la acción solicitada, puesto que conforme ha expresado este
Tribunal en reiterados fallos, estas cuestiones imponen un límite al monopolio de la potestad
sancionatoria o el ius puniendi del Estado, y en consecuencia implican la terminación del
proceso en cualquiera de sus instancias o en el estado en que se encuentre la causa, con
archivo de obrados inclusive, impidiendo así su prosecución. En tal virtud, las autoridades
judiciales demandadas debieron pronunciarse, primero, sobre la solicitud de extinción de la
acción penal, y sólo en caso de establecer su improcedencia, ingresar al análisis del fondo de
la causa resolviendo el recurso de casación, ya que de una interpretación histórica de la
normativa adjetiva penal y tomando en cuenta los alcances del art. 187 del CPP.1972, las
cuestiones previas son de previo y especial pronunciamiento. En este entendimiento, los
Ministros recurridos al haber resuelto conjuntamente en el mismo Auto Supremo, tanto la
solicitud de extinción de la acción penal, como el recurso de casación, ciertamente lesionaron
los derechos del recurrente a la seguridad jurídica, a la defensa y la garantía del debido
proceso.
III.4.En cuanto a la vulneración de los demás derechos invocados: dignidad humana, libertad
física, trabajo y propiedad privada, los recurrentes no fundamentan en modo alguno, la forma
en que tales derechos en concreto hubiesen podido ser lesionados por la conducta de los
recurridos; falta de precisión que impide ingresar al análisis sobre la vulneración acusada.
Además, tratándose de la libertad, la tutela de este derecho fundamental corresponde al
ámbito del recurso de hábeas corpus, de donde la invocación del mismo en el presente caso
resulta inatinente. Sobre el particular la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional ha
establecido que: “(…) a fin de precautelar el ámbito claro de aplicación de los recursos
constitucionales consagrados por los arts. 18 y 19 CPE, no corresponde, a través de un
amparo, pretender la protección de la libertad personal, al encontrarse este derecho
fundamental tutelado por el hábeas corpus” (SSCC 1814/2004-R, 1125/2004-R y 1089/2004-
R, entre muchas otras).
III.5.Finalmente, respecto a que el presente recurso hubiese sido presentado fuera del plazo
de los seis meses establecidos por la jurisprudencia de este Tribunal a los efectos de la
inmediatez, se tiene que si bien, tomando en cuenta la notificación a los coprocesados con el
Auto Supremo impugnado, en el tablero de Secretaría de Cámara de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, ello sería evidente; sin embargo, y sin desconocer la validez legal de
dicha notificación, la misma no puede ser tomada en cuenta a los efectos de dicho cómputo,
dado que esa notificación por sí sola, no aseguraba el conocimiento efectivo de lo resuelto
por parte de los coprocesados, pues fue practicada por cédula en esta ciudad de Sucre, siendo
que el proceso y el domicilio de los indicados es Santa Cruz, donde conforme se establece en
el apartado II.6. de este fallo, no se desarrollaron con la celeridad del caso las notificaciones
correspondientes, no siendo posible entonces en este caso, tomar en cuenta la notificación
cedularia practicada el 17 de enero de 2006, a los efectos del cómputo del plazo de los seis
meses.
POR TANTO