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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1265/2005-R

Sucre, 14 de octubre de 2005

Expediente: 2005-11296-23-RAC
Distrito: Santa Cruz
Magistrado Relator: Dr. Willman Ruperto Durán Ribera

En revisión la Sentencia de 29 de marzo de 2005, pronunciada por la Sala Penal Primera de la


Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, cursante de fs. 450 a 451 vta., dentro del recurso
de amparo constitucional interpuesto por Jorge Luis Araoz Leaño contra Ademar Fernández
Ripalda y Edgar Molina Aponte, vocales de la Sala Penal Segunda de la misma Corte, alegando la
vulneración a sus derechos a la igualdad, a la seguridad jurídica y a la defensa, así como a la
garantía del debido proceso, consagrados por los arts. 6.II, 7 inc. a), 16.II y IV de la Constitución
Política del Estado (CPE).

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido del recurso

I.1.1. Hechos que motivan el recurso

En la demanda presentada el 12 de marzo de 2005, cursante de fs. 390 a 396 vta., el recurrente
asevera que el 18 de agosto de 2004 el investigador Luis Avendaño Alvarez, en cumplimiento a una
orden del fiscal José Luis Alfaro Lanza presentó denuncia en la Policía Técnica Judicial (PTJ) de
Santa Cruz por los delitos de contratos lesivos al Estado, conducta antieconómica y otros que se
habrían cometido contra Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), en cuyo mérito el 20
de agosto de 2004 la causa ingresó al sistema judicial para el control jurisdiccional a cargo del
Juzgado Segundo de Instrucción de Santa Cruz.

Paradójicamente el denunciante luego se convirtió en investigador asumiendo una función de


denunciante-investigador figura desconocida por la ley procesal, es así, que éste solicitó al Fiscal
una ampliación de la investigación preliminar, razón por la cual el representante del Ministerio
Público dispuso la ampliación a seis meses de duración, periodo en el cual se desarrollaron una
serie de diligencias investigativas, entre ellas su declaración efectuada el 13 de septiembre y 20 de
octubre de 2004, después de la cual el Fiscal de Materia determinó su aprehensión y formuló en
su contra imputación formal por los delitos de uso indebido de influencias, contratos lesivos al
Estado y conducta antieconómica, previstos en los arts. 146, 221 y 224 del Código penal (CP),
solicitando su detención preventiva, pedido que fue desestimado por el Juez cautelar quien el 22
de octubre de 2004 ordenó su libertad provisional.

El 18 de noviembre de 2004, interpuso excepción de incompetencia que mereció de parte del Juez
de Instrucción, la Resolución de 9 de noviembre de 2004, por la cual se declaró incompetente para
conocer la causa en razón del territorio. Decisión que apelada por el Fiscal, mereció el Auto de
Vista de 19 de enero de 2005 por el cual los vocales declararon procedente el recurso.

Refiere que un primer fundamento de la decisión asumida por los vocales se refirió a que fue
citado y como imputado se presentó a declarar sometiéndose a la investigación sin objetar la
competencia del órgano jurisdiccional, y por lo tanto consintió expresamente la competencia del
Juez; al respecto, expresa que la competencia jurisdiccional en razón de territorio en materia
penal no emerge de la voluntad finalista de las partes sino del lugar donde se produjo el supuesto
delito imputado, sin que el consentimiento expreso del imputado o su sometimiento a la
jurisdicción sin observarla sean circunstancias que determinen esa competencia territorial;
además que la afirmación de los vocales constituye una presunción o inferencia indirecta no
reconocida en el sistema procesal penal, sin soslayar que al haberse sometido a las medidas
cautelares y apelar de las mismas no anunció ni expresó que reconocía la competencia del Juez
para controlar la investigación, pues la determinación de medidas cautelares no establece la
competencia del Juez en razón del territorio, al referirse únicamente a la libertad del imputado;
además que a través de memoriales presentados el 16, 19 y 27 de octubre de 2004 rechazó la
competencia del Juez.

