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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0839/2007-R

Sucre, 11 de diciembre de 2007

Expediente: 2006-14395-29-RAC
Distrito: Chuquisaca
Magistrado Relator: Dr. Artemio Arias Romano

En revisión la Resolución 165/2006 de 14 de agosto, cursante de fs. 187 a 189 vta.,


pronunciada por la Sala Penal de la Corte Superior del Distrito Judicial de Chuquisaca,
dentro del recurso de amparo constitucional interpuesto por Alfredo Paniagua Mariscal y
María Lourdes Duchén Mostajo, en representación de Jorge Banegas Mendoza y Edilberto
Peña Céspedes contra Jaime Ampuero García y Rosario Canedo Justiniano, Ministros de la
Sala Penal Primera de la Corte Suprema de Justicia, alegando la vulneración de los derechos
de sus representados a la dignidad humana, a la libertad física, a la seguridad jurídica, al
trabajo, a la propiedad privada, a la defensa y de la garantía del debido proceso, consagrados
por los arts. 6.II; 7 incs. a), d), i) y 16.II y IV de la Constitución Política del Estado (CPE).

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido del recurso

I.1.1. Hechos que motivan el recurso

Los recurrentes, en el escrito presentado el 4 de agosto de 2006 (fs. 160 a 166), manifiestan
que sus representados fueron detenidos el 14 de junio de 1999, en un operativo
antinarcóticos, en cuya tramitación del proceso, el Juzgado Primero de Partido de Sustancias
Controladas, dictó la Sentencia de 18 de julio de 2001 condenándolos a diez años de presidio,
fallo que fue confirmado en todas sus partes con relación a Jorge Banegas Mendoza y
declarado improcedente por extemporáneo respecto a Edilberto Peña Céspedes, según Auto
de Vista de 3 de abril de 2002, por lo que sus poderconferentes formularon los
correspondientes recursos de nulidad y casación ante la Corte Suprema de Justicia; y,
habiendo transcurrido hasta el 21 de febrero de 2005, más de seis años del inicio de la acción
sin que exista sentencia ejecutoriada, amparados en las Disposiciones Transitorias del Nuevo
Código de Procedimiento Penal (CPP), la SC 0101/2004 de 14 de septiembre y AC
0079/2004-ECA de 29 de septiembre, solicitaron extinción de la acción penal y archivo de
obrados, a lo que los ahora recurridos, por Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005,
determinaron no ha lugar y deliberando en el fondo, declararon infundado e improcedente
dichos recursos.

Acusan que los Ministros recurridos vulneraron normas procedimentales de orden público y
cumplimiento obligatorio, pues en un mismo fallo resolvieron el incidente de extinción de la
acción penal y el fondo de la litis , sin percatarse que la cuestión previa prevista en el art. 186
del CPP.1972 es de previo y especial pronunciamiento al perseguir la conclusión
extraordinaria del proceso, por lo que según los fallos constitucionales antes aludidos, debe
ser resuelto previamente, y sólo una vez rechazada dictar el respectivo Auto Supremo.

Señalan que todo fallo judicial o administrativo debe cumplir ciertos requisitos, como
exponer las razones que llevaron a tomar tal o cual determinación, vale decir que debe estar
fundamentado, exponiendo los hechos y citando las normas en que se sustenta; sin embargo,
en su caso, el Auto Supremo 448, no fundamenta en lo más mínimo los alcances del fallo,
limitándose a rechazarla sin sustento legal, pues sólo en el último considerando se refiere a la
extinción de la acción penal sin determinar objetivamente cuáles los fundamentos de derecho
que impiden su procedencia.

I.1.2. Derechos y garantía supuestamente vulnerados

Los recurrentes estiman vulnerados los derechos de sus representados a la dignidad humana,
a la libertad física, a la seguridad jurídica, al trabajo, a la propiedad privada, a la defensa y la
garantía del debido proceso, consagrados por los arts. 6.II; 7 incs. a), d), i) y 16.II y IV de la
CPE.

I.1.3. Autoridades recurridas y petitorio

El amparo constitucional está dirigido contra Jaime Ampuero García y Rosario Canedo
Justiniano, Ministros de la Sala Penal Segunda de la Corte Suprema de Justicia, solicitando
se declare procedente el recurso y se disponga la nulidad del Auto Supremo 448 de 4 de
noviembre de 2005 y se dicte uno nuevo resolviendo con carácter previo la extinción de la
acción penal solicitada y con fundamentación adecuada y suficiente.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de amparo constitucional

Efectuada la audiencia pública de 14 de agosto de 2006, según consta en el acta de fs. 184 a
186 de obrados, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación del recurso

Los recurrentes ratificaron los términos del recurso planteado.

