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Iona Strom
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CRÉDITOS
ANI
CORRECIÓN
LESLIE VALE
CONTENIDO
Créditos
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Epílogo
Acerca de la Autora
SINOPSIS:
Mordox
7
¡La hembra de melena pálida es mía! Gruño para mis adentros mientras vislumbro a la
pequeña hembra entre las demás. Una suave brisa se mueve en mi dirección y yo
inclino la cabeza hacia atrás, mis glándulas olfativas se abren paso entre las fragancias
de las otras hembras para enfocarse en su delicado aroma.
Mis escamas ondulan por mis hombros y bajan por mi espalda hasta asentarse en
un agudo cosquilleo en la base de mi columna vertebral. La punta de mi cola tiembla,
el impulso de marcarla como mi compañera es casi insoportable. No sé su nombre,
pero no me importa. Sus semioquímicos 1 me dicen que me pertenece.
Lo único que deseo es actuar según mis instintos primarios, cogerla y llevármela
donde sé que estará a salvo. El suelo no es seguro aquí, no hasta que todas esas
criaturas estén muertas.
Me mantengo firme y a distancia para no asustarla, dejando que las demás la rodeen
como un escudo. Debo esperar mi momento. Ganarme su confianza. Acercarme, para
poder reclamar a la que me pertenece. Ella aún no lo sabe, pero necesita mi protección.
Mi mirada se desplaza entre la mujer pálida y el resto; sus grandes ojos están llenos
de terror, y me paralizo. El corazón me golpea la caja torácica y sé que debo tener
cuidado. No moverme demasiado rápido y echar más leña al fuego de sus miedos
precipitándome.
1
Semioquímicos. Sustancias implicadas en la comunicación entre seres vivos, generando una respuesta en la conducta
y/o fisiología de organismos de la misma o diferente especie.
El grupo ya ha perdido a una hembra en el bosque. Ella y la de púrpura se alejaron
cuando chocaron por primera vez, pero sólo una regresó. La busqué por el bosque,
pero perdí su rastro en la orilla del río Zune.
Observo atentamente desde mi escondite tras las hojas de jufta. Aparto a un lado el
enorme follaje, preparándome para salir y hacer notar mi presencia, cuando el olor de
un macho flota en la brisa.
Rooke.
Era una misión interesada del gobierno Ziarian, pero nuestro pueblo había pasado
a depender del blitio como principal fuente de combustible para los cruceros celestes
utilizados para viajar por el planeta.
Al igual que ahora, Rooke había sido completamente ajeno a mi presencia entonces,
explorando su próximo objetivo.
Mi pulso se acelera al ver al pirata espacial acercarse cada vez más al grupo de
mujeres. Es una amenaza y debo actuar con rapidez. Mi cuerpo se prepara para la
confrontación. Me quito la mochila que llevo siempre que salgo de casa y desenvaino
la espada, preparándome para la embestida. Sin duda está allí para saquear lo que
pueda de los restos de la nave de las hembras.
No me preocupa que sus glándulas olfativas capten mi olor. Desde que mi collar de
confinamiento se cayó hace veinte rotaciones, he usado aceite de flor husti para 9
enmascarar mi olor. El aceite acre exprimido de los pétalos funciona tan bien como
una niebla química de camuflaje.
Rooke levanta las manos en señal de paz. Desplazo mi peso sobre las puntas de los
pies y aprieto con la mano la empuñadura de mi espada. Entonces me doy cuenta de
que lleva varias pieles de agua y bolsas de comida en el cinturón. Relajo la postura y
espero a ver su próximo movimiento.
—No les haré daño— Rooke se mueve lenta y metódicamente, para no asustarlas.
—Sólo quiero ayudar. He traído comida y agua para ustedes. Lo dejaré aquí y seguiré
mi camino—.
2
Galimatías es un término usado para describir un lenguaje complicado y casi sin sentido.
juzgar por sus caras de sorpresa y perplejidad, es muy probable que no lleven
ninguno.
Cómo esta especie primitiva está en posesión de una nave espacial de clase Starskip
es un misterio, a menos que haya alguien más allí con ellos que sepa cómo pilotarla. 10
Tal vez incluso el mismo alguien que las secuestró.
La mujer de melena espiral mira por encima del hombro de la que la protege. Rooke
la mira a los ojos, levanta la nariz para captar su olor en la brisa y se queda inmóvil,
excepto por el agitado movimiento de su cola. Su cuerpo desprende un perfume
picante y yo sonrío, sabiendo que los planes que él tenía para saquear el barco han
cambiado.
Mordox
12
La belleza del bosque es engañosa; oculta los peligros que acechan en su interior.
Mi corazón late más rápido a medida que me acerco al lugar del accidente. Ya
puedo sentirla, como si un hilo invisible nos uniera. Me invaden instintos primarios
y no puedo evitar la feroz protección que siento hacia ella. Pero debo mantener la
cautela y encontrar el momento perfecto para dar a conocer mi presencia.
Una fuerte brisa agita el espeso follaje y trae consigo el inconfundible aroma del
macho alterado, Gruxt. Mis glándulas olfativas captan el olor de inmediato y todo mi
cuerpo se tensa. Está ahí fuera, acercándose al lugar del accidente, más cerca de ella.
—Mierda— siseo en voz baja, mis escamas recorren mi columna vertebral en una
ola espinosa mientras corro hacia la nueva amenaza. Mis cuernos giran hacia delante,
con las mortíferas puntas dirigidas hacia fuera y listas para la lucha. Pequeñas ramas
se quiebran y las hojas se agitan al paso de mi cola cortante.
No puedo permitir que Gruxt se acerque a mi compañera. Sigo el rastro del macho
alterado, la adrenalina corre por mis venas como fuego líquido, cada paso me acerca 13
más a la confrontación que he estado esperando.
A medida que me abro paso entre el denso follaje, me llegan más olores: la mujer
de piel pálida y sus acompañantes. Se alejan del lugar del accidente y se acercan al
laboratorio subterráneo. El pánico me inunda, ahogando la razón. Hay otro hombre
con ellos, una presencia desconocida, y no puedo evitar temer lo peor. ¿Qué quiere de
ella? ¿Con ellas?
Necesito llegar hasta ella antes de que entre en el laboratorio subterráneo, para
protegerla de la criatura que permanece dentro. Pero primero, debo detener a Gruxt.
Corro hacia delante, con cada músculo de mi cuerpo dolorido por la desesperada
necesidad de alcanzarla.
Obligo a mis piernas a moverse más deprisa, ignorando el escozor de las ramas que
azotan mis escamas.
La primera vez que veo a Gruxt siento un escalofrío. Su melena anaranjada es
visible a través de la espesa vegetación, una presencia salvaje y mortal que exige
atención. Mis instintos me gritan que me prepare para la batalla.
Inclinado hacia delante, mis cuernos ansían una carnicería. Mis escamas se erigen 14
sobre mis hombros y espalda, una muestra primigenia de fuerza y agresividad.
El macho alterado se abre paso entre la maleza y su enorme cuerpo sacude el suelo
bajo nuestros pies. A pesar del peligro, mis pensamientos se dirigen a mi compañera,
mi hermosa, frágil y pálida hembra. Necesito protegerla, mantenerla a salvo de la
pesadilla que se cierne sobre ella.
Mis garras se clavan en la espalda de Gruxt y, por un momento, creo que tengo
ventaja. Pero entonces salgo despedido como una simple plaga. El mundo gira a mi
alrededor y caigo al suelo, rodando para absorber el impacto. Aprieto los dientes, me
pongo en pie y me lanzo de nuevo contra él. Esta vez, mis garras dan en el blanco,
atravesándole la cara y dejando profundos cortes a su paso.
Gruxt sigue mis movimientos tal y como esperaba. Se gira para que el macho de
melena amarilla que escolta a las hembras tenga la oportunidad de golpearle por la
espalda. Mi corazón se acelera, sabiendo que tenemos que trabajar juntos si queremos
acabar con este monstruo.
De la herida sale una sangre azul oscura que mancha el follaje verde a sus pies.
Gruxt echa hacia atrás su enorme cabeza y ruge de indignación, girándose para atacar
al macho de melena amarilla.
La fuerza del ataque del hombre de melena amarilla me libera del estrangulamiento
mortal de la bestia y caigo al suelo a sus pies. Jadeo, con el pecho ardiendo por la
desesperada necesidad de aire. Mi visión borrosa se oscurece, amenazando con
consumirme. Pero no puedo ceder a la inconsciencia, no ahora. Mi compañera... sigue
en peligro.
Gruxt tira con fuerza del aire. De repente, se da la vuelta y corre en dirección al
laboratorio subterráneo. ¡Ha captado el olor de las hembras!
Mientras corremos para alcanzar a Gruxt, no puedo evitar preguntarme por qué el
macho de melena amarilla trasladó a las hembras de la nave estrellada al laboratorio.
No tiene sentido; sólo aumenta el peligro que corren.
Nos acercamos al macho alterado y los escalones hundidos del laboratorio aparecen
a la vista. Veo a mi compañera acurrucada junto a la hembra de pelo espiral, a la
intemperie y vulnerables.
Alargo la mano, obligando a mis piernas a moverse más rápido con la esperanza de
poder alcanzarla a tiempo justo cuando Rooke aparece de la nada, lanzándose con los
pies por delante contra el vientre de la bestia. El impacto detiene a Gruxt en seco, pero
hace que el pirata rebote hacia atrás. Rooke aterriza con fuerza, encogiéndose la
17
espinilla de dolor. Gruxt no se inmuta y emprende la huida a una velocidad
aterradora.
Empujo con más fuerza y cada músculo grita en señal de protesta, pero no hay
tiempo para el dolor. Mi compañera está en peligro y nada me impedirá alcanzarla.
Un gruñido me sube por la garganta. Mis instintos toman el control, mi cuerpo se
mueve con un impulso primario nacido de la desesperación.
—¡Joder!— maldice el macho de melena amarilla, con los ojos desviados entre la
escalera subterránea y la forma del macho alterado que se acerca rápidamente. —Ni
siquiera están dentro todavía—.
—¡No!— Rooke arremete con las puntas de sus cuernos en alce. La dura armadura
de escamas de la espalda del macho alterado está intacta, pero el impacto lo ralentiza,
dándonos a mí y al macho de melena amarilla tiempo para alcanzarlo.
Cuando nos acercamos, el macho alterado se da la vuelta, con los ojos naranjas
ardiendo de furia. Su cola sale disparada y roza a Rooke, que se agacha justo a tiempo.
El macho de melena amarilla no tiene tanta suerte, el apéndice con escamas lo derriba
de lado. Se estrella contra la maleza y desaparece entre el espeso follaje del bosque.
Salto sobre la espalda del macho alterado, engancho mi brazo alrededor de su
grueso cuello y me aferro a él con todas mis fuerzas. El peso de mi cuerpo lo
desequilibra y sus brazos se agitan salvajemente mientras lucha por recuperar el
equilibrio. Noto el temblor bajo sus gruesas escamas, el ritmo entrecortado de su
18
respiración.
Con una última oleada de fuerza, aprieto el agarre y empujo al macho alterado
hacia atrás, obligándolo a tropezar.
Con todas las fuerzas que me quedan, suelto al macho alterado, y me tiro al suelo
en picado, buscando refugio tras el enorme tronco de un solitario árbol clava. El
corazón me late en los oídos y respiro entrecortadamente mientras la adrenalina corre
por mis venas.
Veo a mi compañera acurrucada con las otras hembras cerca de la escalera hundida.
El miedo en sus ojos me atraviesa como un cuchillo, me aparto del árbol y corro hacia
ella. Empujo con fuerza, luchando por cerrar la distancia que nos separa.
Los rugidos del macho alterado se vuelven más frenéticos, la cuenta atrás del collar
se acerca a su fin. Una eternidad parece pasar en el lapso de un latido, incluso la luna
contiene la respiración mientras esperamos lo inevitable.
La violenta erupción de energía es casi cegadora en su intensidad. El suelo tiembla
bajo mis pies. El estruendo de la explosión, una cacofonía de destrucción.
Me detengo un momento para evaluar sus heridas y cojo la mochila que había
escondido bajo un arbusto. Es un alivio comprobar que sigue viva y respira, pero está
inconsciente. Saco el brazalete médico, lo calibro según su peso y se lo coloco en el
antebrazo.
Me mantengo cerca de las furiosas aguas del río Zune. Haz que el pirata crea que 20
me está siguiendo. Pronto llegará la temporada de lluvias y el agua enmascarará el
olor de mi hembra. Lo atraeré más cerca de mi escondite, le tenderé una de mis
muchas trampas.
El pirata espacial no es de fiar y aún acechan demasiados peligros que los científicos
desataron en el bosque. Sólo yo puedo mantenerla a salvo.
CAPÍTULO DOS
Zoé
21
Adormilada y desorientada, me remuevo en una cama suave. Abro los ojos con
desgana ante un entorno desconocido y me incorporo lentamente, frotándome las
sienes para intentar comprender dónde estoy.
Estoy sola en una habitación tejida con ramas y lianas. Es como estar dentro de una
bola de mimbre gigante. La luz del sol entra a raudales por las grietas de las paredes,
creando un intrincado dibujo en el suelo de tablones de madera. En una esquina, una
pequeña mesa sostiene una serie de dispositivos alienígenas y lo que parece ser un
monitor de ordenador.
Recuerdo estar en la nave estrellada y el repentino regreso de Stacy tras varios días
desaparecida junto a un alienígena como el que nos trajo comida y agua. Drax. Dijo
que ya no era seguro para nosotras allí y que teníamos que irnos.
Estábamos en camino a un lugar más seguro cuando esa criatura gigante atacó.
Tasha la había llamado Godzilla.
Recuerdo haber visto la brutal pelea. Drax, Rooke, y algún otro alienígena de pelo
verde que no conocía, habían luchado contra Godzilla. 22
Darcy se había convertido en una hermana mayor para mí, igual que las otras
chicas, pero me sentía más unida a ella que a ninguna de las otras. Su bondad
inquebrantable me hacía sentir tan segura y cuidada, siempre pendiente de mí con un
ojo vigilante.
Giro la cabeza hacia la puerta abierta, enmarcada por enredaderas retorcidas, y mis
ojos se clavan en una figura enorme. Un alienígena azul turquesa, alto e imponente.
El de pelo verde que ayudó a Drax y Rooke a luchar contra Godzilla.
Es inmensamente musculoso, como un luchador profesional. Incluso más grande
que Drax o Rooke. Unos cuernos negros y elegantes se curvan a lo largo de su cabeza
como los de un carnero. Su largo y brillante pelo negro le llega hasta la cintura, con
mechones del mismo verde esmeralda que sus profundos ojos.
23
Camina hacia mí y yo retrocedo, recordando que nos estrellamos en una luna
prisión. Si está aquí, en Zune, significa que ha cometido un crimen. Aunque haya
ayudado a combatir al monstruo, sigue siendo un extraño.
Sólo lleva pantalones hechos de algún tipo de cuero y botas que le llegan a las
rodillas, su enorme pecho está a la vista. Este tío tiene abdominales para días, así que
no es culpa mía que mi mirada se desvíe hacia su estómago, que podría hacer las veces
de tabla de lavar.
Jadeo y abro los ojos con sorpresa cuando una criatura diminuta, parecida a una
ardilla, salta sobre su hombro. El cuerpo del roedor está cubierto por un suave pelaje
azul real salpicado de manchas amarillas. Sus enormes y redondos ojos dorados me
miran con curiosidad mientras sus gigantescas y puntiagudas orejas se mueven de un
lado a otro, captando sonidos que no puedo oír. Una cola esponjosa se agita detrás de
él mientras olfatea el aire.
El alienígena turquesa se acerca para rascar a la ardilla bajo la barbilla. —Esto no es
para ti, Tris. Tu comida está en la mesa de la otra cápsula—.
—Fue muy amable por tu parte— digo mientras su pelo roza mi piel cuando se
inclina sobre mí. Rodeada de su embriagador aroma, una mezcla de sándalo y una
especia que no puedo identificar, no puedo evitar inhalar profundamente.
Me ofrece el cuenco, pero me tiembla tanto la mano que decide cogerlo, dándome
de comer con la cuchara mientras se encarama a un lado de la cama. Está tan cerca
que puedo contar las manchas verdes más oscuras que salpican su mirada.
Los iris de los Ziarian son más grandes que los de los humanos, con una cualidad
luminiscente que los hace surrealistas. Así de cerca, no puedo evitar mirar.
—Es una sopa buenísima— balbuceo nerviosa —¿La has hecho tú?—.
Dios, digo las cosas más estúpidas cuando estoy nerviosa. Por supuesto que la hizo
él, ya que no parece haber nadie más aquí.
—Sí—. Me mete otro bocado en la boca. —Es caldo de hueso de krotin, y los trozos
picados son varias hortalizas de raíz. Es rico en proteínas y las verduras contienen
propiedades curativas—.
—El sabor me recuerda a la sopa de pollo que me hacía mi abuela cuando estaba
enferma—.
Sonrío imaginándome a este macho corpulento como un niño de cara dulce, ojos
traviesos y pequeños cuernos que sobresalen de su cabeza.
—Me hacía una sopa parecida a esta cuando estaba enfermo— me mete otro bocado
en la boca mientras recuerda —pero con otras verduras que no se encuentran en
Zune—.
Me acabo el plato de sopa, curiosa, pero recelosa del hombre a pesar de su ayuda.
Tengo montones de preguntas, pero no quiero bombardearle, por miedo a cabrearle.
Pero, ¿qué tan mal tipo puede ser con una ardilla como mascota y una abuela
apodada Mayme? Quiero decir, ¿cuán lindo es eso?
—Oh— me froto la sien, —no recuerdo eso, pero me acuerdo de ti. Estabas allí,
ayudando en la lucha contra Godzilla—.
—Sí, supongo. Stacy solo le llamo Drax, pero es el que tiene el pelo amarillo. Es el
nuevo novio alienígena de Stacy— suelto y desearía no haberlo hecho cuando unos
ojos esmeraldas se estrechan sobre mí.
—Alienígena, ¿eh?— Pero entonces sonríe con una risita. —Si los Ziarian son los
alienígenas, ¿en qué te convierte eso a ti, lula?—.
Tal vez sea mi herida en la cabeza, o la ardilla alienígena que ha vuelto de repente,
posada en su enorme hombro y mordisqueando algún tipo de fruta verde y brillante.
—Tirius— me suministra. —El planeta rojo donde te vendieron. Allí tiene lugar la
mayor parte del comercio ilícito del Universo. Inteligente tu amiga al aprender a
pilotar una nave mientras estaba cautiva—.
—Hablando de mis amigas—. Pellizco la manta que me cubre. —¿Dónde están
todos?—
—¿Dónde estoy?—
—¿Saben mis amigas dónde estoy?— Me preocupo mientras una nueva oleada de
somnolencia me invade.
—Descansa, Lula— dice en tono amable. —El brazalete médico te curará más
rápido si estás dormida—.
—No— lucho contra el letargo. —Las chicas se preocuparán por mí. Tengo que
hacerles saber que estoy bien—.
Según el novio de Stacy, Drax, se suponía que Rooke también era peligroso, pero
todo lo que había hecho era traernos comida y agua. Nunca había intentado hacernos
daño, sólo coquetear escandalosamente con Darcy.
Mis ojos recorren a Mordox de pie junto a mí. Cicatrices de donde ayudó a luchar
contra Gruxt marcan su pecho. Manchas de color azul oscuro se extienden por los
brazos y el torso, probablemente moretones de la pelea.
—Para salvarte— sonríe Mordox. —Descansa ahora, Zoé. Aquí estás a salvo. No te
preocupes, yo te vigilaré mientras descansas y te curas—.
Mi visión se nubla mientras lucho por mantener los ojos abiertos. Ya no sabía qué
creer. Drax nos advirtió que no se podía confiar en los machos, que eran peligrosos.
Pero Rooke no había hecho nada dañino y Mordox tampoco.
Nada tenía sentido. Lo único que sé con certeza es que necesito encontrar a las
chicas. Necesito volver con Darcy. Hacerle saber que estoy bien porque sé que se
preocupará.
Mordox
30
Si hubiera visto las viles criaturas que emergieron de las entrañas de ese lugar y lo
que pienso aún permanece, no llevaría a ninguna hembra allí en nombre de la
seguridad. Estarían más seguras rodeadas de los criminales del complejo
penitenciario.
Zoé echa de menos a sus amigas, a las otras hembras que la protegían, a pesar de la
fuerza que lleva en su interior. No está bien que le niegue una reunión así, pero la
tierra es un lugar demasiado peligroso para ella. El laboratorio también lo es.
Giro la cabeza hacia la habitación donde descansa mi lula, aspirando el aire con
avidez. Apenas puedo desprender su aroma del aceite de flor de husti que satura las
lianas y ramas que forman las vainas de mi escondite en la copa del árbol.
—Lo siento, Tris—. Arranco una baya trugger madura de una rama cercana y se la
tiendo en señal de disculpa. Ella salta de la rama, extendiendo sus extremidades para
coger aire en las telarañas que hay entre ellas, y aterriza en su lugar favorito, sobre mi
hombro. Con manos ávidas, me arrebata la baya trugger de las yemas de los dedos e
inmediatamente empieza a mordisquearla.
Me acerco a ella para rascarle detrás de la oreja y ronronea de placer. Tris ha sido
mi peluda compañera durante las últimas quince rotaciones, haciéndome compañía
en mi soledad. No puedo evitar sonreír ante el sonido de satisfacción que emana de
su pequeño cuerpo peludo.
Estoy agradecido por su compañía durante todo este tiempo y aún más por haber
encontrado a mi pareja.
Capto otro rastro del olor de mi lula a través de la puerta abierta, sintiendo la
ansiosa anticipación de encontrar una hembra compatible. No es Ziarian, pero no me 33
importa. Mi Zoé es una belleza rara y única. Una que protegeré con gusto con mi vida.
