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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ESTE (UCE)

Facultad De Ciencias Jurídicas


Escuela De Derecho

La Teoria del Delito:


DER-412|Derecho Penal General II

Profesor:
Hitler Stalin Sánchez

Elaborado por:
Franklin Junior Ramon Mateo
(2018-3891)

Fecha de entrega:
21 de Noviembre del 2022

San Ju an de la Maguana, R.D


La teoria del delito

Es una parte de la ciencia del derecho penal


que se encarga de analizar cuales son los
elementos o características que deben de
concurrir en una conducta para que esta sea
considera como delito, o en su caso cuales son
los elementos para que esta conducta se le
niegue la calidad de delito. La teoría del delito
determina cuando una conducta es verdaderamente delictiva.

De ahí surge la enorme importancia de que los operadores del sistema de justicia
penal, abogados deben tener conciencia sobre la necesidad de consolidar los
conocimientos como son: la definición del delito, sus presupuestos, su aspecto
positivos (conducta o hecho, tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad) y
aspecto negativo (ausencia de conducta, atipicidad, causas de justificación,
inculpabilidad y excusas absolutorias), su clasificación, tentativa, la autoría y
participación.

Indudablemente la teoría del delito dentro del derecho penal representa uno de los
instrumentos más importantes para establecer la responsabilidad penal de un individuo
procesado, indiciado por la supuesta comisión de un hecho delictivo. Y es necesario y
de gran importancia analizar y establecer si se ha dado la afectación a un bien jurídico
protegido y considerado fundamental.

La teoría del delito «es un sistema categorial clasificatorio y secuencial en el que,


peldaño a peldaño, se van elaborando, a partir del concepto básico de la acción, los
diferentes elementos esenciales comunes a todas las formas de aparición del delito.»
La teoría del delito tiene como objeto analizar y estudiar los presupuestos jurídicos de
la punibilidad de un comportamiento humano ya sea a través de una acción o de una
omisión, del cual se deriva la posibilidad de aplicar una consecuencia jurídico penal.

Los primeros antecedentes

Aunque es frecuente remontar el estudio histórico de la antijuridicidad a la polémica


entre Merkel y Jhering en sendos escritos de 1867, negando y afirmando
respectivamente la posibilidad de concebir un injusto objetivo independiente de la
culpabilidad, ello no significa que antes de esta fecha no existieran referencias, en
algún caso muy remarcables, a esta cuestión. Por lo pronto, de los propios escritos de
Merkel y Jhering se desprende que la polémica venía desarrollándose al menos desde
la publicación de la Filosofía del Derecho de Hegel bajo la forma de una debatida
distinción entre el injusto civil, objetivamente concebible, y el injusto criminal, anclado
en la culpabilidad. Pero, al margen de que el debate sobre la posibilidad de concebir
una contrariedad a derecho no culpable, tal y como Merkel y Jhering la presentaron,
sea efectivamente el punto de arranque histórico de la moderna teoría del delito, lo
cierto es que el desarrollo del concepto de antijuridicidad y del sistema del delito en su
conjunto, se insertan en un contexto mucho más amplio, con antecedentes históricos
más remotos y con fuentes de diversa procedencia, en el que se mezclan cuestiones
directamente penales con otras procesales y filosófico-morales que confluyen en la
progresiva elaboración de categorías generales que más tarde permiten, mediante
integración, la construcción de un sistema general de la responsabilidad penal como el
que hoy tenemos. En este largo desarrollo histórico las cuestiones que hoy
comúnmente se tratan en el escalón sistemático de la antijuridicidad estaban presentes
en la mente de los juristas prácticamente desde el inicio de las primera elaboraciones
generales sobre el delito. Ello no es extraño si se piensa que la antijuridicidad, junto
con la culpabilidad, son conceptos acuñados para expresar de manera científica lo que
es el núcleo del hecho delictivo.

La accion

La conducta humana (acción u omisión) es la base de toda la estructura del delito, por
lo que se considera a la acción como núcleo central y el sustrato material del delito. Sin
embargo, el concepto de acción engloba igualmente el de omisión, en la cual existe
una conducta en la que conscientemente se evita una acción concreta. La acción
constituye el soporte conceptual de la teoría del delito y el eje de la consideración
axiológica y natural del hecho punible.

A partir de la acción, se configura la imputación de un delito. Dado que se trata de un


elemento sobre el cual recae el estudio del tipo, la antijuridicidad y la culpabilidad,
resulta necesario un concepto de acción al que puedan incorporarse como atributos
estos elementos, ello por razones gramático-constructivas. (Jescheck y Weigend, 2002,
p. 234)

Acción es la conducta voluntaria que consiste en un movimiento del organismo


destinado a producir cambios, o la posibilidad, en el exterior del mundo, de vulnerar
una norma prohibitiva que está dirigida a un fin u objetivo. (Welzel, 1987, p. 53)
Elementos de acción

La acción del delito se encuentra conformada, a su vez, por estos elementos:

1) La manifestación de la voluntad (impulso volitivo), que se traduce en un


movimiento, en una conducta temporal externa o en una actuación del agente.
2) El resultado, que podemos definir como el efecto externo de la acción que el
derecho penal califica para reprimirlo y el ordenamiento jurídico tipifica para
sancionarlo, y que consiste en la modificación introducida por la conducta
criminal en el mundo exterior (por ejemplo, robo, incendio) o en el peligro de que
dicha alteración se produzca. Se trata, pues, de un efecto de modificación
verificable del mundo exterior y, al mismo tiempo, trascendente en el ámbito
penal. Asimismo, cabe resaltar que esto sucede solo en aquellos delitos
materiales.
3) La relación de causalidad entre la manifestación de la voluntad y el resultado,
puesto que, si existe tal, se sigue el supuesto criminal hasta la responsabilidad
penal; si no hay relación, se suspende el seguimiento del supuesto porque no
hay acción. Por ejemplo, hay relación cuando alguien dispara y mata o cuando
alguien arroja un animal feroz a otro; en ambos casos se comete el delito de
homicidio.
Tipicidad

La tipicidad. Es preciso que la acción llevada a cabo se encuentre castigada


legalmente, esto es, penada por la ley. Esa regulación legal es precisamente la que
comporta la tipicidad de la acción.

Una vez constatada la existencia de la acción, seguidamente debe valorarse la


relevancia penal de la misma, comprobar si encaja en un posible delito. A tal efecto, el
ilícito penal únicamente puede estar establecido por la ley, en cumplimiento del
principio de legalidad. No cabe definir una conducta punible si no es en la ley,
denominándose tipos penales que constituyen una forma específica del ilícito
susceptible de castigar con la pena correspondiente.

El tipo penal cumple con una función motivadora al señalar a los ciudadanos cuáles
son las conductas prohibidas legalmente, conminándoles a que se abstengan realizar
dichas conductas.

Las leyes formulan tipos según diferentes técnicas de prohibición, lo que da lugar a
distintas estructuras típicas. Las conflictivas y el consiguiente campo de prohibición de
la conducta puede llevarse a cabo mediante la individualización de la conducta bien
atendiendo al fin propuesto por el agente, en cuyo caso concurre un tipo doloso, bien
puede optarse por señalar la acción prohibida atendiendo a que ésta se realice de un
modo erróneo al deber objetivo de cuidado, imprudentemente, concurriendo así un tipo
imprudente. E igualmente, puede el tipo referir la conducta prohibida ocasionando así
un tipo activo, o bien referir la conducta debida, resultando así un tipo omisivo de
conducta.
Cont.

La valoración de tipicidad la lleva a cabo el Juzgador para determinar si la conducta


particular y concreta encaja en el tipo penal; lo que necesariamente lleva a examinar si
la conducta encaja en la descripción del tipo penal. Es la subsunción de la aquella en el
supuesto descrito en la norma legal. Los diferentes delitos se catalogan en función de
la estructura del tipo. Las clasificaciones de los delitos atienden a los diversos
elementos de la estructura del tipo de injusto y por otra parte a la conexión o relación
con otros tipos.

Antijuricidad

La antijuricidad. En cuanto a la antijuricidad va ínsita en el concepto del delito, supone


el desvalor que posee un hecho típico contrario a las normas del derecho en general
(no sólo al ordenamiento penal). Es lo contrario a derecho, por lo tanto, no basta que la
conducta encuadre en el tipo penal, se precisa que esta conducta sea antijurídica,
considerando como tal, a toda aquella definida por el ordenamiento, no protegida por
causas de justificación. La antijuridicidad precisamente radica en contrariar lo
establecido en la norma jurídica.

Para que sea delictuosa, la conducta ha de ser típica, antijurídica y culpable. La


antijuricidad es otro de los elementos estructurales del delito. Se le puede considerar
como un "elemento positivo" del delito, es decir, cuando una conducta es antijurídica,
es considerada como delito. Para que la conducta de un ser humano sea delictiva,
debe contravenir el derecho, esto es, debe ser antijurídica. Se considera un concepto
jurídico que supone la comparación entre el acto realizado y lo establecido por el
ordenamiento y que denota como ésta es una conducta contraria a derecho, aunque en
realidad la conducta antijurídica no esté fuera del derecho, por cuanto éste le asigna
una serie de consecuencias jurídicas.

Cont.

Podemos distinguir entre la antijuricidad formal y la antijuricidad material.


Tradicionalmente se ha distinguido entre la antijuridicidad formal, que es aquella que
viola lo señalado por la ley, y la material, cuando se trata de una conducta antisocial.
En realidad una antijuridicidad material sin la antijuridicidad formal no tiene ninguna
relevancia para el derecho. Por otro lado la antijuridicidad material sirve de fundamento
para la formal, de tal modo que aquella conducta prohibida por la Ley debe serlo
porque protege un bien jurídico (antijuridicidad material).

La antijuridicidad formal determina que un acto que es "formalmente antijurídico",


cuando a su condición de típica se une la de ser contrario al ordenamiento, es decir, no
ésta especialmente justificado por la concurrencia de alguna causa de tal naturaleza
(por ejemplo la legítima defensa). Por lo tanto, la antijuricidad formal no es más que la
oposición entre un hecho y el ordenamiento jurídico positivo, juicio que se constata en
el modo expuesto.

La antijuridicidad material supone que una acción es "materialmente antijurídica"


cuando, habiendo transgredido una norma positiva (condición que exige el principio de
legalidad) lesiona o pone en peligro un bien jurídico que el derecho quería proteger.
Culpabilidad

Es el elemento de la teoría del delito en el que se agrupan las circunstancias


específicas que determinaron en el sujeto autor de la acción en el momento de la
comisión del hecho ya calificado como típico y antijurídico. Se trata del elemento del
delito en el que la persona del autor se relaciona dialécticamente con el detentador del
ius puniendi.

La culpabilidad actúa como la reprochabilidad de un acto típico y antijurídico, fundada


en que su autor, en la situación concreta, lo ejecutó pudiendo haberse comportado de
otra forma diferente. No contraviniendo el derecho.

La doctrina española pone de manifiesto como el término reprochabilidad se asocia al


reconocimiento de la existencia del libre albedrío, algo imposible de probar en el caso
concreto (ENRIQUE GIMBERNAT), por lo que desde teorías preventivas de la pena se
propugna su sustitución por la idea de motivabilidad (M.UÑOZ CONDE) o de
exigibilidad (DE LA CUESTA AGUADO).

La imputabilidad Establece la capacidad de conocer lo injusto, su "maldad" o


inconveniencia para la sociedad, o simplemente, que esta no es apropiada; así como
de reconocer la posibilidad de actuar de otra manera. Un imputable es capaz de
comprender el elemento de reproche que forma parte de todo juicio penal, y por lo
tanto, si se le hallare culpable, se haría acreedor a una pena; si no lo puede
comprender, será un inimputable, no le será reprochada su conducta, y el juez,
eventualmente, lo podía someter a una medida de seguridad.
El fundamento legal para su aplicacion, si existe, y para esto el autor debe tener
una conducta tipica y antijuridica que le pueda ser reprochable, esto dentro del
marco legal.

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