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Se trata del plan Ceibal en Uruguay, anunciado por el presidente Tabaré Vázquez en
diciembre del 2006, y del plan Conectar Igualdad (CI) inaugurado por la presidenta
Cristina Kirchner en Argentina en abril del 2010. Elegidos por el hecho de que constituyen,
una de las principales políticas de inclusión digital llevadas a cabo a escala nacional en
América Latina.
El Plan CEIBAL fue creado por Decreto Presidencial 144/007 del 18 de abril de 2007, un
año antes que la sanción de la Ley de Educación 18.437, y concebido en el marco del
Programa de Equidad para el Acceso a la Información Digital (PEAID). La meta principal
consistió en proporcionar un computador portátil a cada niño en edad escolar y a cada
maestro de la escuela pública, capacitar a los docentes en el uso de dicha herramienta y
promover la elaboración de propuestas educativas acordes con las mismas. A partir de 2011
se extiende a la enseñanza secundaria pública.
Por otro lado, en concordancia con la ley nacional de educación N°26.206 como punto de
inflexión en materia de inclusión digital, como ya se mencionó, en el año 2010 se crea
mediante el Decreto Nº 459/10 de la Presidenta de la Nación Cristina Fernández, el
Programa Conectar Igualdad (PCI).
Comparación:
En términos generales, los modelos promueven la inclusión digital, pero algunos de ellos
están en mayor medida orientados a nuevas experiencias pedagógicas mediante el uso de
las tecnologías, como el Plan Ceibal; en tanto, el PCI hace hincapié en el impacto en
diversos ámbitos: educativo, laboral, familiar. Se puede observar en los contenidos de la
notebook, que se localizan recursos para el estudiante, el docente y la familia.
A pesar de tener los mismos objetivos (lucha contra la brecha digital, revalorización de la
educación, integración social), esas iniciativas de inclusión digital no obtuvieron los
mismos resultados. El plan Ceibal uruguayo y el plan CI argentino aparecen como
auténticos éxitos políticos ya que mbos resistieron a los cambios electorales (cambio de
gobierno Vázquez-Mujica en Uruguay y alternancia Kirchner-Macri en Argentina) y se
institucionalizaron, al punto de ser considerados como un “programa estrella” en Uruguay y
una “política de Estado” en Argentina.
En el caso de Uruguay, la creación del Plan CEIBAL se realiza un año antes a la sanción de
la Ley del 2008 que incluye en su contenido el problema de la inclusión digital en la
educación. Cabe destacar que en el caso de Uruguay, esta política sectorial forma parte de
una orientación más global en términos de que es una estrategia para el desarrollo del
Gobierno Electrónico y la Sociedad de la Información que dio lugar a la creación de
diversos organismos además del CEIBAL.
Con respecto a las expectativas que han generado los programas, en el caso de Argentina la
llegada del programa significa un salto exponencial en los recursos disponibles para la
integración de tecnologías a las prácticas pedagógicas. En la primera etapa tuvo problemas
técnicos y logísticos y se han generado altas expectativas en los actores, que confiesan
haber desconfiado de su efectividad ante el primer anuncio de esta política pública. Como
particularidad se puede observar una tensión en la percepción de los propios estudiantes
frente a la recepción de la notebook, ya que algunos reconocen el PCI como un derecho y
otros lo identifican como una política asistencialista o un “premio”. No obstante, se
producen importantes consensos acerca del valor en términos de: acceso, igualdad de
oportunidades, justicia e inclusión social. Los docentes reclaman capacitación y tiempo
para integrar las tecnologías al aula, y al comienzo se transita una etapa de
experimentación. En el caso de Uruguay, se produjo una fuerte incorporación de
computadoras en todos los niveles del sistema educativo, lo que provocó altas expectativas
y respaldo social desde el inicio (cabe señalar que la educación media en Uruguay, desde
antes del Plan CEIBAL, ya contaba con “salas de informática” con disparidad de
equipamiento en los distintos centros educativos). Para los estudiantes y las familias, la
computadora fue ampliamente bienvenida por ser un bien propio y entregado de forma
“gratuita”. La política en los primeros años consistió en una capacitación masiva, varios
cientos de docentes en una sala con un capacitador. Luego se pasó a una formación en línea
con cursos autoasistidos y/o con un formador. Y luego, se fortaleció la “formación en
servicio”. En materia de estudios de evaluación, en el caso de Argentina, a los efectos de
esta comparación, se destaca un estudio con muestra al azar de 550 escuelas (2011) en el
que se efectúan encuestas a Directores, maestros y estudiantes. El 62% de los profesores
que recibieron computadora, participaron de alguna capacitación. En el caso de Uruguay, se
selecciona, dentro de múltiples estudios, uno que toma una muestra representativa a nivel
nacional de 200 escuelas urbanas y rurales (2009-2011) y forma parte del monitoreo anual.
