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3) Anaximandro critica al arkhe de Tales ya que consideraba que el agua no puede ser el
principio debido a que ya es algo derivado; Anaximandro dirá que no puede ser nada
determinado porque es infinito y si alguno de los elementos fuera infinito sus contrarios
serían destruidos por él. Desde esta perspectiva la tentativa de Tales habría sido
completamente estéril. Dejando en manifiesto un ejemplo, como una “osadía” de
representar la tierra sin necesidad de un sostén material y regida por un equilibrio de
fuerzas.
La diferencia que se establece en relación a los dioses es que lo “divino” en Anaximandro
no nace pero tampoco muere. Es decir, esto infinito al que se refiere aparece como lo
divino, ya que es inmortal e indestructible, no refiriéndose exclusivamente a “algún dios”,
pero lo vincula “cómo”. En Homero y la tradición antigua atribuían a los dioses la
inmortalidad y el regir y gobernarlo todo; las deidades no morían, pero nacían. En
Anaximandro, vuelvo a repetir, el principio no admite un fin, pero tampoco un inicio.
4) Anaximandro pensaba que el mundo está constituido por contrarios que tienden a
predominar unos sobre otros. Dice que, como ese predominio es injusto, el tiempo actúa
como un juez que establece un límite a los contrarios y pone fin a la preponderancia de
uno sobre otro. La injusticia va más allá del simple problema de la alternancia en el
predominio que se establece entre los contrarios. El hecho mismo de existir como
contrarios sería de por sí injusto, ya que para cada uno de ellos el nacimiento implica
inmediatamente la contraposición a otro contrario. Puesto que el mundo nace de la
separación de los contrarios, el nacimiento del mundo sería entonces la primera injusticia,
que deberá ser expiada con la muerte (el fin) del mundo mismo, que, entonces, renace
según determinados ciclos de tiempo infinito. En este sentido, lo que nace del a-peiron
vuelve finalmente al a-peiron.
“No explica las generaciones por alteración del sustrato, sino por separación. En efecto, las
contrariedades están contenidas en el sustrato, que es un cuerpo infinito, y se separan,
dice Anaximandro, el primero que llamo principio al sustrato. Ahora bien, contrariedades
son: caliente-frío, seco-húmedo, etc.”
También podemos hablar de contrariedades por ejemplo cuando pasamos por momentos
de profunda tristeza, su contrariedad va a ser los momentos de felicidad; es ahí donde se
comprende la diferencia entre ellos y al conocer ambas podemos distinguirlas, al
vivenciarlas las identificamos como dos antagonismos.
5) Parecido al a-peiron que hablaba Anaximandro, para Anaxímenes fue el aire, asimismo
eterno e ilimitado, pero que no sólo abarca la totalidad, sino que además está
determinado.
Tal vez Anaxímenes vio en el aire el arkhe al observar que la respiración, en la que el aire
juega un papel fundamental, permite la vida al hombre; en efecto, el hombre vive
mientras respira. Pero Anaxímenes va más allá: el aire no sólo es responsable de la vida
humana, sino de todo cuanto existe, porque "así como nuestra alma, siendo aire, nos
mantiene unidos, así también el aliento y el aire circundan todo el Cosmos". Del aire se
formaron, pues, todo lo que existió, existe y existirá.
Pero, ¿cómo explicar el origen de sustancias tan sólidas como una roca o un pedazo de
hierro partiendo de algo tan etéreo como el aire? Es aquí cuando Anaxímenes demuestra,
que precisamos de dos conceptos concretos: condensación y rarefacción. Si bien al aire
es, por definición, invisible, puede dejar de serlo si se difumina y rarifica, y entonces se
convierte en fuego, o bien puede sufrir un proceso gradual de condensación, con lo cual se
obtiene a partir de él viento, nubes, agua y tierra, así como piedra cuando termina
completamente condensado.
Este procedimiento tiene sentido porque si el aire se dilata se vuelve más cálido
(transformándose, pues, en fuego), pero si se condensa se enfría y, por ello, dispone de
cierta propensión a convertirse en una sustancia sólida.
Para Anaxímenes el aire es dios y, también, nuestra propia alma. Si el alma es el principio
de vida y movimiento (como se sostenía en las tierras de la Jonia) y el aire, como hemos
dicho al inicio, es a su vez principio de vida al permitir la respiración, entonces la
consecuencia es, lógicamente, que el alma es aire. Así, el aire todo es y todo abarca; toda
materia, toda alma.
En definitiva, éste representa la manifestación más rigurosa y más lógica del pensamiento
de la Escuela de Mileto, porque con el proceso de condensación y enrarecimiento se
introduce la causa dinámica de la que Tales aún no había hablado y que Anaximandro
había determinado apelando exclusivamente a concepciones órficas. Como así también, se
da un pleno acuerdo con el significado de la physis.
Guía de Trabajo Nº I
Bibliografía:
Reale, G. y Antiseri, D.(1983) Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Barcelona: Herder.
Tomo I. 2° Parte. Cap.II.