El segundo fundamento de la Corte se basó en que el Ministerio Público hubiera acreditado que
los principales pagos por honorarios se realizaron en Santa Cruz, es decir que en esa ciudad se
hubiera producido el resultado de los delitos atribuidos, con relación a este fundamento, el actor
señaló que los vocales establecieron respecto al delito presunto de contratos lesivos al Estado que
esté se hubiera consumado en La Paz al haber sido suscritos y protocolizados en esa ciudad, por lo
que es incorrecto reconocer la competencia del Juez de Santa Cruz, pues este delito de acuerdo a
sus elementos constitutivos se consuma en el momento de su celebración que se efectuó en La
Paz y no en el momento de su ejecución.

Además, el criterio de los vocales demandados se basó en comprobantes de pago extemporánea e


ilegalmente introducidos como prueba al recurso de apelación, y sin considerar que la documental
existente acreditó que los pagos se efectuaron en La Paz, sin perjuicio de que los comprobantes
hayan sido extendidos en una ciudad distinta.

Por otra parte los vocales recurridos solo centraron su atención al delito de contratos lesivos al
Estado, olvidando que para determinar la competencia territorial del Juez es necesario dirigir la
atención a todos los delitos imputados, resultando que los delitos de conducta antieconómica y
uso indebido de influencias presuntamente se produjeron en La Paz, pues se le imputó que los
contratos celebrados en La Paz fueron elaborados con parcializada interpretación jurídica de las
cláusulas a favor de los consorcios, además que el delito de uso indebido de influencias se le
imputó porque habría solicitado el pago anticipado de honorarios profesionales en base al informe
legal 157/2002, sin embargo los vocales no tomaron en cuenta que tanto la solicitud como el
informe fueron elaborados en La Paz.

Otro de los argumentos de la Resolución impugnada es el hecho de que existieran coimputados


con domicilio en Santa Cruz, lo que implica que los vocales no tomaron en cuenta que como
imputado tiene su domicilio en la Paz, lo que implica una discriminación, aclarando sin embargo
que este aspecto resulta irrelevante considerando los argumentos precedentes.

Por último, señala que el Auto de Vista pronunciado por los recurridos, incurrió en defectos de
forma pues no está fundamentado y declaró la nulidad del acto recurrido, cuando la ley prevé en
la apelación incidental otra forma de resolución, ya que este recurso no está destinado a anular
resoluciones ni el apelante lo solicitó; además, la Sala recibió y valoró prueba presentada por el
apelante que no fue ofrecida a tiempo de interponer el recurso y que no fue puesta en su
conocimiento previamente, por lo que al no existir otro medio inmediato para la protección de sus
derechos, es que interpone el presente recurso.
I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

El actor estima que se han vulnerado sus derechos a la igualdad, a la seguridad jurídica y a la
defensa, así como a la garantía del debido proceso, consagrados por los arts. 6.II, 7 inc. a), 16.II y
IV de la CPE.

I.1.3. Autoridades recurridas y petitorio

De acuerdo a lo expuesto, interpone recurso de amparo contra Ademar Fernández Ripalda y Edgar
Molina Aponte, vocales de la Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa
Cruz, impetrando sea declarado procedente con daños y perjuicios, por ende, se mantenga vigente
la Resolución de 9 de noviembre de 2004 emitida por el Juez Segundo de Instrucción en lo Penal.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de amparo constitucional

Efectuada la audiencia el 29 de marzo de 2005, sin la presencia del representante del Ministerio
Público, conforme consta en el acta de fs. 446 a 449, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación del recurso

El recurrente reiteró extremos contenidos en su demanda.

I.2.2. Informe de las autoridades recurridas

Las autoridades recurridas no comparecieron a la audiencia ni prestaron su respectivo informe,


pese a su legal citación (fs. 397 vta. 398).