En 2008 se inicia encuestas a niños en línea con la XO. Se informa la necesidad de
fortalecer el apoyo de las familias, mediante voluntariado, organizaciones estatales y otros,
para que se pueda realizar un mejor y mayor uso de la XO, implementar políticas que
articulen las capacidades generales en niños y adolescentes con oportunidades de formación
en inserción laboral, generar más instancias para que los niños puedan mostrar el uso
creativo que realizan del medio, los docentes sus logros e innovaciones, las comunidades
sus buenas prácticas y modalidades de apropiación. En cuanto al impacto en el uso de la
computadora, en el caso de Argentina, más de la mitad de los docentes no la usa en los
centros educativos, sólo el 10% en secundaria. En el caso de Uruguay, cerca del 80% de los
niños declara tener una frecuencia de uso semanal en clase de la XO y los maestros
declaran proponer actividades en el aula con la XO utilizándola en promedio 3,5 horas en la
semana. El 77% de los niños se conecta desde la escuela. El 62% de los docentes ha
declarado tener una frecuencia de uso semanal de la XO en el trabajo en clase (8% de los
maestros dicen utilizarla todos los días y el 54% algunas veces a la semana).. Entre ellos, 8
de cada 10 reconocen haber modificado su práctica de aula. Uno de los principales
impactos del uso de la computadora se produce en el sistema de evaluación en línea ya
tratado para el caso de Uruguay.
Conclusión
La hipótesis acerca del bajo rendimiento del PCI en cuanto a la transformación de las
prácticas educativas y cambios pedagógicos en comparación con el sistema CEIBAL, se
relaciona con la falta de participación de los actores de la educación (autoridades y
docentes) en el programa; la deficiente adecuación del tiempo entre la formación de los
docentes y la entrega de los dispositivos; la imposibilidad de pensar aún una nueva relación
pedagógica; y la crisis del sistema educativo en general que trasciende el problema
específico de la incorporación de tecnologías digitales. El aporte del PCI a la inclusión
social, parece ser desde “una base material” que es igual para todos, identificada como
equidad social, políticas de igualación a los recursos, igualación de oportunidades, sin
embargo no lo correlacionan con el mejoramiento de la calidad educativa y tampoco como
incentivo para mantener a los jóvenes en el sistema escolar.
Existe consenso en que no basta con proveer a las escuelas de equipos, computadoras o
servicios de WiFi; también son claves las habilidades para utilizar la información con fines
pedagógicos y para desarrollar capacidades de aprendizaje. Esto demanda una estrategia
orientada a cerrar la brecha entre la enorme cantidad de información que los jóvenes
reciben a través de las tecnologías digitales, y lo que es capaz de proveer la escuela y los
docentes.
Un informe del Banco Mundial y Unicef da cuenta de que el grado de asistencia de los
niños inidió en resultados de aprendizaje beneficiosos para el país de Uruguay, incluso se
demostró durante la pandemia
Pero aún hay en América Latina grandes brechas por cerrar en la educación. Se registran
bajos niveles de acceso a la enseñanza postsecundaria, y en la preescolar falta mucho para
alcanzar la cobertura universal. La calidad misma de la educación es otra gran deuda
pendiente.
Bibliografía: