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Lengua

Esa facultad humana de comunicarse, presenta manifestaciones diversas según los distintos grupos humanos que
existen. Cada una de las manifestaciones es una lengua.
La lengua es el código que sirve para comunicarse dentro de cada comunidad humana. El código es un conjunto
sistematizado de signos y las reglas para su empleo. El código es lo que permite al emisor elaborar un mensaje y al
receptor, interpretarlo. No hay comunicación si el receptor no conoce el código que usa el emisor.
En la actualidad hay más de 3.000 lenguas en el mundo. Las lenguas más habladas son el chino, el inglés, el ruso
y el español.
En España existen cuatro lenguas: castellano (lengua oficial y nacional), catalán, gallego y vasco.»

Habla

El habla es la utilización que cada uno de los hablantes hace de su lengua. Se trata, por tanto, de un acto concreto
e individual.
Las lenguas, por el contrario (y los dialectos), son fenómenos sociales y generales, colectivos, propios de los
grupos que los utilizan.
Cuando hay ciertas características comunes en un lugar concreto (pueblo, valle...), sin llegar a la categoría de
dialecto, se las considera hablas locales.
En el habla de cada uno influyen, como es lógico, factores sociales, culturales, geográficos, etc., lo que da lugar a
los diversos niveles y registros de hablas.
Ciertos “tonillos” especiales, ciertas muletillas, algunas palabras

Dialecto

Los dialectos son las variantes o modalidades regionales de una lengua. Tales variantes no afectan a la unidad del
sistema.
El andaluz o el canario son dialectos del castellano.
El mismo castellano, catalán, francés, italiano, gallego, portugués, etc., son, a su vez, dialectos del latín.
El astur-leonés y el navarro-aragonés son también dialectos del latín, aunque de características especiales.
Podemos, pues, decir, en síntesis, lo siguiente:
§ Lengua: modalidades nacionales
§ Dialecto: modalidades regionales
§ Habla: modalidades individuales

Desde otro punto de vista, lo podemos expresar así:

Término Definición Extensión


lenguaje Facultad humana para comunicarse Todos los hombres

lengua Sistema determinado de signos Comunitaria: nación-


(dialecto) (código) pueblo
habla Empleo concreto de una lengua Individual

[Alonso Marcos, A.: Glosario de la terminología gramatical. Unificada por el Ministerio de Educación y Ciencia.
Madrid: Magisterio Español, 1986, p. 26-27]

Las variedades diatópicas o dialectos están determinadas por la historia de un territorio. Son las realizaciones que
una lengua adopta en las distintas zonas, de este modo, todas las modalidades regionales son variedades diatópicas.

VARIEDADES DIATÓPICAS O DIALECTOS DEL CASTELLANO

1. Variedades del castellano en zonas bilingües.

En las Comunidades Autónomas bilingües el castellano ha adoptado realizaciones particulares.

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El catalán ha contagiado algunos de sus rasgos al castellano: la articulación palatal del fonema /l/; la
pronunciación fuerte de las consonantes al final de la palabra: verdat; o la preferencia por el uso del diminutivo -ete,-
eta.
Entre los rasgos más destacados del castellano en la Comunidad Valenciana figura el traslado del género de
términos valencianos a sus homólogos castellanos: la zapato¸o la distinción entre b (bilabial) y v (labiodental).
La influencia del gallego en el castellano se deja sentir en rasgos como el cierre de las vocales e,o, cuya
pronunciación se aproxima a la de i,u; en el uso exclusivo del pretérito perfecto simple: Estuve hoy allí, por He
estado hoy allí; o en la predilección por el diminutivo –iño, -iña.
El vasco o euskera condiciona muchos aspectos del castellano de la zona: cambios en el orden sintáctico;
alteraciones en el género de los sustantivos; o el uso de la conjunción si con el verbo en condicional: Si tendría el
coche, te llevaría.

2. Variedades del castellano en contacto con el astur-leonés y el navarro-aragonés

El castellano ha recibido también la influencia de las antiguas lengua astur-leonesa y navarro-aragonesa, de las
que hoy quedan restos en algunas hablas rurales.
La influencia del astur-leonés se extiende por Asturias, centro y oeste de Santander, norte y oeste de León y
oeste de Zamora. De ella deriva en el castellano de estas zonas la colocación enclítica de los pronombres: pregúntote,
o la preferencia por los diminutivos –in,-ina.
El dominio del navarro-aragonés se extiende por los valles del Pirineo Aragonés. Su influencia en el castellano
se observa en la conservación de p, t, c, en palabras con b, d, g: capeza, ayutar, lacuna, de la f-inicial latina: fambre; y
en el uso del diminutivo –ico, icas.

