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Robada por el Bárbaro

Stolen by the Barbarian

Primal Moon Barbarians

Bárbaros de la Luna Primitiva


Libro #3

Iona Strom
Esta es una traducción hecha por y para fans.

Leyendo con Ani realiza dichas traducciones de manera altruista y sin


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CRÉDITOS

TRADUCCIÓN, PDF Y EPUB

ANI

CORRECIÓN

LESLIE VALE
CONTENIDO
Créditos
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Epílogo
Acerca de la Autora
SINOPSIS:

Encarcelado por descubrir una verdad inconfesable, se difundieron 6


mentiras que me presentaban como un monstruo. Pero los únicos
monstruos reales de Zune acechan en la oscuridad perpetua, habiéndose
retirado a donde la luz nunca toca el suelo.
A pesar de mis años como guerrero de élite, incluso yo temo lo que hay
en el abismo ennegrecido más allá de los rayos del sol. A pesar de los
peligros, ni siquiera los horrores que merodean en las sombras me
impedirán hacer lo que sea necesario para mantenerla a salvo.

Es mía para protegerla.


PRÓLOGO

Mordox
7

¡La hembra de melena pálida es mía! Gruño para mis adentros mientras vislumbro a la
pequeña hembra entre las demás. Una suave brisa se mueve en mi dirección y yo
inclino la cabeza hacia atrás, mis glándulas olfativas se abren paso entre las fragancias
de las otras hembras para enfocarse en su delicado aroma.

Mis escamas ondulan por mis hombros y bajan por mi espalda hasta asentarse en
un agudo cosquilleo en la base de mi columna vertebral. La punta de mi cola tiembla,
el impulso de marcarla como mi compañera es casi insoportable. No sé su nombre,
pero no me importa. Sus semioquímicos 1 me dicen que me pertenece.

Lo único que deseo es actuar según mis instintos primarios, cogerla y llevármela
donde sé que estará a salvo. El suelo no es seguro aquí, no hasta que todas esas
criaturas estén muertas.

Me mantengo firme y a distancia para no asustarla, dejando que las demás la rodeen
como un escudo. Debo esperar mi momento. Ganarme su confianza. Acercarme, para
poder reclamar a la que me pertenece. Ella aún no lo sabe, pero necesita mi protección.

Mi mirada se desplaza entre la mujer pálida y el resto; sus grandes ojos están llenos
de terror, y me paralizo. El corazón me golpea la caja torácica y sé que debo tener
cuidado. No moverme demasiado rápido y echar más leña al fuego de sus miedos
precipitándome.

1
Semioquímicos. Sustancias implicadas en la comunicación entre seres vivos, generando una respuesta en la conducta
y/o fisiología de organismos de la misma o diferente especie.
El grupo ya ha perdido a una hembra en el bosque. Ella y la de púrpura se alejaron
cuando chocaron por primera vez, pero sólo una regresó. La busqué por el bosque,
pero perdí su rastro en la orilla del río Zune.

Ahora están en alerta máxima y tengo que ser precavido. 8

Observo atentamente desde mi escondite tras las hojas de jufta. Aparto a un lado el
enorme follaje, preparándome para salir y hacer notar mi presencia, cuando el olor de
un macho flota en la brisa.

Maldigo en silencio y me agacho. Cuando veo quién es a través de las hojas,


maldigo de nuevo y me agacho en el arbusto de jufta para que el pirata no me vea.

Rooke.

Reconocería a ese cabrón pelirrojo en cualquier parte. Un infame pirata espacial


conocido por robar valiosos artefactos de planetas de todo el Universo.

Lo vi una vez mientras estaba en mi última misión clandestina en Octari 5. Me


habían encargado desactivar una nave de guerra Octariana con destino a Wuvr 6. Los
Octarianos habrían diezmado el planeta natal de los Wuvrianos con sus bombas de
plasma, y eso habría puesto fin al acuerdo comercial entre Ziaria y Wuvr 6.

Era una misión interesada del gobierno Ziarian, pero nuestro pueblo había pasado
a depender del blitio como principal fuente de combustible para los cruceros celestes
utilizados para viajar por el planeta.

Al igual que ahora, Rooke había sido completamente ajeno a mi presencia entonces,
explorando su próximo objetivo.

Mi pulso se acelera al ver al pirata espacial acercarse cada vez más al grupo de
mujeres. Es una amenaza y debo actuar con rapidez. Mi cuerpo se prepara para la
confrontación. Me quito la mochila que llevo siempre que salgo de casa y desenvaino
la espada, preparándome para la embestida. Sin duda está allí para saquear lo que
pueda de los restos de la nave de las hembras.

No me preocupa que sus glándulas olfativas capten mi olor. Desde que mi collar de
confinamiento se cayó hace veinte rotaciones, he usado aceite de flor husti para 9
enmascarar mi olor. El aceite acre exprimido de los pétalos funciona tan bien como
una niebla química de camuflaje.

La hembra de melena roja lleva a mi hembra al interior de la nave en cuanto Rooke


atraviesa el follaje que rodea el lugar del accidente. Mi hembra se asoma por el borde
de la escotilla abierta, su curiosidad anulando su miedo al macho desconocido.

Rooke levanta las manos en señal de paz. Desplazo mi peso sobre las puntas de los
pies y aprieto con la mano la empuñadura de mi espada. Entonces me doy cuenta de
que lleva varias pieles de agua y bolsas de comida en el cinturón. Relajo la postura y
espero a ver su próximo movimiento.

—No les haré daño— Rooke se mueve lenta y metódicamente, para no asustarlas.
—Sólo quiero ayudar. He traído comida y agua para ustedes. Lo dejaré aquí y seguiré
mi camino—.

Las hembras retroceden lentamente. La de melena púrpura permanece al frente


para proteger a la hembra de melena espiral que empuja detrás de ella.

El pirata tonto está hablando en Ziarian. Si no me equivoco, estas hembras


alienígenas son humanas. No pueden entender su galimatías 2 sin traductores, y a

2
Galimatías es un término usado para describir un lenguaje complicado y casi sin sentido.
juzgar por sus caras de sorpresa y perplejidad, es muy probable que no lleven
ninguno.

Cómo esta especie primitiva está en posesión de una nave espacial de clase Starskip
es un misterio, a menos que haya alguien más allí con ellos que sepa cómo pilotarla. 10
Tal vez incluso el mismo alguien que las secuestró.

El Sector Luartick donde se encuentra la Tierra está protegido por patrulleros


Yulineon. Bajo las reglas universales, es casi imposible aterrizar en planetas infantiles
como ese, pero he oído que el rillium que se paga por la carne humana es lo bastante
tentador como para que el riesgo de muerte merezca la recompensa.

Vigilo de cerca a Rooke con planes de seguirle la pista y asegurarme de que


abandona la zona. Sus intenciones pueden parecer genuinas, pero es sólo cuestión de
tiempo que muestre su verdadera cara. Cuando lo haga, estaré aquí para acabar con
él.

La mujer de melena espiral mira por encima del hombro de la que la protege. Rooke
la mira a los ojos, levanta la nariz para captar su olor en la brisa y se queda inmóvil,
excepto por el agitado movimiento de su cola. Su cuerpo desprende un perfume
picante y yo sonrío, sabiendo que los planes que él tenía para saquear el barco han
cambiado.

No soy el único macho que se ha visto sorprendido por el impulso primario de


reclamar una compañera.

Saluda a la hembra con cabellos en forma de espiral y ella le devuelve el gesto.


Después de dejar la comida y el agua en la base de un árbol cercano, se aleja
lentamente. Le sigo, con el viento en la cara, mientras rastreo al macho por la espesura
del bosque.
Cuando esté seguro de que el pirata espacial se ha ido, volveré y vigilaré a mi hembra.
Me aseguraré de que Gruxt y las otras abominaciones fugitivas que aún tengo que
rastrear y matar no se aventuren por aquí.
11
CAPÍTULO UNO

Mordox
12

En silencio, me deslizo a través de la densa vegetación del Bosque Zune, inhalando


profundamente mientras mis glándulas olfativas califican la infinidad de aromas que
llenan el aire. Ahora que he ahuyentado a la manada de wulks y que la amenaza a la
seguridad de mi hembra ha pasado, debo volver al lugar del accidente y reanudar mi
vigilia.

El bosque que me rodea es exuberante, y está lleno de azules y verdes vibrantes.


Los árboles, tan altos como para tocar el cielo, se mecen con una brisa fragante, cálida
y sofocante. La luz del sol se cuela entre las densas copas, iluminando las manchas de
musgo y helechos que cubren el suelo del bosque. Flores de colores asoman entre los
árboles, con la cabeza inclinada hacia el sol mientras beben sus rayos.

La belleza del bosque es engañosa; oculta los peligros que acechan en su interior.

Mi corazón late más rápido a medida que me acerco al lugar del accidente. Ya
puedo sentirla, como si un hilo invisible nos uniera. Me invaden instintos primarios
y no puedo evitar la feroz protección que siento hacia ella. Pero debo mantener la
cautela y encontrar el momento perfecto para dar a conocer mi presencia.

Una fuerte brisa agita el espeso follaje y trae consigo el inconfundible aroma del
macho alterado, Gruxt. Mis glándulas olfativas captan el olor de inmediato y todo mi
cuerpo se tensa. Está ahí fuera, acercándose al lugar del accidente, más cerca de ella.

—Mierda— siseo en voz baja, mis escamas recorren mi columna vertebral en una
ola espinosa mientras corro hacia la nueva amenaza. Mis cuernos giran hacia delante,
con las mortíferas puntas dirigidas hacia fuera y listas para la lucha. Pequeñas ramas
se quiebran y las hojas se agitan al paso de mi cola cortante.

No puedo permitir que Gruxt se acerque a mi compañera. Sigo el rastro del macho
alterado, la adrenalina corre por mis venas como fuego líquido, cada paso me acerca 13
más a la confrontación que he estado esperando.

Me mantengo agachado, siguiendo el rastro de Gruxt por la espesura del bosque.


Mis fosas nasales se hinchan cuando percibo un olor más penetrante del macho
alterado. Un olor vil y acre que me eriza los colmillos. Se está acercando al lugar del
accidente.

A medida que me abro paso entre el denso follaje, me llegan más olores: la mujer
de piel pálida y sus acompañantes. Se alejan del lugar del accidente y se acercan al
laboratorio subterráneo. El pánico me inunda, ahogando la razón. Hay otro hombre
con ellos, una presencia desconocida, y no puedo evitar temer lo peor. ¿Qué quiere de
ella? ¿Con ellas?

Necesito llegar hasta ella antes de que entre en el laboratorio subterráneo, para
protegerla de la criatura que permanece dentro. Pero primero, debo detener a Gruxt.
Corro hacia delante, con cada músculo de mi cuerpo dolorido por la desesperada
necesidad de alcanzarla.

Mi corazón se acelera cuando el olor de Rooke (una mezcla de sudor y


determinación) me sigue a través del denso follaje. El macho es persistente, pero ahora
no puedo concentrarme en él. La bestia alterada se acerca a las hembras, a mi
compañera. Mi sangre ruge en mis oídos, una alarma dentro de mí cada vez más
fuerte.

Obligo a mis piernas a moverse más deprisa, ignorando el escozor de las ramas que
azotan mis escamas.
La primera vez que veo a Gruxt siento un escalofrío. Su melena anaranjada es
visible a través de la espesa vegetación, una presencia salvaje y mortal que exige
atención. Mis instintos me gritan que me prepare para la batalla.

Inclinado hacia delante, mis cuernos ansían una carnicería. Mis escamas se erigen 14
sobre mis hombros y espalda, una muestra primigenia de fuerza y agresividad.

El macho alterado se abre paso entre la maleza y su enorme cuerpo sacude el suelo
bajo nuestros pies. A pesar del peligro, mis pensamientos se dirigen a mi compañera,
mi hermosa, frágil y pálida hembra. Necesito protegerla, mantenerla a salvo de la
pesadilla que se cierne sobre ella.

Me lanzo a la carga, con cada fibra de mi ser concentrado en la batalla que se


avecina. Rooke me sigue, nuestro frente unido es una prueba de nuestro objetivo
común de salvar a las hembras que despiertan nuestros impulsos primarios.

Corro a toda velocidad, con el corazón latiéndome en el pecho. Cada músculo se


tensa mientras salto por los aires, chocando con el macho alterado. El mundo que me
rodea se desvanece y lo único que importa ahora es la lucha y la abrumadora
necesidad de proteger lo que es mío.

Mis garras se clavan en la espalda de Gruxt y, por un momento, creo que tengo
ventaja. Pero entonces salgo despedido como una simple plaga. El mundo gira a mi
alrededor y caigo al suelo, rodando para absorber el impacto. Aprieto los dientes, me
pongo en pie y me lanzo de nuevo contra él. Esta vez, mis garras dan en el blanco,
atravesándole la cara y dejando profundos cortes a su paso.

El macho alterado es monstruoso, el doble de grande y pesado que yo. Su melena


naranja sobresale en todas direcciones, desgreñada y salvaje alrededor de enormes
cuernos. Sus colmillos gotean una sustancia viscosa y sus ojos, siniestros orbes
naranjas, brillan con una terrible inteligencia que me produce escalofríos.

Ignoro el dolor punzante que amenaza con consumirme.


Enfurecido, el macho alterado arremete, sus garras, el doble de largas que las mías,
me alcanzan en el pecho, desgarrando mis escamas. El dolor abrasador enciende una
rabia primitiva en mi interior, una ira oscura e insondable que ahoga todo lo demás.

Doy vueltas alrededor de Gruxt, pensando en mi próximo movimiento. Mi corazón 15


late con fuerza mientras mantengo los ojos fijos en él, sin permitir que mi mirada
vacile ni un instante. Es una bestia descomunal, con escamas blindadas que se erigen
como cuchillos triangulares a lo largo de sus hombros y bajan por su columna
vertebral hasta la base de su cola.

Su rostro distorsionado y retorcido ya no se parece al macho Ziarian que fue una


vez.

Gruxt sigue mis movimientos tal y como esperaba. Se gira para que el macho de
melena amarilla que escolta a las hembras tenga la oportunidad de golpearle por la
espalda. Mi corazón se acelera, sabiendo que tenemos que trabajar juntos si queremos
acabar con este monstruo.

El macho de melena amarilla gruñe, haciendo su movimiento. Rápidamente golpea


a Gruxt en el costado con una daga de aspecto malvado, luego rueda para evitar
represalias.

De la herida sale una sangre azul oscura que mancha el follaje verde a sus pies.
Gruxt echa hacia atrás su enorme cabeza y ruge de indignación, girándose para atacar
al macho de melena amarilla.

Juntos, cargamos contra el monstruo que tenemos delante. La batalla es feroz, el


aire huele a sangre. Y en medio de todo, un pensamiento permanece claro en mi
mente: Haré lo que sea necesario para salvarla, aunque me cueste la vida.

Furioso, Gruxt se abalanza sobre mí con un gruñido gutural. Su mano carnosa me


rodea la garganta, apretando con fuerza mientras me levanta del suelo. Mis pies
cuelgan indefensos en el aire, dando patadas a la nada mientras lucho por respirar.
Araño su mano, desesperado por apartar sus dedos de mi garganta. No puedo...
respirar. La oscuridad se desliza por los bordes de mi visión, amenazando con
consumirme. Respiro entrecortadamente, sabiendo que cuanto más tiempo lo
mantenga concentrado en mí, más tiempo tendrá mi compañera de escapar.
16
Mi visión se estrecha, mi cabeza palpita. De repente, el hombre de melena amarilla
se abalanza, con la daga en alto y apuntando al costado ileso de Gruxt. Pero su ataque
se ve frustrado cuando la mano libre de Gruxt lo aparta de un manotazo. Vuela por
los aires y se estrella contra el tronco de un árbol con un ruido repugnante.

La fuerza del ataque del hombre de melena amarilla me libera del estrangulamiento
mortal de la bestia y caigo al suelo a sus pies. Jadeo, con el pecho ardiendo por la
desesperada necesidad de aire. Mi visión borrosa se oscurece, amenazando con
consumirme. Pero no puedo ceder a la inconsciencia, no ahora. Mi compañera... sigue
en peligro.

Gruxt tira con fuerza del aire. De repente, se da la vuelta y corre en dirección al
laboratorio subterráneo. ¡Ha captado el olor de las hembras!

Me pongo en pie de un empujón cuando el macho de melena amarilla se levanta de


la base del árbol. Intercambiamos expresiones de dolor, su cuerpo tiembla,
probablemente por el dolor, pero hay un fuego en sus ojos que me dice que no
retrocederá.

Mientras corremos para alcanzar a Gruxt, no puedo evitar preguntarme por qué el
macho de melena amarilla trasladó a las hembras de la nave estrellada al laboratorio.
No tiene sentido; sólo aumenta el peligro que corren.

Nos acercamos al macho alterado y los escalones hundidos del laboratorio aparecen
a la vista. Veo a mi compañera acurrucada junto a la hembra de pelo espiral, a la
intemperie y vulnerables.
Alargo la mano, obligando a mis piernas a moverse más rápido con la esperanza de
poder alcanzarla a tiempo justo cuando Rooke aparece de la nada, lanzándose con los
pies por delante contra el vientre de la bestia. El impacto detiene a Gruxt en seco, pero
hace que el pirata rebote hacia atrás. Rooke aterriza con fuerza, encogiéndose la
17
espinilla de dolor. Gruxt no se inmuta y emprende la huida a una velocidad
aterradora.

Empujo con más fuerza y cada músculo grita en señal de protesta, pero no hay
tiempo para el dolor. Mi compañera está en peligro y nada me impedirá alcanzarla.
Un gruñido me sube por la garganta. Mis instintos toman el control, mi cuerpo se
mueve con un impulso primario nacido de la desesperación.

Perseguimos a Gruxt, nuestros miembros pesados y descoordinados. Rooke cojea a


nuestro lado, con una expresión de obstinada determinación.

¿Y si no llegamos a tiempo? ¿Y si mi compañera resulta herida por mi fracaso? El


pensamiento es insoportable, alimentando mi determinación de correr más rápido,
empujando más fuerte.

—¡Joder!— maldice el macho de melena amarilla, con los ojos desviados entre la
escalera subterránea y la forma del macho alterado que se acerca rápidamente. —Ni
siquiera están dentro todavía—.

—¡No!— Rooke arremete con las puntas de sus cuernos en alce. La dura armadura
de escamas de la espalda del macho alterado está intacta, pero el impacto lo ralentiza,
dándonos a mí y al macho de melena amarilla tiempo para alcanzarlo.

Cuando nos acercamos, el macho alterado se da la vuelta, con los ojos naranjas
ardiendo de furia. Su cola sale disparada y roza a Rooke, que se agacha justo a tiempo.
El macho de melena amarilla no tiene tanta suerte, el apéndice con escamas lo derriba
de lado. Se estrella contra la maleza y desaparece entre el espeso follaje del bosque.
Salto sobre la espalda del macho alterado, engancho mi brazo alrededor de su
grueso cuello y me aferro a él con todas mis fuerzas. El peso de mi cuerpo lo
desequilibra y sus brazos se agitan salvajemente mientras lucha por recuperar el
equilibrio. Noto el temblor bajo sus gruesas escamas, el ritmo entrecortado de su
18
respiración.

Con una última oleada de fuerza, aprieto el agarre y empujo al macho alterado
hacia atrás, obligándolo a tropezar.

Rooke arremete y sus colmillos se clavan en la pantorrilla del macho alterado. La


bestia ruge con furia. Mi agarre en su garganta se tensa mientras se agita, intentando
sacudirnos. Rooke se aferra a su vida, su cuerpo se mueve de un lado a otro con cada
movimiento violento.

—¡Corran todos!— grita el macho de melena amarilla, después de haber


conseguido atar un collar de confinamiento alrededor de los bíceps de Gruxt. Activa
la llave, los colores se alternan rápidamente hasta llegar a la cuenta atrás del rojo
parpadeante.

Con todas las fuerzas que me quedan, suelto al macho alterado, y me tiro al suelo
en picado, buscando refugio tras el enorme tronco de un solitario árbol clava. El
corazón me late en los oídos y respiro entrecortadamente mientras la adrenalina corre
por mis venas.

Veo a mi compañera acurrucada con las otras hembras cerca de la escalera hundida.
El miedo en sus ojos me atraviesa como un cuchillo, me aparto del árbol y corro hacia
ella. Empujo con fuerza, luchando por cerrar la distancia que nos separa.

Los rugidos del macho alterado se vuelven más frenéticos, la cuenta atrás del collar
se acerca a su fin. Una eternidad parece pasar en el lapso de un latido, incluso la luna
contiene la respiración mientras esperamos lo inevitable.
La violenta erupción de energía es casi cegadora en su intensidad. El suelo tiembla
bajo mis pies. El estruendo de la explosión, una cacofonía de destrucción.

La explosión del collar de confinamiento tira a mi compañera al suelo. Ella


permanece inmóvil y el pánico se apodera de mí. Sin pensarlo, me abalanzo sobre ella 19
y la cojo. Mis pies corren por el suelo como si tuvieran mente propia, llevándonos a
los dos a lo más profundo del bosque.

Me detengo un momento para evaluar sus heridas y cojo la mochila que había
escondido bajo un arbusto. Es un alivio comprobar que sigue viva y respira, pero está
inconsciente. Saco el brazalete médico, lo calibro según su peso y se lo coloco en el
antebrazo.

Con la calidez de su pequeño cuerpo acunado junto a mi pecho, anhelo tomarme


un momento para admirar la pequeña belleza que tengo entre mis brazos. El ruido de
pasos llega a mis oídos, un aviso de que me están siguiendo. Sin pensarlo dos veces,
atravieso el bosque con mi compañera en brazos.

Mi escondite en lo alto de los árboles es el lugar más seguro para ella, no el


laboratorio subterráneo donde las hembras estaban siendo conducidas por el Ziarian
de melena amarilla. Una idiotez esconder a las hembras donde se criaban esas
criaturas y aún podría quedar alguna.

Sujetando a mi hembra, salgo a toda velocidad. Recurro fácilmente a mi


entrenamiento militar, manteniendo mis zancadas rápidas y ligeras para no ser oído.
Me abro paso entre la espesa vegetación para confundir y eludir a mis perseguidores.

En el bosque se oye el piar de los pájaros y el zumbido de los insectos. El sol


implacable se cuela entre los árboles. Las lianas y las ramas nudosas me alcanzan,
pero soy lo bastante ágil para esquivarlas.
Mi respiración se entrecorta mientras corro durante horas. Me duelen los músculos
y tengo la garganta seca. Pero no me detengo. No hasta que sepa que he distanciado
lo suficiente a Rooke y la hembra de melena en forma de espiral que me sigue.

Me mantengo cerca de las furiosas aguas del río Zune. Haz que el pirata crea que 20
me está siguiendo. Pronto llegará la temporada de lluvias y el agua enmascarará el
olor de mi hembra. Lo atraeré más cerca de mi escondite, le tenderé una de mis
muchas trampas.

El pirata espacial no es de fiar y aún acechan demasiados peligros que los científicos
desataron en el bosque. Sólo yo puedo mantenerla a salvo.
CAPÍTULO DOS

Zoé
21

Adormilada y desorientada, me remuevo en una cama suave. Abro los ojos con
desgana ante un entorno desconocido y me incorporo lentamente, frotándome las
sienes para intentar comprender dónde estoy.

Toco el brazalete blanco que me cubre el antebrazo. Está sujeto a un apoyabrazos


elevado y toscamente fabricado, pegado al marco de la cama, pero no me asusto,
recordando que Stacy nos habló del brazalete médico que su nuevo novio alienígena,
Drax, utilizó para curarla. Luces parpadeantes de colores parpadean una y otra vez
mientras zumba suavemente.

¿Me han herido?

Estoy sola en una habitación tejida con ramas y lianas. Es como estar dentro de una
bola de mimbre gigante. La luz del sol entra a raudales por las grietas de las paredes,
creando un intrincado dibujo en el suelo de tablones de madera. En una esquina, una
pequeña mesa sostiene una serie de dispositivos alienígenas y lo que parece ser un
monitor de ordenador.

—¿Qué...?— murmuro, intentando sacudirme las telarañas de recuerdos recientes


que no acabo de asimilar.

Recuerdo estar en la nave estrellada y el repentino regreso de Stacy tras varios días
desaparecida junto a un alienígena como el que nos trajo comida y agua. Drax. Dijo
que ya no era seguro para nosotras allí y que teníamos que irnos.
Estábamos en camino a un lugar más seguro cuando esa criatura gigante atacó.
Tasha la había llamado Godzilla.

Recuerdo haber visto la brutal pelea. Drax, Rooke, y algún otro alienígena de pelo
verde que no conocía, habían luchado contra Godzilla. 22

¿Qué pasó después? No lo sé.

Cuando mis sentidos empiezan a despertar, un aroma intrigante flota en el aire.


Una combinación fragante y sabrosa que me recuerda a casa. Olfateo el aire con avidez
y mi estómago vacío se retuerce en respuesta.

La habitación que me rodea gira en un remolino vertiginoso cuanto más tiempo


permanezco sentada. Intento concentrarme en la habitación, recordar cómo he llegado
hasta aquí, pero todo parece moverse como arena bajo mis pies.

—¿Hola?— Llamo con voz temblorosa. —¿Hay alguien aquí?

¿Dónde están las otras chicas? ¿Dónde está Darcy?

Darcy se había convertido en una hermana mayor para mí, igual que las otras
chicas, pero me sentía más unida a ella que a ninguna de las otras. Su bondad
inquebrantable me hacía sentir tan segura y cuidada, siempre pendiente de mí con un
ojo vigilante.

Incapaz de mantener la cabeza erguida un momento más, me desplomo sobre el


cojín de almohadas. Unos sonidos cambiantes llegan desde una habitación contigua
antes de que se acerque el arrastre de unos pasos.

—Tranquila— dice una voz grave, suave y autoritaria.

Giro la cabeza hacia la puerta abierta, enmarcada por enredaderas retorcidas, y mis
ojos se clavan en una figura enorme. Un alienígena azul turquesa, alto e imponente.
El de pelo verde que ayudó a Drax y Rooke a luchar contra Godzilla.
Es inmensamente musculoso, como un luchador profesional. Incluso más grande
que Drax o Rooke. Unos cuernos negros y elegantes se curvan a lo largo de su cabeza
como los de un carnero. Su largo y brillante pelo negro le llega hasta la cintura, con
mechones del mismo verde esmeralda que sus profundos ojos.
23
Camina hacia mí y yo retrocedo, recordando que nos estrellamos en una luna
prisión. Si está aquí, en Zune, significa que ha cometido un crimen. Aunque haya
ayudado a combatir al monstruo, sigue siendo un extraño.

¡Y es aún más grande de cerca!

Sólo lleva pantalones hechos de algún tipo de cuero y botas que le llegan a las
rodillas, su enorme pecho está a la vista. Este tío tiene abdominales para días, así que
no es culpa mía que mi mirada se desvíe hacia su estómago, que podría hacer las veces
de tabla de lavar.

Intento moverme hacia atrás en la cama, pero tengo el brazo atrapado en el


brazalete, que me sujeta firmemente. Mis dedos se clavan en la suave tela cuando se
deja caer sobre sus rodillas a mi lado. El corazón se me acelera y todos los nervios me
gritan que saque el brazo del brazalete y huya.

—¿Tienes hambre?— Su voz es un zumbido grave que resuena en mis huesos. Se


mueve con una gracia cuidadosa, como si quisiera demostrarme que no quiere
hacerme daño, y levanta un cuenco humeante que contiene el delicioso aroma que mi
cuerpo ansía.

Jadeo y abro los ojos con sorpresa cuando una criatura diminuta, parecida a una
ardilla, salta sobre su hombro. El cuerpo del roedor está cubierto por un suave pelaje
azul real salpicado de manchas amarillas. Sus enormes y redondos ojos dorados me
miran con curiosidad mientras sus gigantescas y puntiagudas orejas se mueven de un
lado a otro, captando sonidos que no puedo oír. Una cola esponjosa se agita detrás de
él mientras olfatea el aire.
El alienígena turquesa se acerca para rascar a la ardilla bajo la barbilla. —Esto no es
para ti, Tris. Tu comida está en la mesa de la otra cápsula—.

La pequeña ardilla salta y se escabulle. En mi opinión, cualquiera que sea amable


con los animales merece al menos un poco de confianza. Sólo me trae comida y no 24
está aquí para hacerme daño.

—¿Era tu mascota?— pregunto, obligándome a calmarme e intento incorporarme.

—Mi traductor no interpreta lo que es una mascota en Ziarian— dice, acudiendo


en mi ayuda mientras me esfuerzo. Deja el cuenco a un lado y me acomoda las
almohadas para que me incorpore. —Tris es mi peluda compañera. La encontré
cuando era un cachorro en el suelo del bosque. No podía dejarla morir y, aunque no
creía que viviera, la alimenté a mano hasta que pudo comer sola—.

—Fue muy amable por tu parte— digo mientras su pelo roza mi piel cuando se
inclina sobre mí. Rodeada de su embriagador aroma, una mezcla de sándalo y una
especia que no puedo identificar, no puedo evitar inhalar profundamente.

Gruñe en respuesta, como avergonzado por mi comentario.

Debería aterrorizarme, pero no es así. Sus manos son sorprendentemente suaves


mientras me acomoda las almohadas. Su mirada esmeralda, brillante, cálida y amable
se cruza con la mía.

No tengo ninguna experiencia con los hombres. Me recorre un torrente de


emociones y no sé cómo controlar mi respiración acelerada ni el cosquilleo de mis
partes femeninas ante su cercanía. No hay nada lógico en sentirme así.

Me ofrece el cuenco, pero me tiembla tanto la mano que decide cogerlo, dándome
de comer con la cuchara mientras se encarama a un lado de la cama. Está tan cerca
que puedo contar las manchas verdes más oscuras que salpican su mirada.
Los iris de los Ziarian son más grandes que los de los humanos, con una cualidad
luminiscente que los hace surrealistas. Así de cerca, no puedo evitar mirar.

Gimo inapropiadamente alrededor de mi primera cucharada de sopa. Sus ojos se


abren de par en par y se clavan en los míos. La vergüenza me invade y agacho la 25
cabeza mientras se me calienta la cara.

—Es una sopa buenísima— balbuceo nerviosa —¿La has hecho tú?—.

Dios, digo las cosas más estúpidas cuando estoy nerviosa. Por supuesto que la hizo
él, ya que no parece haber nadie más aquí.

—Sí—. Me mete otro bocado en la boca. —Es caldo de hueso de krotin, y los trozos
picados son varias hortalizas de raíz. Es rico en proteínas y las verduras contienen
propiedades curativas—.

—El sabor me recuerda a la sopa de pollo que me hacía mi abuela cuando estaba
enferma—.

—¿Abuela?— Sacude un poco la cabeza.

—La madre de mi madre—.

—Ah— dice. —Los Ziarian las llaman Maymina. De pequeño, yo no podía


pronunciar la palabra y la llamaba Mayme—.

Sonrío imaginándome a este macho corpulento como un niño de cara dulce, ojos
traviesos y pequeños cuernos que sobresalen de su cabeza.

—Me hacía una sopa parecida a esta cuando estaba enfermo— me mete otro bocado
en la boca mientras recuerda —pero con otras verduras que no se encuentran en
Zune—.

Me acabo el plato de sopa, curiosa, pero recelosa del hombre a pesar de su ayuda.
Tengo montones de preguntas, pero no quiero bombardearle, por miedo a cabrearle.
Pero, ¿qué tan mal tipo puede ser con una ardilla como mascota y una abuela
apodada Mayme? Quiero decir, ¿cuán lindo es eso?

—¿Bebida?— Me ofrece una abultada bolsa de cuero.


26
Huelo el borde de la bolsa antes de inclinarla hacia atrás y beber profundamente
del frío líquido. Incoloro e insípido, es un poco más espeso que el agua a la que estoy
acostumbrada, pero es lo mismo que hemos estado bebiendo desde que nos
estrellamos aquí. Me recuesto en las almohadas con la barriga llena y la cabeza ligera
y confusa.

—Necesitas descansar— me dice. —Aún te estás curando de la herida de la


cabeza—.

—¿Herida en la cabeza?— Me toco la cabeza, pero no encuentro ningún vendaje.

—La explosión del collarín de confinamiento te dejó inconsciente cuando caíste al


suelo—.

—Oh— me froto la sien, —no recuerdo eso, pero me acuerdo de ti. Estabas allí,
ayudando en la lucha contra Godzilla—.

—¿Godzilla?— Arruga la nariz. —¿Así es como llamas al Ziarian alterado en el


laboratorio? Antes de que mi gobierno lo convirtiera en una bestia, se llamaba Gruxt—

—Drax dijo que solía ser uno de los tuyos—.

—¿Drax?— Ladea la cabeza. —¿Te refieres a Draxyn? ¿El macho de melena


amarilla?—

—Sí, supongo. Stacy solo le llamo Drax, pero es el que tiene el pelo amarillo. Es el
nuevo novio alienígena de Stacy— suelto y desearía no haberlo hecho cuando unos
ojos esmeraldas se estrechan sobre mí.
—Alienígena, ¿eh?— Pero entonces sonríe con una risita. —Si los Ziarian son los
alienígenas, ¿en qué te convierte eso a ti, lula?—.

—¿Qué significa lula?—


27
Esquiva mi pregunta con una propia: —¿Eres humana?—.

Asiento con la cabeza mientras la conversación se vuelve surrealista. Estoy


hablando con un alienígena. ¡Un maldito alienígena! En otro planeta o, para ser
exactos, en una luna alienígena donde nunca se pone el sol.

—Dime una cosa—. Levanta la barbilla. —¿Cómo ha conseguido una especie


primitiva incapaz de viajar por el espacio llevar una nave de clase Starskip hasta
Zune?—.

Me estremezco, un poco ofendida por su pregunta. —No nos dieron muchas


opciones. Por suerte, Stacy sabía pilotar la nave de su antiguo amo y nos salvó de ese
terrible alienígena amarillo que nos compró en el planeta rojo—.

No sé de dónde me sale la chulería. Normalmente, soy súper tímida y no me


enfrento a nadie, especialmente con desconocidos. Y este tipo definitivamente califica,
pero algo en él hace que me sienta extrañamente a gusto.

Tal vez sea mi herida en la cabeza, o la ardilla alienígena que ha vuelto de repente,
posada en su enorme hombro y mordisqueando algún tipo de fruta verde y brillante.

Es raro que no me aterrorice. Quizá porque no me ha dado ninguna razón para


tenerle miedo. Si fuera a hacerme daño o a matarme, ya lo habría hecho, no me habría
preparado sopa casera.

—Tirius— me suministra. —El planeta rojo donde te vendieron. Allí tiene lugar la
mayor parte del comercio ilícito del Universo. Inteligente tu amiga al aprender a
pilotar una nave mientras estaba cautiva—.
—Hablando de mis amigas—. Pellizco la manta que me cubre. —¿Dónde están
todos?—

—Supongo que en el laboratorio subterráneo—. Olfatea con desagrado arrugando


la nariz. —Todo el mundo corrió a refugiarse cuando el collar marcó el final de su 28
explosión. Te vi caer, así que corrí a ayudar —.

—¿Dónde estoy?—

—En mi escondite—. Da unos golpecitos en el pequeño panel de control del


brazalete que envuelve mi antebrazo, recoge el cuenco y se levanta. —Estás a salvo
aquí, en lo alto de los árboles. He cubierto las vainas con aceite husti para que nadie
pueda rastrear nuestros olores. Estamos lo suficientemente arriba, nada en el suelo
puede alcanzarnos, e incluso si algo lo intenta, esta zona está rodeada de trampas—.

—¿Saben mis amigas dónde estoy?— Me preocupo mientras una nueva oleada de
somnolencia me invade.

—Descansa, Lula— dice en tono amable. —El brazalete médico te curará más
rápido si estás dormida—.

—No— lucho contra el letargo. —Las chicas se preocuparán por mí. Tengo que
hacerles saber que estoy bien—.

—Primero necesitas curarte, Lula—

—¿Lula? Me llamo Zoé—.

—Zoé— Su sonrisa es reverente, pero no ofrece su nombre a cambio.

—¿Quién eres?— Mis párpados se caen, exigiendo sueño. —¿Cómo te llamas?—

Abre la boca y duda. —Mordox. Me llamo Mordox. Y ella es Tris—. Rasca a la


ardilla bajo la barbilla.
—Mordox— exhalo, completamente agotada. —Y Tris—.

El pánico me abofetea como un látigo caliente en la cara, pero estoy demasiado


cansada para responder. Mordox. He oído ese nombre antes. Stacy me dijo que era un
convicto peligroso justo antes de que abandonáramos la nave para huir hacia el 29
laboratorio.

Según el novio de Stacy, Drax, se suponía que Rooke también era peligroso, pero
todo lo que había hecho era traernos comida y agua. Nunca había intentado hacernos
daño, sólo coquetear escandalosamente con Darcy.

Mis ojos recorren a Mordox de pie junto a mí. Cicatrices de donde ayudó a luchar
contra Gruxt marcan su pecho. Manchas de color azul oscuro se extienden por los
brazos y el torso, probablemente moretones de la pelea.

—¿Por qué?— le pregunto. —¿Por qué ayudaste a luchar contra el monstruo?—.

—Para salvarte— sonríe Mordox. —Descansa ahora, Zoé. Aquí estás a salvo. No te
preocupes, yo te vigilaré mientras descansas y te curas—.

Mi visión se nubla mientras lucho por mantener los ojos abiertos. Ya no sabía qué
creer. Drax nos advirtió que no se podía confiar en los machos, que eran peligrosos.
Pero Rooke no había hecho nada dañino y Mordox tampoco.

Nada tenía sentido. Lo único que sé con certeza es que necesito encontrar a las
chicas. Necesito volver con Darcy. Hacerle saber que estoy bien porque sé que se
preocupará.

La oscuridad se arrastra alrededor de mi periferia mientras pierdo mi lucha con el


sueño. Por más que lo intento, los párpados se me cierran.
CAPÍTULO TRES

Mordox
30

Zoé. Doy vueltas a su nombre en mi mente, saboreando su sonido.

