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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUR OCCIDENTE


CUNSUROC
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES,
ABOGACÍA Y NOTARIADO

CURSO: PENAL I
DOCENTE: LIC. HÉCTOR RAFAEL ANTONIO GONZÁLEZ OBREGÓN
TERCER SEMESTRE
SECCIÓN: "A"

EXPOSICIÓN
UNIDAD II
La Teoría General Del Delito, La Acción, Teorías De La Acción, Ausencia De
La Acción, Formas De La Acción, La Acción Y Resultado, La Imputación
Objetiva, Teoría Sobre la Relación De Causalidad y La Omisión

GRUPO No. 12
INTEGRANTES:
Jasmin Rosario Rivera Ajiataz(Coordinadora) Carnè: 202243387
Rosa Alejandrina del Carmen Pascual Díaz. Carné: 202248858
Heidy judith Abac Sanic Carnè: 202248778
Ana Beatriz Lapoyeu Garcia Carnè: 202143159
Rosa Priscila Ixcayau Beltràn Carnè: 201542251
Claudia Maribel Yancor Oroxòn Carnè: 201542242
Ana Victoria Ortez Larrave Carnè: 201241871

Mazatenango, Suchitepéquez 8 de abril 2024


INTRODUCCIÓN

La primera edición del módulo Teoría del delito, fue publicada por el Instituto de la
Defensa Pública Penal, en el año 2008, y ha sido una fuente de consulta sobre los
temas de teoría del delito, por su aplicación al proceso penal.

La acción es un derecho público subjetivo mediante el cual se requiere la


intervención del órgano jurisdiccional para la protección de una pretensión jurídica,
por ello es consecuencia de la prohibición de hacerse justicia por Mano propia y de
haber asumido el Estado la Acción Jurisdiccional.

Acción y jurisdicción son conceptos que se corresponden y llevados a un último


análisis, podría decirse que la Acción es el derecho a la jurisdicción, por otro lado la
acción es considerada un poder en sentido amplio.

En el ámbito del derecho penal, el estudio de la acción y las teorías que la rodean

es fundamental para comprender cómo se determina la responsabilidad de un

individuo en un delito. Las diversas teorías de la acción ofrecen diferentes enfoques

para analizar y entender el comportamiento humano en el contexto del derecho

penal. En este sentido, explorar las distintas perspectivas sobre la acción en el

derecho penal es esencial para desarrollar un marco legal justo y efectivo.


TEORÍA GENERAL DEL DELITO

Es un procedimiento por medio del cual se analizan las características


comunes, o bien aquellas que diferencian a todos los delitos en general para
establecer su existencia y determinar la imposición de una sanción, si así
corresponde. Se denomina teoría del delito “a la parte de la ciencia del derecho
penal que se ocupa de explicar ¿Qué es el delito en general?, es decir, ¿Cuáles son
las características que debe tener cualquier delito?”. (Zaffaroni, 1998, p. 317).

La teoría del delito constituye un instrumento de análisis científico de la


conducta humana, utilizado por juristas, ya sea en la función de jueces, fiscales,
defensores o bien como estudiosos del derecho para determinar la existencia del
delito. Antes de dictar sentencia, durante la deliberación, el tribunal deberá
establecer si existe o no delito en el caso que juzga. La teoría del delito, constituye
“un método de análisis de distintos niveles, cada uno de estos presupone el anterior
y todos tienen la finalidad de ir descartando las causas que impedirán la aplicación
de una pena y comprobando (positivamente) si se dan las que condicionan esa
aplicación”. (Bacigalupo, 1994, p.67) En la primera declaración, se analiza el informe
policial si el hecho descrito subsume uno de los tipos penales; si se trata de un tipo
penal de acción o de omisión, ese tipo penal es doloso o imprudente; si existe
relación de causalidad, la conducta es típica, pero no antijurídica por haber obrado,
por ejemplo, una causa de justificación; y si el imputado conoce la norma jurídico
penal, y en todo caso, cuál sería la pena a imponer de conformidad con el principio
de proporcionalidad.

Todo este proceso intelectivo se realiza para determinar la existencia del


delito. En la fase intermedia, para argumentar, por ejemplo, un sobreseimiento,
cuando se explique la falta de condiciones para imponer una pena. La teoría del
delito, alcanza su mayor apogeo en la etapa del debate, cuando la defensa
construye su teoría del caso, para establecer si los hechos que acusa la fiscalía
subsumen en el tipo penal por el que intima, o bien si el relato del acusado aunado
a otras pruebas que pueda ofrecer la defensa, podrán fundamentar alguna eximente
de responsabilidad penal como causas de justificación (legítima defensa, estado de
necesidad, o legítimo ejercicio de un derecho), o las causas de inculpabilidad
señaladas en el Artículo 25 del Código Penal.
Para los efectos de la teoría del delito, no tratará el delito como la descripción
de una conducta a la que se le asigna una pena o una medida de seguridad, sino
que interesa una definición secuencial como “conducta típica, antijurídica y
culpable”. En el Código penal actual (lege data) no hay un concepto legal de delito,
pero el proyecto del nuevo Código penal (lege ferenda): “Se considerará como delito
la conducta típica, antijurídica, culpable y punible”. (Artículo 20) Algunos juristas
incluyen como elemento del delito, la punibilidad, por ejemplo, las acusaciones que
presenta el órgano fiscal establece que la conducta del acusado en una acción
típica, antijurídica, culpable y punible.