3. Variedades castellanas septentrionales

Corresponden a la zona de origen y primera expansión del castellano: Santander, Palencia, Burgos, Logroño,
Valladolid, Soria, Ávila, Segovia, Madrid Toledo y Cuenca, donde la lengua presenta rasgos comunes:
o Diferencia fónica entre s y z.
o Generalización del leísmo y presencia bastante frecuente del laísmo.
o Distinción en el uso del pretérito perfecto simple y del pretérito perfecto compuesto.
o Preferencia por el diminutivo –ito, ita.
o En algunas zonas, pronunciación interdental de la primera consonante del grupo ct: pazto; y de la d final de
palabra: Madriz

4. Variedades castellanas meridionales

Corresponden a la zona de segunda expansión de Castilla, donde la resolución de la lengua fue diferente.
a. Hablas andaluzas
El área de dominio del andaluz reúne un conjunto de hablas muy variadas, con una serie de rasgos comunes:

1. Rasgos totalmente aceptados e, incluso, con cierta difusión en el español general:

 Yeísmo: Consiste en la pronunciación de "ll" como "y": /aniyo/ por /anillo/.


 Relajación y pérdida de -d- intervocálica: /sentao/ por /sentado/.

2. Rasgos aceptados por la norma culta andaluza:

 Seseo: Pronunciación de la "c" ("z") como "s": /sapato/ por /zapato/.


 Aspiración de la "j" (o "g"): /empuhón/ por /empujón/.
 Aspiración y/o pérdida de la -s en posición final de sílaba: /mih amigo/ por /mis amigos/.
 Reducción y asimilación de grupos consonánticos: /prátticamente/ por /prácticamente/; /dinnamente/
por /dignamente/.
 Relajación y pérdida de determinadas consonantes finales: /papé/ por /papel/, /verdá/ por /verdad/.
 Abertura de vocales, especialmente la /e/. Este fenómeno está extendido en toda Andalucía Oriental y se
hace especialmente patente en las palabras que están en plural, compensando así la pérdida de la /-s/: /loh papele/
por /los papeles/.

3. Rasgos de valoración intermedia (extendidos coloquialmente, pero poco admitidos en niveles cultos y formales):

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 Ceceo: pronunciación de la "s" como "z": /aciento/ por /asiento/. En algunos casos, el ceceo se convierte
en "heheo", cuando la -s- intervocálica se aspira: /nohotro/ por /nosotros/. Este fenómeno tiene una consideración
muy baja entre hablantes cultos.
 Neutralización de r/l en posición final de sílaba: /mi arma/ por /mi alma/.
 Reducciones del tipo /mu/ (/muy/), /pa/ (/para/), /ca/ (/casa/).
 Pronunciación africada de la "ch": /mushasho/ por /muchacho/).

Como ya hemos resaltado, no en toda Andalucía se habla de la misma forma, por lo que la mayoría de estos
rasgos están presentes en unas zonas y en otras no. Así, por ejemplo, mientras el ceceo está muy extendido en gran
parte de las provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz y Málaga, en Córdoba, Jaén, Granada y Almería es casi absoluto el
predominio del seseo. Del mismo modo, la aspiración de la "j" o la pronunciación africada de la "ch" son fenómenos
exclusivos de Andalucía Occidental, y desconocidos en la Oriental.

