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Secretario : William Jerry Del Águila Pezo.

Expediente : 00645-2017-0-2402-JM-LA-01
Cuaderno : Principal
Escrito Nº :1
Sumilla : RECURSO DE CASACIÓN

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SALA ESPECIALIZADA EN LO CIVIL DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE


UCAYALI.
GILBERTO DOMINGUEZ TORREJÓN, Presidente (e) de la Comisión
Organizadora de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía, en los
seguidos por HAROLD ABRAHAM CHOQUETICO APAZA, sobre Proceso
Contencioso Administrativo; a usted, con respeto digo:

Que, dentro del término de ley, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo


384º, 385º inciso 1), 386º inciso 1) y 2) y 387º inciso 2), del Código procesal Civil; vengo a interponer RECURSO DE
CASACIÓN, contra la sentencia de vista de fecha 07 de septiembre de 2020, que resuelve CONFIRMAR la
sentencia de fecha 01 de julio de 2019 que resuelve declarar FUNDADA en parte la demanda presentada por
HAROLD ABRAHAM CHOQUETICO APAZA, contra la COMISIÓN ORGANIZADORA DE LA UNIVERSIDAD
INTERCULTURAL DE LA AMAZONÍA; a efectos de que los autos sean elevados por ante la Excelentísima Corte
Suprema de Justicia, para que con mejor criterio y estudio de autos, y de conformidad con lo establecido en el
artículo 396º inciso 1) del Código procesal Civil, se: a) Declarare FUNDADO el recurso de Casación interpuesto, se
CASE la sentencia de vista su fecha 07 de septiembre de 2020; b) Actuando en sede de instancia se REVOQUE la
Resolución Nº 06 que contiene la sentencia de fecha 01 de julio del año 2019, en el extremo que falla declarando
Fundada la demanda de folios 74 a 87, interpuesta por Harold Abraham Choquetico Apaza contra la Comisión
Organizadora de la Universidad Intercultural de la Amazonía, sobre acción contencioso administrativo, en
consecuencia ordena:1) La nulidad del acto administrativo contenido en la Resolución Nº 279-2016-UNIA-CO, de
fecha 09 de setiembre de 2016, que impone la sanción de 09 meses de cese temporal sin goce de remuneraciones
para el recurrente; 2) La nulidad del acto administrativo contenido en la Resolución N° 368-2016-UNIA-CO, de fecha
22 de noviembre de 2016, que declara improcedente el recurso de apelación presentado por el recurrente contra la
Resolución N° 279-2016-UNIA-CO; 3) Cumpla la UNIVERSIDAD NACIONAL INTERCULTURAL DE LA AMAZONÍA,
con renovar los actos administrativos nulos, imponiendo la sanción arreglada a ley, y declare INFUNDADA LA
DEMANDA; en atención a los siguientes fundamentos:

I. ANTECEDENTES
1.- Que, conforme fluye de los actuados, mediante escrito de fecha 28 de febrero de 2017, el actor interpuso
demanda Contencioso Administrativa, solicitando Tutela Jurisdiccional Efectiva frente a los actos arbitrarios
realizados en contra de sus derechos constitucionales, ello al dictarse un cese temporal arbitrario, dentro de un
procedimiento administrativo irregular, por la vulneración de los principios de 1) Libertad de acceso al trabajo, 2)
Legalidad (Procedimiento), 3) Debido Procedimiento Administrativo, 4) Debida motivación de resoluciones
administrativas, así como al amparo de lo dispuesto en la Ley 27444 del Procedimiento Administrativo General,
artículos 3.4; 5.4: 6.1 y 6.3, respecto de la validez de los actos administrativos, por lo que solicita su irrestricto
cumplimiento, para que se declare la nulidad de las resoluciones N° 137-2016-UNIA-CO, N° 279-2016-UNIA-
CO y N° 368-2016-UNIA-CO, y consecuentemente nulas y sin efecto legal, por cuanto su ejecución transgrede
principios y normas del ordenamiento jurídico, disponiendo su inmediata reincorporación a su centro de labores.
Como petición accesoria, solicita que se le pague sus remuneraciones dejadas de percibir desde la suspensión
indebida, con expresa condena de costas y costos, hasta su ejecución.

2.- Que, mediante Resolución Nº 06, que contiene la sentencia de fecha 01 de julio del año 2019, el Segundo Mixto
de Yarinacocha, Falla declarando falla declarando Fundada en Parte la demanda de folios 74 a 87 y subsanada
a folios 109 a 110, interpuesta por Harold Abraham Choquetico Apaza contra la Comisión Organizadora de la
Universidad Intercultural de la Amazonía, sobre acción contencioso administrativo, en consecuencia ordena
declárense nulos los siguientes actos administrativos:1) La Resolución N° 279-2016-UNIA-CO, de fecha 09 de
setiembre del 2016, que impone la sanción de 09 meses de cese temporal, sin goce de remuneraciones para el
recurrente; 2) La Resolución N° 368-2016-UNIA-CO, de fecha 22 de noviembre del 2016, que declara
improcedente el recurso de apelación presentado por el recurrente contra la resolución N° 279-2016-UNIA-CO.
Infundada en el extremo que solicita la nulidad de la Resolución N° 137-2018-UNIA-CO, y en el extremo que
solicita el pago de remuneraciones dejadas de percibir. Cumpla LA UNIVERSIDAD NACIONAL
INTERCULTURAL DE LA AMAZONÍA, con renovar los actos administrativos nulos, imponiendo la sanción
arreglada a ley.
3.- A través de la sentencia de vista contenida en la Resolución Nº 04 su fecha 07 de septiembre de 2020, la Sala
Especializada Civil y Afines de la Corte superior de Justicia de Ucayali, CONFIRMARON la Resolución Nº 06 de
fecha 01 de julio de 2019, corrientes de fojas 139 al 146, en el extremo que declara fundada en parte la
demanda contenciosa administrativa, interpuesta por Harold Abraham Choquetico Apaza, ordenándose que
CUMPLA la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía, con renovar los actos administrativos nulos,
imponiendo la sanción arreglada a ley y devolver los actuados al juzgado de origen.
4.- Que, la sentencia de vista materia de casación contiene el criterio siguiente: “El artículo 43° del Reglamento del
Control de Asistencia y permanencia del personal docente de la Universidad Nacional Intercultural de la
Amazonía, aprobado con fecha 31 de diciembre del año 2008, con Resolución Comisión Organizadora N° 363-
2008-UNIA-CO, señala: Licencia es la autorización para no asistir al centro de trabajo uno o más días. El uso
del derecho de licencia se inicia a petición de parte y está condicionado a la conformidad institucional. La
licencia se formaliza mediante resolución, por dos o más días la otorga la Comisión Organizadora. El artículo
46.B.B2., del indicado Reglamento menciona: por capacitación no oficializada se concede a los docentes
licencia sin goce de haber. Y en el numeral “b” del artículo 54 del mismo Reglamento se indica: La licencia
deberá ser solicitada por escrito con diez días hábiles de anticipación antes del uso del mismo.
Aunado a ello, el artículo 16 de la Directiva N° 001-2009-UNIA-VPAC, aprobado en fecha 30 de abril del año
2009, con Resolución Comisión Organizadora N° 116-2009-UNIA-CO, prescribe: La licencia será formalizada
mediante resolución de Comisión Organizadora con goce o sin goce de haber y en su artículo 17 indica: por
capacitación no oficializada corresponde licencia sin goce de haber”

II. CAUSALES EN LAS QUE SE BASA EL PRESENTE RECURSO


Artículo 386º del Código Procesal Civil:
1. infracción normativa que incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada;
1.1. LA DEBIDA MOTIVACIÓN DE LAS RESOLICIONES JUDICIALES; NUMERAL 5) ARTÍCULO 139° DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
a) La resolución en cuestión a través del fundamento 3.7 señala, que: “Ahora corresponde determinar si emitir
opinión favorable sobre la solicitud de licencia sin goce de haber desde el 01 de junio del año 2015,
presentado por Lilian Zevallos Solís en fecha 25 de mayo de 2015, sin tomar en cuenta el reglamento de la
asistencia a la Universidad, que exige presentar licencia sin goce de haber con 10 días de anticipación;
amerita imponer sanción de 09 meses de cese temporal sin goce de remuneración”.

