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Su objeto de estudio es análisis de los sistemas cognitivos, o sea trata de entender los
procesos psicológicos con los que los sujetos establecen sus interacciones, tales como la
percepción, atención, memoria, argumento entre otros.
4. Motivación. Con todo esto, todavía no haremos nada a menos que estemos
motivados a imitar; es decir, a menos que tengamos buenas razones para hacerlo.
Bandura menciona un número de motivos:
Su objeto de estudio es comprender cómo se forma el vínculo afectivo entre las madres
y sus hijos es un concepto clave para entender cómo están estructuradas las relaciones
humanas durante la infancia.
Infancia y adolescencia: se forma desde las primeras experiencias infantiles con las
personas que nos cuidan y nos quieren. Nos da seguridad, confianza y nos hace ver la
vida con optimismo. En la adolescencia empieza la narración de lo que uno ha vivido,
sea esto bueno o malo.
Nada: En esta etapa sufre por la usencia de sus seres queridos como amigos y
familiares que los rodeaban y ahora ya no están.
Durante la década de 1970, la psicóloga Mary Ainsworth amplió aún más el trabajo
pionero de Bowlby en su ahora famoso estudio “Situación Extraña». El estudio incluyó
la observación de niños entre los 12 y 18 meses que respondieron a una situación en
la que se les dejó solos durante un tiempo breve y después se reencontraron con su
madre.
Los niños que están vinculados con seguridad generalmente se sienten molestos cuando
sus padres se van, y están felices cuando regresan. Cuando están asustados, estos niños
buscarán consuelo del padre o cuidador. Los niños con apego seguro aceptan con
facilidad el contacto de sus padres. Si bien estos niños pueden ser consolados hasta
cierto punto por otras personas en ausencia de un padre o cuidador, claramente prefieren
a los padres antes que a los extraños.
Apego Ambivalente
Los niños con apego ambivalente tienden a ser extremadamente sospechosos de los
extraños. Estos niños muestran una angustia considerable cuando están separados de su
padre o cuidador, pero no parecen tranquilizarse o consolarse a su vuelta. En algunos
casos, el niño puede rechazar pasivamente al padre rechazando su consuelo, o puede
mostrar abiertamente una agresión directa hacia este.
Apego Evitativo
Los niños con estilos de apego evitativo tienden a evitar a los padres y cuidadores. Esta
evitación a menudo se vuelve especialmente pronunciada después de un período de
ausencia. Estos niños no pueden rechazar la atención de un padre, pero tampoco buscan
su comodidad o contacto. Los niños con un apego evitativo no muestran ninguna
preferencia entre un padre y un completo extraño.