Morfosintácticamente, el andaluz apenas se diferencia del castellano. No puede hablarse de una "gramática
andaluza", aunque a veces encontremos peculiaridades llamativas, como el género común en algunos sustantivos (el
calor / la calor) que únicamente tienen un género en español (el calor). Solo podemos constatar un rasgo exclusivamente
andaluz:

 Sustitución del pronombre "vosotros" por "ustedes" (que pierde el valor de tratamiento de respeto):
"Ustedes tenéis la palabra" en lugar de "Vosotros tenéis la palabra".
Así, cuando el hablante andaluz dice "¿Ustedes queréis?", conjuga el verbo en 2ª persona del plural (en español se
usa la 3ª: "¿Ustedes quieren?"). En estos casos, el pronombre "ustedes" pierde el valor de tratamiento de respeto que tiene
en singular y que, en otras zonas de España, mantiene también en plural.
Esta peculiaridad provoca inestabilidad en la modalidad lingüística andaluza cuando el verbo se conjuga con
pronombre, pues a la forma "ustedes" puede acompañar tanto "os" como "se" (según las zonas):

ESPAÑOL ANDALUZ
tú te quedas tú te quedas
usted se queda usted se queda
vosotro
os quedáis ustedes os/se quedáis
s
ustedes se quedan

Tampoco podemos afirmar que el andaluz posea un léxico propio, distinto del castellano. Sí que se
dan peculiaridades en el uso de ciertas palabras, que en otros sitios no se conocen, pero ese es un fenómeno que puede
comprobarse en el momento en que estudiemos el léxico de cualquier ámbito de uso de la lengua española.
El español es una lengua riquísima en cuanto a vocabulario y son muchísimas las palabras que se usan en unas
zonas y no en otras, o se encuentran pero con diferente significado.
Como rasgo general, podemos encontrar en Andalucía, por razones históricas obvias, una mayor pervivencia de
arabismos quizás ya desconocidos en otras zonas: "alcaucil", "algofifa"...

Actividad de lectura

Fíjate en el texto que te presentamos a continuación:

Ese mushasho no tiene arreglo. Como no varíe... Bueno, y eso que en loh últimoh año ha variao un poquiyo,
pa mejó, dehde luego, pero sigue siendo un elemento.
Me acuerdo de cuando era niño y se pasaba to er día por ahí, casando gañafote, que eh como le disen en su
pueblo a loh saltamonte y yegaba to yeno de barro. Uhtede diréi que soy una exaherá, pero eso eh porque no lo conocéi
bien, como lo conocco yo.
De verdá, er shavá nesesita a arguien que lo guíe un poco, porque lo veo mu perdío.

Como se trata de un texto oral, hemos hecho una aproximación a su transcripción fonética, para que puedas
señalar algunos rasgos de la modalidad lingüística andaluza presentes en él.

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En el apartado fonético-fonológico, podemos observar los siguientes rasgos:

Yeísmo: "poquiyo" (poquillo)


Pérdida de la -d- intervocálica: "variao" (variado), "to" (todo), "exaherá" (exagerada).
Seseo: "casando" (cazando), "nesesita" (necesita).
Aspiración del sonido "j": "exaherá" (exagerada).
Aspiración de la -s en posición final de sílaba: "loh últimoh" (los últimos) y también pérdida de este
mismo fonema: "gañafote" (gañafotes).
 Asimilación de grupos consonánticos: "conocco" (conozco).
 Pérdida de consonantes finales: "mejó" (mejor), "verdá" (verdad), "shavá" (chaval).
 Neutralización de r/l en posición final de sílaba: "er día" (el día), "er shavá" (el chaval).
 Reducción de "muy" a "mu": ("mu perdío").
 Pronunciación africada de la "ch": "mushasho" (muchacho); "shavá" (chaval).

En el apartado morfosintáctico, destaca el uso del pronombre personal "ustedes" sin valor de cortesía, es decir,
como sustituto de "vosotros": "Uhtede diréi" (ustedes diréis = vosotros diréis).

Por último, en el nivel léxico-semántico, podemos señalar la aparición de un localismo: "gañafote", con el
significado de "saltamontes", propio de determinadas localidades de la provincia de Huelva (por influencia del portugués
"gafanhoto").

b. Hablas de tránsito
Son modalidades que comparten rasgos del castellano meridional con los de otras variantes. Se sitúan en este
grupo las hablas extremeñas, con rasgos comunes con el andaluz y el leonés, las hablas murcianas, con
influencia del andaluz y del aragonés; y las hablas canarias, que comparten rasgos del andaluz y de los dialectos
del español de América

El castellano en América.