I.2.3. Intervención del tercero interesado

El Fiscal de Materia Anuncio Piérola Galvis, en su condición de tercero interesado de fs. 425 a 426
y en audiencia expresó que el recurrente como director jurídico de YPFB otorgó poderes y
suscribió las igualas conjuntamente a los otros imputados Hugo Peredo Román, Carlos Salinas
Estensoro, con los consorcios de abogados Bufete Valles Asociados - representado por Huáscar
Gonzáles Portal Altamirano y Jorge Arciénega Román - y Abogados Multidisciplinarios -
representado por Edgar Montaño Pardo -, para que éstos asuman el patrocinio en los procesos
civiles coactivos, tramitados en los diferentes distritos en los que YPFB sea parte. Con el poder
otorgado, el abogado Edgar Montaño Pardo mediante instrumento 227/2002 otorgó poder al
abogado Alejandro Mansilla Arias para que asuma personería en todos los procesos judiciales
civiles coactivos fiscales iniciados o por iniciarse en Santa Cruz, por lo que en mérito a la denuncia
presentada por Luis Avendaño se inició la investigación preliminar que fue informada al Juez
cautelar conforme el art. 289 del Código de procedimiento penal (CPP), acumulándose informes y
documentos que fueron puestos en conocimiento del actor y que determinaron la imputación
formal por su presunta participación en los delitos previstos en los arts. 146, 221 y 224 del CP.

Agregó que dos de los tres imputados tienen su domicilio en Santa Cruz, además de que no existe
otra investigación ni otro Juez a quien se le haya puesto en conocimiento del inicio de una
investigación por los mismos hechos y contratos, sin soslayar que la iguala fue suscrita a nivel
nacional y los signatarios del contrato son o eran funcionarios del nivel nacional, motivo por el cual
incluso un Juez de Santa Cruz emitió sentencia en un proceso ordinario, por lo que no se puede
hacer creer que los contratos se suscribieron solo para la ciudad de La Paz, lo que implica que el
tribunal de alzada se limitó a enmendar el error cometido por el Juez a quo y a aplicar la normativa
adjetiva conforme el art. 49 del CPP, solicitando en definitiva la improcedencia del recurso, con
costas.

I.2.4. Resolución

La Sentencia de 29 de marzo de 2005, cursante de fs. 450 a 451 vta., declaró improcedente el
recurso sin costas, multas ni daños y perjuicios, con los siguientes argumentos:
a)Al constituir el Tribunal de amparo en uno de garantías constitucionales, está impedido de
conocer aspectos, procesos o recursos en los que se debatan aspectos netamente de hecho como
los argumentados por el recurrente.
b)El Auto de Vista de 19 de enero de 2005 fue emitido fundadamente al contener los criterios
jurídicos que lo sustentan, al constatar que la residencia de dos de los imputados, que hasta la
fecha han sido presentados ante el Juez de instrucción, radican en Santa Cruz y si bien es evidente
que el actor tiene su residencia en La Paz, no existen mas imputados; además que no existe otra
causa penal que haya sido abierta en otro distrito por los mismos hechos para la aplicación del art.
49.6 del CPP.
c)El art. 49.1 del CPP también señala que será competente el Juez del lugar donde se produzca el
resultado, habiendo reconocido ambas partes que tanto en el Distrito Judicial de Santa Cruz como
en La Paz se produjeron los resultados de los presuntos hechos punibles.
d)El Auto de Vista fue correctamente pronunciado, pues se declaró la admisibilidad del recurso, la
procedencia de la cuestión planteada y se dispuso la nulidad de la Resolución apelada, siendo
inatendible el fundamento de que en la apelación incidental no se pueda dictar ese tipo de
decisión, pues el art. 46 del CPP al referirse a la inobservancia de las reglas de la competencia
establece que dará lugar a la nulidad de los actos.