No obstante, la punibilidad (penalidad) tiene elementos adicionales que no


se incluyen en todos los delitos, sino solo en algunos, ya que, en algunos casos
como las condiciones objetivas de punibilidad, a pesar de haber delito, lo eximen de
la pena. Por ejemplo, en la negación de asistencia económica una vez probada la
existencia del delito, al pagar los alimentos atrasados y garantizar los futuros se
exime de la pena al imputado. Del concepto anterior se desprenden los elementos
del delito que se analizarán detenidamente, y es secuencial, porque es como un
filtro que cada vez se hace más estrecho para establecer no solo la existencia del
delito, sino, además, la imposición de una sanción penal o una medida de seguridad.
Por ejemplo, en un homicidio, puede ser que la conducta sea típica, hay voluntad
en su realización y encuadra en uno de los tipos penales contemplados en la
legislación, pero si se logra establecer que el imputado actuó en legítima defensa
de su vida, estaremos ante una causa que justifica su actuar y, por lo tanto, hay una
acción típica, pero no antijurídica.

En otros casos, estamos ante acciones típicas y antijurídicas, pero por


tratarse de una persona que padece una enfermedad mental, no se le puede
imponer una pena por existir un eximente de responsabilidad penal; habrá que
solicitar la suspensión de la persecución penal, y si no fuere posible, pedir que se le
juzgue por el procedimiento específico para la imposición de una medida de
seguridad, tal como lo establecen los Artículos 23.2 del Código Penal, 76 y 484 del
Código Procesal Penal. Al aplicar esta sistemática secuencial, se analiza cada uno
de los elementos del concepto delito, llamados también categorías. Hay otros
elementos que no se ubican exactamente en la tipicidad, ni en la antijurídica, ni en
la culpabilidad por no ser elementos comunes a todos los delitos, y es por ello que
se trata aparte la punibilidad o penalidad. De la misma forma, se incluyen problemas
de la tipicidad, tales como el recorrido criminal que abarca el delito consumado y la
tentativa; también el concurso de delitos y de leyes, y las circunstancias que
modifican la responsabilidad penal, pero estos elementos se aplican después de
haber determinado la existencia del delito.

2. LA ACCIÓN

La acción en derecho penal es un concepto fundamental que se refiere al


derecho que tiene el Estado de sancionar conductas que han sido consideradas
como delitos. En pocas palabras, es la facultad que tiene el Estado de perseguir y
castigar a quienes infringen las normas penales.

La acción penal puede iniciarse de diversas maneras, ya sea por denuncia


de la víctima, por querella del ofendido, de oficio por parte del Ministerio Público o
por cualquier persona que tenga conocimiento de la comisión de un delito. Una vez
que se inicia la acción penal, el Estado asume la responsabilidad de llevar a cabo
la investigación y el proceso judicial correspondiente.

Es importante destacar que la acción penal no solo se refiere al proceso de


enjuiciamiento de los presuntos delincuentes, sino que también incluye medidas
preventivas y de rehabilitación. El objetivo principal de la acción penal es proteger
a la sociedad, restablecer el orden jurídico y, en la medida de lo posible, rehabilitar
al infractor.

En cuanto a sus características, la acción penal es pública, ya que el Estado


es el titular del ejercicio de la acción y tiene el deber de perseguir los delitos en
interés de la sociedad. Además, es obligatoria, lo que significa que una vez iniciada
la acción penal, el Estado está obligado a llevarla hasta el final, ya sea con una
condena o con la absolución del acusado.

En resumen, la acción en derecho penal es el instrumento a través del cual


el Estado ejerce su poder punitivo para mantener el orden social y proteger a sus
ciudadanos. Es un proceso complejo que involucra la investigación, el
enjuiciamiento y, en muchos casos, la rehabilitación de los infractores.
3. TEORÍAS DE LA ACCIÓN

La teoría de la acción en derecho penal es una doctrina que trata de definir


qué se entiende por acción humana como presupuesto de la responsabilidad penal.
Según esta teoría, la acción es el movimiento corporal voluntario e intencional que
produce un cambio en el mundo exterior. La acción es el género próximo del delito,
al cual se le agregan las diferencias específicas de tipicidad, antijuricidad y
culpabilidad. La teoría de la acción se ha desarrollado a lo largo de la historia del
derecho penal, desde el causalismo clásico hasta el finalismo y el funcionalismo. En
Guatemala, el Código Penal no define expresamente el concepto de acción, pero
se puede inferir que se basa en una concepción finalista, al exigir que el sujeto actúe
con dolo o culpa para ser responsable penalmente.

3.1 AUSENCIA DE ACCIÓN

Los supuestos clásicos de ausencia de comportamiento por falta de


voluntariedad se refieren a casos de fuerza irresistible, inconsciencia y actos
reflejos.

Puesto que el derecho penal solo se ocupa de acciones voluntarias, no habrá


acción penalmente relevante cuando falte la voluntad de la persona, se presentan
tres grupos de casos:

a) Fuerza irresistible: es un acto de fuerza proveniente del exterior que actúa


materialmente sobre el agente.

b) Movimientos reflejos: Según MUÑOZ CONDE el movimiento reflejo se da


cuando el estímulo del mundo exterior es percibido por los centros
sensores que lo transmiten, sin intervención de la voluntad, directamente
a los centros motores. Si no existe la voluntad, no habrá acción.

c) Estados de inconsciencia: No habrá acción penalmente relevante en los


estados de inconsciencia, independientemente de su origen natural
(sueño) o no (drogas).

3.2 LA OMISIÓN

La omisión es una fórmula de manifestación de la conducta Humana, al


mismo tiempo que el comportamiento activo o acción pura.
Para Gimbemart, “es una especie del género de no hacer, especie
caracterizada porque, de entre todos los posibles comportamientos pasivos, se
seleccionan (Normativamente) solo aquellos que merecen un juicio axiológico
negativo: La omisión es un no hacer que se debería hacer".

ACCIÓN

La acción en derecho penal se refiere al comportamiento activo u omisivo que


realiza una persona y que está tipificado como delito en la ley. Puede ser un acto
positivo, como robar algo, o una omisión, como no prestar ayuda a alguien en peligro
cuando se está legalmente obligado a hacerlo. La acción es el elemento que inicia
el análisis de un posible delito.

En el derecho penal, la "acción" puede referirse a varios conceptos y subtemas


importantes:

1. Acción u omisión: Se refiere tanto a las acciones positivas realizadas por


una persona que constituyen un delito como a las omisiones (falta de acción)
cuando la ley exige un acto. Por ejemplo, la omisión de socorro en
situaciones en las que se está legalmente obligado a ayudar a una persona
en peligro.

2. Tipos de acción: Incluyen acciones simples, acciones complejas, acciones


instantáneas, acciones continuadas, acciones permanentes, acciones
culposas, acciones dolosas, entre otras categorías que pueden ser
relevantes para la descripción y la tipificación de los delitos.

3. Elementos de la acción: Se refiere a los componentes necesarios para que


una acción constituya un delito, como la conducta voluntaria, la relación de
causalidad entre la acción y el resultado, y la capacidad de culpabilidad del
autor.

4. Acción punible: Se refiere a aquellas acciones que están expresamente


tipificadas como delitos en la ley penal y que pueden ser castigadas con una
pena. La punibilidad de una acción depende de varios factores, incluidos la
legislación vigente y las circunstancias específicas del caso.

5. Acción antijurídica: Hace referencia a acciones que violan normas jurídicas


y son contrarias al ordenamiento jurídico. La antijuridicidad es uno de los
elementos necesarios para que una acción sea considerada un delito.

6. Acción dolosa y acción culposa: La acción dolosa se refiere a aquella


realizada con conocimiento y voluntad de cometer un delito, mientras que la
acción culposa se refiere a aquella realizada sin intención, pero con
negligencia o descuido que causa un resultado ilícito.

Estos son algunos de los subtemas relacionados con la acción en el derecho penal.
Cada uno de ellos es importante para comprender cómo se define, se clasifica y se
juzga la conducta delictiva en el ámbito legal.

RESULTADOS

Los resultados, en el contexto del derecho penal, son las consecuencias o efectos
que resultan de la acción delictiva. Estos resultados pueden ser de diferentes tipos,
como lesiones, muerte, daños materiales, entre otros, dependiendo del tipo de delito
y la legislación aplicable.

En el derecho penal, el "resultado" se refiere al efecto o consecuencia producida


por la acción delictiva. El resultado es uno de los elementos fundamentales para la
configuración de un delito y suele estar vinculado a la acción realizada por el agente.
Algunos subtemas relacionados con el resultado en el derecho penal son los
siguientes:

1. Causalidad: La relación de causalidad entre la acción delictiva y el resultado


es un aspecto crucial para determinar la responsabilidad penal. Se busca
establecer si la acción fue la causa directa del resultado y si este era
previsible.
2. Tipos de resultado: Los resultados pueden ser de diferentes tipos, como
resultados materiales (por ejemplo, la muerte de una persona), resultados
formales (por ejemplo, la emisión de un documento falso) o resultados de
peligro (por ejemplo, poner en riesgo la vida de alguien).

3. Resultado esperado: En algunos casos, la ley penal requiere que el


resultado sea el que el autor buscaba obtener. En otros casos, basta con que
el resultado fuera previsible para el autor, aunque no haya sido su intención
directa.

4. Resultado doloso y resultado culposo: Al igual que con la acción, el


resultado puede ser doloso (cuando el autor lo busca conscientemente) o
culposo (cuando el autor no lo busca pero actúa con negligencia).

5. Intervención del resultado: Se refiere a la contribución causal de terceros


o de circunstancias ajenas a la acción del autor en la producción del
resultado.

6. Resultado imprevisto: En algunos casos, el resultado puede ser imprevisto


o no querido por el autor, pero aún así puede ser considerado como parte del
delito si se cumplen ciertos requisitos legales.

Estos son algunos de los subtemas relacionados con el resultado en el derecho


penal. El análisis del resultado es fundamental en la determinación de la
responsabilidad penal y en la gradación de las penas en función de la gravedad del
resultado producido.

ACCIÓN Y RESULTADO
En materia de derecho penal, la acción y el resultado son dos elementos
fundamentales que deben estar presentes para que se configure un delito. Ambos
elementos suelen estar estrechamente relacionados y son necesarios para la
existencia de la responsabilidad penal. A continuación, se explican estos conceptos
y su relación en el ámbito del derecho penal:

1. Acción: La acción se refiere al comportamiento realizado por una persona


de forma voluntaria que constituye un delito. Puede ser una acción positiva
(hacer algo) o una omisión (no hacer algo) cuando existe un deber legal de
actuar. La acción es el punto de partida para analizar la conducta delictiva de
una persona.

2. Resultado: El resultado, por otro lado, es la consecuencia o efecto que se


produce como consecuencia de la acción delictiva. Es el impacto concreto
que tiene la conducta del autor en el mundo exterior. El resultado puede ser
un evento material, como la muerte de una persona, o un evento formal,
como la emisión de un documento falso.

La relación entre la acción y el resultado es fundamental en el derecho penal. En


muchos delitos, la ley exige que exista un nexo causal entre la acción y el resultado.
Esto significa que el resultado debe ser una consecuencia directa y previsible de la
acción realizada por el autor. En otras palabras, el resultado no habría ocurrido de
no ser por la acción del autor.

Por ejemplo, en un caso de homicidio, la acción sería el acto de disparar un arma


contra otra persona, y el resultado sería la muerte de esa persona como
consecuencia directa de la acción. En este caso, para que se configure el delito de
homicidio, es necesario que exista un nexo causal directo entre la acción de disparar
el arma y el resultado de la muerte.

En resumen, la acción y el resultado son dos elementos fundamentales en el


derecho penal que deben estar presentes para que se configure un delito. La
relación entre la acción y el resultado es crucial para determinar la responsabilidad
penal del autor y la gravedad del delito cometido.
Ejemplos de acciones y resultados en materia penal:

1. Acción: Robo.

● Resultado: Apropiación de un objeto ajeno sin consentimiento del


propietario.

2. Acción: Homicidio.

● Resultado: Muerte de una persona como consecuencia directa de la


acción del agresor.

3. Acción: Lesiones.

● Resultado: Daño físico o mental a una persona como resultado de


una agresión.

4. Acción: Estafa.

● Resultado: Obtención de un beneficio económico a través de


engaños o fraudes.

5. Acción: Conducción bajo los efectos del alcohol.

● Resultado: Accidente de tráfico con daños materiales o lesiones a


terceros.

AUSENCIA DE ACCIÓN

Sabemos que para que un hecho pueda considerarse cómo delito debe reunir una
serie de elementos positivos de tal forma que si falta uno sólo de ellos el hecho no
es considerado delitos. En contraposición podemos hablar también de elementos
negativos que, como es fácilmente deducible, son exactamente los opuestos a los
positivos. En este caso la presencia de uno de ellos es causal de que el hecho no
se considere como delito. La ausencia de acción es entonces el elemento negativo
de la acción

Ausencia de Acción: Este concepto puede ser más complicado de lo que el mismo
nombre deja entrever. Al referirnos a ausencia de acción no hablamos simplemente
sobre el que no se haya producido ningún hecho u acción, sino también de los casos
en los cuales habiéndose producido un hecho que pudiera considerarse delictivo, la
acción no es considerada como delito. Esto puede ocurrir en los casos dónde hay
falta de voluntad consciente, estados de inconsciencia, y/o estados patológicos.

Sueño Natural: En este caso hablamos de un acto fisiológico natural caracterizado


por la suspensión temporal de la consciencia o cómo señalan algunos doctrinarios
“la suspensión de la vida de relación.” Según Alímena, citado por Mendoza
Troconis, “El hombre no es responsable de los movimientos ejecutados o palabras
dichas durante el sueño, por tanto el durmiente es irresponsable penalmente.”

Desde el Derecho Romano se tenían como análogos los actos del durmiente y del
loco, ya que en ambos faltaba la consciencia. Este principio era conocido como
“dominus furioso aequiparatur.” Esta concepción influyó en las leyes y costumbres
de la edad media, la cual concedía una exención de los actos cometidos por los
durmientes.

Ensueño o Pesadilla: Son sueños angustiantes, desagradables o violentos. Según


Morache, el sujeto percibe el ensueño como real, lo que produce una serie de
concepciones erróneas. La persona afectada por el ensueño carece de voluntad y
conciencia, por lo tanto, ninguna acción que realice será querida, y en
consecuencia, no hay responsabilidad penal. Es difícil comprender en estos últimos
dos casos cómo una persona dormida puede cometer un hecho que se considere
delictivo.

Evidentemente no hablamos aquí de un delito tipo homicidio o secuestro. Podría


darse el caso, por ejemplo, de varias personas durmiendo en un mismo lugar y que
en medio de un sueño o pesadilla una descargue contra otra un golpe que termine
lesionándolo. Las lesiones personales se encuentran tipificadas como delito, sin
embargo, como en este caso la persona que causó la lesión se hallaba dormida, en
estado de inconsciencia, nos hallamos ante un caso de ausencia de acción y por
ende no se configura el delito.

Otro ejemplo, en los países dónde la violación del secreto es un delito, si una
persona revela un secreto hablando dormida, no se debe considerar esta acción
como un delito.

Mendoza Troconis se refiere a esto cómo los procesos de adormecimiento parcial,


y los procesos que ocurren en el orden reversible de despertar.

FORMAS DE LA ACCIÓN

Las formas de la acción se refieren a las diferentes maneras en que una persona
puede cometer un delito.

Artículo 24.- Clasificación de la acción penal. (Reformado por el Artículo 2 de


Decreto 32-96 y por el Artículo 1 del Decreto 79-97, ambos del Congreso de la
República.) La acción penal se ejercerá de acuerdo a la siguiente clasificación:

1) Acción pública;
2) Acción pública dependiente de instancia particular o que requiera autorización
estatal;

3) Acción privada.

Artículo 24. Bis.- Acción pública. (Adicionado por el Artículo 2 del Decreto 79-
97 del Congreso de la República.) Serán perseguibles de oficio por el Ministerio
Público, en representación de la sociedad, todos los delitos de acción pública,
excepto los delitos contra la seguridad del tránsito y aquellos cuya sanción principal
sea la pena de multa, que serán tramitados y resueltos por denuncia de autoridad
competente conforme al juicio de faltas que establece este Código.