El castellano de América es, en lo esencial, la lengua que se habla en la Península. Obviamente, desde el punto
de vista de la norma peninsular, es una variedad. Y, por encima de su evidente diversidad geográfica (un mejicano no
habla igual que un argentino, un cubano no lo hace como un chileno), presenta una considerable unidad.
Esta unidad es visible en el plano fónico: el seseo ("pasiensia" por "paciencia"), la aspiración o desaparición de
la /s/ al final de sílaba o palabra ("boh.que" por "bosque"), el yeísmo ("caye" o, frecuentemente "ca e", con /y/ rehilante,
en lugar de "calle"), el trueque entre /r/ y /l/ al final de sílaba ("almario" por "armario"), la aspiración de la h- inicial
procedente de la latina ("jhablar" por "hablar") son fenómenos ampliamente extendidos en el castellano de América (y los
dos primeros absolutamente generales). La coincidencia de estos rasgos con los que presentan el andaluz y los dialectos
meridionales ha dado lugar a una larga polémica.
Unos lingüistas piensan que la evolución del castellano hablado en tierras americanas siguió las pautas ofrecidas
por el andaluz, en el cual los rasgos citados se documentan desde finales del siglo XV. Apoya esta tesis la participación
masiva de andaluces (que llegaron a un sesenta por ciento de los primeros expedicionarios) en la colonización de las
Antillas, donde su habla se convertiría en norma de la primera sociedad criolla y serviría como modelo del castellano
extendido a otros lugares del continente. La influencia, además, de Cádiz y Sevilla, que centralizaron durante siglos el
comercio y las relaciones con América, sería decisiva en la formación de hábitos lingüísticos de las sucesivas oleadas de
colonizadores.
Otros investigadores alegan que los rasgos fónicos citados ni son exclusivos de los dialectos meridionales (en
efecto, varios de ellos se encuentran en otras zonas de la Península) ni son lo uniformes que a veces se pretende; y
piensan que tales rasgos responden más bien a una tendencia de la lengua, con independencia del influjo andaluz, que sin
duda existió (por ejemplo en el seseo), pero no como causa única.
La primera de estas dos interpretaciones cuenta hoy con más partidarios, pero el problema, a falta de estudios
dialectológicos rigurosos, no está enteramente resuelto.
Rasgos gramaticales: el voseo
Además de los fónicos, ya citados, ciertos rasgos gramaticales dan un aspecto homogéneo al castellano de
América. Pueden citarse entre ellos los siguientes:
1. Gran rendimiento de los sufijos derivativos: diminutivos ("platita", "ahorita") y aumentativos ("amigazo")
sobre todo; con -o se forman sustantivos posverbales como "vuelto" ("vuelta") o "desespero" ("desesperación"), y el sufijo
-ada forma muchos nombres colectivos ("muchachada") o de acción ("conversada").
2. Escasísimo empleo del pretérito perfecto compuesto, en lugar del cual se usa el simple ("vine" por "he
venido"). El futuro suele sustituirse por perífrasis del tipo de "hemos de decir" o "vamos a ver".
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3. Adverbios y locuciones adverbiales característicos, como "recién" con el significado de "ahora mismo",
"apenas"; y "no más", con valor restrictivo o enfático.
4. Peculiar empleo de las preposiciones "a", "en", "por", "desde", "hasta" ("caer a la cama": "enfermar") y de
ciertas conjunciones, como "cada que" (con valor temporal) y "cosa que" (con valor final); frecuente uso de "pues"
consecutivo.
5. Frecuente anteposición del posesivo al nombre en función de vocativo ("mi hijo" por "hijo mío").
6. Frecuente adverbialización de adjetivos: "cantar lindo", "sírvete breve".
7. Uso etimológico de los pronombres personales átonos: el leísmo, el laísmo y el loísmo son prácticamente
desconocidos.

Pero el rasgo más característico de todos es el voseo, que consiste en la utilización de "vos" en lugar del
pronombre personal "tú".