II. CONCLUSIONES

Luego del análisis de antecedentes, se establecen las conclusiones siguientes:

II.1.El 6 de febrero de 2002 (fs. 3-6 vta.), en La Paz se suscribió el contrato de prestación de
servicios profesionales entre YPFB representada por Hugo Peredo Román, como Presidente
Ejecutivo y la Sociedad de Abogados Consultores Multidisciplinarios para la atención de procesos
judiciales en los que sea parte la empresa. Contrato en el que figura el recurrente como Director
Legal General de YPFB, acordando que los honorarios se cancelarían según el porcentaje
establecido en el Arancel Mínimo del Colegio de Abogados en cada Distrito Judicial donde se
tramiten las causas.

II.2. Por nota de 24 de julio de 2002 (fs. 441) el representante de la Sociedad de Abogados
Consultores Multidisciplinarios, solicitó al recurrente un pago de honorarios a cuenta de garantía
de póliza de seguro. Petición que fue respondida por nota de 2 de agosto de 2002 (fs. 437) por la
que el actor dispuso la presentación de la respectiva boleta. Reiterada la solicitud el 30 de agosto
de 2002 (fs. 435-436), por nota de 3 de septiembre de 2002 suscrita en La Paz (fs. 427), el
recurrente solicitó al Presidente Ejecutivo a.i. de YPFB el pago de honorarios profesionales a favor
de la referida sociedad.
II.3. Por requerimiento de 18 de agosto de 2004 (fs. 400), el fiscal José Luis Alfaro Lanza, dispuso
que el investigador Luis Avendaño formule denuncia contra autores cómplices y encubridores por
los delitos de contratos lesivos al Estado, conducta antieconómica y otros contra los intereses de
YPFB, orden que fue cumplida el 20 de agosto de 2004 (fs. 1), en cuyo mérito una vez iniciada la
investigación se informó al Juez Segundo de Instrucción en lo Penal de la Capital (fs. 2) quien
asumió el control jurisdiccional de la investigación por decreto de 21 de agosto de 2004 (fs. 2 vta.).

II.4. Por memoriales de 16 de octubre (fs. 349-350 vta.) y 19 de octubre de 2004 (fs. 351-353), el
actor solicitó la declinatoria de jurisdicción.

II.5. Por requerimiento de 21 de octubre de 2004 (fs. 26-29), el fiscal José Luis Alfaro Lanza, imputó
formalmente a los recurrentes y otros, la presunta comisión de los delitos de uso indebido de
influencias, contratos lesivos al Estado y conducta antieconómica, a raíz de la suscripción de los
contratos de igualas profesionales suscritas el 29 de enero de 2001 y 6 de febrero de 2002.

II.6. Por memorial de 27 de octubre de 2004 (fs. 120-122), el actor interpuso excepción de
declinatoria por razón de territorialidad, en cuyo mérito el Juez de la causa por Auto de 9 de
noviembre de 2004 (fs. 267-268), la admitió disponiendo la remisión de antecedentes a la ciudad
de La Paz. Por memorial de 24 del mismo mes y año (fs. 277-278) el representante del Ministerio
Público apeló la decisión del Juez cautelar sin ofrecer prueba alguna.

Mediante providencia de 25 de noviembre de 2004, el Juez Segundo de Instrucción en lo Penal de


la Capital “corre en traslado a las partes la apelación incidental interpuesta por el Ministerio
Público, para que en el plazo de tres días contesten el recurso y, en su caso acompañen y ofrezcan
prueba” (sic).

II.7. Por Auto de 10 de enero de 2005 (fs. 293) el Juez de Instrucción en lo Penal dispuso la
remisión de antecedentes a la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, que fueron
recibidos el 13 de enero del mismo año (fs. 294 vta.) procediéndose en la misma fecha al sorteo de
la causa (fs. 295).

II.8. Por memorial de 18 de enero de 2005 (fs. 342-344 vta.), el recurrente fundamentó su posición
respecto a la apelación incidental.