Anhelo marcarla con mi olor. Reclamarla para que todos los machos sepan a quién
pertenece, pero el apareamiento tendrá que esperar hasta que mi hembra esté curada.
Hasta que sea más fuerte. Hasta que me acepte como suyo y me abra sus exuberantes
muslos en señal de bienvenida.
Tendré que tener cuidado. Es mucho más pequeña que yo. Me hormiguea la sangre
al imaginar lo apretada que estará cuando por fin enfunde mi dolorida polla en su
exuberante cuerpecito.
Cuando su dulce voz gritó por primera vez, pensé que lo había imaginado. Aunque
deseaba con todas mis fuerzas que se despertara, sentía que el viento que silbaba entre
las ramas me estaba jugando una mala pasada. Fue un gran alivio ver sus ojos
abiertos.
Somos extraños, pero cada célula de mi cuerpo grita que es mía. Cada parte de mí
anhela saber más de ella, conocer sus secretos, sus pensamientos y sus deseos. Una
fuerza invisible me atrae hacia ella, uniéndonos en una conexión profunda e
inexplicable.
Su dulce aroma satura el aire, recubre mis glándulas olfativas, envuelve mis
sentidos, impregna mi ser. Inhalo tan profundamente como puedo, deseando
permanecer en este momento de paz para siempre. Mi lula es embriagadora, una
droga que me llena de un calor que nunca antes había sentido.
35
CAPÍTULO CUATRO
Zoé
36
El suyo fue el último rostro que vi antes de que el sueño me hundiera. ¿Había sido
un sueño? ¿Era producto de mi imaginación? ¿O realmente el criminal del que nos
advirtió Stacy me había llevado a su casa de bolas de mimbre entre los árboles para
curarme de una herida?
Mis ojos se abren al oír un leve sonido de arrastre. Aparece el robusto rostro de
Mordox, con la mandíbula dura, el pelo alborotado y la mirada encapuchada, como
si acabara de despertarse del sueño.
—No— miente. —Me alegra ver que estás despierta y que el brazalete médico ha
hecho su trabajo—.
Mordox se pone en pie. Se eleva sobre mí, y no puedo evitar sentirme pequeña y
vulnerable a su lado, pero al mismo tiempo, hay una extraña sensación de seguridad
que viene con su cercanía. Como si nada pudiera hacerme daño cuando estoy con él.
Es una sensación embriagadora que me toma un momento asimilar por completo.
Me froto el brazo liberado. —Nunca me has dicho qué significa eso. Lula—.
Todo mi cuerpo se calienta. —No soy ninguna de esas cosas— digo tímidamente.
—Tímida y temerosa quizá, pero nunca feroz y definitivamente no hermosa—.
—Ahora que estoy curada, me gustaría volver con ellas. Con mis amigas, claro—.
Mordox me estudia un largo momento. —Todavía necesitas tiempo para
descansar— sus palabras son medidas y deliberadas. —Tiempo para recuperar
fuerzas. Es un largo camino para reunirte con tus amigas. No serviría de nada que te
desplomaras a mitad de camino—.
38
Sus palabras suenan verdaderas, a pesar de mi ansiedad por reunirme con las
chicas. Al incorporarme en la cama, siento la cabeza ligera y un poco mareada, y sé
que no estoy en condiciones de viajar.
Al menos no todavía.
—Necesito ir al baño más que nada—. Mi vejiga está llena y tirante, a punto de
estallar. Se vuelve hacia mí con expresión desconcertada. —¿Para hacer mis
necesidades? Y no me importaría tampoco ducharme—.
En la mano tengo el vestido que llevo desde que chocamos. Extiendo la tela y la
levanto para que el vaho la envuelva y la humedezca en finas gotas.
La niebla se apaga sola y le sigue un torrente de aire caliente que me lanza en todas
direcciones. Cierro los ojos y arrugo la nariz contra el torbellino.
Cuando termina, sacudo el vestido, sorprendida de que esté tan limpio y seco como
yo. Me lo paso por encima de la cabeza y corro los dedos por mi cabello hasta los
hombros, encontrándolo libre de enredos y suave como la seda.
Está de espaldas a mí, de pie sobre un hornillo colocado sobre una mesa,
removiendo algo en una olla grande. Tiene los hombros anchos y la espalda cubierta
de escamas en forma de diamante, como un dragón mítico. Un azul real brillante
contrasta con la cortina de pelo negro brillante y verde que cae en una sábana sedosa
hasta su cintura ceñida.
Lo observo por un momento, admirando la forma en que sus gruesos brazos se
flexionan con cada giro del cucharón mientras remueve cualquier sabroso brebaje que
haya en su olla. La punta de su cola, con el mismo pelo sedoso de la cabeza, se enrosca
a pocos centímetros del suelo y se balancea lentamente hacia delante y hacia atrás.
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Se da la vuelta antes de que pueda apartar la mirada y me sorprende contemplando
abiertamente su culo prieto y sus musculosos muslos enfundados en unos ajustados
pantalones de cuero. Levanto los ojos y me encuentro con una ardiente mirada
esmeralda y una sonrisa lobuna.
Nunca había recibido tanta atención del sexo opuesto. Nunca nadie me había
mirado como lo hace Mordox, con ojos lujuriosos, como si fuera un delicioso aperitivo
que suplicara ser consumido.
De baja estatura y sin muchas curvas, apenas soy legal, ya que cumplí dieciocho
años pocos meses antes de mi secuestro. Parezco más una niña que una mujer. Siendo
virgen, dudo incluso que pueda calificarme como tal.
Cada centímetro de mí se estremece de curiosidad por saber cómo sería dejar que
Mordox hiciera de las suyas conmigo. ¿Me dolería la primera vez, o se me pondrían
los ojos en blanco con mi cuerpo ondulante en ondas placenteras, como las que he
leído en las novelas románticas de pacotilla?
Me retuerzo bajo la intensidad de su mirada, mi coño intacto se humedece y se
hincha por algo que ignoro. Mis mejillas se sonrojan y me muevo incómoda,
intentando contener la electricidad que emana entre nosotros. Cruzo los brazos sobre
mis pezones cada vez más duros, esperando que no note que se asoman a través de la
41
basta tela de mi holgada prenda.
Mordox echa la cabeza hacia atrás, con los orificios nasales encendidos, y tira con
fuerza del aire. Se pone rígido y su sonrisa abierta se convierte en una mueca de
complicidad.
Aprieto los muslos bajo la ropa sin forma. Los hombres no pueden oler la excitación
de una mujer, aunque no lleve bragas, ¿verdad? Es imposible. ¿No es cierto? Pero
Mordox no es un hombre.
Recuerdo a Drax olfateando el aire mientras corríamos por el bosque. Podía oler a
los otros machos y a Godzilla acercándose rápidamente. A juzgar por la mirada
hambrienta de Mordox, es muy posible que sepa que estoy vergonzosamente mojada.
Nunca me imaginé atraída por un chico malo. Siempre me imaginé casada con un
empollón con gafas. Alguien seguro y amable con sentido del humor.
Mordox es más que malo. Es un convicto fugado que vive en una luna prisión. Un
depredador peligroso que parece listo para darme un mordisco, pero hay algo
oscuramente seductor en él que dispara mi gatillo.
Contenta por la distracción, tomo asiento y me pregunto qué me pasa. Debería estar
petrificada estando a solas con un peligroso criminal, no pensando en lo que sentiría
al romper mi himen con su polla alienígena, que forma una gruesa cresta a lo largo
de su muslo.
Gimo con el primer bocado y noto cómo los músculos de Mordox se tensan en mi
periferia. Es un mal hábito que necesito romper si quiero salir de aquí con mi
virginidad intacta. Sé que bastará un simple roce para que se apodere de mí. El dolor
que siento en el vientre suplica que lo calmen.
—¿Dijiste que este lugar está arriba de un árbol?—. Entrecierro los ojos y miro las
lianas y ramas que forman la habitación esférica, pero sólo veo hojas y la luz del sol
filtrada. —¿Cómo has subido todo esto hasta aquí?—.
—¿Quieres sentarte a la mesa?—. Me muevo para hacerle sitio, me sabe mal que
coma de pie.
Como un par de bocados más del delicioso estofado y contemplo qué pregunta de
las muchas que bullen dentro de mi cráneo hacer primero. —Stacy dijo que eras
peligroso. ¿Es cierto?—
—¿Entonces eres un héroe de guerra?—. Ladeo la cabeza hacia él. —¿Qué hiciste
para que te enviaran aquí?—.
—Un hombre llamado Draxon acababa de ser arrestado por irrumpir en el templo
del embajador y descargar archivos restringidos del ordenador central del
gobernador. Archivos que contenían los planos de una prisión remota en Zune y la
razón de su secretismo, que no tenía nada que ver con la minería de xedón y sí con
experimentos genéticos para alterar a nuestro propio pueblo. Para igualar las
probabilidades de ganar la guerra, esperaban crear super-guerreros. La alteración
genética es ilegal en Ziaria. Un crimen castigado con la muerte—.
—Sí, y me pusieron en aislamiento, lejos de todos los demás presos, para que no
pudiera hablar— explica Mordox. —Se inventaron mentiras sobre crímenes horribles
que nunca cometí para justificar mi cadena perpetua—.
—Cuando llegamos, se llevaron a dos grupos de diez varones, uno cada vez, a
minar el xedón, pero nunca regresaron. Los guardias nos dijeron que los accidentes
mineros habían acabado con sus vidas. Sólo llevábamos aquí unos meses cuando
terminó el encierro, se desactivaron las barreras luminotécnicas y todos los
prisioneros, excepto yo, pudieron salir de sus celdas y reunirse en la zona común para
la primera comida del ciclo. Entonces se descubrió que los guardias nos habían
45
abandonado.
Mordox asiente con gravedad. —Tropecé primero con las escaleras hundidas, y
luego con el hueco roto del ascensor, más lejos. Ambas entradas estaban bien cerradas,
así que me escondí y vigilé la zona, esperando a ver quién entraba y salía. Después de
treinta ciclos, estuve a punto de rendirme, pensando que estaba vacío, cuando un
pequeño grupo de científicos salió corriendo hacia el bosque, subió a un
transbordador escondido en un búnker subterráneo y abandonó Zune. Gruxt les
siguió, o la bestia en que se había convertido, abriéndose paso a través de las puertas
dobles de la escalinata hundida. Se adentró en el bosque, pero lo que siguió fue mucho
peor—.
Me recorren escalofríos por la espalda. Se me hace un nudo en la garganta y tengo
miedo de preguntar.
—¿Así que se llevaron a veinte prisioneros con el pretexto de la minería, y crees que
los alteraron genéticamente para convertirlos en criaturas?—.
—Sé que lo eran. Esa fue la conversación que escuché. Recuerdo haber visto a Gruxt
en el transporte desde Ziaria hasta aquí. Era el más Ziarian de las alteraciones
genéticas. Los otros no se parecían en nada a nuestra raza. Los que pude rastrear y
matar eran más insectoides que machos—.
—No lo sé—
—¿A cuántos has podido matar?— Aumenta el pánico, sabiendo que estamos
desprotegidos en el bosque con criaturas genéticamente alteradas sueltas desde hace
días.
—Que yo sepa todavía hay tres sueltos. Nunca me aventuré dentro del laboratorio,
así que es posible que los otros diez mineros sigan dentro. O tal vez estén muertos.
No lo sé—. Mordox sacude la cabeza. —Gruxt fue la criatura más fácil de rastrear.
Destrozó a ocho de los condenados antes de que perdiera su rastro. No sé qué les pasó
a los otros cuatro. Quizá estén usando aceite husti como yo para enmascarar sus
olores, o quizá estén muertos. Dondequiera que estén, ya no puedo olerlos.
—Pude rastrear a la mayoría de las criaturas hasta el lado oscuro de la luna. Maté
a seis antes de que las otras tres desaparecieran en la oscuridad. Entonces, después de
que tu nave se estrellara, Gruxt salió de dondequiera que se hubiera escondido y fue
a por ti. Lo único inteligente que hizo Drax fue moverte cuando lo hizo—.
—No hay forma de saberlo hasta que el laboratorio sea registrado a fondo—.
—Dijiste que Drax descargó los archivos sobre lo que tramaba tu gobierno. Tiene
que saber lo que pasó ahí abajo. Él y Stacy estuvieron encerrados dentro del
laboratorio por un par de días y dicen que es seguro. Seguramente, él lo habría
registrado primero—.
—Tenemos que advertir a Drax y a mis amigas, Mordox— suplico. —Se están
metiendo en una situación peligrosa. Tenemos que decirles todo lo que acabas de
decirme—.
—¿Por qué yo?— Sacudo la cabeza, sin entender por qué soy la única chica a la que
ha salvado. Por qué soy la única chica por cuya seguridad se preocupa. —¿Por qué 48
sólo yo?—
Mordox ladea la cabeza de la forma más entrañable, su mirada verde brilla con una
emoción no expresada. —Porque Lula, eres mía para proteger—.
3
Es aproximadamente 2 metros con 13 cm
CAPÍTULO CINCO
Mordox
49
No tengo ni idea de cómo esta hembra tan pequeña me ha metido en esto. Meto
más raciones en mi mochila, suficientes para los dos durante varios ciclos de viaje,
junto con el brazalete médico.
—Ven aquí, Lula—. Le hago señas para que se acerque después de que se ponga
los cubrepiés que he confeccionado con tiras de cuero y acolchado de tela.
Huele el aceite que froto entre las palmas de las manos. —¿Por eso hueles a
sándalo?—.
—No sé lo que es—. Le aliso el aceite por los brazos.
Su color se acentúa, su boca se mueve sin palabras mientras busca una respuesta.
—No. Quiero decir, sí—.
Sonrío y me levanto de donde estoy agachado ante ella. —La especia es toda mía—
Le inclino la cabeza con un dedo bajo la barbilla. —No tienes que esconderte de
mí—
—Dijiste que no tenía nada que temer de ti, así que ¿por qué iba a apartar la
mirada?—
—No lo tienes y no deberías—. Le guiño un ojo, lo que hace que se ruborice aún
más, y luego le sujeto a la muñeca una ancha banda plateada que hace juego con la
que yo llevo siempre. —Llévala siempre—.
—¿Por qué? ¿Qué es?— Zoé estudia el brazalete y le da vueltas en su fina muñeca.
Sé que tiene miedo del viaje que nos espera, sobre todo después de que le contara
lo que nos espera en tierra. Sin embargo, está decidida a llegar hasta sus amigas para
informarles sobre las criaturas que aún puedan quedar dentro del laboratorio.
Zoé dijo que Drax y su hembra habían pasado varios ciclos allí antes de ir por las
demás de la nave estrellada. Si todavía hubiera algo ahí abajo, parece probable que ya
lo hubieran encontrado. Así que intento mantener la esperanza de que el laboratorio
está a salvo y Drax no ha llevado a esas hembras a la muerte.
Zoé me sigue a la terraza y jadea, con el rostro ceniciento por el miedo. —Cuando
dijiste escondite en la copa del árbol, no pensé que te referías a la copa del árbol.
Debemos de estar a treinta metros de altura—.
El andén se balancea un poco y ella tiembla con más fuerza. Estoy a punto de
suspender el viaje cuando me rodea la cintura con los brazos y se aferra a mí con todas
sus fuerzas. Su cuerpo tiembla contra el mío, sus nudillos blancos por la tensión.
Su voz tiembla, pero se mantiene firme. —Estoy lista— declara con una valentía
recién descubierta.
—Gracias, Mordox— dice suavemente, con voz firme. —Siento haber sido tan
pegajosa. No podría haberlo hecho sin ti—
—Eres más fuerte de lo que crees— Alargo la mano y le levanto la barbilla con la
punta del dedo. —Pero siéntete libre de aferrarte a mí cuando quieras—
Los ojos de Zoé se clavan en los míos, un profundo rubor oscurece sus pálidas
mejillas, y el impulso de protegerla a toda costa se amplifica. Mis músculos se tensan
cuando mi cuerpo zumba en respuesta a su presencia, y sé que haré lo que sea
necesario para protegerla del peligro.
Golpeo el suelo con la punta de la cola para evitar el cosquilleo que siento en la base
de la columna vertebral. El deseo de marcarla como mía se intensifica cuanto más se
detienen nuestras miradas.
Recorto la distancia que nos separa y acerco la cara al hueco de su garganta para 53
aspirar mejor su delicada fragancia. Se estremece entre mis brazos cuando mis labios
recorren su mandíbula hasta posarse sobre sus labios entreabiertos.
—No dejaré que nada te haga daño. Te mantendré siempre a salvo— juro contra la
suavidad de su boca.
Pero aún no puedo ceder a mis instintos primarios. No hasta que sepa que está a
salvo.
Con gran reticencia, me alejo para que mi boca se cierna sobre la suya en una caricia
sin aliento. Le doy un suave beso en los labios, saboreando su dulce sabor un instante
más antes de dar un paso atrás y luchar por el control.
El chillido de Tris rompe la tranquilidad del momento y Zoé salta a mis brazos.
—Es un sonido terriblemente fuerte para venir de una criatura tan pequeña—
—Lo sé. A veces puede ser muy molesta— sonrío, tentado de sujetar a Zoé, pero la
pongo en pie de mala gana. Mis manos se aferran a su cintura un momento más de lo
necesario antes de que ella dé un paso atrás, sin apartar la mirada de mí cuando suelto
mis manos, liberándola.
54
—¿Dónde está?— Zoé vuelve los ojos hacia la copa del bosque.
—Me alegro de que Tris quiera unirse a nosotros. Puede oír a grandes distancias. Si
algo se escabulle, ella lo oirá antes de que yo pueda olerlo—
—Es tan mona—. La cara de Zoé se ilumina al instante con asombro mientras
estudia el plurshy de ojos abiertos en mi mano. —¿Puedo cogerla?—
Los árboles que nos rodean se alzan altos y amenazadores bajo el bochornoso calor,
proyectando un resplandor verdoso sobre todo a pesar de los rayos anaranjados del
implacable sol. El aire huele a musgo y a tierra húmeda, y en las cercanías se oye el
rumor de las aguas del río Zune.
Es probable que sus amigas estén en peligro, y sé que no hay forma de convencerla
de que no vaya a advertirles. Aplaudo su lealtad, aunque preferiría que me dejara
refugiarla en la copa de mi árbol y mantenerla a salvo.
Mientras despejamos mis trampas, noto cómo aumenta su tensión. Está asustada, y
no puedo culparla. Las criaturas del laboratorio son feroces e impredecibles.
Acelero el paso, pero ella pronto se queda atrás. No puede seguir mis largas
zancadas y tenemos un largo viaje por delante. No quiero estar en el suelo y
vulnerable más tiempo del necesario. Si estuviera solo, podría correr sin parar y llegar
al laboratorio subterráneo en dos ciclos, pero mi compañera necesita descansar y no
56
puede correr tan rápido como yo.
—Oh— Zoé mira hacia abajo y luego me mira a través de la maraña de sus pestañas.
—Siento ser tan lenta—
—No eres lenta, lula. Mis piernas son más largas que las tuyas— Intento aliviar el
dolor que veo en su mirada. —Además, necesito ojos en la nuca con esas criaturas de
laboratorio sueltas—
Me ajusto la mochila a los hombros y doblo las rodillas para que me rodee con los
brazos y las piernas. —Me harás un gran favor si te mantienes alerta por si algo viene
hacia nosotros por detrás—.
Mis manos se aferran a sus muslos y salgo corriendo, con la longitud de mi erección
presionándome y pellizcándome a cada zancada. Lo ignoro. No es momento para esas
4
Vigilar las seis. Expresión que se refiere a cuidar la espalda de alguien.
cosas. Debo concentrarme en el viaje que tengo por delante, y en mantener a Zoé a
salvo.
—¿Qué son las rotaciones?— La dulce voz de Zoé me llega al oído. Su aliento me
calienta la garganta cuando su cabeza se asoma por encima de mi hombro. —Dijiste
que tardaste veinte en perfeccionar el camuflaje de tu casa del árbol—
—A eso le llamamos un año en la Tierra— comenta en voz baja, y tengo tantas ganas
de cerrar los ojos y saborear el calor de su aliento bañando mi garganta. —¿El planeta
arco iris que cuelga del cielo es Ziaria?—
—Un poco más que eso. Llevo veinte sin el collar de confinamiento—
—Eso ya lo has dicho antes. ¿Cómo funciona exactamente el collar? ¿Es la cosa que
Drax usó para volar a Godz... quiero decir Grutz?—
—¿Encerrados?—
58
—A todos los prisioneros, excepto a los que, como yo, han sido puestos en
aislamiento, se les permite salir de sus celdas durante un corto periodo de tiempo. Al
final del ciclo, todos deben volver a sus cápsulas asignadas para evitar que sus collares
inicien una cuenta atrás para la detonación—
—No. Eso fue todo Stacy. Me oriné encima y no podía dejar de temblar. No tengo
un hueso valiente en todo mi cuerpo—
—Sólo porque te tengo a ti— Me aprieta más fuerte. —Me dolerían las rodillas si
no estuvieras aquí para protegerme—
Zoé
59
Mordox ha corrido durante horas. Parece que soy la única que está agotada; bueno,
quizá Tris también. Lleva un rato acurrucada en un ovillo de lunares azules y
amarillos en mi cuello. Su cuerpecito emite un zumbido bajo y melódico como el
ronroneo de un gato. Es la cosita más dulce que he visto en mi vida, con sus grandes
ojos y su carita redonda y peluda.
Estiro los brazos y arqueo la espalda, tratando de aliviar los dolores corporales que
me produce el esfuerzo de aferrarme a Mordox. Tengo los pies sujetos por los tobillos
a su estrecha cintura y los brazos alrededor de su cuello, pero no tanto como para
ahogarle.
Aunque dice que debe protegerme, no tenía que venir a rescatarme y curarme con
su brazalete médico. Ni siquiera me conoce.