Artículo 24. Ter.- Acciones públicas dependientes de instancia


particular. (Adicionado por el Artículo 3 del Decreto 79-97 del Congreso de la
República.) Para su persecución por el órgano acusador del Estado dependerán
de instancia particular, salvo cuando mediaren razones de interés público, los delitos
siguientes:

1) Lesiones leves o culposas y contagio venéreo;

2) DEROGADO

3) Amenazas, allanamiento de morada;

4) Estupro, incesto, abusos deshonestos y violación, cuando la víctima fuere mayor


de dieciocho años. Si la víctima fuere menor de edad, la acción será pública;
5) Hurto, alzamiento de bienes y defraudación en consumos, cuando su valor no
excediere diez veces el salario mínimo más bajo para el campo al momento de la
comisión del delito, excepto que el agraviado sea el Estado, caso en que la acción
será pública;
6) Estafa que no sea mediante cheque sin provisión de fondos; o cuando el ofendido
sea el Estado, en cuyo caso la acción será pública;

7) Apropiación y retención indebida;

8) Los delitos contra la libertad de cultos y el sentimiento religioso;

9) Alteración de linderos;

10) Usura y negociaciones usurarias.


La acción para perseguir los delitos a que se refiere este Artículo será de acción
pública cuando fueren cometidos por funcionario o empleado público en ejercicio o
con ocasión de su cargo.

En caso de que la víctima fuere menor o incapaz, la instancia particular podrá


efectuarla quien ejerza su representación legal o por su guardador. Sin embargo,
se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga
padres, tutor ni guardador, o contra un incapaz que no tenga tutor ni guardador, o
cuando el delito fuere cometido por uno de sus parientes dentro de los grados de
ley, tutor o guardador. La instancia de parte obligará a la acción pública, excepto el
caso de conciliación que amerite la aplicación de un criterio de oportunidad o la
autorización de la conversión de la acción pública en privada.

En casos de flagrancia, la policía deberá intervenir para evitar que continúe la lesión
del bien jurídico tutelado o la comisión de otros delitos y para asegurar los medios
de investigación.

Para los casos en que se requiere de autorización estatal para el inicio de la acción
penal, el Ministerio Público procederá como se establece en este Código para el
trámite del antejuicio.

*Declarado inconstitucional el numeral 2), del Expediente Número 890-2001 de la


Corte de Constitucionalidad.

Artículo 24.Quáter.- Acción privada. (Adicionado por el Artículo 4 del Decreto


79-97 del Congreso de la República.) Serán perseguibles, sólo por acción privada,
los delitos siguientes:

1) Los relativos al honor;

2) Daños;

3) Los relativos al derecho de autor, la propiedad industrial y delitos informáticos:

a) Violación a derechos de autor; (Derogada por el Artículo 42 del Decreto 56-


2000 del Congreso de la República.)

b) Violación a derechos de propiedad industrial; (Derogada por el Artículo 220 del


Decreto 57-2000 del Congreso de la República.)
c) Violación a derechos marcarios; (Derogada por el Artículo 220 del Decreto 57-
2000 del Congreso de la República.)

d) Alteración de programas; (Derogada por el Artículo 42 del Decreto 56-2000 del


Congreso de la República.)

e) Reproducción de instrucciones o programas de computación; (Derogada por el


Artículo 42 del Decreto 56-2000 del Congreso de la República.)

f) Uso de información; (Derogada por el Artículo 42 del Decreto 56-2000 del


Congreso de la República.)

4) Violación y revelación de secretos;

5) Estafa mediante cheque.

En todos los casos anteriores, se procederá únicamente por acusación de la víctima


conforme al procedimiento especial regulado en este Código. Si carece de medios
económicos, se procederá conforme el Artículo 539 de este Código. En caso de que
la víctima fuere menor o incapaz, se procederá como lo señala el párrafo tercero del
Artículo anterior.

LA IMPUTACIÓN OBJETIVA

El principio de imputación objetiva es un concepto jurídico empleado para


determinar la responsabilidad penal en un delito. Señala que una persona sólo
puede ser considerada culpable y, por lo tanto, responsable penalmente, si su
conducta objetivamente causa un resultado delictivo. Así mismo, si tal resultado se
puede atribuir de manera objetiva a su acción u omisión.
El principio de imputación objetiva es un concepto jurídico que establece que una
persona sólo puede ser considerada responsable de un delito si se puede demostrar
que su conducta fue la causa directa y objetiva de dicho delito. Este principio busca
evitar la responsabilidad penal de personas que, aunque hayan contribuido de
alguna manera, no pueden ser consideradas como la causa principal del delito.

El principio de imputación objetiva es un concepto fundamental en el ámbito jurídico


que busca establecer la relación de causalidad entre la acción u omisión de una
persona y el resultado dañoso que se produce como consecuencia de dicha
conducta. En otras palabras, este principio permite determinar si una persona es
responsable de un hecho ilícito y, por ende, si debe ser sancionada.

Para entender mejor este principio, es necesario analizar sus dos elementos
principales:

a) La creación de un riesgo jurídicamente desaprobado: Se considera que una


persona crea un riesgo jurídicamente desaprobado cuando realiza una
conducta que, en condiciones normales, puede generar un daño o perjuicio
a terceros. Por ejemplo, si un conductor excede los límites de velocidad
permitidos, está creando un riesgo de accidente de tránsito.

b) La realización del riesgo: Sin embargo, la mera creación del riesgo no es


suficiente para atribuir responsabilidad a una persona. Es necesario que se
produzca la realización del riesgo, es decir, que el daño o perjuicio
efectivamente ocurra como consecuencia de la conducta realizada.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si el conductor que excede los límites de
velocidad atropella a un peatón, se estaría realizando el riesgo y, por lo tanto,
se podría atribuir responsabilidad al conductor.