II.9. Por memorial de 18 de enero de 2005 (fs. 324-326), bajo la suma: “Representa y pide
revocatoria del auto que admite incompetencia del 09 de noviembre de 2004” (sic), el fiscal
Anuncio Pierola Galvis, fundamentó el recurso de apelación, señalando en el Otrosí: “Se adjunta
fotocopias de los documentos referidos en la representación y petición” (sic), constituida en la
documental cursante de fs. 296-323 por la foliación correlativa de los antecedentes, en la que
destacan los comprobantes de pago por honorarios profesionales extendidos en Santa Cruz. No
consta en obrados notificación alguna con este memorial al recurrente.

II.10. Por Auto de 19 de enero de 2005 (fs. 345 y vta.) la Sala Penal Segunda de la Corte Superior
del Distrito Judicial de Santa Cruz, integrada por los vocales recurridos, admitió y declaró
procedente el recurso de apelación incidental interpuesto por el Ministerio Público, por ende
declaró nulo y sin efecto el Auto apelado, ordenando que el Juez de Instrucción de Santa Cruz
continúe ejerciendo el control jurisdiccional de la investigación bajo los siguientes argumentos: a)
al margen de que los contratos se hubiesen suscrito y protocolizado en La Paz, al ser citado el
actor y presentarse a declarar sometiéndose a la investigación sin objetar la competencia del
órgano jurisdiccional, consintió expresamente la competencia del Juez a quo; b) el Ministerio
Público acreditó que los principales pagos por honorarios se realizaron en Santa Cruz, donde se
produjo el resultado de los delitos atribuidos; c) existen coimputados que tienen su domicilio en la
ciudad de Santa Cruz.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El actor afirma que las autoridades judiciales recurridas violaron sus derechos a la igualdad, a la
seguridad jurídica y a la defensa, así como a la garantía del debido proceso, pues en apelación a
través del Auto de Vista de 19 de enero de 2005, revocaron la decisión del Juez de Instrucción que
se declaró incompetente para ejercer el control jurisdiccional de la investigación, sin considerar
que: a) la competencia en razón del territorio en materia penal no emerge de la voluntad finalista
de las partes sino del lugar donde se produjo el supuesto delito; b) la determinación de medidas
cautelares no establece la competencia del Juez en razón del territorio, porque éstas no se
refieren al lugar donde se cometió el ilícito sino a la libertad del imputado o al aseguramiento de
su presencia en el proceso; c) los delitos atribuidos presuntamente se cometieron en La Paz; d)
como imputado tiene su domicilio en esa ciudad. Además incurrieron en defectos formales al
disponer la nulidad del acto impugnado cuando esa no es una forma para resolver el recurso de
apelación incidental y la decisión se basó en prueba que no fue puesta en su conocimiento
previamente. Corresponde considerar si en la especie es viable otorgar la tutela pretendida.

III.1. El recurrente a través del presente recurso, invoca la lesión a derechos y garantías
constitucionales haciendo referencia a defectos formales en la tramitación del recurso de
apelación incidental que fue sustanciada por las autoridades recurridas, así como en cuestiones
que hacen al contenido del Auto de Vista que resolvió el medio impugnativo; en cuyo mérito, a
efectos de resolver la problemática planteada se hace menester resolver en primer término la
cuestión procedimental.

En ese entendido, el art. 404 del CPP, al regular la interposición del recurso de apelación incidental
señala: “El recurso de interpondrá por escrito, debidamente fundamentado, ante el mismo
tribunal que dictó la resolución, dentro de los tres días de notificada la Resolución al recurrente.

Cuando el recurrente intente producir prueba en segunda instancia, la acompañará y ofrecerá


junto con el escrito de interposición, señalando concretamente el hecho que pretende probar” (las
negrillas son nuestras).

El art. 405 del mismo cuerpo legal establece normas respecto al emplazamiento a las otras partes
para que contesten el recurso y en su caso acompañen y ofrezcan pruebas y a la remisión de
antecedentes a la Corte Superior de Justicia - tribunal competente para resolver la apelación
incidental conforme el art. 51.1 del CPP-, debiendo sujetar el trámite a lo previsto por el art. 406
del CPP que señala: “Recibidas las actuaciones, la Corte Superior de Justicia decidirá, en una sola
resolución, la admisibilidad del recurso y la procedencia de la cuestión planteada, dentro de los
diez días siguientes, salvo lo dispuesto por el Articulo 399 de este Código.