Y cuando insinué que yo sólo nos retrasaría, cosa que sin duda habría hecho,
suavizó mi orgullo herido haciéndome sentir útil en lugar de un estorbo. Tal vez haya
una amenaza potencial que pueda acercarse sigilosamente detrás de nosotros, pero lo
dudo dado su agudo olfato.
En cuanto a la pequeña Tris, podría haberla dejado morir en el suelo del bosque,
pero no lo hizo. La cuidó hasta que se recuperó y se preocupó por ella. 60
Mientras él corre, me maravillo ante la belleza del bosque que nos rodea. No vi
nada de ese paisaje cuando me llevó de vuelta a su casa del árbol con bolas de mimbre
después de lesionarme. Y mi única otra salida de Zune fue cuando Drax nos llevó
corriendo al laboratorio subterráneo, pero estaba demasiado asustada para
maravillarme con lo que me rodeaba.
—Pararemos aquí para comer— Mordox olfatea el aire como hace tan a menudo,
reduce la velocidad al trote y finalmente se detiene en una roca grande y plana cerca
de la orilla del río.
Mis piernas se acalambran y se tambalean cuando me pone en pie. Doy un paso
atrás, pero sus fuertes manos permanecen firmes alrededor de mi cintura. No me
suelta enseguida y noto el calor de su cuerpo.
Adorable.
—Tienes razón, duh— Me acomodo el pelo detrás de la oreja y abro la bolsa para
Tris, que no pierde el tiempo y saca un pequeño globo redondo que parece una uva.
Baja de un salto de mi hombro para sentarse en la roca plana, mordisqueando la fruta
que sostiene entre sus diminutos dedos con garras.
—Me encanta— digo efusivamente. —Es la cosa más mona que he visto nunca.
¿Cómo se te ocurrió llamarla Tris?—
—Se llama así por mi hermana, que murió al nacer— Mordox se sienta en la roca y
abre la piel de agua antes de dármela. —Cuando la encontré, acababa de nacer.
Desamparada en la tierra, su fragilidad me recordaba a la hermana pequeña que
nunca conocí—
—No es que no fuera triste, pero nunca conocí a mi hermana. Sólo recuerdo lo
angustiada que estaba mi madre, y cuando vi a Tris tendida, indefensa y vulnerable,
por alguna razón, me trajo a la memoria ese momento— Mordox me levanta la
barbilla. —¿Y tú? ¿Algún hermano?—
—No que yo sepa. Nunca conocí a mis padres biológicos. Fui dando tumbos por
casas de acogida, así que las chicas, sobre todo Darcy, se sienten como las hermanas
que siempre soñé tener—
La mirada que me dirige es una mezcla de horror y confusión. —¿Por qué alguien,
y mucho menos tus padres, no te querría?—
—Tiene sentido que seas tan resistente. No tener familia es lo que te ha hecho tan
fuerte—
—Te equivocas conmigo, Mordox. No soy fuerte. Tengo miedo todo el tiempo—
—El miedo es una fortaleza, no una debilidad, Lula—.
—El miedo puede aprovecharse como fuente de poder, Lula. Puede hacer que
63
trabajes más duro y de forma más inteligente. Agudiza tus sentidos y alimenta tu
cuerpo con adrenalina para hacerte más fuerte. Tengo miedo de lo que pueda quedar
en ese laboratorio. Miedo de lo que pueda estar siguiéndonos desde el lado oscuro de
la luna. ¿Te parezco débil?—
—No eres lenta, sólo que no eres tan rápida como yo— Mordox ofrece una pequeña
sonrisa. —Y sí, necesito que me cubras las espaldas. He perdido el rastro de los
condenados restantes y de las tres criaturas del laboratorio. Me preocupa saber por
qué—
—Yo voto por seguir adelante si estás seguro de que puedes hacerlo. Toda esta
charla sobre criaturas al acecho me da escalofríos— Me estremezco. —Siempre he
querido una hermana; ahora tengo cuatro, y no quiero que les pase nada. Cuando
volvamos a la Tierra, espero seguir cerca de ellas—
—Si te atrapa una patrulla yulineon, tienen órdenes de matarte en cuanto te vean—
—La Tierra se encuentra dentro del Sector Luartick, junto con muchas otras galaxias
infantiles. Los patrulleros están ahí para salvaguardar los planetas de especies más
avanzadas que quieran aprovecharse—
—Las entidades que conforman las reglas universales creen que los humanos no
están preparados para lo que hay más allá de su mundo— Mordox levanta una mano
en señal de rendición. —Y no pretendo ofender, pero los humanos son vistos como
una especie primitiva en comparación con otros seres del Universo conocido. Se
crearon leyes para eliminar las amenazas potenciales a la vida infantil, así como a la
vida avanzada. Si un humano regresara con conocimientos sobre la vida en otros
mundos— Mordox sacude sombríamente la cabeza, —y con lo volátil que es tú
especie, no se arriesgarán a la posibilidad de que ustedes vuelen por los aires. La
destrucción planetaria tendría efectos catastróficos en los sistemas solares cercanos—
No me había sentido tan perdida desde que DCS5 me separó de mi primera familia
de acogida y me llevó a una casa de acogida con un montón de niños. Era tan joven
que no entendía qué estaba pasando ni por qué. Lo único que recuerdo era estar
aterrorizada y aferrarme a un conejito de peluche hecho jirones como si mi vida
dependiera de ello mientras me alejaban del único mundo que conocía.
Estaba muy asustada y confusa, sin saber qué me iba a pasar. Lo mismo que cuando
me desperté encadenada y desnuda en el aterrador planeta rojo. Ahora estoy aquí,
varada en una luna alienígena sin camino a casa. Perdido otra vez.
Mordox respira hondo antes de responder. —No lo sé. Llevo tanto tiempo atrapado
en Zune que nunca pensé que marcharme fuera una opción. Por ahora, continuamos
nuestro viaje hasta el laboratorio, encontramos a tus amigas y decidimos a partir de
ahí—
5
Departamento de Servicios Infantiles (DCS) por sus siglas en inglés.
Terminamos nuestra comida de alope seco y nueces y rellenamos la piel de agua.
Tris salta a mi hombro y se acomoda en el pliegue de mi cuello. Inclino la cabeza para
acurrucarla y ella empieza a ronronear rítmicamente.
Abandonada en el suelo del bosque, tuvo suerte de ser encontrada y adoptada por 66
Mordox. Más afortunada de lo que yo nunca fui. Somos un trío de almas perdidas.
Desterrados, incapaces de volver a casa, bueno, excepto Tris, ya que Zune es donde
nació, pero ella está alejada de su familia de todos modos.
Mordox está tan perdido en su mundo como yo en el mío. Ninguno de los dos
puede volver a casa, y esa constatación no hace más que reforzar la extraña conexión
que siento crecer entre nosotros. Ambos estamos a la deriva, sin un lugar al que
pertenezcamos.
El cuerpo de Mordox se tensa. Echa la cabeza hacia atrás y respira con fuerza del 67
aire, luego se gira para mirar detrás de nosotros. Puedo sentir su inquietud, y eso sólo
me hace sentir más ansioso.
—¿Estás percibiendo algún olor?— pregunto, preocupada por lo que pueda estar
acechando en las sombras.
Mordox vuelve a olfatear el aire. —Sí, sólo un indicio. Es una criatura de laboratorio
que nos sigue— responde con voz grave y siniestra.
—Aún nos queda otro ciclo completo y algo más desde el laboratorio— Mordox
acelera el paso, corriendo cada vez más rápido. El follaje y los árboles que nos rodean
se vuelven borrosos, golpeándonos al pasar. —Aguanta, Lula. Voy a intentar poner
distancia entre nosotros y la criatura—.
CAPÍTULO SIETE
Mordox
68
Apenas puedo oler a la criatura que nos sigue. La abominación insectoide que nos
sigue es más inteligente de lo que pensaba. Ha encontrado una forma de enmascarar
su olor y ha podido acercarse demasiado. Subestimé a mi enemigo.
Por suerte, Zoé lo vio cuando lo hizo. Me esfuerzo más; debo correr más rápido que
él y llegar a los escalones hundidos del laboratorio antes de que nos alcance. Mis
cuernos se mueven hacia delante, con las puntas mortales apuntando hacia fuera,
mientras mis instintos naturales me preparan para la lucha. La adrenalina me recorre
en oleadas febriles, levantándome las escamas de la espalda y los hombros.
—¡Ay!— Zoé ahoga un grito y me pincha en los duros bordes de las escamas de los
hombros. —Vaya. Estas cosas son como chapas de metal—
—Sólo atisbos. Parece que estás poniendo distancia entre nosotros y ella—
—Lo haré—
No hay lugar seguro en el suelo, no con esas cosas aquí. Cada fibra de mi ser grita
que lleve a mi hembra a un lugar seguro, pero es demasiado tarde para volver a mi
hogar en lo alto de los árboles. El laboratorio es mi única esperanza.
Podría usar fácilmente mis garras para escalar hasta la copa de un árbol, pero sólo
sería un escape temporal de la criatura que no puede trepar. A pesar de lo tenaces que
me han parecido estas abominaciones, simplemente nos esperaría abajo, y estar
atrapado en un árbol sin poder bajar no es una opción.
69
Con la criatura pisándome los talones, no se me escapa la ironía de nuestra única
opción, buscar refugio en el mismo laberinto de horrores donde se creó el Ziarian
alterado.
Obligo a mis piernas a bombear con más fuerza, la determinación recorre mis venas
mientras la adrenalina se dispara a través de mí. Mis músculos arden a fuego lento,
pero sigo empujando con la necesidad de poner a Zoé a salvo.
La criatura se lanza por los aires y su enorme figura choca contra mí con una fuerza
que me hace caer al suelo. Instintivamente, enrosco mi cuerpo alrededor de Zoé,
protegiendo su delicada figura mientras ruedo por el suelo del bosque antes de
ponerme en pie.
Me quito la pesada mochila de la espalda y la dejo caer al suelo. Unas patas afiladas
se extienden hacia nosotros, su longitud antinatural y sus apéndices espinosos dejan
claras las intenciones de la criatura mientras sus fauces abiertas abren una boca llena
de dientes aserrados.
—¡Lo mantendré ocupado, Zoé!— La criatura está tan cerca que siento su aliento
caliente en la cara cuando la miro a los ojos. —Busca un lugar donde esconderte—.
Espero a que sus pequeños pasos se alejen antes de lanzarme hacia delante,
clavando mi gastada espada en el abdomen de la criatura. La hoja desafilada se limita
a reflejarse en su dura piel de escamas brillantes.
Las puntas de mis cuernos podrían penetrar esa piel, pero sé que no debo atacar 70
con la cabeza. Esas garras podrían decapitarme fácilmente. La criatura gruñe y se
levanta sobre sus patas traseras para clavarme sus garras gigantes, obligándome a
retroceder unos pasos para evitar que la despedacen.
Cuesta creer que esta cosa de cuerpo ondulante y diez ojos saltones de color verde
brillante fuera una vez un macho Ziarian. Un verdadero testimonio de hasta dónde
estaba dispuesto a llegar el gobierno Ziarian para crear a sus super-guerreros.
Los golpes implacables de la criatura rasgan el aire. Esquivo otro golpe letal y mi
pulso se acelera al imaginar el delicado rostro de Zoé y su radiante sonrisa. Su
seguridad es la fuerza que me impulsa, añadiendo peso extra a cada golpe que doy.
Mi espada golpea más que corta, el metal choca contra la carne casi impenetrable,
una y otra vez hasta que la criatura retrocede, debilitada por mi implacable
enfrentamiento.
—Vamos— Me giro hacia donde está Zoé, agazapada bajo un arbusto nífito,
cogiendo la mochila. —Salgamos de aquí antes de que cambie de opinión y vuelva—
Atrapo a Zoé cuando salta a mis brazos. Sus brazos delgados y sus piernas
torneadas me envuelven en un abrazo tembloroso, y salgo corriendo más rápido de
lo que he corrido en mi vida. Sabiendo que Zoé está en peligro, puedo mantener
fácilmente este ritmo hasta que lleguemos al laboratorio.
71
***
El enorme árbol clava que marca la ubicación de los escalones hundidos está al
alcance de la mano. He estado corriendo durante un ciclo completo y he llegado al
laboratorio en un tiempo récord. Zoé no se ha quejado ni una sola vez que no nos
hayamos detenido a comer, beber o descansar. Tampoco ha aflojado su fuerte agarre
sobre mí.
Su miedo le ha dado la fuerza para aguantar mientras corro hacia un lugar seguro.
Giro la cabeza y descubro una segunda criatura que no había olido. Esta tiene largas
pinzas en lugar de las grandes garras delanteras que tenía la otra.
—El laboratorio está justo a través de estos árboles— digo, juzgando la distancia al
árbol clava. —Ya casi llegamos—
Una larga pinza se extiende para sacarme de mis pies. Mi impulso nos hace volar.
Giro en el aire, la mochila se lleva la peor parte de la caída. Siento un fuerte crujido y
sé que las provisiones que contenía han sufrido daños.
La criatura carga contra mí, y yo me lanzo hacia un lado, rodando para evitar su
mortal estocada. Pero no soy lo bastante rápido.
Las pinzas se clavan en mis escamas y las desgarran, dejando un rastro abrasador
de dolor a lo largo de mi costado. A pesar de la agonía, sigo luchando. Proteger a Zoé
es tan vital como el aliento que sale de mis pulmones.
Con un rugido, me lanzo a por la presa, empleando toda mi fuerza en una estocada
final, clavando mi espada profundamente en la carne de la criatura. La criatura se
tambalea y sus afiladas patas ceden bajo el peso de su propia muerte.
Suelto un rugido triunfal antes de que mis propias piernas cedan y me desplome
en el suelo con un gemido de dolor.
Zoé corre a mi lado, con la voz temblorosa por el miedo mientras se arrodilla a mi
lado. —¡Mordox! ¿Estás bien?—
Tengo profundos cortes en el pecho y el abdomen que arden como brasas. —Sólo
un rasguño— digo. —Trae el brazalete médico—. Señalo mi mochila, ahora rota y
aplastada.
Zoé se arrastra sobre la pesada carga, rebusca entre el desordenado contenido hasta 73
que saca un brazalete médico evidentemente agrietado e intenta asegurarlo alrededor
de mi antebrazo mientras lucho por recuperar la consciencia. Las lágrimas corren por
sus mejillas mientras lucha por mantener el brazalete médico en su sitio.
—Déjame— Tiro de mi brazo para soltarla. —Vete, antes de que vuelva la primera
criatura—
—No voy a dejarte, Mordox— Zoé intenta de nuevo cerrar el brazalete alrededor
de mi antebrazo. —Si consigo cerrar esto, te curará como me curó a mí—
—Eso es una locura, Mordox. De ninguna manera te dejaré aquí— Zoé mira
frenéticamente a su alrededor, me agarra de las muñecas e intenta arrastrarme. No
puede moverme ni un centímetro. —Te ayudaré a levantarte. Puedes apoyarte en mí
y llegaremos juntos al laboratorio—
Zoé necesita estar con sus amigas y no quedarse sola en el bosque. Incluso con lo
poco que sé de ella, sé que tiene una vena obstinada que no se dejará disuadir. Me
obligo a ponerme en pie, tambaleándome por la fuerza de mis heridas.
Ella se agacha bajo mi brazo, pasándoselo por los hombros mientras damos un paso
tambaleante en dirección a los escalones hundidos, pero no me apoyo en ella como
quiere, sabiendo que mi considerable peso la aplastará. Empujo a través de mi visión
ondulada, sin perder de vista el árbol de clava, el punto de referencia natural del
laboratorio.
Mis cuernos caen y mi cola se arrastra en el suelo tras de mí. Estoy acabado, mi 74
energía gastada, pero por su bien, intentaré acercarme lo suficiente para ver los
escalones hundidos antes de desplomarme. Debo hacerlo o me arriesgo a perder el
conocimiento y dejarla sola.
Tropiezo con las piernas temblorosas, pero sigo adelante. El dolor irradia de mis
heridas, cada paso es una lucha contra la oscuridad que amenaza con llevarme.
—Ya casi has llegado— Le doy un empujoncito en dirección a un lugar seguro justo
cuando las piernas me fallan y me desplomo en el suelo, con los pulmones agitados
en busca de aire.
Zoé se acerca a mí y me acaricia la cara con su suave mano mientras me mira con
preocupación y miedo. El dolor me araña el cuerpo mientras intento levantarme y no
lo consigo. Es inútil y vuelvo a caer al suelo.
—Vete— balbuceo.
—Quédate aquí— Zoé se levanta y chasquea la lengua. —Eso que has dicho es una
estupidez. No te duermas, Mordox. Ahora vuelvo con ayuda—
Tris regresa mientras Zoé corre hacia los escalones hundidos, mi compañera
plurshy olfatea la sangre que cubre mi pecho y abdomen. Se acurruca cerca de mí y
su pequeño cuerpo hace vibrar su melodía reconfortante.
Si Tris está aquí, significa que el peligro ha pasado. Es lo bastante lista como para
esconderse en la copa del bosque cuando esas criaturas se acercan. Así que cierro los
ojos y me entrego a la oscuridad.
75
CAPÍTULO OCHO
Zoé
76
Corro hacia los escalones hundidos presa del pánico y me detengo en seco. Una
pequeña nave espacial está aparcada a un lado. En la parte superior se han levantado
unos extraños paneles como si quisieran captar la luz del sol. Es una señal tan buena
como cualquier otra de que están aquí.
Prácticamente bajo los escalones de un salto y me meto por el enorme agujero que
han abierto en las puertas dobles para toparme con una puerta cerrada sin picaporte
ni pomo. El corazón me retumba en el pecho al toparme con la barrera, sabiendo que
Mordox necesita ayuda desesperadamente. La vitalidad de sus escamas turquesas ha
empezado a desvanecerse hasta convertirse en un blanco espantoso, lo que hace
evidente la gravedad de su estado.
El miedo me invade al saber que su vida pende de un hilo y que, sin el uso de un
brazalete médico, existe la posibilidad de que se vaya para siempre.
Puede que me haya alejado de mis amigas, pero me ha traído de vuelta después de
curarme y mantenerme a salvo. Es mi turno de devolverle el favor.
Aprieto el oído contra la puerta, tratando de oír cualquier señal de vida más allá de
la barrera, pero sólo encuentro silencio, mis pesadas respiraciones resonando de
forma antinatural en el vacío.
A pesar de la presencia de la nave, la quietud es tan profunda que me preocupa que
hayamos venido hasta aquí para nada. ¿Y si Mordox tiene razón sobre los mineros
desaparecidos? ¿Y si los convirtieron en criaturas y aún están dentro del laboratorio?
¿Y si Drax y las chicas se toparon con ellos y huyeron, o si las criaturas los mataron a
77
todos?
—Hola, pequeña— le acaricio la cabeza con una mano temblorosa. —Has vuelto.
¿Te encuentras bien? ¿Te asustaron esos bichos gigantes tanto como a mí?—
Las débiles voces en la distancia deben ser mi imaginación. Sé que son ilusiones.
Pero a medida que se hacen más fuertes y más claras, sé que tienen que ser reales.
—¡Darcy!— grito, emocionada y aliviada más allá de las palabras al verla, pero mi
desesperación por salvar a Mordox anula mi reencuentro. —Necesito tu ayuda— 78
Darcy corre hacia mí con Rooke persiguiéndola, con una feroz determinación
brillando en sus ojos oscuros. Se detiene ante mí y sus manos tiemblan al acercarlas a
mi cara. Su intensa mirada no vacila mientras me observa.
—¿Mordox?— Rooke se pone rígido, levanta la nariz al aire y sé que está intentando
captar el olor de Mordox.
Sus escamas se levantan sobre sus hombros y bajan por su espalda. Sus cuernos se
inclinan hacia delante mientras se prepara para la batalla.
—Me salvó la vida— lo defiendo, no me gusta cómo está yendo esto. —Ahora tengo
que salvar la suya. Por favor, Darcy. Ayúdame—
—Zoé, Mordox te tomó cautiva. Te robó delante de mis narices. No puedes estar
hablando en serio ahora— Darcy me coge por el codo y empieza a dirigirme hacia los
escalones hundidos como si fuera una niña. —¿Te has golpeado la cabeza o algo? No
estás pensando con claridad—
—De acuerdo, Zoé— Darcy levanta las palmas en señal de rendición. —¿Dónde
está?—
—No lo diré. No hasta que esos machos prometan no hacer daño a Mordox—
Drax se vuelve hacia los dos machos que tiene detrás y luego hacia Rooke. Cada
uno asiente a regañadientes con la cabeza.
Suelto el aliento que estoy conteniendo y señalo detrás de mí. —Está por aquí—
—El brazalete médico que tenemos está roto. Necesita uno que funcione, rápido—
recalco.
—¿Qué le ha hecho esto?— Darcy jadea.
—Dos de esas criaturas insectoides nos atacaron— digo y señalo en la dirección por
donde vinimos. —Mordox mató a uno allí atrás. El otro huyó—.
80
—Después de que lo metamos dentro, volveremos a salir y echaremos un vistazo—
dice Drax, dejándose caer en cuclillas junto a Mordox e indicando a los otros tres
machos que hagan lo mismo. —Es enorme. Necesitaremos a los cuatro para levantar
y cargar su pesado trasero—
Tris salta sobre mi hombro mientras los cuatro Ziarian levantan a Mordox del suelo
como uno solo. Se me revuelve el estómago al ver su poderoso cuerpo inerte en sus
brazos. Gruñe de dolor, pero no se despierta, y eso es lo que más me preocupa.
Un charco azul queda en el suelo donde yacía. Ha perdido mucha sangre. La idea
de perderlo para siempre me aterra. Se ha convertido en alguien importante para mí
en tan poco tiempo. Si no sobrevive, sé que nunca lo superaré.
—No puedes llevar a esa criatura salvaje dentro del laboratorio— dice Drax,
señalando con la barbilla a Tris, que se acobarda bajo mi pelo, usándolo como una
cortina tras la que esconderse.