Es importante destacar que el principio de imputación objetiva no se basa en la


intención o voluntad del autor de la conducta, sino en el resultado dañoso que se
produce. Esto significa que una persona puede ser considerada responsable,
aunque no haya tenido la intención de causar el daño. Por ejemplo, si un médico
realiza una cirugía y, a pesar de haber actuado con diligencia y cuidado, el paciente
sufre complicaciones inesperadas, el médico podría ser considerado responsable
en virtud del principio de imputación objetiva.
Además, el principio de imputación objetiva también tiene en cuenta la relación de
causalidad entre la conducta y el resultado. Es decir, se debe establecer que el
resultado dañoso es consecuencia directa de la conducta realizada. Para ello, se
utilizan diversos criterios, como el de la condición sine qua non (sin la cual no), que
busca determinar si el resultado se habría producido de todas formas, incluso sin la
conducta realizada.

En resumen, el principio de imputación objetiva es un concepto fundamental en el


ámbito jurídico que permite establecer la relación de causalidad entre la conducta
de una persona y el resultado dañoso que se produce como consecuencia de dicha
conducta. Este principio se basa en la creación de un riesgo jurídicamente
desaprobado y la realización del riesgo, sin tener en cuenta la intención del autor de
la conducta. Además, se debe establecer una relación de causalidad directa entre
la conducta y el resultado.

El principio de imputación objetiva en derecho penal es un concepto fundamental


que establece que una persona sólo puede ser considerada responsable de un
delito si se puede demostrar que su conducta fue la causa objetiva del resultado
dañoso. Este principio se basa en la idea de que no se puede imputar penalmente
a alguien por un resultado que no haya sido causado directamente por su acción.

● El propósito del principio de imputación objetiva es garantizar que solo se


castigue a las personas que realmente han causado un daño o un resultado
delictivo. Esto evita que se responsabilice penalmente a personas que no
han tenido una participación directa en el hecho delictivo, protegiendo así el
principio de culpabilidad en el derecho penal.
● El principio de imputación objetiva se aplica en el ámbito del derecho penal,
especialmente en casos donde se requiere establecer la responsabilidad de
una persona por un delito. Este principio es esencial para determinar si una
conducta puede ser considerada como delictiva o no, ya que se debe
demostrar que existe una relación de causalidad entre la acción del sujeto y
el resultado dañoso.

● Estructura de la imputación objetiva

La imputación objetiva se estructura en dos elementos principales:


a) la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado
b) la realización del riesgo.
Para que se pueda imputar objetivamente un resultado a una persona, es necesario
que su conducta haya creado un riesgo jurídicamente desaprobado y que este
riesgo se haya materializado en el resultado dañoso.

Características Principales de Principio de imputación objetiva

● El principio de imputación objetiva es un concepto fundamental en el derecho


penal.
● Se refiere a la atribución de responsabilidad penal a una persona por las
consecuencias de sus acciones, independientemente de su intención o
culpa.
● Este principio se basa en la idea de que una persona debe ser responsable
de las consecuencias previsibles y evitables de sus acciones.
● Para que se aplique el principio de imputación objetiva, es necesario que
exista un nexo causal entre la conducta del acusado y el resultado dañoso.
● Este principio busca evitar que una persona escape de responsabilidad penal
simplemente porque no tuvo la intención de causar un daño o porque no
actuó con negligencia.
● El principio de imputación objetiva se utiliza para determinar si una persona
es culpable de un delito, especialmente en casos en los que no se puede
probar la intención o la negligencia.
● Este principio ha sido objeto de debate y críticas, ya que puede resultar en la
atribución de responsabilidad penal a personas que no tuvieron un control
real sobre las consecuencias de sus acciones.
● Sin embargo, también se considera necesario para garantizar la protección
de los derechos de las víctimas y mantener la integridad del sistema de
justicia penal.

LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD
La relación de causalidad constituye un elemento indispensable para
establecer la concordancia entre la conducta realizada por un sujeto y el
resultado producido por causa de esa conducta; o bien si esa lesión
producida en el bien jurídico es consecuencia de determinada conducta de
acción u omisión.

Esta institución se regula en el artículo 10 del Código Penal que establece:


“Los hechos previstos en las figuras delictivas serán atribuidos al imputado,
cuando fueren consecuencia de una acción u omisión normalmente idónea
para producirlos, conforme a la naturaleza del respectivo delito y a las
circunstancias concretas del caso o cuando la ley expresamente los
establece como consecuencia de determinada conducta”.

Cuando se plantea a la naturaleza de los delitos, se refiere a los tipos penales


de acción y de omisión, dolosos y culposos. Hay ciertos delitos que
indican ellos mismos la relación de causalidad. En otros, es fácil establecer
este nexo causal, pero hay algunos en donde es necesario hacer
un análisis más profundo del caso, y para ello diversas teorías
explican la relación de causalidad; estas son, la equivalencia de
condiciones, la causalidad adecuada y la imputación objetiva.

La relación de causalidad es el enlace fáctico o material que debe existir entre un


hecho antecedente y otro consecuente, así también es la posibilidad de unir un
hecho con un resultado.

Para el Derecho Penal, la causalidad se constituye como una relación que debe
existir entre una acción u omisión y un resultado delictivo, elaborando distintas
teorías acerca de esta relación de causalidad, tales como la Teoría de la
Equivalencia que exige una relación plena entre causas y resultado, la Teoría de la
condición más eficaz, o la denominada Teoría de la causalidad adecuada que
considera como causa de un resultado aquella actividad normalmente adecuada
que para producirlo, en este sentido se ha pronunciado el gran penalista Eugenio
Cuello Calón.