Posteriormente, en el fundamento 3.10 se consigna: “Si esto es así, primero que nada, la licencia sin goce
de haber desde el primer día útil del mes de junio hasta el último día del mes de diciembre del año 2015,
solicitada por Lilian Carola Zevallos Solís, no ha sido resuelto por el demandante Harold Abraham
Choquetico Apaza, ya que correspondía conceder o no, la licencia solicitada, a la Comisión Organizadora
de la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonía, conforme se indica en los artículos
precedentemente señalados, en el Reglamento de Control de Asistencia y Permanencia de Personal
Docente y en la Directiva N° 001-2009-UNIA-CO-VPAC; entonces en este caso concreto, correspondía
verificar a la Comisión Organizadora, si la licencia sin goce de haber presentada por Lilian Carola Zevallos
Solís, estaba o no, con diez días hábiles de anticipación antes del uso del mismo; ya que la opinión que
habría realizado el demandante de ninguna manera obligaba a la Comisión Organizadora de otorgarle
automáticamente la licencia sin goce de haber a la servidora Lilian Carola Zevallos Solís; de modo que, de
ninguna manera ameritaba imponer sanción de 09 meses de cese temporal sin goce de remuneración,
conforme fundamenta el A quo en la sentencia recurrida; de tal manera que el agravio señalado por la parte
demandada no tiene asidero legal, por tanto, corresponde confirmar la sentencia recurrida, en el extremo
apelado1”.

Como podemos apreciar, la sentencia de vista, como fundamento de su decisión, nos remite a la sentencia
emitida por el A quo, sin hacer mayor análisis ni fundamentación fáctica ni jurídica, por lo que corresponde
analizar cuál es el fundamento del A quo, con respecto al asunto controvertido, y así tenemos que la
sentencia de primera instancia, contenida en la Resolución número 06, de fecha primero de julio de 2019,
en el NOVENO fundamento, menciona: “Asimismo se tiene que la interposición de la sanción de los 9
meses sin goce de remuneración fue un acto excesivo, ya que el obrar del recurrente que es de no haber
observado el plazo señalado en el Control de Asistencia y Permanencia del Personal Docente emitiendo
opinión favorable; el mismo que de ninguna manera constituye una causal para el cese temporal ya que no
se encuentra en ninguno de los supuesto señalados en el artículo 94° de la Ley 30220; ya que no se causó
un perjuicio a la Universidad y a los alumnos, estando a que la licencia para la profesora era sin goce, y
que la profesora contratada para suplir a Zevallos Solís, se encontraba laborando no perjudicando a los
alumnos clases por ello; así mismo se tiene no ha realizado actividades ajenas al cumplimiento de sus
funciones, no abandonó injustificadamente su centro laboral, no ha incurrido en una falta habiendo sido
sancionado en dos ocasiones con suspensión, ya que conforme se tiene de la propia resolución impugnada
1
El resaltado es nuestro
la demandada refiere que el demandante tiene una sanción de cese temporal, y teniendo en cuenta para la
aplicación de cese temporal se debe tener 2 sanciones con suspensión, lo que en el presente caso no ha
existido, teniendo el demandante solo una sanción por cese temporal más no por suspensión; por lo tanto
se tiene que la emisión de la resolución administrativa donde se sanciona al demandante con cese
temporal por espacio de 9 meses sin goce, ha contravenido lo señalado por la Ley 30220, por lo que
corresponde declarar su nulidad. Por lo tanto, al declarar la nulidad de la mencionada resolución,
corresponde declarar la nulidad de los actos posteriores que se originaron a raíz de la resolución N° 279-
2016-UNIA-CO; por lo tanto, corresponde declarar la nulidad de la Resolución N° 368-2016- UNIA-CO2”.

Al respecto, tenemos que en abundante jurisprudencia vinculante se establece que las resoluciones
judiciales deben estar debidamente motivadas, y nos dan una definición de lo que debemos entender por
ello, y así tenemos que en la Sentencia del Tribunal Constitucional EXP. N.º 0896-2009-PHC/TC, se ha
dejado establecido el siguiente criterio:

“El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de
los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del
caso. Sin embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una resolución judicial
constituye automáticamente una violación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales.