—¿Has visto lo que salió de ese laboratorio? ¿Qué puede haber aún dentro? Y no
me refiero a Gruxt— siseo, levantando las manos como pinzas de langosta. —Hablo
de esas criaturas insectoides gigantes con enormes pinzas delanteras como con las que
Mordox acaba de luchar. Como el que mató—
—¿Qué es lo que podría estar aún dentro del laboratorio?— el varón de pelo
azulado me barre de pies a cabeza con mirada alarmada mientras nos dirigimos hacia
los escalones hundidos, y luego vuelve a mirar a Drax. —¿Crees que está hablando de
esa cosa que vimos en el lado oscuro? ¿La cosa con el trozo de material blanco clavado
en su garra que muy probablemente procedía de su vestido?—
—Sí que salió de mi vestido— Me pico el dobladillo hecho jirones. —Mordox luchó
contra eso hace un día mientras corríamos para llegar aquí— 81
—¿Cómo sabes lo que salió del laboratorio, Zoé?— Darcy pregunta, alisando con
cuidado las yemas de sus dedos sobre la cabeza borrosa de Tris. La pequeña plurshy
se queda dónde está, acurrucada en el pliegue de mi cuello, pero no retrocede ante el
toque de Darcy.
—He registrado el laboratorio, Zoé, no hay nada que viva ahí abajo excepto
nosotros— me asegura Drax. —Puedo dar cuenta de nueve de los mineros. Están
muertos y dentro de una sala de contención detrás de 15 centímetros de blindaje
transparente—.
—Están contenidos, Slye— Rooke entorna unos ojos brillantes y rubí. —Drax me
mostró dónde están. No pasa nada. No seas cabrón—
—¡Contenidos dentro de una tumba transparente ahí abajo con nosotros!— brama
el que se llama Slye. —¿Cómo puede eso estar bien?—
—Bueno, aún queda uno— digo, ignorando a Slye. Los muertos no son peligrosos,
así que no me preocupan. —¿Dónde está? ¿Vivo, escondido en algún lugar dentro del
laboratorio?—
—He encontrado varios restos de machos por el bosque, pero no de todos— dice
Rooke.
—Mordox dijo que Gruxt mató a ocho de los doce condenados antes de perder sus
rastros— aporto, mientras llegamos a lo alto de los escalones hundidos. —¿Seguro
que has mirado en todas partes, Drax?—
—Estoy seguro— promete Drax. —No dejaría a Stacy ahí abajo si no estuviera
seguro de que es seguro—
La conversación hace una larga pausa mientras nos dirigimos al interior del
laboratorio. Tengo miedo de entrar por la criatura insecto que Mordox cree que aún
podría estar dentro, pero estos hombres y las chicas han estado aquí abajo por un
tiempo.
Drax utiliza un extraño dispositivo cuadrado para deslizar el dedo sobre el teclado
que creía muerto. Parpadea una vez y la puerta que golpeé antes se abre. Después de
un viaje por unas escaleras de caracol, a través de muchas puertas e interminables
pasillos estrechos, parece que nunca llegaremos al final cuando Drax escanea otro
teclado y abre una puerta a un pasillo mucho más ancho.
—¿Ya han vuelto? ¡Mierda!— Oigo jadear a Tasha en cuanto la atravesamos. —¿Ese
es Mordox?—
—¿Está Zoé con ellos?— El inglés de Romy, con un fuerte acento alemán, está
cargado de esperanza. Me pongo de puntillas para esquivar la montaña de hombres
que llevan a Mordox delante de mí, pero me impiden ver.
—Drax, ¿qué está pasando?— Oigo a Stacy. Su tono está lleno de preocupación. 83
Darcy me pasa un brazo por los hombros y bordeamos la procesión de machos que
llevan a Mordox. Las chicas están todas reunidas frente a una puerta abierta, con los
ojos muy abiertos de preocupación hasta que me ven.
—¡Zoé! Oh, Dios mío— Stacy se abalanza sobre mí y me abraza con tanta fuerza
que me deja sin aliento. Tris suelta un pequeño chillido de sorpresa. —¡Oh! ¿Qué es
eso? Parece un mogwai de esa vieja película Gremlins—
—Se llama Tris y es un plurshy— digo, emocionada de volver a ver por fin a mis
amigas. —Me alegro mucho de qué estén todas bien. Estaba muy preocupada—
—¿Estabas preocupada?— Tasha cojea sobre un tubo curvado que usa como bastón
para unirse a nosotros. —Pensábamos que Mordox te había hecho algo horrible—
—No— Sacudo la cabeza con vehemencia, irritada de que todos piensen tan mal de
él. —Me curó, me dio de comer su sopa de pollo Mayme y me mantuvo a salvo—
Mi arrebato levanta muchas cejas, pero no me importa. Las chicas son como
hermanas para mí, pero ahora mismo estoy cabreada por cómo se está maltratando a 84
Mordox.
—Miren, todos. Mordox no es quien creen que es— empiezo, con tantas ganas de
que todos vean a Mordox a través de mis ojos. —Una vez fue un Lita Comtra. Uno
que escuchó algo que hizo que lo enviaran aquí. Es inocente—
6
Pueden bloquear los receptores hormonales de las células. En el libro se utiliza como cobertura contra los escáneres
de firma energética para pasar desapercibidos.
—Te quiero como a una hermana, Darcy, y a ustedes también, Romy y Tasha, pero
si no dejan de tratarme como a una bebé, juro que... Voy a... No sé lo que haré, pero a
ninguna de ustedes les gustará— grité, cada vez más nerviosa y cabreada.
—No quiero sonar así, sólo me alivia que estés de vuelta y de una pieza— Darcy 85
me coge por los hombros. —Sólo queremos protegerte—
—¡Era un héroe de guerra!— le grito a Drax, haciendo que Tris salte de mí hombro
y se esconda bajo el brazo de Mordox. —Un Lita Comtra para ser exactos—
—Me habló de ti, Drax—. Cruzo los brazos y enderezo la columna, dispuesta a
defender a mi macho. —Dijo que eras un ciber terrorista a sueldo. ¿Lo niegas?—
Los ojos amarillos de Drax se entrecierran y su boca se tensa en una línea sombría.
—Dijo que te pillaron descargando unos archivos restringidos, y que esos archivos
eran sobre este lugar— Hago un gesto.
—Me pillaron intentando descargar archivos restringidos del ordenador central del
Gobernador— aclara Drax con un gruñido desagradable. —No tuve éxito. Lo que hice
no tiene nada que ver con Mordox—
—Oh, sí que tiene que ver— replico. —La razón por la que fue arrestado y enviado
a Zune no fue porque matara a un montón de gente. Fue porque escuchó una
conversación sobre la verdadera razón por la que se construyó esta prisión remota y
para qué los trajeron a todos aquí, y no era la minería. Era para experimentar y crear
super guerreros para igualar las probabilidades de que vuestro planeta no perdiera
una guerra pendiente con los Crix—
—Eso no significa que no matara a toda esa gente, Bruke— Drax dirige una mirada
incrédula al tal Bruke.
—¿No has escuchado lo que acabo de decir, Drax?— herví. —Mordox descubrió la
verdad sobre lo que estaba pasando aquí, y para asegurarse de que no se lo contara a
nadie, mintieron sobre crímenes que nunca cometió y lo enviaron aquí. Por eso lo
mantuvieron incomunicado, no porque fuera un asesino peligroso, sino para que no
contara a nadie lo que sabía—
Dirijo la mano al pirata espacial de pelo rojo. —Es obvio que ahora confías en Rooke
cuando dijiste que era peligroso, o no estaría aquí abajo con nosotros. ¿Por qué no le
das una oportunidad a Mordox?—
—Bueno, mataste a ese macho— dice Bruke con los labios fruncidos.
—En defensa propia, y fue un accidente— Rooke pone las manos en las caderas. —
No tenía intención de apretar el gatillo—
—¿No es esto una luna de prisión?— Señalo lo obvio. —¿Y todos ustedes están aquí
porque cometieron algún tipo de delito? Todos excepto Mordox—
—Sólo digo que quizá deberíamos darle una oportunidad al macho— Bruke inclina
la cabeza hacia Mordox. —Si tenemos que luchar contra esas criaturas o incluso contra
los reclusos que siguen sueltos, tener a un Lita Comtra de nuestro lado sería
ventajoso—
87
Drax niega con la cabeza, aún no convencido.
—Lo que sea— Corto mi mano en el aire. —Mordox dijo que la mierda que
hackeaste eran los planos de este laboratorio y para qué se iba a usar—
—Tiene un procesador central que puede conectarse con la red universal— dice
Drax. —Es decir, si todavía está allí, y eso es un gran si ya que dejé la maldita puerta
de privacidad sin llave de mi vaina de celda cuando me fui con Stacy—
—La puerta está cerrada— Todos los ojos giran hacia Rooke. —Me aseguré de
cerrarla después de robar todos los objetos útiles. Dejé la computadora porque no
pude pasar tu contraseña biométrica—
—Primero, tenemos que traer de vuelta el cuerpo de la criatura insectoide que mató
Mordox— añade Drax.
—¿Por qué coño íbamos a traer esa mierda de vuelta a dónde dormimos?— Slye
retrocede.
—Para poder estudiarla— dice Rooke. —Averiguar sus puntos débiles para saber
cómo matar a los demás—
—No nos olvidemos de los prisioneros que siguen en libertad— interviene Slye. —
No tenemos armas para defendernos—
—Tenemos que preocuparnos más por las criaturas del laboratorio. Si vinieron tan
cerca del laboratorio, no son totalmente nocturnas como pensamos al principio— dice
Rooke. —La que vimos en el lado oscuro, la que le arrancó un trozo del vestido a Zoé,
siguió a Mordox—
—No pudo olerlos hasta que estuvieron justo encima de nosotros— les digo y me
estremezco. —El que mató estaba cubierto de una sustancia aceitosa. No sé si eso es
importante o no. Simplemente tenía un aspecto raro y aterrador—
—Tienes algo que pertenece a Mordox— le digo a Rooke cuando empieza a salir de
la habitación y le tiendo la mano. —Me llevaré la muñequera—
89
Rooke se me queda mirando largo rato. Por un momento, no creo que vaya a ceder,
pero entonces se mete la mano en el bolsillo y me devuelve la pulsera mientras Darcy
se le acerca. Mis ojos oscilan entre los dos, que obviamente son pareja.
Los hombres salen en fila al pasillo, charlando entre ellos mientras hacen planes
para recuperar a la criatura y su viaje a la prisión para conseguir el ordenador de Drax
mientras las chicas se quedan atrás. Drax y Rooke permanecen cerca de la puerta, con
la mirada fija en Stacy y Darcy.
—Vamos, Zoé— Darcy sonríe y me coge de la mano. —Seguro que tienes hambre.
Probablemente también quieras una ducha—
—Me quedo con Mordox hasta que se despierte— Aprieto su mano y la sujeto a la
mía. —Yo y Tris. Así que, si puedo tener algunas bayas frescas y fruta para ella y
raciones y agua para mí, estaré lista—
—Sí. ¡Mío!— No sé cuándo me he vuelto tan posesiva con Mordox, pero lo soy, y
estoy dispuesta a luchar por quedarme con él hasta que se recupere. —De ninguna
manera lo dejaré aquí solo—
Las chicas se aglomeran a mi alrededor. Retrocedo hasta que mi trasero toca el
borde de la cama de Mordox y recojo su mano, mucho más grande, entre las mías. Me
agarro a él con ambas manos, temiendo que intenten obligarme a marcharme.
—¿Quién eres y qué has hecho con Zoé?— Romy sonríe, pero hay una seriedad 90
subyacente en su tono.
—Debe ser una buena polla— murmura Tasha, mi cara se calienta por su
comentario.
—Para ti es fácil decirlo— resopla Tasha. —Te la están metiendo con regularidad.
Mientras tanto, tu compañero me bloquea la polla en cada oportunidad—
—Drax no confía completamente en Slye todavía— susurra Stacy. —Él sólo está
tratando de mirar por ti. Siente que es su responsabilidad mantenernos a todas a
salvo—
—Zoé, veo que te cae bien, pero ¿qué sabes realmente de él?— Stacy me mira con
ojos preocupados.
—Más o menos lo mismo que sabías de Drax antes de decidir confiar en él— replico.
—Vamos, Darcy— le respondo. —Es obvio que estás con Rooke. ¿Cuánto tiempo
pasó hasta que empezaste a confiar en él?—
Cuando la puerta se cierra tras ellas, respiro hondo y miro a Mordox. Puede que
sea peligroso, pero no lo es para mí, y también es mío, y estoy decidida a asegurarme
de que esté a salvo hasta que despierte.
Aun así, mi visión vacila por la presión caliente de las lágrimas. —Parece que sólo
quedamos nosotros. Tú, Tris y yo. Una pequeña familia feliz—.
Trago saliva, dándome cuenta de lo que acabo de decir. Le quito el pelo de la cara
a Mordox y me fijo en la sangre y la suciedad de su cuerpo. Busco algo en la habitación
para limpiarlo. Hay lo que Mordox había llamado un sistema sanitario en el otro
extremo de la habitación.
Tris baja de un salto de donde estaba encaramada en lo alto del armario y vuelve a
su lugar favorito, sobre mi hombro.
—Se pondrá bien, Tris— espero. —Mordox es demasiado fuerte para morir—
CAPÍTULO NUEVE
Mordox
93
—¡Zoé!— grito, con la voz llena de pánico mientras lucho por protegerla de las criaturas de
pesadilla que pululan a nuestro alrededor. Respiramos entrecortadamente, el aire húmedo nos
asfixia, mientras las sombras del bosque parecen acercarse y amenazan con tragarnos.
La adrenalina que corre por mis venas me da la fuerza que necesito para luchar contra las
monstruosas creaciones que salen de los escalones hundidos del laboratorio. Su número
aparentemente interminable llena el espacio que nos rodea como un mar retorcido de garras y
dientes.
Zoé se aferra a mí, su cuerpo tembloroso sólo intensifica mi protección. Mis cuernos se
enderezan, con sus mortíferas puntas hacia fuera, preparados y listos para la batalla, al igual
que la armadura natural de mis escamas, erguidas para desviar los golpes que sé que se
avecinan.
El grito de Zoé resuena en mis oídos cuando una y otra criatura se abalanzan sobre nosotros.
Giro mi espada en un amplio arco, preparándome para el impacto...
—Por aquí— responde suavemente. El alivio inunda mis sentidos, pero no aplaca
la certeza de que el peligro puede seguir acechando en mi interior.
—Darcy, Drax y los otros machos nos ayudaron— explica Zoé, acercándose a mi
cama. Sus dedos acarician suavemente las escamas que cubren mi hombro. —Te
llevaron dentro del laboratorio hasta la bahía médica y te curaron con un brazalete
médico. Tris también está aquí—
—Gracias— estoy agradecido por su ayuda tanto como por Zoé cuidando de Tris.
—Por supuesto— murmura Zoé, inclinándose para darme un suave beso en la
frente. —No te dejaría atrás, Mordox. Jamás—
—Apuesto a que tienes hambre y sed— dice Zoé, alejándose demasiado pronto, y
siento la pérdida de su presencia con demasiada intensidad.
Compruebo las luces del brazalete médico. Son de un blanco constante, lo que me
indica que estoy completamente curado. Me incorporo despacio y me miro el cuerpo,
donde la carne nueva cubre los cortes dejados por las garras de la criatura.
—¿Te portaste bien con Zoé?— La rasco bajo la barbilla y hace vibrar su canción
especial para cuando se siente feliz y segura.
—Claro que lo hizo— Zoé vuelve con la bolsa de raciones de Tris casi vacía de fruta
fresca, una piel de agua y raciones de alope seco para mí.
—Tris se quedará sin comida pronto— digo, fijándome en mi mochila, rota y sucia,
apoyada contra la pared.
—Me aseguraré de que no sea así— dice Zoé, con voz grave y autoritaria. —Le diré
a alguien que salga a buscarle más—
—Sí—
—Drax dijo que encontró nueve cadáveres en una habitación sellada. Le hablé de
los que has matado y del que se escapó, también del tercero que sigue ahí fuera, en
algún lugar, suelto— me dice Zoé. —La última vez que Darcy vino de visita, dijo que
Drax y Rooke encontraron y trajeron al que mataste de camino aquí. Lo han estado
estudiando, buscando puntos débiles para cuando vayan a por los otros—
Hago rápidamente las cuentas en mi cabeza. —Eso aún deja uno en paradero
desconocido—
—Sí, así es, y eso es lo que les dije. Drax jura que registró todas las habitaciones de
aquí abajo y no encontró nada—
—No estaré convencido de eso hasta que registre este lugar por mí mismo. No voy
a correr ningún riesgo con tu seguridad—
—Podríamos estar aquí por un tiempo— Zoé hace una mueca. —Drax está siendo
el más difícil de convencer de tu inocencia. Parece ser el más terco de los cuatro
Ziarian—
—Porque amenacé con huir si no te ayudaban. Hice prometer a todos los machos
que no te harían daño—
Zoé jadea, con las palmas de las manos apoyadas en las pesadas almohadillas de
mis pectorales. —Parece que has recuperado las fuerzas—
Me río entre dientes y me pongo serio cuando se me ocurre algo. —¿Sólo has
comido las raciones que empacamos?— Gruño. —¿Nadie te ha traído comida fresca
para comer?—
—Lo han hecho— ríe ella, acariciándome las escamas del pecho y calmando la
respiración de mis pulmones. —Estamos en mitad de la noche. Al menos, eso creo. Es
difícil saberlo sin relojes. Darcy y las otras chicas me traen comida y rellenan la piel
de agua tres veces al día. Me han invitado a ir con ellas, pero me niego a dejarte aquí
solo—
Cierro los ojos y saboreo la sensación de tenerla entre mis brazos. —Gracias por
cuidarme mientras me curaba—
La conexión que siento por ella surge, un ancla en la tormenta de mis pensamientos
desenfrenados. No puedo permitir que le ocurra nada. Me estremezco, apartando lo
impensable. Llevo tanto tiempo solo que no puedo imaginarme volver al vacío de mi
hogar en lo alto de los árboles sin ella.
—Bien— miento, no queriendo cargarla con mis miedos. —Sólo estoy cansado—
—Debería dejarte descansar— Zoé intenta zafarse de mis brazos, pero la sujeto con
fuerza.
La satisfacción que se apodera de mis huesos se calienta cuanto más aprieta su dulce
cuerpo contra el mío. Las costuras de mis pantalones se tensan mientras mi polla se
engrosa con la promesa del placer que pronto llegará. Me duelen los cuernos cuando
las puntas mortales se desplazan hacia la nuca, preparándome para el beso sagrado
que todos los machos Ziarian regalan a sus elegidas.
—¿Qué haces, Mordox?— Zoé se pone rígida, pero aprieta la curva de su trasero
contra mi miembro hinchado.
—No soy un hombre, Lula— Con mis garras retiradas, deslizo mi mano entre sus
muslos, acariciando su lecho resbaladizo.
—Abre para mí, lula— Mis dedos presionan contra su núcleo. —Déjame entrar.
Permíteme darte placer—
Zoé coloca su mano sobre la mía. —Nunca he hecho nada como esto antes. Nadie
me ha tocado nunca...— Sus palabras se disuelven en un pequeño gemido cuando
encuentro y acaricio su protuberancia oculta entre los pétalos empapados de su
fragante sexo.
—No estoy segura, Mordox— Zoé se arquea contra mí a pesar de lo que sale de sus
labios entreabiertos. —De estar preparada para esto. Para ti—
—Pararé cuando me digas— Sus muslos se separan, pero solo un poco. Lo
suficiente para que la yema de mi dedo abra sus suculentos pliegues y se deslice por
su resbaladiza excitación.
Lanza un grito ahogado, pero no me detiene, sólo mantiene su mano sobre la mía 100
mientras acaricio la entrada a su núcleo caliente, girando alrededor de su pequeño
capullo antes de hundir la punta de mi dedo entre sus labios íntimos. Abre un poco
más los muslos para dejar sitio a mi mano, y mi dedo presiona dentro del calor más
apretado que jamás he conocido.
Maldigo para mis adentros mientras mi mente se pierde en una niebla de lujuria
que me consume hasta tal punto que me olvido de ir despacio y empiezo a bombear
dentro de su acogedora raja. La respiración de Zoé se vuelve errática, su mano se
aferra a la mía, pero no para soltarme, sino para mantenerme en mi sitio.
—Encuentra tu placer, lula— le susurro al oído mientras aprieto más fuerte, más
rápido. —Encuentra tu liberación—
101
CAPÍTULO DIEZ
Zoé
102
Mordox había hecho algo que nunca había permitido a nadie. Algo con lo que
nunca me sentí lo bastante cómoda ni tuve la suficiente confianza en otro como para
permitirlo. Era a la vez extraño y maravilloso.
Mordox se desliza hasta los pies de la cama. Sus dedos se detienen en mi piel,
recorriendo las curvas y los valles de mi cuerpo con una ternura que nunca había
conocido. Sus cuernos, normalmente curvados a los lados de la cabeza, se enroscan
ahora hacia atrás, con las puntas mortales apuntando hacia dentro, a lo largo de la
nuca. Su aroma picante es ahora fuerte, más intenso, saturando el aire. Me penetra en
la nariz hasta que sólo puedo olerlo a él.
Su sonrisa lujuriosa se vuelve traviesa y sus manos se mueven para tocarme las
nalgas. Antes de que me dé cuenta de su intención, me arrastra hasta los pies de la
cama y me coloca las rodillas sobre sus enormes hombros. Las pesadas escamas que
cubren sus hombros y su espalda son aterciopeladas contra la delicada carne de detrás
de mis rodillas.
—¿Qué haces?— jadeo. Tengo los muslos abiertos y su cara a escasos centímetros
de mi coño. Si no siguiera flotando por el subidón de los mejores orgasmos de mi vida,
me moriría de vergüenza.