Si alguna de las partes ha ofrecido prueba y el tribunal la estima necesaria y útil, señalará
audiencia oral dentro de los quince días de recibidas las actuaciones y resolverá en la misma
audiencia aplicando en lo pertinente las reglas del juicio oral y público únicamente con la prueba
que se incorporen y con los testigos que se hallen presentes” (Las negrillas son nuestras).

De las normas legales citadas se establece que la facultad de la parte recurrente y de la contraria
para ofrecer prueba en la apelación incidental tiene momentos procesales precisos, en el primer
caso al interponer el recurso y el segundo en su contestación; esta posibilidad determina que en el
caso de que el tribunal de alzada considere útil la prueba ofrecida, señale audiencia oral aplicando
en lo pertinente las reglas del juicio oral y público, que entre otras características se efectúa en
forma contradictoria. Y precisamente en mérito al reconocimiento del actual sistema procesal del
principio de contradicción se impone a la autoridad judicial la obligación de oír a todas las partes
que intervienen en el proceso en igualdad de oportunidades a efectos de que desarrollen
facultades procesales, entre otras, respecto a la práctica de pruebas; razón por la cual el Código
procesal penal impone la necesidad de la realización de audiencia en caso de que la parte
recurrente o la contraria hayan ofrecido prueba para que el tribunal de apelación la considere,
habida cuenta que el principio de contradicción, que resulta inherente al derecho de defensa,
constituye un principio esencial en la práctica de la prueba, al permitir a las partes contradecir la
ofrecida por la parte que lo propone.

Este principio constituye una exigencia ineludible vinculada al derecho a un proceso con todas las
garantías. Bajo ese entendimiento en apelación, es deber de la Corte Superior del Distrito Judicial,
convocar a una audiencia dentro de los quince días de recibidas las actuaciones, resolviendo en la
misma audiencia el recurso planteado, aplicando en lo pertinente, las reglas del juicio oral y
público únicamente con la prueba que se incorpore y con los testigos que se hayan presentado
(art. 406 del CPP).

III.2. En el caso de autos, se evidencia de los antecedentes que informan el cuaderno procesal, que
por Auto de 9 de noviembre de 2004, el Juez de Instrucción en lo Penal, admitió la excepción de
incompetencia opuesta por el recurrente, decisión que fue apelada por el representante del
Ministerio Público mediante memorial de 24 del mismo mes en el que no consta ningún
ofrecimiento de prueba. Luego, dispuesta la remisión de antecedentes a la Corte Superior del
Distrito Judicial de Santa Cruz, se procedió al sorteo de la causa el 13 de enero del mismo año;
posteriormente, por memorial de 18 de enero de 2005, el fiscal fundamentó su recurso
adjuntando prueba documental relativa al objeto del proceso, como comprobantes de pago y
piezas procesales de trámites laborales, entre otras; y en la misma fecha el actor fundamentó su
posición respecto a la apelación incidental. Con esos antecedentes, por Auto de 19 de enero de
2005, los recurridos admitieron y declararon procedente el recurso, basando su decisión entre
otros argumentos, en que los principales pagos por honorarios se realizaron en Santa Cruz, donde
se produjo el resultado de los delitos atribuidos, es decir que los demandados consideraron la
documental presentada por el representante del Ministerio Público a tiempo de fundamentar su
recurso sin que previamente hayan determinado su utilidad y la misma haya sido notificada a la
parte contraria dictaron la Resolución impugnada, lo que implica que las autoridades judiciales
demandadas dejaron al recurrente en indefensión a causa del vicio de procedimiento, pues dicha
prueba no podía ser valorada sino cumplió con las exigencias procesales aludidas.