Sigue dormida, con la respiración tranquila y el cuerpo relajado en un reposo


curativo mientras el brazalete médico hace su trabajo. El impulso primario de
protegerla corre por mis venas como un río impetuoso. Mi corazón se acelera al pensar
que está en peligro, lo que desencadena un impulso feroz por mantenerla a salvo. Es
más poderoso que cualquier otra cosa que haya experimentado.

Conozco la necesidad biológica de un macho Ziarian de proteger a su pareja, pero


nunca supe su intensidad hasta que encontré a la mía. Había oído a otros machos
apareados hablar de la oleada de emociones que sigue cuando se encuentra a una
compañera, pero nunca imaginé que sería así.

Encaramado en la terraza fuera de mi escondite en la copa de los árboles, golpeo


con la cola en el suelo de madera para aliviar los agudos cosquilleos en la base de mi
columna vertebral. El mero hecho de pensar en ella hace que mi glándula
reproductora entre en frenesí, engrosando mi polla para marcarla como mía.

Mi deseo de envolverme en ella, llenándola con mi aroma, es un dolor implacable.


Incluso mis cuernos están doloridos y palpitantes por la necesidad de desenroscarse
y enderezarse, las puntas ansiosas por desplazarse a la parte posterior de mi cabeza
en preparación para el beso sagrado que todos los machos Ziarian regalan a sus
compañeras elegidas.

Todo eso tendrá que esperar hasta que esté curada.


Miro el implacable sol clavado en lo alto del cielo, agradecido por el dosel de follaje
que me protege de sus duros rayos. El final del ciclo se acerca y es hora de descansar,
aunque la oscuridad nunca caerá y el sol nunca se pondrá. A este lado de Zune, no
hay tregua a la luz del sol.
31
Respiro hondo. Mis glándulas olfativas clasifican los diversos olores de la
naturaleza, y los que pertenecen a problemas potenciales, como las criaturas creadas
en el laboratorio. Permanecen lejos, acechando en el lado oscuro de la luna.

Los olores de Rooke y su compañera que desató mi trampa también se desvanecen,


así como el de Drax. El trío ahora regresa en la dirección de donde vinieron.
Probablemente de vuelta al laboratorio que el tonto técnico cree seguro.

Si hubiera visto las viles criaturas que emergieron de las entrañas de ese lugar y lo
que pienso aún permanece, no llevaría a ninguna hembra allí en nombre de la
seguridad. Estarían más seguras rodeadas de los criminales del complejo
penitenciario.

Zoé echa de menos a sus amigas, a las otras hembras que la protegían, a pesar de la
fuerza que lleva en su interior. No está bien que le niegue una reunión así, pero la
tierra es un lugar demasiado peligroso para ella. El laboratorio también lo es.

No se puede confiar en que Drax mantenga a salvo a mi Lula cuando pone a su


propia hembra en peligro. Zoé lo había llamado novio, el término humano se traduce
en el equivalente a un compañero. Me preguntaba cuál de las hembras humanas había
reclamado.

Es un tonto al pensar que, después de las abominaciones creadas allí, el laboratorio


podría ser visto como un refugio. Me burlo en voz alta. Y pensar que su nombre está
asociado a las mentes más brillantes de Ziaria.

No hay nada de inteligente en meter a un grupo de mujeres en una instalación


subterránea del horror.
Por lo visto, el famoso técnico no había echado un vistazo a lo que le habían
contratado para descargar del ordenador central del General, porque si lo hubiera
hecho, no habría llevado a su hembra ni cerca de ese laboratorio.

No es coincidencia que Drax y yo fuéramos traídos aquí. Era la única forma de 32


asegurar nuestro silencio. Él se había acercado demasiado a descubrir la verdad,
mientras que yo había escuchado las atrocidades que planeaban de primera mano.
Sabíamos demasiado, lo único que los miembros corruptos de nuestro gobierno
querían era que desapareciéramos.

Giro la cabeza hacia la habitación donde descansa mi lula, aspirando el aire con
avidez. Apenas puedo desprender su aroma del aceite de flor de husti que satura las
lianas y ramas que forman las vainas de mi escondite en la copa del árbol.

Su dulce aroma me revuelve la sangre y me cosquillea la glándula de la base de la


columna vertebral. Azoto mi cola en el aire, tratando de contener el impulso de correr
a su lado y reclamarla para mí, y accidentalmente golpeo la rama de un árbol con un
doloroso puñetazo.

Tris suelta un chillido de sorpresa desde la rama.

—Lo siento, Tris—. Arranco una baya trugger madura de una rama cercana y se la
tiendo en señal de disculpa. Ella salta de la rama, extendiendo sus extremidades para
coger aire en las telarañas que hay entre ellas, y aterriza en su lugar favorito, sobre mi
hombro. Con manos ávidas, me arrebata la baya trugger de las yemas de los dedos e
inmediatamente empieza a mordisquearla.

Me acerco a ella para rascarle detrás de la oreja y ronronea de placer. Tris ha sido
mi peluda compañera durante las últimas quince rotaciones, haciéndome compañía
en mi soledad. No puedo evitar sonreír ante el sonido de satisfacción que emana de
su pequeño cuerpo peludo.
Estoy agradecido por su compañía durante todo este tiempo y aún más por haber
encontrado a mi pareja.

Capto otro rastro del olor de mi lula a través de la puerta abierta, sintiendo la
ansiosa anticipación de encontrar una hembra compatible. No es Ziarian, pero no me 33
importa. Mi Zoé es una belleza rara y única. Una que protegeré con gusto con mi vida.

Anhelo marcarla con mi olor. Reclamarla para que todos los machos sepan a quién
pertenece, pero el apareamiento tendrá que esperar hasta que mi hembra esté curada.
Hasta que sea más fuerte. Hasta que me acepte como suyo y me abra sus exuberantes
muslos en señal de bienvenida.

Tendré que tener cuidado. Es mucho más pequeña que yo. Me hormiguea la sangre
al imaginar lo apretada que estará cuando por fin enfunde mi dolorida polla en su
exuberante cuerpecito.

Tan frágil y tan resistente. Mi hembra es más dura de lo que pensaba.

Al principio, el bulto en su cabeza me preocupó. No salía sangre de la herida, lo


que significaba una hemorragia interna. Para Ziarian, eso significaba que la presión
se estaba acumulando en su cerebro, pero no sé nada de anatomía humana. El
brazalete médico es mi única opción para tratar de curarla. No hay médicos en Zune.
No desde que los guardias evacuaron rápidamente, dejándonos a todos atrás.
Afortunadamente, el brazalete parece estar funcionando.

Cuando su dulce voz gritó por primera vez, pensé que lo había imaginado. Aunque
deseaba con todas mis fuerzas que se despertara, sentía que el viento que silbaba entre
las ramas me estaba jugando una mala pasada. Fue un gran alivio ver sus ojos
abiertos.

Me asusta lo delicada que es su especie. Cubierta de la carne más suave imaginable,


carece de armadura corporal natural. Sus dedos sólo tienen uñas romas. No tiene
garras, colmillos ni cuernos para protegerse, pero yo puedo ser su escudo. Me
opondré a todo lo que intente hacerle daño.

Debería ir a verla. Asegurarme de que no se ha despertado o necesite agua o


comida. En silencio, me arrastro por la sala principal, atraído por un deseo 34
inconmensurable de estar cerca de ella.

Me detengo en la puerta antes de entrar y colocarme junto a la cama, con la mirada


hambrienta consumiendo su figura dormida. Hipnotizante. Su frágil belleza es lo que
más me fascina.

Sus labios están entreabiertos en su reposo, dos exuberantes almohadas me invitan


a saborearla. Me fuerzo a dar un paso atrás, sin querer despertarla, pero deseando
más que nada apretar mis labios contra los suyos y beber de su dulzura.

Somos extraños, pero cada célula de mi cuerpo grita que es mía. Cada parte de mí
anhela saber más de ella, conocer sus secretos, sus pensamientos y sus deseos. Una
fuerza invisible me atrae hacia ella, uniéndonos en una conexión profunda e
inexplicable.

Su dulce aroma satura el aire, recubre mis glándulas olfativas, envuelve mis
sentidos, impregna mi ser. Inhalo tan profundamente como puedo, deseando
permanecer en este momento de paz para siempre. Mi lula es embriagadora, una
droga que me llena de un calor que nunca antes había sentido.

Se agita en sueños y me alejo, temiendo que mi presencia haya perturbado su


reparador descanso. El brazalete médico sigue parpadeando en varios colores. Hasta
que las luces se vuelvan blancas, tiene que seguir dormida.

Me alejo sigilosamente y desenrollo mi colchón en el suelo, donde he dormido desde


que la traje aquí, asegurándome de tumbarme donde pueda ver las luces
parpadeantes del brazalete médico. Con mi espada en una mano, si se despierta, se
consolará sabiendo que estoy cerca para mantenerla a salvo.

35
CAPÍTULO CUATRO

Zoé
36

—Mordox— susurro al despertar de un pesado sueño.

El suyo fue el último rostro que vi antes de que el sueño me hundiera. ¿Había sido
un sueño? ¿Era producto de mi imaginación? ¿O realmente el criminal del que nos
advirtió Stacy me había llevado a su casa de bolas de mimbre entre los árboles para
curarme de una herida?

Mis ojos se abren al oír un leve sonido de arrastre. Aparece el robusto rostro de
Mordox, con la mandíbula dura, el pelo alborotado y la mirada encapuchada, como
si acabara de despertarse del sueño.

—Lo siento— suspiro. —¿Te he despertado?—

Se rasca el pecho, ahogando un bostezo, y me siento mal por haberle molestado.

—No— miente. —Me alegra ver que estás despierta y que el brazalete médico ha
hecho su trabajo—.

El brazalete que rodea mi antebrazo ha cambiado de su alborotado espectáculo de


luces multicolores a un blanco sólido y tranquilo. Mordox se inclina para liberar mi
brazo del brazalete y las puntas de su pelo rozan mi piel. Instintivamente, subo la
mano para comprobar su suavidad, y lo encuentro tan sedoso como imaginaba.

El enorme macho se queda quieto, me doy cuenta de lo que he hecho y retiro


rápidamente la mano. —Lo siento. Debería haber preguntado antes—.
—Puedes tocarme cuando quieras, lula—. La expresión de Mordox se suaviza
mientras me quita el brazalete del brazo.

Su mirada esmeralda centellea en la luz filtrada de la habitación, centelleando con


algo de otro mundo que me mantiene clavada en el sitio, incapaz de alejarme de su 37
presencia. Debería estar aterrorizada, encogida bajo la manta o huyendo tan rápido
como me permiten mis piernas, pero hay algo en él que me tranquiliza. Sé que es un
criminal y, sin embargo, no ha hecho más que ayudarme.

Mordox se pone en pie. Se eleva sobre mí, y no puedo evitar sentirme pequeña y
vulnerable a su lado, pero al mismo tiempo, hay una extraña sensación de seguridad
que viene con su cercanía. Como si nada pudiera hacerme daño cuando estoy con él.
Es una sensación embriagadora que me toma un momento asimilar por completo.

He estado en un estado de miedo constante desde que desperté, desnuda y


encadenada en el planeta rojo. Tan asustada que me oriné encima. No fue mi
momento más brillante, pero el alienígena amarillo que me había comprado a mí y a
las otras chicas era más de lo que mi débil bravuconería podía soportar.

Me froto el brazo liberado. —Nunca me has dicho qué significa eso. Lula—.

—Es un pequeño pájaro cantor nativo de mi mundo natal, Ziaria. Delicado y


hermoso, pero feroz cuando se le provoca. Como tú—.

Todo mi cuerpo se calienta. —No soy ninguna de esas cosas— digo tímidamente.
—Tímida y temerosa quizá, pero nunca feroz y definitivamente no hermosa—.

—No te das suficiente crédito a ti misma—.

—Eso es lo que siempre dice mi amiga Darcy—.

—Amiga inteligente— sonríe, luego murmura. —Más inteligente que Drax—.

—Ahora que estoy curada, me gustaría volver con ellas. Con mis amigas, claro—.
Mordox me estudia un largo momento. —Todavía necesitas tiempo para
descansar— sus palabras son medidas y deliberadas. —Tiempo para recuperar
fuerzas. Es un largo camino para reunirte con tus amigas. No serviría de nada que te
desplomaras a mitad de camino—.
38
Sus palabras suenan verdaderas, a pesar de mi ansiedad por reunirme con las
chicas. Al incorporarme en la cama, siento la cabeza ligera y un poco mareada, y sé
que no estoy en condiciones de viajar.

Al menos no todavía.

—Debes tener hambre—. Mordox se dirige a la puerta.

—Necesito ir al baño más que nada—. Mi vejiga está llena y tirante, a punto de
estallar. Se vuelve hacia mí con expresión desconcertada. —¿Para hacer mis
necesidades? Y no me importaría tampoco ducharme—.

La arruga de perplejidad de su ceño se suaviza y señala una pequeña puerta en el


lado opuesto de la habitación. —Por ahí hay un sistema de saneamiento—.

Me levanto de la cama y me dirijo hacia donde me indica. Lo que encuentro dentro


de la pequeña habitación redonda no es a lo que estoy acostumbrada. —¿Cómo
funciona?—

Mordox me enseña a manejar la ducha, o lo que él llama purificador, un cilindro


vertical que se cierra como una concha. Las paredes lisas están cubiertas de pequeños
agujeros que disparan un vaho caliente con la manivela. El podio con el orificio en el
centro se explica por sí mismo y el lavabo con pedestal se utiliza igual que un
fregadero, salvo que emplea nebulización caliente en lugar de agua, seguida de una
ráfaga de aire caliente.

—Lleva contigo tu ropa para limpiarla— señala Mordox al purificador. —Luego


acompáñame a la otra habitación para comer—.
Me deja hacer mis necesidades, lo hago rápidamente ya que la habitación carece de
puerta. Luego me encierro en el purificador completamente vestida. Oigo a Mordox
moverse en la otra habitación, me parece raro desvestirme sin una puerta que pueda
cerrar.
39
Me quito la prenda que las chicas y yo hemos confeccionado con láminas de tejido
grueso que encontramos a bordo de nuestra nave accidentada y acciono la manivela.

Respiro con dificultad al verme envuelta de repente en un remolino de niebla


cálida. La suciedad y el sudor desaparecen de mi cuerpo sin necesidad de agua ni
jabón. La cabeza me cae sobre los hombros cansados. Cierro los ojos y saboreo la
sensación del vapor que cae en cascada sobre mis músculos doloridos.

En la mano tengo el vestido que llevo desde que chocamos. Extiendo la tela y la
levanto para que el vaho la envuelva y la humedezca en finas gotas.

La niebla se apaga sola y le sigue un torrente de aire caliente que me lanza en todas
direcciones. Cierro los ojos y arrugo la nariz contra el torbellino.

Cuando termina, sacudo el vestido, sorprendida de que esté tan limpio y seco como
yo. Me lo paso por encima de la cabeza y corro los dedos por mi cabello hasta los
hombros, encontrándolo libre de enredos y suave como la seda.

La puerta se abre con un chasquido y salgo empujándola, me recibe un sabroso


aroma que inmediatamente me hace agua la boca. Descalza, me dirijo hacia el sonido
de Mordox en la habitación contigua.

Está de espaldas a mí, de pie sobre un hornillo colocado sobre una mesa,
removiendo algo en una olla grande. Tiene los hombros anchos y la espalda cubierta
de escamas en forma de diamante, como un dragón mítico. Un azul real brillante
contrasta con la cortina de pelo negro brillante y verde que cae en una sábana sedosa
hasta su cintura ceñida.
Lo observo por un momento, admirando la forma en que sus gruesos brazos se
flexionan con cada giro del cucharón mientras remueve cualquier sabroso brebaje que
haya en su olla. La punta de su cola, con el mismo pelo sedoso de la cabeza, se enrosca
a pocos centímetros del suelo y se balancea lentamente hacia delante y hacia atrás.
40
Se da la vuelta antes de que pueda apartar la mirada y me sorprende contemplando
abiertamente su culo prieto y sus musculosos muslos enfundados en unos ajustados
pantalones de cuero. Levanto los ojos y me encuentro con una ardiente mirada
esmeralda y una sonrisa lobuna.

—¿Te ha gustado el purificador, Lula?—. Mordox se lame la punta de un colmillo


mientras me clava una mirada lujuriosa.

Nunca había recibido tanta atención del sexo opuesto. Nunca nadie me había
mirado como lo hace Mordox, con ojos lujuriosos, como si fuera un delicioso aperitivo
que suplicara ser consumido.

Me pregunto cómo sería ser devorada por el lobo feroz.

De baja estatura y sin muchas curvas, apenas soy legal, ya que cumplí dieciocho
años pocos meses antes de mi secuestro. Parezco más una niña que una mujer. Siendo
virgen, dudo incluso que pueda calificarme como tal.

Envuelta en una ola de calor, mi corazón se acelera al sentir toda la fuerza de su


mirada sobre mí. Es electrizante e intimidante a la vez. Me entretengo pensando en
cambiar mi tarjeta V con el enorme alienígena. Stacy admitió haber tenido sexo con
Drax, así que sé que la intimidad con uno de estos tipos es posible.

Cada centímetro de mí se estremece de curiosidad por saber cómo sería dejar que
Mordox hiciera de las suyas conmigo. ¿Me dolería la primera vez, o se me pondrían
los ojos en blanco con mi cuerpo ondulante en ondas placenteras, como las que he
leído en las novelas románticas de pacotilla?
Me retuerzo bajo la intensidad de su mirada, mi coño intacto se humedece y se
hincha por algo que ignoro. Mis mejillas se sonrojan y me muevo incómoda,
intentando contener la electricidad que emana entre nosotros. Cruzo los brazos sobre
mis pezones cada vez más duros, esperando que no note que se asoman a través de la
41
basta tela de mi holgada prenda.

Mordox echa la cabeza hacia atrás, con los orificios nasales encendidos, y tira con
fuerza del aire. Se pone rígido y su sonrisa abierta se convierte en una mueca de
complicidad.

Aprieto los muslos bajo la ropa sin forma. Los hombres no pueden oler la excitación
de una mujer, aunque no lleve bragas, ¿verdad? Es imposible. ¿No es cierto? Pero
Mordox no es un hombre.

Recuerdo a Drax olfateando el aire mientras corríamos por el bosque. Podía oler a
los otros machos y a Godzilla acercándose rápidamente. A juzgar por la mirada
hambrienta de Mordox, es muy posible que sepa que estoy vergonzosamente mojada.

—¿Qué estás haciendo?— suelto, separándome de su intensa mirada y


moviéndome por la pequeña habitación circular. Finjo interés por los numerosos
frascos y cuencos de alimentos de colores que cubren una mesa rudimentaria colocada
a un lado.

—Estofado de alope— gruñe.

—Huele como a estofado de ternera— digo, sacando mis sucios pensamientos de la


alcantarilla.

Nunca me imaginé atraída por un chico malo. Siempre me imaginé casada con un
empollón con gafas. Alguien seguro y amable con sentido del humor.
Mordox es más que malo. Es un convicto fugado que vive en una luna prisión. Un
depredador peligroso que parece listo para darme un mordisco, pero hay algo
oscuramente seductor en él que dispara mi gatillo.

—Siéntate— El pesado timbre de Mordox retumba en mí. —Come— Deja un 42


cuenco humeante sobre la mesa y me acerca un taburete para que me siente.

Contenta por la distracción, tomo asiento y me pregunto qué me pasa. Debería estar
petrificada estando a solas con un peligroso criminal, no pensando en lo que sentiría
al romper mi himen con su polla alienígena, que forma una gruesa cresta a lo largo
de su muslo.

Mordox deja un cubierto junto a mi cuenco y se acerca a la olla de estofado para


llenar el suyo.

Gimo con el primer bocado y noto cómo los músculos de Mordox se tensan en mi
periferia. Es un mal hábito que necesito romper si quiero salir de aquí con mi
virginidad intacta. Sé que bastará un simple roce para que se apodere de mí. El dolor
que siento en el vientre suplica que lo calmen.

—¿Dijiste que este lugar está arriba de un árbol?—. Entrecierro los ojos y miro las
lianas y ramas que forman la habitación esférica, pero sólo veo hojas y la luz del sol
filtrada. —¿Cómo has subido todo esto hasta aquí?—.

—Sistema de poleas unido a una plataforma— responde Mordox alrededor de un


bocado de comida.

—¿Quieres sentarte a la mesa?—. Me muevo para hacerle sitio, me sabe mal que
coma de pie.

—Estás sentada en el único taburete—. Me mira inclinando la barbilla. —


Normalmente no recibo visitas—.
—Supongo que no, ya que este es tu escondite, con eso de que eres un convicto
fugado y todo eso—. Me paralizo en cuanto se me va la boca. —Lo siento. Ha sido
una grosería—.

Mordox sonríe y yo me calmo al instante. —No escapé exactamente, sino que me 43


liberaron inesperadamente—.

Mi atrevimiento aumenta con la suavidad de su tono. —Ahora siento aún más


curiosidad por ti—.

—¿Qué quieres saber, Lula? Pregúntame cualquier cosa—.

Como un par de bocados más del delicioso estofado y contemplo qué pregunta de
las muchas que bullen dentro de mi cráneo hacer primero. —Stacy dijo que eras
peligroso. ¿Es cierto?—

—Sí— Me estremezco ante su respuesta rápida y decidida. —Serví en el ejército


Ziarian como guerrero hasta que fui elegido para convertirme en un Lita Comtra, una
élite guerrera, para servir al Embajador—.

—¿Qué significa eso?—

—Fui entrenado especialmente en el arte de la guerra no convencional— dice, con


orgullo en sus palabras. —A los Lita Comtra se les asignan misiones especiales para
proteger y servir a Ziaria. Es el mayor honor para un guerrero ser elegido para un
grupo de tal elite—.

—¿Entonces eres un héroe de guerra?—. Ladeo la cabeza hacia él. —¿Qué hiciste
para que te enviaran aquí?—.

—Descubrí algo que se suponía que no debía saber— La cara de Mordox se


convierte en una máscara dura. —Sé que todos los gobiernos tienen su parte de
corrupción, pero me sorprendió lo extendida que estaba en el mío—.
Mordox termina su tazón de estofado con una mirada lejana. Me callo mientras él
se pierde en su propia cabeza, esperando que siga hablando. Este tipo es peligroso,
pero no por la razón que yo pensaba. Mi curiosidad arde por querer conocer su
historia.
44
—Ziaria estaba al borde de la guerra con nuestro planeta vecino, Crix. Sus guerreros
superaban en número a los nuestros cinco a uno— comienza Mordox. —Acababa de
regresar de una misión encubierta cuando escuché una conversación entre el
embajador Kret y el general Deose que simplemente no podía creer—.

—Un hombre llamado Draxon acababa de ser arrestado por irrumpir en el templo
del embajador y descargar archivos restringidos del ordenador central del
gobernador. Archivos que contenían los planos de una prisión remota en Zune y la
razón de su secretismo, que no tenía nada que ver con la minería de xedón y sí con
experimentos genéticos para alterar a nuestro propio pueblo. Para igualar las
probabilidades de ganar la guerra, esperaban crear super-guerreros. La alteración
genética es ilegal en Ziaria. Un crimen castigado con la muerte—.

—¿Eres inocente, igual que Drax?—

—Si te refieres a Draxon, entonces no, no es igual que Drax. Es un ciber-terrorista a


sueldo. Nada de lo que ha hecho ese macho ha sido inocente—.

—¿Así que te pillaron espiando y te enviaron aquí?—

—Sí, y me pusieron en aislamiento, lejos de todos los demás presos, para que no
pudiera hablar— explica Mordox. —Se inventaron mentiras sobre crímenes horribles
que nunca cometí para justificar mi cadena perpetua—.

—¿Cómo te liberaste de la prisión?—

—Cuando llegamos, se llevaron a dos grupos de diez varones, uno cada vez, a
minar el xedón, pero nunca regresaron. Los guardias nos dijeron que los accidentes
mineros habían acabado con sus vidas. Sólo llevábamos aquí unos meses cuando
terminó el encierro, se desactivaron las barreras luminotécnicas y todos los
prisioneros, excepto yo, pudieron salir de sus celdas y reunirse en la zona común para
la primera comida del ciclo. Entonces se descubrió que los guardias nos habían
45
abandonado.

—Sin previo aviso, la barrera de mi módulo de aislamiento se desenganchó y mi


collarín de confinamiento se desprendió junto con otros doce condenados a cadena
perpetua del Anexo 1. No dudé en salir corriendo, perdiéndome en los espesos
bosques de Zune. Utilicé las flores de husti que pude encontrar para cubrir mi olor y
esperé durante varios ciclos, escondiéndome entre los árboles para ver si los guardias
volvían. Cuando no lo hicieron, me colé de nuevo en la prisión durante el encierro
para ver si podía entender por qué se habían ido con tanta prisa—.

—¿Qué encontraste?— Me inclino hacia delante en el taburete, totalmente absorta


en la historia de Mordox.

—Nada en la prisión, salvo señales de una rápida evacuación— dice Mordox. —


Fue lo que encontré en el bosque lo que lo explicó todo—.

—¿El laboratorio subterráneo?— supongo.

Mordox asiente con gravedad. —Tropecé primero con las escaleras hundidas, y
luego con el hueco roto del ascensor, más lejos. Ambas entradas estaban bien cerradas,
así que me escondí y vigilé la zona, esperando a ver quién entraba y salía. Después de
treinta ciclos, estuve a punto de rendirme, pensando que estaba vacío, cuando un
pequeño grupo de científicos salió corriendo hacia el bosque, subió a un
transbordador escondido en un búnker subterráneo y abandonó Zune. Gruxt les
siguió, o la bestia en que se había convertido, abriéndose paso a través de las puertas
dobles de la escalinata hundida. Se adentró en el bosque, pero lo que siguió fue mucho
peor—.
Me recorren escalofríos por la espalda. Se me hace un nudo en la garganta y tengo
miedo de preguntar.

—Después de que Gruxt se adentrara en el bosque, aparecieron criaturas sacadas


de las pesadillas—. La expresión de Mordox se vuelve sombría. Embrujada. —Conté 46
nueve, más Gruxt—.

—¿Así que se llevaron a veinte prisioneros con el pretexto de la minería, y crees que
los alteraron genéticamente para convertirlos en criaturas?—.

—Sé que lo eran. Esa fue la conversación que escuché. Recuerdo haber visto a Gruxt
en el transporte desde Ziaria hasta aquí. Era el más Ziarian de las alteraciones
genéticas. Los otros no se parecían en nada a nuestra raza. Los que pude rastrear y
matar eran más insectoides que machos—.

—¿Qué pasó con los otros diez? ¿Dónde están?—

—No lo sé—

—¿A cuántos has podido matar?— Aumenta el pánico, sabiendo que estamos
desprotegidos en el bosque con criaturas genéticamente alteradas sueltas desde hace
días.

—Que yo sepa todavía hay tres sueltos. Nunca me aventuré dentro del laboratorio,
así que es posible que los otros diez mineros sigan dentro. O tal vez estén muertos.
No lo sé—. Mordox sacude la cabeza. —Gruxt fue la criatura más fácil de rastrear.
Destrozó a ocho de los condenados antes de que perdiera su rastro. No sé qué les pasó
a los otros cuatro. Quizá estén usando aceite husti como yo para enmascarar sus
olores, o quizá estén muertos. Dondequiera que estén, ya no puedo olerlos.

—Pude rastrear a la mayoría de las criaturas hasta el lado oscuro de la luna. Maté
a seis antes de que las otras tres desaparecieran en la oscuridad. Entonces, después de
que tu nave se estrellara, Gruxt salió de dondequiera que se hubiera escondido y fue
a por ti. Lo único inteligente que hizo Drax fue moverte cuando lo hizo—.

—Nos estaba llevando al laboratorio donde es más seguro—.


47
—El laboratorio no es seguro, Lula—. Mordox. —Hay diez mineros en paradero
desconocido que aún podrían estar dentro del laboratorio—.

—O podrían estar muertos— digo, esperanzada de que las chicas no se hayan


adentrado en el peligro.

—No hay forma de saberlo hasta que el laboratorio sea registrado a fondo—.

—Dijiste que Drax descargó los archivos sobre lo que tramaba tu gobierno. Tiene
que saber lo que pasó ahí abajo. Él y Stacy estuvieron encerrados dentro del
laboratorio por un par de días y dicen que es seguro. Seguramente, él lo habría
registrado primero—.

—Drax es un técnico, no un guerrero. Por otra parte, nunca pondría a su compañera


en peligro— reflexiona Mordox.

—Tenemos que advertir a Drax y a mis amigas, Mordox— suplico. —Se están
metiendo en una situación peligrosa. Tenemos que decirles todo lo que acabas de
decirme—.

—El terreno es demasiado peligroso—. Mordox dejó a un lado su cuenco vacío y se


arrodilló ante mí. —Todavía hay tres criaturas ahí fuera. No arriesgaré tu seguridad,
Lula—.
Incluso con Mordox de rodillas, estoy frente a frente con él. El tipo debe medir al
menos siete pies de alto3 y cuatro de ancho.

—¿Por qué yo?— Sacudo la cabeza, sin entender por qué soy la única chica a la que
ha salvado. Por qué soy la única chica por cuya seguridad se preocupa. —¿Por qué 48
sólo yo?—

Mordox ladea la cabeza de la forma más entrañable, su mirada verde brilla con una
emoción no expresada. —Porque Lula, eres mía para proteger—.

3
Es aproximadamente 2 metros con 13 cm
CAPÍTULO CINCO

Mordox
49

No tengo ni idea de cómo esta hembra tan pequeña me ha metido en esto. Meto
más raciones en mi mochila, suficientes para los dos durante varios ciclos de viaje,
junto con el brazalete médico.

No. Sí sé cómo me convenció para abandonar la seguridad de mi hogar en las copas


de los árboles. Como mi compañera, no puedo negarle nada. Está decidida a volver
con sus amigas, y sé que no descansará hasta saber que están a salvo. Admiro su
lealtad, pero correr el riesgo de que se vaya por su cuenta no es una opción.

—Ven aquí, Lula—. Le hago señas para que se acerque después de que se ponga
los cubrepiés que he confeccionado con tiras de cuero y acolchado de tela.

Se detiene ante mí, sacando un pie y luego el otro. —¿Cómo me quedan?—

—Perfectas— le digo, agachándome para ajustar los lazos de su pie izquierdo.

Ella agacha tímidamente la cabeza, el color tiñe su carne pálida. Mi tacto y mi


mirada se prolongan. Absorbo su imagen, memorizo cada detalle: el azul pálido de
sus ojos, la forma en que se curvan sus labios cuando sonríe y, sobre todo, cómo se
mantiene firme frente a mí, exigiendo reunirse con sus amigas.

—Tenemos que enmascarar tu olor— Levanto la botella de aceite de flor de husti.


—Asegurarnos de que nada capte nuestro rastro—.

Huele el aceite que froto entre las palmas de las manos. —¿Por eso hueles a
sándalo?—.
—No sé lo que es—. Le aliso el aceite por los brazos.

—Es un tipo de árbol que huele muy bien—.

Sonrío para mis adentros. Vertiendo más aceite en la palma de mi mano y se lo


50
aplico en la pantorrilla. —¿Crees que huelo bien?—

Su color se acentúa, su boca se mueve sin palabras mientras busca una respuesta.
—No. Quiero decir, sí—.

La miro, enarcando una ceja a modo de pregunta mientras le unto aceite en la


pantorrilla opuesta.

Nerviosa, da una explicación a trompicones: —También hay una especia que se


mezcla con el aroma del aceite—.

Sonrío y me levanto de donde estoy agachado ante ella. —La especia es toda mía—

—Bueno, es agradable—. Agacha la cabeza. —Me gusta—.

Le inclino la cabeza con un dedo bajo la barbilla. —No tienes que esconderte de
mí—

—No me escondo— dice tímidamente, esforzándose por sostenerme la mirada.

—Pequeña fiera— sonrío. —Ni siquiera los guerreros experimentados pueden


mirarme a los ojos tanto tiempo sin desviar la mirada—.

—Dijiste que no tenía nada que temer de ti, así que ¿por qué iba a apartar la
mirada?—

—No lo tienes y no deberías—. Le guiño un ojo, lo que hace que se ruborice aún
más, y luego le sujeto a la muñeca una ancha banda plateada que hace juego con la
que yo llevo siempre. —Llévala siempre—.
—¿Por qué? ¿Qué es?— Zoé estudia el brazalete y le da vueltas en su fina muñeca.

—Una banda reflectante que interrumpe los escáneres biométricos y de firmas


térmicas— digo, enganchándome la espada al cinturón y echándome la mochila al
hombro. —En caso de que, como yo, el resto de los presos hayan vuelto a recoger 51
tecnología de la prisión, no quiero que puedan rastrearnos. ¿Lista para partir?—

—Sí— Zoé se pone más recta.

Sé que tiene miedo del viaje que nos espera, sobre todo después de que le contara
lo que nos espera en tierra. Sin embargo, está decidida a llegar hasta sus amigas para
informarles sobre las criaturas que aún puedan quedar dentro del laboratorio.

Zoé dijo que Drax y su hembra habían pasado varios ciclos allí antes de ir por las
demás de la nave estrellada. Si todavía hubiera algo ahí abajo, parece probable que ya
lo hubieran encontrado. Así que intento mantener la esperanza de que el laboratorio
está a salvo y Drax no ha llevado a esas hembras a la muerte.

Zoé me sigue a la terraza y jadea, con el rostro ceniciento por el miedo. —Cuando
dijiste escondite en la copa del árbol, no pensé que te referías a la copa del árbol.
Debemos de estar a treinta metros de altura—.

—Mi traductor no entiende esa unidad de medida—.

—No importa— Da un pasito hacia el borde y mira por encima. —Estamos


realmente muy arriba—

—El ascensor es seguro— digo, subiendo a la plataforma. —¿Ves? Me aguanta


perfectamente—

Zoé asiente, pero no parece convencida.

Estiro los dedos hacia ella. —Vamos, lula—

—¿Me prometes que no me dejarás caer?—


—Nunca te dejaría caer— Le tiendo la mano para que la coja. —Tienes mi palabra
de Lita Comtra—.

Ella respira entrecortadamente y su garganta traga con dificultad. Puedo sentir el


miedo que emana de ella mientras vacila antes de cogerme la mano, temblando como 52
una hoja en una tormenta violenta, y reuniendo el valor para unirse a mí.

El andén se balancea un poco y ella tiembla con más fuerza. Estoy a punto de
suspender el viaje cuando me rodea la cintura con los brazos y se aferra a mí con todas
sus fuerzas. Su cuerpo tiembla contra el mío, sus nudillos blancos por la tensión.

Su voz tiembla, pero se mantiene firme. —Estoy lista— declara con una valentía
recién descubierta.

Zoé entierra su cara en mi pecho, su calor irradia a través de mi cuerpo mientras se


aferra a mí. Acciono el sistema de poleas para bajarnos al suelo, despacio y con
firmeza para saborear este momento. Mi corazón se calienta cuando su abrazo
confiado se estrecha a mi alrededor, mis escamas ondulan con una feroz necesidad de
mantenerla a salvo.

Cuando llegamos al suelo, Zoé exhala aliviada y se aleja. Inmediatamente echo de


menos la sensación de su cuerpo perfectamente fundido contra el mío.

—Gracias, Mordox— dice suavemente, con voz firme. —Siento haber sido tan
pegajosa. No podría haberlo hecho sin ti—

—Eres más fuerte de lo que crees— Alargo la mano y le levanto la barbilla con la
punta del dedo. —Pero siéntete libre de aferrarte a mí cuando quieras—

Los ojos de Zoé se clavan en los míos, un profundo rubor oscurece sus pálidas
mejillas, y el impulso de protegerla a toda costa se amplifica. Mis músculos se tensan
cuando mi cuerpo zumba en respuesta a su presencia, y sé que haré lo que sea
necesario para protegerla del peligro.
Golpeo el suelo con la punta de la cola para evitar el cosquilleo que siento en la base
de la columna vertebral. El deseo de marcarla como mía se intensifica cuanto más se
detienen nuestras miradas.

Recorto la distancia que nos separa y acerco la cara al hueco de su garganta para 53
aspirar mejor su delicada fragancia. Se estremece entre mis brazos cuando mis labios
recorren su mandíbula hasta posarse sobre sus labios entreabiertos.

—No dejaré que nada te haga daño. Te mantendré siempre a salvo— juro contra la
suavidad de su boca.

—Mordox— gime mi nombre, con los dedos enredados en mi pelo.

Me trago su suave suspiro y profundizo el beso mientras me pierdo en su sabor. El


sonido de sus suaves jadeos y la sensación de su cuerpo apretado contra el mío avivan
mi deseo de marcarla con mi olor. Mi cola golpea el aire, pero mi glándula de
apareamiento no cede. Los molestos cosquilleos se convierten en agudos pinchazos
de ardor, y sé que pronto debo hacerla mía o volverme loco de necesidad. Mi polla se
hace más gruesa y de su punta gotean perlas de anticipación.

Pero aún no puedo ceder a mis instintos primarios. No hasta que sepa que está a
salvo.

Con gran reticencia, me alejo para que mi boca se cierna sobre la suya en una caricia
sin aliento. Le doy un suave beso en los labios, saboreando su dulce sabor un instante
más antes de dar un paso atrás y luchar por el control.

El chillido de Tris rompe la tranquilidad del momento y Zoé salta a mis brazos.

—Sólo es Tris— la tranquilizo. —Está enfadada porque me he ido de casa—

—Es un sonido terriblemente fuerte para venir de una criatura tan pequeña—
—Lo sé. A veces puede ser muy molesta— sonrío, tentado de sujetar a Zoé, pero la
pongo en pie de mala gana. Mis manos se aferran a su cintura un momento más de lo
necesario antes de que ella dé un paso atrás, sin apartar la mirada de mí cuando suelto
mis manos, liberándola.
54
—¿Dónde está?— Zoé vuelve los ojos hacia la copa del bosque.