—Preparándome para regalarte el beso sagrado— Inhala profundamente mi carne
más íntima y gime. —Absolutamente delicioso—
—¿Un beso sagrado?— Exhalo. Tengo una vaga idea de sus intenciones, pero como
nunca he practicado sexo oral, no sé qué esperar. 103
Abierta ante él, soy una comida esperando a ser devorada. Mi coño está húmedo
por mis recientes orgasmos y se humedece aún más cuando me penetra con su mirada
hambrienta.
—No estoy segura de saber qué es eso— contengo un jadeo y me agito cuando la
punta de su dedo se desliza por mis pliegues.
Miro hacia abajo y veo un macho bestial entre mis muslos delgados y pálidos. El
vestido me llega hasta la cintura y mi coño está a la vista. Mis muslos se abren sin
remordimientos, desesperados por lo que él pueda darme.
—Sí— gimo con una urgencia cegadora de que vuelva a tocarme. Confío en
Mordox. Confío en que no me hará daño. Su cola se enrosca alrededor de mi
pantorrilla como si quisiera sujetarme, y la punta peluda me hace cosquillas en el
tobillo.
Nunca soñé que una boca pudiera sentirse así. La lengua de Mordox es como una
varita mágica que provoca sensaciones de placer que nunca creí posibles. Lame,
chupa y pellizca mis puntos más sensibles hasta que casi deliro.
—Un beso sagrado, ¿eh?— Me lamo los labios secos, todavía agitados por las
punzadas de las secuelas.
—Un regalo especial que un macho hace a su hembra elegida— Mordox trepa por
mi cuerpo hasta acomodarse entre mis muslos abiertos.
—Ya has dicho eso antes. ¿Por qué soy tan especial?—
105
Los ojos de Mordox brillan como esmeraldas reflejando el fuego mientras me mira.
—Todo. Desde el primer momento en que mis ojos te vieron, tu belleza etérea me
cautivó. Tan tímida y retacada, y sin embargo tu alma alberga la fuerza de una docena
de guerreros. Eres única. Todo en ti es especial para mí—
Sus labios rozan los míos con reverencia mientras habla, su voz profunda vibra en
mí como una corriente eléctrica. Me derrito en su interior, sintiéndome segura y
querida por primera vez en mi vida. Querida y cuidada, envuelta en la fuerza de sus
brazos.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? Apenas nos conocemos— digo, queriendo
disipar cualquier duda sobre la conexión que siento entre nosotros.
—Sin embargo, sé mucho de ti, Lula. Eres leal a las personas que más te importan.
Enfrentaste los peligros del bosque de frente para asegurarte de que tus amigos
estuvieran a salvo—
—No voy a ninguna parte, Lula. Aunque podamos dejar Zune y formar un hogar
en otro lugar, siempre estaré contigo—
Reflexiono sobre sus palabras, reviviendo su singular determinación de protegerme
de Gruxt y luego alejarme para garantizar mi seguridad de la incertidumbre del
laboratorio. Me mantuvo a salvo y me curó, y luego luchó para protegerme, dos veces,
de las criaturas insectoides con su vida. En ese corto tiempo, ha demostrado ser la
106
única fuerza estable en mi vida. Un protector inquebrantable dispuesto a dar su vida
por la mía.
—Lo sé— digo con una certeza inquebrantable. —Creo que lo harás—
Mordox ladea la cabeza de esa forma tan entrañable que tiene cuando el traductor
que lleva conectado al oído no acaba de entender el significado de las palabras
humanas.
—En la Tierra, el matrimonio es entre dos personas que quieren pasar el resto de
sus vidas juntas— le explico, omitiendo a propósito la parte del amor.
El calor que siento en la boca del estómago se parece más a las mariposas que
delatan un flechazo, aunque eso no explica la oleada de emociones que me llenan el
corazón. Parece demasiado pronto para profesar amor, aunque lo que siento indique
lo contrario.
Si le digo esas tres palabritas, ¿me las responderá? ¿Y si no lo hace? ¿Y si los Ziarian
no se enamoran? ¿Y si sólo reclaman una pareja y esa es su forma de profesar amor?
¿Digo las palabras y posiblemente arruino este momento? ¿Arruinar el floreciente
vínculo que siento que se hace más fuerte entre nosotros? ¿O me agarro al salvavidas
de estabilidad que me está tendiendo?
Mordox me sonríe. —Sí—
—Sí. Al pedirte que seas mi compañera, te estoy pidiendo que te cases conmigo.
107
Que pasemos el resto de nuestras vidas juntos—
Mis labios se entreabren, tantos —y si...— sin respuesta. Ambos estamos al borde
de una situación inestable, flotando en el limbo, ninguno de los dos es bienvenido en
sus respectivos mundos de origen. Huérfanos en un Universo implacable.
Ya no estamos en la Tierra, aquí nada vale. Cuando miro las cosas con una nueva
perspectiva, me doy cuenta de que mi hogar no es un lugar, sino una persona.
Sus grandes manos me enmarcan la cara mientras me devuelve el beso con una
pasión feroz a la altura de la mía. Me aferro a él, sintiendo cómo el calor de nuestro
deseo se mezcla y enciende algo nuevo y poderoso entre nosotros.
Mordox se separa del beso para despojarme cuidadosamente del vestido. Mis
manos cubren mi desnudez, poco acostumbrada a exponerme a la mirada del sexo
opuesto. Estaba justo entre mis muslos, su boca y su lengua se familiarizaban
íntimamente con mi coño, pero la ráfaga de aire contra mi piel provoca timidez. No
llevar nada me deja vulnerable y expuesta de una forma a la que no estoy
acostumbrada.
Alargo la mano y le recorro los labios con el dedo, queriendo memorizar cada curva 108
y cada ángulo de su rostro alienígena. Se inclina hacia mí con los ojos cerrados, como
si estuviera saboreando la sensación de sentirme contra él.
—Estoy lista— repito esta vez con más convicción, apartando cualquier duda o
temor persistente que pudiera interponerse entre nosotros.
Mordox chupa y lame mis duros picos, provocándome con cuidadosos mordiscos
de sus colmillos hasta que me retuerzo bajo él. Sus manos no dejan de tocarme y
recorrerme, explorando cada curva y contorno de mi cuerpo. Cada roce hambriento
me produce una oleada de placer que va creciendo hasta alcanzar una intensidad que
me deja sin aliento.
Mordox me mira desde donde rodea mi pico con su lengua, con un deseo apenas
contenido. Cada remolino de su lengua, cada toque talentoso, me acercan más y más
al límite hasta que me duele el coño, llorando por la cresta caliente que me oprime el
muslo.
Mordox levanta la cabeza cornuda para mirarme. Sus ojos verdes brillan con pasión
y una suavidad que me atrae. Cuando suelta su erección, miro hacia abajo, curiosa 109
por saber en qué me he metido, o más bien qué se está preparando para meterse en
mí.
No es que haya visto pollas en persona, pero la de Mordox es tan alienígena que
me excita aún más. Su miembro está cubierto de un fino e intrincado patrón de
escamas azul real. Unas crestas recorren su longitud como una espina dorsal,
estrechándose hasta una base más grande que parece hincharse cuanto más lo miro.
La punta opaca del bulbo brilla con un fluido viscoso, nacarado y cremoso. Una
visión hipnotizadora, intimidante y tentadora a la vez. El saco ceñido a su cuerpo es
pesado, lleno y maduro con lo que se derrama del extremo de su polla en perezosas
gotas.
Pero nunca llega. Mordox se mantiene quieto, sus dedos acarician con pericia mi
carne estirada alrededor de su circunferencia y engatusan mi bulbo hinchado hacia
otra dichosa liberación.
Sus ojos no se apartan de los míos mientras me penetra. El placer de sus suaves
embestidas enciende un fuego en mi vientre hasta que el ansia de liberación alcanza
un nivel insoportable.
Mordox me deja sólo el tiempo suficiente para levantar mi vestido de donde cayó
al suelo en su prisa por desnudarme. Se lo quito y me lo pongo por encima de la
cabeza mientras él se abrocha los pantalones.
En este momento, en esta luna alienígena, con Tris acurrucada contra mí, somos algo
más que individuos de mundos diferentes: somos una familia.
CAPÍTULO ONCE
Zoé
113
—Te preguntaría cómo has dormido, pero tu cara —o— post-orgásmica me dice
que no estabas durmiendo— Tasha entra cojeando seguida de Darcy, Stacy y Romy,
que lleva una bandeja de comida. —Hemos traído el desayuno—
Mordox y yo nos incorporamos. Menos mal que nos hemos vestido después de
nuestro interludio romántico. No puedo imaginarme la mortificación que supondría
vernos desnudos ante nuestros huéspedes no invitados. Siento la tentación de girarme
y esconder la cara entre las montañas de su pecho musculoso, pero no lo hago. Me
aclaro la garganta, dedicándole a Tasha una sonrisa tensa. —Estábamos dormidos.
Nos acabas de despertar—
—Culpa mía— sonríe Tasha. —Me disculparía, pero estoy tan gelatinosa ahora
mismo que simplemente no puedo obligarme a hacerlo—
7
La ortiga es una hierba cuyo contacto con la piel produce escozor y ronchas; ha sido empleada ancestralmente
para aplicar la sanción a la persona que se considera causante de un conflicto.
—No le hagas pasar un mal rato a Zoé, Tasha, sólo porque estás malhumorada—
se queja Stacy.
—Eso es fácil de decir para ti— la pelirroja se apoya en el palo curvo que ha estado
usando como bastón. —A diferencia de algunas de nosotras, tú echas un polvo con 114
regularidad. Quizá no estaría tan gruñona si controlaras a tu novio bloqueador de
pollas—
—Slye sólo quiere una cosa— Romy pone los ojos en blanco y deja la bandeja de
comida sobre la encimera.
—Él y yo tenemos eso en común— comenta Tasha con fuerza y luego dirige una
mirada acalorada a Drax mientras llena la puerta. —Hablando del bloqueador de
pollas—
—Es bueno ver que estás completamente curado, Mordox— Drax entra y recibe la
mirada de Tasha con una expresión exasperada. Los otros tres machos esperan justo
al otro lado de la puerta, y de un latido a otro, nuestro íntimo nido de amor se llena
demasiado.
—Tenías razón—. Drax le entrega a Mordox una tableta. —Hay una puerta oculta
dentro del almacén de al lado con más zonas de atrapamiento que llevan a aún más
habitaciones—
Mordox coge la tableta y estudia el mapa que se muestra. Sus escamas se ondulan
sobre sus hombros y bajan por su espalda. —Entonces, ¿hay alguna posibilidad de
que el último minero, o la criatura en la que se ha convertido, siga aquí abajo con
nosotros?—
—No hay un nosotros en lo que a ti respecta— Drax levanta una mano. —Aún no se
ha decidido si se puede confiar en ti—
—Creía que acababan de enrollarse— oigo susurrar a Stacy. —No pensé que habían
llegado hasta el final—
Romy maldice en alemán en voz baja, pero Tasha es la única que está de mi lado.
La única de mis amigas que no tiene nada negativo que decir.
—Todos saben que soy una mujer adulta, ¿verdad?— Me doy la vuelta, harta de
que me vean como a una niña. —Miren. Sé que soy tímida y que parezco más joven
de lo que soy, pero tengo dieciocho años—
—Sólo estamos preocupadas por ti, Zoé— Darcy trata de alisar mis plumas
erizadas. —Eso es todo—
—Si nos encontramos con una de esas cosas que están deambulando en el bosque,
tenemos más posibilidades de no morir con un Lita Comtra a nuestras espaldas— dice
Rooke, entrando en la sala para colocarse junto a Drax.
—No masacré a toda esa gente como decían. Descubrí algo que no debía, igual que
tú. ¿Creías que ibas a cumplir tu condena aquí y que te devolverían a Ziaria?—
Mordox suelta una carcajada áspera. —Ninguno de nosotros iba a volver a casa.
Éramos sujetos de un experimento científico. Uno que pretendía convertirnos en
super guerreros para luchar en la guerra contra los Crix ya que superaban a Ziaria en
número. La única forma de ganar sin más guerreros es convertir en armas a los que
tienes—.
—Y nosotros éramos prescindibles— Rooke maldice en voz baja. —Machos
desechables destinados al ensayo y error de alteraciones genéticas ilegales hasta que
lo hicieran bien—
—Hay cientos de otros prisioneros en Ziaria que podrían haber sido elegidos para 117
venir aquí, Drax. ¿Te has preguntado alguna vez por qué tú?— Cuando Drax
permanece en silencio, Mordox continúa. —Deja que te ilumine. Supongo que no eras
consciente de para qué te habían contratado, de lo contrario te habrían matado
directamente o te habrían puesto en aislamiento, igual que a mí. Pero el que te
contrató, ¿qué fue de él?—
Las palabras de Mordox quedan suspendidas en el aire. Rooke está del lado de
Mordox, pero parece que los machos están divididos a la hora de confiar en él.
—Tienes una opción, Drax. Puedes confiar en mí para que te ayude a cazar y matar
a la criatura de laboratorio que se esconde en algún lugar del laboratorio, así como a
los del lado oscuro de Zune, o puedes mantener encerrado a un Lita Comtra altamente
entrenado mientras tú y tus amigos intentan enfrentarse a ellos— dice Mordox con
un barrido de la mano hacia la puerta donde revolotean Slye y Bruke. —Esta luna
nunca será lo bastante segura para las hembras hasta que todas esas cosas estén
muertas. Supongo que ninguno de ustedes tiene entrenamiento guerrero alguno, así
que a menos que tengan una pistola de plasma o un blaster láser que desconozco, van
a necesitar mi ayuda—
—Voto por dejar que el Lita Comtra nos ayude— dice Bruke desde la puerta. —
Ninguno de nosotros es inocente, Drax, pero hemos encontrado la confianza en los
demás—
—Estábamos tan seguros de que iba a matar a Zoé, pero no lo hizo— añade Rooke. 118
—Tú, más que nadie, no puedes culparle por actuar según sus instintos primarios
cuando Zoé es su pareja elegida. Mira la cagada que hiciste trayendo a Stacy de vuelta
al recinto penitenciario repleto de criminales peligrosos—
—Tiene razón— Rooke se pone del lado de Mordox. —El Anexo 1 sigue albergando
a unos cuantos asesinos y violadores—
Drax suelta un suspiro largo y firme, y dirige una mirada aguda a Rooke.
—Bueno, ¿qué va a ser?— Mordox mira a cada uno de los machos. —¿Trabajamos
juntos o no?—
—Yo voto porque dejemos que Mordox nos ayude— dice Rooke.
—Yo también— está de acuerdo Bruke. —Tenemos que confiar los unos en los otros
si queremos vencer a esas cosas. Además, todavía hay condenados sueltos con los que
hay que lidiar—
—¿Slye?— Rooke se vuelve hacia su segundo al mando. —¿Qué dices?—
El hombre de pelo azul mira sus pies calzados antes de encontrarse con la mirada
rubí de Rooke. —¿Quiénes somos nosotros para juzgar? Todo el mundo piensa que
tú también eres un asesino. Yo estuve allí y conozco tu verdad. Con todo lo que hemos 119
descubierto sobre Zune, Mordox bien podría ser inocente, encarcelado por descubrir
algo que no debía. Además, él tiene experiencia matando estas cosas y nosotros no.
Incluso después de arrastrar hasta aquí la cosa que mato Mordox, no se encontró
ninguna debilidad en su duro exoesqueleto—
—Muy bien— dice Drax, mirando a todos los machos. —Está decidido. Eres libre,
Mordox, pero todavía no confío en ti—
—No eres el único, Mordox— ladra Rooke riendo. —Drax tampoco confía
plenamente en mí. Bienvenido a bordo. Soy Rooke—
—Sé quién eres—. Mordox inclina la barbilla hacia el sonriente pirata espacial. —
Te vi en Octari 5 buscando tu próximo premio—
Rooke se queda quieto y echa la cabeza hacia atrás con una carcajada estridente.
—Ahora que somos todos amigos, empecemos un plan para encontrar y matar a
esas criaturas que quedan— reflexiona Rooke. —No me gusta la idea de que mi Darcy
esté en peligro—
—Hay que mantener a las hembras en la parte más segura del laboratorio mientras
buscamos— afirma Mordox. —Drax, ¿tienes un esquema completo de este laberinto
subterráneo?—
Drax asiente, y todos los machos se reúnen alrededor de la tableta haciendo planes
para buscar en las secciones ocultas del laboratorio. Con el destino de Mordox
decidido, por fin puedo relajarme. Me reúno con las chicas en el lado opuesto de la
sala.
120
—Perdona por tratarte como a una niña— Darcy me mira avergonzada. —Es que
siempre he pensado en ti como en una hermana pequeña. He sido demasiado
protectora contigo por eso, pero ya eres mayor y puedes tomar tus propias
decisiones—
—Y yo— añade Romy con su inglés acentuado que me hace sonreír más. —No te
olvides de tu hermana alemana—
—Así que Mordox y tú, ¿eh?— Darcy pregunta mirando hacia donde está de pie
con los otros machos.
—Sí, Mordox— admito, con las mejillas sonrojadas. —Así que tú y Rooke, ¿eh?—
—En realidad no es una gran sorpresa teniendo en cuenta lo coqueto que fue desde
el principio— Darcy se encoge de hombros.
—Es curioso que la más tímida de todas nosotras elija al macho más peligroso para
aparearse— bromea Stacy, provocando la risa de todas las chicas.
—Qué puedo decir, él es mi persona— admito, escabulléndome del peso de su
atención y volviéndome hacia Tasha. —Así que tú y Slye, ¿eh?—
—Ya me gustaría— dice la pelirroja con un movimiento pícaro del pelo. —Drax
tiene problemas de confianza y no nos deja en paz ni para llegar a primera base— 121
—¿Qué pasa si no hay tal cosa como sin ataduras con estos tipos?— Stacy levanta el
pulgar por encima del hombro hacia los hombres reunidos.
Tasha estrecha los ojos acusadores en Stacy. —No es Drax el que me bloquea la
polla, eres tú—
—¡Lo eres!— grita Tasha, llamando la atención de los hombres del otro lado de la
habitación.
Stacy mira a los chicos, haciéndoles un gesto de —no hay nada que ver—, antes de
susurrar: —¿Y si hay consecuencias desconocidas por acostarse al azar con uno de
estos chicos, Tasha?—
—¿Y si no existe el sexo casual? Las reglas de la Tierra no se aplican aquí fuera—
añade Stacy otro punto lógico. —Sólo quiero darte tiempo para pensar antes de saltar
audazmente hacia su cama—
—Schauen Sie, bevor Sie springen8— asiente Romy.
—Significa mira antes de saltar— traduce Romy. —Estoy de acuerdo con Stacy—
122
—Todos sabemos que te atrae Slye, no es que lo hayas estado ocultando, pero ¿y si
tu rollo de una noche se convierte en un reclamo?— Darcy salta a bordo con el resto
de nosotras. —Pregúntate si quieres estar pegada a él para siempre—
—Chicas, son unas aguafiestas. ¿Lo sabían?— Tasha cambia su peso, apoyándose
pesadamente en su palo curvo.
Miro su tobillo herido. —¿Por qué no usas un brazalete médico para curarte el
tobillo? Llevas cojeando desde el accidente—.
—Lo sé, y estoy cansada de estar siempre dolorida— dice Tasha. —Pero no confío
en esa mierda de tecnología alienígena con mi cuerpo—.
—Y terminaste casada con él— señala descaradamente Tasha. —Tal vez te lavó el
cerebro sólo para meterse en tus pantalones—.
—Qué gracioso, ja, ja— digo torciendo los labios con ironía. —Por cierto, bonito
bastón—
8
Traducción. “Mira, antes de saltar” dicho alemán.
—A mí también— Romy se frota los brazos. —No se sabe lo que encontrarán allí—
123
CAPÍTULO DOCE
Mordox
124
—Prométeme que tendrás cuidado— susurra Zoé, sus ojos azules y claros se nublan
de preocupación.
—De acuerdo— dice en voz baja, regalándome una pequeña sonrisa que me llega
al corazón.
Froto a Tris en la cabeza antes de rascarle bajo la barbilla, feliz de verla posada en
el hombro de Zoé. Me alegra saber que mi peluda compañera tiene a Zoé para
cuidarla.
Una vez que localicemos y eliminemos a la criatura que creo que se encuentra en
algún lugar del interior del laboratorio, podremos centrarnos en librar al bosque del
resto de depredadores no deseados, incluidos los seres vivos que puedan suponer una
amenaza.
Salgo de la habitación seguido por Rooke y Drax, que cierra la puerta tras nosotros,
sellando a las hembras dentro de la seguridad de la habitación.
—¿Seguro que este es el lugar más seguro?— La cola de Rooke se mueve nerviosa
detrás de él.
—Estoy seguro— dice Drax, volviendo a comprobar la cerradura. —Mi Stacy está
ahí también. Tiene un comunicador por si necesitan ponerse en contacto con nosotros 125
y un dispositivo grygore para accionar el teclado y desbloquear la puerta si necesitan
salir. Nunca dejaría a mi hembra a menos que estuviera seguro de que está a salvo—
Sin embargo, el técnico había mantenido a su hembra aquí abajo con la posibilidad
de que una criatura de laboratorio anduviera suelta. Él no había sido consciente del
peligro, así que me guardé esa mierda para mí. No había necesidad de empezar
agriando la poca confianza que pendía precariamente entre Drax y yo.
A pesar de las miradas recelosas de los otros machos, no podía importarme menos
lo que pensaran de mí mientras no intentaran encerrarme de nuevo. El juicio de Drax
sobre la seguridad del laboratorio no había sido perfecto. Hice bien en llevarme a Zoé
para protegerla.