El fenómeno tiene su origen en el castellano peninsular: hacia 1500 "tú" se usaba en España para indicar gran
familiaridad o dirigirse a inferiores, y en las demás circunstancias se empleaba "vos". Cuando se generalizó, como
fórmula de respeto y cortesía, "vuestra merced" (que luego dio "usted"), "tú" ganó terreno como tratamiento familiar y
"vos" fue cayendo en desuso. Pero en amplias zonas de América, durante los siglos XVI y XVII, fueron "tú" y "ti" las
formas desplazadas por "vos", que se hizo general para hablar a iguales o a inferiores: "vos sabés" ("tú sabes"), "a vos"
("a ti"), "de vos", ("de ti"), "con vos" ("contigo"). La forma átona "te", sin embargo, sobrevivió: "te quiere a vos",
"calláte". Con el "tú" se perdieron "os" (sustituido por "te") y el posesivo "vuestro" (reemplazado por "tuyo", "tu").
Al desaparecer "tú" se perdieron también las formas del verbo de segunda persona de singular y se usaron las de
segunda de plural, con la particularidad de que permanecieron en el castellano de América soluciones que el peninsular
desechó durante el XVI: "cantás", "tenés", "sos" (en lugar de "cantáis", "tenéis", "sois") o "andá", "poné", "vení" (del
imperativo). Para el plural, la segunda persona es, en todo el castellano de América, "ustedes", en vez de "vosotros", que
lleva el verbo en tercera persona ("ustedes cantan" y no "ustedes cantáis", como puede oírse en Andalucía).
El voseo es general en Argentina, Paraguay, Uruguay, América Central y el estado de Chiapas, en México; el uso
de "tú" es general en la mayor parte de México, Perú, Bolivia y las Antillas. En las demás zonas, los dos usos alternan. Se
trata, en fin, de un rasgo muy extendido (dos de cada tres hispanoamericanos lo emplean), si bien el "tú" parece, a la
mayor parte de hablantes, más culto.
La aportación de las lenguas indígenas al léxico castellano fue grande y obviamente lo fue más el hablado en la
propia América. El taíno o arahuaco, lengua de las Antillas -la primera que los descubridores oyeron, la que les sirvió
para denominar las primeras realidades nuevas con que se encontraban-; el náhuatl, la lengua más extendida del imperio
mejicano, y el quechua, la principal del imperio incaico, proporcionaron abundantes préstamos. También el guaraní,
hablado en las cuencas de los ríos que confluyen en el Plata, y, en menor medida, el caribe, el mapuche, el maya, el
chibcha...
Son, por ejemplo, de origen arahuco palabras como "canoa" (acaso la primera palabra precolombina introducida
en el castellano y desde él extendida a las lenguas modernas), "cacique", "tabaco", "batata", "caníbal", "sabana",
"hamaca", "maíz", "bohío", "yuca", "manigua", "areito", "macana"...; del náhuatl proceden "chocolate", "tomate",
"jícara", "chicle", "hule", "tiza", "cacao", "tamal", "milpa", "ocelote", "quetzal", "huipil"...; del quechua, "cóndor",
"alpaca", "vicuña", "carpa", "choclo", "pucho", "guaraca", "mate", "papa", "quena", "totora", "pampa", "soroche",
"payador"...; del guaraní, "tapir", "tapioca", "ñandú", "ananá", "mucama", "petunia"... Muchas de estas palabras se
hicieron generales en el castellano peninsular; otras se usaron y se usan exclusivamente en el de América, bien en toda su
extensión, bien --lo que es más frecuente-- en determinadas zonas: todas se integran en un patrimonio léxico común.
El castellano de América conserva abundantes palabras que fueron comunes en la Península en el siglo XV y más
tarde cayeron en desuso o cambiaron de significado. Pueden citarse entre tales arcaísmos los siguientes: "agonía"
("angustia"), "bravo" ("enojado"), "candela" ("fuego"), "catar" ("mirar"), "cuero" ("piel"), "frazada" ("manta"), "lindo"
("bonito"), "pollera" ("falda"), "prieto" ("oscuro"), "sobrar" ("burlarse de alguien"), etc.