—Ahí arriba, escondida entre los árboles—

—Vaya. Ni siquiera puedes ver tu casa desde aquí abajo—

—He tenido veinte rotaciones para perfeccionar el camuflaje— Desmonto el


sistema de poleas y escondo la plataforma entre el espeso follaje. Luego dirijo la
mirada hacia el cielo y hago un chasquido, levantando la palma de la mano como
plataforma de aterrizaje para que aterrice mi compañera plurshy.

Tris es un borrón insonoro de azul y amarillo. Extiende sus extremidades para


extender las telarañas y baja flotando hasta el suelo con un suave golpe. Me rodea el
pulgar con sus diminutos dedos en forma de garra.

—Me alegro de que Tris quiera unirse a nosotros. Puede oír a grandes distancias. Si
algo se escabulle, ella lo oirá antes de que yo pueda olerlo—

—Es tan mona—. La cara de Zoé se ilumina al instante con asombro mientras
estudia el plurshy de ojos abiertos en mi mano. —¿Puedo cogerla?—

—Claro. Extiende la mano así— Le hago una demostración. —A ver si se acerca a


ti. No te decepciones si no lo hace, no confía en.…—

Mis palabras mueren en mi boca cuando Tris salta de mi mano a la de Zoé.

—Parece que has hecho una nueva amiga— Sonrío.

—Dos amigos— me corrige Zoé con una sonrisa cegadora.


—Vamos— digo, completamente prendado de la pequeña humana. Le tiendo la
mano para que la coja y la guío por el bosque mientras ella acurruca a Tris contra su
mejilla. —Ten cuidado y pisa donde yo pise. Los alrededores de mi escondite están
llenos de trampas—
55
—De acuerdo, Mordox— Mi hembra me agarra con fuerza de la mano, tan inocente
y confiada, que mis instintos protectores son como ondas expansivas que recorren
cada terminación nerviosa, ondulando mis escamas.

Los árboles que nos rodean se alzan altos y amenazadores bajo el bochornoso calor,
proyectando un resplandor verdoso sobre todo a pesar de los rayos anaranjados del
implacable sol. El aire huele a musgo y a tierra húmeda, y en las cercanías se oye el
rumor de las aguas del río Zune.

Escucho atentamente a mi alrededor, temeroso de cualquier señal de las criaturas


de laboratorio que vagan por el bosque. Los tres que aún no he matado se han pasado
al lado oscuro de Zune, pero se sabe que vagan hacia la luz, cazando a las criaturas
nativas para su próxima comida.

El suelo no es lo suficientemente seguro para mi compañera. No hasta que esas


cosas estén muertas. La prefiero en lo alto de los árboles donde no puedan trepar y a
salvo detrás de mis trampas. Ella no tendría oportunidad contra las abominaciones
creadas por mi gobierno.

Es probable que sus amigas estén en peligro, y sé que no hay forma de convencerla
de que no vaya a advertirles. Aplaudo su lealtad, aunque preferiría que me dejara
refugiarla en la copa de mi árbol y mantenerla a salvo.

Acabamos de conocernos, pero no puedo imaginarme perderla. Me siento atraído


por ella de una forma que no tiene explicación.

Mientras despejamos mis trampas, noto cómo aumenta su tensión. Está asustada, y
no puedo culparla. Las criaturas del laboratorio son feroces e impredecibles.
Acelero el paso, pero ella pronto se queda atrás. No puede seguir mis largas
zancadas y tenemos un largo viaje por delante. No quiero estar en el suelo y
vulnerable más tiempo del necesario. Si estuviera solo, podría correr sin parar y llegar
al laboratorio subterráneo en dos ciclos, pero mi compañera necesita descansar y no
56
puede correr tan rápido como yo.

Me detengo y me dirijo a ella. —Sería más rápido si te llevo en brazos—

—Oh— Zoé mira hacia abajo y luego me mira a través de la maraña de sus pestañas.
—Siento ser tan lenta—

—No eres lenta, lula. Mis piernas son más largas que las tuyas— Intento aliviar el
dolor que veo en su mirada. —Además, necesito ojos en la nuca con esas criaturas de
laboratorio sueltas—

Me ajusto la mochila a los hombros y doblo las rodillas para que me rodee con los
brazos y las piernas. —Me harás un gran favor si te mantienes alerta por si algo viene
hacia nosotros por detrás—.

Zoé se anima. —De acuerdo, Mordox. Tris y yo vigilaremos a tu seis4—

No sé a qué se refiere, pero en cuanto unos brazos delgados me rodean el cuello y


unas piernas torneadas me rodean la cintura, no puedo pensar en otra cosa que en su
núcleo caliente presionándome a través de la fina capa de tela que nos separa. Casi se
me doblan las rodillas al sentir sus pechos turgentes y sus suaves curvas pegadas a
mi frente.

Mis manos se aferran a sus muslos y salgo corriendo, con la longitud de mi erección
presionándome y pellizcándome a cada zancada. Lo ignoro. No es momento para esas

4
Vigilar las seis. Expresión que se refiere a cuidar la espalda de alguien.
cosas. Debo concentrarme en el viaje que tengo por delante, y en mantener a Zoé a
salvo.

Los árboles pasan a una velocidad endiablada mientras yo esquivo la espesa


vegetación. Corro paralelo al río Zune, donde el bosque no es tan espeso. Una vez que 57
estamos a medio camino del laboratorio, giro hacia el inmenso árbol de clava que
marca la entrada a los escalones hundidos. Nuestro camino cambia hacia el interior
del bosque. Saco mi espada de donde está sujeta a mi cinturón y empiezo a cortar la
espesa flora, abriéndonos camino.

—¿Qué son las rotaciones?— La dulce voz de Zoé me llega al oído. Su aliento me
calienta la garganta cuando su cabeza se asoma por encima de mi hombro. —Dijiste
que tardaste veinte en perfeccionar el camuflaje de tu casa del árbol—

—El tiempo que tarda Ziaria en girar alrededor del sol—

—A eso le llamamos un año en la Tierra— comenta en voz baja, y tengo tantas ganas
de cerrar los ojos y saborear el calor de su aliento bañando mi garganta. —¿El planeta
arco iris que cuelga del cielo es Ziaria?—

—Sí. Mi mundo natal—

—¿Llevas aquí veinte años?—

—Un poco más que eso. Llevo veinte sin el collar de confinamiento—

—Eso ya lo has dicho antes. ¿Cómo funciona exactamente el collar? ¿Es la cosa que
Drax usó para volar a Godz... quiero decir Grutz?—

—Sí. A cada prisionero se le puso un collarín y se le asignó una celda cuando


llegamos. Las celdas están equipadas con sensores que se corresponden con el collar
del prisionero asignado. Si no están dentro de sus celdas antes del cierre al final de
cada ciclo, los sensores iniciarán una breve cuenta atrás para su muerte— explico
mientras corro. —No hay escapatoria del recinto penitenciario. Tienes que estar
dentro de tu celda—

—¿Encerrados?—
58
—A todos los prisioneros, excepto a los que, como yo, han sido puestos en
aislamiento, se les permite salir de sus celdas durante un corto periodo de tiempo. Al
final del ciclo, todos deben volver a sus cápsulas asignadas para evitar que sus collares
inicien una cuenta atrás para la detonación—

—Jesús. Eso no da miedo ni nada— resopla. —Y pensar que me aterrorizaba el


collar metálico que me puso en el cuello el alienígena que me compró en el planeta
rojo. Sólo tenía un candado, nada de artefactos explosivos—

—Fuiste lo bastante valiente como para haber escapado—

—No. Eso fue todo Stacy. Me oriné encima y no podía dejar de temblar. No tengo
un hueso valiente en todo mi cuerpo—

—Te equivocas— le digo, dándole un apretón en el muslo. —Estás siendo valiente


ahora mismo, yendo a advertir a tus amigas sobre el laboratorio—

—Sólo porque te tengo a ti— Me aprieta más fuerte. —Me dolerían las rodillas si
no estuvieras aquí para protegerme—

—Siempre puedes contar conmigo para mantenerte a salvo, Lula—

Me hincho de orgullo al saber que mi compañera confía en mí para protegerla.


Golpeado por ese conocimiento, una oleada de adrenalina me impulsa a correr más
rápido.
CAPÍTULO SEIS

Zoé
59

Mordox ha corrido durante horas. Parece que soy la única que está agotada; bueno,
quizá Tris también. Lleva un rato acurrucada en un ovillo de lunares azules y
amarillos en mi cuello. Su cuerpecito emite un zumbido bajo y melódico como el
ronroneo de un gato. Es la cosita más dulce que he visto en mi vida, con sus grandes
ojos y su carita redonda y peluda.

Estiro los brazos y arqueo la espalda, tratando de aliviar los dolores corporales que
me produce el esfuerzo de aferrarme a Mordox. Tengo los pies sujetos por los tobillos
a su estrecha cintura y los brazos alrededor de su cuello, pero no tanto como para
ahogarle.

No ha bajado el ritmo desde que empezamos, esquivando árboles y saltando


troncos con facilidad. Si acaso, ha aumentado su velocidad, cortando pequeñas ramas
y follaje con una espeluznante hoja con aspecto de machete para despejar el camino.
Sorprendentemente, su respiración se mantiene uniforme y constante a pesar del
esfuerzo físico.

Mordox es increíble. Fuerte, rápido y ágil, su enorme y musculoso cuerpo se mueve


con gracia y precisión, incluso en la espesura del bosque. Pero lo que me atrae de él
no es su rostro robusto y atractivo, sino su empatía y compasión.

Aunque dice que debe protegerme, no tenía que venir a rescatarme y curarme con
su brazalete médico. Ni siquiera me conoce.

Y cuando insinué que yo sólo nos retrasaría, cosa que sin duda habría hecho,
suavizó mi orgullo herido haciéndome sentir útil en lugar de un estorbo. Tal vez haya
una amenaza potencial que pueda acercarse sigilosamente detrás de nosotros, pero lo
dudo dado su agudo olfato.

En cuanto a la pequeña Tris, podría haberla dejado morir en el suelo del bosque,
pero no lo hizo. La cuidó hasta que se recuperó y se preocupó por ella. 60

Si estuviéramos en la Tierra, Mordox sería un buen novio. No es que haya tenido


novio antes, pero si tuviera que hacer una lista de las cualidades que me gustaría tener
en un hombre, Mordox sería el estándar de oro.

Mientras él corre, me maravillo ante la belleza del bosque que nos rodea. No vi
nada de ese paisaje cuando me llevó de vuelta a su casa del árbol con bolas de mimbre
después de lesionarme. Y mi única otra salida de Zune fue cuando Drax nos llevó
corriendo al laboratorio subterráneo, pero estaba demasiado asustada para
maravillarme con lo que me rodeaba.

A salvo en los brazos de Mordox, puedo relajarme lo suficiente para admirar el


espeso y vibrante follaje. Los árboles alienígenas son en su mayoría de tonos verdes y
azules, salpicados de bayas de colores o pequeños brotes, nada que ver con lo que
crece en la Tierra. La luz del sol, brillante y anaranjada, se filtra a través de las densas
copas, proyectando sombras sobre el suelo. El aire aquí es más fresco y limpio que
cualquier cosa que haya olido jamás.

Mordox gira bruscamente a la izquierda y bordea la orilla de un río embravecido.


Ahora que he visto los rápidos, entiendo por qué Stacy se cayó y no pudo nadar hasta
la orilla. Dijo que Drax saltó y la salvó, cuidándola hasta que estuvo lo suficientemente
bien para viajar.

—Pararemos aquí para comer— Mordox olfatea el aire como hace tan a menudo,
reduce la velocidad al trote y finalmente se detiene en una roca grande y plana cerca
de la orilla del río.
Mis piernas se acalambran y se tambalean cuando me pone en pie. Doy un paso
atrás, pero sus fuertes manos permanecen firmes alrededor de mi cintura. No me
suelta enseguida y noto el calor de su cuerpo.

Su mirada esmeralda se detiene en mí antes de apartarse y desabrocharse la 61


mochila, sacando varias bolsas y entregándome la última. —Alope seco y frutos secos
para nosotros. Fruta blanca y bayas para Tris—

Ahogo un grito, aunque no me sorprende su amabilidad. —¡Eres el hombre más


dulce, Mordox! También has preparado raciones para Tris—

Mordox se queda inmóvil. El tupido tejido de escamas turquesas que cubre su


rostro se tiñe de un azul intenso. ¿Había hecho sonrojar al gran alienígena cornudo?

Adorable.

Se frota la oreja donde tiene enchufado el traductor. —Un hombre es el macho de


tu especie, pero yo no soy un hombre, Lula. Soy un macho Ziarian—

—Tienes razón, duh— Me acomodo el pelo detrás de la oreja y abro la bolsa para
Tris, que no pierde el tiempo y saca un pequeño globo redondo que parece una uva.
Baja de un salto de mi hombro para sentarse en la roca plana, mordisqueando la fruta
que sostiene entre sus diminutos dedos con garras.

—Me encanta— digo efusivamente. —Es la cosa más mona que he visto nunca.
¿Cómo se te ocurrió llamarla Tris?—

—Se llama así por mi hermana, que murió al nacer— Mordox se sienta en la roca y
abre la piel de agua antes de dármela. —Cuando la encontré, acababa de nacer.
Desamparada en la tierra, su fragilidad me recordaba a la hermana pequeña que
nunca conocí—

—Siento mucho tu pérdida— Pestañeo ante la repentina oleada de lágrimas. —


Suena tan patético, pero ninguna palabra parece lo suficientemente apropiada—
—Gracias— Mordox palmea el lugar a su lado y me entrega la bolsa de alope seco.
—Ven, siéntate. Come—

Me acomodo en la roca, encontrando la superficie cálida por el implacable sol. Tris


se sienta entre nosotros, comiendo feliz su uva gigante. 62

—No es que no fuera triste, pero nunca conocí a mi hermana. Sólo recuerdo lo
angustiada que estaba mi madre, y cuando vi a Tris tendida, indefensa y vulnerable,
por alguna razón, me trajo a la memoria ese momento— Mordox me levanta la
barbilla. —¿Y tú? ¿Algún hermano?—

—No que yo sepa. Nunca conocí a mis padres biológicos. Fui dando tumbos por
casas de acogida, así que las chicas, sobre todo Darcy, se sienten como las hermanas
que siempre soñé tener—

—¿Qué es eso de la casa de acogida donde rebotaste?—

La formulación de su pregunta me hace sonreír. —Bueno, no conozco la historia de


por qué mis padres no me querían, pero la casa de acogida es donde los niños que no
tienen familia se alojan con personas dispuestas a cuidarlos hasta que son adoptados.
Algunos son buenos. Otros no tan buenos—

La mirada que me dirige es una mezcla de horror y confusión. —¿Por qué alguien,
y mucho menos tus padres, no te querría?—

Dejo caer la mirada, incapaz de sostener la intensa mirada de Mordox. —Nunca


tuve la suerte de ser adoptada— Como tiene por costumbre, me levanta la barbilla
con la yema de un dedo. Abrumada por la emoción, me aparto.

—Tiene sentido que seas tan resistente. No tener familia es lo que te ha hecho tan
fuerte—

—Te equivocas conmigo, Mordox. No soy fuerte. Tengo miedo todo el tiempo—
—El miedo es una fortaleza, no una debilidad, Lula—.

—¿Cómo te das cuenta?— Me meto un bocado de comida en la boca y mastico.

—El miedo puede aprovecharse como fuente de poder, Lula. Puede hacer que
63
trabajes más duro y de forma más inteligente. Agudiza tus sentidos y alimenta tu
cuerpo con adrenalina para hacerte más fuerte. Tengo miedo de lo que pueda quedar
en ese laboratorio. Miedo de lo que pueda estar siguiéndonos desde el lado oscuro de
la luna. ¿Te parezco débil?—

—¡Apenas!— Miro a mi alrededor. —¿Quieres decir que vigilarte las espaldas es


algo y no que sólo intentas hacerme sentir mejor por ralentizar nuestro avance?—

—No eres lenta, sólo que no eres tan rápida como yo— Mordox ofrece una pequeña
sonrisa. —Y sí, necesito que me cubras las espaldas. He perdido el rastro de los
condenados restantes y de las tres criaturas del laboratorio. Me preocupa saber por
qué—

Mi corazón se hincha de afecto. Se esfuerza tanto por no herir mis sentimientos,


pero al mismo tiempo, un escalofrío recorre mi espalda. —Estaré muy atenta. Me
aseguraré de que nada nos sorprenda. ¿Cuánto falta?—

—Estamos a un cuarto del camino. Si seguimos sin parar a dormir, llegaremos al


laboratorio en otro ciclo y medio—

—Yo voto por seguir adelante si estás seguro de que puedes hacerlo. Toda esta
charla sobre criaturas al acecho me da escalofríos— Me estremezco. —Siempre he
querido una hermana; ahora tengo cuatro, y no quiero que les pase nada. Cuando
volvamos a la Tierra, espero seguir cerca de ellas—

Mordox no dice nada, pero se remueve en la roca como si de repente se sintiera


incómodo con la conversación.

—¿Qué?— Se me encoge el corazón. —¿Qué es lo que no me dices?


—No quiero disgustarte, pero tú mundo natal está bajo el dominio de las reglas
Universales y vigilado por patrullas de Yulineon. Aunque tuvieras a tu disposición
una nave espacial de largo alcance, tendrías suerte de acercarte a la Tierra sin que te
atraparan—
64
Sacudo la cabeza, intentando asimilar todo lo que acaba de decir. —¿Qué significa
todo eso? ¿Por qué no podemos simplemente volar a casa?—

—Si te atrapa una patrulla yulineon, tienen órdenes de matarte en cuanto te vean—

—Pero yo soy una humana. Es mi hogar—

—La Tierra se encuentra dentro del Sector Luartick, junto con muchas otras galaxias
infantiles. Los patrulleros están ahí para salvaguardar los planetas de especies más
avanzadas que quieran aprovecharse—

—Humana— Levanto la mano y me encojo de hombros. —No soy una especie


avanzada. Sólo una chica con ganas de volver a casa. ¿Por qué querrían matarme?—

—Las entidades que conforman las reglas universales creen que los humanos no
están preparados para lo que hay más allá de su mundo— Mordox levanta una mano
en señal de rendición. —Y no pretendo ofender, pero los humanos son vistos como
una especie primitiva en comparación con otros seres del Universo conocido. Se
crearon leyes para eliminar las amenazas potenciales a la vida infantil, así como a la
vida avanzada. Si un humano regresara con conocimientos sobre la vida en otros
mundos— Mordox sacude sombríamente la cabeza, —y con lo volátil que es tú
especie, no se arriesgarán a la posibilidad de que ustedes vuelen por los aires. La
destrucción planetaria tendría efectos catastróficos en los sistemas solares cercanos—

Le miró fijamente, sintiendo el peso de sus palabras asentarse en mi pecho. Volver


a casa ya no me parece una opción. Aturdida por el silencio, mi mente se acelera con
pensamientos de no poder volver nunca a casa. De no volver a ver la Tierra.
—Lo siento, Lula—. Mordox coge mi mano entre las suyas y me da un apretón
empático. —Sé lo que se siente al saber que nunca podrás volver a casa. Condenado
por crímenes que nunca cometí, nunca podré volver a Ziaria. No sin ser perseguido
por los mismos guerreros con los que una vez serví—
65
Le devuelvo el apretón y desvío mi mirada acuosa hacia el enorme planeta que se
cierne bajo y pesado en el cielo pálido y verde. Las nubes arco iris se arremolinan en
torno a su superficie, dándole el aspecto de una gigantesca canica iridiscente. —Si no
podemos volver a casa, ¿adónde iremos?— pregunto, con la voz apenas por encima
de un susurro.

No me había sentido tan perdida desde que DCS5 me separó de mi primera familia
de acogida y me llevó a una casa de acogida con un montón de niños. Era tan joven
que no entendía qué estaba pasando ni por qué. Lo único que recuerdo era estar
aterrorizada y aferrarme a un conejito de peluche hecho jirones como si mi vida
dependiera de ello mientras me alejaban del único mundo que conocía.

Estaba muy asustada y confusa, sin saber qué me iba a pasar. Lo mismo que cuando
me desperté encadenada y desnuda en el aterrador planeta rojo. Ahora estoy aquí,
varada en una luna alienígena sin camino a casa. Perdido otra vez.

Mordox respira hondo antes de responder. —No lo sé. Llevo tanto tiempo atrapado
en Zune que nunca pensé que marcharme fuera una opción. Por ahora, continuamos
nuestro viaje hasta el laboratorio, encontramos a tus amigas y decidimos a partir de
ahí—

Asiento entumecido. —De acuerdo. Suena como un plan—

5
Departamento de Servicios Infantiles (DCS) por sus siglas en inglés.
Terminamos nuestra comida de alope seco y nueces y rellenamos la piel de agua.
Tris salta a mi hombro y se acomoda en el pliegue de mi cuello. Inclino la cabeza para
acurrucarla y ella empieza a ronronear rítmicamente.

Abandonada en el suelo del bosque, tuvo suerte de ser encontrada y adoptada por 66
Mordox. Más afortunada de lo que yo nunca fui. Somos un trío de almas perdidas.
Desterrados, incapaces de volver a casa, bueno, excepto Tris, ya que Zune es donde
nació, pero ella está alejada de su familia de todos modos.

Vuelvo a mi lugar envuelta alrededor de la parte delantera de Mordox. Esta vez lo


sujeto con más fuerza, mis brazos rodean su cuello, aferrándome a él como si fuera mi
conejito de trapo.

Mordox está tan perdido en su mundo como yo en el mío. Ninguno de los dos
puede volver a casa, y esa constatación no hace más que reforzar la extraña conexión
que siento crecer entre nosotros. Ambos estamos a la deriva, sin un lugar al que
pertenezcamos.

Agradecida por Mordox, con mi cuerpo envuelto en el suyo, desprende una


sensación de comodidad y seguridad. Se está convirtiendo rápidamente en una
presencia constante en mi vida, al igual que las chicas.

A medida que nos adentramos en el bosque, no puedo evitar una sensación de


inquietud. Los árboles son más espesos y proyectan largas sombras sobre el suelo. Los
únicos sonidos son el susurro de las hojas y el piar ocasional de algún pájaro. Es casi
demasiado silencioso. Espeluznante e inquietante.

A pesar de mi melancolía, vigilo atentamente el bosque que se aleja en busca de


cualquier criatura que pueda estar siguiéndonos.

Llevamos un rato viajando cuando un destello negro me llama la atención.


Entrecierro los ojos entre el follaje, esforzándome por ver qué se mueve entre las
grietas de la espesa vegetación.
—Mordox, creo que veo algo detrás de nosotros— digo, aún sin estar segura de
confiar en mis ojos. He estado mirando tanto el bosque que mi vista empieza a
nublarse.

El cuerpo de Mordox se tensa. Echa la cabeza hacia atrás y respira con fuerza del 67
aire, luego se gira para mirar detrás de nosotros. Puedo sentir su inquietud, y eso sólo
me hace sentir más ansioso.

—¿Estás percibiendo algún olor?— pregunto, preocupada por lo que pueda estar
acechando en las sombras.

Mordox vuelve a olfatear el aire. —Sí, sólo un indicio. Es una criatura de laboratorio
que nos sigue— responde con voz grave y siniestra.

De repente, Tris chilla y salta de mi hombro hacia la seguridad de los árboles. La


sangre se me hiela y el corazón me martillea dentro de la caja torácica.

—Aún nos queda otro ciclo completo y algo más desde el laboratorio— Mordox
acelera el paso, corriendo cada vez más rápido. El follaje y los árboles que nos rodean
se vuelven borrosos, golpeándonos al pasar. —Aguanta, Lula. Voy a intentar poner
distancia entre nosotros y la criatura—.
CAPÍTULO SIETE

Mordox
68

Apenas puedo oler a la criatura que nos sigue. La abominación insectoide que nos
sigue es más inteligente de lo que pensaba. Ha encontrado una forma de enmascarar
su olor y ha podido acercarse demasiado. Subestimé a mi enemigo.

Por suerte, Zoé lo vio cuando lo hizo. Me esfuerzo más; debo correr más rápido que
él y llegar a los escalones hundidos del laboratorio antes de que nos alcance. Mis
cuernos se mueven hacia delante, con las puntas mortales apuntando hacia fuera,
mientras mis instintos naturales me preparan para la lucha. La adrenalina me recorre
en oleadas febriles, levantándome las escamas de la espalda y los hombros.

—¡Ay!— Zoé ahoga un grito y me pincha en los duros bordes de las escamas de los
hombros. —Vaya. Estas cosas son como chapas de metal—

—Lo siento— Me agacho bajo la rama de un árbol, sin aminorar el paso. —


Armadura natural. ¿Aún puedes ver a la criatura?—

—Sólo atisbos. Parece que estás poniendo distancia entre nosotros y ella—

—Bien. Mantén los ojos abiertos y avísame en cuanto veas algo—

—Lo haré—

No hay lugar seguro en el suelo, no con esas cosas aquí. Cada fibra de mi ser grita
que lleve a mi hembra a un lugar seguro, pero es demasiado tarde para volver a mi
hogar en lo alto de los árboles. El laboratorio es mi única esperanza.
Podría usar fácilmente mis garras para escalar hasta la copa de un árbol, pero sólo
sería un escape temporal de la criatura que no puede trepar. A pesar de lo tenaces que
me han parecido estas abominaciones, simplemente nos esperaría abajo, y estar
atrapado en un árbol sin poder bajar no es una opción.
69
Con la criatura pisándome los talones, no se me escapa la ironía de nuestra única
opción, buscar refugio en el mismo laberinto de horrores donde se creó el Ziarian
alterado.

Obligo a mis piernas a bombear con más fuerza, la determinación recorre mis venas
mientras la adrenalina se dispara a través de mí. Mis músculos arden a fuego lento,
pero sigo empujando con la necesidad de poner a Zoé a salvo.

—¡Mordox!— grita Zoé, su advertencia llega demasiado tarde.

La criatura se lanza por los aires y su enorme figura choca contra mí con una fuerza
que me hace caer al suelo. Instintivamente, enrosco mi cuerpo alrededor de Zoé,
protegiendo su delicada figura mientras ruedo por el suelo del bosque antes de
ponerme en pie.

Me quito la pesada mochila de la espalda y la dejo caer al suelo. Unas patas afiladas
se extienden hacia nosotros, su longitud antinatural y sus apéndices espinosos dejan
claras las intenciones de la criatura mientras sus fauces abiertas abren una boca llena
de dientes aserrados.

Unas garras monstruosas chasquean cuando la criatura arremete, enganchándose


en la prenda suelta de Zoé y arrancando un trozo del dobladillo. La empujo detrás de
mí, usando mi cuerpo como escudo.

—¡Lo mantendré ocupado, Zoé!— La criatura está tan cerca que siento su aliento
caliente en la cara cuando la miro a los ojos. —Busca un lugar donde esconderte—.
Espero a que sus pequeños pasos se alejen antes de lanzarme hacia delante,
clavando mi gastada espada en el abdomen de la criatura. La hoja desafilada se limita
a reflejarse en su dura piel de escamas brillantes.

Las puntas de mis cuernos podrían penetrar esa piel, pero sé que no debo atacar 70
con la cabeza. Esas garras podrían decapitarme fácilmente. La criatura gruñe y se
levanta sobre sus patas traseras para clavarme sus garras gigantes, obligándome a
retroceder unos pasos para evitar que la despedacen.

Cuesta creer que esta cosa de cuerpo ondulante y diez ojos saltones de color verde
brillante fuera una vez un macho Ziarian. Un verdadero testimonio de hasta dónde
estaba dispuesto a llegar el gobierno Ziarian para crear a sus super-guerreros.

La criatura se lanza de nuevo hacia delante y yo esquivo a duras penas el chasquido


de sus garras. No puedo seguir así mucho tiempo. Mi espada es inútil contra esta cosa,
desafilada de tanto abrirse camino por el bosque.

Los golpes implacables de la criatura rasgan el aire. Esquivo otro golpe letal y mi
pulso se acelera al imaginar el delicado rostro de Zoé y su radiante sonrisa. Su
seguridad es la fuerza que me impulsa, añadiendo peso extra a cada golpe que doy.

Mi espada golpea más que corta, el metal choca contra la carne casi impenetrable,
una y otra vez hasta que la criatura retrocede, debilitada por mi implacable
enfrentamiento.

Empuño la espada, cortando y empujando, hasta que la criatura empieza a


retroceder. Con un último gruñido, se da la vuelta, una tira de la prenda de Zoé
todavía pegada en la punta de una garra destella brillante contra un cuerpo de tinta
mientras desaparece en el bosque.

—Vamos— Me giro hacia donde está Zoé, agazapada bajo un arbusto nífito,
cogiendo la mochila. —Salgamos de aquí antes de que cambie de opinión y vuelva—
Atrapo a Zoé cuando salta a mis brazos. Sus brazos delgados y sus piernas
torneadas me envuelven en un abrazo tembloroso, y salgo corriendo más rápido de
lo que he corrido en mi vida. Sabiendo que Zoé está en peligro, puedo mantener
fácilmente este ritmo hasta que lleguemos al laboratorio.
71
***

El enorme árbol clava que marca la ubicación de los escalones hundidos está al
alcance de la mano. He estado corriendo durante un ciclo completo y he llegado al
laboratorio en un tiempo récord. Zoé no se ha quejado ni una sola vez que no nos
hayamos detenido a comer, beber o descansar. Tampoco ha aflojado su fuerte agarre
sobre mí.

Su miedo le ha dado la fuerza para aguantar mientras corro hacia un lugar seguro.

—¡Mordox!— El grito de pánico de Zoé ondea a través de mis escamas. —¡Detrás


de ti!—

Giro la cabeza y descubro una segunda criatura que no había olido. Esta tiene largas
pinzas en lugar de las grandes garras delanteras que tenía la otra.

—El laboratorio está justo a través de estos árboles— digo, juzgando la distancia al
árbol clava. —Ya casi llegamos—

—¡Está ganando terreno!—

Una larga pinza se extiende para sacarme de mis pies. Mi impulso nos hace volar.
Giro en el aire, la mochila se lleva la peor parte de la caída. Siento un fuerte crujido y
sé que las provisiones que contenía han sufrido daños.

Zoé se separa de mí cuando caemos al suelo y la empujo hacia el tronco de un gran


árbol. —¡Escóndete!—
Con la espada en alto y preparada, me interpongo entre la criatura y el tronco tras
el que se esconde Zoé. Diez ojos bulbosos brillan en la penumbra, y me pregunto qué
macho se ha convertido en esta cosa. Su cuerpo escamoso y segmentado está cubierto
de un brillo resbaladizo y aceitoso. Sus pinzas se retuercen, chasqueando y
72
chasqueando a la espera.

Es más grande que el primero, y su caparazón es de un color púrpura intenso en


lugar del negro tinta. Dientes afilados como cuchillas rechinan a mi paso. Su mirada
bulbosa arde con un fervor de otro mundo.

Impaciente por que comience la batalla, arremeto primero y golpeo a la criatura en


la cara con mi espada. La criatura suelta un chillido desgarrador y contraataca con un
ataque despiadado de pinzas y dientes. Esquivo cada golpe con un oportuno
contraataque, cortando uno de sus numerosos brazos. Eso no hace más que avivar su
furia.

La criatura carga contra mí, y yo me lanzo hacia un lado, rodando para evitar su
mortal estocada. Pero no soy lo bastante rápido.

Las pinzas se clavan en mis escamas y las desgarran, dejando un rastro abrasador
de dolor a lo largo de mi costado. A pesar de la agonía, sigo luchando. Proteger a Zoé
es tan vital como el aliento que sale de mis pulmones.

Con un rugido, me lanzo a por la presa, empleando toda mi fuerza en una estocada
final, clavando mi espada profundamente en la carne de la criatura. La criatura se
tambalea y sus afiladas patas ceden bajo el peso de su propia muerte.

Suelto un rugido triunfal antes de que mis propias piernas cedan y me desplome
en el suelo con un gemido de dolor.

Zoé corre a mi lado, con la voz temblorosa por el miedo mientras se arrodilla a mi
lado. —¡Mordox! ¿Estás bien?—
Tengo profundos cortes en el pecho y el abdomen que arden como brasas. —Sólo
un rasguño— digo. —Trae el brazalete médico—. Señalo mi mochila, ahora rota y
aplastada.

Zoé se arrastra sobre la pesada carga, rebusca entre el desordenado contenido hasta 73
que saca un brazalete médico evidentemente agrietado e intenta asegurarlo alrededor
de mi antebrazo mientras lucho por recuperar la consciencia. Las lágrimas corren por
sus mejillas mientras lucha por mantener el brazalete médico en su sitio.

—Déjame— Tiro de mi brazo para soltarla. —Vete, antes de que vuelva la primera
criatura—

—No voy a dejarte, Mordox— Zoé intenta de nuevo cerrar el brazalete alrededor
de mi antebrazo. —Si consigo cerrar esto, te curará como me curó a mí—

—No. Es inútil— Mi dolor se hace insoportable, la oscuridad se cierra a mi


alrededor, pero no puedo quedarme inconsciente todavía. No hasta que Zoé esté a
salvo. —El laboratorio no está lejos. Ve con tus amigas—

Se levanta del suelo. —No te rindas Mordox. Vas a lograrlo. Yo te ayudaré—

—No ayudes, Lula. Olvídate de mí. Ve a un lugar seguro—

—Eso es una locura, Mordox. De ninguna manera te dejaré aquí— Zoé mira
frenéticamente a su alrededor, me agarra de las muñecas e intenta arrastrarme. No
puede moverme ni un centímetro. —Te ayudaré a levantarte. Puedes apoyarte en mí
y llegaremos juntos al laboratorio—

Zoé necesita estar con sus amigas y no quedarse sola en el bosque. Incluso con lo
poco que sé de ella, sé que tiene una vena obstinada que no se dejará disuadir. Me
obligo a ponerme en pie, tambaleándome por la fuerza de mis heridas.

Ella se agacha bajo mi brazo, pasándoselo por los hombros mientras damos un paso
tambaleante en dirección a los escalones hundidos, pero no me apoyo en ella como
quiere, sabiendo que mi considerable peso la aplastará. Empujo a través de mi visión
ondulada, sin perder de vista el árbol de clava, el punto de referencia natural del
laboratorio.

Mis cuernos caen y mi cola se arrastra en el suelo tras de mí. Estoy acabado, mi 74
energía gastada, pero por su bien, intentaré acercarme lo suficiente para ver los
escalones hundidos antes de desplomarme. Debo hacerlo o me arriesgo a perder el
conocimiento y dejarla sola.

Tropiezo con las piernas temblorosas, pero sigo adelante. El dolor irradia de mis
heridas, cada paso es una lucha contra la oscuridad que amenaza con llevarme.

Llegamos a la clava y veo los escalones hundidos a lo lejos.

—Ya casi has llegado— Le doy un empujoncito en dirección a un lugar seguro justo
cuando las piernas me fallan y me desplomo en el suelo, con los pulmones agitados
en busca de aire.

Zoé se acerca a mí y me acaricia la cara con su suave mano mientras me mira con
preocupación y miedo. El dolor me araña el cuerpo mientras intento levantarme y no
lo consigo. Es inútil y vuelvo a caer al suelo.

—Vete— balbuceo.

—Quédate aquí— Zoé se levanta y chasquea la lengua. —Eso que has dicho es una
estupidez. No te duermas, Mordox. Ahora vuelvo con ayuda—

Tris regresa mientras Zoé corre hacia los escalones hundidos, mi compañera
plurshy olfatea la sangre que cubre mi pecho y abdomen. Se acurruca cerca de mí y
su pequeño cuerpo hace vibrar su melodía reconfortante.
Si Tris está aquí, significa que el peligro ha pasado. Es lo bastante lista como para
esconderse en la copa del bosque cuando esas criaturas se acercan. Así que cierro los
ojos y me entrego a la oscuridad.
75
CAPÍTULO OCHO

Zoé
76

Corro hacia los escalones hundidos presa del pánico y me detengo en seco. Una
pequeña nave espacial está aparcada a un lado. En la parte superior se han levantado
unos extraños paneles como si quisieran captar la luz del sol. Es una señal tan buena
como cualquier otra de que están aquí.

Prácticamente bajo los escalones de un salto y me meto por el enorme agujero que
han abierto en las puertas dobles para toparme con una puerta cerrada sin picaporte
ni pomo. El corazón me retumba en el pecho al toparme con la barrera, sabiendo que
Mordox necesita ayuda desesperadamente. La vitalidad de sus escamas turquesas ha
empezado a desvanecerse hasta convertirse en un blanco espantoso, lo que hace
evidente la gravedad de su estado.

El miedo me invade al saber que su vida pende de un hilo y que, sin el uso de un
brazalete médico, existe la posibilidad de que se vaya para siempre.

Puede que me haya alejado de mis amigas, pero me ha traído de vuelta después de
curarme y mantenerme a salvo. Es mi turno de devolverle el favor.

—¡Darcy!— Grito, golpeando frenéticamente el frío metal con ambos puños. —


¡Romy! ¡Tasha! ¡Drax! ¿Hay alguien aquí?—

Aprieto el oído contra la puerta, tratando de oír cualquier señal de vida más allá de
la barrera, pero sólo encuentro silencio, mis pesadas respiraciones resonando de
forma antinatural en el vacío.
A pesar de la presencia de la nave, la quietud es tan profunda que me preocupa que
hayamos venido hasta aquí para nada. ¿Y si Mordox tiene razón sobre los mineros
desaparecidos? ¿Y si los convirtieron en criaturas y aún están dentro del laboratorio?
¿Y si Drax y las chicas se toparon con ellos y huyeron, o si las criaturas los mataron a
77
todos?

—¿Hola?— Golpeo más fuerte contra mis pensamientos desenfrenados, mi puño se


vuelve de un rojo furioso.

Un pánico al rojo vivo me abrasa la garganta, quemándome por dentro. Intento


tragarlo, pero la sensación se intensifica cuando veo un teclado frío y sin vida
incrustado en la pared. Toco las teclas marcadas con símbolos extraños, pero no
ocurre nada. La pantalla permanece a oscuras y la puerta sigue cerrada.

El sudor se me acumula en la frente cuanto más tiempo permanezco aquí en vano.


Tengo que volver para ver cómo está Mordox. Se me revuelve el estómago al saber
que le he fallado mientras corro hacia donde lo dejé tendido en el suelo.

—¡Mordox!— Caigo de rodillas junto a su cuerpo inconsciente. Tiene los ojos


cerrados y el ceño fruncido por el dolor. Pero está vivo.

Sumido en mi desesperación, no veo a Tris acurrucada junto a él hasta ahora. Está


ronroneando como si quisiera consolar a Mordox en su angustioso reposo.

—Hola, pequeña— le acaricio la cabeza con una mano temblorosa. —Has vuelto.
¿Te encuentras bien? ¿Te asustaron esos bichos gigantes tanto como a mí?—

Las débiles voces en la distancia deben ser mi imaginación. Sé que son ilusiones.
Pero a medida que se hacen más fuertes y más claras, sé que tienen que ser reales.

Salgo corriendo del follaje y encuentro a Darcy al frente de un grupo de cuatro


machos Ziarian. Reconozco a Drax y a Rooke, pero a los otros dos no los conozco.
Darcy se detiene en seco, parpadeando con fuerza como si no pudiera creer lo que
ven sus ojos.

—¡Darcy!— grito, emocionada y aliviada más allá de las palabras al verla, pero mi
desesperación por salvar a Mordox anula mi reencuentro. —Necesito tu ayuda— 78

Darcy corre hacia mí con Rooke persiguiéndola, con una feroz determinación
brillando en sus ojos oscuros. Se detiene ante mí y sus manos tiemblan al acercarlas a
mi cara. Su intensa mirada no vacila mientras me observa.

—¿Estás bien?— Darcy me abraza suavemente antes de apartarse. —Vamos a


meterte dentro. Dios mío, Zoé, estábamos tan preocupadas por ti—

—No. Yo no— Me zafo de su abrazo. —Es Mordox. Necesita ayuda—

—¿Mordox?— Rooke se pone rígido, levanta la nariz al aire y sé que está intentando
captar el olor de Mordox.

Sus escamas se levantan sobre sus hombros y bajan por su espalda. Sus cuernos se
inclinan hacia delante mientras se prepara para la batalla.

—Me salvó la vida— lo defiendo, no me gusta cómo está yendo esto. —Ahora tengo
que salvar la suya. Por favor, Darcy. Ayúdame—

—Zoé, Mordox te tomó cautiva. Te robó delante de mis narices. No puedes estar
hablando en serio ahora— Darcy me coge por el codo y empieza a dirigirme hacia los
escalones hundidos como si fuera una niña. —¿Te has golpeado la cabeza o algo? No
estás pensando con claridad—

—No, Darcy. No me he golpeado la cabeza—. Saco el brazo de su agarre de un


tirón, con la ira creciendo en mi interior mientras retrocedo. Por mucho que aprecie
que Darcy me haya tomado bajo su protección, no estoy completamente indefensa y
no soy estúpida. —Tengo las ideas muy claras. Si no ayudas a Mordox, desapareceré
en el bosque y haré lo que pueda por él. Necesito un brazalete médico. El que él tiene
está roto—

—¿Qué hacemos?— Darcy se vuelve hacia Rooke en busca de una respuesta.


79
—¡Él te ayudó una vez!— le grito a Rooke y luego a Drax, que se acerca al lado de
Rooke. —Te ayudó a matar a ese monstruo. Cuando me hirieron, me curó y me
mantuvo a salvo. Me protegió cuando esas criaturas de la oscuridad atacaron— La
presión caliente de las lágrimas cede, rodando por mis mejillas sin control. Debo
hacerles comprender si quiero salvar a mi macho. —Mordox no es quien crees que es.
Por favor, Darcy. Necesita ayuda—

—De acuerdo, Zoé— Darcy levanta las palmas en señal de rendición. —¿Dónde
está?—

—No lo diré. No hasta que esos machos prometan no hacer daño a Mordox—

—Zoé— el tono razonable de Drax sólo aviva mi ira. —Mordox es un asesino—

—Prométemelo o huiré al bosque y no volverás a verme— bramo. —¡Prométeme


que no le harán daño!—

Drax se vuelve hacia los dos machos que tiene detrás y luego hacia Rooke. Cada
uno asiente a regañadientes con la cabeza.

Drax se aclara la garganta. —Nadie hará daño a Mordox. Tienes mi palabra—

Suelto el aliento que estoy conteniendo y señalo detrás de mí. —Está por aquí—

Los conduzco hasta donde Mordox yace inconsciente. Agachado a su lado, mi


corazón late con fuerza mientras compruebo que aún respira.

—El brazalete médico que tenemos está roto. Necesita uno que funcione, rápido—
recalco.
—¿Qué le ha hecho esto?— Darcy jadea.

—Dos de esas criaturas insectoides nos atacaron— digo y señalo en la dirección por
donde vinimos. —Mordox mató a uno allí atrás. El otro huyó—.
80
—Después de que lo metamos dentro, volveremos a salir y echaremos un vistazo—
dice Drax, dejándose caer en cuclillas junto a Mordox e indicando a los otros tres
machos que hagan lo mismo. —Es enorme. Necesitaremos a los cuatro para levantar
y cargar su pesado trasero—

Tris salta sobre mi hombro mientras los cuatro Ziarian levantan a Mordox del suelo
como uno solo. Se me revuelve el estómago al ver su poderoso cuerpo inerte en sus
brazos. Gruñe de dolor, pero no se despierta, y eso es lo que más me preocupa.

Un charco azul queda en el suelo donde yacía. Ha perdido mucha sangre. La idea
de perderlo para siempre me aterra. Se ha convertido en alguien importante para mí
en tan poco tiempo. Si no sobrevive, sé que nunca lo superaré.

—No puedes llevar a esa criatura salvaje dentro del laboratorio— dice Drax,
señalando con la barbilla a Tris, que se acobarda bajo mi pelo, usándolo como una
cortina tras la que esconderse.

—¿Has visto lo que salió de ese laboratorio? ¿Qué puede haber aún dentro? Y no
me refiero a Gruxt— siseo, levantando las manos como pinzas de langosta. —Hablo
de esas criaturas insectoides gigantes con enormes pinzas delanteras como con las que
Mordox acaba de luchar. Como el que mató—

—¿Gruxt?— Darcy me arruga la nariz mientras se interesa por Tris en mi hombro.

—El Godzilla de pelo verde— le respondo.

—¿Qué es lo que podría estar aún dentro del laboratorio?— el varón de pelo
azulado me barre de pies a cabeza con mirada alarmada mientras nos dirigimos hacia
los escalones hundidos, y luego vuelve a mirar a Drax. —¿Crees que está hablando de
esa cosa que vimos en el lado oscuro? ¿La cosa con el trozo de material blanco clavado
en su garra que muy probablemente procedía de su vestido?—

—Sí que salió de mi vestido— Me pico el dobladillo hecho jirones. —Mordox luchó
contra eso hace un día mientras corríamos para llegar aquí— 81

—¿Cómo sabes lo que salió del laboratorio, Zoé?— Darcy pregunta, alisando con
cuidado las yemas de sus dedos sobre la cabeza borrosa de Tris. La pequeña plurshy
se queda dónde está, acurrucada en el pliegue de mi cuello, pero no retrocede ante el
toque de Darcy.

—Mordox me habló de los veinte mineros con los que experimentaron en el


laboratorio. Dijo que vio salir a Gruxt y a nueve criaturas insectoides. Mató al séptimo
a un día de camino de aquí, pero hay dos más sueltos y diez mineros en paradero
desconocido— advierto. —Por eso me llevó a su escondite, para protegerme de esas
criaturas mientras me curaba—

—He registrado el laboratorio, Zoé, no hay nada que viva ahí abajo excepto
nosotros— me asegura Drax. —Puedo dar cuenta de nueve de los mineros. Están
muertos y dentro de una sala de contención detrás de 15 centímetros de blindaje
transparente—.

—¡Espera!— exclama el varón de pelo azulado. —¿Cuándo pensabas decirnos que


hay cadáveres ahí abajo?—

—Están contenidos, Slye— Rooke entorna unos ojos brillantes y rubí. —Drax me
mostró dónde están. No pasa nada. No seas cabrón—

—¡Contenidos dentro de una tumba transparente ahí abajo con nosotros!— brama
el que se llama Slye. —¿Cómo puede eso estar bien?—
—Bueno, aún queda uno— digo, ignorando a Slye. Los muertos no son peligrosos,
así que no me preocupan. —¿Dónde está? ¿Vivo, escondido en algún lugar dentro del
laboratorio?—

—Tiene razón, Drax— interviene el varón de pelo manchado de púrpura. —Si 82


Mordox dice la verdad, queda uno. ¿Y qué hay de los otros condenados? ¿Dónde
están?—

—He encontrado varios restos de machos por el bosque, pero no de todos— dice
Rooke.

—Mordox dijo que Gruxt mató a ocho de los doce condenados antes de perder sus
rastros— aporto, mientras llegamos a lo alto de los escalones hundidos. —¿Seguro
que has mirado en todas partes, Drax?—

—Estoy seguro— promete Drax. —No dejaría a Stacy ahí abajo si no estuviera
seguro de que es seguro—

La conversación hace una larga pausa mientras nos dirigimos al interior del
laboratorio. Tengo miedo de entrar por la criatura insecto que Mordox cree que aún
podría estar dentro, pero estos hombres y las chicas han estado aquí abajo por un
tiempo.

¿No habrían visto ya algo?

Drax utiliza un extraño dispositivo cuadrado para deslizar el dedo sobre el teclado
que creía muerto. Parpadea una vez y la puerta que golpeé antes se abre. Después de
un viaje por unas escaleras de caracol, a través de muchas puertas e interminables
pasillos estrechos, parece que nunca llegaremos al final cuando Drax escanea otro
teclado y abre una puerta a un pasillo mucho más ancho.

—¿Ya han vuelto? ¡Mierda!— Oigo jadear a Tasha en cuanto la atravesamos. —¿Ese
es Mordox?—
—¿Está Zoé con ellos?— El inglés de Romy, con un fuerte acento alemán, está
cargado de esperanza. Me pongo de puntillas para esquivar la montaña de hombres
que llevan a Mordox delante de mí, pero me impiden ver.

—Drax, ¿qué está pasando?— Oigo a Stacy. Su tono está lleno de preocupación. 83

—¡Estoy aquí!— digo, tratando de mirar alrededor de los machos.

Darcy me pasa un brazo por los hombros y bordeamos la procesión de machos que
llevan a Mordox. Las chicas están todas reunidas frente a una puerta abierta, con los
ojos muy abiertos de preocupación hasta que me ven.

—¡Zoé! Oh, Dios mío— Stacy se abalanza sobre mí y me abraza con tanta fuerza
que me deja sin aliento. Tris suelta un pequeño chillido de sorpresa. —¡Oh! ¿Qué es
eso? Parece un mogwai de esa vieja película Gremlins—

—Se llama Tris y es un plurshy— digo, emocionada de volver a ver por fin a mis
amigas. —Me alegro mucho de qué estén todas bien. Estaba muy preocupada—

—¿Estabas preocupada?— Tasha cojea sobre un tubo curvado que usa como bastón
para unirse a nosotros. —Pensábamos que Mordox te había hecho algo horrible—

—¿Te hizo daño?— Romy pregunta, tirando de mí para un largo abrazo.

—No— Sacudo la cabeza con vehemencia, irritada de que todos piensen tan mal de
él. —Me curó, me dio de comer su sopa de pollo Mayme y me mantuvo a salvo—

Todas intercambian miradas como si hubiera perdido la cabeza. Con un resoplido


de enfado, alcanzo al grupo de hombres que llevan a Mordox hasta el final del pasillo
y a una habitación llena de camas estrechas, máquinas de aspecto médico y un
mostrador lleno de trastes de laboratorio.

Dejan a Mordox en una de las camas, le colocan un brazalete médico en el antebrazo


y lo sujetan al reposabrazos de la cama.
—¡Tengan cuidado con él, chicos!— grito, abriéndome paso entre la multitud hasta
situarme junto a su cama. —Está malherido. Por Dios—

Mi arrebato levanta muchas cejas, pero no me importa. Las chicas son como
hermanas para mí, pero ahora mismo estoy cabreada por cómo se está maltratando a 84
Mordox.

Rooke levanta el brazo libre de Mordox y estudia la banda alrededor de su muñeca


antes de quitársela. —Ahora tiene sentido por qué no pudimos localizarlos en el
escáner—. Señala con la cabeza la banda idéntica que rodea mi muñeca. —Llevan
disruptores6 de firma energética—.

Cruzo los brazos y me pego la banda al cuerpo, sintiendo la necesidad de ocultarla.


Estoy en una sala llena de enemigos de Mordox. Quizá enemigo sea una palabra
demasiado dura, pero gente que no confía en él, y necesito hacerles cambiar de
opinión.

—Miren, todos. Mordox no es quien creen que es— empiezo, con tantas ganas de
que todos vean a Mordox a través de mis ojos. —Una vez fue un Lita Comtra. Uno
que escuchó algo que hizo que lo enviaran aquí. Es inocente—

—No puede estar defendiéndolo en serio— pronuncia Tasha en voz baja.

—Ciertamente suena así— susurra Romy.

—Zoé— empieza Darcy en un tono bajo y condescendiente que me pone de los


putos nervios. —Cariño. Mordox te robó delante de nuestras narices. No se puede
confiar en él—

6
Pueden bloquear los receptores hormonales de las células. En el libro se utiliza como cobertura contra los escáneres
de firma energética para pasar desapercibidos.
—Te quiero como a una hermana, Darcy, y a ustedes también, Romy y Tasha, pero
si no dejan de tratarme como a una bebé, juro que... Voy a... No sé lo que haré, pero a
ninguna de ustedes les gustará— grité, cada vez más nerviosa y cabreada.

—No quiero sonar así, sólo me alivia que estés de vuelta y de una pieza— Darcy 85
me coge por los hombros. —Sólo queremos protegerte—

—No necesito protección— digo levantando la barbilla. —Puedo protegerme sola,


y cuando Mordox se cure, cuidará de mí—

—Mordox es un asesino, no un protector— interviene Drax moviéndose para


colocarse junto a Stacy.

—¡Era un héroe de guerra!— le grito a Drax, haciendo que Tris salte de mí hombro
y se esconda bajo el brazo de Mordox. —Un Lita Comtra para ser exactos—

—Que se fue de matanza y mató a un montón de inocentes— responde Drax


levantando una ceja.

—Me habló de ti, Drax—. Cruzo los brazos y enderezo la columna, dispuesta a
defender a mi macho. —Dijo que eras un ciber terrorista a sueldo. ¿Lo niegas?—

Los ojos amarillos de Drax se entrecierran y su boca se tensa en una línea sombría.

—Dijo que te pillaron descargando unos archivos restringidos, y que esos archivos
eran sobre este lugar— Hago un gesto.

—Me pillaron intentando descargar archivos restringidos del ordenador central del
Gobernador— aclara Drax con un gruñido desagradable. —No tuve éxito. Lo que hice
no tiene nada que ver con Mordox—

—Oh, sí que tiene que ver— replico. —La razón por la que fue arrestado y enviado
a Zune no fue porque matara a un montón de gente. Fue porque escuchó una
conversación sobre la verdadera razón por la que se construyó esta prisión remota y
para qué los trajeron a todos aquí, y no era la minería. Era para experimentar y crear
super guerreros para igualar las probabilidades de que vuestro planeta no perdiera
una guerra pendiente con los Crix—

La sala se vuelve inquietantemente silenciosa. Todas las miradas están puestas en 86


mí, e intento no retorcerme bajo el peso de tanto escrutinio.

Tras un largo momento de intenso silencio, el hombre de pelo morado se aclara la


garganta. —Lo que dice coincide con los archivos personales que encontramos sobre
Mordox—

—Eso no significa que no matara a toda esa gente, Bruke— Drax dirige una mirada
incrédula al tal Bruke.

—¿No has escuchado lo que acabo de decir, Drax?— herví. —Mordox descubrió la
verdad sobre lo que estaba pasando aquí, y para asegurarse de que no se lo contara a
nadie, mintieron sobre crímenes que nunca cometió y lo enviaron aquí. Por eso lo
mantuvieron incomunicado, no porque fuera un asesino peligroso, sino para que no
contara a nadie lo que sabía—

Dirijo la mano al pirata espacial de pelo rojo. —Es obvio que ahora confías en Rooke
cuando dijiste que era peligroso, o no estaría aquí abajo con nosotros. ¿Por qué no le
das una oportunidad a Mordox?—

—Porque Mordox es un asesino de masas— se burla Rooke.

—Bueno, mataste a ese macho— dice Bruke con los labios fruncidos.

—En defensa propia, y fue un accidente— Rooke pone las manos en las caderas. —
No tenía intención de apretar el gatillo—

—¿No es esto una luna de prisión?— Señalo lo obvio. —¿Y todos ustedes están aquí
porque cometieron algún tipo de delito? Todos excepto Mordox—
—Sólo digo que quizá deberíamos darle una oportunidad al macho— Bruke inclina
la cabeza hacia Mordox. —Si tenemos que luchar contra esas criaturas o incluso contra
los reclusos que siguen sueltos, tener a un Lita Comtra de nuestro lado sería
ventajoso—
87
Drax niega con la cabeza, aún no convencido.

—Mordox me salvó la vida— digo, dejando que el peso de la afirmación cuelgue


pesadamente en el aire. —Más de una vez. No estaría aquí ahora si no fuera por él—

—No lo sé, Zoé...—

—Bueno, yo lo sé, Drax. No sobreviví a ser trasladada de una familia adoptiva a


otra sin convertirme en una buena juez de carácter. Sé que es inocente— Me defiendo.
—Los archivos que te contrataron para piratear de la computadora del General...—.

—Ordenador central— corrige Drax.

—Lo que sea— Corto mi mano en el aire. —Mordox dijo que la mierda que
hackeaste eran los planos de este laboratorio y para qué se iba a usar—

—Dijiste que la descarga no tuvo éxito— le dice Bruke a Drax. —¿Alguna


posibilidad de que fueran capturados en el éter? Todavía podrían ser recuperables—

Drax cambia su postura, mirando hacia el suelo en el pensamiento. —Tal vez.


Necesitaría un ordenador con un procesador que pueda acceder a la red universal.
Los que tenemos aquí abajo son sólo discos duros locales. No puedo acceder a redes
de otros mundos—

—¿Y la que tienes en la prisión?— pregunta Bruke.

—Tiene un procesador central que puede conectarse con la red universal— dice
Drax. —Es decir, si todavía está allí, y eso es un gran si ya que dejé la maldita puerta
de privacidad sin llave de mi vaina de celda cuando me fui con Stacy—
—La puerta está cerrada— Todos los ojos giran hacia Rooke. —Me aseguré de
cerrarla después de robar todos los objetos útiles. Dejé la computadora porque no
pude pasar tu contraseña biométrica—

—Tenemos que planear un viaje a la prisión y conseguir ese ordenador— sugiere 88


Bruke. —Podría explicarnos mejor con qué tipo de criaturas vamos a tener que lidiar
que aún están ahí fuera—

—Primero, tenemos que traer de vuelta el cuerpo de la criatura insectoide que mató
Mordox— añade Drax.

—¿Por qué coño íbamos a traer esa mierda de vuelta a dónde dormimos?— Slye
retrocede.

—Para poder estudiarla— dice Rooke. —Averiguar sus puntos débiles para saber
cómo matar a los demás—

—No nos olvidemos de los prisioneros que siguen en libertad— interviene Slye. —
No tenemos armas para defendernos—

—Tenemos que preocuparnos más por las criaturas del laboratorio. Si vinieron tan
cerca del laboratorio, no son totalmente nocturnas como pensamos al principio— dice
Rooke. —La que vimos en el lado oscuro, la que le arrancó un trozo del vestido a Zoé,
siguió a Mordox—

—No pudo olerlos hasta que estuvieron justo encima de nosotros— les digo y me
estremezco. —El que mató estaba cubierto de una sustancia aceitosa. No sé si eso es
importante o no. Simplemente tenía un aspecto raro y aterrador—

—Esas cosas rastrearon a Mordox y a Zoé a pesar de estar saturados de aceite


husti— Rooke mira a un Mordox inconsciente. —Deberíamos tomar el transbordador
para recuperar el cuerpo. Será más seguro viajar por aire que por tierra, pero
tendremos que montar algún tipo de arnés para traerlo de vuelta—
—Tenemos mucho trabajo que hacer— dice Drax. —Será mejor que empecemos—

—Tienes algo que pertenece a Mordox— le digo a Rooke cuando empieza a salir de
la habitación y le tiendo la mano. —Me llevaré la muñequera—
89
Rooke se me queda mirando largo rato. Por un momento, no creo que vaya a ceder,
pero entonces se mete la mano en el bolsillo y me devuelve la pulsera mientras Darcy
se le acerca. Mis ojos oscilan entre los dos, que obviamente son pareja.

Los hombres salen en fila al pasillo, charlando entre ellos mientras hacen planes
para recuperar a la criatura y su viaje a la prisión para conseguir el ordenador de Drax
mientras las chicas se quedan atrás. Drax y Rooke permanecen cerca de la puerta, con
la mirada fija en Stacy y Darcy.

—Vamos, Zoé— Darcy sonríe y me coge de la mano. —Seguro que tienes hambre.
Probablemente también quieras una ducha—

—Me quedo con Mordox hasta que se despierte— Aprieto su mano y la sujeto a la
mía. —Yo y Tris. Así que, si puedo tener algunas bayas frescas y fruta para ella y
raciones y agua para mí, estaré lista—

—Cariño, Mordox es peligroso— Darcy trata de sacarme, pero me aferro a mis


talones.

—Seré aún más peligrosa que él si no me dejas quedarme con mi macho—

—¿Tu macho?— Los ojos de Darcy se abren de par en par.

—Sí. ¡Mío!— No sé cuándo me he vuelto tan posesiva con Mordox, pero lo soy, y
estoy dispuesta a luchar por quedarme con él hasta que se recupere. —De ninguna
manera lo dejaré aquí solo—
Las chicas se aglomeran a mi alrededor. Retrocedo hasta que mi trasero toca el
borde de la cama de Mordox y recojo su mano, mucho más grande, entre las mías. Me
agarro a él con ambas manos, temiendo que intenten obligarme a marcharme.

—¿Quién eres y qué has hecho con Zoé?— Romy sonríe, pero hay una seriedad 90
subyacente en su tono.

—Debe ser una buena polla— murmura Tasha, mi cara se calienta por su
comentario.

Stacy golpea a Tasha. —Dios mío, cállate—

—Para ti es fácil decirlo— resopla Tasha. —Te la están metiendo con regularidad.
Mientras tanto, tu compañero me bloquea la polla en cada oportunidad—

—Drax no confía completamente en Slye todavía— susurra Stacy. —Él sólo está
tratando de mirar por ti. Siente que es su responsabilidad mantenernos a todas a
salvo—

—Bueno, Drax no necesita mantenerme a salvo— afirmo firmemente. —Tengo a


Mordox—

—Zoé, veo que te cae bien, pero ¿qué sabes realmente de él?— Stacy me mira con
ojos preocupados.

—Más o menos lo mismo que sabías de Drax antes de decidir confiar en él— replico.

—Me parece justo— Stacy se encoge de hombros.

—¿Cómo puedes ceder tan fácilmente?— Darcy reprende a Stacy.

—Vamos, Darcy— le respondo. —Es obvio que estás con Rooke. ¿Cuánto tiempo
pasó hasta que empezaste a confiar en él?—

—No mucho— resopla Tasha. —Eran pareja antes de volver aquí—


—Bien.— Darcy suelta un suspiro exasperado. —Tú ganas, pero eso no significa
que me parezca bien que estés aquí con un criminal peligroso. Todavía voy a
preocuparme por ti y comprobar que estés bien a menudo—

—De acuerdo. Puedo vivir con eso— 91

Las chicas se despiden de mí con un abrazo y la promesa de volver con la comida


y el agua que pedí para mí y Tris. Mientras salen de la habitación, no puedo evitar
sentirme reconfortada por su apoyo a pesar de sus reservas. Tengo mucha suerte de
haberlas encontrado.

Cuando la puerta se cierra tras ellas, respiro hondo y miro a Mordox. Puede que
sea peligroso, pero no lo es para mí, y también es mío, y estoy decidida a asegurarme
de que esté a salvo hasta que despierte.

Me sobresalto cuando la cerradura encaja en su sitio. No esperaba convertirme en


prisionera. Se me encoge el corazón, pero me trago el dolor sabiendo que es en
Mordox en quien no confían, no en mí.

Aun así, mi visión vacila por la presión caliente de las lágrimas. —Parece que sólo
quedamos nosotros. Tú, Tris y yo. Una pequeña familia feliz—.

Trago saliva, dándome cuenta de lo que acabo de decir. Le quito el pelo de la cara
a Mordox y me fijo en la sangre y la suciedad de su cuerpo. Busco algo en la habitación
para limpiarlo. Hay lo que Mordox había llamado un sistema sanitario en el otro
extremo de la habitación.

Tris baja de un salto de donde estaba encaramada en lo alto del armario y vuelve a
su lugar favorito, sobre mi hombro.

—Parece que Mordox se va a dar un baño de esponja— le digo, inclinando la cabeza


hacia un lado y acariciando su suave pelaje con la mejilla. —Sólo de cintura para
arriba—. Trago saliva, no estoy segura de estar preparada para ver lo que tiene por
debajo de la cintura. —Esperaremos a que vuelvan las chicas con lo que prometieron,
por privacidad—

Tris baja de un salto y olfatea a Mordox. Su lúgubre arrullo es suficiente para


inundar mis ojos de lágrimas. 92

—Se pondrá bien, Tris— espero. —Mordox es demasiado fuerte para morir—
CAPÍTULO NUEVE

Mordox
93

—¡Zoé!— grito, con la voz llena de pánico mientras lucho por protegerla de las criaturas de
pesadilla que pululan a nuestro alrededor. Respiramos entrecortadamente, el aire húmedo nos
asfixia, mientras las sombras del bosque parecen acercarse y amenazan con tragarnos.

—¡No te separes!— Le insisto, con mi propio terror alimentando mi desesperada necesidad


de mantener a salvo a mi hembra.

La adrenalina que corre por mis venas me da la fuerza que necesito para luchar contra las
monstruosas creaciones que salen de los escalones hundidos del laboratorio. Su número
aparentemente interminable llena el espacio que nos rodea como un mar retorcido de garras y
dientes.

Zoé se aferra a mí, su cuerpo tembloroso sólo intensifica mi protección. Mis cuernos se
enderezan, con sus mortíferas puntas hacia fuera, preparados y listos para la batalla, al igual
que la armadura natural de mis escamas, erguidas para desviar los golpes que sé que se
avecinan.

El grito de Zoé resuena en mis oídos cuando una y otra criatura se abalanzan sobre nosotros.
Giro mi espada en un amplio arco, preparándome para el impacto...

Me despierto de un tirón, la pesadilla da paso a la realidad y mis sentidos vuelven


lentamente. Mi cuerpo se siente fresco pero agotado, dolorido por haber permanecido
en la misma posición durante el tiempo que he tardado en curarme. Mi brazo
permanece dentro del brazalete médico atado a una cama desconocida, y me pregunto
dónde estará ella.
Un escalofrío de terror me recorre la espina dorsal cuando los flashes de los
combates con las criaturas del laboratorio vuelven en una rápida sucesión de capturas
de pantalla. Bestias con dientes serrados y garras lo bastante afiladas como para
arrancar la carne del hueso estaban sobre mí antes de que me diera cuenta de lo cerca
94
que estaban, con los ojos ardiendo de sed de sangre. Mi corazón late a un ritmo salvaje,
sabiendo que debo proteger a mi hembra.

Abro rápidamente los ojos cansados, intentando despejar la niebla de mi pesadilla,


y miro a mi alrededor, observando la habitación poco iluminada. La habitación está
escasamente amueblada, con aparatos que emiten pitidos y zumbidos, y las luces
parpadean al ritmo constante de los equipos médicos. En una de las paredes hay un
mostrador repleto de frascos de distintos colores y formas. El aire está cargado de olor
a desinfectante, lo que me pone los pelos de punta y hace que mis escamas se agiten
con inquietud.

¡El laboratorio subterráneo!

—¿Zoé?— Grito su nombre en el silencio. ¿La había perdido en el bosque? La idea


me produce un escalofrío. En medio de mi estéril entorno, busco su pálida melena o
la calidez de sus ojos azules.

—Por aquí— responde suavemente. El alivio inunda mis sentidos, pero no aplaca
la certeza de que el peligro puede seguir acechando en mi interior.

—¿Cómo hemos llegado hasta aquí?—

—Darcy, Drax y los otros machos nos ayudaron— explica Zoé, acercándose a mi
cama. Sus dedos acarician suavemente las escamas que cubren mi hombro. —Te
llevaron dentro del laboratorio hasta la bahía médica y te curaron con un brazalete
médico. Tris también está aquí—

—Gracias— estoy agradecido por su ayuda tanto como por Zoé cuidando de Tris.
—Por supuesto— murmura Zoé, inclinándose para darme un suave beso en la
frente. —No te dejaría atrás, Mordox. Jamás—

Sus palabras me calientan el pecho. Levanto la mano para acariciar su mejilla


sedosa, maravillado por el calor de su piel bajo mi tacto frío. Cubre mi mano con la 95
suya y se inclina hacia mí, acariciándome la palma. Cuando mi mirada se cruza con
la suya, siento una feroz protección y un deseo irrefrenable de hacerla mía.

—Apuesto a que tienes hambre y sed— dice Zoé, alejándose demasiado pronto, y
siento la pérdida de su presencia con demasiada intensidad.

Compruebo las luces del brazalete médico. Son de un blanco constante, lo que me
indica que estoy completamente curado. Me incorporo despacio y me miro el cuerpo,
donde la carne nueva cubre los cortes dejados por las garras de la criatura.

Tris salta al extremo de mi cama. Le tiendo la mano y no duda en aceptar mi


invitación.

—¿Te portaste bien con Zoé?— La rasco bajo la barbilla y hace vibrar su canción
especial para cuando se siente feliz y segura.

—Claro que lo hizo— Zoé vuelve con la bolsa de raciones de Tris casi vacía de fruta
fresca, una piel de agua y raciones de alope seco para mí.

—Tris se quedará sin comida pronto— digo, fijándome en mi mochila, rota y sucia,
apoyada contra la pared.

—Me aseguraré de que no sea así— dice Zoé, con voz grave y autoritaria. —Le diré
a alguien que salga a buscarle más—

Levanto una ceja y bebo profundamente de la piel de agua, notando la hostilidad


subyacente en su tono. —No me quieren aquí—
—No están contentos— exclama Zoé. —Estamos encerrados en la enfermería hasta
que decidan si se puede confiar en ti—

Escudriño la habitación hasta que mi mirada se detiene en la puerta cerrada. —¿Es


la única puerta?— 96

—Sí—

—¿Seguro que está cerrada?—.

—Positivo, ¿por qué?—

—Porque más de esas criaturas aún podrían estar aquí abajo—

—Drax dijo que encontró nueve cadáveres en una habitación sellada. Le hablé de
los que has matado y del que se escapó, también del tercero que sigue ahí fuera, en
algún lugar, suelto— me dice Zoé. —La última vez que Darcy vino de visita, dijo que
Drax y Rooke encontraron y trajeron al que mataste de camino aquí. Lo han estado
estudiando, buscando puntos débiles para cuando vayan a por los otros—

Hago rápidamente las cuentas en mi cabeza. —Eso aún deja uno en paradero
desconocido—

—Sí, así es, y eso es lo que les dije. Drax jura que registró todas las habitaciones de
aquí abajo y no encontró nada—

—No estaré convencido de eso hasta que registre este lugar por mí mismo. No voy
a correr ningún riesgo con tu seguridad—

—Podríamos estar aquí por un tiempo— Zoé hace una mueca. —Drax está siendo
el más difícil de convencer de tu inocencia. Parece ser el más terco de los cuatro
Ziarian—

—¿Cuatro?— Casi me atraganto con el alope seco que estoy masticando.


—Drax, Rooke, Slye y Bruke—

—Conozco a Slye. Es el segundo de Rooke, la mano derecha de confianza del pirata


espacial, pero no conozco a Bruke—
97
—Darcy dijo que es un nerd de la tecnología como Drax. Hackearon tu expediente
personal y admitieron que todo lo que les dije sobre ti concuerda, pero aún no están
convencidos de que seas inocente—

—Si desconfían tanto de mí, ¿por qué no yazco muerto en el bosque?—

—Porque amenacé con huir si no te ayudaban. Hice prometer a todos los machos
que no te harían daño—

—Eres tan feroz, Lula— Su valentía me produce un escalofrío de orgullo. Esta


pequeña hembra es un tesoro. Uno que debe ser protegido a cualquier precio, incluso
si eso significa dar mi vida para garantizar su seguridad. Dejo a un lado la bolsa de
alope seco y me agacho para cogerla con un brazo, colocándola en mi regazo de un
solo movimiento posesivo.

Zoé jadea, con las palmas de las manos apoyadas en las pesadas almohadillas de
mis pectorales. —Parece que has recuperado las fuerzas—

Me río entre dientes y me pongo serio cuando se me ocurre algo. —¿Sólo has
comido las raciones que empacamos?— Gruño. —¿Nadie te ha traído comida fresca
para comer?—

—Lo han hecho— ríe ella, acariciándome las escamas del pecho y calmando la
respiración de mis pulmones. —Estamos en mitad de la noche. Al menos, eso creo. Es
difícil saberlo sin relojes. Darcy y las otras chicas me traen comida y rellenan la piel
de agua tres veces al día. Me han invitado a ir con ellas, pero me niego a dejarte aquí
solo—
Cierro los ojos y saboreo la sensación de tenerla entre mis brazos. —Gracias por
cuidarme mientras me curaba—

—Sólo te devuelvo el favor— dice rodeando mi cintura con sus brazos.


98
Sentada en mi regazo, es tan ligera y pequeña, que me recuerda una y otra vez lo
frágil que es su pequeño cuerpo humano. Lo fácil que es herirla o matarla. La abrazo
contra mí, queriendo protegerla de cualquier daño. A pesar de la fuerza que sé que
posee en su interior, quiero ser su armadura contra cualquier amenaza potencial en
esta luna primitiva.

La conexión que siento por ella surge, un ancla en la tormenta de mis pensamientos
desenfrenados. No puedo permitir que le ocurra nada. Me estremezco, apartando lo
impensable. Llevo tanto tiempo solo que no puedo imaginarme volver al vacío de mi
hogar en lo alto de los árboles sin ella.

—¿Estás bien, Mordox?—

—Bien— miento, no queriendo cargarla con mis miedos. —Sólo estoy cansado—

—Debería dejarte descansar— Zoé intenta zafarse de mis brazos, pero la sujeto con
fuerza.

—Descansa aquí conmigo—. Me coloco de lado, acurrucando mi cuerpo alrededor


del suyo. Con su espalda apoyada en mi frente, la atraigo hacia mí. Tris salta sobre mi
cuerpo y se acomoda en su lugar habitual sobre mi cabeza en la almohada.

En el aire flota un sentimiento de ternura mientras me aferro a ella, un respiro de la


confusión, la incertidumbre y el peligro que nos rodean. Abrumado por la necesidad
de defenderla, mis instintos me gritan que la mantenga a salvo.

La satisfacción que se apodera de mis huesos se calienta cuanto más aprieta su dulce
cuerpo contra el mío. Las costuras de mis pantalones se tensan mientras mi polla se
engrosa con la promesa del placer que pronto llegará. Me duelen los cuernos cuando
las puntas mortales se desplazan hacia la nuca, preparándome para el beso sagrado
que todos los machos Ziarian regalan a sus elegidas.

Mi mano se desliza por el cuerpo de Zoé, subiendo el dobladillo de su vestido por


el muslo. Recorro sus suaves curvas con la punta de los dedos y ella se estremece 99
contra mí.

—¿Qué haces, Mordox?— Zoé se pone rígida, pero aprieta la curva de su trasero
contra mi miembro hinchado.

—Preparándome para regalarte el beso sagrado que un macho da a su hembra. Uno


que debería haberte dado la primera vez que olí tu excitación—

Zoé contiene un jadeo. —Eso no es posible. Los hombres no pueden oler la


excitación de una mujer—

—No soy un hombre, Lula— Con mis garras retiradas, deslizo mi mano entre sus
muslos, acariciando su lecho resbaladizo.

—Mordox...— su gemido me enciende la sangre.

—Abre para mí, lula— Mis dedos presionan contra su núcleo. —Déjame entrar.
Permíteme darte placer—

Zoé coloca su mano sobre la mía. —Nunca he hecho nada como esto antes. Nadie
me ha tocado nunca...— Sus palabras se disuelven en un pequeño gemido cuando
encuentro y acaricio su protuberancia oculta entre los pétalos empapados de su
fragante sexo.

Me complace en sobremanera saber que no ha sido tocada. —Seré el primero y el


último en liberarte—

—No estoy segura, Mordox— Zoé se arquea contra mí a pesar de lo que sale de sus
labios entreabiertos. —De estar preparada para esto. Para ti—
—Pararé cuando me digas— Sus muslos se separan, pero solo un poco. Lo
suficiente para que la yema de mi dedo abra sus suculentos pliegues y se deslice por
su resbaladiza excitación.

Lanza un grito ahogado, pero no me detiene, sólo mantiene su mano sobre la mía 100
mientras acaricio la entrada a su núcleo caliente, girando alrededor de su pequeño
capullo antes de hundir la punta de mi dedo entre sus labios íntimos. Abre un poco
más los muslos para dejar sitio a mi mano, y mi dedo presiona dentro del calor más
apretado que jamás he conocido.

Maldigo para mis adentros mientras mi mente se pierde en una niebla de lujuria
que me consume hasta tal punto que me olvido de ir despacio y empiezo a bombear
dentro de su acogedora raja. La respiración de Zoé se vuelve errática, su mano se
aferra a la mía, pero no para soltarme, sino para mantenerme en mi sitio.

Quiere más, ¿y quién soy yo para negarle el placer a mi hembra?

—Encuentra tu placer, lula— le susurro al oído mientras aprieto más fuerte, más
rápido. —Encuentra tu liberación—

Sus paredes internas se estrechan alrededor de mi dedo, su cuerpo tiembla mientras


sus gritos de placer llenan el aire. La acerco más, deleitándome con la sensación de su
orgasmo mientras me aprieta con fuerza.

Introduzco un segundo dedo, estirando su apretada vaina y acercándola cada vez


más al borde de un segundo éxtasis. Está más hermosa que nunca, en la penumbra de
la enfermería, con los muslos abiertos y la cabeza apoyada en mi hombro mientras se
olvida de sí misma.

Mi pulgar acaricia su capullo hinchado mientras la circunferencia de mis dedos se


mueve dentro de su canal empapado. Leo su cuerpo y establezco el ritmo perfecto
que la hace volar. Su vaina se contrae a mi alrededor por segunda vez, apretando y
soltando mientras ordeña mis dedos como yo anhelo que ordeñe la semilla de mi
polla.

101
CAPÍTULO DIEZ

Zoé
102

Jadeo entrecortadamente cuando las oleadas de placer empiezan a menguar,


dejándome exhausta y temblorosa. Lentamente, mi cuerpo vuelve a mí mientras
desciendo de las alturas de un éxtasis no producido por mi propia mano.

Mordox había hecho algo que nunca había permitido a nadie. Algo con lo que
nunca me sentí lo bastante cómoda ni tuve la suficiente confianza en otro como para
permitirlo. Era a la vez extraño y maravilloso.

Mordox se desliza hasta los pies de la cama. Sus dedos se detienen en mi piel,
recorriendo las curvas y los valles de mi cuerpo con una ternura que nunca había
conocido. Sus cuernos, normalmente curvados a los lados de la cabeza, se enroscan
ahora hacia atrás, con las puntas mortales apuntando hacia dentro, a lo largo de la
nuca. Su aroma picante es ahora fuerte, más intenso, saturando el aire. Me penetra en
la nariz hasta que sólo puedo olerlo a él.

Su sonrisa lujuriosa se vuelve traviesa y sus manos se mueven para tocarme las
nalgas. Antes de que me dé cuenta de su intención, me arrastra hasta los pies de la
cama y me coloca las rodillas sobre sus enormes hombros. Las pesadas escamas que
cubren sus hombros y su espalda son aterciopeladas contra la delicada carne de detrás
de mis rodillas.

—¿Qué haces?— jadeo. Tengo los muslos abiertos y su cara a escasos centímetros
de mi coño. Si no siguiera flotando por el subidón de los mejores orgasmos de mi vida,
me moriría de vergüenza.
—Preparándome para regalarte el beso sagrado— Inhala profundamente mi carne
más íntima y gime. —Absolutamente delicioso—

—¿Un beso sagrado?— Exhalo. Tengo una vaga idea de sus intenciones, pero como
nunca he practicado sexo oral, no sé qué esperar. 103

Abierta ante él, soy una comida esperando a ser devorada. Mi coño está húmedo
por mis recientes orgasmos y se humedece aún más cuando me penetra con su mirada
hambrienta.

Mi posición no podría ser más vulnerable y, aunque tiemblo, es más por


anticipación que por miedo. El calor de su aliento baña mi carne enfebrecida. Las dos
joyas de su mirada brillan con la promesa de más gozo pecaminoso.

—No estoy segura de saber qué es eso— contengo un jadeo y me agito cuando la
punta de su dedo se desliza por mis pliegues.

—¿Confías en que te lo enseñe?—

Miro hacia abajo y veo un macho bestial entre mis muslos delgados y pálidos. El
vestido me llega hasta la cintura y mi coño está a la vista. Mis muslos se abren sin
remordimientos, desesperados por lo que él pueda darme.

—Sí— gimo con una urgencia cegadora de que vuelva a tocarme. Confío en
Mordox. Confío en que no me hará daño. Su cola se enrosca alrededor de mi
pantorrilla como si quisiera sujetarme, y la punta peluda me hace cosquillas en el
tobillo.

El golpecito de la lengua de Mordox en mi clítoris echa por tierra todo pensamiento


razonable. En un impulso, me agacho y le agarro por los cuernos, no para apartarle,
sino para mantenerle en su sitio, con mi urgente necesidad de alcanzar de nuevo ese
plano dichoso.
Mordox me mira desde entre los muslos, con una sonrisa salvaje en el rostro. Con
curiosidad erótica, observo cómo despliega la longitud de su lengua para bañar mi
clítoris en un calor húmedo y cálido. La sensación es indescriptible. Su lengua, áspera
y aterciopelada al mismo tiempo, traza perezosos círculos alrededor de mi clítoris
104
antes de acercar mi hinchado capullo al calor de su boca para succionarlo suavemente.

Mi cuerpo se estremece y mi espalda se arquea sobre la cama cuando su lengua


penetra en mi interior. Sus manos me agarran por el trasero, manteniéndome cerca
mientras me lame las paredes internas y su lengua, como la seda, me acaricia en todos
los lugares adecuados. Entonces sus dedos se introducen en mi canal resbaladizo,
presionando contra mis paredes internas, llenándome y estirándome mientras se
adueña de mi clítoris con la lengua.

La tensión crece en mi interior, las chispas se encienden en mis entrañas, se


acumulan y crecen en un calor desenfrenado hasta que Mordox se sumerge en mí,
devorándome con una intensidad que me hace mover los dedos de los pies. Con los
pies en el suelo, levanto las caderas en una ofrenda silenciosa y arqueo la espalda
sobre la cama.

Nunca soñé que una boca pudiera sentirse así. La lengua de Mordox es como una
varita mágica que provoca sensaciones de placer que nunca creí posibles. Lame,
chupa y pellizca mis puntos más sensibles hasta que casi deliro.

Las sensaciones me consumen y me dejan flotando en un lugar donde el placer y el


dolor se mezclan hasta que ya no puedo distinguir la diferencia. Mi cuerpo tiembla
mientras me retuerzo, indefensa y desesperada, contra la boca de Mordox. Sus manos
me sujetan firmemente mientras cabalgo sobre las olas de placer hasta que me quedo
sin huesos y agotada.

—Un beso sagrado, ¿eh?— Me lamo los labios secos, todavía agitados por las
punzadas de las secuelas.
—Un regalo especial que un macho hace a su hembra elegida— Mordox trepa por
mi cuerpo hasta acomodarse entre mis muslos abiertos.

—Ya has dicho eso antes. ¿Por qué soy tan especial?—
105
Los ojos de Mordox brillan como esmeraldas reflejando el fuego mientras me mira.
—Todo. Desde el primer momento en que mis ojos te vieron, tu belleza etérea me
cautivó. Tan tímida y retacada, y sin embargo tu alma alberga la fuerza de una docena
de guerreros. Eres única. Todo en ti es especial para mí—

Sus labios rozan los míos con reverencia mientras habla, su voz profunda vibra en
mí como una corriente eléctrica. Me derrito en su interior, sintiéndome segura y
querida por primera vez en mi vida. Querida y cuidada, envuelta en la fuerza de sus
brazos.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? Apenas nos conocemos— digo, queriendo
disipar cualquier duda sobre la conexión que siento entre nosotros.

—Sin embargo, sé mucho de ti, Lula. Eres leal a las personas que más te importan.
Enfrentaste los peligros del bosque de frente para asegurarte de que tus amigos
estuvieran a salvo—

—Con tu ayuda— añado.

—Velaste por mí cuando no podía defenderme y cuidaste de Tris cuando ninguno


de los dos somos tu responsabilidad—

—Porque son mi familia— suelto exactamente como me siento. —Me han


zarandeado de casa en casa. Nunca he tenido un hogar permanente, sólo una ilusión
temporal de estabilidad que me han arrebatado una y otra vez—

—No voy a ninguna parte, Lula. Aunque podamos dejar Zune y formar un hogar
en otro lugar, siempre estaré contigo—
Reflexiono sobre sus palabras, reviviendo su singular determinación de protegerme
de Gruxt y luego alejarme para garantizar mi seguridad de la incertidumbre del
laboratorio. Me mantuvo a salvo y me curó, y luego luchó para protegerme, dos veces,
de las criaturas insectoides con su vida. En ese corto tiempo, ha demostrado ser la
106
única fuerza estable en mi vida. Un protector inquebrantable dispuesto a dar su vida
por la mía.

—Lo sé— digo con una certeza inquebrantable. —Creo que lo harás—

—¿Me aceptarás como tu compañero?— Mordox plantea la pregunta más


importante de mi vida. —¿Me permitirás reclamarte como mía para siempre?—

Para siempre, repito dentro de mi mente, asimilando las implicaciones.

—Parece que me estás pidiendo que me case contigo—

Mordox ladea la cabeza de esa forma tan entrañable que tiene cuando el traductor
que lleva conectado al oído no acaba de entender el significado de las palabras
humanas.

—En la Tierra, el matrimonio es entre dos personas que quieren pasar el resto de
sus vidas juntas— le explico, omitiendo a propósito la parte del amor.

El calor que siento en la boca del estómago se parece más a las mariposas que
delatan un flechazo, aunque eso no explica la oleada de emociones que me llenan el
corazón. Parece demasiado pronto para profesar amor, aunque lo que siento indique
lo contrario.

Si le digo esas tres palabritas, ¿me las responderá? ¿Y si no lo hace? ¿Y si los Ziarian
no se enamoran? ¿Y si sólo reclaman una pareja y esa es su forma de profesar amor?
¿Digo las palabras y posiblemente arruino este momento? ¿Arruinar el floreciente
vínculo que siento que se hace más fuerte entre nosotros? ¿O me agarro al salvavidas
de estabilidad que me está tendiendo?
Mordox me sonríe. —Sí—

—¿Sí?— Le miro con el ceño fruncido.

—Sí. Al pedirte que seas mi compañera, te estoy pidiendo que te cases conmigo.
107
Que pasemos el resto de nuestras vidas juntos—

Mis labios se entreabren, tantos —y si...— sin respuesta. Ambos estamos al borde
de una situación inestable, flotando en el limbo, ninguno de los dos es bienvenido en
sus respectivos mundos de origen. Huérfanos en un Universo implacable.

Ya no estamos en la Tierra, aquí nada vale. Cuando miro las cosas con una nueva
perspectiva, me doy cuenta de que mi hogar no es un lugar, sino una persona.

Y esa persona es Mordox.

—Sí— suelto y cierro la distancia con un beso abrasador de mi inconfundible


rendición.

Sus grandes manos me enmarcan la cara mientras me devuelve el beso con una
pasión feroz a la altura de la mía. Me aferro a él, sintiendo cómo el calor de nuestro
deseo se mezcla y enciende algo nuevo y poderoso entre nosotros.

Mordox se separa del beso para despojarme cuidadosamente del vestido. Mis
manos cubren mi desnudez, poco acostumbrada a exponerme a la mirada del sexo
opuesto. Estaba justo entre mis muslos, su boca y su lengua se familiarizaban
íntimamente con mi coño, pero la ráfaga de aire contra mi piel provoca timidez. No
llevar nada me deja vulnerable y expuesta de una forma a la que no estoy
acostumbrada.

El calor de la mirada de Mordox se cruza con la mía, suavizándose por la


comprensión, pero ardiendo de pasión irrealizada. —Podemos parar, si no estás
preparada—
—Estoy preparada— Tiemblo por la inexperiencia, pero también por el deseo de
experimentar el placer de estar con él por primera vez. Los nervios y la excitación me
recorren el cuerpo.

Alargo la mano y le recorro los labios con el dedo, queriendo memorizar cada curva 108
y cada ángulo de su rostro alienígena. Se inclina hacia mí con los ojos cerrados, como
si estuviera saboreando la sensación de sentirme contra él.

—Estoy lista— repito esta vez con más convicción, apartando cualquier duda o
temor persistente que pudiera interponerse entre nosotros.

—Iremos despacio. Por si cambias de opinión—

—No lo haré, pero gracias por ser tan considerado—

Todos mis pensamientos se desvanecen cuando los labios de Mordox me besan


ardientemente en la garganta, y más abajo aún, hasta que su boca engulle mi pequeño
pecho, y luego el otro. Mis dedos se enredan en su pelo para rodear la base de cada
cuerno mientras arqueo la espalda en una súplica silenciosa de más.

Mordox chupa y lame mis duros picos, provocándome con cuidadosos mordiscos
de sus colmillos hasta que me retuerzo bajo él. Sus manos no dejan de tocarme y
recorrerme, explorando cada curva y contorno de mi cuerpo. Cada roce hambriento
me produce una oleada de placer que va creciendo hasta alcanzar una intensidad que
me deja sin aliento.

Mordox me mira desde donde rodea mi pico con su lengua, con un deseo apenas
contenido. Cada remolino de su lengua, cada toque talentoso, me acercan más y más
al límite hasta que me duele el coño, llorando por la cresta caliente que me oprime el
muslo.

—¿Estás segura?— Mordox se agacha para desabrocharse los pantalones. El calor


de sus palabras en mi cuello me produce escalofríos.
—Estoy segura— gimo suavemente, ondulándome bajo él para que sepa que hablo
en serio. —Reclámame como tuya—

Mordox levanta la cabeza cornuda para mirarme. Sus ojos verdes brillan con pasión
y una suavidad que me atrae. Cuando suelta su erección, miro hacia abajo, curiosa 109
por saber en qué me he metido, o más bien qué se está preparando para meterse en
mí.

Y, joder, es increíble. Hermoso y grande. Mi coño se aprieta de necesidad y trago


saliva, preocupada por cómo va a caber todo eso dentro de mi carne inexperta.

No es que haya visto pollas en persona, pero la de Mordox es tan alienígena que
me excita aún más. Su miembro está cubierto de un fino e intrincado patrón de
escamas azul real. Unas crestas recorren su longitud como una espina dorsal,
estrechándose hasta una base más grande que parece hincharse cuanto más lo miro.

La punta opaca del bulbo brilla con un fluido viscoso, nacarado y cremoso. Una
visión hipnotizadora, intimidante y tentadora a la vez. El saco ceñido a su cuerpo es
pesado, lleno y maduro con lo que se derrama del extremo de su polla en perezosas
gotas.

Su picante aroma se hace más fuerte, envolviéndome, embriagando mis sentidos


hasta que me consume el embriagador almizcle. Llena mis fosas nasales y se filtra en
cada fibra de mi ser, y me pierdo en su irresistible atracción. Cada bocanada de aire
que respiro se impregna de su aroma, hasta que todo lo que huelo es a él. Todo lo que
siento es él.

Un agudo jadeo se escapa de mis labios cuando la cabeza hinchada de su polla


palpitante choca contra mi entrada, sacándome del trance hipnótico en que me ha
sumido. Este es el momento que me cambiará para siempre. No sólo por lo obvio, sino
porque estoy a punto de ser reclamada. La compañera elegida de un macho
alienígena.
Aunque me preocupa el dolor de mi primera vez, estoy ansiosa por convertirme en
suya.

Me introduce la punta con suavidad y la retiene, dándome tiempo para adaptarme


a esta nueva experiencia. Su pulgar encuentra mi clítoris y todo pensamiento 110
razonable se extingue bajo su tacto experto, haciéndome caer en una espiral de
placentero olvido mientras él empuja más profundamente dentro de mí.

La estimulante sensación de mi cuerpo expandiéndose para acomodar su enorme


polla roza la incomodidad.

Mordox sigue adentrándose en mi estrecho canal, distrayendo al mismo tiempo de


cualquier dolor con el hábil golpeteo de mi clítoris, hasta que alcanza la barrera de mi
virginidad. Hace una pausa y mi cuerpo se tensa, preparándose para el dolor que he
oído que vendrá.

Pero nunca llega. Mordox se mantiene quieto, sus dedos acarician con pericia mi
carne estirada alrededor de su circunferencia y engatusan mi bulbo hinchado hacia
otra dichosa liberación.

Sólo entonces Mordox atraviesa cuidadosamente mi himen. El pinchazo de dolor


es fugaz y queda eclipsado por la gravedad de mi orgasmo. Mi cuerpo se arquea y
mis caderas se agitan a medida que encontramos el ritmo perfecto.

Sus ojos no se apartan de los míos mientras me penetra. El placer de sus suaves
embestidas enciende un fuego en mi vientre hasta que el ansia de liberación alcanza
un nivel insoportable.

Me deshago cuando me penetra profundamente. Su líquido caliente me llena


mientras encuentro mi placer, mis paredes internas se contraen con fuerza a su
alrededor mientras tomo todo lo que tiene que ofrecerme.
Abro los ojos de par en par y contemplo la escena primitiva que tengo ante mí. Mi
tierno amante ha desaparecido, en su lugar hay una bestia salvaje. Sus labios se curvan
en un gruñido feroz y sus afilados colmillos brillan en la penumbra. Las escamas
ondulan a lo largo de sus musculosos hombros y bajan por sus brazos mientras se
111
derrama dentro de mí.

Es un espectáculo hechizante. Es una sensación embriagadora saber que soy yo


quien le vuelve así de loco.

Jadeo cuando la base de su polla se hincha, estirándome más.

La palpitante plenitud de su base se ha convertido en un duro nudo, encajado en lo


más profundo de mi ser; la exquisita presión hace que me recorran oleadas de placer.
Me aprieta y me empuja al borde del éxtasis hasta que me rompo en pedazos. Cegada
y consumida por sensaciones indescriptibles, sólo puedo rendirme al intenso placer
que me recorre. Mis músculos se aprietan en torno a su polla, mis paredes palpitantes
la ordeñan hasta que su nudo se deshincha.

Mordox se desploma sobre mí y su frente se apoya en la mía. Nuestros labios se


encuentran en un tierno beso mientras él se retira lentamente de mi núcleo
espasmódico. La repentina ausencia de su polla me deja vacía ahora que nuestros
cuerpos ya no están unidos. No puedo evitar preguntarme cuánto tardaremos en
volver a hacerlo.

Mordox me deja sólo el tiempo suficiente para levantar mi vestido de donde cayó
al suelo en su prisa por desnudarme. Se lo quito y me lo pongo por encima de la
cabeza mientras él se abrocha los pantalones.

¿Es raro que me quitara la virginidad con las botas puestas?

—Descansa ahora, lula— susurra Mordox contra mi pelo, enroscando su cuerpo


alrededor del mío para protegerme. Su cola turquesa rodea suavemente mis piernas,
y el mechón de pelo de su extremo roza cariñosamente mi pantorrilla. El aire está
saturado del perfume de nuestro apareamiento, una especia embriagadora que
amplifica la intimidad de nuestra conexión.

Me recuesto contra su fuerte pecho, sintiendo el rítmico subir y bajar de su


respiración. Su brillante pelo negro, salpicado de verde, cae en cascada sobre mi 112
hombro, formando una sedosa cortina entre nosotros y el mundo exterior.

Una punzada de decepción por no haber hablado nunca de amor mancha mi


felicidad. Tal vez eso llegue más tarde. Se desarrollará con el tiempo, con los fuertes
sentimientos que siento por él. Aparto mi decepción y vivo el momento.

Me pesan los párpados cuando Tris salta de nuevo a la cama y acurruca su


cuerpecito en el pliegue de mi codo. Me quedo dormida, acunada en los brazos de
Mordox, disfrutando del vínculo que acabamos de forjar.

En este momento, en esta luna alienígena, con Tris acurrucada contra mí, somos algo
más que individuos de mundos diferentes: somos una familia.
CAPÍTULO ONCE

Zoé
113

Me despierto cuando Mordox se agarrota detrás de mí. El suave sonido de la puerta


al abrirse me hace levantar los párpados y ver la sonrisa cómplice de Tasha.

—Te preguntaría cómo has dormido, pero tu cara —o— post-orgásmica me dice
que no estabas durmiendo— Tasha entra cojeando seguida de Darcy, Stacy y Romy,
que lleva una bandeja de comida. —Hemos traído el desayuno—

La vergüenza me inunda, caliente y punzante como mil ortigas 7 urticantes. Me


arden las mejillas, de un rojo vivo que estoy segura que hace juego con el ardiente
cabello de Tasha.

Mordox y yo nos incorporamos. Menos mal que nos hemos vestido después de
nuestro interludio romántico. No puedo imaginarme la mortificación que supondría
vernos desnudos ante nuestros huéspedes no invitados. Siento la tentación de girarme
y esconder la cara entre las montañas de su pecho musculoso, pero no lo hago. Me
aclaro la garganta, dedicándole a Tasha una sonrisa tensa. —Estábamos dormidos.
Nos acabas de despertar—

—Culpa mía— sonríe Tasha. —Me disculparía, pero estoy tan gelatinosa ahora
mismo que simplemente no puedo obligarme a hacerlo—

7
La ortiga es una hierba cuyo contacto con la piel produce escozor y ronchas; ha sido empleada ancestralmente
para aplicar la sanción a la persona que se considera causante de un conflicto.
—No le hagas pasar un mal rato a Zoé, Tasha, sólo porque estás malhumorada—
se queja Stacy.

—Eso es fácil de decir para ti— la pelirroja se apoya en el palo curvo que ha estado
usando como bastón. —A diferencia de algunas de nosotras, tú echas un polvo con 114
regularidad. Quizá no estaría tan gruñona si controlaras a tu novio bloqueador de
pollas—

—Slye sólo quiere una cosa— Romy pone los ojos en blanco y deja la bandeja de
comida sobre la encimera.

—Él y yo tenemos eso en común— comenta Tasha con fuerza y luego dirige una
mirada acalorada a Drax mientras llena la puerta. —Hablando del bloqueador de
pollas—

—Es bueno ver que estás completamente curado, Mordox— Drax entra y recibe la
mirada de Tasha con una expresión exasperada. Los otros tres machos esperan justo
al otro lado de la puerta, y de un latido a otro, nuestro íntimo nido de amor se llena
demasiado.

—¿Quieres algo, técnico?— Mordox me arropa a su lado de forma protectora.

—Tenías razón—. Drax le entrega a Mordox una tableta. —Hay una puerta oculta
dentro del almacén de al lado con más zonas de atrapamiento que llevan a aún más
habitaciones—

Mordox coge la tableta y estudia el mapa que se muestra. Sus escamas se ondulan
sobre sus hombros y bajan por su espalda. —Entonces, ¿hay alguna posibilidad de
que el último minero, o la criatura en la que se ha convertido, siga aquí abajo con
nosotros?—

El miedo me recorre la espalda. La seguridad que una vez sentí se desvanece en un


instante.
—Sí— Drax cruza los brazos sobre la circunferencia de su pecho, el macho de ojos
amarillos parece a la defensiva.

—Tenemos que encontrarlo y destruirlo— Mordox salta de la cama molestando a


una Tris dormida. 115

La pequeña plurshy suelta un chillido y se sube a mi hombro, sin gustarle la


interrupción de tanta gente más que a mí.

—No hay un nosotros en lo que a ti respecta— Drax levanta una mano. —Aún no se
ha decidido si se puede confiar en ti—

—¿Entonces por qué me muestras esto?— Mordox le devuelve la tableta a Drax.

La tensión dentro de la habitación crece lo suficiente como para cortarse mientras


el silencio se extiende entre los dos machos fulminantes. La mandíbula de Drax hace
un tic mientras la cola de Mordox corta el aire. Malas señales de que las cosas están a
punto de torcerse.

Tris salta de mi hombro mientras yo salto de la cama y me planto entre Drax y


Mordox, trepando a la parte superior de los armarios de pared donde se siente más
segura. —Mordox es mi compañero. Confío en él y todos ustedes también deberían
hacerlo—

Mi anuncio provoca una erupción de murmullos sorprendidos e incredulidad por


parte de las chicas.

—Creía que acababan de enrollarse— oigo susurrar a Stacy. —No pensé que habían
llegado hasta el final—

—¿Él la reclamó?— Darcy sisea bajo. —No puede ser—

Romy maldice en alemán en voz baja, pero Tasha es la única que está de mi lado.
La única de mis amigas que no tiene nada negativo que decir.
—Todos saben que soy una mujer adulta, ¿verdad?— Me doy la vuelta, harta de
que me vean como a una niña. —Miren. Sé que soy tímida y que parezco más joven
de lo que soy, pero tengo dieciocho años—

—Apenas legal— refunfuña Romy 116

—Sólo estamos preocupadas por ti, Zoé— Darcy trata de alisar mis plumas
erizadas. —Eso es todo—

—Nuestra pequeña ya es mayor— se entusiasma juguetonamente Tasha. —Nos la


robaron siendo una niña y nos la devolvieron convertida en mujer—

—Qué gracioso, Tasha— resoplo, sintiendo cómo se me sonroja la cara antes de


devolver mi atención al Ziarian de ojos amarillos. —Escucha, Drax. Siempre he sabido
juzgar a las personas. Es mi superpoder, así que créeme cuando te digo que Mordox
es inocente. No es culpable de nada excepto de estar en el lugar equivocado en el
momento equivocado—

—Necesitamos sus habilidades de combate, Drax— dice Bruke desde el pasillo.

—¿Qué pasa si se vuelve contra nosotros?— Slye lanza.

—Si nos encontramos con una de esas cosas que están deambulando en el bosque,
tenemos más posibilidades de no morir con un Lita Comtra a nuestras espaldas— dice
Rooke, entrando en la sala para colocarse junto a Drax.

—No masacré a toda esa gente como decían. Descubrí algo que no debía, igual que
tú. ¿Creías que ibas a cumplir tu condena aquí y que te devolverían a Ziaria?—
Mordox suelta una carcajada áspera. —Ninguno de nosotros iba a volver a casa.
Éramos sujetos de un experimento científico. Uno que pretendía convertirnos en
super guerreros para luchar en la guerra contra los Crix ya que superaban a Ziaria en
número. La única forma de ganar sin más guerreros es convertir en armas a los que
tienes—.
—Y nosotros éramos prescindibles— Rooke maldice en voz baja. —Machos
desechables destinados al ensayo y error de alteraciones genéticas ilegales hasta que
lo hicieran bien—

—Hay cientos de otros prisioneros en Ziaria que podrían haber sido elegidos para 117
venir aquí, Drax. ¿Te has preguntado alguna vez por qué tú?— Cuando Drax
permanece en silencio, Mordox continúa. —Deja que te ilumine. Supongo que no eras
consciente de para qué te habían contratado, de lo contrario te habrían matado
directamente o te habrían puesto en aislamiento, igual que a mí. Pero el que te
contrató, ¿qué fue de él?—

Drax aprieta los puños. —No lo sé—

—Quizá deberías averiguarlo—. Mordox se cruza de brazos, adoptando una


postura defensiva. —Quizá deberías intentar acceder a esos archivos. Averigua todo
lo que puedas sobre este lugar y los funcionarios del gobierno que hay detrás—

Las palabras de Mordox quedan suspendidas en el aire. Rooke está del lado de
Mordox, pero parece que los machos están divididos a la hora de confiar en él.

—Tienes una opción, Drax. Puedes confiar en mí para que te ayude a cazar y matar
a la criatura de laboratorio que se esconde en algún lugar del laboratorio, así como a
los del lado oscuro de Zune, o puedes mantener encerrado a un Lita Comtra altamente
entrenado mientras tú y tus amigos intentan enfrentarse a ellos— dice Mordox con
un barrido de la mano hacia la puerta donde revolotean Slye y Bruke. —Esta luna
nunca será lo bastante segura para las hembras hasta que todas esas cosas estén
muertas. Supongo que ninguno de ustedes tiene entrenamiento guerrero alguno, así
que a menos que tengan una pistola de plasma o un blaster láser que desconozco, van
a necesitar mi ayuda—
—Voto por dejar que el Lita Comtra nos ayude— dice Bruke desde la puerta. —
Ninguno de nosotros es inocente, Drax, pero hemos encontrado la confianza en los
demás—

—Estábamos tan seguros de que iba a matar a Zoé, pero no lo hizo— añade Rooke. 118
—Tú, más que nadie, no puedes culparle por actuar según sus instintos primarios
cuando Zoé es su pareja elegida. Mira la cagada que hiciste trayendo a Stacy de vuelta
al recinto penitenciario repleto de criminales peligrosos—

—Estaba lo suficientemente segura encerrada en mi celda— se defiende Drax.

—Tiene razón— Rooke se pone del lado de Mordox. —El Anexo 1 sigue albergando
a unos cuantos asesinos y violadores—

Drax suelta un suspiro largo y firme, y dirige una mirada aguda a Rooke.

—Si de verdad me consideraras peligroso, nunca habrías permitido que estas


hembras entraran conmigo en esta habitación— Mordox me rodea la cintura con un
brazo y tira de mí. —Sobre todo tu compañera, Stacy—

Siento que me recorre una chispa de electricidad y no puedo evitar mirar la


expresión severa de Mordox. Sus duros rasgos se suavizan cuando me mira y luego
vuelve a mirar a Drax. Sé que hago bien en confiar en él. Mi instinto nunca se
equivoca.

—Bueno, ¿qué va a ser?— Mordox mira a cada uno de los machos. —¿Trabajamos
juntos o no?—

—Yo voto porque dejemos que Mordox nos ayude— dice Rooke.

—Yo también— está de acuerdo Bruke. —Tenemos que confiar los unos en los otros
si queremos vencer a esas cosas. Además, todavía hay condenados sueltos con los que
hay que lidiar—
—¿Slye?— Rooke se vuelve hacia su segundo al mando. —¿Qué dices?—

El hombre de pelo azul mira sus pies calzados antes de encontrarse con la mirada
rubí de Rooke. —¿Quiénes somos nosotros para juzgar? Todo el mundo piensa que
tú también eres un asesino. Yo estuve allí y conozco tu verdad. Con todo lo que hemos 119
descubierto sobre Zune, Mordox bien podría ser inocente, encarcelado por descubrir
algo que no debía. Además, él tiene experiencia matando estas cosas y nosotros no.
Incluso después de arrastrar hasta aquí la cosa que mato Mordox, no se encontró
ninguna debilidad en su duro exoesqueleto—

—Muy bien— dice Drax, mirando a todos los machos. —Está decidido. Eres libre,
Mordox, pero todavía no confío en ti—

—No eres el único, Mordox— ladra Rooke riendo. —Drax tampoco confía
plenamente en mí. Bienvenido a bordo. Soy Rooke—

—Sé quién eres—. Mordox inclina la barbilla hacia el sonriente pirata espacial. —
Te vi en Octari 5 buscando tu próximo premio—

Rooke se queda quieto y echa la cabeza hacia atrás con una carcajada estridente.

—¡Malditos bleeker! Sí que se mueven rápido —

—No tienes ni idea— sonríe Mordox.

—Ahora que somos todos amigos, empecemos un plan para encontrar y matar a
esas criaturas que quedan— reflexiona Rooke. —No me gusta la idea de que mi Darcy
esté en peligro—

—Hay que mantener a las hembras en la parte más segura del laboratorio mientras
buscamos— afirma Mordox. —Drax, ¿tienes un esquema completo de este laberinto
subterráneo?—
Drax asiente, y todos los machos se reúnen alrededor de la tableta haciendo planes
para buscar en las secciones ocultas del laboratorio. Con el destino de Mordox
decidido, por fin puedo relajarme. Me reúno con las chicas en el lado opuesto de la
sala.
120
—Perdona por tratarte como a una niña— Darcy me mira avergonzada. —Es que
siempre he pensado en ti como en una hermana pequeña. He sido demasiado
protectora contigo por eso, pero ya eres mayor y puedes tomar tus propias
decisiones—

—No te disculpes, Darcy— Sonrío y la abrazo. —Estoy muy agradecida de tenerte


como hermana mayor—

—¡Eh! ¿Y yo qué? También somos hermanas de otro padre— Tasha me da un


golpecito en el hombro y de repente se turnan para abrazarme.

—Y yo— añade Romy con su inglés acentuado que me hace sonreír más. —No te
olvides de tu hermana alemana—

—Y de mí también— Stacy es el último par de brazos que me abraza con fuerza.

—Así que Mordox y tú, ¿eh?— Darcy pregunta mirando hacia donde está de pie
con los otros machos.

—Sí, Mordox— admito, con las mejillas sonrojadas. —Así que tú y Rooke, ¿eh?—

—En realidad no es una gran sorpresa teniendo en cuenta lo coqueto que fue desde
el principio— Darcy se encoge de hombros.

—Cierto— Me encojo de hombros.

—Es curioso que la más tímida de todas nosotras elija al macho más peligroso para
aparearse— bromea Stacy, provocando la risa de todas las chicas.
—Qué puedo decir, él es mi persona— admito, escabulléndome del peso de su
atención y volviéndome hacia Tasha. —Así que tú y Slye, ¿eh?—

—Ya me gustaría— dice la pelirroja con un movimiento pícaro del pelo. —Drax
tiene problemas de confianza y no nos deja en paz ni para llegar a primera base— 121

—Sólo intenta protegerte—. Ninguno de nosotros se sorprende cuando Stacy sale


en defensa de Drax. —Se siente responsable de todos nosotros—.

—Aprecio su protección— Tasha pone la palma sobre su corazón, —pero yo sólo


quiero echar un polvo sin ataduras, y Slye está bueno—.

—¿Qué pasa si no hay tal cosa como sin ataduras con estos tipos?— Stacy levanta el
pulgar por encima del hombro hacia los hombres reunidos.

Tasha estrecha los ojos acusadores en Stacy. —No es Drax el que me bloquea la
polla, eres tú—

Stacy abre la boca, pero la cierra de golpe.

—¡Lo eres!— grita Tasha, llamando la atención de los hombres del otro lado de la
habitación.

Stacy mira a los chicos, haciéndoles un gesto de —no hay nada que ver—, antes de
susurrar: —¿Y si hay consecuencias desconocidas por acostarse al azar con uno de
estos chicos, Tasha?—

—Entonces son mis consecuencias, mamá— dice Tasha.

—Si el macho no te reclama como compañera, ¿entonces qué?— Estoy de acuerdo


con Stacy.

—¿Y si no existe el sexo casual? Las reglas de la Tierra no se aplican aquí fuera—
añade Stacy otro punto lógico. —Sólo quiero darte tiempo para pensar antes de saltar
audazmente hacia su cama—
—Schauen Sie, bevor Sie springen8— asiente Romy.

—En inglés, Roms— dice Tasha. —¿Qué significa eso?—

—Significa mira antes de saltar— traduce Romy. —Estoy de acuerdo con Stacy—
122
—Todos sabemos que te atrae Slye, no es que lo hayas estado ocultando, pero ¿y si
tu rollo de una noche se convierte en un reclamo?— Darcy salta a bordo con el resto
de nosotras. —Pregúntate si quieres estar pegada a él para siempre—

—Chicas, son unas aguafiestas. ¿Lo sabían?— Tasha cambia su peso, apoyándose
pesadamente en su palo curvo.

Miro su tobillo herido. —¿Por qué no usas un brazalete médico para curarte el
tobillo? Llevas cojeando desde el accidente—.

—Lo sé, y estoy cansada de estar siempre dolorida— dice Tasha. —Pero no confío
en esa mierda de tecnología alienígena con mi cuerpo—.

—Mordox usó una conmigo para curar mi herida en la cabeza—

—Y terminaste casada con él— señala descaradamente Tasha. —Tal vez te lavó el
cerebro sólo para meterse en tus pantalones—.

—Qué gracioso, ja, ja— digo torciendo los labios con ironía. —Por cierto, bonito
bastón—

—Gracias. Romy y yo lo encontramos dentro del almacén donde encontraron la


puerta oculta— se estremece. —Me da escalofríos saber que estuvimos allí
husmeando—

8
Traducción. “Mira, antes de saltar” dicho alemán.
—A mí también— Romy se frota los brazos. —No se sabe lo que encontrarán allí—

123
CAPÍTULO DOCE

Mordox
124

—Prométeme que tendrás cuidado— susurra Zoé, sus ojos azules y claros se nublan
de preocupación.

—Por supuesto, Lula— Me pongo en pie, odiando ser la causa de su preocupación,


pero calentándome por ser el centro de ella. —Tú y las otras hembras estarán seguras
aquí hasta que volvamos—

—De acuerdo— dice en voz baja, regalándome una pequeña sonrisa que me llega
al corazón.

Se pone de puntillas y me da un beso casto en los labios. Deseo estrecharla entre


mis brazos, apretar su suave cuerpo contra el mío y profundizar el beso, pero no es el
momento. No puedo distraerme con anhelos lujuriosos. La seguridad de Zoé debe ser
lo primero.

Froto a Tris en la cabeza antes de rascarle bajo la barbilla, feliz de verla posada en
el hombro de Zoé. Me alegra saber que mi peluda compañera tiene a Zoé para
cuidarla.

Una vez que localicemos y eliminemos a la criatura que creo que se encuentra en
algún lugar del interior del laboratorio, podremos centrarnos en librar al bosque del
resto de depredadores no deseados, incluidos los seres vivos que puedan suponer una
amenaza.

Salgo de la habitación seguido por Rooke y Drax, que cierra la puerta tras nosotros,
sellando a las hembras dentro de la seguridad de la habitación.
—¿Seguro que este es el lugar más seguro?— La cola de Rooke se mueve nerviosa
detrás de él.

—Estoy seguro— dice Drax, volviendo a comprobar la cerradura. —Mi Stacy está
ahí también. Tiene un comunicador por si necesitan ponerse en contacto con nosotros 125
y un dispositivo grygore para accionar el teclado y desbloquear la puerta si necesitan
salir. Nunca dejaría a mi hembra a menos que estuviera seguro de que está a salvo—

Sin embargo, el técnico había mantenido a su hembra aquí abajo con la posibilidad
de que una criatura de laboratorio anduviera suelta. Él no había sido consciente del
peligro, así que me guardé esa mierda para mí. No había necesidad de empezar
agriando la poca confianza que pendía precariamente entre Drax y yo.

A pesar de las miradas recelosas de los otros machos, no podía importarme menos
lo que pensaran de mí mientras no intentaran encerrarme de nuevo. El juicio de Drax
sobre la seguridad del laboratorio no había sido perfecto. Hice bien en llevarme a Zoé
para protegerla.

Salimos de las numerosas zonas de encierro y bajamos por el pasillo principal hasta
una puerta cerrada junto a la enfermería, donde Zoé y yo permanecimos mientras me
curaba. Drax utiliza su dispositivo grygore hecho a mano para descifrar la cerradura.
Más allá de la puerta hay otra sala de atrapamiento.

Recorremos rápidamente el largo pasillo hasta la puerta del final y desciframos la


cerradura. Se abre en un almacén. Las paredes están llenas de estanterías apiladas con
material de laboratorio.

Miro por encima del hombro de Drax y estudio el esquema. La puerta secreta del
almacén no es visible a primera vista, ya que está oculta por una estantería colocada
a propósito para ocultarla.

Con la ayuda del pirata, levantamos la estantería y la llevamos a un lado.


—Me pregunto si habrá otra forma de entrar— reflexiona Drax en voz alta, con el
dedo en forma de garra moviendo el mapa del laboratorio en la tableta.

—Sólo he encontrado dos entradas. La de los escalones hundidos y la del ascensor


roto— 126

—Yo también— Drax sigue buscando en el mapa.

Miro por encima de su hombro. —No parece que haya salida por la parte
inexplorada del laboratorio. Los últimos en salir escondieron la puerta a propósito—

—¿Qué tienen ahí dentro que haya que esconder?— Rooke levanta un pulgar hacia
la puerta oculta que revelamos.

—No puede ser mucho peor que las criaturas que ya hemos visto— se burla Bruke.

—Esperemos que no— Slye palmea la pequeña daga con la que va armado.

Drax examina los rostros de los hombres apiñados en el almacén. —¿Todos listos
para averiguarlo?—

—Como si tuviéramos elección— dice Bruke, mirando su daga y luego mi espada


que habían encontrado en el bosque y me habían devuelto. —¿Es demasiado tarde
para preguntar si tienes otra de esas, Mordox?—

—Sí. Tuve la suerte de encontrar esto que dejaron los guardias— digo. —Tomaré la
delantera—

—No voy a discutir esa lógica—. Slye retrocede mientras Drax pasa su dispositivo
grygore sobre la cerradura del teclado.

—¿Un guerrero entrenado con un arma mejor?— Bruke se encoge de hombros. —


Adelante—
Drax asiente y desliza el dispositivo grygore sobre el teclado. La puerta se abre con
un silbido silencioso. El aire dentro de la zona de atrapamiento está estancado, viejo,
como si hubiera estado cerrado durante mucho tiempo.

Avanzo por el estrecho pasillo hasta la siguiente puerta cerrada. No se abre como 127
las demás. Drax usa su garra para arrancar el panel de la pared. Dentro, saca un nido
de cables y hace su magia para abrir el camino al interior del oscuro laboratorio
abandonado.

Doy un paso hacia el vacío, las tenues luces parpadean con mis movimientos. Mis
escamas se agitan con inquietud a medida que me adentro en el espacio cavernoso.

—¿Hay alguna posibilidad de que enciendas las luces?— le pregunto a Drax.

Los machos me siguen mientras las tenues luces se vuelven más brillantes cuando
el técnico manipula un pequeño panel cerca de la puerta.

Se hace un silencio espeluznante, el único sonido que resuena es el de nuestros


pasos cautelosos en el suelo metálico lleno de equipos desechados por las prisas de
los científicos.

—Manténgase cerca. Cuidasen las espaldas— murmuro a mis compañeros Ziarian,


mientras mis instintos se agudizan a medida que nos adentramos en la sala.

Las mesas se alinean en las paredes, la mayoría con equipos y experimentos a medio
terminar sobre sus lisas superficies. Vasos de cristal y tubos de ensayo llenos de
líquidos misteriosos reposan olvidados en estanterías, mientras que los monitores que
antes parpadeaban con vida ahora están negros y sin vida.

La tensión aumenta mientras buscamos sin encontrar nada. Casi esperaba que una
criatura se abalanzara sobre nosotros en cuanto se abriera la puerta. Todo esto es
mucho peor que enfrentarse a un enemigo.
La expresión preocupada de Zoé me persigue, alimentando mi determinación de
encontrar a la criatura que no puedo explicar. No tengo mucho tiempo que esperar.
Mi búsqueda termina en el momento en que Bruke me llama.

—Por aquí— El hombre de púrpura señala un rincón oscuro en el otro extremo del 128
laboratorio. —Mira—. Señala un enorme tubo que domina la esquina de la habitación
mientras todos nos reunimos a su alrededor.

Drax enciende una pequeña luz y la dirige hacia el tubo. Nuestro grupo se mueve
inquieto; los rostros pierden color mientras susurramos maldiciones colectivamente.

Dentro, suspendida en un líquido viscoso y transparente, hay una criatura diferente


a todo lo que he visto. Cubierta de escamas azul oscuro, una melena negra y
manchada de gris le crece en la parte superior de su deforme cabeza.

Cuernos, cola y garras, rasgos de un macho Ziarian, están todavía presentes, pero
no en una versión demasiado grande como Gruxt. Esta cosa parece ser unos metros
más alta que el macho promedio, pero deforme, con escamas exageradas que son más
una armadura chapada que cualquier cosa que estemos luciendo.

Mientras estudio su forma flotante, me pregunto qué otras modificaciones le habrán


hecho a esta desafortunada alma. El corazón me martillea en el pecho y las escamas
me recorren la espalda con inquietud. ¿Qué tan cerca habíamos estado todos de
encontrar el laboratorio y las alteraciones genéticas de los científicos? ¿Y qué les hizo
abandonar Zune y su trabajo con tanta prisa?

—¿Está muerto?— pregunta Slye, inclinándose para verlo más de cerca.

—¿Cómo puede no estarlo?— murmura Drax, acercándose cautelosamente al tubo.


—Encontré uno de estos tubos de muestras en otra parte del laboratorio cuando Stacy
y yo llegamos aquí. El tubo estaba destrozado de un lado. Lo que había dentro se
había ido—
—Me pregunto si era Gruxt— digo, estudiando el espécimen flotante. —Como
Gruxt, esta cosa parece más Ziarian que insectoide—

—¿Has visto algo como esto en el bosque, Mordox?— pregunta Bruke.


129
—No. Sólo la criatura en la que se convirtió Gruxt y la variedad insectoide que ya
has visto. Nada como esto—

—Cuesta creer que antes fuera uno de nosotros— Bruke traga saliva, mirando los
rasgos deformes de la criatura. Su rostro retorcido y malformado, apenas se asemeja
a algo sensible.

—Ahora que podemos dar cuenta de los veinte mineros, terminemos de explorar—
Drax baja la vista hacia la tableta y luego se dirige a la puerta cerrada del lado opuesto
de la sala. —Hay otro pasillo justo por aquí con más habitaciones. Quizá encontremos
algo útil—

—Démonos prisa y acabemos de una vez— La punta de la cola de Rooke se agita.


—Este lugar me da escalofríos—

—¡Coños Corethianos!— Bruke se aleja de repente, sobresaltándonos.

Saltamos hacia atrás desde el tubo de especímenes. Me pongo en posición de


combate. —¿Qué pasa?— Me giro, con el arma en alto y preparada.

—¡Se ha movido!— Bruke señala a la criatura. —Vi cómo se movían sus dedos—

—¡Eso es tu imaginación, estúpido de mierda!— Slye se aleja, rodando los hombros.


Sus escamas se ondulan en su espalda mientras se sacude el susto repentino.

—¡No fue así, imbécil!— Bruke mantiene la mirada fija en la criatura que flota en el
espeso líquido. —Sé lo que vi. Drax dijo que encontró un tubo destrozado, así que lo
que había ahí dentro se había escapado—
—Esta cosa ha estado sumergida en esa sustancia viscosa durante años— razona
Rooke. —Es imposible que siga viva. Es imposible—

Quiero estar de acuerdo con la lógica de Rooke, pero los experimentos realizados
con nuestra gente superan con creces todo lo que podría haber imaginado. En este 130
punto, creería que todo es posible.

—Necesitamos esos archivos del ordenador central del General— Me dirijo a Drax.
—Nuestro viaje planeado a la prisión tiene que ocurrir pronto. Necesitamos saber
todo lo que los científicos hicieron aquí—. Señalo al espécimen. —No podemos
descartar lo que Bruke cree haber visto. Si esa criatura está viva ahí dentro y sale, las
hembras estarán en grave peligro. Tres de nosotros no pudimos detener a la criatura
en la que se había convertido Gruxt. Fue necesaria la explosión de un collar de
confinamiento para detenerlo—.

—Y esa cosa parece peor que Gruxt— asiente Drax.

—¿Qué hacemos con él mientras tanto?— Slye se aleja, golpeando con la mano a la
criatura.

—Lástima que no estemos más cerca de la prisión— sugiere Rooke. —Podríamos


meterlo dentro de una vaina de celdas y detrás de una barrera luminotécnica—.

—¿Alguna posibilidad de que podan montar una de esas?— Slye comparte una
mirada expectante entre Drax y Bruke.

—No sin un transductor y un magnetizador— responde Bruke.

—¿Dónde podemos conseguirlos?— pregunto.

—En el recinto de la prisión— Drax levanta las cejas brillantes hacia Bruke.

—Podemos desmontar lo que necesitemos de una de las entradas de las celdas y


montarlo aquí abajo— añade Bruke.
—No pienso quedarme en esta tumba subterránea mientras esa criatura esté aquí
abajo— Slye apunta con el dedo hacia la criatura. —Y tampoco deberían hacerlo las
hembras. Todos necesitamos encontrar un lugar más seguro hasta que sepamos más
sobre lo que pasó aquí abajo y si esa cosa está viva o muerta.—
131
—O al menos hasta que tengamos mejores armas— Rooke sonríe sosteniendo su
pequeña daga en alto. —Esta pegatina de alope es una broma—

—Estoy de acuerdo con el pirata— digo mirando a los otros machos. —Tenemos
que asegurar a la criatura y llevar a las hembras a un lugar más seguro—

—En cuanto comience el encierro, podemos volar con la lanzadera hasta el recinto
y quitar una barrera luminotécnica que hay alrededor de una de las puertas— dice
Rooke.

—No es tan sencillo— explica Drax. —Una barrera luminotécnica activa no puede
desmontarse. Habría que hacerlo mientras está apagada—

—Lo cual es el verdadero truco— se burla Bruke. —Si los prisioneros son libres de
vagar, ¿entonces qué? Hay más de ellos que de nosotros. Colarse no es una opción—

—Y se van a cabrear porque Rooke usó una llave sólo para desenganchar los
collares de Bruke y el mío, y los dejó a todos atrás— remacha Slye. —Nos alcanzarán
y robarán la lanzadera. No podemos entrar a menos que estén bloqueados—

—Entonces obtener las piezas necesarias para una barrera luminétrica está fuera de
cuestión— Drax mira la tableta que tiene en la mano. —Tal vez en las habitaciones al
final del pasillo haya algo que podamos usar para contener el tubo de especímenes—

—Dos varones deben permanecer aquí y vigilar a la criatura— ordeno —mientras


el resto exploramos rápidamente las habitaciones restantes—

—¿Todavía tienes el comunicador que te di antes?— Drax le pregunta a Rooke.


Rooke palmea uno de sus muchos bolsillos de carga. —Lo tengo—.

—Tú y Bruke montar guardia -—

—¡Al diablo con eso!— Rooke interrumpe bruscamente a Drax, levantando su


132
pequeña espada. —Joder, no lo creo, técnico—

—Ninguno de los dos estamos lo suficientemente bien armados como para


enfrentarnos a esa cosa si se despierta— La mirada de Bruke es de alarma.

—No podemos dejarlo aquí sin vigilancia, joder— Slye le corta la mano a Bruke. —
Juraste que lo viste moverse—

—Entonces quédate aquí con él, Slye— suelta Bruke. —¡Como quieras!—

—¡Tú eres el que lo vio moverse!— Slye responde.

—¡Basta!— Grito. —Discutir entre nosotros no nos lleva a ninguna parte y estamos
perdiendo el tiempo—

—¿Entonces qué sugieres, Lita Comtra?— Bruke me acorrala. El miedo reflejado en


su mirada púrpura es la única razón por la que mi puño no ha conectado con su cara.

—A menos que dos varones quieran ofrecerse voluntarios, entonces elegimos dos
al azar—. Señalo con la cabeza la tableta que tiene en las manos el técnico. —Drax,
¿esa tableta tiene acceso a un selector arbitrario?—

—Sí—

—Entonces pon todos nuestros nombres y que genere dos— digo.

Drax da unos golpecitos en la suave pantalla, espera un momento y anuncia: —Slye


y Bruke son nuestros dos afortunados ganadores—
Los dos machos echan pestes, pero acaban aceptando la tarea de vigilar a la criatura.
Le entrego a Slye mi espada, cambiando su pegatina de alope por ella. —Está
desafilada de tanto abrirme paso por el bosque, pero es mejor que la que tú tienes—

Slye duda antes de aceptar la empuñadura de mi espada, como si no estuviera 133


seguro de confiar en el intercambio que le ofrezco.

Rooke le da a Bruke su mandoble y les da una palmada en los hombros. —Si esa
cosa se mueve, avísanos y volveremos corriendo—

—Sabes de sobra que lo haremos— ladra Bruke.

Aseguro la puerta del laboratorio por la que hemos venido, asegurándome de que
está cerrada. Sólo en caso de que Bruke viera moverse a la cosa, disminuiría el peligro
para las hembras.

Drax recalibró el teclado con su dispositivo. Se reveló un pasillo corto y estrecho, la


puerta cerrada al final lo convertía en otra zona de atrapamiento. Con tantas
precauciones para evitar la fuga, no es lógico que todas las criaturas creadas por los
científicos se hayan escapado.

Rooke y yo seguimos a Drax por el pasillo. Tras una breve pausa para que el técnico
recalibre el teclado, entramos en un amplio vestíbulo con varias habitaciones a ambos
lados.

Las primeras son dormitorios para los científicos. Exploramos cada una de ellas,
pero no encontramos nada útil más allá de ropa y sábanas. La siguiente es un almacén
lleno de material de laboratorio, pero lo que me acelera el corazón es lo que
encontramos en la última sala.

Un tesoro de tecnología avanzada abandonado a su suerte. Imágenes, escáneres de


firmas térmicas, escudos de energía portátiles, comunicaciones y aturdidores. Al salir
de la parte oculta del laboratorio, con los brazos cargados de nuestro nuevo arsenal,
no puedo evitar sentir un destello de esperanza. Una vez que todas las criaturas
creadas en el laboratorio estén muertas y los condenados capturados y devueltos a
sus celdas, Zune será por fin lo bastante segura para mi lula.

—¡No vas a creer lo que hemos encontrado!— Rooke es el primero en entrar en el 134
laboratorio, pero antes de que podamos empezar a celebrar nuestra buena suerte, el
cuerpo de la criatura convulsiona de repente y su forma retorcida vuelve a la vida. El
pánico se apodera de mí y el corazón me late con fuerza en el pecho.

—¡Cuidado!— Dejo caer todo lo que llevo excepto dos aturdidores.

La criatura se agita violentamente contra los confines del tubo. El líquido que la
rodea se agita con la fuerza de sus movimientos.

—¡Tenemos que matarla!— Drax grita, con los ojos muy abiertos por el horror. —
¡No podemos dejar que escape!—

—No parece que pueda liberarse del tubo— dice Slye demasiado pronto; una grieta
se forma desde la parte superior del tubo hasta el fondo. El pavor se apodera de mi
garganta al ver cómo la grieta se extiende rápidamente, seguida de un fuerte siseo.

—¡No podemos dejar que salga de esta habitación!— Ordeno, mis pensamientos
consumidos en la seguridad de Zoé y las otras hembras.

Drax corre a comprobar la salida, asegurándose de que la puerta está bien cerrada.
La delgada grieta cede con los golpes de la criatura que hay dentro, abriéndose y
derramando su contenido por el suelo. Un líquido espeso salpica el suelo con un olor
dulzón que me asalta las glándulas olfativas.

Todos retrocedemos de un salto, con las armas que tenemos preparadas para
luchar, mientras la criatura cae de su prisión con un golpe húmedo. Su cuerpo se
queda inmóvil un momento antes de que sus extremidades empiecen a temblar y su
cola se mueva de un lado a otro.
Sin previo aviso, emerge del suelo y carga contra nosotros, con las garras y los
dientes enseñados. Disparo los dos aturdidores que tengo en las manos. Las armas
emiten un chorro de electricidad que cubre a la criatura con una luz azul brillante. Su
cuerpo se estremece y sus movimientos se ralentizan.
135
Rooke añade el fuego de su aturdidor al mío, y la criatura se doblega ante el ataque
hasta que nuestros aturdidores se quedan sin energía. La criatura levanta su
desfigurada cabeza y suelta un rugido que me levanta las escamas y resuena por todo
el laboratorio.

La cosa se sacude los efectos de nuestros aturdidores, se da la vuelta y se abalanza


sobre la puerta. Sus movimientos son espasmódicos y descoordinados cuando golpea
la losa de metal, dejando tras de sí una abolladura considerable.

Los cinco nos movemos al unísono, empuñando las pocas armas que tenemos,
lanzando estocadas y cuchilladas en un vano intento de someter a la bestia. Nuestras
estocadas y golpes se desvían de sus duras escamas blindadas. Sus movimientos
antinaturales son erráticos, por lo que resulta difícil anticipar su siguiente
movimiento.

Extiende unas garras largas como puñales, nos lanza cuchilladas y nos hace
retroceder, antes de volver a centrar su atención en la puerta. Con sólo unos pocos
golpes de sus letales cuchillas, abre un agujero lo suficientemente grande como para
que la criatura se cuele por él.

Desaparecida en un instante, seguimos a la criatura por los numerosos pasillos y a


través de las puertas atrapadas. Nuestros pasos resuenan en las paredes mientras
corremos tras ella, siguiendo su rastro de destrucción. No nos quedamos atrás y
pasamos por el pasillo que conduce al lugar donde esperan las hembras. En lugar de
girar, continúa a través de una sala con muchos monitores hasta que se abre paso
hasta el ascensor roto, la plataforma asentada en el interior del hueco. Con poco
esfuerzo, la criatura escala el hueco y desaparece en el bosque.

136
CAPÍTULO TRECE

Zoé
137

Me sobresalto. Se me eriza el vello de la nuca de puro terror. Todas las chicas nos
apiñamos y se me eriza la piel de miedo ante el rugido primitivo de algo sobrenatural.
Los sonidos del caos penetran por las numerosas puertas y pasillos que separan
nuestra habitación del corredor principal. El chirrido del metal desgarrado resuena
en el aire.

Tris salta de las manos de Stacy para trepar por mi brazo y esconderse bajo mi corta
cabellera. Su pequeño cuerpo peludo tiembla y se agita mientras pequeños ruidos de
angustia se mezclan con su respiración jadeante.

—¿Qué coño es todo eso?— Darcy se levanta de la cama donde estamos


acurrucadas.

—¡Scheisse9!— Romy maldice suavemente. —Nada bueno—

—Mordox tenía razón— digo. —El minero desaparecido sigue aquí, convertido en
criatura, y lo han encontrado—

—Estamos detrás de tres sólidas puertas de metal y dos pasillos de atrapamiento—


dice Tasha, acercándose a mí. —¿Cómo es que podemos oír lo que está pasando a
través de todo eso?—

9
Traducción. “Tonterías” en alemán.
—Ya viste lo que le hicieron a Gruxt— Me rodeo con los brazos para no temblar. —
Parece que han encontrado a otro como él—

—Comprueba la puerta, Darcy, y asegúrate de que está bien cerrada— exige Tasha
con pánico. 138

—No podemos escondernos aquí mientras los chicos están fuera luchando contra
lo que sea que está haciendo todo ese ruido— Darcy señala el teclado adyacente a la
puerta. —Stacy, trae ese aparato grygore que te dio Drax y desbloquea la puerta.
Tenemos que ir a ayudarlos—

—De ninguna manera— Stacy cruza la habitación con un severo movimiento de


cabeza. —Drax se aseguró de que estuviéramos en la parte más remota del
laboratorio. Aquí estamos a salvo—

—¿Cómo puedes dejar a Drax ahí fuera? Esos tipos apenas están armados— Darcy
golpea con un puño el panel de la puerta. —Mi Rooke tiene poco más que una vara
de prisión para defenderse—

Su frustración y miedo reflejan los míos. Sé que Mordox puede cuidar de sí mismo,
pero también lo he visto gravemente herido y sé que moriría por mantenerme a salvo.
No quiero que eso ocurra.

—Todos vimos la pelea con Gruxt. ¿Qué podemos hacer excepto estorbar?— Stacy
replica. —¿No crees que estoy flipando ahora mismo? Mi Drax está ahí fuera
también—

—Al menos usa el maldito comunicador y mira si están bien— suplica Darcy.

—Voto por llamarlos por el comunicador— hablo, mi preocupación se agrava por


Mordox.
Stacy asiente y activa el comunicador, pero Drax no responde. Mi corazón se
acelera, golpeando contra la jaula de mis costillas mientras pienso en Mordox ahí
fuera, luchando contra otra criatura de pesadilla.

De repente, los estruendos y chirridos se hacen más fuertes y cercanos antes de 139
desvanecerse en la distancia. Después de un rato de contener la respiración, oímos lo
que parece un ejército atravesando los pasillos con un rugido atronador.

—No podemos quedarnos aquí— susurra Darcy mientras ella y Stacy se alejan
lentamente de la puerta. —Tenemos que saber qué está pasando ahí fuera—

Con los dedos temblorosos, Stacy intenta ponerse en contacto con Drax de nuevo,
pero todavía no hay respuesta. Sólo hay estática en el otro extremo. Un frío escalofrío
me recorre la espalda, pero me niego a pensar que Mordox esté malherido o algo peor.

—Hay una explicación lógica de por qué no contestan— me apresuro a decir. —


Quizá a Drax se le cayó el comunicador o se dañó de algún modo—

—Sí—, dice Stacy. —O están demasiado ocupados luchando contra la criatura que
encontraron como para contestar—

—Me gusta más el escenario de Zoé—. Darcy se frota la piel de gallina en los brazos.
—Tal vez Drax dejó caer el comunicador y están persiguiendo a la criatura que
encontraron fuera del laboratorio. Quiero decir, son cinco contra uno—

—Sí, pero todos vimos la pelea contra Gruxt. Hubiera pensado que tres enormes
machos Ziarian podrían haberlo derribado. Si Drax no hubiera tenido ese collar de
confinamiento, uno de ellos podría haber muerto— Tasha nos recuerda a todas lo que
no queremos considerar.

Sin previo aviso, la puerta se abre. Todas saltamos de la cama para apiñarnos en la
esquina más alejada de la habitación. Tris suelta un gritito, metiéndose bajo mi pelo.
Drax es el primero en cruzar la puerta. Stacy se separa de nuestro grupo y se lanza
a sus brazos. Él la atrapa sin esfuerzo, envolviéndola en un fuerte abrazo.

Mordox es el siguiente, un pequeño ruido de alivio mezclado con emoción brota de


mi garganta mientras corro a su encuentro. Tris salta sobre su cabeza y rodea uno de 140
sus cuernos con sus pequeñas garras. Le rodeo la cintura con los brazos y entierro la
cara en los duros planos de su vientre.

Mordox me envuelve en sus fuertes brazos, estrechándome contra él. Su aroma


especiado me envuelve, calmando mis nervios, derritiendo mi ansiedad hasta que
todo lo que queda es la sensación de seguridad que siempre siento cuando estoy con
él.

—¡Gracias a Dios que estás bien! ¿Qué ha pasado?— Mis palabras se amortiguan
contra sus abdominales. —Estábamos aterradas con todo el ruido—

—Encontramos al último minero, o a la criatura en la que se había convertido,


dentro de un tubo de especímenes— dice Mordox. —Encendimos la energía en esa
habitación y creemos que eso fue lo que lo despertó. Se soltó y corrió hacia el bosque
antes de que pudiéramos matarlo—

—No es seguro aquí abajo— Mordox se vuelve hacia Drax. —Viste lo fácil que fue
para esa cosa abrirse camino. Tenemos que sacar a las hembras de aquí—

Rooke se apresura a continuación, sus ojos de rubí de inmediato buscan en la


habitación a Darcy mientras habla —Debemos salir en el transbordador. Es de corto
alcance, pero tiene suficiente potencia para llevarnos a Kyler 4 o a una de sus lunas—

—No hay nada en Kyler 4, pirata— Drax frunce el ceño. —Apenas es habitable—

Rooke tira de Darcy en un abrazo aliviado. —Es más seguro para mi compañera
que aquí— dice, ahuecándole la cara antes de capturar sus labios en un tierno beso.
Ver a mi amiga tan obviamente feliz de amor me calienta el corazón.
—No tenemos que quedarnos allí para siempre— añade Rooke. —Podemos
recargar rápidamente la lanzadera con los escudos de energía que encontramos y
hacer vuelos cortos a varios planetas hasta que encontremos uno en el que
establecernos—
141
—¿Qué pasa con los prisioneros que aún tienen collar?— pregunta Bruke desde la
puerta, sus ojos violetas buscando a Romy. Slye lo empuja para ponerse junto a Tasha.
—¿No merecen la misma oportunidad de libertad que nosotros? Algunos de los que
están en el Anexo 2 han cumplido con creces su condena, igual que Drax y yo—

—Deberíamos dejarles el collar-llave que Drax encontró al salir de esta roca— dice
Rooke. —Quizá dejarlo en la zona común durante el encierro—

—¿Para qué se queden aquí a luchar contra las criaturas de laboratorio que aún
andan sueltas?— Mordox frunce el ceño. —No tienen armas ni idea de a qué se
enfrentan—

—Tal vez Bruke y yo podamos averiguar cómo convertir los aturdidores en algo
más letal— sugiere Drax. —Dejarles algo con lo que defenderse—.

—Estarán atrapados en Zune sin vuelta a casa— señala Slye, Tasha apoyándose
pesadamente en su brazo.

—Ninguno de nosotros va a volver a casa, Slye— recuerda Rooke a los machos. —


Ya no es seguro para ninguno de nosotros en Ziaria. No con lo que nuestro gobierno
había planeado para nosotros aquí. Nunca estuvimos destinados a volver a casa, e
incluso si intentáramos volver, nos matarían por saber demasiado—

—Rooke tiene razón— dice Mordox, abrazándome más fuerte. —Además, no


podemos llevar a las hembras a Ziaria. Los humanos son considerados una especie
inferior. Los patrulleros de Yulineon serían alertados, y las hembras serían
asesinadas—
—Si podemos recuperar el ordenador que tienes en tu escondite, quizá pueda sacar
los archivos del éter y desenmascarar a los oficiales responsables— teoriza Drax. —Se
enviaría una nave de transporte para recoger a los prisioneros restantes y devolverlos
a Ziaria—
142
—¿En serio estamos hablando de enfrentarnos al gobierno Ziarian?— se burla
Bruke. —Te das cuenta de la profundidad de la corrupción a la que nos
enfrentaríamos—

—No quedan suficientes personas decentes a cargo de nuestro mundo como para
preocuparse por salvar a un grupo de criminales— afirma Rooke. —Tenemos que
pensar en las hembras. Llevarlas a un lugar seguro—

—Por ahora, dejamos la llave de los collares como sugirió Rooke— decide Drax. —
Bruke y yo intentaremos modificar los aturdidores, pero usaremos los escáneres que
encontramos para cazar y matar a las criaturas desde el aire—

—Por mucho que odie admitirlo, estoy de acuerdo con Bruke— Mordox traga con
dificultad. —Nosotros cinco no somos rivales para la corrupción del gobierno Ziarian.
Si matamos a las criaturas del laboratorio antes de irnos, al menos los prisioneros que
queden podrán vivir en Zune. Si nos encontramos en posición de volver a Zune con
una nave lo suficientemente grande, podremos transportar a los que quieran irse a
otro lugar—

Cuando la charla se apaga y todo permanece en silencio, Drax mira alrededor de la


habitación. —¿Entonces está decidido?—

—Tenemos mucho que hacer, será mejor que nos pongamos a ello— dice Mordox.
—Cuanto más tiempo permanezcamos aquí, aumenta la probabilidad de que la
criatura del laboratorio regrese—

—Y las hembras están más seguras en el aire que en tierra— añade Rooke.
—Deberíamos emparejarnos. Rooke y Slye, vuelvan al laboratorio oculto y recojan
la tecnología que dejamos caer— ordena Mordox. —Drax y Bruke, quedaos aquí y
vigilad a las hembras. Voy a la galera a recoger todas las raciones que necesitaremos
para el viaje a Kyler 4—
143
—No— Agarro con fuerza la mano de Mordox. —Necesitas a alguien que vigile tus
seis10—

—Drax y Bruke son nuestra única esperanza de modificar los aturdidores, y Drax
es el único que sabe cómo recuperar esos archivos del éter— me sonríe. —Tienen que
quedarse aquí, donde es más seguro—

—Entonces iré contigo— digo, poniéndome más firme. —No puedes cargar con
todo tú solo—

—No arriesgaré tu seguridad—. Abro la boca para discutir, pero Mordox me


interrumpe. Levanta a Tris de su cuerno y me la pone en las manos. —No discutas.
Necesito que cuides de Tris—

—Prométeme que tendrás cuidado—. Sé lo que quiero decirle, pero las palabras se
me atascan en la garganta. En lugar de eso, me pongo de puntillas y aprieto los labios
contra los suyos, poniendo todo mi amor en el beso.

—Lo prometo— susurra contra mis labios, y luego se va, desapareciendo por la
puerta con paso decidido.

Le miro marcharse con el corazón encogido por la preocupación. Tris tiembla en mis
manos. Miro sus ojos grandes y luminosos. —Estará bien— le aseguro la pequeña

10
Vigilar las seis. Expresión que se refiere a cuidar la espalda de alguien.
plurshy —Volverá. Mordox es nuestra familia. No nos abandonará, y siempre cumple
sus promesas—

144
CAPÍTULO CATORCE

Mordox
145

—¿Estás seguro de que volará?— Miro con recelo el transbordador sobrecargado.

—Seguro— me asegura el pirata espacial. —Ahora, si todo el mundo sube a bordo,


tenemos criaturas de laboratorio que cazar y un ordenador que recuperar—

Todos suben al transbordador, cinco hombres y cinco mujeres, apretados en


asientos para seis. Por suerte, las hembras son pequeñas y no ocupan mucho espacio.
Subo a Zoé a mi regazo, sus ojos brillan de emoción. Siempre he admirado su espíritu,
incluso ante el peligro.

Rooke toma el timón y, con destreza, acciona los interruptores y ajusta los controles
mientras da vida a la nave. La nave se eleva silenciosamente del suelo, despejando el
denso dosel del bosque y dejando atrás el peligro de lo que merodea por el suelo.

Drax y Bruke se ponen a trabajar en los estrechos confines de la lanzadera. Conectan


los escáneres para buscar cualquier señal de las criaturas del laboratorio en el suelo
antes de que los técnicos empiecen a modificar los aturdidores. Con un poco de suerte,
serán capaces de amplificar la descarga eléctrica en algo mortal.

Por primera vez desde que mi glándula de apareamiento me impulsó a reclamar a


mi compañera elegida, puedo respirar hondo, sabiendo que mi lula está a salvo por
ahora. Mientras sobrevolamos las copas de los árboles, mi mirada se posa en su frágil
belleza. Ella mira por la ventanilla del transbordador, su mirada llena de asombro
mientras contempla el bosque que se extiende a sus pies.
—Zune es tan bonita desde aquí arriba— suspira Zoé suavemente. —Lástima que
haya tantos peligros. No me importaría vivir aquí, aunque nunca se pusiera el sol—

Acomodo un mechón de su melena detrás de la delicada concha de su oreja para


poder verle mejor la cara. —Podría vivir en cualquier parte mientras tú estés ahí— 146

Zoé me mira con ojos llorosos. Su expresión rebosa tanta calidez que me estruja el
corazón. —Lo mismo digo... en cualquier parte, mientras te tenga a ti—

—Voy a necesitar algunas indicaciones claras para llegar a tu escondite, Mordox,


una vez que nos acerquemos a la agrupación de árboles xooinda—. Rooke mira hacia
atrás desde el timón con una expresión irónica. —Los recuerdas. Los que están cerca
de donde casi muero en una de tus trampas—

—Las trampas no eran para ti, pirata espacial. Estaban pensadas para evitar que los
demás prisioneros y las criaturas del laboratorio se acercaran demasiado. No es culpa
mía que insistieras en seguir a un Lita Comtra mientras estabas herido—

—No sabía que eras un guerrero de élite en ese momento, imbécil— responde
Rooke, con un toque de diversión en sus palabras. —Intentábamos recuperar a Zoé
después de que nos la robaras—

—Zoé estaba perfectamente a salvo conmigo— respondo, apretando suavemente el


muslo de Zoé.

—Espera— me mira Zoé, con una pequeña arruga en el entrecejo. —¿En qué trampa
cayó Rooke?—

—Y Darcy— ella levanta la mano y se gira en su asiento para mirarnos. —No se


olviden de mí. Aunque fue más culpa mía que de Mordox. Insistí en ir a por ti cuando
Mordox te robó delante de mis narices— le dice a Zoé. —Rooke estaba herido por
haber luchado contra Gruxt y se negó a dejarme ir sola a por ti. Después de rastrearte
durante días y días, vi un destello verde y corrí hacia delante, fue entonces cuando
caímos en una de las trampas de Mordox. Fue feo—

—Nadie me ha contado esto— Zoé suelta un suspiro. —¿Por qué?—


147
—Cuando volviste a salvo, no se me ocurrió mencionarlo— Darcy se encoge de
hombros. —Estaba demasiado ocupada preocupándome por tu nueva relación con tu
secuestrador—

—Pero lo sabías, Mordox— La mirada de Zoé busca la mía. —¿Por qué no me dijiste
que mi mejor amiga estaba tan cerca?—

He estado en el fragor de muchas batallas feroces, me he enfrentado a los machos


más duros del Universo, y nunca me he retorcido tanto como ahora bajo la mirada
inquisitiva de esta pequeña hembra. —Estabas en un sueño reparador mientras el
brazalete médico te curaba la herida de la cabeza—

—Podrías habérmelo dicho cuando me desperté—

—Para entonces ya se habían ido— respondo simplemente, temiendo que se enfade


conmigo.

—Mordox— Zoé levanta una ceja acusadora. —Sabías que me buscaban y no me lo


dijiste—

—Fue por tu seguridad que guardé silencio— me defiendo. —Siento haberte


alejado de tus amigas, pero no me arrepiento de haberte mantenido lo más lejos
posible de ese laboratorio. Todos vimos lo que quedaba dentro. Todos podrían haber
muerto en cualquier momento si esa criatura se hubiera despertado—

Drax hace una pausa en su trabajo con el aturdidor que tiene en las manos para
mirar a su alrededor, a todos los rostros apiñados dentro de los confines de la
lanzadera. —No sabíamos que estaba ahí. Lo siento. Como tú, Mordox, hacía lo que
creía mejor para mi compañera. En ese momento, el laboratorio subterráneo parecía
ser el refugio más seguro para Stacy y sus amigas—

—No es culpa de Drax— Stacy se inclina hacia adelante, extendiendo sus brazos
sobre el respaldo de nuestro asiento. —Engañé a Drax y salí corriendo hacia el bosque. 148
Quería volver con las chicas porque no estaba segura de poder confiar en él. Entonces
caímos en el hueco del ascensor y nos quedamos atrapados allí abajo hasta que
encontramos la salida a través de los escalones hundidos. Exploramos lo que creíamos
que eran todas las habitaciones y no encontramos nada—

—Parece que todos hemos cometido errores con las mejores intenciones—
pronuncia Rooke desde la parte delantera de la pequeña embarcación y luego señala.
—Ahí están los árboles xooinda. ¿Hacia dónde ahora, Mordox?—

—A la izquierda, luego bordea ese árbol nyru. Mis vainas están en las ramas
superiores del hylen más alto—.

Rooke baja la lanzadera, bordeando las ramas superiores. —¿En serio? ¿Dónde?
Todo lo que veo son hojas y ramas—

—Confía en mí, está ahí— Levanto a Zoé de mi regazo y la acomodo en el asiento.

—¿Está camuflado?— Drax se acerca al escudo transparente que cubre la parte


delantera.

—No, sólo oculto entre el follaje— Agachado, espero junto a la escotilla. —Llévanos
un poco más abajo y saltaré—

—Recuérdame que te pregunte si alguna vez necesito algo camuflado— Slye suelta
una carcajada.

—¿Saltar?— Zoé jadea. —No puedes saltar de un avión sin paracaídas, Mordox—
Me froto el traductor enchufado a la oreja. —No sé qué son esas cosas, pero estaré
bien. Rooke, quédate cerca. Lanzaré una cuerda, la ataré al armazón de la lanzadera
y podré volver a subir—

La escotilla del transbordador se abre. El aire sofocante corre dentro, espeso de 149
humedad. El olor a fruta madura, flores dulces y follaje fresco inunda el interior de la
lanzadera.

Echo un vistazo a la terraza que sobresale de la cápsula principal y salto. La


sensación de caída libre me corta la respiración. Extiendo los brazos y la cola sobresale
de mi cuerpo para ayudarme a surcar los aires. Mi corazón late de emoción cuando el
viento corre a mi alrededor y la terraza se precipita para recibirme.

Mis botas caen con un ruido sordo sobre los tablones de madera. Me agacho y
observo los alrededores. El transbordador que planea sobre mí llama la atención. No
me sorprendería que mis trampas atraparan a una o más de las criaturas de
laboratorio que hay aquí.

Mi árbol de hylen se mantiene erguido y sus ramas se mecen suavemente con la


cálida brisa. Por un breve instante, me detengo a recordar la sensación de mi hogar
en lo alto de los árboles. De algún modo, sé que nunca volveré a ver este lugar y, por
alguna extraña razón, eso me entristece. Después de veinte rotaciones aquí encerrado,
escondido y solo, echaré de menos mi improvisada morada.

Me apresuro a entrar, cojo una mochila vacía y la lleno con el ordenador que Drax
necesita y algunas otras piezas de tecnología que creo que pueden ser útiles. Me doy
la vuelta para marcharme, pero la cama me llama la atención. Sonrío, el pecho se me
hincha al recordar la primera vez que mi lula abrió los ojos y me habló. La chispa que
se encendió entre nosotros se ha vuelto más brillante con cada ciclo que pasa.
Me acerco y mi corazón se calienta cuando me invaden los recuerdos de su breve
estancia. Es curioso que algo que ocurrió hace sólo unos ciclos pueda parecer el paso
de toda una vida.

Zoé y yo tenemos toda una vida por delante que no incluye a Zune, así que será 150
mejor que me ponga manos a la obra. Agarro un rollo más de cuerda y vuelvo a la
terraza. Miro a través de los árboles y veo que el transbordador que pilota Rooke está
donde lo dejé, planeando bajo con la panza rozando las copas de los árboles.

Hago un gesto hacia la nave y la escotilla se abre; Slye se asoma y se dispone a coger
la cuerda que le lanzo. Una vez que la ata a la estructura de la lanzadera, me elevo
hasta llegar a la escotilla, donde Slye me agarra del brazo para ayudarme a volver al
interior.

—Prométeme que no volverás hacer eso— Zoé suelta un suspiro.

—Sólo puedo prometer que lo intentaré—. Le doy la mochila a Drax y tiro de la


cuerda hacia arriba detrás de mí. —No se sabe qué aventuras nos esperan—

Cuando me giro para cerrar la escotilla, Tris salta del hombro de Zoé y baja a las
copas de los árboles.

—¡No, Tris! Vuelve— grita Zoé.

La plurshy desaparece entre el follaje antes de que pueda decir adónde ha ido.

—¡Mordox, no podemos dejarla aquí!— Las lágrimas de Zoé son tan frescas como
las lluvias tropicales, pero amargas por la pena.

Le digo a Rooke que rodee el árbol. Con el puño envuelto en la cuerda, me asomo
a la lanzadera para intentar divisar a mi peluda compañera. Las hojas se desdibujan
a medida que nos movemos en un arco constante mientras busco cualquier señal de
Tris. En la tercera pasada, la llamo, pero no la veo por ninguna parte.
Todos en el transbordador son pacientes mientras busco en vano entre las copas de
los árboles. Al cabo de un rato, y con el corazón encogido, cierro la escotilla y tomo
asiento con Zoé en el regazo.

—Tris es nativa de Zune, lula— digo las palabras a pesar de que estoy destripado 151
por no volver a ver a Tris. —Quizá sea mejor que se quede aquí—

—¿Cómo puedes decir eso? La criaste desde que era un bebé— se lamenta Zoé.

—Tal vez sabe que nos vamos y quiere quedarse aquí en los árboles. Zune es el
hogar de Tris, Zoé— No puedo decidir si estoy tratando de convencer a Zoé o a mí
mismo. —Tal vez sea lo mejor—.

Los machos se sientan en solemne silencio, ofreciendo lúgubres miradas, mientras


las hembras pronuncian suaves palabras de consuelo a mi llorosa compañera.

—Los escáneres están listos para buscar a las criaturas del laboratorio— anuncia
Drax en voz baja. —Hemos combinado tres aturdidores en uno. La carga eléctrica
debería detener el corazón de cualquier cosa que alcance—.

—Con un poco de suerte— añade Bruke.

—Entonces vayamos a buscar a esas criaturas— digo a través del aplastante peso de
la pérdida que me oprime el corazón. —Tenemos que hacer que Zune esté a salvo del
desastre que dejó el gobierno Ziarian—
CAPÍTULO QUINCE

Zoé
152

Mi barbilla tiembla mientras me esfuerzo por ser valiente. Mordox tiene razón. Tris
es nativa de Zune. Esta extraña luna es su hogar, ¿y quién soy yo para alejarla de él?
Imagino que se sentiría perdida, igual que yo cuando me arrebataron de mi primer
hogar de acogida. Aunque mi corazón la echará de menos para siempre, no quiero
que se sienta como yo.

Aun así, mi corazón lleno de esperanza mantiene los ojos pegados a la ventanilla
por si hay alguna señal de que Tris pueda estar siguiéndonos. Es absurdo pensar que
pueda moverse entre los árboles tan rápido como vuela el transbordador, pero no
puedo evitar buscar un atisbo de ella.

—Si amas algo, libéralo— murmuro en voz baja.

Mordox se revuelve y susurra contra mi pelo: —¿Qué ha sido eso?—

—Sólo murmuraba para mis adentros, esperando que Tris esté a salvo ahí fuera
sola—

—Tris es lista, estará bien— Mordox me sujeta con fuerza mientras me acuna en su
regazo. Sus dedos me acarician el pelo y me besa suavemente en la frente. La pérdida
de Tris aún pesa en el aire, pero el dulce gesto de Mordox me trae algo de consuelo.

—¡Ahí hay uno!— Salto ante el grito de Bruke cuando nos acercamos al lado oscuro
de Zune. —¿Lo ves en el escáner? Está justo delante, Rooke—

—Dame el aturdidor, Drax— Slye se acerca a la escotilla y extiende la mano, con su


mirada azul ardiente de determinación.
Mordox entra en acción, me levanta de su regazo y me deja en el asiento. Me da un
beso rápido y se acerca para ayudar, asegurando la cuerda alrededor de la cintura de
Slye mientras abre la escotilla.

—Te tengo, Slye— Con la cuerda aún atada al armazón de la lanzadera, Mordox 153
envuelve la cuerda floja alrededor de su antebrazo y se sujeta a Slye mientras se asoma
por la escotilla de la lanzadera para buscar a la criatura.

—¡Lo veo!— Slye señala. —Llévanos más abajo, Rooke—

La lanzadera desciende rápidamente. Con Mordox y Slye fuera de sus asientos,


Tasha se acerca a mí. Me sonríe mientras nos damos la mano. Yo me aferro al borde
de mi asiento con la otra, con los nudillos blancos por el agarre.

El transbordador se acerca al suelo. Slye estira el brazo, agarrando con fuerza el


aturdidor modificado, y apunta. La descarga eléctrica parece una red de relámpagos
que irradia desde el arma de Slye. Su intensidad hace crepitar el aire.

La criatura grita con un aullido salvaje, lanzada hacia atrás por la fuerza de la
explosión. El transbordador se detiene rápidamente y vemos cómo la criatura,
parecida a un insecto, cae al suelo.

Se agita, sus miembros se sacuden y su cuerpo se queda inmóvil. Contengo la


respiración, esperando que Slye lo haya matado. Que el aturdidor que Drax y Bruke
modificaron funcione para erradicar a las peligrosas criaturas de laboratorio que
andan sueltas por el bosque, por el bien de Tris.

Mordox tira de la cuerda, arrastrando a Slye de vuelta al interior de la lanzadera.


Todos permanecemos quietos unos instantes, con la respiración contenida, hasta que
Drax anuncia por fin: —¡Ha funcionado! La criatura está muerta—

—¿Cómo puedes estar seguro, técnico?— Rooke mira hacia atrás desde su lugar en
el timón.
—Las constantes vitales de la criatura se apagaron en el escáner. ¡Mira!— Drax se
inclina sobre el asiento para mostrarle a Rooke la tableta que tiene en las manos.

Todos soltamos un suspiro colectivo antes de estallar en vítores de celebración.


Nuestro regocijo dura poco. Quedan dos insectos a los que cazar y matar, además de 154
la criatura que acaba de salir del laboratorio.

Slye y Mordox permanecen en la escotilla, a la espera del próximo avistamiento de


las demás criaturas, mientras Bruke y Drax mantienen los ojos pegados a los escáneres
que sostienen en las manos. Rooke nos adentra en el lado oscuro, donde se sospecha
que viven las criaturas.

De un segundo a otro, el día se convierte en noche. Donde antes brillaba un sol


anaranjado, ahora se extiende un negro aterciopelado y la oscuridad nos envuelve
hasta que sólo queda una pizca de luz en el horizonte. Las estrellas centellean como
un millón de diamantes esparcidos por el cielo.

Tasha se inclina hacia mí, con su mano aún agarrada a la mía. —Ha sido una
locura— susurra, con la voz ronca por la emoción.

Asiento con la cabeza, con el corazón todavía acelerado por el subidón de


adrenalina. —Sí, lo ha sido— Miro a Mordox, que está sentado estoicamente en la
escotilla, con los ojos escrutando el bosque a través de una de las pequeñas ventanas
redondas que salpican los laterales de la lanzadera.

Tiene toda la pinta de ser un guerrero feroz. Puede que seamos dos personas muy
diferentes, con idiomas completamente distintos, pero no importa que tenga cuernos
y cola, o incluso colmillos y garras. Me siento atraída por él de una forma inexplicable
que me acelera el pulso y me hace arder la sangre.

Es algo más que atracción física. Hay una conexión innegable entre nosotros, un
vínculo que se hace más fuerte a cada momento. Es mi roca, mi atadura en una vida
de incertidumbre. La única persona en la que confío que nunca me abandonará. Siento
como si traicionara mi amistad con las chicas, especialmente con Darcy, pero no
puedo evitar sentirme así.

Darcy me mira por encima del hombro desde su asiento con Rooke, como si
conociera mis pensamientos. Me invade una oleada de culpa. Sin pensar en su propia 155
seguridad, me persiguió cuando Mordox me robó. Nunca se lo agradecí.

—Mi escáner detecta dos criaturas más— grita Drax.

Mordox y Slye intercambian una rápida mirada antes de apresurarse a abrir la


escotilla. Con el arma lista, Slye se asoma fuera de la nave mientras Mordox se agarra
con fuerza a la cuerda que lo rodea. Veo a las dos criaturas con forma de insecto en el
suelo, con sus afilados brazos en forma de pinza que brillan bajo las luces de la
lanzadera a la que les apunta Rooke. Uno de ellos tiene un trozo de mi vestido clavado
en la garra. Me estremezco al recordar lo cerca que esa cosa había estado de mí antes
de que Mordox la ahuyentara.

El transbordador desciende más cerca del suelo. Me aferro con fuerza a la mano de
Tasha, con el corazón palpitando de expectación. Slye apunta y dispara dos ráfagas
rápidas, alcanzando a ambas criaturas. Una chilla de dolor cuando la descarga
eléctrica se estrella contra su cuerpo.

La otra cae al suelo, momentáneamente aturdida. Su cuerpo se sacude y se


contorsiona cuando la fuerza del arma aturdidora la atraviesa.

Slye dispara otra ráfaga a cada una. Las criaturas rugen y sus cuerpos se
convulsionan debido a la corriente eléctrica que las atraviesa. Con un último
estremecimiento, se quedan quietas y en silencio.

—¡Les diste, Slye!— Drax ruge triunfante.


Mordox arrastra rápidamente a Slye de vuelta a la lanzadera y cierra la escotilla.
Slye luce una sonrisa de satisfacción en el rostro, pero todos sabemos que la cosa que
se abrió paso fuera del laboratorio sigue ahí fuera, en alguna parte.

—Falta uno— dice Rooke. —Mantengan los ojos en esos escáneres, machos—. 156

A medida que continuamos nuestra búsqueda de la última criatura, puedo sentir


mis párpados cada vez más pesados. Hemos estado buscando en el lado oscuro de
Zune durante lo que parecen días. Todos mantienen sus lugares, Mordox y Slye listos
en la escotilla, mientras Tasha permanece sentada a mi lado.

Su cabeza se balancea dormida y se posa suavemente en mi hombro. Su respiración


profunda y uniforme es una canción de cuna que no tarda en hacer efecto.

***

Me despierto cuando una mano se posa sobre la mía. Abro los ojos y entrecierro los
ojos ante el sol brillante que entra en la lanzadera y los rasgos duros de Mordox. Su
expresión se suaviza como siempre que me mira.

—Me quedé dormida— digo, estirando los brazos por encima de la cabeza. —¿Han
encontrado a la última criatura?—

—No— dice Mordox sombríamente. —Buscamos todo el ciclo hasta que nos vimos
obligados a aterrizar para que Rooke pudiera recargar las células solares del
transbordador. No tendremos que esperar ocho horas para que se carguen. Rooke está
utilizando los escudos de energía portátiles que encontramos en el laboratorio para
recargarlas rápidamente, luego continuaremos la búsqueda. Una vez que lo
encontremos y lo matemos, nos detendremos en el complejo de la prisión para dejar
la llave, y luego nos dirigiremos a Kyler 4—
—¿Pudo Drax encontrar los archivos sobre los experimentos usando tu
ordenador?— Ahogo un bostezo detrás de la mano —¿Quizás encontrar un punto
débil?—

—No. Todavía no—. 157

—¿Dónde estamos ahora?— pregunto, mirando a mi alrededor.

—Escondidos en el límite del bosque, cerca del río Zune y con vistas al valle—
Mordox me tiende la mano y me ayuda a levantarme.

—¿Alguna señal de Tris?— Aprieto los labios y contengo la respiración.

—No. Aún no— Mordox me lleva fuera del transbordador, donde todo el mundo
está cerca, pasando paquetes de raciones y rellenando botellas de agua. —Ven a comer
algo. No tardaremos mucho en volver a salir—

—Está bien, pero no tengo tanta hambre. Quizá un poco de agua—. Tengo el
corazón en el estómago, lo que me quita el apetito. No puedo dejar de preocuparme
por Tris, preguntándome dónde está y si está bien.

—Yo también estoy preocupado por ella— dice Mordox mientras nos reunimos con
los demás.

No necesito preguntar quién. Claro que está preocupado por ella. Estoy segura de
que tiene un agujero en el corazón más grande que el mío.

Darcy me tiende un cilindro de agua. —¿Tienes hambre?—

La culpa me ahoga y la abrazo con fuerza.

—¿Por qué es eso?— Darcy suelta una risita y me devuelve el abrazo. —¿Estás bien,
Zoé?—
—Sólo quería que supieras cuánto aprecio lo que hiciste. Sé qué hace tiempo que
debería haberte dado las gracias— Me alejo, parpadeando por la emoción. —
Perdóname por ser tan distante cuando volvimos a encontrarnos. Estaba tan
preocupada por Mordox que no podía pensar en perderlo. Arriesgaste tu vida para
158
venir a por mí y fui una zorra contigo. Con todas—

—No te atrevas a disculparte, Zoé— Darcy me agarra por los hombros y se inclina
para mirarme a los ojos. —Cuando pensé que Rooke iba a morir, estaba fuera de mí.
Lo entiendo perfectamente—

—Todas lo entendemos— dice Stacy, mientras todas las chicas se reúnen a mi


alrededor. Su brazo me rodea los hombros.

—Es lo que hacen las hermanas— Tasha sonríe y me aprieta la mano. —Nos
perdonamos cuando nos portamos mal—

Romy golpea juguetonamente a Tasha. —Como hemos estado haciendo con Tasha.
Está de mal humor desde que nos mudamos al laboratorio, pero seguimos
queriéndola—

—Gracias, Roms— Tasha sonríe.

—Hablando en serio— empieza Romy, —no hay nada que perdonar. Vuelves a
estar a salvo con nosotras, aunque no estoy totalmente de acuerdo con cómo Mordox
hizo para mantenerte con él—

—Él sabía que el laboratorio no era seguro y no me quería allí— le defiendo.

—Ahora entendemos todo eso— dice Darcy. —Y aunque es el tipo más grande y
aterrador del grupo, me está cayendo bien—

Las demás asienten con la cabeza, con expresiones llenas de compasión y


comprensión. Aunque llevamos poco tiempo juntas, me siento rodeada del amor de
unas hermanas.
Respiro hondo y me seco unas lágrimas con el dorso de la mano. —Gracias a
todas—

—Basta de ojos aguados, vamos a darte algo de comer— Darcy empieza a guiarme
hacia el trozo de hierba azul donde las chicas habían estado sentadas, pero Mordox 159
me intercepta.

—¿Quieres ayudarme a recoger algunas nueces de un arbusto hutta?— Mordox me


rodea la cintura con un brazo. —Podría ser una buena idea añadir toda la comida que
podamos a las raciones que tenemos—

—Oh, claro— Me derrito sobre él.

—Necesita comer algo— protesta Darcy mientras Mordox me lleva en dirección


contraria.

—No tengo tanta hambre, Darcy, y Mordox tiene razón— digo. —Deberíamos
recoger toda la comida que podamos antes de irnos—

Caminamos un rato, siguiendo la corriente del río Zune. Justo dentro de la línea de
árboles, miro hacia atrás y veo que el bosque nos ha engullido. El transbordador y los
demás no aparecen por ninguna parte.

—¿Y dónde está ese arbusto de nueces?— Empiezo a preocuparme.

—Mentí— chillo, sorprendida cuando Mordox me toma en sus brazos y se tumba


sobre mí en el suelo cubierto por un lecho de suave musgo. —Sólo quería un momento
de intimidad antes de irnos de Zune. Todos estaremos acumulados en esa lanzadera
durante un tiempo, saltando de una luna o planeta a otro hasta que encontremos un
lugar lo bastante seguro para establecernos. Eso podría llevar muchos ciclos, y no
puedo esperar tanto para sentir mi cuerpo enfundado en el tuyo—

—¿Así que me has robado de mis amigas sólo para tenerme a solas?— Le rodeo el
cuello con los brazos mientras las mortíferas puntas de sus cuernos se desplazan hacia
la nuca. Aliso mis manos a lo largo de las suaves conchas. —Es genial cómo puedes
hacer eso—

Mordox se estremece, su mirada se encapucha y su respiración se entrecorta.


160
—Te gusta, ¿eh?— Mi sonrisa se ladea al saber que he descubierto algo que
despierta su deseo.

—Sólo cuando lo haces tú— dice en voz baja y ronca mientras inclina la cabeza para
que le toque.

—¿Qué más te gusta?— Le acaricio los hombros, ondulando sus escamas. La


primera vez que estuvimos juntos, me consumían tantas sensaciones nuevas que no
correspondí a ninguna, pero estoy dispuesta a aprender.

Mordox gime y me agarra las manos. —La exploración tendrá que esperar.
Tenemos que darnos prisa antes de que la lanzadera esté lista para despegar—

—Me parece bien un rapidito— sonrío, levantando la cabeza para presionar mis
labios contra los suyos.

El extremo de su cola serpentea alrededor de mi tobillo mientras profundiza el beso.


Nuestras lenguas bailan juntas, explorando la boca del otro con una intensidad que
me deja sin aliento. Acurrucado entre mis muslos, el cuerpo de Mordox me aprisiona
contra el suelo. El calor de su pasión enciende la mía mientras tira de mi vestido hasta
mi cintura.

Su cola tira de mi pierna más hacia un lado y cuando libera su erección con rápidos
dedos sobre los cierres, sé que esto va de follar. Nada de reclamos tiernos como antes,
y me parece bien. Me duele el cuerpo tanto como a él.

Se echa un poco hacia atrás, alineando la cabeza de su enorme erección con mi raja
empapada, y me mira con un hambre cruda.
—No veo la hora de sentirte— Sus palabras susurradas retumban en mi interior.

Le agarro por los hombros y levanto las caderas, invitándole a que me penetre. Me
penetra de un potente empujón y jadeo, la sensación de estar completamente llena es
tan intensa que me deja sin aliento. 161

Mordox se balancea contra mí a un ritmo frenético, acercándonos al límite.


Nuestros cuerpos están empapados de sudor y respiramos agitadamente. Con cada
embestida, me siento impulsada hacia arriba hasta que el mundo que me rodea se
desvanece y lo único que me importa es lo que se está formando en el centro de mi
ser. La promesa de un placer que nos consumirá a los dos.

Mordox gira las caderas, se hunde hasta el fondo y me sumerge en un torrente de


euforia. Su nudo se hincha y estalla en pulsaciones abrasadoras mientras alcanza el
clímax conmigo.

Mordox se desploma sobre mí, sobre sus brazos doblados, con un gruñido de
satisfacción. Me aferro a él, con el cuerpo todavía hormigueante por las réplicas.

Permanecemos tumbados unos instantes, con los cuerpos aún unidos mientras
recuperamos el aliento. Al final, Mordox se separa de mí y se levanta, tendiéndome
una mano para ayudarme a ponerme en pie. Me abraza y me da un suave beso antes
de llevarnos de vuelta a la lanzadera.

Con mi mano entrelazada en la suya, empezamos a caminar de vuelta hacia la


lanzadera. No puedo evitar sentirme agradecida por este momento robado entre
nosotros en medio de todo el caos que nos rodea. Aunque probablemente sólo sea un
breve interludio antes de que nos esperen más desafíos en nuestro viaje, me alegro de
que hayamos pasado este rato juntos, aunque sólo hayan sido unos momentos
robados.

La rama que hay sobre nosotros tiembla mientras caminamos bajo la copa del árbol.
Levanto la vista y veo una cara familiar y borrosa.
—¡Tris!— grito, encantada de verla. —Mordox, ha vuelto. Ella ha vuelto—.

Levanto la palma de la mano y ella salta de la rama, con las extremidades abiertas
para extender la red entre ellas. Flota en el aire, su aterrizaje es ligero. Le abrazo y las
lágrimas se derraman por mis mejillas. 162

—Si amas algo, libéralo— digo. —Si vuelve, es tuyo. Si no, nunca debió ser—.

—Quizá eso es lo que debería haber hecho contigo— Mordox sonríe y rasca a Tris
bajo la barbilla. —Liberarte para que te reunieras con tus amigas—

—Habría vuelto—

Mordox levanta una ceja, curioso. —¿Eso significa que me amas?—

—¿No es esa la pregunta que yo debería hacerte, ya que eres tú quien habla de
liberarme?—

Se inclina hacia mí y roza sus labios con los míos. —Sí, así es. Y mi respuesta es sí.
Te amo, Zoé—

Mi corazón se hincha de alegría y no puedo evitar una nueva oleada de lágrimas.


—Yo también te amo, Mordox—

Me besa de nuevo y lo siento hasta los dedos de los pies. Se retira, me coge de la mano
y volvemos al transbordador, con Tris al hombro. Mi pequeña familia completa una
vez más.
CAPÍTULO DIECISÉIS

Mordox
163

Cuando Zoé y yo salimos de nuestro rápido paseo por el bosque, Rooke me mira
con una mezcla de alivio e impaciencia. —Estaba a punto de enviar un equipo de
búsqueda— me dice.

—Me sorprende que no hayas aprovechado esta oportunidad para quedarte a solas
con tu compañera— respondo, saboreando el persistente sabor de mi hembra en el
labio inferior mientras lo recorro con la lengua.

—¿Quién dice que no lo hice?— sonríe Rooke.

—El encierro ha comenzado— anuncia Drax, llamando la atención de todos. —


Pongámonos en marcha. No podemos darnos el lujo de demorarnos. Todavía hay
mucho terreno que registrar si queremos encontrar a la criatura del laboratorio—

—¿Crees que Tris realmente quiere venir con nosotros?— Zoé pregunta
suavemente, apartándose un mechón de pelo de los ojos. —A lo mejor sólo ha vuelto
para despedirse—.

—Sólo hay una forma de saberlo con seguridad—. Ayudo a Zoé a entrar en el
transbordador, la sujeto a su asiento con Tris montada en su hombro. —Una vez que
todos estén dentro, dejaremos la escotilla abierta mientras despegamos. Si quiere
quedarse en Zune, le daremos la oportunidad de saltar—

—Espero que quiera venir con nosotros—. La sonrisa esperanzada de Zoé me


estruja el corazón. —Ella es parte de nuestra familia. Odiaría tener que dejarla atrás—
—Yo también— Le aprieto la mano y me alejo de la escotilla para que todos puedan
embarcar.

Una vez que todos están dentro y sujetos, me agacho en el suelo de la lanzadera con
Slye en la escotilla abierta. Palmea el aturdidor modificado y mira fijamente hacia el 164
bosque, con una mirada tan intensa que casi puedo sentir su calor.

—¿Debería preocuparme por el brillo de tus ojos?— pregunto medio en broma.

—Siempre debería preocuparte el brillo de mis ojos— responde Slye con una
sonrisa irónica.

Suelto una risita, sacudo la cabeza y vuelvo a centrarme en Zoé. Mi compañera se


sienta rígida en su asiento y espera ansiosa a ver qué decide Tris. La plurshy que crie
desde que era una cachorra medio muerta está acurrucada en el pliegue del cuello de
Zoé, ronroneando satisfecha.

—Creo que quiere quedarse con nosotros— dice Zoé mientras Rooke nos levanta
del suelo.

Contengo la respiración durante varios latidos, observando a Tris en busca de


cualquier signo de vacilación. Pero entonces se estira y bosteza, antes de volver a
recostarse en el hombro de mi hembra. Zoé me sonríe, con el alivio y la felicidad
reflejados en el rostro.

—Me alegro mucho de que haya decidido venir con nosotros— dice, acariciando el
pelaje moteado de amarillo de Tris. —Habría estado muy triste sin ella—

—Yo también— Sentado en el otro extremo del transbordador, me muero de ganas


de abrazar a Zoé y besar la preocupación que se dibuja en su preciosa cara. —Me
alegro de que estemos todos juntos—

Cierro la escotilla mientras la lanzadera asciende hacia el cielo. Una nave grande y
cuadrada entra en la atmósfera. Su exterior metálico brilla a la luz del sol mientras
desciende rápidamente hacia el complejo de la prisión. Su aterrizaje levanta una
pequeña nube de polvo alrededor de los puertos de aterrizaje, formando un halo
alrededor de la nave.

—Es una nave Thrushian Star Chaser— señala Rooke, haciendo planear el 165
transbordador mientras entrecierra los ojos para ver la nave en la distancia.

—Definitivamente lo parece— responde Drax, desconcertado. —Pero ¿qué haría


una nave de carga Thrushian en Zune?—

—Quizá estén aquí para recoger algo... o a alguien— sugiero, aunque estoy tan
desconcertado como los demás.

—Sea lo que sea, tenemos que averiguar por qué está aquí— dice Bruke con firmeza.
—Drax, vamos a ver qué lecturas recogen nuestros escáneres de formas de vida—

Los dos técnicos pulsan sus escáneres y luego estudian las imágenes que aparecen
en las pantallas lisas con una mezcla de curiosidad y aprensión.

—Sólo detecto una forma de vida— Bruke pulsa en la pantalla. —Un varón kaul—

Rooke se gira para mirar a Bruke desde el timón. Las hembras jadean y los machos
maldicen cuando el transbordador se inclina repentinamente antes de enderezarse.

—¡Ojos al frente, pirata!— grita Drax. —Presta atención a pilotar la lanzadera—

Mis cuernos se levantan y mis escamas se erizan. —¿Por qué un Kaul pilota una
nave Thrushian?—

—¡Es Qhix!— Rooke sisea. —Tiene que serlo. Es el único kaul que conozco lo
bastante listo como para robar una nave delante de las narices de los Thrushians—

—La tecnología Thrushian es casi imposible de robar, Rooke, y mucho menos una
nave espacial entera— se burla Drax. —Apenas tuve la suerte de encontrar una puerta
trasera a los diseños de las flotas espaciales Thrushians—.
—Imposible a menos que seas un Star Maverick11— afirma Rooke, y luego vuelve
a mirar a Drax con el ceño fruncido. —¡Espera! Dijiste que no podías hackear su
ordenador central cuando te pedí los esquemas de la cápsula de escape que aterrizó
aquí hace tantos ciclos. Todo lo que me diste fue un plano estándar del Crucero del
166
Placer Thrushian desde donde se eyectó—

La respuesta de Rooke hace que una sensación de terror me recorra la espalda. Los
Star Mavericks son piratas espaciales conocidos por su crueldad y astucia. Si uno de
ellos está aquí en Zune, sólo puede significar problemas.

—Tenemos que mantenernos alerta— advierto, deseando que mi espada de hoja


sin filo fuera un blaster láser. —Este Star Maverick no dudará en matarnos si cree que
somos una amenaza—

—Lo que tenemos que hacer es mantenernos alerta ante los técnicos mentirosos que
ocultan información— gruñe Rooke. —Y aquí nos acusabas a todos de no ser de fiar—

—En ese momento, temí que repararas la lanzadera y nos dejaras a todos atrás,
pirata— replica Drax.

—Oh, ¿te refieres a lo que planeamos hacer con los prisioneros restantes?—
refunfuña Bruke.

—No se puede confiar en ellos cerca de las hembras, y no tenemos una nave lo
suficientemente grande como para transportarlos a todos— Las escamas de Drax se
levantan en una muestra de agresividad.

—Está mal que nos hayan traído a todos aquí para lo que pretendía nuestro
gobierno, pero siguen siendo criminales y los machos del Anexo 1 son peligrosos,
asesinos y violadores— Mis escamas se agitan en un instinto primario de proteger a

11
Disidente Estelar
mi compañera. —Muchos en el Anexo 2 ya han cumplido sus condenas y algo más,
como Drax y Bruke. No estaría bien dejarlos atrás—

—Estoy de acuerdo— dice Drax. —A pesar de que no confío en ellos cerca de mi


compañera, o cualquiera de las otras hembras para el caso. ¿Quiénes somos nosotros 167
para decidir quién es inocente y quién no?—

—Ese carguero Thrushian es lo suficientemente grande como para transportar a los


prisioneros restantes— señala Slye. —Si podemos quitárselo al Kaul, podríamos sacar
a todos de Zune. ¿Qué pasa con los condenados que siguen en libertad?—

—Creo que están todos muertos— dice Rooke exactamente lo que sospecho. —En
mis muchas caminatas por el bosque, no he encontrado pruebas de los vivos, sólo me
he topado con sus restos, cuerpos despedazados. Una vez que vi a Gruxt y a las
criaturas de laboratorio, comprendí por qué sus heridas eran tan graves.

—Cuando buscábamos a Zoé y Mordox, cubrimos más de la mitad de Zune sin


rastro de ningún otro Ziarian—

—Al menos podemos salvar a los prisioneros que siguen confinados en el recinto—
responde Slye con firmeza.

—¿Cuándo pasamos de criminales a salvadores?— Rooke sonríe satisfecho.

—Veinte rotaciones es mucho tiempo para estar encerrado con tus propios
demonios— refunfuña Drax. —Digamos que llevamos a cabo este atraco. ¿Cómo
vamos a mantener a las hembras separadas de los prisioneros?—

—Los mantenemos contenidos en la bodega de carga hasta que lleguemos a un


mundo adecuado, entonces los liberamos— dice Bruke. —Tal vez el puerto espacial
en Elysis. Podemos soltarlos y dejar que encuentren su propio camino, entonces
encontraremos un mundo seguro lejos de las reglas universales para establecernos.
Ese carguero es una nave de largo alcance. Podemos renunciar a una parada en Kyler
4 ya que no tendremos que saltar de planeta en planeta para llegar a ninguna parte—

El transbordador se queda en silencio mientras todos estamos sumidos en nuestros


pensamientos, cada uno de nosotros considerando nuestras opciones, si arriesgarnos 168
o no a un encuentro con los Kaul y liberar a los prisioneros. Rooke y Slye aparte, los
piratas espaciales no tienen honor y los Star Mavericks son aún peores. Viven según
sus propios códigos. Leales sólo entre ellos.

—¿Puedes pilotar un carguero Thrushian, Rooke?— Darcy lanza ojos rumiantes a


su compañero.

—Pfft, puedo volar cualquier cosa, mi Darcy— Rooke se lleva la mano de su


compañera a los labios.

Murmullos sobre piratas espaciales engreídos retumban en la lanzadera.

—Todos ustedes, maricones escépticos, poden irse a la mierda— lanza Rooke por
encima del hombro.

—Lenguaje, Rooke— reprende Darcy y se gira en su asiento para mirarnos a todos.


—Sólo es mi opinión, pero no estaría bien dejar a todos esos tipos aquí. ¿Y si algunos
son inocentes como todos ustedes?—

—Te aseguro que la mayoría no lo son— dice Bruke en voz baja.

—Pero algunos podrían serlo— habla Zoé, mirándome con ojos de adoración. —
No estaría bien abandonarlos si hay otra opción—

—Todos dijeron que volverían a por ellos en cuanto encontraran un transporte lo


suficientemente grande y lo han hecho— señala Stacy.

—Yo voto porque les ayudemos— añade Tasha.

—Yo también— Romy asiente definitivamente.


—El Star Maverick está en movimiento— informa Drax con gravedad. —Se dirige
al interior del recinto de la prisión—

—¿Puedes acercarnos, pero no lo suficiente como para poner en peligro a las


hembras?— Me levanto sobre mis rodillas para mirar por la ventana frontal. —Quiero 169
seguirle dentro y ver qué trama—

—Voy contigo— afirma rotundamente Drax.

—¿Estás entrenado en el arte del reconocimiento?— Frunzo el ceño dubitativo.

—¿En serio?— Drax responde con desprecio. —Puedo colarme en cualquier sitio y
que no me pillen—

—Excepto en el complejo del embajador—

—Muy gracioso, Bruke— Drax fulmina al hombre de púrpura con una mirada
desagradable.

—Solo digo— Bruke aprieta los labios para contener una sonrisa.

—Como iba diciendo— Drax alarga la última palabra, —voy a entrar contigo.
Necesitarás un escáner y alguien que te cubra las espaldas—

—Entonces, ¿vamos a hacerlo?— Slye pregunta al grupo. —¿Vamos a robar la nave


Thrushian del Kaul, y llevarnos a los prisioneros con nosotros?—

—No hasta después del cierre— recuerda Drax. —No hay forma de apagar las
barreras luminotécnicas sin que exploten todas las cabezas del complejo. Los collares
de confinamiento detectarán cualquier manipulación y activarán el mecanismo de
seguridad de una fuga de la prisión—

—Eso me dará tiempo para echar un vistazo a los controles de esa nave— reflexiona
Rooke en voz alta. —Podría ser biométrico, así que hagas lo que hagas, no mates al
Kaul—
—¿Biométrico?— Darcy arruga el entrecejo. —¿Qué significa eso?—

—Significa que los controles de la nave espacial están ligados al tejido vivo del
piloto. La mayoría de los piratas espaciales equipan sus naves con esta característica.
Desalienta el motín cuando nadie más que el comandante puede manejar la nave— 170
explica Rooke. —La firma energética de quien esté al mando también estará vinculada
a los sistemas de navegación de la nave. No podremos pilotarla si Qhix está muerto—

—Eso es una especie de mecanismo de seguridad— resopla Tasha.

—No nos enfrentaremos directamente— asegura Drax a todos. —¿Cómo lo


haremos, Mordox?—

—No lo había planeado, técnico— respondo. —Tampoco había planeado que nos
acompañara un novato de reconocimiento—

—Basta de posturas masculinas— exhala Romy en voz alta. Sentada junto a Bruke,
ha estado inusualmente callada desde que salimos del laboratorio.

—Entonces está decidido— Slye golpea sus manos, el sonido agudo fuerte dentro
de la pequeña lanzadera. —Vamos a robar su nave—

Rooke nos dirige hacia el complejo manteniendo una distancia segura para evitar
ser detectados. Después de algunas maniobras cuidadosas, nos hace aterrizar en lo
profundo del denso bosque que rodea el complejo, cerca de la única entrada.

—Yo iré delante para que puedas rastrear al Kaul— le digo a Drax. —Y necesitaré
un comunicador—

—Y este aturdidor— Bruke me entrega el dispositivo. —Todavía nos quedan


algunos que no fueron modificados. El pulso eléctrico lo noqueará para que puedas
atraparlo vivo—
Me meto en el bolsillo el aturdidor y enrollo la cuerda que usé como seguro para
Slye, atándola a mi cinturón. —Rooke. Si hay alguna señal de la criatura del
laboratorio en los alrededores mientras estamos fuera, despega. El lugar más seguro
para las hembras es en el aire—
171
—Es como si me hubieras leído la mente, Mordox— Rooke se da media vuelta en
su asiento, con el brazo colgado sobre el respaldo. —No se preocupen ninguno de los
dos. Cuidaré de Zoé y Stacy como si fueran mis propias compañeras—

—Quédate dentro de la lanzadera con Tris, Lula— Mi mirada cambia para fijarse
en la de Zoé mientras Slye abre la escotilla para que Drax y yo salgamos.

Con un grito de angustia, se desprende rápidamente de su asiento. Tasha y Stacy


se apartan para dejarla pasar y ella se lanza a mis brazos. Tris chilla ante el repentino
movimiento y se acomoda en el hombro de Zoé.

—Prométeme que tendrás cuidado— Le tiembla la voz mientras me rodea el cuello


con los brazos.

—Te lo prometo— le susurro al oído, hundiendo la cara en su suave pelo recortado.


Con un suave beso en los labios, me separo de mala gana, rasco a Tris bajo la barbilla
y cojo el mandoble que me tiende Bruke.

Después de que Drax bese a su compañera con su propia promesa de volver, le sigo
fuera de la lanzadera.

—Hasta pronto— me sigue la dulce voz de Zoé.

Le devuelvo la mirada y nuestros ojos se encuentran durante un breve instante. Mi


corazón se hincha de todo el amor que siento por ella, y sé que debo cumplir mi
promesa de volver con ella de una pieza.
Respiro hondo y me preparo para la misión que me espera. El Star Maverick no
caerá sin luchar. Nuestra mejor apuesta para extraerlo sin lesiones es aturdirlo antes
de que nos vea llegar.

El aire es bochornoso, pesado por la humedad de la lluvia del último ciclo, mientras 172
nos mantenemos a poca altura del suelo y cubrimos rápidamente la distancia a través
del bosque con pies ligeros. Con la espalda pegada a la pared del recinto, le hago una
señal a Drax para que nos informe de los movimientos del Kaul mientras nos
acercamos sigilosamente a la entrada.

Drax se coloca detrás de mí, con la tableta en la mano escaneando el interior. —El
Kaul está al otro lado de la zona común, dentro del almacén— susurra.

—Hagámoslo— digo en voz baja, con curiosidad por saber qué piensa encontrar el
Kaul dentro de un almacén ya saqueado.

Saco el aturdidor del bolsillo y coloco la mano sobre el panel. La puerta escanea mi
palma y se abre silenciosamente. No hay necesidad de cerradura, ya que los collares
de confinamiento prometen que no habrá fugas.

Entramos, bordeando las mesas y sillas de la zona común, donde los presos suelen
comer. El olor familiar de la prisión me golpea como una ola. Una agria mezcla de
miedo y desesperación grabada para siempre en mi memoria. El aire está siempre
fresco gracias a los acondicionadores. El único sonido es el suave zumbido de las
barreras luminotécnicas que mantienen a los presos dentro de sus celdas.

Mis ojos recorren cada ala mientras pasamos por los anexos 1 y 2, que sobresalen
de la zona común central. Los largos pasillos están vacíos y resplandecen con la
distorsión ondulante de la luz solidificada que contiene a los prisioneros. El sonido y
la visión se silencian y distorsionan a través de la barrera, por lo que nos resulta fácil
colarnos en el interior sin darnos cuenta.
Avanzamos rápidamente por el pasillo que bordea las dependencias de los
guardias. Cuando nos acercamos al almacén del final, nos ceñimos a la pared, con la
adrenalina corriendo por mis venas a la espera de lo que nos espera.

Esperamos y escuchamos mientras el Kaul rebusca entre lo poco que ya ha 173


recogido. Sé que dentro no hay nada de interés, porque yo fui quien se llevó los objetos
más valiosos.

Drax me pasa el escáner de forma de vida, mostrando al Kaul en el fondo de la sala.


Aturdido y preparado, me asomo por el marco de la puerta. El Kaul me da la espalda.
Es de mi altura y corpulencia, con la carne de un azul plateado y brillante. En
contraste, una melena blanca le cuelga por la espalda en una gruesa trenza hasta la
cintura.

Un brazo muy musculoso está cubierto por un intrincado diseño llamado corium.
En el pasado lejano de su especie, antes de que las hembras se convirtieran en feroces
guerreras por derecho propio y ya no necesitaran protección, los machos perdieron la
necesidad de transformarse en una bestia furiosa llamada sivot, así como la capacidad
del corium de cambiar y convertirse en una armadura que podía utilizarse como
escudo.

Sin embargo, este macho es un oponente formidable. Uno al que disfrutaría


enfrentándome si no esperáramos traerlo de vuelta con vida.

Me acerco a la puerta y alzo el aturdidor, pero antes de que pueda disparar, el Kaul
se da la vuelta y su mano vuela hacia la pistola de plasma que lleva a un lado. En esa
fracción de segundo, imágenes de Zoé pasan por mi mente. Le hice una promesa que
pienso cumplir, y sé que no puedo permitirme fallar.

Apunto y aprieto el gatillo. El aturdidor envía una ráfaga eléctrica hacia el Kaul.
Consigue esquivar el primer disparo, pero vuelvo a disparar y esta vez le doy de lleno
en el pecho. Cae al suelo con un ruido sordo y su pistola de plasma se aleja con
estrépito.

Drax entra corriendo y comprueba el pulso del Kaul. —Está vivo— confirma.
174
—Bien— suspiro aliviado y recojo la pistola de plasma del suelo, saco el
comunicador del bolsillo y llamo a Bruke. —Lo tenemos—

—Moveremos la lanzadera y nos encontraremos en la entrada— responde Bruke al


otro lado.

—Nos vemos allí. Termino la comunicación y rápidamente ato las manos y los pies
del Kaul con la cuerda, izándolo sobre mi hombro. Mientras volvemos a la prisión, el
escáner de Drax se ilumina.

—Tenemos compañía— exclama al mismo tiempo que suena mi comunicador. —Y


no de la variedad Ziarian normal—

—¿Dónde?—

—¡Viene directo hacia nosotros!—

Con una mano asegurando el Kaul, saco el comunicador del bolsillo con la otra.

—¿Estás leyendo a la criatura, Bruke?—

—¡Sí! Estamos en el aire y vamos hacia vosotros—. La voz de Bruke tiembla de


urgencia cuando me responde y luego grita a Slye. —¡Dale con el aturdidor, Slye!—

Drax y yo corremos hacia la salida, apenas vislumbramos la lanzadera


descendiendo y a Slye soltando una potente descarga de su aturdidor modificado
para derribar a la criatura.

El cuerpo acorazado de la criatura se convulsiona un instante antes de caer al suelo


en un montón. Unas escamas azul oscuro se ondulan a lo largo de sus hombros y
espalda antes de volver a su sitio. Su melena grisácea se extiende alrededor de su
cabeza, cubriendo sus rasgos retorcidos.

Los vítores en el interior del transbordador cesan bruscamente cuando la criatura


se libra de la explosión y se lanza hacia ellos. Rooke, preparándose para aterrizar, 175
impulsa la lanzadera hacia un ascenso repentino.

La criatura arremete y clava sus garras en el casco. El transbordador se eleva en el


aire con la criatura enganchada. Rooke maniobra salvajemente, intentando desalojarla
en vano.

Los gritos de las hembras llegan a nuestros oídos y me invade el mismo terror que
se apoderó de mí cuando Gruxt cargó contra mi compañera. Dejo caer al suelo al Kaul
que llevo, que aterriza con un golpe seco.

—Dile a Rooke que vuele más bajo para que pueda disparar mejor— le ordeno a
Drax, entregándole el comunicador.

Drax hace lo que le digo y la lanzadera desciende. La criatura echa hacia atrás su
mano libre preparándose para abrir una brecha en el casco. Debo actuar antes de que
destroce la lanzadera y a Zoé con ella.

—Apunta bien, Mordox— dice Drax mientras apunto con la pistola de plasma a la
vil amenaza. —Mi compañera está en esa lanzadera—

—La mía también— respondo, apretando el gatillo.


CAPÍTULO DIECISIETE

Zoé
176

La criatura de laboratorio surge de la nada. Un segundo, Bruke está rastreando a


Mordox y Drax, junto con el Kaul que capturaron en su escáner y al siguiente, está
soltando una retahíla de palabrotas dignas de un marinero experimentado.

—¿Estás leyendo a la criatura, Bruke?— La voz de Mordox llena de repente la


lanzadera a través del comunicador.

El corazón me late con fuerza mientras escruto febrilmente el suelo a través de la


pequeña ventanilla lateral, buscando desesperadamente a Mordox. ¿Dónde estará?
Respiro entrecortadamente. Todavía debe de estar entre los muros del recinto.

—¡Sí! Estamos en el aire y vamos hacia ti—. El miedo en la voz de Bruke es


inquietante. —¡Dale con el aturdidor, Slye!—

Slye abre la escotilla de la lanzadera, se asoma todo lo que puede sin la cuerda de
seguridad y apunta con el aturdidor modificado a la criatura que se acerca a toda
velocidad.

Las chicas y yo contemplamos horrorizadas la monstruosa abominación que corre


hacia la lanzadera mientras Rooke desciende. Corre sobre dos poderosas patas como
Gruxt, pero el parecido termina ahí. Unas garras afiladas como cuchillas, de medio
metro de largo, brillan bajo el sol anaranjado. De la parte superior de su monstruosa
cabeza brota una cabellera negra y grisácea que se agita a medida que gana terreno.
Sus rasgos, retorcidos y deformados, son irreconocibles como el ziariano que una vez
fue.
El aturdidor emite un violento crujido cuando Slye aprieta el gatillo. La ráfaga es
como un relámpago que atraviesa el aire y golpea a la criatura con una fuerza mortal.
Se convulsiona y grita de agonía. Con una última sacudida, la criatura cae al suelo.
Cuando la descarga eléctrica desaparece, queda inmóvil.
177
Un rugido unificado de alivio estalla en la lanzadera. Me llevo la mano al pecho,
sintiendo cómo mi corazón se agita dentro de la jaula de mis costillas mientras Rooke
nos baja al suelo y nos prepara para el aterrizaje.

Lo que creíamos muerto salta desde el suelo con una feroz embestida hacia
nosotros. Rooke nos empuja hacia el cielo. El repentino cambio de dirección me saca
el aire de los pulmones y me obliga a sentarme. Instintivamente, levanto la mano para
proteger a Tris, cuyo pequeño cuerpo tiembla de terror.

No somos lo bastante rápidos y la criatura clava sus garras en el casco. Slye cierra
la escotilla y Rooke nos lleva cada vez más alto.

—Sujétense— es todo lo que grita Rooke antes de llevarnos en una montaña rusa
para intentar sacudirnos de encima a la criatura.

Nuestros gritos se convierten en un coro de terror mientras Rooke nos lleva en un


vertiginoso viaje por el cielo. Nos aferramos las unas a las otras, las correas de los
asientos nos sujetan mientras el pobre Slye, agazapado en la escotilla, se queda
ingrávido antes de ser estampado contra el suelo de la lanzadera.

Drax grita por el comunicador que Rooke descienda. Con la criatura aun colgando,
caemos en picado como una piedra, precipitándonos hacia el suelo mientras se
precipita para saludarnos con la promesa de la muerte.

Un destello de luz brillante nos ciega. El transbordador se inclina bruscamente


hacia un lado antes de estabilizarse.
—¡Malditos coritanos!— grita Rooke, haciéndonos aterrizar suavemente junto a la
nave Kaul. —Mordox acaba de volar a la criatura en mil pedazos con un cañón de
plasma—

—¡El Kaul debía de estar armado!— Bruke grita en señal de celebración mientras 178
las chicas y yo permanecemos sentadas en un silencio atónito, con los ojos muy
abiertos intentando recuperar el aliento. Sujeto a Tris con ambas manos, la pequeña
plurshy temblando y hecha un ovillo. Entonces nos damos cuenta de que Slye no se
mueve del suelo.

Tasha es la primera en soltarse de su asiento y rodea a Stacy para agacharse a su


lado. Los demás hacemos lo mismo, nos soltamos las correas y nos colocamos frente
a nuestros asientos. Estamos muy apretados, esforzándonos por ver al hombre
inconsciente en el suelo.

—¡Slye!— Tasha le sacude el hombro. —Slye. Dios mío, por favor, despierta—

Sin previo aviso, la escotilla de la lanzadera se abre, y miro a través de la multitud


para ver a la persona que más necesito en el mundo. El rostro de Mordox es una
máscara de preocupación mientras me busca en el interior de la lanzadera. Su brillante
mirada esmeralda se fija en la mía y parpadeo entre lágrimas. Tengo tantas ganas de
correr hacia él. Sentir sus brazos a mi alrededor, pero estoy atrapada detrás de un
transbordador lleno de gente.

—¿Estás herida, Lula?— pregunta Mordox. Niego con la cabeza, mordiéndome el


labio inferior tembloroso. Se hunde aliviado. —¿Y Tris?—

—Está bien—. Levanto a nuestra amiga plurshy, que aún está entre mis manos, para
que pueda verla por encima de la multitud. —¿Y tú? ¿Te hirieron al capturar al
Kaul?—.

—No—. Sacude lentamente la cabeza, su mirada esmeralda me devora, me


atraviesa hasta el alma con un hambre que nunca había sentido. El cálido abrazo de
su mirada derrite mis miedos y me deja desnuda ante él. Ser vista tan íntimamente,
sentida tan profundamente, sólo por los ojos de alguien hace que mi corazón lata más
rápido y mi piel se estremezca de anticipación.

Es la primera vez en mi vida que experimento un amor y una adoración tan intensos 179
en la mirada de alguien, y me sobrecoge de la mejor manera posible, pero nuestro
reencuentro tendrá que esperar. —Mordox, tenemos que ayudar a Slye—

Mi macho está tan consumido por la preocupación por mí que ni siquiera se da


cuenta del macho herido que yace en el suelo de la escotilla. Mordox mira al macho
inconsciente, lo levanta con cuidado en brazos y lo tumba en el suelo. Tasha le sigue,
dando pasos vacilantes para permanecer al lado de Slye.

Mordox se arrodilla junto a él y coloca dos dedos sobre la garganta del macho.

—Su pulso es fuerte, pero necesita un brazalete médico—

—Ya estoy en ello— grita Bruke, rebuscando en el fondo de la lanzadera entre todas
las bolsas llenas de lo que podíamos llevarnos del laboratorio.

Todos salimos de la lanzadera, dejando paso a Bruke y a la bolsa médica. Tasha


cojea hacia mí, sus movimientos se ven dificultados por la herida. Le rodeo la cintura
con un brazo para reconfortarla. Su mirada está clavada en Slye, con una
preocupación evidente en cada línea de su rostro.

Mordox coloca el brazalete que le entrega Bruke en el antebrazo de Slye y pulsa


rápidamente los botones hasta que parpadean. Bruke atiende la herida de la cabeza
de Slye, limpiando el hilillo de sangre que sale de la nuca y aplicando un vendaje
compresivo.

—La nave Thrushian debería tener una enfermería decente— El rostro de Rooke se
tuerce de preocupación por su amigo.
—Démonos prisa y metamos a Slye en la nave del Kaul— dice Mordox, con voz
tranquila pero urgente. —Tenemos que coger al Kaul y todo lo que hemos
empaquetado dentro de la lanzadera—

—Yo tengo el Kaul— Bruke corre hacia donde está el Kaul, amontonado en el suelo 180
cerca de la entrada del complejo.

Nos ofrecemos a ayudar a descargar la lanzadera, pero Drax y Mordox no lo


aceptan e insisten en que nos quedemos quietas mientras ellos hacen el trabajo
pesado. Quien dijo que la caballerosidad había muerto no conocía a un varón Ziarian.

Las chicas se agolpan a mi alrededor, turnándose para acariciar a Tris, que se ha


calmado lo suficiente como para posarse en mi hombro. Ella se deleitaba con su afecto,
ronroneando ruidosamente mientras ellas arrullaban y alababan su belleza.

Drax y Mordox empezaron a descargar la lanzadera mientras Rooke levantaba a


Slye en brazos y se dirigía hacia la nave espacial del Kaul, aparcada en las afueras del
complejo, seguido por Darcy y una preocupada Tasha.

La nave se alzaba ante nosotros, con su enorme armazón cuadrado proyectando


una sombra sobre el paisaje. De color gris plateado, el casco parecía liso y sin costuras,
como si estuviera hecho de una sola pieza de metal.

Su visión es surrealista y me recuerda a cuando Stacy nos condujo a través de las


naves atracadas en el espacio después de que escapáramos del planeta rojo en la nave
de su antiguo propietario. Han pasado semanas desde que me desperté desnuda y
encadenada a una pared en el planeta rojo, pero la realidad de todo lo que ha ocurrido
desde entonces aún me conmociona.

Mis ojos se posan en Mordox mientras ayuda a Drax a descargar la lanzadera y me


tranquilizo al instante. Él es mi hogar, junto con Tris y mis cuatro hermanas. Mi
familia encontrada entre las estrellas.
—Voy a empezar a forzar la cerradura de la escotilla para bajar la rampa y que
podamos embarcar— Drax levanta cuatro enormes bolsas, hacia la nave espacial.
Stacy le sigue de cerca, insistiendo en que puede con un saco abultado lleno de todo
tipo de aparatos tecnológica alienígena. Bruke se une a ellos, dejando caer
181
despreocupadamente al colosal Kaul a los pies de Drax desde su hombro con
facilidad.

—Nunca me acostumbraré a ver alienígenas— se estremece Romy al ver al Kaul.

No la culpo. Irradia peligro, incluso más que los machos a los que estamos
acostumbradas. Tiene el pecho desnudo y es muy musculoso, como los Ziarian, pero
no tiene cuernos ni cola. En lugar de escamas, está cubierto de piel azul brillante que
brilla como el metal pulido, con una estructura ósea que rivaliza con cualquier modelo
masculino de la Tierra. Tiene los ojos cerrados en su antinatural reposo y me maravilla
su color. Aún más llamativo es el pelo blanco como la nieve que le cae hasta la cintura,
trenzado en una única y espesa trenza.

Mordox capta mi mirada e inmediatamente se acerca a grandes zancadas. Romy se


aleja para reunirse con los demás en la nave cuando me estrecha en sus brazos.

—Estaba tan asustado cuando la criatura atacó la lanzadera— me susurra en el pelo.


—No podía soportar la idea de perderte—

Le abrazo tan fuerte que creo que se me van a romper los huesos. En sus brazos,
estoy segura, protegida y feliz. Me invade una alegría desbordante que casi no puedo
contener.

—Lo sé. Cuando te oí por el comunicador, busqué en el suelo desde la ventana. Se


me revolvió el estómago al no encontrarte, pero estás bien y yo también. Todos
estamos bien— balbuceo entre lágrimas de felicidad. —Incluso Tris está bien—

Su cuerpo duro está caliente contra el mío. Su aroma picante me envuelve como una
manta.
CAPÍTULO DIECIOCHO

Mordox
182

—¡Lo tengo!— El anuncio de Drax rompe nuestro momento de serenidad cuando


la escotilla de la nave se abre con un siseo y la rampa desciende.

—No tan rápido, técnico— Me doy la vuelta con Zoé entre mis brazos. —Hay que
registrar la nave antes de que nadie suba a bordo—

Ya con un escáner de formas de vida en la mano, Bruke dice: —No tengo nada en
el escáner—

—Eso no significa que la nave esté vacía— advierto. —No podemos arriesgarnos si
hay otro Kaul a bordo, tal vez escondiéndose de nuestro escáner con una banda
disruptora—

Rooke asiente con la cabeza. —Mordox tiene razón. Deberíamos hacer un registro
exhaustivo del interior—

—Yo lo haré— me ofrezco voluntario, guiando a Zoé para que se coloque junto a
Darcy. —Estarás más segura aquí fuera, lula—

—¿Por qué parece que siempre te digo que tengas cuidado?— Sus labios se fruncen
en una mueca de preocupación.

—No te preocupes por mí— sonrío sintiendo el bulto de la pistola de plasma que
llevo en el bolsillo. —He hecho innumerables barridos para el enemigo durante mis
muchas rotaciones como Lita Comtra—
Tasha y Romy se reúnen alrededor de Zoé, sus expresiones reflejan la misma
preocupación que la de ella. Incluso Tris, posada en el hombro de Zoé, parece percibir
la tensión en el aire, pues su pelaje moteado se eriza.

Rozo con un beso el mohín de los labios de Zoé, y rasco a Tris bajo la barbilla antes 183
de dejarla en compañía de sus amigas. A pesar de la firmeza con que levanta la
barbilla, parece tan pequeña y vulnerable entre ellas, y nada me gustaría más que
estrecharla entre mis brazos. Pero hay que registrar el barco y no confío en nadie más
para hacerlo.

Los machos rodean a las hembras. Drax y Bruke, con sus escáneres desplegados,
vigilan los alrededores en busca de amenazas, mientras Rooke mantiene un ojo en
Slye y el otro en el Kaul conocido como Qhix, con un aturdidor apuntándole al pecho.

Con mi pistola de plasma a la cabeza, subo la rampa y entro en la nave. El interior


está débilmente iluminado, con un suave resplandor que emana de las paredes. El
suelo bajo mis botas es liso y pulido, y refleja la luz. El aire desprende un leve aroma
metálico, testimonio de la avanzada tecnología Thrushian que me rodea, y un
persistente toque Kaul.

A medida que me adentro en la nave, mis escamas se erizan, ondulando por mi


espalda y mis hombros. Cada músculo de mi cuerpo está tenso y preparado para la
acción, incluso mi cola está rígida y nerviosa. Mis cuernos se mueven hacia delante
en previsión de una pelea.

Avanzo con cautela por un estrecho pasillo hasta el puente de mando. Mis ojos
escrutan cada centímetro de la sala de control en busca de cualquier señal de
movimiento. El silencio flota en el aire, sólo roto por el suave zumbido de la
maquinaria y el débil eco de mis pasos. Tiro con fuerza del aire, pero mis glándulas
olfativas no detectan nada más allá de lo que ya he olfateado.
Una consola de control domina el centro de la sala con una intrincada red de
botones, interruptores y diales que cubren la superficie, con dos sillas para el piloto y
el navegante montadas en el suelo detrás de ella.

Las paredes están recubiertas de pantallas holográficas que muestran diversos 184
datos y mapas estelares, con colores vibrantes que bailan por todas las superficies. Mi
atención no se centra en la avanzada tecnología, sino en los compartimentos de pared
de tamaño masculino, lo bastante grandes para ocultarse.

Abro y compruebo cada uno de ellos, pero los encuentro vacíos, salvo por el
funcionamiento interno de la nave. Una vez despejado el puente, me dirijo a la parte
trasera, donde una puerta conduce a las dependencias de la tripulación.

Hago una pausa y escucho atentamente antes de continuar. La nave parece contener
la respiración, como si también fuera consciente de la gravedad de la situación. Ajusto
la empuñadura de mi pistola de plasma, listo para disparar a todo lo que se mueva.

La primera sala en la que entro es una cámara dormitorio. Hago una búsqueda
rápida, comprobando el interior de todos los armarios y compartimentos lo
suficientemente grandes como para albergar a un varón, y lo encuentro vacío.

Continúo por el pasillo y hago lo mismo en las dos siguientes cámaras y en la


cocina. Funcional, sin adornos, sólo contiene lo esencial de una nave espacial en
funcionamiento.

Me decepciona que no haya mucha comida, salvo una gran cantidad de raciones y
botellas de agua. Esperaba un replicador de comida o un praksis lleno de carne fresca
en estasis. Los Thrushian eran conocidos por su afición a las cosas finas, pero un
carguero está muy lejos de ser un crucero de lujo.

El último dormitorio que busco ha sido obviamente ocupado por el Kaul. Su


persistente olor es más fuerte aquí. Después de limpiar la habitación de posibles
amenazas, me detengo a levantar con la palma de la mano el saco de tellic que
encuentro en la mesilla de noche. Sean cuales sean las aventuras que ha vivido este
Star Maverick, le han convertido en un Kaul muy rico.

Hay suficiente tellic en este saco para saltar varias veces a través del Universo. Los
mundos donde podemos elegir asentarnos son ilimitados. Podemos viajar fuera del 185
alcance de las reglas universales y mantener a las hembras a salvo de cualquier
patrullero Yulineon errante con órdenes de eliminar a cualquier humano en cualquier
otro mundo que se encuentren.

Esparcidos por la habitación hay varios cofres. Lo que encuentro dentro compensa
con creces mi decepción de la galera. Hay suficientes armas escondidas como para
librar una guerra. Me meto en la cintura una pistola láser especialmente intensa.

Salgo de nuevo al pasillo y me dirijo a la última puerta, donde se encuentra la


enfermería que Slye tanto necesita. Equipada con lo último en tecnología médica y
suministros, la habitación es un alivio después de mi búsqueda de amenazas
potenciales. Tomo nota rápidamente de las diversas máquinas de diagnóstico y de los
escáneres de soporte vital antes de bajar por el ascensor hasta la bodega de carga en
el vientre de la nave.

Dentro hay un transportador cuadrado que se desplaza sobre orugas metálicas con
pinchos en una bodega que, por lo demás, está vacía. El medio de transporte está
sujeto al suelo con pesadas abrazaderas. Todo este vacío me hace preguntarme de
nuevo qué era lo que el Kaul estaba buscando dentro del almacén de la prisión. ¿Qué
habría dentro para atraer la atención de un Star Maverick rico con suficiente tellic
como para hacer trueque por casi cualquier cosa?

En el podio de control, acciono la puerta de carga exterior para que se extienda. Al


tocar el suelo, me golpea una ola de calor sofocante, cortesía del sol naranja brillante,
seguida de los ricos aromas de la flora de Zune.
Desciendo por la rampa y me sitúo en el punto de mira del aturdidor de Rooke.
Levanto las palmas de las manos y sonrío a los rostros expectantes de los machos y
las hembras que me esperan fuera. —Puedes soltar el arma, pirata espacial. Está todo
despejado y no te vas a creer lo que he encontrado—
186
Zoé corre hacia mí, lanzándose a mis brazos. —Me alegro tanto de que estés bien—

Le cojo en brazos y la envuelvo en un fuerte abrazo. Sus curvas se funden conmigo


mientras sus brazos y piernas me rodean el cuello y las caderas como un constructor
provuiano. No hay lugar en el Universo en el que prefiera estar que entrelazado en el
abrazo de mi compañera.

Tris suelta un pequeño chillido y salta sobre mi cabeza. Sus garras en miniatura se
enroscan en mi melena mientras se aferra a mí.

—Hay una nano barrera dentro de la bodega de carga que podemos usar para
contener a los prisioneros— les digo a los machos. Cuando se activan, las partículas
de nanocitos se solidifican y forman un muro transparente. —El hangar médico está
bien equipado para monitorizar las constantes vitales de Slye. Síganme y les mostraré
dónde está—.

Rooke lleva a Slye por la rampa de carga hasta el ascensor, donde subimos al nivel
superior, bajamos por el pasillo y entramos en la bahía médica. El pirata acomoda a
su segundo mientras yo enseño a los demás nuestra recién adquirida nave espacial.

Drax y Bruke arrastran al inconsciente Kaul entre ellos, dejándolo atado y tendido
en el pasillo con Bruke de pie sobre su cuerpo con un aturdidor. Sin duda, al menor
movimiento de Qhix y Bruke volverá a dispararle.

—Echa un vistazo al alijo de armas del Kaul— Abro de un tirón los baúles llenos
de pistolas de plasma y blásters láser.
Drax silba por lo bajo ayudándose con una pistola de plasma. —Hay suficiente
potencia de fuego aquí para equipar una flota de Lita Comtra—.

—Me hace preguntarme a quién se lo robó— digo.


187
—Qué más da, ahora todo nos pertenece— Drax rebusca en uno de los baúles y saca
un juego de grilletes de dilium metaliod. —Estos son perfectos para asegurarnos de
que el Star Maverick no pueda liberarse de sus ataduras. El dilium metaliod es
indestructible. Voy a encadenarlo al timón. Lo necesitaremos cerca para poder usar
su firma biométrica para pilotar esta cosa—.

Drax sale de la habitación con un propósito, arrastra a Qhix hasta el puente y lo


sujeta al timón con los grilletes mientras las hembras se dispersan, explorando
ansiosas cada centímetro de la nave.

Se produce un frenesí de actividad mientras Rooke, Drax, Bruke y yo mismo


cargamos y deshacemos las numerosas bolsas que trajimos del laboratorio. Antes de
que nos demos cuenta, el encierro termina y las barreras luminotécnicas del interior
de la prisión se disuelven, liberando a los prisioneros para otro ciclo de libertad
limitada.

Mientras Rooke vigila fuera de los dormitorios donde las hembras están a salvo,
Bruke, Drax y yo reunimos a los prisioneros a medida que salen. Todos armados por
si a alguien se le ocurre intentar robar nuestra nave.

—Los que deseen viajar al puerto espacial de Elysis para comenzar una nueva vida
pueden hacerlo en la bodega— Drax presenta al grupo dos opciones, y muestra la
llave de los collares de confinamiento. —O pueden permanecer en Zune. Cualquiera
de las dos opciones los liberará de sus collares de confinamiento y les dará la
libertad—
Los prisioneros avanzan arrastrando los pies, con los ojos muy abiertos mientras se
acercan al frente de la fila donde Drax usa la llave para abrirlos y liberarlos de sus
collares.

Este es el momento que han estado esperando, la oportunidad de saborear por fin 188
la libertad tras veinte rotaciones de confinamiento. Algunos no pueden contener su
emoción y echan a correr, ansiosos por ser de los primeros en embarcar en la bodega
de carga Thrushian y comenzar su viaje a Elysis.

Pero no todos se apresuran a dejar atrás Zune. Unos cuantos deciden quedarse,
contentos con su entorno actual. Respetamos su decisión y compartimos raciones, así
como un brazalete médico y otras provisiones antes de despedirnos de ellos.

Con la nano barrera activada, los prisioneros que deciden marcharse quedan
encerrados en la bodega de carga. Comparten alegremente raciones y botellas de agua
mientras discuten sus planes para cuando lleguen al puerto espacial de Elysis.

—Hora de partir— Me uno a Rooke y Drax de pie en el extremo de la rampa.

—Si Truyn hubiera aguantado un poco más, por fin habría saboreado la libertad
que anhelaba— Rooke mira a lo lejos un puñado de tumbas.

—Ambos intentamos salvarle de sí mismo, pero su mente estaba demasiado lejos—


Drax palmea la espalda del pirata espacial en una muestra de dolor compartido.

Habiendo pasado mis ciclos en solitario y luego liberado inesperadamente de mi


collar de confinamiento después de que los guardias nos abandonaran, no conocía a
Truyn, al igual que desconocía a la mayoría de mis compañeros de celda. A diferencia
de mí, estos hombres habían pasado tiempo juntos, y habían formado lazos y
amistades.

Ahora que mi estancia en Zune toca a su fin, reflexiono sobre las experiencias
inesperadas que he vivido aquí. Nunca habría imaginado entablar amistad con los
machos a mi lado, encontrar pareja o adoptar una compañera peluda. Pero ahora,
mientras me preparo para dejar esta luna, me doy cuenta de que me voy con más de
lo que tenía cuando llegué.

Sigo a Drax y Rooke por la rampa hasta el puente donde me espera mi lula. Zoé me 189
saluda con un tierno beso antes de reclamar nuestros asientos de lanzamiento a lo
largo de la pared trasera con los demás.

—¿Estás lista para ir en busca de un nuevo hogar?— Aprieto suavemente la mano


de Zoé, saboreando el calor que irradia su tacto.

—Tú eres mi hogar, Mordox— Zoé me sonríe, y juro que la sonrisa de mi lula podría
iluminar el Universo entero. Me invade una sensación de satisfacción y amor que sólo
ella puede evocar. En su presencia, me siento pleno y completo, como si nada
importara excepto nosotros dos.

—Y tú el mío—

Rooke toma asiento en la consola, con el Kaul encadenado al timón a sus pies. Bruke
toma el otro, asumiendo el papel de navegante mientras el segundo al mando del
pirata espacial, Slye, se recupera en el hangar médico.

Un zumbido de excitación llena el aire cuando Rooke escanea la palma de la mano de


Qhix y la nave lee su firma biométrica. Los motores se encienden con una suave
vibración antes de que unos potentes propulsores nos lancen fuera de la superficie de
Zune y hacia la vasta extensión del espacio, hacia nuestra primera parada, Elysis, para
dejar a los machos que esperan en la bodega de carga, ansiosos por disfrutar de su
nueva libertad.
EPÍLOGO

Zoé
190

El tiempo parecía pasar a toda velocidad mientras construíamos un hogar en Crao.


El planeta en los confines del Universo conocido tenía muchas similitudes con la
Tierra con cielos azules y lagos cristalinos, sin embargo, también marcadas
diferencias. Los árboles tienen vibrantes hojas púrpuras y los lagos brillan con una
suave luz verde. El aire también es diferente, impregnado de un dulce aroma que me
recuerda a las flores silvestres.

La vida salvaje de Crao no se parece a nada que haya visto antes, criaturas con
escamas iridiscentes y alas que brillan en varios tonos. Parece como si viviéramos en
un sueño, lejos del caos y el peligro que experimentamos en Zune.

En este planeta etéreo, nuestro grupo de cinco hombres Ziarian y cinco mujeres
humanas había decidido construir una nueva vida juntos. Nos extendimos a lo largo
de las serenas orillas de un impresionante lago, construyendo casas sencillas con
tejados de paja.

Las parejas acopladas, así como Mordox y yo, compartimos vivienda, al igual que
Romy y Tasha. Los machos solteros, Bruke y Slye hicieron cada uno su propia casa.

Slye se había recuperado completamente de su herida. Todos pensábamos que una


vez que Drax hubiera dejado de tocarle las narices a la coqueta pareja, se habrían
enrollado. Pero para sorpresa de todos, Tasha ha perdido el interés en acostarse con
el macho de pelo azul, aunque seguían siendo amistosos el uno con el otro.
Había llovido durante los últimos días, limitándonos a todos dentro de nuestras
respectivas casas. Pero hoy brilla el sol y planeamos un picnic en grupo a orillas del
lago.

Tris se sube a mi hombro mientras recojo la cesta con todos los deliciosos manjares 191
que hemos preparado. Fuera de nuestra casa, los árboles se mecen suavemente con la
brisa y sus hojas púrpuras susurran armoniosamente. Nuestra compañera plurshy
siempre se pega a nosotros, insegura de su entorno.

Mordox, siempre tan protector, camina a mi lado, con sus agudos ojos escrutando
los alrededores en busca de cualquier señal de peligro. Nuestro vínculo se ha
estrechado desde que dejamos Zune, y su presencia me reconforta.

Cuando nos dirigimos al lugar designado para el picnic, Romy y Tasha ya están
allí, tumbadas en una manta y charlando animadamente. El pelo morado de Romy,
que se está volviendo rubio oscuro por falta de Power Violet 48 de L'Oréal12, brilla en
tonos dorados a la luz del sol. Al vernos, nos saluda con una sonrisa contagiosa.

Mordox despliega una amplia manta que encontramos en la nave Thrushian que
nos trajo aquí, y nos tumbamos en un mullido trozo de hierba junto a las risueñas
chicas. Rooke y Darcy se acercan con paso seguro y despreocupado, mientras Drax y
Stacy se quedan atrás. Bruke y Slye acaban por llegar a nuestro círculo, llenando el
ambiente de ingeniosas pullas y bromas de buen carácter.

Los machos se encargan de montar una pequeña hoguera cerca, preparándose para
asar pescado fresco del lago mientras las chicas charlamos.

—Todavía no puedo creer que vivamos en otro planeta— dice Darcy tumbada de
espaldas y mirando al cielo despejado. —Somos como pioneros interestelares—

12
Tinte permanente para el cabello multifacético brillante ; Color. V48 Violet Vixen (violeta medio intenso).
—Lo sé— me río, acercándome a Tris para rascarle detrás de la oreja. —No es que
me queje, pero echo de menos la comida. Aquí no hay nada comparable a una buena
hamburguesa terrestre—

—Echo de menos a mi familia y a mis amigos— suspira Tasha con nostalgia. — 192
Ahora que todo se ha calmado y no estamos constantemente preocupados por ser
asesinados por terroríficas criaturas de laboratorio, mis pensamientos se consumen
con la gente que nunca volveré a ver—

—¿Es por eso que has cambiado de opinión sobre Slye?— Stacy susurra para que
los machos cocinando cerca no escuchen. —Drax ya no se interpone en tu camino si
es con él con quien quieres compartir tu cama—

—No— Tasha se incorpora y se aparta el pelo rojo de la cara. —Al menos, no lo


creo. Desde que salimos de Zune algo no me ha ido bien. Sé que me senté junto a la
cama de Slye mientras se curaba, pero mi atracción inicial se ha apagado. ¿Sabes
cuando estás enamorada, pero luego conoces a alguien que cautiva tu corazón?
¿Todavía te gusta el enamorado, pero ya no lo ves de forma romántica?—

—Bruke no te ha cautivado el corazón, ¿verdad?— Romy la mira con recelo.

—Dios mío, no, Roms— Tasha le da un manotazo a su amiga. —Es todo tuyo—

Nuestro grupo se queda en silencio, cada una de nosotras con compañeros


preguntándose por quién suspira Tasha.

Tasha pone los ojos en blanco y gime. —Antes de que empecen a preguntar,
prometo que no me he enamorado de ninguno de los chicos, con pareja o sin ella. No
sé qué me pasa. Tal vez sólo estoy triste porque soy la única aquí que no tiene una
pareja predestinada—

—Bruke no es mi pareja— dice Romy.


—Perra, por favor— se burla Tasha con buen humor. —En cuanto te acercas a él,
sus feromonas se disparan—

Mi corazón se rompe por ella y me invade la culpa por mi buena suerte al encontrar
a mi compañero perfecto en Mordox. No es justo que yo sea tan feliz mientras ella se 193
siente obviamente sola.

Soy la primera en rodear a Tasha con mis brazos antes de que ella se vea envuelta
en una ráfaga de abrazos y palabras tranquilizadoras, cada una de nosotras
prometiéndole que todo irá bien.

—Todavía tenemos la nave Thrushian a nuestra disposición, y todo un Universo


lleno de machos esperando conocer a una preciosa humana pelirroja— le recuerda
Stacy. —No estamos permanentemente atrapados en Crao. Apuesto a que Rooke nos
llevaría volando a cualquier planeta que queramos—

—Sí— dice Darcy alegremente. —Hay toneladas de planetas ahí fuera. Apuesto a
que hay uno poblado y seguro para que lo visitemos—

—Como ir de vacaciones— Stacy asiente.

—Seguro que tienes razón— sonríe Tasha y se levanta. —Gracias por las palabras
de ánimo chicas, ya me siento mejor—.

—¿A dónde vas?— Stacy pregunta mientras Tasha comienza a alejarse.

—Oh, olvidé que dejé algo en la nave— Se vuelve hacia nosotras mientras camina.
—Vuelvo enseguida—

—Está bien, pero ten cuidado con ese tipo Qhix— Stacy le dice de nuevo.

—Todavía está noqueado por el reciente aturdimiento de Bruke cuando le


impidieron destruir el transportador en la bodega de carga. Además, está atrapado
tras una pared transparente—. Tasha nos da un pulgar hacia arriba y guiña un ojo
mientras se apresura a irse. Nos quedamos en silencio, observando a los machos que
cocinan cerca.

—¡Scheisse!— Romy maldice de repente unos minutos después de que Tasha


desaparezca en la nave Thrushian. —No creerás que se ha enamorado del Kaul, 194
¿verdad?—

Expresiones alarmadas se cruzan entre nosotras cuando el grito espeluznante de


Tasha desgarra la pacífica atmósfera. Los machos abandonan su cocina y corren hacia
la nave Thrushian, que se empuja a toda velocidad mientras la rampa se cierra y los
motores rugen a la vida.

Los propulsores se encienden, haciendo volar a los machos por los aires. La nave
espacial se eleva hacia el cielo, arrebatándonos a Tasha.

…. Fin ….
Acerca de la Autora

Iona Strom escribe para las lectoras que adoran los romances calientes y
entrañables protagonizados por exóticos machos alienígenas que se
enamoran perdidamente de sus compañeras humanas.

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