Salimos de las numerosas zonas de encierro y bajamos por el pasillo principal hasta
una puerta cerrada junto a la enfermería, donde Zoé y yo permanecimos mientras me
curaba. Drax utiliza su dispositivo grygore hecho a mano para descifrar la cerradura.
Más allá de la puerta hay otra sala de atrapamiento.
Miro por encima del hombro de Drax y estudio el esquema. La puerta secreta del
almacén no es visible a primera vista, ya que está oculta por una estantería colocada
a propósito para ocultarla.
Miro por encima de su hombro. —No parece que haya salida por la parte
inexplorada del laboratorio. Los últimos en salir escondieron la puerta a propósito—
—¿Qué tienen ahí dentro que haya que esconder?— Rooke levanta un pulgar hacia
la puerta oculta que revelamos.
—No puede ser mucho peor que las criaturas que ya hemos visto— se burla Bruke.
—Esperemos que no— Slye palmea la pequeña daga con la que va armado.
Drax examina los rostros de los hombres apiñados en el almacén. —¿Todos listos
para averiguarlo?—
—Sí. Tuve la suerte de encontrar esto que dejaron los guardias— digo. —Tomaré la
delantera—
—No voy a discutir esa lógica—. Slye retrocede mientras Drax pasa su dispositivo
grygore sobre la cerradura del teclado.
Avanzo por el estrecho pasillo hasta la siguiente puerta cerrada. No se abre como 127
las demás. Drax usa su garra para arrancar el panel de la pared. Dentro, saca un nido
de cables y hace su magia para abrir el camino al interior del oscuro laboratorio
abandonado.
Doy un paso hacia el vacío, las tenues luces parpadean con mis movimientos. Mis
escamas se agitan con inquietud a medida que me adentro en el espacio cavernoso.
Los machos me siguen mientras las tenues luces se vuelven más brillantes cuando
el técnico manipula un pequeño panel cerca de la puerta.
Las mesas se alinean en las paredes, la mayoría con equipos y experimentos a medio
terminar sobre sus lisas superficies. Vasos de cristal y tubos de ensayo llenos de
líquidos misteriosos reposan olvidados en estanterías, mientras que los monitores que
antes parpadeaban con vida ahora están negros y sin vida.
La tensión aumenta mientras buscamos sin encontrar nada. Casi esperaba que una
criatura se abalanzara sobre nosotros en cuanto se abriera la puerta. Todo esto es
mucho peor que enfrentarse a un enemigo.
La expresión preocupada de Zoé me persigue, alimentando mi determinación de
encontrar a la criatura que no puedo explicar. No tengo mucho tiempo que esperar.
Mi búsqueda termina en el momento en que Bruke me llama.
—Por aquí— El hombre de púrpura señala un rincón oscuro en el otro extremo del 128
laboratorio. —Mira—. Señala un enorme tubo que domina la esquina de la habitación
mientras todos nos reunimos a su alrededor.
Drax enciende una pequeña luz y la dirige hacia el tubo. Nuestro grupo se mueve
inquieto; los rostros pierden color mientras susurramos maldiciones colectivamente.
Cuernos, cola y garras, rasgos de un macho Ziarian, están todavía presentes, pero
no en una versión demasiado grande como Gruxt. Esta cosa parece ser unos metros
más alta que el macho promedio, pero deforme, con escamas exageradas que son más
una armadura chapada que cualquier cosa que estemos luciendo.
—Cuesta creer que antes fuera uno de nosotros— Bruke traga saliva, mirando los
rasgos deformes de la criatura. Su rostro retorcido y malformado, apenas se asemeja
a algo sensible.
—Ahora que podemos dar cuenta de los veinte mineros, terminemos de explorar—
Drax baja la vista hacia la tableta y luego se dirige a la puerta cerrada del lado opuesto
de la sala. —Hay otro pasillo justo por aquí con más habitaciones. Quizá encontremos
algo útil—
—¡Se ha movido!— Bruke señala a la criatura. —Vi cómo se movían sus dedos—
—¡No fue así, imbécil!— Bruke mantiene la mirada fija en la criatura que flota en el
espeso líquido. —Sé lo que vi. Drax dijo que encontró un tubo destrozado, así que lo
que había ahí dentro se había escapado—
—Esta cosa ha estado sumergida en esa sustancia viscosa durante años— razona
Rooke. —Es imposible que siga viva. Es imposible—
Quiero estar de acuerdo con la lógica de Rooke, pero los experimentos realizados
con nuestra gente superan con creces todo lo que podría haber imaginado. En este 130
punto, creería que todo es posible.
—Necesitamos esos archivos del ordenador central del General— Me dirijo a Drax.
—Nuestro viaje planeado a la prisión tiene que ocurrir pronto. Necesitamos saber
todo lo que los científicos hicieron aquí—. Señalo al espécimen. —No podemos
descartar lo que Bruke cree haber visto. Si esa criatura está viva ahí dentro y sale, las
hembras estarán en grave peligro. Tres de nosotros no pudimos detener a la criatura
en la que se había convertido Gruxt. Fue necesaria la explosión de un collar de
confinamiento para detenerlo—.
—¿Qué hacemos con él mientras tanto?— Slye se aleja, golpeando con la mano a la
criatura.
—¿Alguna posibilidad de que podan montar una de esas?— Slye comparte una
mirada expectante entre Drax y Bruke.
—En el recinto de la prisión— Drax levanta las cejas brillantes hacia Bruke.
—Estoy de acuerdo con el pirata— digo mirando a los otros machos. —Tenemos
que asegurar a la criatura y llevar a las hembras a un lugar más seguro—
—En cuanto comience el encierro, podemos volar con la lanzadera hasta el recinto
y quitar una barrera luminotécnica que hay alrededor de una de las puertas— dice
Rooke.
—No es tan sencillo— explica Drax. —Una barrera luminotécnica activa no puede
desmontarse. Habría que hacerlo mientras está apagada—
—Lo cual es el verdadero truco— se burla Bruke. —Si los prisioneros son libres de
vagar, ¿entonces qué? Hay más de ellos que de nosotros. Colarse no es una opción—
—Y se van a cabrear porque Rooke usó una llave sólo para desenganchar los
collares de Bruke y el mío, y los dejó a todos atrás— remacha Slye. —Nos alcanzarán
y robarán la lanzadera. No podemos entrar a menos que estén bloqueados—
—Entonces obtener las piezas necesarias para una barrera luminétrica está fuera de
cuestión— Drax mira la tableta que tiene en la mano. —Tal vez en las habitaciones al
final del pasillo haya algo que podamos usar para contener el tubo de especímenes—
—No podemos dejarlo aquí sin vigilancia, joder— Slye le corta la mano a Bruke. —
Juraste que lo viste moverse—
—Entonces quédate aquí con él, Slye— suelta Bruke. —¡Como quieras!—
—¡Basta!— Grito. —Discutir entre nosotros no nos lleva a ninguna parte y estamos
perdiendo el tiempo—
—A menos que dos varones quieran ofrecerse voluntarios, entonces elegimos dos
al azar—. Señalo con la cabeza la tableta que tiene en las manos el técnico. —Drax,
¿esa tableta tiene acceso a un selector arbitrario?—
—Sí—
Rooke le da a Bruke su mandoble y les da una palmada en los hombros. —Si esa
cosa se mueve, avísanos y volveremos corriendo—
Aseguro la puerta del laboratorio por la que hemos venido, asegurándome de que
está cerrada. Sólo en caso de que Bruke viera moverse a la cosa, disminuiría el peligro
para las hembras.
Rooke y yo seguimos a Drax por el pasillo. Tras una breve pausa para que el técnico
recalibre el teclado, entramos en un amplio vestíbulo con varias habitaciones a ambos
lados.
Las primeras son dormitorios para los científicos. Exploramos cada una de ellas,
pero no encontramos nada útil más allá de ropa y sábanas. La siguiente es un almacén
lleno de material de laboratorio, pero lo que me acelera el corazón es lo que
encontramos en la última sala.
—¡No vas a creer lo que hemos encontrado!— Rooke es el primero en entrar en el 134
laboratorio, pero antes de que podamos empezar a celebrar nuestra buena suerte, el
cuerpo de la criatura convulsiona de repente y su forma retorcida vuelve a la vida. El
pánico se apodera de mí y el corazón me late con fuerza en el pecho.
La criatura se agita violentamente contra los confines del tubo. El líquido que la
rodea se agita con la fuerza de sus movimientos.
—¡Tenemos que matarla!— Drax grita, con los ojos muy abiertos por el horror. —
¡No podemos dejar que escape!—
—No parece que pueda liberarse del tubo— dice Slye demasiado pronto; una grieta
se forma desde la parte superior del tubo hasta el fondo. El pavor se apodera de mi
garganta al ver cómo la grieta se extiende rápidamente, seguida de un fuerte siseo.
—¡No podemos dejar que salga de esta habitación!— Ordeno, mis pensamientos
consumidos en la seguridad de Zoé y las otras hembras.
Drax corre a comprobar la salida, asegurándose de que la puerta está bien cerrada.
La delgada grieta cede con los golpes de la criatura que hay dentro, abriéndose y
derramando su contenido por el suelo. Un líquido espeso salpica el suelo con un olor
dulzón que me asalta las glándulas olfativas.
Todos retrocedemos de un salto, con las armas que tenemos preparadas para
luchar, mientras la criatura cae de su prisión con un golpe húmedo. Su cuerpo se
queda inmóvil un momento antes de que sus extremidades empiecen a temblar y su
cola se mueva de un lado a otro.
Sin previo aviso, emerge del suelo y carga contra nosotros, con las garras y los
dientes enseñados. Disparo los dos aturdidores que tengo en las manos. Las armas
emiten un chorro de electricidad que cubre a la criatura con una luz azul brillante. Su
cuerpo se estremece y sus movimientos se ralentizan.
135
Rooke añade el fuego de su aturdidor al mío, y la criatura se doblega ante el ataque
hasta que nuestros aturdidores se quedan sin energía. La criatura levanta su
desfigurada cabeza y suelta un rugido que me levanta las escamas y resuena por todo
el laboratorio.
Los cinco nos movemos al unísono, empuñando las pocas armas que tenemos,
lanzando estocadas y cuchilladas en un vano intento de someter a la bestia. Nuestras
estocadas y golpes se desvían de sus duras escamas blindadas. Sus movimientos
antinaturales son erráticos, por lo que resulta difícil anticipar su siguiente
movimiento.
Extiende unas garras largas como puñales, nos lanza cuchilladas y nos hace
retroceder, antes de volver a centrar su atención en la puerta. Con sólo unos pocos
golpes de sus letales cuchillas, abre un agujero lo suficientemente grande como para
que la criatura se cuele por él.
136
CAPÍTULO TRECE
Zoé
137
Me sobresalto. Se me eriza el vello de la nuca de puro terror. Todas las chicas nos
apiñamos y se me eriza la piel de miedo ante el rugido primitivo de algo sobrenatural.
Los sonidos del caos penetran por las numerosas puertas y pasillos que separan
nuestra habitación del corredor principal. El chirrido del metal desgarrado resuena
en el aire.
Tris salta de las manos de Stacy para trepar por mi brazo y esconderse bajo mi corta
cabellera. Su pequeño cuerpo peludo tiembla y se agita mientras pequeños ruidos de
angustia se mezclan con su respiración jadeante.
—Mordox tenía razón— digo. —El minero desaparecido sigue aquí, convertido en
criatura, y lo han encontrado—
9
Traducción. “Tonterías” en alemán.
—Ya viste lo que le hicieron a Gruxt— Me rodeo con los brazos para no temblar. —
Parece que han encontrado a otro como él—
—Comprueba la puerta, Darcy, y asegúrate de que está bien cerrada— exige Tasha
con pánico. 138
—No podemos escondernos aquí mientras los chicos están fuera luchando contra
lo que sea que está haciendo todo ese ruido— Darcy señala el teclado adyacente a la
puerta. —Stacy, trae ese aparato grygore que te dio Drax y desbloquea la puerta.
Tenemos que ir a ayudarlos—
—¿Cómo puedes dejar a Drax ahí fuera? Esos tipos apenas están armados— Darcy
golpea con un puño el panel de la puerta. —Mi Rooke tiene poco más que una vara
de prisión para defenderse—
Su frustración y miedo reflejan los míos. Sé que Mordox puede cuidar de sí mismo,
pero también lo he visto gravemente herido y sé que moriría por mantenerme a salvo.
No quiero que eso ocurra.
—Todos vimos la pelea con Gruxt. ¿Qué podemos hacer excepto estorbar?— Stacy
replica. —¿No crees que estoy flipando ahora mismo? Mi Drax está ahí fuera
también—
—Al menos usa el maldito comunicador y mira si están bien— suplica Darcy.
De repente, los estruendos y chirridos se hacen más fuertes y cercanos antes de 139
desvanecerse en la distancia. Después de un rato de contener la respiración, oímos lo
que parece un ejército atravesando los pasillos con un rugido atronador.
—No podemos quedarnos aquí— susurra Darcy mientras ella y Stacy se alejan
lentamente de la puerta. —Tenemos que saber qué está pasando ahí fuera—
Con los dedos temblorosos, Stacy intenta ponerse en contacto con Drax de nuevo,
pero todavía no hay respuesta. Sólo hay estática en el otro extremo. Un frío escalofrío
me recorre la espalda, pero me niego a pensar que Mordox esté malherido o algo peor.
—Sí—, dice Stacy. —O están demasiado ocupados luchando contra la criatura que
encontraron como para contestar—
—Me gusta más el escenario de Zoé—. Darcy se frota la piel de gallina en los brazos.
—Tal vez Drax dejó caer el comunicador y están persiguiendo a la criatura que
encontraron fuera del laboratorio. Quiero decir, son cinco contra uno—
—Sí, pero todos vimos la pelea contra Gruxt. Hubiera pensado que tres enormes
machos Ziarian podrían haberlo derribado. Si Drax no hubiera tenido ese collar de
confinamiento, uno de ellos podría haber muerto— Tasha nos recuerda a todas lo que
no queremos considerar.
Sin previo aviso, la puerta se abre. Todas saltamos de la cama para apiñarnos en la
esquina más alejada de la habitación. Tris suelta un gritito, metiéndose bajo mi pelo.
Drax es el primero en cruzar la puerta. Stacy se separa de nuestro grupo y se lanza
a sus brazos. Él la atrapa sin esfuerzo, envolviéndola en un fuerte abrazo.
—¡Gracias a Dios que estás bien! ¿Qué ha pasado?— Mis palabras se amortiguan
contra sus abdominales. —Estábamos aterradas con todo el ruido—
—No es seguro aquí abajo— Mordox se vuelve hacia Drax. —Viste lo fácil que fue
para esa cosa abrirse camino. Tenemos que sacar a las hembras de aquí—
—No hay nada en Kyler 4, pirata— Drax frunce el ceño. —Apenas es habitable—
Rooke tira de Darcy en un abrazo aliviado. —Es más seguro para mi compañera
que aquí— dice, ahuecándole la cara antes de capturar sus labios en un tierno beso.
Ver a mi amiga tan obviamente feliz de amor me calienta el corazón.
—No tenemos que quedarnos allí para siempre— añade Rooke. —Podemos
recargar rápidamente la lanzadera con los escudos de energía que encontramos y
hacer vuelos cortos a varios planetas hasta que encontremos uno en el que
establecernos—
141
—¿Qué pasa con los prisioneros que aún tienen collar?— pregunta Bruke desde la
puerta, sus ojos violetas buscando a Romy. Slye lo empuja para ponerse junto a Tasha.
—¿No merecen la misma oportunidad de libertad que nosotros? Algunos de los que
están en el Anexo 2 han cumplido con creces su condena, igual que Drax y yo—
—Deberíamos dejarles el collar-llave que Drax encontró al salir de esta roca— dice
Rooke. —Quizá dejarlo en la zona común durante el encierro—
—¿Para qué se queden aquí a luchar contra las criaturas de laboratorio que aún
andan sueltas?— Mordox frunce el ceño. —No tienen armas ni idea de a qué se
enfrentan—
—Tal vez Bruke y yo podamos averiguar cómo convertir los aturdidores en algo
más letal— sugiere Drax. —Dejarles algo con lo que defenderse—.
—Estarán atrapados en Zune sin vuelta a casa— señala Slye, Tasha apoyándose
pesadamente en su brazo.
—No quedan suficientes personas decentes a cargo de nuestro mundo como para
preocuparse por salvar a un grupo de criminales— afirma Rooke. —Tenemos que
pensar en las hembras. Llevarlas a un lugar seguro—
—Por ahora, dejamos la llave de los collares como sugirió Rooke— decide Drax. —
Bruke y yo intentaremos modificar los aturdidores, pero usaremos los escáneres que
encontramos para cazar y matar a las criaturas desde el aire—
—Por mucho que odie admitirlo, estoy de acuerdo con Bruke— Mordox traga con
dificultad. —Nosotros cinco no somos rivales para la corrupción del gobierno Ziarian.
Si matamos a las criaturas del laboratorio antes de irnos, al menos los prisioneros que
queden podrán vivir en Zune. Si nos encontramos en posición de volver a Zune con
una nave lo suficientemente grande, podremos transportar a los que quieran irse a
otro lugar—
—Tenemos mucho que hacer, será mejor que nos pongamos a ello— dice Mordox.
—Cuanto más tiempo permanezcamos aquí, aumenta la probabilidad de que la
criatura del laboratorio regrese—
—Y las hembras están más seguras en el aire que en tierra— añade Rooke.
—Deberíamos emparejarnos. Rooke y Slye, vuelvan al laboratorio oculto y recojan
la tecnología que dejamos caer— ordena Mordox. —Drax y Bruke, quedaos aquí y
vigilad a las hembras. Voy a la galera a recoger todas las raciones que necesitaremos
para el viaje a Kyler 4—
143
—No— Agarro con fuerza la mano de Mordox. —Necesitas a alguien que vigile tus
seis10—
—Drax y Bruke son nuestra única esperanza de modificar los aturdidores, y Drax
es el único que sabe cómo recuperar esos archivos del éter— me sonríe. —Tienen que
quedarse aquí, donde es más seguro—
—Entonces iré contigo— digo, poniéndome más firme. —No puedes cargar con
todo tú solo—
—Prométeme que tendrás cuidado—. Sé lo que quiero decirle, pero las palabras se
me atascan en la garganta. En lugar de eso, me pongo de puntillas y aprieto los labios
contra los suyos, poniendo todo mi amor en el beso.
—Lo prometo— susurra contra mis labios, y luego se va, desapareciendo por la
puerta con paso decidido.
Le miro marcharse con el corazón encogido por la preocupación. Tris tiembla en mis
manos. Miro sus ojos grandes y luminosos. —Estará bien— le aseguro la pequeña
10
Vigilar las seis. Expresión que se refiere a cuidar la espalda de alguien.
plurshy —Volverá. Mordox es nuestra familia. No nos abandonará, y siempre cumple
sus promesas—
144
CAPÍTULO CATORCE
Mordox
145
Rooke toma el timón y, con destreza, acciona los interruptores y ajusta los controles
mientras da vida a la nave. La nave se eleva silenciosamente del suelo, despejando el
denso dosel del bosque y dejando atrás el peligro de lo que merodea por el suelo.
Zoé me mira con ojos llorosos. Su expresión rebosa tanta calidez que me estruja el
corazón. —Lo mismo digo... en cualquier parte, mientras te tenga a ti—
—Las trampas no eran para ti, pirata espacial. Estaban pensadas para evitar que los
demás prisioneros y las criaturas del laboratorio se acercaran demasiado. No es culpa
mía que insistieras en seguir a un Lita Comtra mientras estabas herido—
—No sabía que eras un guerrero de élite en ese momento, imbécil— responde
Rooke, con un toque de diversión en sus palabras. —Intentábamos recuperar a Zoé
después de que nos la robaras—
—Espera— me mira Zoé, con una pequeña arruga en el entrecejo. —¿En qué trampa
cayó Rooke?—
—Pero lo sabías, Mordox— La mirada de Zoé busca la mía. —¿Por qué no me dijiste
que mi mejor amiga estaba tan cerca?—
Drax hace una pausa en su trabajo con el aturdidor que tiene en las manos para
mirar a su alrededor, a todos los rostros apiñados dentro de los confines de la
lanzadera. —No sabíamos que estaba ahí. Lo siento. Como tú, Mordox, hacía lo que
creía mejor para mi compañera. En ese momento, el laboratorio subterráneo parecía
ser el refugio más seguro para Stacy y sus amigas—
—No es culpa de Drax— Stacy se inclina hacia adelante, extendiendo sus brazos
sobre el respaldo de nuestro asiento. —Engañé a Drax y salí corriendo hacia el bosque. 148
Quería volver con las chicas porque no estaba segura de poder confiar en él. Entonces
caímos en el hueco del ascensor y nos quedamos atrapados allí abajo hasta que
encontramos la salida a través de los escalones hundidos. Exploramos lo que creíamos
que eran todas las habitaciones y no encontramos nada—
—Parece que todos hemos cometido errores con las mejores intenciones—
pronuncia Rooke desde la parte delantera de la pequeña embarcación y luego señala.
—Ahí están los árboles xooinda. ¿Hacia dónde ahora, Mordox?—
—A la izquierda, luego bordea ese árbol nyru. Mis vainas están en las ramas
superiores del hylen más alto—.
Rooke baja la lanzadera, bordeando las ramas superiores. —¿En serio? ¿Dónde?
Todo lo que veo son hojas y ramas—
—No, sólo oculto entre el follaje— Agachado, espero junto a la escotilla. —Llévanos
un poco más abajo y saltaré—
—Recuérdame que te pregunte si alguna vez necesito algo camuflado— Slye suelta
una carcajada.
—¿Saltar?— Zoé jadea. —No puedes saltar de un avión sin paracaídas, Mordox—
Me froto el traductor enchufado a la oreja. —No sé qué son esas cosas, pero estaré
bien. Rooke, quédate cerca. Lanzaré una cuerda, la ataré al armazón de la lanzadera
y podré volver a subir—
La escotilla del transbordador se abre. El aire sofocante corre dentro, espeso de 149
humedad. El olor a fruta madura, flores dulces y follaje fresco inunda el interior de la
lanzadera.
Mis botas caen con un ruido sordo sobre los tablones de madera. Me agacho y
observo los alrededores. El transbordador que planea sobre mí llama la atención. No
me sorprendería que mis trampas atraparan a una o más de las criaturas de
laboratorio que hay aquí.
Me apresuro a entrar, cojo una mochila vacía y la lleno con el ordenador que Drax
necesita y algunas otras piezas de tecnología que creo que pueden ser útiles. Me doy
la vuelta para marcharme, pero la cama me llama la atención. Sonrío, el pecho se me
hincha al recordar la primera vez que mi lula abrió los ojos y me habló. La chispa que
se encendió entre nosotros se ha vuelto más brillante con cada ciclo que pasa.
Me acerco y mi corazón se calienta cuando me invaden los recuerdos de su breve
estancia. Es curioso que algo que ocurrió hace sólo unos ciclos pueda parecer el paso
de toda una vida.
Zoé y yo tenemos toda una vida por delante que no incluye a Zune, así que será 150
mejor que me ponga manos a la obra. Agarro un rollo más de cuerda y vuelvo a la
terraza. Miro a través de los árboles y veo que el transbordador que pilota Rooke está
donde lo dejé, planeando bajo con la panza rozando las copas de los árboles.
Hago un gesto hacia la nave y la escotilla se abre; Slye se asoma y se dispone a coger
la cuerda que le lanzo. Una vez que la ata a la estructura de la lanzadera, me elevo
hasta llegar a la escotilla, donde Slye me agarra del brazo para ayudarme a volver al
interior.
Cuando me giro para cerrar la escotilla, Tris salta del hombro de Zoé y baja a las
copas de los árboles.
La plurshy desaparece entre el follaje antes de que pueda decir adónde ha ido.
—¡Mordox, no podemos dejarla aquí!— Las lágrimas de Zoé son tan frescas como
las lluvias tropicales, pero amargas por la pena.
Le digo a Rooke que rodee el árbol. Con el puño envuelto en la cuerda, me asomo
a la lanzadera para intentar divisar a mi peluda compañera. Las hojas se desdibujan
a medida que nos movemos en un arco constante mientras busco cualquier señal de
Tris. En la tercera pasada, la llamo, pero no la veo por ninguna parte.
Todos en el transbordador son pacientes mientras busco en vano entre las copas de
los árboles. Al cabo de un rato, y con el corazón encogido, cierro la escotilla y tomo
asiento con Zoé en el regazo.
—Tris es nativa de Zune, lula— digo las palabras a pesar de que estoy destripado 151
por no volver a ver a Tris. —Quizá sea mejor que se quede aquí—
—¿Cómo puedes decir eso? La criaste desde que era un bebé— se lamenta Zoé.
—Tal vez sabe que nos vamos y quiere quedarse aquí en los árboles. Zune es el
hogar de Tris, Zoé— No puedo decidir si estoy tratando de convencer a Zoé o a mí
mismo. —Tal vez sea lo mejor—.
—Los escáneres están listos para buscar a las criaturas del laboratorio— anuncia
Drax en voz baja. —Hemos combinado tres aturdidores en uno. La carga eléctrica
debería detener el corazón de cualquier cosa que alcance—.
—Entonces vayamos a buscar a esas criaturas— digo a través del aplastante peso de
la pérdida que me oprime el corazón. —Tenemos que hacer que Zune esté a salvo del
desastre que dejó el gobierno Ziarian—
CAPÍTULO QUINCE
Zoé
152
Mi barbilla tiembla mientras me esfuerzo por ser valiente. Mordox tiene razón. Tris
es nativa de Zune. Esta extraña luna es su hogar, ¿y quién soy yo para alejarla de él?
Imagino que se sentiría perdida, igual que yo cuando me arrebataron de mi primer
hogar de acogida. Aunque mi corazón la echará de menos para siempre, no quiero
que se sienta como yo.
Aun así, mi corazón lleno de esperanza mantiene los ojos pegados a la ventanilla
por si hay alguna señal de que Tris pueda estar siguiéndonos. Es absurdo pensar que
pueda moverse entre los árboles tan rápido como vuela el transbordador, pero no
puedo evitar buscar un atisbo de ella.
—Sólo murmuraba para mis adentros, esperando que Tris esté a salvo ahí fuera
sola—
—Tris es lista, estará bien— Mordox me sujeta con fuerza mientras me acuna en su
regazo. Sus dedos me acarician el pelo y me besa suavemente en la frente. La pérdida
de Tris aún pesa en el aire, pero el dulce gesto de Mordox me trae algo de consuelo.
—¡Ahí hay uno!— Salto ante el grito de Bruke cuando nos acercamos al lado oscuro
de Zune. —¿Lo ves en el escáner? Está justo delante, Rooke—
—Te tengo, Slye— Con la cuerda aún atada al armazón de la lanzadera, Mordox 153
envuelve la cuerda floja alrededor de su antebrazo y se sujeta a Slye mientras se asoma
por la escotilla de la lanzadera para buscar a la criatura.
La criatura grita con un aullido salvaje, lanzada hacia atrás por la fuerza de la
explosión. El transbordador se detiene rápidamente y vemos cómo la criatura,
parecida a un insecto, cae al suelo.
—¿Cómo puedes estar seguro, técnico?— Rooke mira hacia atrás desde su lugar en
el timón.
—Las constantes vitales de la criatura se apagaron en el escáner. ¡Mira!— Drax se
inclina sobre el asiento para mostrarle a Rooke la tableta que tiene en las manos.
Tasha se inclina hacia mí, con su mano aún agarrada a la mía. —Ha sido una
locura— susurra, con la voz ronca por la emoción.
Tiene toda la pinta de ser un guerrero feroz. Puede que seamos dos personas muy
diferentes, con idiomas completamente distintos, pero no importa que tenga cuernos
y cola, o incluso colmillos y garras. Me siento atraída por él de una forma inexplicable
que me acelera el pulso y me hace arder la sangre.
Es algo más que atracción física. Hay una conexión innegable entre nosotros, un
vínculo que se hace más fuerte a cada momento. Es mi roca, mi atadura en una vida
de incertidumbre. La única persona en la que confío que nunca me abandonará. Siento
como si traicionara mi amistad con las chicas, especialmente con Darcy, pero no
puedo evitar sentirme así.
Darcy me mira por encima del hombro desde su asiento con Rooke, como si
conociera mis pensamientos. Me invade una oleada de culpa. Sin pensar en su propia 155
seguridad, me persiguió cuando Mordox me robó. Nunca se lo agradecí.
El transbordador desciende más cerca del suelo. Me aferro con fuerza a la mano de
Tasha, con el corazón palpitando de expectación. Slye apunta y dispara dos ráfagas
rápidas, alcanzando a ambas criaturas. Una chilla de dolor cuando la descarga
eléctrica se estrella contra su cuerpo.
Slye dispara otra ráfaga a cada una. Las criaturas rugen y sus cuerpos se
convulsionan debido a la corriente eléctrica que las atraviesa. Con un último
estremecimiento, se quedan quietas y en silencio.
—Falta uno— dice Rooke. —Mantengan los ojos en esos escáneres, machos—. 156
***
Me despierto cuando una mano se posa sobre la mía. Abro los ojos y entrecierro los
ojos ante el sol brillante que entra en la lanzadera y los rasgos duros de Mordox. Su
expresión se suaviza como siempre que me mira.
—Me quedé dormida— digo, estirando los brazos por encima de la cabeza. —¿Han
encontrado a la última criatura?—
—No— dice Mordox sombríamente. —Buscamos todo el ciclo hasta que nos vimos
obligados a aterrizar para que Rooke pudiera recargar las células solares del
transbordador. No tendremos que esperar ocho horas para que se carguen. Rooke está
utilizando los escudos de energía portátiles que encontramos en el laboratorio para
recargarlas rápidamente, luego continuaremos la búsqueda. Una vez que lo
encontremos y lo matemos, nos detendremos en el complejo de la prisión para dejar
la llave, y luego nos dirigiremos a Kyler 4—
—¿Pudo Drax encontrar los archivos sobre los experimentos usando tu
ordenador?— Ahogo un bostezo detrás de la mano —¿Quizás encontrar un punto
débil?—
—Escondidos en el límite del bosque, cerca del río Zune y con vistas al valle—
Mordox me tiende la mano y me ayuda a levantarme.
—No. Aún no— Mordox me lleva fuera del transbordador, donde todo el mundo
está cerca, pasando paquetes de raciones y rellenando botellas de agua. —Ven a comer
algo. No tardaremos mucho en volver a salir—
—Está bien, pero no tengo tanta hambre. Quizá un poco de agua—. Tengo el
corazón en el estómago, lo que me quita el apetito. No puedo dejar de preocuparme
por Tris, preguntándome dónde está y si está bien.
—Yo también estoy preocupado por ella— dice Mordox mientras nos reunimos con
los demás.
No necesito preguntar quién. Claro que está preocupado por ella. Estoy segura de
que tiene un agujero en el corazón más grande que el mío.
—¿Por qué es eso?— Darcy suelta una risita y me devuelve el abrazo. —¿Estás bien,
Zoé?—
—Sólo quería que supieras cuánto aprecio lo que hiciste. Sé qué hace tiempo que
debería haberte dado las gracias— Me alejo, parpadeando por la emoción. —
Perdóname por ser tan distante cuando volvimos a encontrarnos. Estaba tan
preocupada por Mordox que no podía pensar en perderlo. Arriesgaste tu vida para
158
venir a por mí y fui una zorra contigo. Con todas—
—No te atrevas a disculparte, Zoé— Darcy me agarra por los hombros y se inclina
para mirarme a los ojos. —Cuando pensé que Rooke iba a morir, estaba fuera de mí.
Lo entiendo perfectamente—
—Es lo que hacen las hermanas— Tasha sonríe y me aprieta la mano. —Nos
perdonamos cuando nos portamos mal—
Romy golpea juguetonamente a Tasha. —Como hemos estado haciendo con Tasha.
Está de mal humor desde que nos mudamos al laboratorio, pero seguimos
queriéndola—
—Hablando en serio— empieza Romy, —no hay nada que perdonar. Vuelves a
estar a salvo con nosotras, aunque no estoy totalmente de acuerdo con cómo Mordox
hizo para mantenerte con él—
—Ahora entendemos todo eso— dice Darcy. —Y aunque es el tipo más grande y
aterrador del grupo, me está cayendo bien—
—Basta de ojos aguados, vamos a darte algo de comer— Darcy empieza a guiarme
hacia el trozo de hierba azul donde las chicas habían estado sentadas, pero Mordox 159
me intercepta.
—No tengo tanta hambre, Darcy, y Mordox tiene razón— digo. —Deberíamos
recoger toda la comida que podamos antes de irnos—
Caminamos un rato, siguiendo la corriente del río Zune. Justo dentro de la línea de
árboles, miro hacia atrás y veo que el bosque nos ha engullido. El transbordador y los
demás no aparecen por ninguna parte.
—¿Así que me has robado de mis amigas sólo para tenerme a solas?— Le rodeo el
cuello con los brazos mientras las mortíferas puntas de sus cuernos se desplazan hacia
la nuca. Aliso mis manos a lo largo de las suaves conchas. —Es genial cómo puedes
hacer eso—
—Sólo cuando lo haces tú— dice en voz baja y ronca mientras inclina la cabeza para
que le toque.
Mordox gime y me agarra las manos. —La exploración tendrá que esperar.
Tenemos que darnos prisa antes de que la lanzadera esté lista para despegar—
—Me parece bien un rapidito— sonrío, levantando la cabeza para presionar mis
labios contra los suyos.
Su cola tira de mi pierna más hacia un lado y cuando libera su erección con rápidos
dedos sobre los cierres, sé que esto va de follar. Nada de reclamos tiernos como antes,
y me parece bien. Me duele el cuerpo tanto como a él.
Se echa un poco hacia atrás, alineando la cabeza de su enorme erección con mi raja
empapada, y me mira con un hambre cruda.
—No veo la hora de sentirte— Sus palabras susurradas retumban en mi interior.
Le agarro por los hombros y levanto las caderas, invitándole a que me penetre. Me
penetra de un potente empujón y jadeo, la sensación de estar completamente llena es
tan intensa que me deja sin aliento. 161
Mordox se desploma sobre mí, sobre sus brazos doblados, con un gruñido de
satisfacción. Me aferro a él, con el cuerpo todavía hormigueante por las réplicas.
Permanecemos tumbados unos instantes, con los cuerpos aún unidos mientras
recuperamos el aliento. Al final, Mordox se separa de mí y se levanta, tendiéndome
una mano para ayudarme a ponerme en pie. Me abraza y me da un suave beso antes
de llevarnos de vuelta a la lanzadera.
La rama que hay sobre nosotros tiembla mientras caminamos bajo la copa del árbol.
Levanto la vista y veo una cara familiar y borrosa.
—¡Tris!— grito, encantada de verla. —Mordox, ha vuelto. Ella ha vuelto—.
Levanto la palma de la mano y ella salta de la rama, con las extremidades abiertas
para extender la red entre ellas. Flota en el aire, su aterrizaje es ligero. Le abrazo y las
lágrimas se derraman por mis mejillas. 162
—Si amas algo, libéralo— digo. —Si vuelve, es tuyo. Si no, nunca debió ser—.
—Quizá eso es lo que debería haber hecho contigo— Mordox sonríe y rasca a Tris
bajo la barbilla. —Liberarte para que te reunieras con tus amigas—
—Habría vuelto—
—¿No es esa la pregunta que yo debería hacerte, ya que eres tú quien habla de
liberarme?—
Se inclina hacia mí y roza sus labios con los míos. —Sí, así es. Y mi respuesta es sí.
Te amo, Zoé—
Me besa de nuevo y lo siento hasta los dedos de los pies. Se retira, me coge de la mano
y volvemos al transbordador, con Tris al hombro. Mi pequeña familia completa una
vez más.
CAPÍTULO DIECISÉIS
Mordox
163
Cuando Zoé y yo salimos de nuestro rápido paseo por el bosque, Rooke me mira
con una mezcla de alivio e impaciencia. —Estaba a punto de enviar un equipo de
búsqueda— me dice.
—Me sorprende que no hayas aprovechado esta oportunidad para quedarte a solas
con tu compañera— respondo, saboreando el persistente sabor de mi hembra en el
labio inferior mientras lo recorro con la lengua.
—¿Crees que Tris realmente quiere venir con nosotros?— Zoé pregunta
suavemente, apartándose un mechón de pelo de los ojos. —A lo mejor sólo ha vuelto
para despedirse—.
—Sólo hay una forma de saberlo con seguridad—. Ayudo a Zoé a entrar en el
transbordador, la sujeto a su asiento con Tris montada en su hombro. —Una vez que
todos estén dentro, dejaremos la escotilla abierta mientras despegamos. Si quiere
quedarse en Zune, le daremos la oportunidad de saltar—
Una vez que todos están dentro y sujetos, me agacho en el suelo de la lanzadera con
Slye en la escotilla abierta. Palmea el aturdidor modificado y mira fijamente hacia el 164
bosque, con una mirada tan intensa que casi puedo sentir su calor.
—Siempre debería preocuparte el brillo de mis ojos— responde Slye con una
sonrisa irónica.
—Creo que quiere quedarse con nosotros— dice Zoé mientras Rooke nos levanta
del suelo.
—Me alegro mucho de que haya decidido venir con nosotros— dice, acariciando el
pelaje moteado de amarillo de Tris. —Habría estado muy triste sin ella—
Cierro la escotilla mientras la lanzadera asciende hacia el cielo. Una nave grande y
cuadrada entra en la atmósfera. Su exterior metálico brilla a la luz del sol mientras
desciende rápidamente hacia el complejo de la prisión. Su aterrizaje levanta una
pequeña nube de polvo alrededor de los puertos de aterrizaje, formando un halo
alrededor de la nave.
—Es una nave Thrushian Star Chaser— señala Rooke, haciendo planear el 165
transbordador mientras entrecierra los ojos para ver la nave en la distancia.
—Quizá estén aquí para recoger algo... o a alguien— sugiero, aunque estoy tan
desconcertado como los demás.
—Sea lo que sea, tenemos que averiguar por qué está aquí— dice Bruke con firmeza.
—Drax, vamos a ver qué lecturas recogen nuestros escáneres de formas de vida—
Los dos técnicos pulsan sus escáneres y luego estudian las imágenes que aparecen
en las pantallas lisas con una mezcla de curiosidad y aprensión.
—Sólo detecto una forma de vida— Bruke pulsa en la pantalla. —Un varón kaul—
Rooke se gira para mirar a Bruke desde el timón. Las hembras jadean y los machos
maldicen cuando el transbordador se inclina repentinamente antes de enderezarse.
Mis cuernos se levantan y mis escamas se erizan. —¿Por qué un Kaul pilota una
nave Thrushian?—
—¡Es Qhix!— Rooke sisea. —Tiene que serlo. Es el único kaul que conozco lo
bastante listo como para robar una nave delante de las narices de los Thrushians—
—La tecnología Thrushian es casi imposible de robar, Rooke, y mucho menos una
nave espacial entera— se burla Drax. —Apenas tuve la suerte de encontrar una puerta
trasera a los diseños de las flotas espaciales Thrushians—.
—Imposible a menos que seas un Star Maverick11— afirma Rooke, y luego vuelve
a mirar a Drax con el ceño fruncido. —¡Espera! Dijiste que no podías hackear su
ordenador central cuando te pedí los esquemas de la cápsula de escape que aterrizó
aquí hace tantos ciclos. Todo lo que me diste fue un plano estándar del Crucero del
166
Placer Thrushian desde donde se eyectó—
La respuesta de Rooke hace que una sensación de terror me recorra la espalda. Los
Star Mavericks son piratas espaciales conocidos por su crueldad y astucia. Si uno de
ellos está aquí en Zune, sólo puede significar problemas.
—Lo que tenemos que hacer es mantenernos alerta ante los técnicos mentirosos que
ocultan información— gruñe Rooke. —Y aquí nos acusabas a todos de no ser de fiar—
—En ese momento, temí que repararas la lanzadera y nos dejaras a todos atrás,
pirata— replica Drax.
—Oh, ¿te refieres a lo que planeamos hacer con los prisioneros restantes?—
refunfuña Bruke.
—No se puede confiar en ellos cerca de las hembras, y no tenemos una nave lo
suficientemente grande como para transportarlos a todos— Las escamas de Drax se
levantan en una muestra de agresividad.
—Está mal que nos hayan traído a todos aquí para lo que pretendía nuestro
gobierno, pero siguen siendo criminales y los machos del Anexo 1 son peligrosos,
asesinos y violadores— Mis escamas se agitan en un instinto primario de proteger a
11
Disidente Estelar
mi compañera. —Muchos en el Anexo 2 ya han cumplido sus condenas y algo más,
como Drax y Bruke. No estaría bien dejarlos atrás—
—Creo que están todos muertos— dice Rooke exactamente lo que sospecho. —En
mis muchas caminatas por el bosque, no he encontrado pruebas de los vivos, sólo me
he topado con sus restos, cuerpos despedazados. Una vez que vi a Gruxt y a las
criaturas de laboratorio, comprendí por qué sus heridas eran tan graves.
—Al menos podemos salvar a los prisioneros que siguen confinados en el recinto—
responde Slye con firmeza.
—Veinte rotaciones es mucho tiempo para estar encerrado con tus propios
demonios— refunfuña Drax. —Digamos que llevamos a cabo este atraco. ¿Cómo
vamos a mantener a las hembras separadas de los prisioneros?—
—Todos ustedes, maricones escépticos, poden irse a la mierda— lanza Rooke por
encima del hombro.
—Pero algunos podrían serlo— habla Zoé, mirándome con ojos de adoración. —
No estaría bien abandonarlos si hay otra opción—
—¿En serio?— Drax responde con desprecio. —Puedo colarme en cualquier sitio y
que no me pillen—
—Muy gracioso, Bruke— Drax fulmina al hombre de púrpura con una mirada
desagradable.
—Solo digo— Bruke aprieta los labios para contener una sonrisa.
—Como iba diciendo— Drax alarga la última palabra, —voy a entrar contigo.
Necesitarás un escáner y alguien que te cubra las espaldas—
—No hasta después del cierre— recuerda Drax. —No hay forma de apagar las
barreras luminotécnicas sin que exploten todas las cabezas del complejo. Los collares
de confinamiento detectarán cualquier manipulación y activarán el mecanismo de
seguridad de una fuga de la prisión—
—Eso me dará tiempo para echar un vistazo a los controles de esa nave— reflexiona
Rooke en voz alta. —Podría ser biométrico, así que hagas lo que hagas, no mates al
Kaul—
—¿Biométrico?— Darcy arruga el entrecejo. —¿Qué significa eso?—
—Significa que los controles de la nave espacial están ligados al tejido vivo del
piloto. La mayoría de los piratas espaciales equipan sus naves con esta característica.
Desalienta el motín cuando nadie más que el comandante puede manejar la nave— 170
explica Rooke. —La firma energética de quien esté al mando también estará vinculada
a los sistemas de navegación de la nave. No podremos pilotarla si Qhix está muerto—
—No lo había planeado, técnico— respondo. —Tampoco había planeado que nos
acompañara un novato de reconocimiento—
—Basta de posturas masculinas— exhala Romy en voz alta. Sentada junto a Bruke,
ha estado inusualmente callada desde que salimos del laboratorio.
—Entonces está decidido— Slye golpea sus manos, el sonido agudo fuerte dentro
de la pequeña lanzadera. —Vamos a robar su nave—
Rooke nos dirige hacia el complejo manteniendo una distancia segura para evitar
ser detectados. Después de algunas maniobras cuidadosas, nos hace aterrizar en lo
profundo del denso bosque que rodea el complejo, cerca de la única entrada.