1. LA LENGUA CATALANA (CATALÀ)

A. Situación actual. Resultado de la evolución del latín vulgar en el nordeste de la Península ibérica. Actualmente lo
hablan unos siete millones de personas. Es lengua cooficial en la Comunidad Autónoma de Cataluña, Valencia, e islas
Baleares; también lo es en Andorra. Se habla en las citadas comunidades autónomas y en la zona oriental de Aragón,
comarca francesa del Rosellón y en la ciudad de Alguer (Cerdeña).
B. Origen. El desarrollo del catalán es importante durante la Edad Media y el Renacimiento, con importantes textos
escritos. Experimenta un declive en los siglos XVII y XVIII, pero vuelve a renacer en el siglo XIX, gracias al apoyo
de la burguesía y de filólogos importantes.
C. Dialectos.
 Catalán occidental: el valenciano, zona oriental de Aragón, Lérida, Este de Tarragona, Andorra.
 Catalán oriental: catalán central, rosellonés, balear, alguerés
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 El valenciano y el balear, con sus modalidades propias, es el resultado de la implantación del catalán en la época de la
Reconquista. Sin embargo, tanto Valencia como Palma de Mallorca, importantes centros administrativos y culturales,
reafirman cada día más su personalidad lingüística frente a Cataluña.
D. Rasgos lingüísticos del catalán.
 Se da bastante unidad entre los grupos dialectales
 Una de las características más notable entre los dos grupos es la pronunciación de a y de e átonas: el occidental
diferencia ambos sonidos mientras que el oriental los confunde en uno solo.
 Frecuente pérdida de vocales en posición final. Palatalización de la l: lluna (luna)

2. LA LENGUA GALLEGA (GALEGO)

A. Situación actual. Lengua cooficial con el castellano en la Comunidad Autónoma Gallega Utilizado por unos dos
millones de personas. Se habla en La Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, franja occidental de Asturias, León y
Zamora.
B. Origen. Lengua románica resultado de la evolución del latín vulgar en el NO de la Península Ibérica. Unida al
portugués durante muchos siglos, su lírica alcanzó gran esplendor literario en la Edad Media. A partir del siglo XV
queda reducido a la zona geográfica de Galicia, al ámbito rural y al lenguaje hablado. En el siglo XIX resurge y ha
ido en evolución continua hasta nuestros días.
C. Dialectos. A pesar de las variedades locales, de no haber sido enseñado en la escuela y de las difíciles
comunicaciones, tiene mucha unidad. Se pueden distinguir cuatro zonas: oriental, central, suroccidental y
noroccidental. Una de las características, por ejemplo, que se han dado para distinguir los dialectos es la geada
(cambio de g por j) de la zona occidental; sin embargo, se da también en la oriental.
En la actualidad se está normalizando, la escritura sobre todo, para dar unidad a la enseñanza en la escuela y en las
publicaciones.
D. Rasgos lingüísticos del gallego.
 Tiene siete vocales
 conserva la f latina inicial: foia > del latín fovea (hoya)
 cl-, pl- y fl- palatalizan en ch: chover > del latín plorare (llorar)
 los diptongos ai y au se convierten en ei y ou: couto >cautum (coto)".

3. LA LENGUA VASCA (EUSKERA)

A. Situación actual. El euskera o vascuence es la lengua cooficial en la Comunidad Autónoma Vasca. Se habla en
Guipúzcoa, Vizcaya, Álava, Norte de Navarra, Soule, Labourde y Baja Navarra. Unos 700.000 hablantes se
comunican en esta antiquísima lengua.
B. Origen. Su origen es muy antiguo, más de 5000 años y es el único resto de lengua preindoeuropea que se documenta
en nuestro continente. Genéticamente se presenta como una lengua aislada ya que no se ha podido demostrar el
parentesco con ninguna de las lenguas conocidas.
C. Características. Lengua ágrafa, de carácter oral, durante mucho tiempo. El primer documento íntegramente en
euskera es de 1545: colección de poemas titulada Linguae Vasconum Primitae, de Bernat Dechepare. Las
publicaciones periódicas aparecen en el siglo XIX con los almanaques. Consecuencia es la importante tradición lírica
de carácter oral, de las que son herederos los actuales bertsolaris, o improvisadores de poemas acompañados de
melodías.
Ha tenido gran desarrollo en los ambientes rurales, aunque su uso se extiende a las ciudades.
D. Dialectos. Son los siguientes: Vizcaíno, guipuzcoano, alto navarro meridional, alto navarro septentrional, labortano,
suletino, bajo navarro oriental y bajo navarro occidental. Para implantar en la actualidad la unificación lingüística se
ha creado el euskera batua, basado en el dialecto guipuzcoano de Beterri con modificaciones
E. Rasgos lingüísticos.
 Declinación casual
 tres demostrativos como en castellano
 no tiene distinción de género gramatical
 con tuteo y voseo
 el verbo se conjuga en voz pasiva y el sujeto es siempre paciente

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