LAS TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD

Criterio para verificar la existencia de la relación de causalidad.


1. TEORÍA DE LA EQUIVALENCIA DE LAS CONDICIONES

Todas las condiciones son del mismo valor en la ocurrencia del hecho dañoso, por
lo cual son todas equivalentes.

Esta teoría no puede ser considerada suficiente para determinar cuál es la causa
del daño, puesto que su aplicación implica erigir en causa del evento a todos y cada
uno de esos hechos antecedentes, lo cual provoca extender ilimitadamente las
consecuencias del perjuicio ocasionado.

2. TEORÍA DE LA CAUSA PRÓXIMA

Esta teoría busca encontrar una entre todas las posibles condiciones que se han
encadenado previamente a la ocurrencia del daño y seleccionarla como causa del
evento. Para ello, resulta suficiente considerar a la última condición como causa del
daño sin necesidad de remontarse a un grado más lejano.

Esta postura ha sido duramente criticada en nuestro país por una calificada doctrina
con acertado criterio, puesto que no siempre la condición más próxima
temporalmente al daño adquiere el carácter de causa.

3. TEORÍA DE LA CAUSA EFICIENTE Y DE LA CAUSA PREPONDERANTE

La teoría de la condición preponderante sostiene que la causa del daño es aquella


condición que desequilibra entre todos los factores favorables y desfavorables que
han sido considerados para su producción, influyendo de modo preponderante en
su resultado. Así, bajo un análisis eminentemente cuantitativo, de toda esa cadena
causal basta con rescatar a la condición más activa, es decir, aquella que en mayor
medida haya contribuido a la producción del resultado.

La teoría de la causa eficiente es similar a la anterior, pero considera causa del daño
a la condición que posea mayor poder intrínseco para causarlo. Se arriba a tal
conclusión mediante un análisis cualitativo de las condiciones, considerándose
causa aquella que posea mayor eficacia intrínseca en el proceso causal para
provocar el resultado dañoso.
Esta postura ha sido criticada por dos motivos:

1. No siempre es fácil determinar frente a un caso concreto cuál de las diversas


condiciones posee mayor eficiencia que otra para provocar un resultado
2. Adolece de la imposibilidad de escindir materialmente un resultado de suyo
indivisible.

4. TEORÍA DE LA CAUSA ADECUADA

Según esta postura, no existe equivalencia entre todas las condiciones que se
suceden encadenadamente en forma previa a la producción de un daño; por ende,
será causa adecuada del daño aquella que según el curso natural y ordinario de las
cosas es idónea para producir el resultado. El resto de las condiciones que no
poseen tal idoneidad solo pueden ser consideradas como factores concurrentes,
aunque una de las consecuencias más importantes que trae aparejada esta teoría
es la admisión de existencia de concausas, es decir que posibilitara a los
magistrados determinar frente a un caso en concreto que las causas adecuadas del
daño final pueden ser dos o más.

Esta posición examina la adecuación de la causa en función de la posibilidad y


probabilidad de un resultado, considerando para ello lo que generalmente suele
acontecer según indican las reglas de la experiencia. Claro está que este juicio de
probabilidad se realiza ex post facto y en abstracto, prescindiendo de lo
efectivamente ocurrido en el caso en concreto y efectuando dicho análisis de
probabilidad según lo que sucede en la generalidad de los casos. Así para poder
determinar que una condición ha sido causa adecuada del daño, esa acción tiene
que ser idónea para determinar normalmente el resultado acaecido.

Por el contrario, el delito de pura conducta está integrado únicamente por el


elemento subjetivo más el elemento objetivo (acción u omisión).

ELEMENTOS BÁSICOS DEL TIPO PENAL

1. SUJETOS:
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. El Estado
2. EL OBJETO
a. Material
b. Jurídico
3. LA ACCION

A. Tipo objetivo

B. Tipo subjetivo

● ELEMENTOS ESENCIALES DEL TIPO PENAL

A. Elemento descriptivo

B. Elementos normativos.

LA OMISIÓN

La omisión, en derecho, es una conducta que consiste en la abstención de una


actuación que constituye un deber legal. Cumpliéndose los requisitos legales, la
omisión puede constituir un delito, cuasidelito o una falta que llega a ser penado por
ley.

CLASES DE OMISIÓN

En derecho penal es posible distinguir entre Omisión Propiamente dicha y Omisión


impropia.

● Omisión propia o propiamente dicha

Así como la acción es un obrar positivo, un hacer, la omisión, en cambio, consiste


en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse. El corolario del delito de omisión
suele consistir en el mantenimiento de un estado de cosas, siendo la norma violada
una norma preceptiva que ordena un hacer o actuar positivo. En el fondo se trata
de la omisión de auxilio u omisión del deber de socorro: es abstenerse a prestar
ayuda a quien se encuentra en una situación de peligro grave y manifiesto.

La doctrina subraya que la omisión se refiere a deberes legales de actuar y no


a deberes puramente morales. También pone de relieve la doctrina que los delitos
de omisión son delitos imprudentes en los que la inacción o abstención no se
produce por una directa determinación volitiva, sino por falta de diligencia debida.

● Omisión impropia o comisión por omisión

También consiste como la omisión propia en un no hacer, pero esta conducta


omitida produce un cambio en el mundo exterior, esto es, produce una mutación de
la realidad objetiva. En este tipo comisivo se quebranta una ley prohibitiva mediante
la infracción de una ley preceptiva. Se ha dicho que el delito de omisión impropia es
aquel que ha sido creado al margen de la ley por la jurisprudencia y la doctrina,
sobre la base de un tipo establecido por la ley que solo se remite a la acción.

Los delitos o faltas que consistan en la producción de un resultado sólo se


entenderán cometidos por omisión, cuando la no evitación del mismo, al infringir un
especial deber jurídico del autor, equivalga, según el sentido del texto de la Ley, a
su causación. A tal efecto se equipara la omisión a la acción:

a) cuando exista una específica obligación legal o contractual del actuar

b) cuando el omitente haya creado una ocasión de riesgo para el bien jurídicamente
protegido mediante una acción u omisión precedente (art. 11).

Del texto del precepto se deduce que la comisión por omisión exige una serie de
requisitos: el primero de ellos es que para que pueda hablarse de comisión por
omisión es preciso que la no evitación del resultado equivalga a la causación del
mismo. Ha de haber, pues, una equivalencia material entre la abstención u omisión
y la causación. Y esta equivalencia lo ha de ser en el sentido del texto de la Ley. De
manera que el verbo empleado por el legislador en la descripción del tipo lo mismo
se puede conjugar en el caso de la acción que de la omisión. Así, por utilizar un
ejemplo común, ante la falta de ayuda a un enfermo, que muere al no recibirla,
habremos de poder decir en el lenguaje ordinario que quien no le prestó la ayuda le
mató (Tomás Vives Antón). Aplicar la comisión por omisión más allá de lo que
permite el texto de la ley no está permitido.
El segundo requisito es que se trate de un delito o falta que consista en la producción
de un resultado, este requisito no sólo exige un resultado, sino que precisa que
el delito consista en él, lo que evidentemente restringe el ámbito de la comisión por
omisión. Pues no basta que se trate de determinadas conductas de las que deriva
un resultado.

El tercer requisito es la concurrencia de un especial deber jurídico, no basta con la


existencia de un genérico deber, ha de haber un especial deber jurídico que
convierta al autor en garante, esto es, que el Ordenamiento ponga a su cargo la
subsistencia del bien jurídico. Los apartados a) y b) del artículo 11 esclarecen cuáles
son las fuentes de ese deber especial de garantía, a saber:

a) cuando exista una específica obligación legal o contractual de actuar, y

b) cuando el omitente haya creado una ocasión de riesgo para el bien


jurídicamente protegido mediante una acción u omisión precedente.

Del apartado a) resulta que es precisa una explícita concreción jurídica del deber,
bien en la ley, bien en un contrato. En las situaciones informales de riesgo por faltar
el deber jurídico de tutela no es posible hablar de comisión por omisión.

Del apartado b) aparece como indispensable que el omitente haya creado una
ocasión de riesgo para el bien jurídicamente protegido. Ahora bien, esta creación
de riesgo ¿ha de ser fruto de una actuación antijurídica? o más aún ¿requiere
ser dolosa? El precepto no esclarece estas interrogantes, pero como de su
literalidad no se desprende otra cosa hay que pensar que la causación
del riesgo puede ser fortuita o culpable, y en este último caso puede ser dolosa o
culposa. El precepto habrá de ponerse en relación con el artículo 195 del Código
Penal español que contempla la omisión de socorro, en cuyo apartado 3 distingue
según que la víctima lo fuere por accidente o si se debió a imprudencia del que
omitió el socorro, agravándose la pena en este último caso.
CONCLUSIÓN

Una clasificación clara de las formas de acción penal en Guatemala, estableciendo


la distinción entre acción pública, acción pública dependiente de instancia particular
o autorización estatal, y acción privada; Esta clasificación es fundamental para
comprender cómo se ejerce la persecución de delitos en el país.

Para el finalismo, la diferencia entre la acción Culposa y la dolosa estriba en que,


mientras la acción Dolosa la finalidad es factor configurador del proceso Acción, en
la acción culposa es únicamente momento de referencia. En este caso, la acción
del sujeto no está dirigida al fin y lo que eleva a este suceder por encima de un
simple proceso causal es la circunstancia de ser evitable finalmente, siendo la
acción culposa, por ello, Genuina acción.

Las teorías de la acción ofrecen enfoques diversos para entender la conducta


criminal y su responsabilidad. Referimos que una combinación de estas teorías
puede proporcionar un marco más completo para la aplicación efectiva del derecho
penal, considerando tanto los aspectos individuales como los contextuales de la
acción delictiva
BIBLIOGRAFÍA:

(s. f.). Capitulo II-PERSECUSION PENAL: SECCION PRIMERA-ACCION PENAL.


En CODIGO PROCESAL PENAL (pp. 7-9).

Reyes Alvarado, Yesid. (1992). Fundamentos Teóricos de la Imputación Objetiva.


Anuario de derecho penal y ciencias penales. Recuperado de
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https://guiasestudiantesderecho.blogspot.com/2018/03/ausencia-de-accion.html?m=1

Cauhapé-Cazaux, E. (s.f.). Recuperado el 23 de Febrero de 2024, de


https://www.myrnamack.org.gt/images/publicaciones_fmm/Apuntes%20de%20Der
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Derecho Guatemalteco. (23 de Febrero de 2024). Obtenido de
http://derechoguatemalteco.org/accion-penal/

Manual de Derecho Penal Guatemalteco-Parte General, Página 145, Héctor Aníbal


De León Velasco, Guatemala, 2001

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