I.2.2. Informe de las autoridades recurridas

Los Ministros de la Corte Suprema de Justicia, en el informe escrito que cursa de fs. 175 a
181, señalan: 1) Dictaron el Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005, declarando
infundado el recurso de casación interpuesto por Jorge Banegas Mendoza e improcedente el
de Edilberto Peña Céspedes; 2) Ante la solicitud de extinción de la acción penal formulada
por este último, de la revisión de obrados se estableció que la retardación en el trámite del
proceso no fue causada por los representantes del Ministerio Público, la Policía Nacional, ni
por los operadores de justicia, al contrario, fue atribuible a ambos procesados, debido a sus
ausencias consecutivas en las audiencias; 3) En atención a los principios de economía
procesal, concentración y celeridad, la Sala consideró oportuno, lógico y legal resolver en un
solo Auto Supremo, primero la excepción de extinción de la acción penal y luego el fondo
del recurso en caso de no ser procedente la extinción; 4) Si es que procede, obviamente, se
dispone la extinción de la acción penal sin considerar el fondo del recurso, lo contrario
significaría que se tenga que notificar a las partes, esperar que esté corriente el cuaderno
procesal, para tener que considerar con posterioridad el fondo del recurso, situación que
deviene en una prórroga innecesaria que dilata aún más el proceso en perjuicio de los sujetos
procesales, lo que sí vulneraría sus derechos; 5) En consecuencia, al haber dispuesto que se
resuelva en un mismo Auto, pero en orden jerárquico, en primer lugar la extinción de la
acción penal y en segundo término el fondo del recurso, en su criterio no constituye
vulneración a derechos y garantías constitucionales, al contrario, significa aplicación debida
de los principios antes aludidos; 6) De otro lado, no existe ninguna norma procesal que
prohíba que se resuelva la excepción de la acción penal y el fondo del recurso, teniendo el
Auto Supremo apoyo constitucional en el art. 32 de la CPE, de preferente aplicación por
mandato del art. 228 Constitucional, más aún considerando la carga procesal y lo inicuo que
resulta un trámite burocrático de dictar un Auto que rechaza la extinción de la acción penal,
que no tiene recurso ulterior y debiendo procederse a una nueva convocatoria, sorteo y
notificaciones para arribar a un mismo resultado en franca retardación de justicia; 7) El Auto
Supremo está debidamente fundamentado, con especificación de los actos jurídicos que
fueron dictados por su no participación dando como consecuencia la dilación del proceso; 8)
El recurso fue presentado fuera del plazo de los seis meses, puesto que los recurrentes fueron
notificados con el Auto Supremo recurrido el 17 de enero de 2006, mientras que el amparo
fue presentado el 29 de julio de 2006, debiendo rechazarse in limine el recurso.

I.2.3. Resolución

El Tribunal del recurso dictó Resolución concediendo el amparo solicitado, disponiendo la


anulación del Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005, debiendo dictarse uno nuevo
con la motivación legal del caso. Como fundamentos se señalan: 1) Conforme al art. 186 y
187 del CPP.1972, las cuestiones previas son de previo y especial pronunciamiento, toda vez
que tiene como efecto, en caso de ser probadas, extinguir la acción penal con archivo de
obrados, por ello deben ser resueltas con anterioridad a cualesquier situación; 2) El Auto
Supremo no fundamenta si la inasistencia a las audiencias de confesión fue por culpa de los
imputados o porque no fueron trasladados oportunamente por las autoridades policiales, no
señalan la base legal de su determinación incurriendo en falta de motivación y
fundamentación.

I.3 Trámite Procesal en el Tribunal Constitucional

El Pleno del Tribunal Constitucional, mediante acta 004/2007 de 20 de agosto, determinó la


suspensión general de los plazos procesales, que fueron reanudados el 12 de septiembre por
acta extraordinaria de la misma fecha, volviéndose a suspender a partir del 17 de septiembre,
por acta extraordinaria 01/2007 de 14 de septiembre.

Mediante circular 07/2007, se reanudaron los plazos a partir del 24 de septiembre, los
mismos que por acta 3/2007, fueron suspendidos a partir del 4 de octubre de 2007. Por acta
de 3 de diciembre de 2007, el Pleno de este Tribunal determinó la reanudación de los plazos
procesales a partir del 4 de diciembre de 2007, siendo la nueva fecha de vencimiento el 3 de
enero de 2008, por lo que la presente Sentencia es pronunciada dentro del plazo legalmente
establecido.

II. CONCLUSIONES

II.1.Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público en contra de Jorge Banegas
Mendoza y Edilberto Peña Céspedes (representados de los recurrentes), el Tribunal Primero
de Partido de Sustancias Controladas dictó Sentencia de 18 de julio de 2001, declarándolos
los autores del delito de tráfico de sustancias controladas y condenándolos a la pena de diez
años de presidio (fs. 23 a 26 vta.).

II.2.Apelada la indicada Sentencia, los Vocales de la Sala Penal Segunda de la Corte


Superior de Santa Cruz, por Auto de Vista de 3 de abril de 2002, la confirmaron en todas sus
partes respecto de Jorge Banegas Mendoza y declararon improcedente la apelación con
relación a Edilberto Peña Céspedes, por haber sido presentada fuera de término (fs. 37 a 38).

II.3.Por memorial de 27 de abril de 2002, Jorge Banegas Mendoza interpuso recurso de


nulidad y casación en contra del Auto de Vista anteriormente señalado (fs. 39). Edilberto
Peña Céspedes, lo hizo por escrito de 9 de mayo de 2002 (fs. 41 a 43).

II.4.Radicado el proceso ante la Corte Suprema de Justicia, Edilberto Peña Céspedes, por
escrito de 25 de febrero de 2005, solicitó la extinción de la acción penal, al amparo de lo
establecido en la SC 0101/2004 de 14 de septiembre (fs. 67 a 68).

II.5.Por Auto Supremo 448 de 4 de noviembre de 2005, los Ministros recurridos resolvieron
no ha lugar la solicitud de extinción de la acción penal solicitada por Edilberto Peña
Céspedes; al mismo tiempo, declararon infundado el recurso de casación interpuesto por
Jorge Banegas Mendoza; e, improcedente el interpuesto por el primero de los nombrados (fs.
80 a 84 vta.).

II.6.Con el Auto Supremo antes indicado, mismo que se impugna a través del presente
recurso, los representados de los recurrentes fueron notificados en el tablero de la Secretaría
de Cámara de la Sala Penal Primera de la Corte Suprema de Justicia, el 17 de enero de 2006
(fs. 85), devolviéndose el expediente a la Corte de origen el 19 del mismo mes y año, cuya
Sala correspondiente decretó cúmplase el 31 de marzo de 2006 (fs. 86 vta), proveído con el
que se notificó a los coprocesados -recién- el 23 de junio de 2006, remitiéndose los
antecedentes al a quo el 30 del mismo mes y año, providenciándose cúmplase el 24 de julio
de 2006 (fs. 88 a 89), con el que se notificó a los coprocesados el 1 de agosto de 2006, según
certificación de fs. 182. El presente recurso de amparo ha sido presentado el 4 de agosto de
2006.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

Los recurrentes afirman que se vulneraron los derechos de sus representados a la dignidad
humana, a la libertad física, a la seguridad jurídica, al trabajo, a la propiedad privada, a la
defensa y la garantía del debido proceso, al señalar que los Ministros recurridos resolvieron
en un mismo Auto Supremo, el incidente de extinción de la acción penal y el fondo de la litis,
sin percatarse que se trata de una cuestión de previo y especial pronunciamiento al perseguir
la conclusión extraordinaria del proceso. Asimismo, el referido fallo no se encuentra
debidamente motivado en cuanto al rechazo de la solicitud de extinción de la acción. Por
consiguiente, corresponde determinar en revisión, si tales extremos son ciertos y si se
justifica otorgar la tutela solicitada.

III.1.A los efectos de resolver adecuadamente la problemática planteada, resulta pertinente


remitirse a lo señalado por este Tribunal en la SC 1365/2005-R de 31 de octubre, en la que
respecto a la oportunidad en que se debe resolver una cuestión previa, se señaló lo siguiente:
“En el sistema procesal anterior, regido por el Código de procedimiento penal de 1972, que
es de aplicación a la problemática planteada, las cuestiones previas, se encuentran previstas
en las normas del art. 186 del citado Código; encontrándose entre ellas, la de prescripción. La
naturaleza de las referidas excepciones y su procedimiento están regulados por las normas
previstas por los arts. 187 y 188 del CPP.1972, que disponen en primer término que son de
previo y especial pronunciamiento, pues otras excepciones serán resueltas con la causa
principal. Asimismo, disponen que deberán ser resueltas por los mismos jueces y tribunales
en lo penal, que conozcan del asunto principal, pudiendo las partes apelar del fallo que las
resuelva. En cuanto a los efectos de las resoluciones que las declaren probadas, las mismas
normas disponen que darán lugar a que se declare extinguida la acción penal y se ordene el
archivo de obrados.

Del referido contexto normativo, se establece que las referidas cuestiones, deben ser resueltas
con anterioridad a resolverse la causa principal por la naturaleza de las mismas, pues su
objetivo es que se declare extinguida la acción penal, de manera que sería contrario al
principio de economía procesal y a las normas del debido proceso, resolverlas con la causa
principal, si al final se llegará a la conclusión de que la acción debe declararse extinguida,
pues está situación ya existía al momento de plantear la acción y no se opera al momento de
resolverse la causa en el fondo”.

Sobre la motivación de las Resoluciones como obligación del juzgador, en la misma


Sentencia se señaló:

“De igual forma, es necesario recordar que la garantía del debido proceso, comprende entre
uno de sus elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo que significa, que
toda autoridad que conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo
una situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su decisión,
para lo cual, también es necesario que exponga los hechos establecidos, si la problemática lo
exige, de manera que el justiciable al momento de conocer la decisión del juzgador lea y
comprenda la misma, pues la estructura de una resolución tanto en el fondo como en la
forma, dejará pleno convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de acuerdo a las
normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la decisión está regida
por los principios y valores supremos rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier
interés y parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que no había otra
forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que se decidió.

Al contrario, cuando aquella motivación no existe y se emite únicamente la conclusión a la


que ha arribado el juzgador, son razonables las dudas del justiciable en sentido de que los
hechos no fueron juzgados conforme a los principios y valores supremos, vale decir, no se le
convence que ha actuado con apego a la justicia, por lo mismo se le abren los canales que la
Ley Fundamental le otorga para que en búsqueda de la justicia, acuda a este Tribunal como
contralor de la misma, a fin de que dentro del proceso se observen sus derechos y garantías
fundamentales, y así pueda obtener una resolución que ordene la restitución de dichos
derechos y garantías, entre los cuales, se encuentra la garantía del debido proceso, que faculta
a todo justiciable a exigir del órgano jurisdiccional a cargo del juzgamiento una resolución
debidamente fundamentada, así se ha entendido en varios fallos de este Tribunal, entre ellos,
la SC 752/2002-R, de 25 de junio, que ampliando el entendimiento de la SC 1369/2001-R, de
19 de diciembre señaló lo siguiente: (…) el derecho al debido proceso, entre su ámbito de
presupuestos exige que toda Resolución sea debidamente fundamentada. Es decir, que cada
autoridad que dicte una Resolución debe imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la
fundamentación legal y citar las normas que sustenta la parte dispositiva de la misma. Que,
consecuentemente cuando un Juez omite la motivación de una Resolución, no sólo suprime
una parte estructural de la misma, sino también en los hechos toma una decisión de hecho no
de derecho que vulnera de manera flagrante el citado derecho que permite a las partes
conocer cuáles son las razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo que es lo mismo
cuál es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión.

Finalmente, cabe señalar que la motivación no implicará la exposición ampulosa de


consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura de forma y de fondo. En cuanto
a esta segunda, la motivación puede ser concisa, pero clara y satisfacer todos los puntos
demandados, debiendo expresar el Juez sus convicciones determinativas que justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se tendrán por
fielmente cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución aún siendo extensa no
traduce las razones o motivos por los cuales se toma una decisión, dichas normas se tendrán
por vulneradas.”

III.2.En el caso de autos, los Ministros recurridos dictaron el Auto Supremo 448, resolviendo
en una misma Resolución, tanto la cuestión previa de extinción de la acción penal formulada
por uno de los coprocesados y al mismo tiempo el fondo del asunto, en cuanto al recurso de
casación planteado por ambos, cuando conforme a la jurisprudencia precedentemente
glosada, les correspondía resolver con carácter previo y antes de la causa principal si
procedía o no la extinción de la acción solicitada, puesto que conforme ha expresado este
Tribunal en reiterados fallos, estas cuestiones imponen un límite al monopolio de la potestad
sancionatoria o el ius puniendi del Estado, y en consecuencia implican la terminación del
proceso en cualquiera de sus instancias o en el estado en que se encuentre la causa, con
archivo de obrados inclusive, impidiendo así su prosecución. En tal virtud, las autoridades
judiciales demandadas debieron pronunciarse, primero, sobre la solicitud de extinción de la
acción penal, y sólo en caso de establecer su improcedencia, ingresar al análisis del fondo de
la causa resolviendo el recurso de casación, ya que de una interpretación histórica de la
normativa adjetiva penal y tomando en cuenta los alcances del art. 187 del CPP.1972, las
cuestiones previas son de previo y especial pronunciamiento. En este entendimiento, los
Ministros recurridos al haber resuelto conjuntamente en el mismo Auto Supremo, tanto la
solicitud de extinción de la acción penal, como el recurso de casación, ciertamente lesionaron
los derechos del recurrente a la seguridad jurídica, a la defensa y la garantía del debido
proceso.