Así, en el Exp. N.º 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singular de los magistrados Gonzales Ojeda y Alva
Orlandini (Exp. N.º 1744-2005-PA/TC), se ha precisado que el contenido constitucionalmente garantizado
de este derecho queda delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos:

a. Inexistencia de motivación o motivación aparente. Está fuera de toda duda que se viola el derecho a
una decisión debidamente motivada cuando la motivación es inexistente o cuando la misma es solo
aparente, en el sentido de que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que no
responde a las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta dar un cumplimiento formal al
mandato, amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.

b. Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación interna del razonamiento
[defectos internos de la motivación] se presenta en una doble dimensión; por un lado, cuando existe
invalidez de una inferencia a partir de las premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y,
por otro lado, cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un discurso
absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la
decisión. Se trata, en ambos casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación mediante
el control de los argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la
perspectiva de su corrección lógica o desde su coherencia narrativa.

2
Copiado en forma literal de la sentencia emitida por el A quo
c. Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas . El control de la motivación
también puede autorizar la actuación del juez constitucional cuando las premisas de las que parte el Juez
no han sido confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica. Esto ocurre por lo general
en los casos difíciles, como los identifica Dworkin, es decir, en aquellos casos donde suele presentarse
problemas de pruebas o de interpretación de disposiciones normativas. La motivación se presenta en este
caso como una garantía para validar las premisas de las que parte el Juez o el Tribunal en sus decisiones.
Si un Juez, al fundamentar su decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha llegado a la
conclusión de que el daño ha sido causado por equis, pero no ha dado razones sobre la vinculación del
hecho con la participación de equis en tal supuesto, entonces estaremos ante una carencia de justificación
de la premisa fáctica y, en consecuencia, la aparente corrección formal del razonamiento y de la decisión
podrá ser enjuiciada por el juez [constitucional] por una deficiencia en la justificación externa del
razonamiento del juez.

Hay que precisar, en este punto y en línea de principio, que el hábeas corpus no puede reemplazar la
actuación del juez ordinario en la valoración de los medios de prueba, actividad que le corresponde de
modo exclusivo a éste, sino de controlar el razonamiento o la carencia de argumentos constitucionales;
bien para respaldar el valor probatorio que se le confiere a determinados hechos; bien tratándose de
problemas de interpretación, para respaldar las razones jurídicas que sustentan determinada comprensión
del derecho aplicable al caso. Si el control de la motivación interna permite identificar la falta de corrección
lógica en la argumentación del juez, el control en la justificación de las premisas posibilita identificar las
razones que sustentan las premisas en las que ha basado su argumento. El control de la justificación
externa del razonamiento resulta fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión judicial
en el Estado democrático, porque obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación de su decisión y a
no dejarse persuadir por la simple lógica formal.

d. La motivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de motivación exigible atendiendo a las


razones de hecho o de derecho indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si
bien, como ha establecido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, no se trata de dar respuestas a cada
una de las pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos generales, sólo resultará
relevante desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de argumentos o la “insuficiencia” de
fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está decidiendo.

e. La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida motivación de las resoluciones


obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan modificación o
alteración del debate procesal (incongruencia activa). Desde luego, no cualquier nivel en que se produzca
tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de su control. El incumplimiento total de dicha
obligación, es decir, el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate
judicial generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho
a la motivación de la sentencia (incongruencia omisiva). Y es que, partiendo de una concepción
democratizadora del proceso como la que se expresa en nuestro texto fundamental (artículo 139º, incisos 3
y 5), resulta un imperativo constitucional que los justiciables obtengan de los órganos judiciales una
respuesta razonada, motivada y congruente de las pretensiones efectuadas; pues precisamente el principio
de congruencia procesal exige que el juez, al momento de pronunciarse sobre una causa determinada, no
omita, altere o se exceda en las peticiones ante él formuladas.

f. Motivaciones cualificadas. Conforme lo ha destacado este Tribunal, resulta indispensable una especial
justificación para el caso de decisiones de rechazo de la demanda, o cuando, como producto de la decisión
jurisdiccional, se afecta un derecho fundamental como el de la libertad. En estos casos, la motivación de la
sentencia opera como un doble mandato, referido tanto al propio derecho a la justificación de la decisión
como también al derecho que está siendo objeto de restricción por parte del Juez o Tribunal”.

Como podemos apreciar en la resolución recurrida, no se ha realizado una debida motivación, de las
razones que justifican el sentido del fallo del A quem, así como del A quo, limitándose a mencionar que la
sanción impuesta resulta ser excesiva.

LA INAPLICACIÓN DE LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

Por otra parte, no se ha tenido en cuenta lo dispuesto por el artículo 91° de la Ley 30057, así como las
Resoluciones emitidas por los órganos resolutores que han sentado jurisprudencia al respecto, por lo que a
estos efectos conviene reproducir lo que establece el referido artículo 91° de la Ley del Servicio Civil:
“Los actos de la Administración Pública que imponga sanciones disciplinarias deben estar debidamente
motivadas de modo expreso y claro, identificando la relación entre los hechos y las faltas, y los criterios para
la determinación de la sanción establecidos en la presente Ley.
La sanción corresponde a la magnitud de las faltas, según su menor o mayor gravedad. Su aplicación no es
necesariamente correlativa ni automática. En cada caso la entidad pública debe contemplar no sólo la
naturaleza de la infracción sino también los antecedentes del servidor.
(…)”.

Como es sabido, nuestro ordenamiento regula actualmente un régimen jurídico de derecho disciplinario que
se encuentra contenido en Ley 30057, Ley del Servicio Civil (LSC), así como en el Decreto Supremo 040-
2014-PCM, Reglamento General de la Ley del Servicio Civil (RLSC) y demás disposiciones jurídicas
conexas, mediante las que se desarrolla el actual régimen jurídico del personal al servicio de la
administración, bajo criterios de unidad y exclusividad.

En este punto, el legislador determina, siempre dentro de la aplicación del derecho disciplinario, la necesidad
de desarrollar los lineamientos aplicables al procedimiento disciplinario que, como es conocido, se erige en el
instrumento objetivo por el cual la administración pública, en calidad de empleadora, canaliza sus potestades
disciplinarias.
Ahora bien, pese a contarse con dicha regulación jurídica, no resulta del todo claro cómo es que se debe
proceder a la graduación de las sanciones a imponerse en el curso de dichas potestades disciplinarias,
desarrolladas en el artículo 91° de la LSC. Con este propósito nos abocamos a ofrecer algunos alcances
sobre una adecuada forma de proceder.

II. ¿Cómo debe utilizarse la figura de la graduación de la sanción disciplinaria?


A través del artículo 91° de la LSC podemos verificar que el legislador ha recogido la figura de la graduación
de la sanción disciplinaria, y ha incluido en estas importantes exigencias de carácter sustantivo que deben
verse satisfechas a efectos de asegurar un adecuado procedimiento disciplinario. Cabe, entonces, reparar en
la adecuada utilización de dichas exigencias a las cuales nos abocamos en los puntos siguientes:

2.1. Primera exigencia: la motivación administrativa


La primera descansa en la necesidad de producir una adecuada motivación administrativa. En este sentido,
este artículo 91° resalta la necesidad de dar razones justificativas en cuanto respecta a la aplicación de
las sanciones («los actos de la Administración Pública que impongan sanciones disciplinarias deben estar
debidamente motivados de modo expreso y claro […]»), pues estas inciden gravosamente, sobre el derecho
al mantenimiento en la función pública.

De esta manera se encuentran proscritas fórmulas jurídicas ambiguas o que dan por ciertos hechos a partir
de conjeturas, siendo necesario que deba existir consonancia entre los eventos-origen de la falta disciplinaria
y la sanción proyectada sobre el personal al servicio de la administración («[…] identificando la relación entre
los hechos y las faltas […]»). Sumando a lo sostenido, la prosecución de las demás líneas básicas («[…] y
los criterios para la determinación de la sanción establecidos en la presente ley») asentadas en la LSC.
Teniendo presente lo señalado, la motivación debe constituirse en un ejercicio de esfuerzo del intelecto para
ayudar a formar la decisión disciplinaria lo que obliga a descartar meros argumentos subjuntivos.

2.2. Segunda exigencia: adecuada utilización del principio de proporcionalidad


En el párrafo segundo del artículo 91° descansa la plena exigibilidad del principio de proporcionalidad
(«la sanción corresponde a la magnitud de las faltas, según su menor o mayor gravedad […]»), lo que si bien
vuelve a reiterar el espacio de carácter discrecional que se deposita en la evaluación de los conceptos
jurídicos indeterminados de la magnitud de las faltas y de la gravedad hace necesaria una verdadera
operación de razonabilidad y proporcionalidad como lo reclama el Tribunal Constitucional:

“Al respecto, este Colegiado considera que el establecimiento de disposiciones sancionatorias, tanto por
entidades públicas como privadas, no puede circunscribirse a una mera aplicación mecánica de las normas,
sino que se debe efectuar una apreciación razonable de los hechos en cada caso concreto, tomando en
cuenta los antecedentes personales y las circunstancias que llevaron a cometer la falta. El resultado de esta
valoración llevará a adoptar una decisión razonable y proporcional.
(…) A su vez, el principio de razonabilidad conduce a una valoración respecto del resultado del
razonamiento del juzgador expresado en su decisión, mientras que el procedimiento para llegar a este
resultado sería la aplicación del principio de proporcionalidad.
(…) En este sentido, el análisis de la razonabilidad de una medida implica determinar si se ha dado:
a. La elección adecuada de las normas aplicables al caso y su correcta interpretación, tomando en cuenta
no sólo una ley particular, sino el ordenamiento jurídico en su conjunto.
b. La comprensión objetiva y razonable de los hechos que rodean al caso, que implica no sólo una
contemplación en «abstracto» de los hechos, sino su observación en directa relación con sus protagonistas,
pues sólo así un «hecho» resultará menos o más tolerable, confrontándolo con los «antecedentes del
servidor», como ordena la ley en este caso.
c. Una vez establecida la necesidad de la medida de sanción, porque así lo ordena la ley correctamente
interpretada con relación a los hechos del caso que han sido conocidos y valorados en su integridad,
entonces el tercer elemento a tener en cuenta es que la medida adoptada sea la más idónea y de menor
afectación posible a los derechos de los implicados en el caso.

2.3. Tercera exigencia: tener en cuenta que no hay necesidad de seguir un orden de prelación en la
aplicación de sanciones disciplinarias
La misma parte del artículo 91° de la LSC establece que no hay que seguir un necesario orden o prelación al
momento de emplear las sanciones («[…] su aplicación no es necesariamente correlativa ni automática
[…]»), lo que no constituye el quiebre del principio de proporcionalidad por estarle permitido al legislador
optar por dicha fórmula de protección del interés público que se encuentra involucrado en las infracciones
disciplinarias. Sin embargo, para efectos de no caer en una inconstitucionalidad del caso concreto mediante
control difuso judicial, debe guardarse la necesaria consonancia entre el proceder público disciplinario y los
incisos a) al i) del artículo 87°.

Ahora bien, el que no se siga siempre un correlativo o automático orden en las sanciones no constituye una
autorización para que la autoridad disciplinaria opere arbitrariamente. Aquí se necesita un claro ejercicio de
la racionalidad de la potencial sanción a asumirse de modo que se entienda que con ella se otorgará una
adecuada respuesta a la conducta infractora.

A su vez, cabe exigir cabalmente que la organización jurídico-pública que tramita el procedimiento
disciplinario opere razonable y proporcionalmente, ya que esta exigencia no puede utilizarse sino sopesando
las demás. Bien podríamos sostener, en este extremo de nuestro análisis, que ella no opera sino en la
medida en que se ha procedido a hacer el cabal escrutinio de las exigencias restantes para que la
administración pública empleadora no caiga en arbitrariedad.

2.4. Cuarta exigencia: previo y cuidadoso análisis de los antecedentes del servidor civil
Un aspecto que debe contemplarse para un adecuado manejo de las potestades disciplinarias es que las
autoridades del procedimiento se encuentran en obligación de analizar el desempeño del personal como
criterio de valoración de la conducta calificada como infracción («[…] En cada caso la entidad pública debe
contemplar no sólo la naturaleza de la infracción sino también los antecedentes del servidor […]») a los que
se acompaña los criterios regulados en los ya invocados incisos a) al i) del artículo 87°.

Entonces, del concepto jurídico indeterminado, ligado a los antecedentes del servidor, se extrae la necesidad
de valorar la presunción de inocencia, así como la necesidad de la razonabilidad de la decisión disciplinaria,
de modo tal que los comportamientos previos, constitutivos en su momento de faltas disciplinarias, abonen
en la determinación de la potestad disciplinaria.

Es por lo antes mencionado que la sentencia de primera instancia, así como la sentencia de vista se han
apartado de estos precedentes y administrando justicia han aplicado un criterio que no tiene sustento fáctico
ni jurídico.

POR TANTO:

Solicito al Superior Colegiado proveer conforme corresponda.

Pucallpa, 16 de octubre de 2020

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