—Yo iré delante para que puedas rastrear al Kaul— le digo a Drax. —Y necesitaré
un comunicador—
—Quédate dentro de la lanzadera con Tris, Lula— Mi mirada cambia para fijarse
en la de Zoé mientras Slye abre la escotilla para que Drax y yo salgamos.
Después de que Drax bese a su compañera con su propia promesa de volver, le sigo
fuera de la lanzadera.
El aire es bochornoso, pesado por la humedad de la lluvia del último ciclo, mientras 172
nos mantenemos a poca altura del suelo y cubrimos rápidamente la distancia a través
del bosque con pies ligeros. Con la espalda pegada a la pared del recinto, le hago una
señal a Drax para que nos informe de los movimientos del Kaul mientras nos
acercamos sigilosamente a la entrada.
Drax se coloca detrás de mí, con la tableta en la mano escaneando el interior. —El
Kaul está al otro lado de la zona común, dentro del almacén— susurra.
—Hagámoslo— digo en voz baja, con curiosidad por saber qué piensa encontrar el
Kaul dentro de un almacén ya saqueado.
Saco el aturdidor del bolsillo y coloco la mano sobre el panel. La puerta escanea mi
palma y se abre silenciosamente. No hay necesidad de cerradura, ya que los collares
de confinamiento prometen que no habrá fugas.
Entramos, bordeando las mesas y sillas de la zona común, donde los presos suelen
comer. El olor familiar de la prisión me golpea como una ola. Una agria mezcla de
miedo y desesperación grabada para siempre en mi memoria. El aire está siempre
fresco gracias a los acondicionadores. El único sonido es el suave zumbido de las
barreras luminotécnicas que mantienen a los presos dentro de sus celdas.
Mis ojos recorren cada ala mientras pasamos por los anexos 1 y 2, que sobresalen
de la zona común central. Los largos pasillos están vacíos y resplandecen con la
distorsión ondulante de la luz solidificada que contiene a los prisioneros. El sonido y
la visión se silencian y distorsionan a través de la barrera, por lo que nos resulta fácil
colarnos en el interior sin darnos cuenta.
Avanzamos rápidamente por el pasillo que bordea las dependencias de los
guardias. Cuando nos acercamos al almacén del final, nos ceñimos a la pared, con la
adrenalina corriendo por mis venas a la espera de lo que nos espera.
Un brazo muy musculoso está cubierto por un intrincado diseño llamado corium.
En el pasado lejano de su especie, antes de que las hembras se convirtieran en feroces
guerreras por derecho propio y ya no necesitaran protección, los machos perdieron la
necesidad de transformarse en una bestia furiosa llamada sivot, así como la capacidad
del corium de cambiar y convertirse en una armadura que podía utilizarse como
escudo.
Me acerco a la puerta y alzo el aturdidor, pero antes de que pueda disparar, el Kaul
se da la vuelta y su mano vuela hacia la pistola de plasma que lleva a un lado. En esa
fracción de segundo, imágenes de Zoé pasan por mi mente. Le hice una promesa que
pienso cumplir, y sé que no puedo permitirme fallar.
Apunto y aprieto el gatillo. El aturdidor envía una ráfaga eléctrica hacia el Kaul.
Consigue esquivar el primer disparo, pero vuelvo a disparar y esta vez le doy de lleno
en el pecho. Cae al suelo con un ruido sordo y su pistola de plasma se aleja con
estrépito.
Drax entra corriendo y comprueba el pulso del Kaul. —Está vivo— confirma.
174
—Bien— suspiro aliviado y recojo la pistola de plasma del suelo, saco el
comunicador del bolsillo y llamo a Bruke. —Lo tenemos—
—Nos vemos allí. Termino la comunicación y rápidamente ato las manos y los pies
del Kaul con la cuerda, izándolo sobre mi hombro. Mientras volvemos a la prisión, el
escáner de Drax se ilumina.
—¿Dónde?—
Con una mano asegurando el Kaul, saco el comunicador del bolsillo con la otra.
Los gritos de las hembras llegan a nuestros oídos y me invade el mismo terror que
se apoderó de mí cuando Gruxt cargó contra mi compañera. Dejo caer al suelo al Kaul
que llevo, que aterriza con un golpe seco.
—Dile a Rooke que vuele más bajo para que pueda disparar mejor— le ordeno a
Drax, entregándole el comunicador.
Drax hace lo que le digo y la lanzadera desciende. La criatura echa hacia atrás su
mano libre preparándose para abrir una brecha en el casco. Debo actuar antes de que
destroce la lanzadera y a Zoé con ella.
—Apunta bien, Mordox— dice Drax mientras apunto con la pistola de plasma a la
vil amenaza. —Mi compañera está en esa lanzadera—
Zoé
176
Slye abre la escotilla de la lanzadera, se asoma todo lo que puede sin la cuerda de
seguridad y apunta con el aturdidor modificado a la criatura que se acerca a toda
velocidad.
Lo que creíamos muerto salta desde el suelo con una feroz embestida hacia
nosotros. Rooke nos empuja hacia el cielo. El repentino cambio de dirección me saca
el aire de los pulmones y me obliga a sentarme. Instintivamente, levanto la mano para
proteger a Tris, cuyo pequeño cuerpo tiembla de terror.
No somos lo bastante rápidos y la criatura clava sus garras en el casco. Slye cierra
la escotilla y Rooke nos lleva cada vez más alto.
—Sujétense— es todo lo que grita Rooke antes de llevarnos en una montaña rusa
para intentar sacudirnos de encima a la criatura.
Drax grita por el comunicador que Rooke descienda. Con la criatura aun colgando,
caemos en picado como una piedra, precipitándonos hacia el suelo mientras se
precipita para saludarnos con la promesa de la muerte.
—¡El Kaul debía de estar armado!— Bruke grita en señal de celebración mientras 178
las chicas y yo permanecemos sentadas en un silencio atónito, con los ojos muy
abiertos intentando recuperar el aliento. Sujeto a Tris con ambas manos, la pequeña
plurshy temblando y hecha un ovillo. Entonces nos damos cuenta de que Slye no se
mueve del suelo.
—¡Slye!— Tasha le sacude el hombro. —Slye. Dios mío, por favor, despierta—
—Está bien—. Levanto a nuestra amiga plurshy, que aún está entre mis manos, para
que pueda verla por encima de la multitud. —¿Y tú? ¿Te hirieron al capturar al
Kaul?—.
Es la primera vez en mi vida que experimento un amor y una adoración tan intensos 179
en la mirada de alguien, y me sobrecoge de la mejor manera posible, pero nuestro
reencuentro tendrá que esperar. —Mordox, tenemos que ayudar a Slye—
Mordox se arrodilla junto a él y coloca dos dedos sobre la garganta del macho.
—Ya estoy en ello— grita Bruke, rebuscando en el fondo de la lanzadera entre todas
las bolsas llenas de lo que podíamos llevarnos del laboratorio.
—La nave Thrushian debería tener una enfermería decente— El rostro de Rooke se
tuerce de preocupación por su amigo.
—Démonos prisa y metamos a Slye en la nave del Kaul— dice Mordox, con voz
tranquila pero urgente. —Tenemos que coger al Kaul y todo lo que hemos
empaquetado dentro de la lanzadera—
—Yo tengo el Kaul— Bruke corre hacia donde está el Kaul, amontonado en el suelo 180
cerca de la entrada del complejo.
No la culpo. Irradia peligro, incluso más que los machos a los que estamos
acostumbradas. Tiene el pecho desnudo y es muy musculoso, como los Ziarian, pero
no tiene cuernos ni cola. En lugar de escamas, está cubierto de piel azul brillante que
brilla como el metal pulido, con una estructura ósea que rivaliza con cualquier modelo
masculino de la Tierra. Tiene los ojos cerrados en su antinatural reposo y me maravilla
su color. Aún más llamativo es el pelo blanco como la nieve que le cae hasta la cintura,
trenzado en una única y espesa trenza.
Le abrazo tan fuerte que creo que se me van a romper los huesos. En sus brazos,
estoy segura, protegida y feliz. Me invade una alegría desbordante que casi no puedo
contener.
Su cuerpo duro está caliente contra el mío. Su aroma picante me envuelve como una
manta.
CAPÍTULO DIECIOCHO
Mordox
182
—No tan rápido, técnico— Me doy la vuelta con Zoé entre mis brazos. —Hay que
registrar la nave antes de que nadie suba a bordo—
Ya con un escáner de formas de vida en la mano, Bruke dice: —No tengo nada en
el escáner—
—Eso no significa que la nave esté vacía— advierto. —No podemos arriesgarnos si
hay otro Kaul a bordo, tal vez escondiéndose de nuestro escáner con una banda
disruptora—
Rooke asiente con la cabeza. —Mordox tiene razón. Deberíamos hacer un registro
exhaustivo del interior—
—Yo lo haré— me ofrezco voluntario, guiando a Zoé para que se coloque junto a
Darcy. —Estarás más segura aquí fuera, lula—
—¿Por qué parece que siempre te digo que tengas cuidado?— Sus labios se fruncen
en una mueca de preocupación.
—No te preocupes por mí— sonrío sintiendo el bulto de la pistola de plasma que
llevo en el bolsillo. —He hecho innumerables barridos para el enemigo durante mis
muchas rotaciones como Lita Comtra—
Tasha y Romy se reúnen alrededor de Zoé, sus expresiones reflejan la misma
preocupación que la de ella. Incluso Tris, posada en el hombro de Zoé, parece percibir
la tensión en el aire, pues su pelaje moteado se eriza.
Rozo con un beso el mohín de los labios de Zoé, y rasco a Tris bajo la barbilla antes 183
de dejarla en compañía de sus amigas. A pesar de la firmeza con que levanta la
barbilla, parece tan pequeña y vulnerable entre ellas, y nada me gustaría más que
estrecharla entre mis brazos. Pero hay que registrar el barco y no confío en nadie más
para hacerlo.
Los machos rodean a las hembras. Drax y Bruke, con sus escáneres desplegados,
vigilan los alrededores en busca de amenazas, mientras Rooke mantiene un ojo en
Slye y el otro en el Kaul conocido como Qhix, con un aturdidor apuntándole al pecho.
Avanzo con cautela por un estrecho pasillo hasta el puente de mando. Mis ojos
escrutan cada centímetro de la sala de control en busca de cualquier señal de
movimiento. El silencio flota en el aire, sólo roto por el suave zumbido de la
maquinaria y el débil eco de mis pasos. Tiro con fuerza del aire, pero mis glándulas
olfativas no detectan nada más allá de lo que ya he olfateado.
Una consola de control domina el centro de la sala con una intrincada red de
botones, interruptores y diales que cubren la superficie, con dos sillas para el piloto y
el navegante montadas en el suelo detrás de ella.
Las paredes están recubiertas de pantallas holográficas que muestran diversos 184
datos y mapas estelares, con colores vibrantes que bailan por todas las superficies. Mi
atención no se centra en la avanzada tecnología, sino en los compartimentos de pared
de tamaño masculino, lo bastante grandes para ocultarse.
Abro y compruebo cada uno de ellos, pero los encuentro vacíos, salvo por el
funcionamiento interno de la nave. Una vez despejado el puente, me dirijo a la parte
trasera, donde una puerta conduce a las dependencias de la tripulación.
Hago una pausa y escucho atentamente antes de continuar. La nave parece contener
la respiración, como si también fuera consciente de la gravedad de la situación. Ajusto
la empuñadura de mi pistola de plasma, listo para disparar a todo lo que se mueva.
La primera sala en la que entro es una cámara dormitorio. Hago una búsqueda
rápida, comprobando el interior de todos los armarios y compartimentos lo
suficientemente grandes como para albergar a un varón, y lo encuentro vacío.
Me decepciona que no haya mucha comida, salvo una gran cantidad de raciones y
botellas de agua. Esperaba un replicador de comida o un praksis lleno de carne fresca
en estasis. Los Thrushian eran conocidos por su afición a las cosas finas, pero un
carguero está muy lejos de ser un crucero de lujo.
Hay suficiente tellic en este saco para saltar varias veces a través del Universo. Los
mundos donde podemos elegir asentarnos son ilimitados. Podemos viajar fuera del 185
alcance de las reglas universales y mantener a las hembras a salvo de cualquier
patrullero Yulineon errante con órdenes de eliminar a cualquier humano en cualquier
otro mundo que se encuentren.
Esparcidos por la habitación hay varios cofres. Lo que encuentro dentro compensa
con creces mi decepción de la galera. Hay suficientes armas escondidas como para
librar una guerra. Me meto en la cintura una pistola láser especialmente intensa.
Dentro hay un transportador cuadrado que se desplaza sobre orugas metálicas con
pinchos en una bodega que, por lo demás, está vacía. El medio de transporte está
sujeto al suelo con pesadas abrazaderas. Todo este vacío me hace preguntarme de
nuevo qué era lo que el Kaul estaba buscando dentro del almacén de la prisión. ¿Qué
habría dentro para atraer la atención de un Star Maverick rico con suficiente tellic
como para hacer trueque por casi cualquier cosa?
Tris suelta un pequeño chillido y salta sobre mi cabeza. Sus garras en miniatura se
enroscan en mi melena mientras se aferra a mí.
—Hay una nano barrera dentro de la bodega de carga que podemos usar para
contener a los prisioneros— les digo a los machos. Cuando se activan, las partículas
de nanocitos se solidifican y forman un muro transparente. —El hangar médico está
bien equipado para monitorizar las constantes vitales de Slye. Síganme y les mostraré
dónde está—.
Rooke lleva a Slye por la rampa de carga hasta el ascensor, donde subimos al nivel
superior, bajamos por el pasillo y entramos en la bahía médica. El pirata acomoda a
su segundo mientras yo enseño a los demás nuestra recién adquirida nave espacial.
Drax y Bruke arrastran al inconsciente Kaul entre ellos, dejándolo atado y tendido
en el pasillo con Bruke de pie sobre su cuerpo con un aturdidor. Sin duda, al menor
movimiento de Qhix y Bruke volverá a dispararle.
—Echa un vistazo al alijo de armas del Kaul— Abro de un tirón los baúles llenos
de pistolas de plasma y blásters láser.
Drax silba por lo bajo ayudándose con una pistola de plasma. —Hay suficiente
potencia de fuego aquí para equipar una flota de Lita Comtra—.
Mientras Rooke vigila fuera de los dormitorios donde las hembras están a salvo,
Bruke, Drax y yo reunimos a los prisioneros a medida que salen. Todos armados por
si a alguien se le ocurre intentar robar nuestra nave.
—Los que deseen viajar al puerto espacial de Elysis para comenzar una nueva vida
pueden hacerlo en la bodega— Drax presenta al grupo dos opciones, y muestra la
llave de los collares de confinamiento. —O pueden permanecer en Zune. Cualquiera
de las dos opciones los liberará de sus collares de confinamiento y les dará la
libertad—
Los prisioneros avanzan arrastrando los pies, con los ojos muy abiertos mientras se
acercan al frente de la fila donde Drax usa la llave para abrirlos y liberarlos de sus
collares.
Este es el momento que han estado esperando, la oportunidad de saborear por fin 188
la libertad tras veinte rotaciones de confinamiento. Algunos no pueden contener su
emoción y echan a correr, ansiosos por ser de los primeros en embarcar en la bodega
de carga Thrushian y comenzar su viaje a Elysis.
Pero no todos se apresuran a dejar atrás Zune. Unos cuantos deciden quedarse,
contentos con su entorno actual. Respetamos su decisión y compartimos raciones, así
como un brazalete médico y otras provisiones antes de despedirnos de ellos.
Con la nano barrera activada, los prisioneros que deciden marcharse quedan
encerrados en la bodega de carga. Comparten alegremente raciones y botellas de agua
mientras discuten sus planes para cuando lleguen al puerto espacial de Elysis.
—Si Truyn hubiera aguantado un poco más, por fin habría saboreado la libertad
que anhelaba— Rooke mira a lo lejos un puñado de tumbas.
Ahora que mi estancia en Zune toca a su fin, reflexiono sobre las experiencias
inesperadas que he vivido aquí. Nunca habría imaginado entablar amistad con los
machos a mi lado, encontrar pareja o adoptar una compañera peluda. Pero ahora,
mientras me preparo para dejar esta luna, me doy cuenta de que me voy con más de
lo que tenía cuando llegué.
Sigo a Drax y Rooke por la rampa hasta el puente donde me espera mi lula. Zoé me 189
saluda con un tierno beso antes de reclamar nuestros asientos de lanzamiento a lo
largo de la pared trasera con los demás.
—Tú eres mi hogar, Mordox— Zoé me sonríe, y juro que la sonrisa de mi lula podría
iluminar el Universo entero. Me invade una sensación de satisfacción y amor que sólo
ella puede evocar. En su presencia, me siento pleno y completo, como si nada
importara excepto nosotros dos.
—Y tú el mío—
Rooke toma asiento en la consola, con el Kaul encadenado al timón a sus pies. Bruke
toma el otro, asumiendo el papel de navegante mientras el segundo al mando del
pirata espacial, Slye, se recupera en el hangar médico.
Zoé
190
La vida salvaje de Crao no se parece a nada que haya visto antes, criaturas con
escamas iridiscentes y alas que brillan en varios tonos. Parece como si viviéramos en
un sueño, lejos del caos y el peligro que experimentamos en Zune.
En este planeta etéreo, nuestro grupo de cinco hombres Ziarian y cinco mujeres
humanas había decidido construir una nueva vida juntos. Nos extendimos a lo largo
de las serenas orillas de un impresionante lago, construyendo casas sencillas con
tejados de paja.
Las parejas acopladas, así como Mordox y yo, compartimos vivienda, al igual que
Romy y Tasha. Los machos solteros, Bruke y Slye hicieron cada uno su propia casa.
Tris se sube a mi hombro mientras recojo la cesta con todos los deliciosos manjares 191
que hemos preparado. Fuera de nuestra casa, los árboles se mecen suavemente con la
brisa y sus hojas púrpuras susurran armoniosamente. Nuestra compañera plurshy
siempre se pega a nosotros, insegura de su entorno.
Mordox, siempre tan protector, camina a mi lado, con sus agudos ojos escrutando
los alrededores en busca de cualquier señal de peligro. Nuestro vínculo se ha
estrechado desde que dejamos Zune, y su presencia me reconforta.
Cuando nos dirigimos al lugar designado para el picnic, Romy y Tasha ya están
allí, tumbadas en una manta y charlando animadamente. El pelo morado de Romy,
que se está volviendo rubio oscuro por falta de Power Violet 48 de L'Oréal12, brilla en
tonos dorados a la luz del sol. Al vernos, nos saluda con una sonrisa contagiosa.
Mordox despliega una amplia manta que encontramos en la nave Thrushian que
nos trajo aquí, y nos tumbamos en un mullido trozo de hierba junto a las risueñas
chicas. Rooke y Darcy se acercan con paso seguro y despreocupado, mientras Drax y
Stacy se quedan atrás. Bruke y Slye acaban por llegar a nuestro círculo, llenando el
ambiente de ingeniosas pullas y bromas de buen carácter.
Los machos se encargan de montar una pequeña hoguera cerca, preparándose para
asar pescado fresco del lago mientras las chicas charlamos.
—Todavía no puedo creer que vivamos en otro planeta— dice Darcy tumbada de
espaldas y mirando al cielo despejado. —Somos como pioneros interestelares—
12
Tinte permanente para el cabello multifacético brillante ; Color. V48 Violet Vixen (violeta medio intenso).
—Lo sé— me río, acercándome a Tris para rascarle detrás de la oreja. —No es que
me queje, pero echo de menos la comida. Aquí no hay nada comparable a una buena
hamburguesa terrestre—
—Echo de menos a mi familia y a mis amigos— suspira Tasha con nostalgia. — 192
Ahora que todo se ha calmado y no estamos constantemente preocupados por ser
asesinados por terroríficas criaturas de laboratorio, mis pensamientos se consumen
con la gente que nunca volveré a ver—
—¿Es por eso que has cambiado de opinión sobre Slye?— Stacy susurra para que
los machos cocinando cerca no escuchen. —Drax ya no se interpone en tu camino si
es con él con quien quieres compartir tu cama—
—Dios mío, no, Roms— Tasha le da un manotazo a su amiga. —Es todo tuyo—
Tasha pone los ojos en blanco y gime. —Antes de que empecen a preguntar,
prometo que no me he enamorado de ninguno de los chicos, con pareja o sin ella. No
sé qué me pasa. Tal vez sólo estoy triste porque soy la única aquí que no tiene una
pareja predestinada—
Mi corazón se rompe por ella y me invade la culpa por mi buena suerte al encontrar
a mi compañero perfecto en Mordox. No es justo que yo sea tan feliz mientras ella se 193
siente obviamente sola.
Soy la primera en rodear a Tasha con mis brazos antes de que ella se vea envuelta
en una ráfaga de abrazos y palabras tranquilizadoras, cada una de nosotras
prometiéndole que todo irá bien.
—Sí— dice Darcy alegremente. —Hay toneladas de planetas ahí fuera. Apuesto a
que hay uno poblado y seguro para que lo visitemos—
—Seguro que tienes razón— sonríe Tasha y se levanta. —Gracias por las palabras
de ánimo chicas, ya me siento mejor—.
—Oh, olvidé que dejé algo en la nave— Se vuelve hacia nosotras mientras camina.
—Vuelvo enseguida—
—Está bien, pero ten cuidado con ese tipo Qhix— Stacy le dice de nuevo.
Los propulsores se encienden, haciendo volar a los machos por los aires. La nave
espacial se eleva hacia el cielo, arrebatándonos a Tasha.
…. Fin ….
Acerca de la Autora
Iona Strom escribe para las lectoras que adoran los romances calientes y
entrañables protagonizados por exóticos machos alienígenas que se
enamoran perdidamente de sus compañeras humanas.