Ahora bien, debe tenerse presente que la SC 1262/2004-R de 10 de agosto, señaló: “(...) este
Tribunal Constitucional concluye que, el error o defecto de procedimiento será calificado como
lesivo del derecho al debido proceso sólo en aquellos casos en los que tengan relevancia
constitucional, es decir, cuando los defectos procedimentales provoquen indefensión material a la
parte procesal que los denuncia y sea determinante para la decisión judicial adoptada en el
proceso judicial, de manera tal que de no haberse producido dicho defecto el resultado sería otro;
pues no tendría sentido jurídico alguno conceder la tutela y disponer se subsanen dichos defectos
procedimentales, cuando al final de ellos se arribará a los mismos resultados a los que ya se arribó
mediante la decisión objetada por los errores procesales, pues en este último caso se produciría
un resultado adverso al sentido y esencia de la garantía al derecho del debido proceso, ya que
simplemente demoraría la sustanciación del proceso judicial para llegar al mismo resultado”.

“En consecuencia, deberá activarse la acción del amparo constitucional, para otorgar tutela y
disponer se subsanen los defectos procedimentales, sólo cuando concurran necesariamente los
siguientes supuestos jurídicos: a) cuando el error o defecto procedimental en el que incurra el Juez
o tribunal, provoque una lesión evidente del derecho al debido proceso en cualquiera de sus
elementos constitutivos; b) los errores o defectos procedimentales ocasionen una indefensión
material en una de las partes que intervienen en el proceso judicial, impidiéndole toda posibilidad
de que pueda hacer valer sus pretensiones, alegando, contrastando o probando; y c) esas lesiones
tengan relevancia constitucional, es decir, que esa infracción procedimental de lugar a que la
decisión impugnada tenga diferente resultado al que se hubiera dado de no haberse incurrido en
los errores o defectos denunciados”.

De lo expuesto, se concluye que el error o defecto procedimental en el que incurrieron los vocales
demandados, de considerar prueba que no fue ofrecida en el momento procesal señalado por ley
ni puesta en conocimiento del actor, en aplicación del principio de contradicción y menos haber
dispuesto la realización de audiencia, impidió al actor contradecir la prueba presentada por la
parte apelante -representante del Ministerio Público-, afectando su derecho a la defensa,
circunstancia que determina la procedencia de la presente acción tutelar.
III.3. Ahora bien, teniendo en cuenta que el incumplimiento a normas procesales, que como se
tiene fundamentado, determinó la vulneración del derecho a la defensa del actor,
correspondiendo declarar la nulidad de obrados por aspectos formales, no corresponde que este
Tribunal compulse la actuación de las autoridades recurridas respecto a los fundamentos que
sirvieron de base para el pronunciamiento del Auto de Vista de 19 de enero de 2005.

De lo analizado se concluye que el Tribunal de amparo al haber declarado improcedente el


recurso, no ha realizado una correcta aplicación del art. 19 de la CPE.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción que ejerce por mandato de los arts. 19.IV y
120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 102.V de la Ley del Tribunal Constitucional, en revisión, resuelve:

1º REVOCAR la Sentencia de 29 de marzo de 2005, pronunciada por la Sala Penal Primera de la


Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, cursante de fs. 450 a 451 vta. y, en consecuencia,

2º CONCEDER el amparo solicitado, a cuyo efecto se dispone la nulidad del Auto de Vista de 19 de
enero de 2005, debiendo las autoridades recurridas pronunciar uno nuevo ajustado a las reglas
procesales aludidas en la presente Resolución.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional.


Fdo. Dr. Willman Ruperto Durán Ribera
Presidente

Fdo. Dra. Elizabeth Iñiguez de Salinas


DECANA

Fdo. Dr. José Antonio Rivera Santivañez


Magistrado

Fdo. Dra. Martha Rojas Álvarez


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Artemio Arias Romano


Magistrado

FUENTE: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

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