III.3.De otro lado, el Auto Supremo en cuestión, no se encuentra lo suficientemente motivado


y fundamentado en cuanto a las razones de hecho y de derecho que determinaron la
declaratoria de “no ha lugar” a la solicitud de extinción de la acción penal, solicitada por
Edilberto Peña Céspedes, limitándose a señalar que el Ministerio Público, la Policía Nacional
y los operadores de justicia actuaron con celeridad, haciendo una relación de los actuados
que les cupo cumplir a los indicados; mientras que sobre el indicado, se señala simplemente
que no asistió a cuatro audiencias de confesión, sin indagar mayormente respecto a los
motivos de dicha inasistencia, tomando en cuenta que los procesados se encontraban bajo
detención formal, sin sustentarse además en ninguna norma jurídica de carácter procesal.
Consecuentemente, por una insuficiente motivación en el fallo respecto al rechazo de la
solicitud de extinción de la acción penal, se ha vulnerado igualmente los derechos a la
seguridad jurídica, a la defensa y la garantía del debido proceso del nombrado coprocesado,
en su expectativa de conocer los motivos razonables que llevaron a asumir la decisión que se
cuestiona, correspondiendo entonces otorgar la tutela solicitada.

III.4.En cuanto a la vulneración de los demás derechos invocados: dignidad humana, libertad
física, trabajo y propiedad privada, los recurrentes no fundamentan en modo alguno, la forma
en que tales derechos en concreto hubiesen podido ser lesionados por la conducta de los
recurridos; falta de precisión que impide ingresar al análisis sobre la vulneración acusada.
Además, tratándose de la libertad, la tutela de este derecho fundamental corresponde al
ámbito del recurso de hábeas corpus, de donde la invocación del mismo en el presente caso
resulta inatinente. Sobre el particular la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional ha
establecido que: “(…) a fin de precautelar el ámbito claro de aplicación de los recursos
constitucionales consagrados por los arts. 18 y 19 CPE, no corresponde, a través de un
amparo, pretender la protección de la libertad personal, al encontrarse este derecho
fundamental tutelado por el hábeas corpus” (SSCC 1814/2004-R, 1125/2004-R y 1089/2004-
R, entre muchas otras).

III.5.Finalmente, respecto a que el presente recurso hubiese sido presentado fuera del plazo
de los seis meses establecidos por la jurisprudencia de este Tribunal a los efectos de la
inmediatez, se tiene que si bien, tomando en cuenta la notificación a los coprocesados con el
Auto Supremo impugnado, en el tablero de Secretaría de Cámara de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, ello sería evidente; sin embargo, y sin desconocer la validez legal de
dicha notificación, la misma no puede ser tomada en cuenta a los efectos de dicho cómputo,
dado que esa notificación por sí sola, no aseguraba el conocimiento efectivo de lo resuelto
por parte de los coprocesados, pues fue practicada por cédula en esta ciudad de Sucre, siendo
que el proceso y el domicilio de los indicados es Santa Cruz, donde conforme se establece en
el apartado II.6. de este fallo, no se desarrollaron con la celeridad del caso las notificaciones
correspondientes, no siendo posible entonces en este caso, tomar en cuenta la notificación
cedularia practicada el 17 de enero de 2006, a los efectos del cómputo del plazo de los seis
meses.

Por todo lo expresado precedentemente, la situación planteada se encuentra dentro de las


previsiones del art. 19 de la CPE, por lo que el Tribunal del recurso al haber concedido el
amparo, ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales y aplicado
correctamente el citado precepto constitucional.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por mandato


de los arts. 19.IV y 120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 102.V de la LTC, en revisión, resuelve
APROBAR la Resolución 165/2006 de 14 de agosto, cursante de fs. 187 a 189 vta.
pronunciada por la Sala Penal de la Corte Superior del Distrito Judicial de Chuquisaca; y en
consecuencia, CONCEDER el amparo solicitado.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional.

Fdo. Dr. Artemio Arias Romano


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Silvia Salame Farjat


MAGISTRADA
Fdo. Dr. Walter Raña Arana
MAGISTRADO

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